Valentín García, percusión Mi papá tocaba saxofón y nos

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Valentín García, percusión
Mi papá tocaba saxofón y nos obligaba un poco a tocar en la banda del pueblo, así
comencé a tocar a los trece años. Después, vine al Conservatorio a estudiar contrabajo
durante seis años y llevaba las percusiones como complementarias, pero como tocaba en
la banda, me acabé dedicando a las percusiones. Hubo la oportunidad de hacer la
audición para la OFUNAM cuando todavía iba en cuarto año. Era la época de Mata y él
era muy exigente, así acabé dejando el contrabajo y tuve que tomar clases particulares,
porque desconocía la música sinfónica y el trabajo me demandaba mucho. Así estudié
tambor y timbales. Luego, entré al Politécnico tocando timbales. Con dos trabajos había
una gran exigencia, pero creo que la experiencia en este caso, me dio más que la
escuela. Como timbalista te vas formando años tras año y obra tras obra. Nunca pensé
en dedicarme a otra cosa. En esa época ser percusionista no era nada fácil ya que no
había maestros, pero la música es emocionante. No estudié teclados porque no había
quien enseñara. Ahora se estudian más los teclados y se olvidan un poco de la
percusión. El tambor siempre me gustó y los timbales son un reto por la afinación.
Tengo tres hijas a las que les inculqué la música y tenemos un grupo de puras
muchachas para tocar música popular para fiestas. Hoy en día ya no las acompaño
porque ya no coincidimos en horarios y ellas trabajan hasta la madrugada. Cuando
toqué La Consagración de la primavera, todos me decían que era muy difícil y
emocionante a la vez. La dirigió Jorge Velasco. Efectivamente, es una obra complicada,
pero a la siguiente vez que la haces, encuentras cosas nuevas. Bolero de Ravel, lo he
hecho unas cien veces, con muchos directores diferentes. Es una obra que te hace
resaltar y cada vez el nervio es diferente y te ayuda a tocar. Una vez, Velasco dijo, que
si tocas sin nervios, no dices nada. Ahora cuando me ponen al frente y veo a la gente es
interesante y emocionante. En un principio, invariablemente, me pone a temblar, pero
eso me alimenta.
Viajo mucho para llegar al trabajo y tengo poco tiempo libre. Visito Hidalgo o viajo con
el grupo de mis hijas. Me gusta el campo y me divierte arreglar mi jardín. La naturaleza
me gusta porque el stress es mucho en la ciudad y como viajo casi dos horas diarias en
el coche, me gusta acompañar al jardinero y revisar las plantas.
VALENTÍN GARCÍA ENCISO NACIÓ EN SANTA MARÍA AJOLOAPAN,
ESTADO DE MÉXICO. ESTUDIÓ EN EL CONSERVATORIO NACIONAL DE
MÚSICA. HA PERTENECIDO A LA BANDA DEPORTIVA DEL DDF Y LA
ORQUESTA SINFÓNICA DE LA DELEGACIÓN MAGDALENA CONTRERAS.
ACTUALMENTE TOCA EN LA ORQUESTA SINFÓNICA DEL INSTITUTO
POLITÉCNICO NACIONAL Y DESDE HACE TREINTA Y CINCO AÑOS ES
INTEGRANTE DE LA OFUNAM.
Rebeca Mata, autora de los textos
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