David Ball, contrafagot De niño me gustaba sentarme y jugar a que

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David Ball, contrafagot
De niño me gustaba sentarme y jugar a que tocaba en el piano de mi mamá. Ella había
tomado clases y me consiguió un maestro. Uno de mis tíos y mis primos tocaban y
hacían shows. Así que estuve rodeado de música. Canté en el coro de la iglesia y toqué
flauta de pico, de allí me vino la idea de tocar un instrumento de aliento. Después toqué
flauta transversa en la banda de la escuela. En esa época, repartía periódicos y con el
dinero que ganaba, compré varios instrumentos de aliento: una flauta, un sax y una
trompeta. Al graduarme de la prepa, aún no sabía que quería estudiar. Entré a medicina,
pero al mismo tiempo tomé unos cursos de música, después del primer semestre estaba
tan feliz con el coro y la composición que me di cuenta que la ciencia no era mi camino.
Durante la prepa tuve una banda donde toqué la guitarra y el bajo eléctrico. Una vez que
comencé a tocar el contrafagot, me dediqué a tocar en un grupo de música antigua con
instrumentos originales. Ya para el tercer año de la carrera, me fui a Viena en un
programa de intercambio. Fue algo increíble pues el ambiente era completamente
diferente al de mi país. Fui a la gran capital donde estaban los mejores artistas. Ir a la
ópera en Viena, ha sido de las situaciones más emocionantes de mi vida. Regresé a
Santa Bárbara y me gradué como flautista, pero me di cuenta que iba a ser más fácil
hacer una carrera como fagotista y comencé a tomar clases. En el 87 conocí al maestro
Jorge Velazco y me invitó a la audición para la OFUNAM.
En la época en que dirigió Zollman la OFUNAM, disfrutaba enormemente de la
sonoridad dentro de la orquesta. Además tenía a los contrabajos atrás. Meditaba mucho
en mis espacios de cuenta y la música se volvió algo muy espiritual. Recuerdo la Sexta
de Mahler, me entregaba tanto a la música que quedaba exhausto física y
emocionalmente.
Me gusta la natación y el tenis. Durante un tiempo escribí un diario y cuento corto.
Tengo la ilusión de escribir todavía. Me gusta la jardinería, decido cómo y en qué lugar
voy a poner las plantas, no soy amante de las plantas que dan flores porque necesitan de
mucho mantenimiento, me gustan más los helechos, las enredaderas y los bambúes. Le
dedico mucho tiempo a la fabricación de cañas y tengo un taller en la parte de atrás de
mi casa dónde también doy clases de fagot.
Trabajar en la música es un privilegio y me gusta estudiar al ser humano y a la
naturaleza humana, no tanto por la parte psicológica, sino tratando de entender a la
gente que me rodea.
DAVID BALL CONDIT NACIÓ EN CHICAGO, E.U. ESTUDIÓ EN LA
UNIVERSIDAD DE CALIFORNIA Y EN LA ACADEMIA DE MÚSICA DE VIENA.
HA PERTENECIDO A LA ORQUESTA DE LA ÓPERA Y A LA ORQUESTA
SINFÓNICA DE SANTA BÁRBARA. TAMBIÉN A LA ORQUESTA SINFÓNICA
DE MINERÍA. ACTUALMENTE FORMA PARTE DE LA ORQUESTA DEL
TEATRO DE BELLAS ARTES Y DESDE HACE VEINTE AÑOS ES INTEGRANTE
DE LA OFUNAM.
Rebeca Mata, autora de los textos
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