La impaciencia del corazón

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La impaciencia del Corazón
1
La impaciencia del corazón
Análisis praxeológico*
de la Gobernanza económica
de Europa y el Banco Central Europeo.
por Roberto Losada Maestre
Los Príncipes de Europa dejaron de sonreír,1 por un momento, para
declarar públicamente su angustia 2 frente al destino que aguarda a
nuestro continente. Aceptaron, así, el surgimiento de una Convención —la
segunda— que, inmediatamente, cargó sobre sus hombros con la tarea de
dotar a la Unión Europea de un texto constitucional. ¿Quién podría decir si
esta labor interesa más a su gloria o a su orgullo?. Sí cabe, sin embargo,
afirmar que los ojos de los europeos están puestos sobre ella.3
* La tradición praxeológica tiene un largo y honorable lugar en la historia del pensamiento económico desde
Nassau, Wicksteed o Strigl hasta la culminación en Ludwig von Mises y su obra La Acción Humana. Tratado de
Economía. La praxeología consiste, muy resumidamente, en lo siguiente:
a) Considerar que los axiomas y premisas fundamentales de la economía son absolutamente verdad.
b) Considerar que los teoremas y conclusiones deducidos, a través de las leyes de la lógica, a partir de esos
postulados, son, en consecuencia, absolutamente ciertos.
c) Considerar que, consiguientemente, no hay necesidad de “testar” empíricamente ni las premisas ni las
conclusiones.
d) Considerar que, aún siendo deseable, los teoremas deducidos no pueden ser comprobados de manera
empírica.
Para saber más recomiendo la lectura del artículo de Murray N. Rothbard, In defense of “Extreme Apriorism”,
Southern Economic Journal, January 1957, pp. 314-320.
______________________________
1
Bernard Henry-Levy, La barbarie con rostro humano, Monte Ávila Editores, Caracas,
1978, p. 10: «... Para explicar el nuevo totalitarismo de estos Príncipes sonrientes quienes,
de vez en cuando por añadidura, prometen la felicidad a los pueblos».
2
Entiéndase la angustia aquí en el sentido que le daba Heidegger: siendo la nada lo que
se revela en la angustia, uno no puede angustiarse por aquello o por lo otro, la angustia es
el medio por el que uno se encuentra a sí mismo, podríamos decir. Y la nada —siempre
según Heidegger— es «la posibilidad de lo que está disponible en general, es decir, el
mundo mismo». La declaración de Laeken con su interminable lista de preguntas es una
de las ilustraciones más precisas de este concepto.
3
L. A. de Saint-Just: «Tous les tyrans avaient les yeux sur nous, lorsque nous jugeâmes
La impaciencia del Corazón
2
Dividida en once grupos de trabajo, el propósito de cada uno de ellos
revela el contenido de la que podrá ser la Carta Magna de una nueva Unión
ampliada. La existencia de uno concreto, bajo la denominación de Grupo
de trabajo sobre la gobernanza económica, indica que triunfa, entre los
dirigentes de nuestros países, la opción constitucionalista para el
encauzamiento de la economía continental. Que los mercados son un
fenómeno espontáneo, cuya evolución no necesita ser dirigida, es algo que
los economistas del siglo XVIII ya habían puesto de manifiesto. Pero
escasas veces se ha prestado atención al marco legal que debía ser el
soporte de ese espontáneo evolucionar. La Unión Europea tiene como
principio orientador de su actuación y de sus políticas lograr un
crecimiento económico no inflacionario y luchar contra el desempleo.
¿Puede un texto constitucional garantizar que esto sea así? En definitiva,
¿puede una ley evitar la inflación y las crisis que ésta provoca? ¿El
resultado de la Convención Europea asegura y favorece el crecimiento de
Europa? Las prescripciones constitucionales podrán establecer límites a
las distorsiones económicas que los gobernantes, de hoy y del futuro,
pueden ocasionar a través de la intervención pública en el mercado, pero,
¿es esto suficiente?
Lamentablemente, en el aspecto económico, la Unión Europea está
erigida sobre profundas e importantes contradicciones. Los objetivos de
progreso económico y social, de desarrollo sostenible y de empleo sólo
un de leurs pareils; aujourd’hui que, par un destin plus doux, vous méditez la liberté du
monde, les peuples, qui sont les véritables grands de la terre, vont vous contempler à leur
tour.[...] Vous avez craint le jugement des hommes, quand vous fîtes périr un roi. Cette
cause n’intéressait que votre orgueil; celle que vous allez agiter est plus touchante; elle
intéresse votre gloire; la Constitution sera votre réponse et votre manifestation sur la
terre». Discurso pronunciado en la Convención el 24 de Abril de 1793.
La impaciencia del Corazón
3
pueden alcanzarse mediante la libre actuación del mercado, protegido de
las intervenciones del sector público que generan distorsiones irreparables
en el tejido económico, mala asignación de recursos, ineficiencia y, en
definitiva, crisis.4 Sin embargo, la Unión Europea habla de gobernanza, de
promover, de crear, fortalecer,5 erigiéndose en centro de planificación de
cuanta política económica deba llevarse en su territorio. La Unión Europea
ha elevado a principio rector de sus políticas la subsidiariedad, sin
embargo, priva a la sociedad de su legítima capacidad de fijar los precios,
encargando esta tarea a la máquina burocrática del Banco Central
Europeo. La Unión Europea lucha contra la limitación de la competencia
en un mercado libre, sin embargo, acepta el monopolio sobre el bien más
importante para el correcto funcionamiento de la economía: la moneda. La
Unión Europea habla de alcanzar un crecimiento no inflacionario, sin
embargo, se dota de los instrumentos más apropiados para generar
inflación: un sistema de Bancos Centrales basado en la reserva fraccionaria
y dinero fiduciario.
La Unión Europa está decidida a luchar contra el fraude, al tiempo que
ampara y privilegia la diaria violación de los principios universales del
derecho por parte de un sistema bancario que goza del privilegio legal de
hacerse con la propiedad ajena a través del sistema de reserva fraccionaria.
En tanto en cuanto ésta y no otra sea la situación, nada podrá evitar
4
Murray N. Rothbard, What has goverment done to our money?, Ludwig von Mises
Institute, Alabama, 1990, p. 43: «As always, government intervention to cure one
problem raises a host of new, unexpected problems».
5
A continuación señalo algunos ejemplos que ponen de manifiesto esa deriva
intervencionista:
Artículo 2 del T. U. E.: La Unión tendrá los siguientes objetivos: promover el progreso
económico y social, un alto nivel de empleo y conseguir un desarrollo equilibrado y
sostenible, principalmente mediante la creación de un espacio sin fronteras, el
fortalecimiento de la cohesión económica y social...
Artículo 3 del T. C. E.: La Comunidad tiene por misión a través del establecimiento de un
mercado común, de una Unión Económica y Monetaria y por la puesta en práctica de
políticas o acciones comunes (...) promover un desarrollo armonioso y equilibrado...
O puede verse todo el título VI bis del T. C. E., del que, por ejemplo, extracto el artículo
126: Los Estados miembros mediante sus políticas de empleo..., etc.
La impaciencia del Corazón
4
que la economía europea se ralentice. Peor aún, que la constante inflación
padecida por los europeos acabe por consumir el capital acumulado
durante siglos de actividad económica productiva.
El origen de estas contradicciones y de esta confusión de ideas
proviene de la incapacidad de comprender correctamente qué es el dinero
y, a consecuencia de ello, de aplicar teorías monetarias que no soportan el
más básico análisis lógico. La creencia en que el dinero fiduciario es
ineluctable consecuencia de la evolución económica de la sociedad, la
consideración de la inflación como conclusión lógica de las premisas
económicas de nuestro tiempo —una catástrofe que aparece como las
plagas o las enfermedades—, son errores que han de ser combatidos. La
inflación es una política, una política deliberada de quienes buscan en ella
un mal menor con el que el combatir el desempleo. Pero la realidad es que
no soluciona el paro, antes al contrario, origina más desempleo y mayor
pobreza.
Preguntarnos por cuánto tiempo podrá aguantar la Unión Europea
una inflación anual que, en el mejor de los casos, provoca una subida del
2% de los precios, recuerda a aquella conferencia en que Ludwig von Mises
afirmaba que los países ricos pueden aguantar más tiempo, pero, al final,
el proceso inflacionario acaba por reventar, dejando en ruinas toda una
estructura productiva que, en ese momento, se revela como no rentable.6
En las páginas que siguen pretendo analizar la validez de la respuesta
constitucional de la Convención a estas serias contradicciones europeas.
Para ello, en primer lugar, habré de analizar, brevemente, la inflación, las
crisis económicas, lo que sea el dinero y el funcionamiento de los bancos.
Veremos que la inflación es generada por la existencia de un sistema de
6
Ludwig von Mises, ECONOMIC POLICY. Thoughts for Today and Tomorrow, 2002,
The Ludwig von Mises Institute. FREE MARKET BOOKS, Irvington-on-Hudson, New
York, p. 58-77.
La impaciencia del Corazón
5
banca con reserva fraccionaria y bancos centrales en un mundo de dinero
fiduciario, que la inflación genera de manera ineluctable las periódicas
depresiones económicas que padecemos, que consume capital y que no
genera empleo. Tras ello podremos responder a la pregunta que nos
formulamos y enjuiciar así el trabajo de la Convención.
La Impaciencia del Corazón
Stefan Zweig fue uno de esos hombres que por causa de su filiación
religiosa sufrió la horrible persecución del nazismo. Su legado intelectual
se origina en esa sociedad predemocrática que fue el imperio AustroHúngaro antes de la Primera Guerra Mundial, germen de una colección de
creadores sin parangón, que recibiría su primera herida con las propuestas
democratizadoras wilsonianas que querían destruir el viejo imperio del
águila bicéfala. Después, la máquina homogeneizadora estatal de la
Alemania nazi acabaría de rematar el moribundo cuerpo de intelectuales.7
7
Al revés a lo que interesadamente se ha querido presentar como el resultado de la
existencia de una sociedad multiétnica y multicultural, la productividad intelectual de la
Viena de esos años se debe a la peculiar forma de gobierno de la monarquía de los
Habsburgo. La prueba de ello es el fracaso de ese experimento de sociedad multicultural
que quiso crear Wilson en Yugoslavia. Hans-Hermann Hoppe, en su reciente libro
Democracy, The God that Failed (Transaction Publishers, New Brunswick, 2002), hace
referencia a este detalle y, como prueba contundente de su veracidad, aporta un conjunto
de nombres que aparecieron bajo el reinado de la casa imperial: «The list includes
Ludwig Boltzmann, Franz Brentano, Rudolph Carnap, Edmund Husserl, Ernst Mach,
Alexius Meinong, Karl Popper, Moritz Schlick, and Ludwig Wittgenstein among
philosophers; Kurt Gödel, Hans Hahn, Karl Menger, and Richard von Mises among
mathematicians; Eugen von Böhm-Bawerk, Gottfried von Haberler, Friedrich A. von
Hayek, Carl Menger, Fritz Manchlup, Ludwig von Mises, Oskar Morgestern, Joseph
Schumpeter, and Friedrich von Wieser among economists; Rufolph von Jhering, Hans
Kelsen, Anton Menger, and Lorenz von Stein among lawyers and legal theorists; Alfred
Adler, Joseph Breuer, Karl Bühler, and Sigmun Freud among psycologists; Max Adler,
Otto Bauer, Egon Friedell, Heinrich Friedjung, Paul Lazarsfeld, Gustav Ratzenhofer, and
Alfred Schütz among historians and sociologists; Hermann Broch, Franz Grillparzer,
Hogo von Hofmannsthal, Karl Karus, Fritz Mauthner, Robert Musil, Arthur Schnitzler,
Georg Trakl, Otto Weininger, and Stefan Zweig among writers and literary critics; Gustav
La impaciencia del Corazón
6
Este hombre eminente en cuanto emprendía —biografías, novelas, dramas,
etc.— acabaría quitándose la vida al estallar la Segunda Guerra Mundial.
Yo me serviré de un fragmento de su libro Impaciencia del Corazón
para tratar de explicar, con brevedad, la relación entre la inflación y las
crisis económicas. El texto es el siguiente:
«Sólo al principio la compasión —igual que la morfina—
resulta beneficiosa para el enfermo, un remedio, un recurso, pero
cuando no se sabe dosificarla y suprimirla a tiempo, se convierte
en un veneno mortal. Las primeras inyecciones causan un bien,
calman, apaciguan el dolor, pero por fatalidad, el organismo,
tanto el cuerpo como el alma, están dotados de una fuerza de
Klimt, Oskar Kokoschka, Adolf Loos, and Egon Schiele among artists and architects; and
Alban Berg, Johannes Brahms, Anton Bruckner, Franz Lehar, Gustav Mahler, Arnold
Schönberg, Johann Strauss, Anton von Webern, and Hugo Wolf among composers».
No puede ser coincidencia la existencia de esta ebullición creativa. Aunque no es el
asunto que aquí me ocupa, quede este ejemplo como advertencia para aquellos europeos
que «seem to have accepted the project of a “European democracy” without analyzing its
implications. They not only underestimate historical and extraordinary differences
among European societies, they also ignore the benefits of competition between
independent political structures and seem totally unaware of the distributive
consequences of a massive democracy». Carlo Lottieri, European Unification as New
Frontier of Colectivism: The Case for Competitive Federalism and Polycentric Law,
Journal of Libertarian Studies, 2002, Vol. 16, No. 1, p. 23-43.
La impaciencia del Corazón
7
adaptación tremenda. Así como los nervios exigen cada vez más
morfina, así el sentimiento exige cada vez más compasión, y al
final reclama más de lo que es posible dar. Y llega
indefectiblemente el momento, acá y allá, en que hay que decir
que “no” y en que no se debe fijar uno en si el enfermo lo odia por
esa última negativa, como si jamás se le hubiera ayudado, y tal
vez más aún... [H]ay que poner freno a la compasión, de lo
contrario causa más daño que toda la indiferencia —eso lo
sabemos los médicos, y lo saben los jueces, los alguaciles y los
prestamistas—; si todos ellos dieran rienda suelta a su
compasión, se paralizaría en mundo».
Aunque, desde luego, la intención de Zweig no estaba directamente
relacionada con las crisis económicas, basta con sustituir compasión por
inflación y organismo por economía y resulta una bella descripción del
efecto que el aumento de la cantidad de dinero en circulación tiene para
curar las crisis económicas.
Pero en el caso de que nos habla Zweig estamos ante un enfermo,
¿cómo ha perdido la salud? En otras palabras, ¿cómo se producen la crisis
económicas? Contrariamente a lo que décadas de interesada defensa de las
teorías keynesianas 8 por parte de las autoridades públicas nos han hecho
creer, las crisis económicas no se producen por falta de consumo, sino por
mala inversión de los recursos. El consumo no es el motor del crecimiento,
sí lo es el ahorro.
Toda actividad humana, todo el humano actuar, puede resumirse
diciendo que consiste en elegir, en optar entre varias posibilidades que se
nos ofrecen. Esa elección implica, necesariamente, un juicio de valor
8
La teoría keynesiana representa una aberración en la historia de las ideas económicas
que ignora el carácter racional y voluntario de la acción humana y se refiere tan sólo a
términos de tipo colectivo y variable macroeconómicas sin ninguna conexión con la
realidad. Su éxito le viene de su confusión que permite interpretarla en el sentido que
cada cual considera apropiado y, especialmente, permite a los políticos erigirse en
ingenieros de la sociedad con capacidad para regir la actividad económica.
La impaciencia del Corazón
8
basado en la satisfacción que cada elección puede proporcionar. Así, todo
hombre puede juzgar la importancia que para él tiene cada uno de los
bienes. Esto es tarea sencilla en un sistema económico simple, con escasa
complejidad en las interrelaciones existentes entre los distintos bienes:
para un granjero en régimen de autosuficiencia sería sencillo elegir entre
dedicar una determinada extensión de terreno al cultivo o dedicarla a la
caza . Sin embargo, sería mucho más complicado decidir que cantidad de
un curso de agua debe dedicarse a la producción de electricidad o a la
ampliación de una mina.9
En una economía compleja se necesita, pues, una unidad para el
cálculo económico. Esa unidad es el dinero. Es en dinero como se expresan
los precios, es decir el valor objetivo de intercambio entre las mercancías.
El cálculo económico es pues un cálculo monetario. Así es sencillo optar
entre, por ejemplo, ir al cine o a cenar a través de los precios de ambas
cosas; en función de la satisfacción que esperamos obtener de cada una de
las dos posibilidades, podemos compararlas a través del precio de ambas,
expresado en unidades monetarias.
Un empresario llevará a cabo un razonamiento similar —si bien algo
más complejo— para decidir si le resultará rentable o no abrir un
restaurante en una determinada localidad. Podrá calcular así los costos del
alquiler del local, la compra del material necesario, la contratación de los
servicios de luz y agua, la contratación de personal, etc. Podrá comparar
esos gastos con los beneficios esperados. De este modo, y sólo de este
modo, podrá tomar una decisión respecto a su proyecto de inversión. Si el
empresario ha realizado bien sus cálculos y fue hábil al prever la
orientación del consumo en el futuro, su negocio será un éxito. 10 Cabe,
9
«It would not be difficult for a farmer in economic isolation to come by a distinction
between the expansion of pasture-farming and the development of activity in the hunting
field [...] But it is quite a different matter when the choice lies between the utilization of a
water-course for the manufacture of electricity or the extension of a coal mine». Ludwig
von Mises, Economic calculation in the socialist Commonwealth, Ludwig von Mises
Institute, Auburn, Alabama, 1990, p. 9.
10
El beneficio es lo que queda del valor producido en una empresa después de haber
satisfecho todas sus obligaciones. Es decir. el beneficio es una remuneración residual y,
La impaciencia del Corazón
9
desde luego, la posibilidad del fracaso, de la quiebra y la pérdida de la
inversión, por muchos motivos: bien porque no se adecua al gusto de los
consumidores de la zona, bien porque existe una competencia que le
supera en calidad o precios bien, sencillamente, porque el lugar resulta ser
poco transitado, etc. Podemos decir, entonces, que ese empresario ha
sufrido una crisis económica, él y sus empleados se ven sin trabajo y sin
dinero. Pues bien, las depresiones cíclicas que padecemos no son sino la
multiplicación de este error. La crisis está provocada por masivos errores
empresariales. De pronto, inversiones que en su momento parecían
rentables, se revelan como todo lo contrario, ruinosos proyectos que sólo
consumen capital. ¿Cómo es posible que se produzcan estos errores
masivos? O, por seguir con el símil de Zweig, ¿cómo llega la economía a
estar enferma? ¿Acaso es posible que cientos de empresarios se revelen
como auténticos incompetentes? Desde luego, podemos rechazar una
explicación similar que, difícilmente, tiene cabida en un mundo racional
donde las probabilidades de que todo el mundo se equivoque de manera
espontánea son muy remotas. ¿Qué es entonces lo que lleva a esos
empresarios a cometer errores que de otro modo no habrían cometido? La
respuesta es sencilla: la inflación.
La inflación no es, como últimamente parece que se pretende hacer
creer, un incremento de los precios. La inflación es un aumento en la
cantidad de dinero; la subida de los precios no es sino el resultado
necesario de ese previo incremento en la cantidad de dinero dentro de la
estructura económica de una sociedad. ¿Cómo provoca la inflación esos
errores masivos que he mencionado?
Primero es preciso aclarar que el aumento de dinero sólo surte efecto
si se introduce la nueva cantidad por un sector de la estructura productiva.
Del mismo modo que si todas las cosas del universo aumentaran
simultáneamente su tamaño, por ejemplo, un par de centímetros no
por tanto, arriesgada.
La impaciencia del Corazón
10
notaríamos ninguna diferencia, ni se habría provocado ningún efecto, la
inflación —que recordemos se trata de una política deliberada— no surtiría
efecto si, repentinamente, todos amaneciésemos con, por ejemplo, 500 €
más en el bolsillo.11 Nada habría cambiado en este caso.
Por el contrario, la inyección de dinero —la inflación— llega primero a
unas manos que a otras, el efecto puede denominarse con el término inglés
ripple, igual que las ondas provocadas en un estanque por la caída de una
piedra. Los primeros en recibir ese dinero, esa primera dosis de morfina si
seguimos el texto de Zweig, son los más beneficiados: pueden aumentar su
nivel de consumo puesto que ven aumentadas sus rentas. Aquellos que
venden a estos primeros beneficiados también ven aumentada su renta
significativamente y aumentan su consumo. Por supuesto estos
incrementos de la demanda de bienes significan un aumento de los precios
—el efecto más visible de la inflación, como ya señalé—. Aquellos a quienes
aún no ha llegado el dinero se ven, entonces, perjudicados, puesto que
tienen que pagar precios más elevados sin que sus rentas hayan
aumentado, debido a que, igual que las ondas del estanque, el dinero tarda
en recorrer toda la estructura productiva. Es más, habrá siempre quienes
nunca resulten beneficiados, puesto que a sus manos nunca llegará el
nuevo dinero pero sí se verán obligados a pagar los precios corregidos al
alza. Una vez que las olas del estanque han desaparecido, una vez que el
nuevo dinero se ha distribuido, el efecto de la inflación se diluye,
desaparece dejando como única huella de su paso una nueva estructura de
precios al alza, menor poder adquisitivo de la moneda.
Uno de los motivos por los que no suele entenderse esto con claridad
es porque se ignora que el dinero es una mercancía, y como tal, está
sometida también a las leyes de la oferta y la demanda. Acostumbrados a
11
Éste es el modelo del Ángel Gabriel de Murray N. Rothbard (The Mistery of Banking,
Richardson & Snyder, 1983, p. 34: «The Angel Gabriel is a benevolent spirit who wishes
only the best for mankind, but unfortunately knows nothing about economics. He hears
mankind constantly complaining about a lack of money, so he decides to intervene and do
something about it. And so overnight, while all of us are sleeping, the Angel Gabriel
descends and magically doubles everyone’s stock of money. In the morning, when we all
wake [p. 46] up, we find that the amount of money we had in our wallets, purses, safes,
and bank accounts has doubled».
La impaciencia del Corazón
11
vivir en un régimen de dinero fiduciario, creemos que nuestro dinero es
una emanación administrativa, cuyo valor se decide en oscuros y
recónditos despachos donde sesudos personajes analizan listas de
complejos indicadores económicos. Incluso afamados economistas
cometen el error de considerar el dinero como una mera convención: algo
que puede imponerse por ley. El absurdo de esta teoría recuerda a la del
contrato social.12 Asumir que ciertas mercancías, en particular los metales
preciosos, se erigieron en medios de intercambio por ley o convención es,
no sólo desconocer la evolución histórica de los hechos, sino desconocer la
realidad económica de los distintos grados de comerciabilidad
(Absatzfahigkeit) 13 de los bienes.
El dinero fue un salto adelante en la historia de la civilización y del
progreso económico del hombre.14 Sin el dinero —medio indirecto de
intercambio— el avance de la civilización habría sido imposible. Sorprende
que aún hoy haya quien achaque al dinero ser la causa de todas nuestras
desgracias, abogando por el regreso a una economía de trueque.15 Pero
éste último no habría permitido la construcción de ferrocarriles, el
levantamiento de hospitales, la fabricación de ordenadores; nadie puede
12
No es necesario extenderse mucho aquí sobre la objeción principal que a esta peregrina
idea cabe oponer. De haberse adoptado el dinero por convención o por ley, semejante
acontecimiento debiera haber dejado una huella imborrable en la memoria histórica. Que
un acontecimiento de carácter tan general —puesto que, igual que le prohibición del
incesto, se da en todas las sociedades— y de tal trascendencia —sin él no existiría división
del trabajo posible y toda nuestra civilización no habría podido surgir, no haya dejado el
más mínimo rastro, ni en forma de monumento, ni de documento, ni de leyenda,
demuestra lo errado de tales afirmaciones
13
Absatzfahigkeit es el término alemán empleado por Carl Menger.
14
«Money was a leap forward in the history of civilization and in man’s economic
progress». Murray Newton Rothbard, The Mystery of Banking, Richardson &
Snyder, 1983, p.: 9.
15
Por ejemplo, algunos defensores de la banca libre, que creen que el verdadero laissezfaire sólo es posible sin dinero, como Fischer Black, Eugen F. Fama, Robert E. Hall o
Robert L. Greenfield y Leland B. Yeager. Otros creen que la banca libre acabaría por
imponer esta situación, por ejemplo Neil Wallace o Thomas Sargent. No voy a discutir
estas teorías porque es de sobra evidente que sin un medio de intercambio indirecto no
tendríamos el actual grado de civilización del que disfrutamos, toda vez que la división
del trabajo hubiera resultado imposible.
La impaciencia del Corazón
12
hacer un cálculo económico de pérdidas y beneficios sobre las naranjas,
gallinas, corderos, ladrillos y metros de tela que puede recibir a cambio de
construir un kilómetro de ferrocarril. En una sociedad basada sólo en el
intercambio no se habría superado el nivel de producción necesario para la
propia subsistencia, los amantes de la música tendrían que haberse
conformado con el esporádico cantar de los pájaros, los amantes de la
pintura con la contemplación ociosa de un lejano amanecer, y, en fin, toda
la humanidad con llegar a duras penas a la treintena.16
Pero el dinero debe surgir como una mercancía. Un objeto no puede
ser usado como dinero a menos que ya posea un valor objetivo de
intercambio basado en algún otro uso. El objeto debe tener previamente
un precio para que sea aceptado como dinero.17 A pesar de lo evidente que
resulta esto, muchos economistas no lo tienen en cuenta, o lo desconocen,
y es grande la confusión surgida a este respecto. Samuelson y Nordhaus en
su famoso manual de economía, por ejemplo, ignoran por completo este
hecho. Así, afirman, que «El dinero es una convención social artificial. Si
por cualquier razón, comienza a utilizarse una sustancia como dinero, el
público empezará a valorarla. Una persona que no fume valorará los
cigarrillos si éstos constituyen el dinero en un campo de concentración»
(El énfasis es mío).18 Desde luego tienen razón al afirmar que se valora el
dinero por su capacidad de intercambio, —por su poder adquisitivo—, pero
es absolutamente falso —un error intelectual de primer orden— pensar que
cualquier cosa puede convertirse en dinero a voluntad. Precisamente
porque el beneficio que ofrece el dinero es su capacidad de compra, es
16
Frank Shostak, The Mystery of the Money Supply, Mises Daily (www.mises.org), 1 de
marzo de 2000: «Money emerged because without a general medium of exchange trading
and specialization were limited. To enjoy the benefits of more exchange and an extension
of the division of labor, some traders trascended the barter market by using a medium of
exchange. Money, the general medium of exchange, developped into the most
marketeable commodity.»
17
Frank Shostak, The Electronic Money Myth, Mises Daily (www.mises.org), 23 de
Junio de 2000. «Money must emerge as a commodity. An object cannot be used as
money unless it already possesses an objective exchange value based on some other use.
The object must have a pre-existing price for it to be accepted as money»
18
Paul Samuelson y William D. Nordhaus, Economía, McGraw-Hill, Madrid, 1990, p.:
262.
La impaciencia del Corazón
13
decir, su precio en término de bienes y servicios que pueden adquirirse con
él, es absolutamente indispensable que tenga un precio previo, que sólo
puede surgir si tenía algún valor en la economía de intercambio.
Samuelson y Nordhaus harían bien en preguntarse por qué fueron los
cigarrillos el dinero de los campos de prisioneros (o de concentración)
durante la guerra, en lugar de, pongo por caso, los botones de los
uniformes. Si verdaderamente el dinero fuese una convención social, nada
habría resultado más fácil para el oficial de más rango de entre los presos
que haber establecido como nuevo dinero esos botones. Hasta ahí nada
hubiera resultado difícil. Lo que verdaderamente le resultaría imposible
sería fijar el poder adquisitivo de cada botón: puesto que nadie los
valoraría en nada, ese poder tendría que ser arbitrario. El resultado de
todo ello sería un mercado negro en el que se pagaría con cigarrillos, que sí
tienen en un valor en la economía de intercambio.19 Ahora bien, esto era
así porque una mayoría de prisioneros era fumadora; de haber resultado
que nadie fumaba, no se podría haber establecido el tabaco como dinero —
tal vez hubiéranse empleado las chocolatinas repartidas por la Cruz Roja—,
lo que es prueba evidente de lo que vengo diciendo.
De entre todos aquellos bienes que pueden emplearse como dinero
habrá uno que acabe por imponerse a todos demás; tras haber ido
desplazando uno a uno a sus competidores, éste, forzosamente habrá de
ser la mercancía más comerciable. De modo que no es por azar que el oro
fue escogido universalmente para ese papel.
La primera dificultad que se encuentra quien vive sumergido en una
economía de trueque es la denominada “doble coincidencia”. Es fácil
imaginar el escaso número de veces en que la mercancía poseída por
19
Efectivamente, entonces, hasta los no fumadores apreciarían el tabaco, pero NO
porque ellos comiencen a fumar, sino porque serían capaces de reconocer el valor que
tiene cada cigarrillo para los fumadores. Lo mismo ocurrió con el oro: no todo el mundo
apreciaba el oro para utilizarlo como adorno o lujo, sin embargo, dado que una gran
mayoría de gente lo deseaba con esa finalidad, todo el mundo era consciente del valor que
tenía en la economía de intercambio. Así, cualquiera puede apreciar los cigarrillos o el oro
porque sabe el valor que tienen para aquellos que, a cambio, van a proporcionar otro tipo
de bienes: comida, ropa, etc.
La impaciencia del Corazón
14
alguien tiene un valor de uso menor que la poseída por otro, y que para
este último la relación sea la inversa. Por ejemplo, si quien tiene zapatos de
sobra desea una chaqueta, necesita encontrar a alguien que esté
exactamente en la situación contraria, es decir, que tenga una chaqueta y
esté dispuesto a intercambiarla por zapatos.20 Incluso en el relativamente
simple y frecuente caso en que una unidad económica, A, desee la
mercancía poseída por B, y B desee la poseída por C, mientras que C quiera
la que está en posesión de A, incluso aquí, bajo la regla del simple trueque,
el intercambio de los bienes en cuestión no podría llevarse a cabo.21
La necesidad de adquirir bienes en el mercado sin experimentar
pérdidas llevó a los hombres a advertir fácilmente los diversos grados de
comerciabilidad de los bienes. Es un error pensar que en un mercado dado
todas las mercancías permanecen ligadas unas a otras por una definitiva
relación de intercambio. De haber sido así, el dinero no habría parecido
necesario, puesto que no habría dificultad en que cualquier mercancía
fuese cambiada por otra en cualquier momento, en la proporción
previamente establecida. Sin embargo, siempre han existido bienes más
fáciles de colocar en el mercado que otros. Existen mercancías que pueden
intercambiarse en el mercado sea cuando sea. Imaginen la diferencia entre
acudir a cambiar trigo o documentos en sánscrito. Es evidente que
mientras el trigo podría colocarse en cualquier momento en cualquier
mercado a precios económicos, es decir, con beneficio, los documentos en
sánscrito no podrían ser intercambiados más que en circunstancias
especiales y en momentos oportunos a precios económicos. Si el
propietario de los mismos se viese forzado a deshacerse de ellos
20
No debe perderse de vista que el intercambio comercial sólo es posible si existe una
diferencia de valoraciones entre quien compra y quien vende. Es un error pensar, al
observar el intercambio realizado, que los objetos intercambiados tienen el mismo valor.
Entiéndase: si alguien compra una televisión por 600€ es porque valora en más la
televisión que el dinero, aquella le proporciona una satisfacción que el dinero no podía
proporcionarle. Lo contrario ocurre con el vendedor de la televisión.
21
Carl Menger, On the Origins of money, Economic Journal, volume 2, 1892, p. 239-255.
«Even in the relatively simple and so often recurring case, where an economic unit, A,
requires a commodity possessed by B, and B requieres one possessed by C, while C wants
one that is owned by A, even here, under a rule of mere barter, the exchange of the goods
in question would as a rule be of necessity left undone».
La impaciencia del Corazón
15
inmediatamente es probable que no encontrase compradores dispuestos a
ofrecer esos precios.22 Las dificultades planteadas, así, por la doble
coincidencia y el diferente grado de comerciabilidad de los bienes dieron
origen al dinero. Resulta sencillo darse cuenta de cuáles son los bienes que
pueden colocarse en cualquier mercado y en cualquier lugar a precios
económicos. Quien poseyese estos bienes en mayor cantidad podría
adquirir fácilmente cuanto desease en el momento que lo desease pues
tendría garantizado un mercado para su propiedad.
Pero no todos los bienes, a pesar de ser fácilmente colocables a precios
económicos, tienen capacidad para convertirse en dinero. Además se
necesitaba que fuesen fácilmente divisibles, de manera que pequeñas
porciones de otros bienes pudiesen ser compradas.23 Tenían que ser
fácilmente transportables, para permitir acudir con ellos al mercado sin un
gran gasto, ya que eso disminuiría proporcionalmente su poder
adquisitivo. Debían de durar en el tiempo para mantener su valor
inalterado, en caso contrario perderían su poder de cambio, —poder
adquisitivo—, con el paso de los días y tendrían que ser forzosamente
intercambiados con la mayor brevedad, volviendo al problema de los
precios no competitivos que se presentan en toda venta o intercambio
forzoso. La necesidad de librarse de bienes que valen cada vez menos
obliga a cambiarlos por cualquier cosa lo más rápidamente posible.24
Finalmente no habían de ser muy abundantes, para que cada una de las
porciones tenga un valor significativo.25
22
Todo el que haya asistido o conozca el funcionamiento de una subasta comprenderá
perfectamente lo que quiero decir.
23
Murray Newton Rothbard, The Mystery of Banking, Richardson & Snyder, 1983, p.
10. «For this they need a commodity which technologically does not lose its quotal value
when divided into small pieces. For that reason a house or a tractor, being highly
indivisible, is not likely to be chosen as money, whereas butter, for example, is highly
divisible and at least scores heavily as a money for this particular quality.»
24
No debe olvidarse que uno de los motivos de la pérdida de valor del dinero es la
inflación.
25
Condillac, Le Commerce et le gouvernement, París, 1795. «On voit donc, qu’il est assez
indifférent qu’il y ait beaucoup d’argent, et qu’il serait même avantageux qu’il y en eut
moins. En effet, le commerce se ferait plus commodement. Quel embarras ne serait-ce
pas si l’argent était aussi commun comme le fer?»
La impaciencia del Corazón
16
El oro y la plata cumplían a la perfección estos requisitos.26 Tenían un
valor de uso en la economía de intercambio, pues se empleaban en
decoración y joyería y por ello eran apreciados; podían dividirse con
facilidad en pequeñas porciones; eran fácilmente transportables; muy
perdurables y, dada su escasez, su elevado valor se mantenía constante.
Poco a poco comenzaría a extenderse su empleo como bien de intercambio
indirecto, hasta que, finalmente, fueron apreciados más por ello que por su
utilidad primigenia.27 Y, por razones evidentes, una vez que una mercancía
comienza a utilizarse como medio de intercambio, cuando los actores
económicos se dan cuenta de ello, más se incrementa el uso de la misma.
Pero mientras que el aumento en la cantidad de cualquier mercancía
siempre resulta beneficioso, no ocurre así con el dinero en cuanto dinero.
Así, un incremento en el número de zapatos es beneficioso, es un síntoma
de enriquecimiento, igual que un mayor número de vehículos, casas, etc.
Sin embargo, el incremento en la cantidad de dinero no reporta ningún
beneficio, antes al contrario. El aumento en la cantidad de dinero hace que
cada una de las unidades monetarias pierda valor, es decir, pierda poder
26
«There is nothing intrinsic about gold that makes it money. It has certain properties
that lend itself to monetary use, like portability, divisibility, scarcity, durability, and
uniformity. But these are just descriptors of certain qualities of the metal, not
explanations as to why it became money. Gold became money for only one reason:
because that's what the markets chose». Llewellyn H. Rockwell, Jr. , WHY GOLD?, en
www.Lewrockwell.com
27
Apréciese cómo el conocimiento de la realidad del dinero permite dar una explicación
mucho más sensata y razonable al fenómeno de los cigarrillos empleado de forma
torticera por Samuelson y Nordhaus: «A fascinating example of an unexpected
development of a money commodity in modem times occurred in German POW camps
during World War II. In these camps, supply of various goods was fixed by external
conditions: CARE packages, rations, etc. But after receiving the rations, the prisoners
began [p. 8] exchanging what they didn’t want for what they particularly needed, until
soon there was an elaborate price system for every product, each in terms of what had
evolved as the money commodity: cigarettes. Prices in terms of cigarettes fluctuated in
accordance with changing supply and demand. Cigarettes were clearly the most
“moneylike” products available in the camps. They were in high demand for their own
sake, they were divisible, portable, and in high value per unit weight. They were not very
durable, since they crumpled easily, but they could make do in the few years of the camps’
existence». Murray Newton Rothbard, The Mystery of Banking, Richardson & Snyder,
1983, p. 10.
La impaciencia del Corazón
17
adquisitivo. No resultamos ser más ricos por pasar de tener 6000 € a
12000 € si resulta que cada uno de los euros de la segunda cantidad vale la
mitad de lo que valen los primeros.28 La riqueza, por decirlo así, no
depende de la cantidad de moneda que poseemos sino del valor
adquisitivo de cada una de ellas. A pesar de lo evidente de este
razonamiento, a lo largo de la historia el clamor que más se ha escuchado
ha sido una constante queja por la falta de dinero. Sorprende que incluso
pensadores tan agudos como Lysander Spooner 29 caigan en el error de
creer que una mayor producción requiere una mayor cantidad de dinero
para que pueda ser adquirida, no comprende que la cantidad de dinero es
indiferente, pero su variación genera distorsiones de terribles
consecuencias en el nivel relativo de precios.
Si se comprende que, del mismo modo que el estado no tiene poder
propio sino que sólo posee el que la da la sociedad más aquel que confisca
de tiempo en tiempo con cualquier pretexto, tampoco tiene dinero,30 se
28
Murray N. Rothbard, Taking Money Back, The Freeman, Septiembre-Octubre, 1995: «But once
a commodity is established as a money on the market, no more money at all is needed. Since the
only use of money is for exchange and reckoning, more dollars or pounds or marks in circulation
cannot confer a social benefit: they will simply dilute the exchange value of every existing dollar
or pounds or mark. So it is a great boon that gold or silver are scarce and are costly to increase
in supply».
29
The Law of Prices: a demostration of the necessity for an indefinite increase of money ,
A. Williams and Company, Boston, 1877. Aunque no tengo espacio para analizar
detalladamente este delicioso pero equivocado opúsculo no me gustaría dejar de señalar
que Spooner comete el error de considerar que el dinero puede establecerse por mera
convención, de ahí que su posterior argumentación de la necesidad de un incremento
constante de la cantidad de dinero resulte completamente viciada, además, claro está de
no tener en cuenta que con cualquier cantidad de dinero puede comprarse la producción
completa de una economía ya que variaría el poder adquisitivo del dinero, así si una
estructura económica determinada en un momento dado produce un total de 100 bienes
que se venden a 100 €, pasase a convertirse en una estructura más capital intensiva
produciendo 200 bienes en una fase posterior, estos podrían venderse en su totalidad por
los mismos 100 € que antes que habrían duplicado su poder adquisitivo, en definitiva esa
sociedad sería más rica. En cualquier caso, recomiendo la lectura de esta obrita para
aquellos que crean que las ideas de Milton Friedman son novedosas, además de
acertadas.
30
He invertido aquí el famoso razonamiento de Albert Jay Nock en Our Enemy, the State:
«It is unfortunately none too well understood that, just as the State has no money of its
La impaciencia del Corazón
18
entenderán las motivaciones que han llevado siempre a los gobiernos a
adoptar políticas inflacionistas: la necesidad de dinero. Y el Estado tiene
dos formas de obtener ese dinero, o bien, a través de la política impositiva,
a través de los impuestos, o bien, imprimiéndolo. La primera de las
opciones sólo puede ser empleada hasta cierto punto porque siempre
encontrará la resistencia de los ciudadanos. De modo que se aplicará con
más frecuencia la segunda. Sin embargo, hay una diferencia fundamental
entre las dos: mientras que a través de la política impositiva, la
recaudación de impuestos, no se provoca ninguna revolución en los
precios porque el dinero que se gasta el Estado no se lo puede gastar el
ciudadano, la inflación provoca que, de repente haya quienes tienen
mucho más dinero mientras que otros tienen la misma cantidad que antes,
de modo que aquellos que han recibido los nuevos billetes compiten con
aquellos que tardarán más en recibirlos, o no los recibirán nunca, en la
compra de bienes.31 Puesto que no ha habido un incremento de la
producción, nos encontramos con una mayor demanda de la misma
cantidad de bienes; en consecuencia, el precio de éstos subirá. Pero, aún
más importante es que esa subida de precios se produce paso a paso, no de
manera general, como ya señalé al hablar del efecto ripple, no existe un
movimiento general de subida de lo que ha sido llamado “nivel de precios”.
La expresión metafórica nivel de precios no debe ser usada nunca.32 Por
supuesto que aquellos que se primero se benefician 33 de la inyección de
own, so it has no power of its own. All the power it has is what society gives it, plus what it
confiscates from time to time on one pretext or another; there is no other source from
which State power can be drawn».
31
«The main beneficiaries are those who receive access to artificially inflated money
and/or credit before the inflationary effects of the policy impact the entire economy».
Ron Paul, Abolish the FED, en www.Lewrockwell.com
32
Ludwig von Mises, ECONOMIC POLICY. Thoughtsfor Today and Tomorrow, 2002, The
Ludwig von Mises Institute. FREE MARKET BOOKS, Irvington-on-Hudson, New York, p.
58-77: «And more importantly, this tendency for prices to go up will develop step by step;
it is not a general upward movement of what has been called the “price level.” The
metaphorical expression “price level” must never be used».
33
Estos primeros beneficiarios suelen ser siempre los mismos, dependiendo de la forma
elegida para poner ese dinero en circulación: si es a través del gasto público se
beneficiarán aquellas empresas que tengan contratos con el Estado, si es a través de la
bajada de tipos de interés, es decir, utilizando el circuito bancario, los beneficiados serán
aquellos que tienen créditos a expensas de aquellos que no los tienen, etc. En definitiva,
La impaciencia del Corazón
19
nuevo dinero, al resultar favorecidos a expensas de los demás no
apreciarán ningún aspecto negativo en este tipo de política.34 Cuando una
nueva cantidad de dinero es, inopinadamente, introducida en la economía
por el banco central, aquellos que tienen un temprano acceso al mismo
tienen una importante ventaja competitiva. Pueden comprar a precios de
ayer, es decir, precios que aún no reflejan la nueva situación. De modo que
los nuevos usuarios de ese dinero fiduciario pueden comprar una parte
desproporcionada de los bienes económicos existentes, pero no porque
hayan incrementado su productividad, sino porque están en posesión de
nuevo dinero. ¡Afortunado quien lo recibe! ¿Cómo conseguirlo? No es
muy difícil, basta con estar endeudado. Quien tiene préstamos bancarios
verá reducidos finalmente los tipos de interés, éstos, junto con quienes
reciben directamente el dinero del gasto público son los verdaderos
ganadores de la inflación.
De ahí que, además, se genere lo que se ha llamado moral hazard. Los
bancos centrales han creado la sensación de que pueden mantener
funcionando el sistema económico a través de intervenciones temporales,
añadiendo crédito. Han creado el dinero fiduciario necesario para sostener
el crecimiento de sus economías nacionales, y así, como dice Gary North,
senior managers think, "If central bankers can reduce corporate risk by
intervening with more money, then why not bet the farm on complex
credit-debt arrangements that can make higher-than-market rates of
return?" This is what the central bankers call moral hazard: a widespread
perception of reduced risk on the down side, and the pressure of an ever-
quien más se beneficia es quien mayor deuda tiene acumulada, lo cual es lógico si se
piensa que se produce un descenso en el poder adquisitivo del dinero, se saldan las
deudas, cuyo valor nominal no se ha modificado, pero que tienen un menor valor real.
Debiera quedar claro, de una vez por todas, que la política inflacionista promociona la
mala inversión y la irresponsabilidad empresarial.
34
Ludwig von Mises, op. cit., ponía el ejemplo de la inflación que afectó a los Estados
Unidos después de la Segunda Guerra Mundial. Los más favorecidos fueron los
fabricantes de armas y los trabajadores de las fábricas de munición, que recibieron el
dinero los primeros. Los más perjudicados, aquellos a los que nunca llegó el dinero
fueron los profesores y los reverendos.
La impaciencia del Corazón
20
increasing supply of money and rising prices on the other, driving the
entire investment world into debt, playing the leverage game.[...]The world
of leverage is made profitable by credit money. The central banks have
created this brave new world. He who invests against it must suffer lower
returns. But the end of pyramiding comes when the level of pyramiding
expends beyond the ability of the debtors to assess risk. This is what
brought down Enron. The company could not maintain its fast growth
without pyramiding, but pyramiding brought it down completely. 35
Por si esto fuera poco, la inflación es, en último término, un impuesto,
el impuesto más sutil de cuantos existen, puesto que no es aprobado por
ningún parlamento y no suele ser percibido como tal por la ciudadanía.
Todos están de acuerdo en que el potencial expropiatorio de la riqueza que
posibilita hoy el dinero fiduciario de curso legal en manos de un
monopolio estatal no tiene precedentes.36
Los beneficios que se obtienen de la inflación son como los que extrae
el enfermo de la inyección de morfina, las primeras inyecciones causan
bien, apaciguan el dolor. Pero, estamos aquí ante un juicio defectuoso y
una valoración incorrecta de lo que ocurre en realidad. El error está en no
apreciar más que los efectos inmediatos de esa acción y olvidar los efectos
sucesivos que la misma va a generar. La diferencia entre ambos es enorme
car il arrive presque toujours que, lorsque la conséquence immédiate est
favorable, les conséquences ultérieures sont funestes, et vice versa.37 Los
35
Gary North, Fiat Money and the Immoral Hazard, en www.Lewrockwell.com
José Antonio de Aguirre, La Moneda Única Europea, Unión Editorial, Madrid, 1990, p.
80.
37
Frederique Bastiat, Ce qu’on voit et ce qu’on ne voit pas, 1850, París. Merece la pena
trasladar aquí la cita completa de este autor: «Dans la sphère économique, un acte, une
36
habitude, une institution, une loi n'engendrent pas seulement un effet, mais une série
d'effets. De ces effets, le premier seul est immédiat; il se manifeste simultanément avec sa
cause, on le voit. Les autres ne se déroulent que successivement, on ne les voit pas ;
heureux si on les prévoit. Entre un mauvais et un bon Économiste, voici toute la
différence : l'un s'en tient à l'effet visible ; l'autre tient compte et de l'effet qu'on voit et de
ceux qu'il faut prévoir.
Mais cette différence est énorme, car il arrive presque toujours que, lorsque la
conséquence immédiate est favorable, les conséquences ultérieures sont funestes, et vice
versa. - D'où il suit que le mauvais Économiste poursuit un petit bien actuel qui sera suivi
d'un grand mal à venir, tandis que le vrai économiste poursuit un grand bien à venir, au
La impaciencia del Corazón
21
efectos que genera la inflación in the long run son siempre nefastos.
Incluso para aquellos que veíamos que se beneficiaban en primer lugar de
la nueva inyección de dinero, pues, una vez pasado el efecto de esa
inflación —una vez pasado el efecto de la morfina— resultará que su dinero
tiene un menor poder adquisitivo, es decir, que si bien su renta nominal ha
aumentado, su renta real ha disminuido. La inflación perjudica a todos,
quienes la defienden como política beneficiosa no prestan atención más
que a sus inmediatos efectos.
Pero, aún peor que estos indeseables resultados, que penalizan el
poder adquisitivo del dinero, son las consecuencias finales de toda
inflación: las tan temidas depresiones económicas, las crisis cíclicas de la
economía que, dicho sea de una vez, no son ineluctables propiedades de la
economía libre de mercado, ni del sistema capitalista; no son terribles
taras del laissez-faire que justifiquen políticas intervencionistas. Al revés,
son las políticas intervencionistas las que, distorsionando la información
que los empresarios reciben del proceso de mercado a través de los
precios, generan malas inversiones y la aparición de proyectos de inversión
ruinosos que de otro modo jamás habrían sido emprendidos. La crisis no
se produce por un exceso de inversión, sino más bien, por una mala
inversión, hablando en términos estrictos. Hay siempre un exceso de
inversión al comienzo del ciclo del boom, pero esto no es lógicamente
necesario. La clave del razonamiento es que los fondos van a parar a
inversiones que son insostenibles teniendo en cuenta la preferencia
temporal del consumidor.38 A continuación veremos esto de una manera
más sencilla.
El principal instrumento de distorsión es la inflación. A nadie debería
risque d'une petit mal actuel». Ruego al lector que tenga a bien aplicar el criterio de
Bastiat para distinguir entre buenos y malos economistas a John Maynard Keynes y a su
famosa frase In the long run we are all dead.
38
Walter Block y Kenneth M. Garschina, Hayek, Bussines Cycles and Fractional Reserve
Banking: Continuing The De-homogeneization Process, Review of Austrian Economics,
Vol. 9, No.1, p. 81 nota.
La impaciencia del Corazón
22
escapar que crear dinero de la nada no puede resultar beneficioso en
ningún caso. Aún ignorando cuanto llevamos dicho al respecto, el sentido
común no permite aceptar que el dinero se pueda crear de manera tan
sencilla como es imprimirlo. Quienes trabajan saben lo duro que resulta
obtener la más mínima cantidad de dinero, ¿cómo creer que para el Estado
sea más sencillo? La lógica se revela contra esa creencia.
Pero, ¿a través de qué procedimiento la inflación da lugar a las crisis?
Lo expondré muy brevemente —pues no se trata del tema central que nos
ocupa— con el ejemplo ya típico de Robinson Crusoe, que empleara BöhmBawerk en su obra Kapital und Kapitazins: Positive Theorie des Kapitales.
Supongamos que Crusoe está, efectivamente, en una isla desierta y para
sobrevivir necesita consumir ocho moras al día. Tras todo un día de
trabajo logra reunir diez. Así puede sobrevivir, incluso comer más de la
cuenta. Sin embargo, no puede llevar a cabo ninguna otra actividad. Si
lograse hacerse con una vara de determinadas dimensiones podría
conseguir el mismo número de moras en la mitad de tiempo, con lo que
dispondría de tiempo para dedicarse a otras cosas: pescar, cazar, construir
su cabaña... Ahora bien, ha calculado que lograr esa vara le llevará, al
menos, tres días, pues ha de encontrarla, transportarla y pulirla y darle
forma. La única solución que tiene Robinson Crusoe para alcanzar su
objetivo es ahorrar. Es decir, deberá dejar de consumir esas dos moras que
no le resultan indispensables para la subsistencia durante al menos doce
días. De este modo habrá acumulado las veinticuatro moras que le
permitirán vivir mientras busca y elabora su vara. Este ejemplo demuestra
la importancia del ahorro 39 a la hora de generar una estructura económica
más capital intensiva y, por tanto, más productiva. La vara es un bien de
capital para Robinson Crusoe y, desde que la posee puede producir más
39
La definición de lo que sea ahorro siempre ha generado cierta polémica. En el ejemplo
de Robinson Crusoe que he puesto se intuye lo que es. Sin embargo, doy aquí la definición
que del mismo da Jesús Huerta de Soto, op. cit.: «La condición sine qua non para
producir bienes de capital es el ahorro, entendido como la renuncia al consumo
inmediato. En efecto, el actor sólo podrá alcanzar sucesivas etapas intermedias de un
proceso de acción cada vez más alejadas en el tiempo si es que, con carácter previo, ha
renunciado a emprender acciones con un resultado temporal más próximo, es decir, si ha
renunciado a la consecución de bienes que satisfacen inmediatamente necesidades
humanas y que temporalmente son inmediatos (consumo)».
La impaciencia del Corazón
23
cosas, tener más tiempo libre...
Lo que ha hecho Robinson Crusoe es pasar algo de hambre porque
esperaba obtener un beneficio mayor en el futuro. El ahorro es, pues, una
expresión de la preferencia temporal. Lo mismo, sólo que, evidentemente,
de manera más compleja, ocurre en una economía moderna. Sólo se
pueden llevar a cabo proyectos de inversión que generen mayor riqueza y
trabajo si ha existido previamente un ahorro por parte de los
consumidores. ¿Qué hubiera sido de Robinson Crusoe si hubiese
comenzado la fabricación de la vara sin haber acumulado previamente un
stock de moras? Es evidente que habría fallecido por consunción. Ahora
imaginemos que en la isla hay otro personaje, un ser extraño que se
presenta a Robinson como su benefactor y le da una bolsa con veinticuatro
moras, sólo que éstas tienen la mitad del poder nutritivo de las otras (pero
eso lo oculta nuestro generoso personaje), es evidente que, Crusoe,
creyéndose en posesión de moras suficientes para iniciar la elaboración de
su vara dejará de recolectar. Al principio todo irá bien, al tener hambre
comerá las moras que le han regalado, el único inconveniente es que
consume una mayor cantidad de éstas dado que tienen menor valor
energético. Finalmente se acabarán las moras antes de que haya elaborado
la vara y, de nuevo, fallecerá por consunción. Supongamos que ese extraño
personaje es una especie de almacenista que se ofrece a guardar las moras
de Robinson mientras éste anda ocupado recolectando más. Este
almacenista da a Robinson un papel en el que le indica el número de
moras que tiene y así puede saber cuando descansar. Supongamos que este
almacenista entrega a Robinson un papel en el que pone que tiene
veinticuatro moras, sin embargo, la realidad es que tiene tan sólo doce (de
momento no nos importan los motivos por los que el almacenista ha hecho
eso). Crusoe comienza entonces la fabricación de su vara. Cuando, al
segundo día va al almacén a retirar su ración de moras, resulta que ya sólo
quedan cuatro. De nuevo nuestro Robinson muere. El primer caso es,
salvando las distancias, similar a lo que ocurre cuando se imprimen
billetes nuevos por parte del estado o la autoridad monetaria encargada de
esa tarea, el segundo es la inflación producida por la actividad bancaria
basada en la reserva fraccionaria. Pero el resultado de ambas inflaciones es
el mismo: Robinson comete un error empresarial que le lleva a la quiebra,
en nuestro caso un tanto dramática, la muerte.
La impaciencia del Corazón
24
Del mismo modo en nuestras economías modernas, los empresarios se
fían de los precios para llevar a cabo sus inversiones. Si existe un ahorro
previo por parte de los consumidores el resultado es que disminuyen los
beneficios de los sectores productivos más próximos al consumo, a
consecuencia de la reducción de la oferta. Se liberan así recursos que
pueden ser invertidos en etapas productivas más alejadas del consumo
(son los bienes de capital, como la vara de Robinson), entre esos recursos,
está el dinero, que, al no ser gastado, puede invertirse. Como hemos visto,
desde que se comienza la inversión hasta que se obtiene el producto final
transcurre un tiempo (tres días en el caso de la vara), sin un stock previo
de productos la economía no podría resistir el tiempo necesario para que
la nueva estructura más capital-intensiva comenzase a dar sus frutos.
Cuando ha existido ahorro, como vemos, esto no representa un problema,
puesto que el descenso en el consumo (al estilo de Robinson) permite
almacenar los productos suficientes para aguantar. En definitiva, los
empresarios, al ver descender los precios y, por tanto, los beneficios, de las
etapas más próximas al consumo, a causa del ahorro, empiezan a invertir
en etapas más alejadas y que requieren mayor inversión en capital. Hay
recursos de sobra para ello, puesto que existe dinero y hombres —fuerza de
trabajo— que se desplazan de una etapa a las otras. Da comienzo, así, un
cambio en la estructura productiva que provoca, como en el caso de
Robinson, mayor riqueza al final del proceso. Mayor riqueza, porque los
precios habrán bajado, pero no el poder adquisitivo del dinero. En
definitiva, habrá más productos a un menor precio: se ha generado
riqueza.
¿Qué pasa si no existe ese ahorro? ¿Qué ocurre si el dinero se imprime
o es generado por la actividad bancaria? En ese caso, quienes primero
reciben el nuevo dinero, como hemos visto, aumentan su consumo (porque
ya hemos dicho que la mentalidad del consumidor no ha cambiado, no hay
ahorro)40, provocando una subida de los precios —aumenta la demanda—
40
Desde luego si quienes reciben el dinero en primer lugar, lo queman o destruyen en
alguna otra forma, no se puede hablar de inflación. No hay duda de que si encontrásemos
a alguien arrojando dinero al fuego le calificaríamos de loco, tan improbable es que tal
La impaciencia del Corazón
25
y, por consiguiente, hay un aumento en los beneficios de las etapas más
próximas al consumo. Los empresarios, guiados por estos indicadores,
comienzan a realizar inversiones en esas etapas, detrayendo recursos de
las más alejadas. Esto quiere decir que se pasa de una estructura
económica más capital intensiva a otra que lo es menos (como si
hubiésemos quitado la vara a Robinson Crusoe). Durante un tiempo todo
parece ir a las mil maravillas. Todo el mundo parece tener más dinero, se
han creado nuevos puestos de trabajo, aumenta el consumo... Pero la
productividad desciende al adaptarse a la nueva forma de la estructura de
la economía. Desciende, pues la oferta, aumentando aún más los precios.
Las rentas nominales han crecido, pero no al mismo ritmo que los precios,
acelerados por un aumento de la demanda y un descenso de la oferta. Este
es el efecto más inflación. Se gana más dinero pero, podríamos decir, de
peor calidad,41 es decir, de menor poder adquisitivo. Si se frena la
inyección de nuevo dinero, veremos reducirse el consumo debido a los
altos precios. Además, la gente necesita más dinero para llevar a cabo sus
compras, desciende la oferta monetaria, aumentando los tipos de interés
de los préstamos necesarios para continuar con las inversiones realizadas.
En definitiva, pronto todos esos proyectos elaborados a causa de la falsa
información suministrada por unos precios manipulados por la inflación,
se muestran como lo que realmente son: inversiones ruinosas. Es entonces
cuando se produce la tan temida depresión económica que no es más que
el ajuste de la estructura productiva al verdadero nivel de consumo del
mercado.
Por volver al texto de Zweig que nos sirve de guía en esta explicación.
Tras la primera inyección de morfina el cuerpo se siente bien, eufórico,
capaz de realizar cuantas proezas se proponga. Pronto comienza a
desarrollar actividades que, de otro modo, jamás habría emprendido, por
cosa ocurra.
41
En otra parte (¿De dónde sacó el Neandertal su collar? Praxeología de una extinción)
he hablado de calidades del dinero comparándolo con las fuentes de energía. Así como
puede decirse que las fuentes energéticas de mayor calidad son aquellas que tienen
menor entropía, es decir, se almacena a altas temperaturas, frente a aquellas de mayor
entropía, así también podemos decir que el dinero tiene distintas calidades según su
poder adquisitivo.
La impaciencia del Corazón
26
ejemplo una larga caminata. Sin embargo, la situación es engañosa, esa
energía recién sentida es sólo producto de la droga, cuando el efecto se
pasa, se pone en evidencia el error cometido, el cansancio es mayor, puesto
que al caminar hemos consumido unas energías que, de otro modo,
habríamos reservado para actividades más urgentemente sentidas. La
solución correcta a este nuevo problema sería dejar que el agotamiento se
disipase poco a poco, pero, como nos recuerda Zweig, ¿por qué sufrir si
tenemos a nuestra disposición más morfina? Al sentir nuestros dolores de
nuevo, basta con aplicar una nueva inyección. Igualmente, ante las crisis
económicas la respuesta acertada es permitir que se reajuste la estructura
económica. Es verdad que esto generará desempleo, reducción del poder
adquisitivo de gran parte de la población y que las desgracias individuales
a las que el error de esa deliberada política inflacionaria ha conducido son
terribles y deben conmovernos. Sin embargo, una nueva inyección de
dinero sólo empeorará las cosas. Esta es una de las grandes dificultades de
frenar el proceso inflacionario, así como los nervios exigen cada vez más
morfina, así el sentimiento exige cada vez más compasión, y al final
reclama más de lo que es posible dar.
Una vez iniciado el proceso inflacionario la marcha atrás es
prácticamente imposible. Valga como ejemplo de esto el reciente caso
argentino. Cuando tras la crisis asiática de 1997 y 1998, el gobierno de
Menem intentó recortar el gasto público —y aumentar la flexibilidad del
mercado de trabajo—, se encontró con las airadas protestas de una
población que no estaba dispuesta a perder ni uno sólo de los beneficios
que había obtenido gracias a la burbuja económica creada por la expansión
monetaria del gobierno. Del mismo modo, durante el gobierno de de la
Rúa, cuando, presionado por los acreedores internacionales y las
exigencias del F. M. I. 42 y el B. M., propuso un plan de austeridad, el
pueblo argentino mostró un creciente desagrado frente a estas medidas.
Así, encabezados por los medios de comunicación y los líderes sindicales —
sin excluir a algunos funcionarios públicos de relevancia— salieron a las
calles organizando sonoras protestas: huelgas generales con millones de
trabajadores paralizando la economía, bloqueando autopistas,
42
La impaciencia del Corazón
27
interrumpiendo los transportes, cerrando escuelas y grupos de violentos
destruyendo propiedades y empresas. Por supuesto, el desempleo,
consecuencia de las desastrosas políticas económicas anteriores, siguió
creciendo.43 Nada hay tan sencillo para los políticos como imprimir dinero,
podríamos decir como Zweig, nada tan sencillo como sentir compasión.
Pronto la gente se acostumbra a mirar al estado y exigir cada vez más. Pero
llega, indefectiblemente el momento, acá y allá, en que hay que decir que
“no” y en que no se debe fijar uno en si el enfermo lo odia por esta última
negativa, como si jamás se le hubiera ayudado, y tal vez más aún. Sin
embargo, cómo esperar de los políticos esa actitud, como esperar de
quienes viven de contentar al pueblo que acepten ser acusados de las
desgracias que sobrevienen por su nefasta política y expulsados del puesto
que ocupan, ¿existe acaso, hoy en día, algún político con el valor suficiente
como para realizar un sacrificio como el del rey Leo?
Existen dos clases de compasión, nos dice Stefan Zweig en otro lugar,
una cobarde y sentimental que, en verdad, no es más que la impaciencia
del corazón por librarse lo antes posible de la emoción molesta que causa
la desgracia ajena, aquella compasión que no es una compasión verdadera,
sino una forma instintiva de ahuyentar la pena extraña del alma propia —
en nuestro caso la política inflacionaria. La otra, la única que importa, es la
compasión no sentimental pero productiva, la que sabe lo que quiere y está
dispuesta a compartir un sufrimiento hasta el límite de sus fuerzas y aún
más allá de ese límite —el libre mercado no intervenido.
Ya poseemos el arsenal de conocimientos necesario para adentrarnos
en el análisis del trabajo desarrollado por el Grupo de Gobernanza
Económica de la Convención. En las páginas que siguen veremos qué clase
de compasión ha experimentado la Convención Europea, sabremos si
padece de esa impaciencia del corazón.
43
Para entender la crisis argentina y las causas de la misma recomiendo la lectura de los
siguientes artículos: Llewellyn H. Rockwell, Jr., Argentina’s economic disaster, The Free
Market, Vol. 20, No. 3, Marzo, 2002; Hans Sennholz, Argentina on the brink, 28 de
Febrero, 2002; Joseph T. Salerno, Confiscatory Deflation: the case of Argentina, 13 de
Febrero, 2002; Anthony P. Mueller, No tears for Argentina, 14 de enero, 2002. Todos
ellos pueden encontrarse a través de internet en www.mises.org.
La impaciencia del Corazón
28
LA CONVENCIÓN EUROPEA Y LA
GOBERNANZA ECONÓMICA.
La importancia de un marco jurídico en el que pueda desarrollarse una
libre actividad económica no puede pasar desapercibido. Sin embargo, los
economistas no parecen prestar demasiada atención a este hecho. Incluso
los economistas clásicos, que demostraron una perspicacia superior a la
hora de interpretar el funcionamiento del mercado, prestaron escasa
atención al hecho de que el comercio internacional no puede surgir como
una simple consecuencia del teorema de los costes comparativos, sino que
requiere cierto tipo de organización jurídica internacional para protegerse
contra los enemigos del libre comercio 44. Sin embargo, le existencia de
ladrones o estafadores, no puede servir de justificación para las políticas
intervencionistas o la legislación de tipo restrictivo. Bruno Leoni señala un
interesante paralelismo entre la economía de mercado y un sistema
jurídico basado en los jueces y abogados, de la misma manera que hay
mucho más que una analogía entre una economía planificada y la
legislación 45. Y es que, también existe lo que podemos llamar inflación
legislativa; igual que la creación de dinero ex nihilo es un remedio rápido y
sencillo, la legislación parece haberse convertido en el remedio fácil,
racional y de largo alcance contra todo tipo de mal.
Sin embargo, sin caer en el exceso de legislación y la inseguridad
jurídica que esto supone, cabe esperar que existan una serie de normas
44
45
Bruno Leoni, La libertad y le ley, Unión Editorial, Madrid, 1995, p. 69.
Op. cit. p. 41.
La impaciencia del Corazón
29
que, respetando los principios universales del derecho, establezcan una
guía de conducta dentro del libre mercado. No se trata de discutir aquí si
es o no necesaria una constitución para lograr este objetivo. El mercado es
capaz, por sí mismo, más aún, es la única herramienta eficaz para luchar
contra el fraude. Si es posible en las economías modernas que subsistan
empresas basadas en el engaño y la estafa se debe a los privilegios
concedidos por vía legislativa. Así, la existencia de monopolios es
imposible sin un estado que los defienda de la competencia y que garantice
su antieconómico funcionamiento y su perdurabilidad a través de la
concesión de ilimitados privilegios, cuando no de la cesión directa de
dinero recaudado a través de los impuestos. Del mismo modo, el mercado
corrige inmediatamente las situaciones de fraude o ineficiencia llevando a
la quiebra, y, por supuesto cuando sea necesario, también a la cárcel a
aquellos que adoptan esos tipos de comportamiento. El fraude y la
ineficacia sólo pueden mantenerse si el estado concede privilegios
necesarios que protegen a sus beneficiarios de las consecuencias que, de
otro modo, experimentarían en una economía libre.
Teniendo en cuenta, que en Europa se parte de una situación de
elevado intervencionismo estatal en economía, donde a la par de
monopolios de titularidad estatal o por concesión estatal, existen
actuaciones fraudulentas amparadas por la legislación —como veremos a
continuación se trata del sistema de banca con reserva fraccionaria—, las
propuestas de la Convención tenían un amplio margen para la actuación.
Lo correcto hubiera sido buscar la elaboración de un texto constitucional
que, a través del establecimiento de los principios universales del derecho,
hubiera corregido las contradicciones profundas que, como vimos al
comenzar este artículo, lastran la economía europea. Lamentablemente no
ha sido así. Si como dice el catecismo católico, puede pecarse por acción o
por omisión, hay que decir que la Convención se ha condenado por lo
segundo en cuanto al tema de la Gobernanza económica se refiere. De las
conclusiones del grupo de trabajo IV —el de gobernanza económica— no
puede esperarse ninguna modificación sustancial de la situación que hoy
tenemos y, ni mucho menos puede esperarse la corrección de los defectos
que hace que la economía europea tenga un crecimiento inflacionario y
padezca recursivas crisis.
La impaciencia del Corazón
30
Las conclusiones 46 establecen que el nuevo Tratado Constitucional
debe recoger los objetivos económicos y sociales de la Unión que vienen
expresados en el artículo 2 del T. U. E. y de 2 a 4 del T. C. E. Entre esos
principios se encuentra aquél que citamos la comienzo sobre la necesidad
de perseguir un crecimiento no inflacionario. Sin embargo, no basta con
enunciar los buenos deseos para que éstos se cumplan. Por mucho que un
texto legal recoja objetivos elogiables, éstos nunca podrán alcanzarse si ese
mismo texto legal no establece las condiciones para realizarlos. El informe
final de la Convención comete este error y pretende reflejar en el texto
constitucional, tan sólo, una lista de buenas intenciones.
En algunos casos, incluso, las propuestas van frontalmente al
encuentro de esos objetivos y les son totalmente opuestas. Así, se dice que
hay quien sugiere poner de relieve el pleno empleo. Es sorprendente que
en estos tiempos aún persista el fetichismo del empleo total. No se debe
olvidar que todo progreso económico de la humanidad ha consistido en
obtener una mayor producción con el mismo trabajo.47 La producción, por
tanto, debe ser el objetivo, y el empleo el medio de conseguirla. El pleno
empleo es consecuencia necesaria de la consecución del objetivo de la
máxima producción. La Convención, sin embargo, por muy sorprendente
que pueda parecer, no menciona ni una sola vez el objetivo de incrementar
la productividad y, así, la riqueza en Europa. Fijar como objetivo el empleo
es un error de terribles consecuencias, porque es para lograr esa errada
meta para lo que se han puesto en práctica, a lo largo de la historia, las
políticas inflacionistas.
Ya hemos visto que la inflación era un remedio rápido y sencillo de
generar trabajo, pero, conocemos también las consecuencias a largo plazo
de esa generalizada actitud: más desempleo, mayor pobreza. ¿Cómo
puede, por tanto, la Convención conciliar el deseo de fijar como objetivo el
crecimiento económico no inflacionario y el objetivo fetichista del pleno
46
De aquí en adelante cuantas referencias haga a las conclusiones estarán referidas al
documento CONV 357/02, que es el informe definitivo presentado el 21 de Octubre de
2002.
47
Henry Hazlitt, Economics in one lesson. Hay traducción española en Unión Editorial y
el texto íntegro puede encontrarse en internet gracias a la Henry Hazlitt Foundation.
La impaciencia del Corazón
31
empleo? Si los errores del grupo de trabajo se limitasen a esto, aún
podríamos tener la esperanza de que la discusión en el seno de la
Convención evitase la adopción de tan despropositados principios, puesto
que se trata tan sólo de una sugerencia realizada por algunos de los
miembros del grupo. Lamentablemente, las contradicciones no han
encontrado solución en el resto de propuestas del grupo, como vemos en lo
que sigue.
1.- FRAUDE Y MONOPOLIO.
El Grupo recomienda que se mantenga la estructura actual, en la cual
la competencia exclusiva de la política monetaria en la zona del euro
incumbe a la Comunidad, ejercida por el BCE en virtud de las
competencias que le confiere el Tratado actual, y la competencia de la
política económica incumbe a los Estados miembros.
Es sorprendente como quienes defienden la libertad de mercado más
extensa posible para todo tipo de producción y mercancías dan marcha
atrás cuando se trata del dinero. Aquí defienden con energía la necesidad
de un monopolio. Como podemos ver por el texto anterior, la Convención
ha adoptado este mismo punto de vista. En una Europa donde se afirman
las famosas cuatro libertades, se reserva un espacio fundamental para la
actividad monopolística y, por tanto, ineficaz, del Banco Central Europeo.
Nadie debe llevarse a engaño, el origen de los Bancos Centrales no es
la inocente consecuencia del mayor grado de complejidad que iba
alcanzando la economía en su desarrollo a lo largo de los siglos. Al
contrario, su desarrollo y aparición van íntimamente ligados al
surgimiento del dinero fiduciario. Ninguna política inflacionista podría
llevarse a cabo de no existir ambas instituciones económicas.
La expresión dinero fiduciario designa a un medio de intercambio que
no es una mercancía comerciable, ni un bien de consumo, ni un bien de
La impaciencia del Corazón
32
capital, ni se trata de ningún título que de derechos sobre alguna otra
mercancía, es, en definitiva, papel moneda inconvertible.48 Mientras que
en los Estados Unidos las monedas de oro se retiraron definitivamente de
la circulación en 1933, en Europa, para entonces, ya hacía prácticamente
veinte años que se había suprimido la convertibilidad de las monedas
durante las semanas posteriores al comienzo de la Primera Guerra
Mundial. Desde entonces, nadie ha podido convertir sus monedas en oro.49
Finalmente, en 1973 se puso en práctica la idea de Milton Friedman de un
sistema basado en dinero fiduciario fluctuante, en el que las monedas no
48
Ésta es la definición que da Hans-Hermann Hoppe en su artículo ya citado. No hay
tiempo aquí para tratar con profundidad el asunto , pero dada la crítica que generó esta
definición creo oportuno decir alguna cosa al respecto. En su momento se acusó a Hoppe
(G. Selgin y L. H. White, In defense of fiduciary media—or We are not Devo(lutionists),
We are Misesians!, The Review of Austrian Economics, Vol. 9, No. 2 ,1996, p. 83-107) de
redefinir el dinero monetario a su antojo, de una forma poco ortodoxa, incluso desde el
punto de vista de la Escuela Austriaca de economía, puesto que en su definición abarca y
equipara al dinero fiduciario (fiat money) los denominados sustitutos del dinero (money
substitutes). No siendo éstos dinero fiduciario, —argumentan los críticos— el
funcionamiento de una banca con reserva fraccionaria se basaría en ellos, eliminando así
los problemas de crecimiento inflacionario que genera, de manera inevitable, todo
sistema que no esté basado en un coeficiente de reserva del 100% para los depósitos a la
vista. Sin embargo, los sustitutos del dinero no son dinero. No existen dos clases de
dinero. Guido Hülsmann lo explica así a través de este esclarecedor ejemplo: «Imagine
two scenarios faced by moviegoers. In the first, an individual purchases a ticket, but
before entering the theater and taking his seat he decides not to see the movie because
there are more urgent things to do. He therefore sells it to somebody who does not yet
have one. In the second scenario, the same individual enters the cinema, redeems his
ticket wiyh the usher, and takes his seat, but then decides not to stay. His neighbor has
found a friend who wants to sit in his place, and he sells his seat to him. (...) Clearly, in
this second scenario his neighbor has not purchased a substitute for a movie ticket. He
has purchased the seat beside him for the time the movie is shown. The same holds true
in the first case. The first moviegoer did not sell a piece of paper; but sold a seat to a
certain showing of the movie. Otherwise he would not have been able to get something in
exchange for the ticket. Nobody interested in seeing a fil would buy sheets of paper called
“tickets” if they were not a means for seeing the film. Neither is anybody eager to buy
sheets of paper called banknotes were it not for the convenient disposition of
money.».Free Banking and the Free Bankers, The Review of Austrian Economics Vol. 9,
No. 1, p 6
49
Sólo Gran Bretaña restauró la convertibilidad de su moneda en oro en 1925, pero hubo
de suspenderla unos pocos años más tarde, en 1931, después de que el público acudiera
en masa a retirar el oro del Banco de Inglaterra.
La impaciencia del Corazón
33
tenían ya ninguna relación con el oro. Lógicamente, la consecuencia de
aquello fue la mayor inflación de la historia que haya conocido el mundo
occidental en tiempos de paz. No es por casualidad, tampoco, que este
proceso vaya íntimamente ligado al desarrollo de los esfuerzos bélicos por
parte de los estados. Es en las guerras cuando más dinero precisan para
mantener funcionando la maquinaria militar necesaria para la victoria.
Aunque hay que entender el proceso como el desarrollo del control estatal
sobre la sociedad, que no podría haber llegado a los niveles alcanzados en
1945 de no lograr los medios monetarios que les permitiesen alcanzar sus
últimos objetivos 50, las guerras son escalones decisivos en esa marcha. Los
estados comenzaron por rebajar la cantidad de oro de las monedas una vez
que el nombre había perdido su sentido en relación con el peso o cantidad
de metal precioso que representaban. Siguieron después con la creación de
papel moneda o títulos sobre cantidades de oro que acababan por ser
inconvertibles. Una vez abierto el camino del dinero fiduciario, en
contraste con el auténtico dinero que vimos en la primera parte de este
análisis, el último paso era crear algo que no hubiese podido engañar a los
más primitivos de los hombres: el curso legal. Desde ese momento era
dinero lo que el estado decidía y con el valor que le era otorgado. Las
monedas se nacionalizaron, los nombres y el prestigio de la moneda eran
símbolos nacionales tan importantes como las banderas, los himnos o los
ejércitos. Las consideraciones patrióticas y de prestigio pasaron a controlar
la emisión de moneda. El dinero fiduciario nacionalizado hacía posible la
inflación sin tasa, parecía una inagotable fuente de riqueza, bastaba con
apretar el botón de la máquina de imprimir billetes. Había nacido la era de
las crisis económicas.
50
Martin van Creveld, The Rise and Decline of State, Cambridge University Press, 1999,
p. 224: «The extension of the states’ control over society, wich is the most prominent
development of the years 1789-1945, could never have taken place had it not also
acquired unprecdent financial means to back up its claims [...] Not so modern state-run
police forces, education systems, and social services: possessing no resources of their own
—and given that whatever fees they require are supposed to be transferred directly ti the
treasury— all of them are absolutely dependent on their expenses being paid, and paid
regularly, if they are to function. To make such payment possible the state not only ha dto
raise more money than ever before but to redefine the very meaning of that commodity.
Once it had done so the financial constraints that had often held previous polities in
check fell away, and the state’s road toward war and conquest was opned».
La impaciencia del Corazón
34
En este desarrollo juegan un papel fundamental los bancos.
Comenzaron existiendo como forma de ahorrar costos en las transacciones
económicas. Eran instituciones de depósito que facilitaban los
intercambios. Gracias a su fundamental tarea, ya no era necesario llevar el
dinero (oro o plata) para pagar, bastaba con girar una orden al banquero
para que pagase a nuestro acreedor. Dado el inmenso ahorro que esto
suponía, desde el Renacimiento, se propagaron. El aumento de las
transacciones llevó a que cada vez fuesen empleados con mayor frecuencia.
Dada la fiabilidad de los billetes, que no eran otra cosa que recibos de
depósito que recibía el cliente indicando las cantidades depositadas, en
numerosas ocasiones no se acudía la banco a convertirlos en oro, se
empleaban sucesivas veces en los mercados.
Supongamos, por ejemplo, que Pedro y Juan han depositado su oro en
la misma institución. Si Juan vende un caballo a Pedro, este último podría
llevar a cabo la costosa operación de retirar el oro necesario para pagar a
aquél, pero es indudable que optarían ambos por intercambiar un recibo
de depósito por el valor del caballo.
Eran los primeros billetes, sustitutos del dinero. Cada banco emitía el
suyo y aquél que daba más confianza a sus clientes veía aumentar su
número y la circulación de sus billetes superaba a la de sus competidores.
La cada vez menor frecuencia con que los usuarios de los servicios
bancarios acudían a convertir en oro los billetes que poseían dio lugar a un
cambio de actitud en los banqueros. Puesto que el dinero, como vimos, no
tiene un valor intrínseco, cada una de sus unidades es perfectamente
sustituible por otra. Es decir, tanto da que nos devuelvan las mismas
monedas que nosotros ingresamos u otras distintas, dado que su valor y
utilidad son idénticos. Los banqueros comenzaron a violar los principios
universales del derecho que les obligaban a mantener una reserva del
100% del tantundem depositado por el cliente en sus arcas y emplearon el
sistema de la reserva fraccionaria. Así iniciaron una política de expansión
del crédito que les permitiría enriquecerse de manera fabulosa. ¿Cómo?
Empezaron a emitir recibos de depósito que no estaban respaldados por
La impaciencia del Corazón
35
dinero real, por oro. Creaban dinero del aire.51 El problema que surgía
entonces era la amenaza de quiebra que pendía siempre sobre la cabeza de
los banqueros. En cualquier momento, los clientes u otros bancos podrían
acudir a retirar su dinero originando la quiebra de la institución. Puesto
que funcionaban de manera fraudulenta, ya que están siempre
técnicamente en quiebra al emitir dinero que no pueden respaldar con sus
depósitos, era necesario encontrar una solución: el banco central. Éste
actuaría como prestamista de última instancia, evitando las quiebras de los
bancos a cambio de que éstos se sometiesen a la disciplina impuesta por
sus autoridades. El banco central, inyectando reservas en todos los bancos
se aseguraba de que la expansión monetaria se llevase a un ritmo
uniforme. Si todos los bancos se expanden simultáneamente, desparece el
problema de la conversión y el sistema hace que la clientela del banco sea
virtualmente todo el país, por supuesto, esto quiere decir que ningún
banco podrá llevar a cabo una expansión mayor que la deseada por el
Banco Central, pero es un precio muy barato a pagar. Un arreglo perfecto
que vino a ser perfeccionado de manera definitiva por la decisión de los
gobiernos de eliminar la convertibilidad de la moneda convirtiendo a todo
el dinero en fiduciario. Medida que fue, como no podría ser de otro modo,
aplaudida por todos los banqueros del mundo. 52
Este es el sistema que funciona hoy en Europa. Es cierto que el otorgar
al Banco central Europeo el poder absoluto de emisión de dinero ha
quitado de la mano de los estados la capacidad de imprimir billetes para
llevar a cabo sus ruinosos planes económicos. Pero esto, como hemos
visto, no es suficiente. El grupo de trabajo no ha sido capaz de eliminar el
fraude que supone la reserva fraccionaria.53 Sistema éste que funciona
51
Rothbard usó sin descanso esta expresión, «the bank creates money OUT OF THIN
AIR» para poner de manifiesto el conspicuo contraste que existe entre esa actividad y la
que han desarrollar el resto de actores económicos para conseguir el dinero a través de la
venta de sus bienes y servicios. En cualquiera de las obras del autor ya citadas puede
verse lo que digo.
52
Ludwig von Mises, Acción Humana, op. cit., p. 529: «Es una pura falacia afirmar que
los gobernantes intervinieron los bancos para restringir la creación de medios fiduciarios
e impedir la expansión crediticia. Lo que en realidad buscaban era la inflación y la
expansión crediticia».
53
Aquellos que tengan curiosidad por conocer los coeficientes de reserva del Banco
La impaciencia del Corazón
36
exactamente igual que un esquema de Ponzi,54
Resulta, pues, evidente que la calificación de fraudulento le es
plenamente aplicable al sistema. Todo fraude tiene consecuencias
negativas para la economía. Seguir otorgando dudosos privilegios a ciertos
actores económicos para que cometan impunemente lo que, sin ningún
género de dudas, es una actividad antieconómica, no puede considerarse
como la postura más acertada, desde luego. Hay quienes, ante esta
evidencia, tratan de atrincherarse tras la idea de que se trata de un
contrato libremente aceptado por las partes —el banco, como depositario,
y el cliente, como depositante—, en el que, por tanto no hay engaño, toda
vez que el cliente sabe de sobra que la entidad no trabaja con un
coeficiente de reserva del 100%.55 Sin embargo, semejante tipo de contrato
sólo puede tener las siguientes calificaciones jurídicas, que desmontan el
argumento aducido:
I - En el caso de que el cliente desconozca la situación, hay engaño o
Central
Europeo
pueden
visitar
la
siguiente
dirección
en
internet:
http://www.ecb.int/mfi/mfi/minreserve.htm
54
Carlo Ponzi, que había emigrado a los 17 años desde Italia a Boston, dio nombre a los
sistemas piramidales. Comenzó pidiendo dinero a un amigo para devolver el préstamo
que había solicitado a otro con la promesa de un alto interés. Al darse cuenta de que esos
intereses hacían que la gente a quien pedía dinero no acudiesen a retirarlo comenzó a
aumentar el tamaño del negocio. Le fue tan bien que en la Navidad de 1919 inauguró la
Securities Exchange Company en el número 27 de School Street, en Boston, garantizaba
un 50% de interés sobre los depósitos a 90 días. Con semejantes intereses el dinero
afluyó de todas partes. Por supuesto que un sistema como ese no podía durar mucho y
acabó en Octubre de 1920 con la ruina de la compañía y el encarcelamiento posterior de
Ponzi en 1924 (permanecería en la cárcel hasta 1934). Fue deportado e intentó prestar sur
servicios al Duce. Moriría en la miseria en Río de Janeiro en 1949.
55
No se puede dudar de que el cliente tiene conocimiento de esta situación —cosa distinta
es que sea capaz de prever sus consecuencias— dado que el banco no le cobra nada
(incluso le ofrece un módico interés) por mantener sus depósitos. Basándose en esto
algunos afirman que el establecimiento de un coeficiente de reserva del 100% supondría
la ruina de los bancos, porque pocos estarían dispuestos a pagar por depositar su dinero.
Si esto resultase ser así, lo único que vendría a demostrar es que la institución bancaria de
depósito tiene unos costes superiores a los beneficios que reporta, que su mantenimiento,
por tanto, se debe a la violación de las leyes de libre mercado.
La impaciencia del Corazón
37
fraude: se trata de un delito de apropiación indebida y el contrato es, por
tanto, nulo.
II - No hay engaño, pero sí error in negotio e, igualmente, el contrato
es nulo.
III - No hay error in negotio, pero cada parte mantiene su causa típica
en el contrato. De este modo el contrato resulta nulo también puesto que
las causas son incompatibles.
IV - Se trata de un contrato aleatorio. Se puede comparar este contrato
con la situación en que un conductor decide comprar una plaza de
aparcamiento sin tener la certeza de que, efectivamente pudiera usarla,
dado que se han vendido más plazas que las realmente existentes.
Encontrar, pues, el sitio libre es cuestión de azar. Es muy dudoso que
existiese alguien dispuesto a aceptar voluntariamente semejantes
condiciones —piénsese, sino, en las airadas protestas que, todos los años,
elevan los clientes contra las compañías aéreas que practican el
overbooking—, pero, además, una situación como ésa no podría ser
asegurada frente al riesgo de que todos los propietarios de las plazas de
aparcamiento fuesen a emplearlas simultáneamente. Para empezar,
porque no cabe seguro sobre una condición que genera la propia práctica
comercial y, después, porque esa posibilidad no depende da la ley de los
grandes números, sino de la psicología de los conductores que, por
ejemplo, alarmados una buena mañana ante la idea de que no encontrarán
su plaza libre deciden acudir todos al mismo tiempo al aparcamiento. Esta
situación es similar, en todo, a la práctica de la reserva fraccionaria por
parte de los bancos.
V - No hay libertad de contrato puesto que se practica en función de un
mandato administrativo (un privilegio) y gracias al apoyo de un banco
central que ha nacionalizado el dinero y fabrica liquidez.
VI - El contrato causa graves perjuicios a terceros. No vale argumentar
aquí que la situación es similar a la de un fabricante de CD’s que está
ocasionando graves daños a un fabricante de discos de vinilo y que se
trata, pues de la lógica consecuencia de la acción del mercado. Que si no
La impaciencia del Corazón
38
hay motivos para prohibir al fabricante de discos compactos su actividad
para defender los intereses del otro —lo que sería una intromisión en la
economía—, tampoco la hay para prohibir esa actividad bancaria, dado que
toda innovación del mercado causa daños a quienes se van quedando
anticuados. Todo esto es falaz ya que:
1. En el caso del fabricante de CD’s se está haciendo un uso legítimo de
la capacidad empresarial de innovación sin gozar de privilegio estatal
alguno.
2. El empresario no obliga a nadie a comprar su producto, en este caso
los CD’s. No existe una ley similar a la del curso legal que obligue a
consumir CD’s.
3. El éxito o fracaso empresarial no dependen de privilegios
administrativos, sino del mercado. En un mercado libre serán los
consumidores quienes decidan si comprar CD’s o vinilos de manera
soberana.
4. Si aceptamos el argumento y consideramos el contrato como algo
aceptable y defendible, no se ve por qué los falsificadores de moneda han
de estar en la cárcel.
5. Finalmente cabe siempre preguntarse si el cliente está
verdaderamente bien informado de las consecuencias de ese contrato,
puesto que él mismo sale perjudicado con la consiguiente pérdida de poder
adquisitivo de su dinero que esa actitud provoca.
Frente a esta lamentable situación la Convención tenía la oportunidad
y la obligación de, en su tarea constitucional, eliminar estas disfunciones
estableciendo el respeto a los principios universales del derecho como
criterio fundamental de su propuesta. Por el contrario ha optado por
mantener la situación actual. Peor aún, con la sugerencia de que, tal vez,
deba cambiarse el artículo segundo del Reglamento del Banco Central
Europeo, abre la puerta a un incremento de las funciones de éste y, por
tanto, a un reforzamiento de la estructura existente, fraudulenta y
antieconómica.
La impaciencia del Corazón
39
Y si no se ha planteado la condición fraudulenta del sistema, menos
aún se ha pensado en aplicar la idea de la libre competencia, con la que
constantemente se nos bombardea desde las instituciones europeas, al
sistema monetario. Las razones por las que quienes defienden la libertad
en todas las áreas de la actividad económica frenan ante la libertad en la
emisión de moneda son siempre un misterio. Quienes más enconadamente
atacan a las grandes empresas acusándolas de prácticas abusivas, posición
dominante, prácticas monopolísticas, etc., defienden con entusiasmo el
monopolio que ejercen los bancos centrales sobre la moneda, como si ésta
tuviese algo de esotérico y sólo pudiese ser manejada por los nuevos
coribantes de nuestro tiempo que son los banqueros centrales dotados de
una independencia con la que jamás antes habían osado soñar.
La tan elogiada independencia no pasa de ser, empero, una buena
intención. A nadie se le escapa que el Banco Central Europeo tendrá que
llevar una política monetaria acorde con las políticas económicas de los
estados miembros. Las dificultades que el 1 de Mayo de 1998 encontró el
nombramiento del primer presidente del Banco Central Europeo deben
ponernos sobre aviso. Il fout tout en l’air, es la expresión que dedicó el
Presidente de la República Francesa a Wim Duisenberg cuando conoció la
negativa de éste a plasmar por escrito el compromiso de abandonar la
presidencia a los cuatro años (cosa que, desde luego, no ha hecho) en lugar
de permanecer en el puesto los 8 años establecidos. De bobinard
absolument incroyable56 fue calificado en su día el ambiente en el que este
nombramiento tuvo lugar, reflejo de los importantes intereses políticos
que se estaban jugando en aquel momento.57
56
Para más detalles sobre el surgimiento del Euro puede verse el libro de Jean Quatremer
y Thomas Klau, Ces hommes qui ont fait l’Euro, Plon, Paris 1999. Las frases citadas
aparecen respectivamente en las páginas 14 y 12.
57
Respecto a la independencia de los Bancos Centrales Lewellyn Rockwell apunta que the
problem with empirics is that they ignore cause and effect. The Germans and Swiss have
relatively sound money not because the central bankers are independent, but because the
economic and political culture won't allow inflationary schemes of the sort we're saddled
with. The central banks would lose all credibility if they tried. En Unplug the Money
Machine, www.Lewrockwell.com
La impaciencia del Corazón
40
Recordemos, además, que es impensable que el Banco Central
Europeo no coordine su política monetaria con el resto de grandes bancos
centrales mundiales 58 como la Reserva Federal Americana, como ha
quedado de manifiesto en las repetidas bajadas del tipo de interés que ha
llevado a cabo el B. C. E. siguiendo el sendero que abre Alan Greenspan. O
por decirlo en palabras de Wicksell, if the free coining of gold, like that of
silver, should cease, and eventually the banknote itself, or rather the unit
in which the accounts of banks are kept, should become the standard of
value, then, and not till then, the problem of keeping the value of money
steady, the average level of money prices at a constant height, which
evidently is to be regarded as the fundamental problem of monetary
science, would be solvable theoretically and practically to any extent. And
the means of solving it need not be sought in some more or less fantastic
scheme like that of a central issuing bank for all the world. 59
De otro lado, ¿cómo saber cuál es el tipo de interés que fijaría el
mercado? Para poder trabajar, el Banco Central se ve obligado a recopilar
una vastísima cantidad de información estadística que no incorpora los
aspectos cualitativos que serían necesarios para hacer posible una
intervención no distorsionadora. Y ello no sólo por razones del enorme
volumen de esta información, sino sobre todo por su carácter subjetivo,
dinámico y constantemente cambiante y que, además, en el campo
financiero se presenta con un grado aún mayor de dificultad.60 Por si esto
fuera poco, la mera intervención del Banco Central genera efectos
profundamente distorsionadores en la misma información que trata de
recopilar.
58
La tendencia del proceso a nivel internacional es la misma que la que señalé a nivel
nacional. La existencia de bancos con reserva fraccionaria y dinero fiduciario dio origen al
Banco Central, del mismo modo, los peligros de unas finanzas internacionales basadas en
dinero fiduciario y tipos de cambio fijados por vía administrativa, fuerza, sino a la
creación de un Banco central mundial difícilmente aceptable por los Estados, sí a una
coordinación de las políticas de estas instituciones que reduzca los riesgos inherentes al
sistema.
59
Knut Wicksell, The Influence of the Rate of Interest on Prices, Economic Journal, XVII
(1907), pp. 213-220.
60
Jesús Huerta de Soto, Dinero, Crédito Bancario y Ciclos Económicos, Unión Editorial,
Madrid 1998, pp. 510-511.
La impaciencia del Corazón
41
Todo monopolio es, además, incompatible con la defensa del propio
interés que se supone ha de ser la piedra angular del funcionamiento de la
economía de mercado. Efectivamente, en el caso de existir un dinero
mercancía como el oro, los costes de dedicarse a su extracción minera
serían valorados por cada actor económico según su propio interés, es
decir, realizando un cálculo de costes y beneficios. La aparición de un
monopolio no es, sin embargo, un fenómeno espontáneo, todo monopolio
se impone siempre por la fuerza, lo que, en definitiva demuestra que es
contrario a la idea del propio interés —de no serlo la coacción resultaría
innecesaria. Quedando, así, más claro aún que el coste asociado a
mantener el Banco Central Europeo es superior al beneficio obtenido de su
mera existencia.
El monopolio del Banco Central Europeo es ineficaz. Dado que el coste
de producción de dinero incluye el propio salario, por decirlo así, del
monopolista, la tendencia natural —como en todo monopolio— consiste en
subir los costes. De ahí que los costes asociados a cualquier producción
monopolística superen los asociados a una producción competitiva. Ocurre
lo mismo con el dinero, el precio del dinero monopolizado aumenta,
disminuyendo, de este modo, el poder adquisitivo de cada unidad. Esto es
justamente lo contrario de lo que persigue el Banco Central Europeo —la
estabilidad de precios— toda vez que la perdida de valor adquisitivo es
equivalente a la subida de precios.
En este sentido, no debe olvidarse tampoco que el Banco Central
Europeo tiene la obligación de sustituir regularmente las monedas y
billetes viejos y desgastados por los nuevos. Por supuesto, los nuevos
billetes y monedas deben tener el mismo valor que los anteriores, de lo
contrario ¿quién estaría dispuesto a realizar el cambio?61 Esto quiere decir
61
Supongamos que fabricar un billete de 100 € cuesta 10 céntimos (por supuesto esto es
exagerado, pero valga para la claridad del ejemplo). Cuando el billete ha sido usado
repetidas veces pierde calidad y se hace preciso cambiarlo. Si al acudir a la oficina
bancaria, el poseedor de ese billete se viese en la obligación de abonar los 10 céntimos por
el billete nuevo (o más si tenemos en cuenta que habría que cobrar también los gastos de
transporte, entre otros), o lo que es lo mismo que le cambiasen 100€ por 99’90€, es
evidente que evitaría el cambio. Tendríamos así la paradójica situación de que sólo
La impaciencia del Corazón
42
que los costes asociados a esta tarea, que aunque puedan ser muy bajos no
son cero, han de ser pagados por el B. C. E. que necesita, para ello, dinero.
La única forma que tiene de obtenerlo es imprimiéndolo, creándolo ex
novo, de la nada, es decir, con inflación, y ya sabemos que la inflación no
provoca precisamente estabilidad en los precios, sino su aumento. Una vez
más vemos que la mera existencia del Banco Central Europeo es
incompatible con los propósitos que pretende alcanzar, con la misión
fundamental que le ha sido encomendada.
Finalmente, no podemos creer que cuando alguien se convierte en
monopolista su naturaleza se transmute convirtiéndose en un ser de
angelical bondad, que limita sus propias posibilidades de adquirir poder y
riqueza. De hecho, ni la propia Unión Europea lo cree, puesto que uno de
sus propósitos es impedir la existencia de monopolios en su economía. Y es
que la creencia en las virtudes de la libertad de mercado obliga a asumir
l'homme tel qu'il est véritablement (contrairement au marxiste qui a une
vision fictive de l'homme et de la société, ce qui le conduit à être
dogmatique), como decía recientemente Pascal Salin en una entrevista.62
En definitiva. El Banco Central Europeo se propone conseguir fines
que son incompatibles con su propia existencia. Si esto ya es un atentado
al sentido común y a la razón, lo es aún más el hecho de que —como ya
apuntamos al principio del artículo— se defina la estabilidad de precios
como un incremento de los mismos, por muy limitado al 2% que esté.
¿Qué diferencia hay entre semejante definición y la que podría consistir en
definir a un hombre sano como aquel que padece fiebres? ¿Cómo es
posible llamar a esto “salvaguardar el poder adquisitivo de la nueva
moneda” sin distorsionar el lenguaje?63 De otro lado, la mera actividad de
circularían billetes viejos y prácticamente inservibles que serían sustituidos por otros de
fabricación casera, es decir, privada, cuando se rompiesen. En definitiva, el monopolio
del Banco Central Europeo desaparecería.
62 Le Québécois Libre, No. 119, Montreal, 15 de febrero de 2003.
63
«Man qua organism is an animal; to destroy it, one must kill it. Man qua person is the
animal that uses language; to destroy him, one must destroy his language.[...] Others - in
particular, Orwell - have suggested that what has happened to the German language
under the influence of nazism has happened to other modern languages under the
influence of bureaucatization, collectivization, and technicization». Thomas Szasz,
La impaciencia del Corazón
43
fabricación de moneda ya hace disminuir el poder adquisitivo del euro.
Pero es que además, esa búsqueda de estabilidad está sometida al apoyo de
las políticas económicas generales de la Comunidad Europea. Si se
reconoce que tanto la inflación como la deflación64 pueden resultar
costosas para la sociedad tanto en el orden económico como en el social,
¿por qué se acepta la idea friedmanita de que es necesario un incremento
constante65 de la cantidad de dinero? ¿Por qué es buena una subida de
precios de un 2%?
Against Behaviorism, Libertarian Review, No. 11, Diciembre 1974.
Del mismo modo que interesadamente se quiere confundir inflación con subida de
precios, se suele afirmar que la bajada constante de precios es mala, y a esta bajada de los
precios se le llama deflación. Sin embargo asistimos de nuevo a una utilización
fraudulenta de los términos. Si la inflación es el incremento de la cantidad de dinero,
deflación es su disminución: la primera lleva aparejada la subida de precios o, mejor, el
descenso del poder adquisitivo de la moneda; la segunda implica un descenso de la
cantidad de dinero. Pero hay que tener presente que el incremento del poder adquisitivo
de la moneda no perjudica a nadie, pagar precios más bajos por mayor cantidad de cosas
es ser más rico, aumentar la riqueza. Lo importante es que este incremento del poder
adquisitivo no se lleve a cabo mediante la destrucción del dinero sino mediante el
incremento de la productividad, pues ya vimos que la cantidad de dinero que exista en
una economía no es importante. Sí lo es su variación. En este sentido la deflación es tan
negativa como la inflación. Pero eso sí, a todo período inflacionario acaba sucediéndole
uno deflacionario cuando estalla la burbuja.
65
El incremento de los precios sólo puede tener su origen en tres causas: o bien hay un
aumento de la demanda sin una subida proporcional de la oferta, o bien disminuye la
oferta, o bien se aumenta la cantidad de dinero. La primera es la lógica consecuencia de la
actividad libre de los actores económicos, en ese caso el aumento de los precios de unos
determinados productos se ve compensado por la obligada disminución del precio en
otros que, por fuerza, no pueden consumirse (recordemos que la cantidad de dinero
permanece invariable en este caso). Los resultados tras el ajuste de precios no son
negativos para la estructura económica. La segunda implica, necesariamente, la
destrucción de la productividad (algo que el Banco Central Europeo no persigue). La
tercera es, precisamente la generada por la inflación. Si, por tanto, el B. C. E. admite una
subida de precios anual constante (de todos los precios) está claro que su origen ha de
estar en ésta última causa, porque las otras dos quedan descartadas; es decir, el B. C. E.
reconoce abiertamente que genera inflación, es decir, incrementa el agregado monetario
de manera anual constante y dice que eso es “salvaguardar el poder adquisitivo de la
moneda”. Quos vult perdere Jupiter prius dementat.
64
La impaciencia del Corazón
44
2.-LA SUBSIDIARIEDAD
Éste es un principio del que todo el mundo parecía haberse olvidado
hasta que la Unión Europea lo resucitó como criterio para la distribución
de competencias en su seno 66. No podemos entretenernos aquí en trazar
su historia que se remonta a Aristóteles y pasa por Santo Tomás, Altusio y
otros hasta nuestros días. Pero sí me parece relevante recordar que se trata
de un principio con una vía de dos sentidos: por un lado, la autoridad de
los entes públicos no debe impedir la actuación de los individuos, por otro,
esas autoridades, además de incitar y ayudar a la acción individual, deben
suplir a ésta cuando se crea necesario.
Ello da lugar a una situación insostenible. Quienes veían en el
principio de subsidiariedad el triunfo de las tesis liberales olvidaron
pronto que este mismo principio legitima la acción estatal y que, como
alertaba Jacques Delors, parece tratarse de un principio que los estados
están dispuestos a aplicar a la Comunidad pero no a sí mismos.
El problema fundamental de demostrar a priori la eficacia de llevar a
cabo las actuaciones a un determinado nivel es insalvable: de un lado
porque la medición de esa eficacia ex ante es mera especulación, de otro
porque la comparación de esa eficacia con la que tendría la actuación a
otro nivel es un ejercicio imposible de ficción. Por ello se acude a otros
criterios decisorios. El más importante el de la transnacionalidad, es decir,
que el asunto que se considera presenta aspectos transnacionales que no
pueden ser regulados satisfactoriamente mediante la actuación de los
Estados miembros 67 , seguido por el de la escala: la acción comunitaria
66
En realidad las razones del resurgimiento de este principio pueden ser tres: la
construcción europea como entidad política; la puesta en causa del Estado providencia y
el hundimiento del espacio soviético. Véase Chantal Millon-Delsol, Le Principe de
Subsidiarité, P. U. F. 1993.
67
Protocolo sobre la aplicación de los principios de subsidiariedad y proporcionalidad del
Tratado de Amsterdam, apartado 5.
La impaciencia del Corazón
45
proporcionaría claros beneficios debido a su escala o a sus efectos en
comparación con la actuación a nivel de los Estados miembros 68. No hay
espacio aquí para discutir sobre el carácter destructivo que estas
condiciones homogeneizadoras suponen 69. ¿Qué criterios utilizar cuando
se trata de evaluar los resultados que van a afectar, no a un individuo, sino
a múltiples individuos? Todos los individuos de una sociedad tienen,
necesariamente, opiniones diferentes, preferencias subjetivas distintas,
sus escalas de valoración no coinciden, ¿cómo es posible, así, pretender
fijar un óptimo social? De nuevo Pascal Salin nos responde: le seul
principe universel qui nous permet d'évaluer une situation de manière
non-contradictoire consiste à se demander si les hommes ont agi
librement ou sous la contrainte [...] Ainsi, en face d'un problème social
quelconque ne nous demandons jamais si le résultat nous paraît bon ou
mauvais, mais seulement s'il a été obtenu par le libre exercice de la liberté
(sur la base de droits de propriété légitimes et de liberté contractuelle) ou
s'il a été obtenu par la contrainte (qu'elle soit légale ou non). Todo esto son
problemas referidos a la aplicación práctica del principio. ¿En qué medida
la gobernanza económica se ha visto empañada por estas dificultades?
El Grupo de Gobernanza Económica de la Convención no parece
haberse preocupado demasiado por la aplicación de la subsidiariedad al
los asuntos de que trataba. Todo lo más que llega a decir es que en la
coordinación de las políticas económicas se garantice una participación de
los parlamentos nacionales. En ningún momento se pregunta por la
justificación de que las políticas económicas se decidan a nivel estatal o
comunitario ni por el ejercicio de la libertad de los ciudadanos europeos en
materia económica. En ningún caso parece pensar que la subsidiariedad
pueda aplicarse a la moneda o a la política económica, y, sin embargo, el
proceso formativo de los precios es un proceso social. Se realiza mediante
la interacción de todos los miembros de la sociedad. Todos colaboran y
68
69
Id.
Es verdad que en el Protocolo citado se establece que las medidas comunitarias
deberían ofrecer a los Estados miembros varias formas alternativas de alcanzar los
objetivos perseguidos, pero esto no resuelve el problema de la homogeneización y sus
consecuencias negativas para el desarrollo de Europa, porque aún quedaría la tarea de
justificar objetivos homogéneos para todos los Estados. En este sentido la posibilidad de
cooperaciones reforzadas es una solución brillante.
La impaciencia del Corazón
46
cooperan, cada uno en el particular papel que ha elegido para sí en el
marco de la división del trabajo. Compitiendo en la cooperación y
cooperando en la competencia, todos contribuimos al resultado final, esto
es, a fijar los precios de mercado, a distribuir los factores de producción
entre las diversas necesidades y a determinar la cuota en que cada uno
satisfará las suyas.
La aplicación del principio de subsidiariedad obliga a reconocer que la
mayor eficacia del mercado se alcanza cuando éste está protegido de
injerencias externas, que el nivel al que se han de llevar a cabo las
actuaciones es el nivel individual. Cualquier órgano de planificación,
intervención o gobierno económico en su mayor parte desconoce o sólo
tendrá una idea muy vaga del conocimiento que se encuentra disponible
en forma dispersa en la mente de los actores económicos.70 Este mismo
defecto afecta al Banco Central Europeo. La Convención Europea se ha
dejado llevar, aquí también, por su impaciencia del corazón y ha sido
incapaz de llevar el principio de subsidiariedad hasta sus últimas
consecuencias.
3.-LA IMPOSIBILIDAD DE QUE EL B. C. E. HAGA
SU TRABAJO
Acabamos de verlo. Las decisiones económicas tomadas en niveles de
centralización o en órganos de gobierno planificadores son más ineficaces
que las adoptadas por el propio mercado y los actores económicos. Pero
además, el B. C. E. no puede cumplir su misión. Ya anticipábamos antes
que no existe nada que pueda denominarse con propiedad nivel general de
precios. Cuando se adjudica al B. C. E. la misión de controlar la estabilidad
de precios se le está, por tanto, encomendando una tarea imposible.
70
Jesús Huerta de Soto, Socialismo, Cálculo Económico y Función Empresarial, Unión
Editorial, Madrid 1992.
La impaciencia del Corazón
47
Es la variación en los precios relativos de los bienes la que determina
los cambios que se producen en la estructura productiva. Es decir, la
diferencia de precios entre los bienes que se utilizan en las distintas fases
del proceso productivo, consecuencia de una alteración en la demanda
relativa de bienes de consumo y bienes de producción. Poco imaginaba
Hayek que no sólo no se acabaría rechazando, en la teoría monetaria, la
explicación en términos de una relación directa entre el dinero y el nivel de
precios, sino que tampoco se ha arrojado por la borda el concepto de un
nivel general de precios. Antes al contrario, se han convertido en
instrumentos fundamentales de la política monetaria en la Unión
Europa.71
De otro lado, el instrumento utilizado para obtener información sobre
esa variación en los precios genera importantes distorsiones. Es el I. P. C.,
que está centrado, fundamentalmente, en los bienes de la etapa de
consumo. Es por ello que cuando se inicia una etapa de ahorro se confunde
con una disminución del crecimiento económico, puesto que no se recogen
los paralelos incrementos de la inversión en las etapas más alejadas del
consumo. Se genera, así, un incentivo más para desarrollar políticas
inflacionarias.
CONCLUSIÓN
El Grupo de trabajo de la Convención Europea no ha tenido valor
suficiente para romper su impaciencia del corazón. El texto constitucional
71
Friedrich A. Von Hayek, Precios y Producción, Unión Editorial, Madrid 1996, p. 43.
La impaciencia del Corazón
48
que puede salir de esas propuestas no logrará superar las contradicciones
que señalábamos al comienzo. Es un importante logro el recoger, como se
sugiere en las conclusiones, en un texto constitucional los objetivos
económicos que se persiguen, especialmente el del crecimiento no
inflacionario. La importancia de alejar definitivamente el espectro de la
inflación no puede ser negada. Sin inflación las periódicas depresiones
económicas que padecemos desaparecerán, se acabará el improductivo
consumo de capital que las economías europeas de hoy no dejan de
realizar, el paro podrá ser eliminado gracias al incremento de la
productividad. Pero de nada sirve fijar tan encomiable objetivo si, acto
seguido, se mantienen y defienden las condiciones ideales para que el
crecimiento constante de la cantidad de dinero dé al traste con las mejores
intenciones. La Constitución Europea no puede ser un mero ejercicio
semántico sin valor.
La existencia del Banco Central Europeo, del Sistema Europeo de
Bancos Centrales, la reserva fraccionaria, un euro fiduciario, son
obstáculos insalvables si se quieren lograr los objetivos económicos
enunciados en los tratados. Suponen violaciones fundamentales de los
principios universales del derecho. Nada sería más sencillo que establecer
en un texto constitucional para Europa la necesidad de cumplir con ellos.
Sin embargo, la Convención Europea pretende mantener el actual estado
de cosas.
Los resultados de aplicar al texto constitucional los principios
universales del derecho y la auténtica defensa la libertad y la
responsabilidad de los actores económicos habrían supuesto la
desaparición del monopolio del B. C. E., de la reserva fraccionaria y del
dinero fiduciario. 72 No se trata, por tanto de una exigencia política o
72
Por supuesto, esto supondría el regreso al sistema del patrón oro estricto. No es este el
lugar de discutir la posibilidad de lograr este objetivo —se han realizado cálculos y
programas muy variados para alcanzarlo—, sólo me gustaría señalara que, como dice
Lewellyn H. Rockwell Jr., there are many objections to the conventional view of the gold
standard, but let me just respond to the point about realism. There are a lot of policies
which seem unrealistic to promote. We can admit that there is little prospect that the post
office will be privatized anytime soon, but that fact doesn't diminish our responsibility to
push the idea. Nothing could be more obvious than that private enterprise would do a
La impaciencia del Corazón
49
técnica, sino de una exigencia moral que la Convención no ha sabido o no
ha querido cumplir.
Pero debe reflexionarse seriamente sobre las consecuencias que se
derivan de esa postura. En tanto en cuanto se permita la existencia de una
inflación constante, la crisis se perpetuarán, el desempleo será elevado...
Por poner un ejemplo, aunque sea un tema que requeriría ser tratado con
cierta extensión, Europa enfrenta un grave problema con los sistemas de
pensiones. En éstos, como en la moneda, se violan los principios
elementales de buena práctica comercial, combinando dos funciones que
son radicalmente incompatibles entre sí: la de seguro y la de asistencia
social. 73
Los necesarios planes de reforma del sistema however, will not prevent
those systems from going bankrupt. In 1996 the Organization for
Economic Cooperation and Development estimated that the net present
value of future social security commitments as a percentage of gross
domestic product amounted to at least two and a half times the size of
GDP in 9 of 13 EU countries (figures were not available for Luxembourg
and Greece), and the net present value of the unfunded pension liability
exceeded 100 percent of GDP in 6 of those 13 EU countries. 74 Cualquier
reforma que pretenda tener éxito debe pasar por la privatización de los
sistemas de pensiones, sin embargo, la inflación desbaratará estos planes
al provocar una continua pérdida del poder adquisitivo de la moneda, la
inflación es como una rueda de trinquete, nunca retrocede, y eso acabaría
better job of delivering letters than the government. But if no one says it – if people are
not willing to state what is true, again and again – all hope for change is lost. And
sometimes, just stating what is true is enough to bring about change when conditions are
ripe for it. Esta es la tarea que habría cabido esperar de la Convención, lamentablemente
en esto también ha fracasado.
73
Jesús Huerta de Soto, The crisis and Reform of Social Security, Journal des
Economistes et des Etudes Humaines: Bilingual Journal of Interdisciplinary Studies, vol.
5, No. 1, Paris 1994, pp. 134-135: «The public system of Social Security has, since it began,
shown an unresolvable contradiction wich is the main cause of many of its problems. It
has tried to work simultaneously as a system of “insurance” and of “social assistance” or
welfare, wich are radically incompatible with each other».
74
L. Jacobo Rodríguez, Europe’s Retirement Blues, International Center for Pensions
Reform, www.pensionreform.org
La impaciencia del Corazón
50
con el valor de los fondos de pensiones en el mercado. Si, por tanto, los
actuales sistemas de pensione son insostenibles y la reforma no puede
tener éxito si no se combate la inflación, no nos espera un futuro muy
prometedor.
Dijimos más arriba que no era el consumo el motor del crecimiento
económico, sino el ahorro. Pero, precisamente aquellas instituciones
destinadas a gestionarlo se han convertido en el principal elemento
multiplicador de dinero. Los bancos expanden sin cesar la cantidad de
dinero fiduciario, penalizando toda forma de ahorro con la incesante
marcha de la inflación, ¿quién desea ahorrar sabiendo que conforme pasa
el tiempo su dinero vale menos? Las propuestas de la Convención no
incentivan el crecimiento económico, son, por el contrario, más de lo
mismo, un apuesta por los ciclos económicos y el inútil consumo de
capital.
La Convención Europea, concretamente su Grupo de Trabajo sobre la
Gobernanza Económica, ha optado por librarse lo antes posible de la
emoción molesta que causa la desgracia ajena. Ha realizado un ejercicio de
compasión que no es compasión verdadera. Preocupado por el presente
inmediato sin reparar en que su trabajo se proyectaba al futuro no ha
realizado un trabajo productivo, no ha sabido lo que quiere ni ha estado
dispuesto a compartir un sufrimiento hasta el límite y aún más allá de este
límite.
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Losada
Maestre
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Losada Maestre,
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Date:
2003.02.20
18:14:44 +01'00'
Reason: I am
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Febrero de 2003
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