La impaciencia del Corazón 1 La impaciencia del corazón Análisis praxeológico* de la Gobernanza económica de Europa y el Banco Central Europeo. por Roberto Losada Maestre Los Príncipes de Europa dejaron de sonreír,1 por un momento, para declarar públicamente su angustia 2 frente al destino que aguarda a nuestro continente. Aceptaron, así, el surgimiento de una Convención —la segunda— que, inmediatamente, cargó sobre sus hombros con la tarea de dotar a la Unión Europea de un texto constitucional. ¿Quién podría decir si esta labor interesa más a su gloria o a su orgullo?. Sí cabe, sin embargo, afirmar que los ojos de los europeos están puestos sobre ella.3 * La tradición praxeológica tiene un largo y honorable lugar en la historia del pensamiento económico desde Nassau, Wicksteed o Strigl hasta la culminación en Ludwig von Mises y su obra La Acción Humana. Tratado de Economía. La praxeología consiste, muy resumidamente, en lo siguiente: a) Considerar que los axiomas y premisas fundamentales de la economía son absolutamente verdad. b) Considerar que los teoremas y conclusiones deducidos, a través de las leyes de la lógica, a partir de esos postulados, son, en consecuencia, absolutamente ciertos. c) Considerar que, consiguientemente, no hay necesidad de “testar” empíricamente ni las premisas ni las conclusiones. d) Considerar que, aún siendo deseable, los teoremas deducidos no pueden ser comprobados de manera empírica. Para saber más recomiendo la lectura del artículo de Murray N. Rothbard, In defense of “Extreme Apriorism”, Southern Economic Journal, January 1957, pp. 314-320. ______________________________ 1 Bernard Henry-Levy, La barbarie con rostro humano, Monte Ávila Editores, Caracas, 1978, p. 10: «... Para explicar el nuevo totalitarismo de estos Príncipes sonrientes quienes, de vez en cuando por añadidura, prometen la felicidad a los pueblos». 2 Entiéndase la angustia aquí en el sentido que le daba Heidegger: siendo la nada lo que se revela en la angustia, uno no puede angustiarse por aquello o por lo otro, la angustia es el medio por el que uno se encuentra a sí mismo, podríamos decir. Y la nada —siempre según Heidegger— es «la posibilidad de lo que está disponible en general, es decir, el mundo mismo». La declaración de Laeken con su interminable lista de preguntas es una de las ilustraciones más precisas de este concepto. 3 L. A. de Saint-Just: «Tous les tyrans avaient les yeux sur nous, lorsque nous jugeâmes La impaciencia del Corazón 2 Dividida en once grupos de trabajo, el propósito de cada uno de ellos revela el contenido de la que podrá ser la Carta Magna de una nueva Unión ampliada. La existencia de uno concreto, bajo la denominación de Grupo de trabajo sobre la gobernanza económica, indica que triunfa, entre los dirigentes de nuestros países, la opción constitucionalista para el encauzamiento de la economía continental. Que los mercados son un fenómeno espontáneo, cuya evolución no necesita ser dirigida, es algo que los economistas del siglo XVIII ya habían puesto de manifiesto. Pero escasas veces se ha prestado atención al marco legal que debía ser el soporte de ese espontáneo evolucionar. La Unión Europea tiene como principio orientador de su actuación y de sus políticas lograr un crecimiento económico no inflacionario y luchar contra el desempleo. ¿Puede un texto constitucional garantizar que esto sea así? En definitiva, ¿puede una ley evitar la inflación y las crisis que ésta provoca? ¿El resultado de la Convención Europea asegura y favorece el crecimiento de Europa? Las prescripciones constitucionales podrán establecer límites a las distorsiones económicas que los gobernantes, de hoy y del futuro, pueden ocasionar a través de la intervención pública en el mercado, pero, ¿es esto suficiente? Lamentablemente, en el aspecto económico, la Unión Europea está erigida sobre profundas e importantes contradicciones. Los objetivos de progreso económico y social, de desarrollo sostenible y de empleo sólo un de leurs pareils; aujourd’hui que, par un destin plus doux, vous méditez la liberté du monde, les peuples, qui sont les véritables grands de la terre, vont vous contempler à leur tour.[...] Vous avez craint le jugement des hommes, quand vous fîtes périr un roi. Cette cause n’intéressait que votre orgueil; celle que vous allez agiter est plus touchante; elle intéresse votre gloire; la Constitution sera votre réponse et votre manifestation sur la terre». Discurso pronunciado en la Convención el 24 de Abril de 1793. La impaciencia del Corazón 3 pueden alcanzarse mediante la libre actuación del mercado, protegido de las intervenciones del sector público que generan distorsiones irreparables en el tejido económico, mala asignación de recursos, ineficiencia y, en definitiva, crisis.4 Sin embargo, la Unión Europea habla de gobernanza, de promover, de crear, fortalecer,5 erigiéndose en centro de planificación de cuanta política económica deba llevarse en su territorio. La Unión Europea ha elevado a principio rector de sus políticas la subsidiariedad, sin embargo, priva a la sociedad de su legítima capacidad de fijar los precios, encargando esta tarea a la máquina burocrática del Banco Central Europeo. La Unión Europea lucha contra la limitación de la competencia en un mercado libre, sin embargo, acepta el monopolio sobre el bien más importante para el correcto funcionamiento de la economía: la moneda. La Unión Europea habla de alcanzar un crecimiento no inflacionario, sin embargo, se dota de los instrumentos más apropiados para generar inflación: un sistema de Bancos Centrales basado en la reserva fraccionaria y dinero fiduciario. La Unión Europa está decidida a luchar contra el fraude, al tiempo que ampara y privilegia la diaria violación de los principios universales del derecho por parte de un sistema bancario que goza del privilegio legal de hacerse con la propiedad ajena a través del sistema de reserva fraccionaria. En tanto en cuanto ésta y no otra sea la situación, nada podrá evitar 4 Murray N. Rothbard, What has goverment done to our money?, Ludwig von Mises Institute, Alabama, 1990, p. 43: «As always, government intervention to cure one problem raises a host of new, unexpected problems». 5 A continuación señalo algunos ejemplos que ponen de manifiesto esa deriva intervencionista: Artículo 2 del T. U. E.: La Unión tendrá los siguientes objetivos: promover el progreso económico y social, un alto nivel de empleo y conseguir un desarrollo equilibrado y sostenible, principalmente mediante la creación de un espacio sin fronteras, el fortalecimiento de la cohesión económica y social... Artículo 3 del T. C. E.: La Comunidad tiene por misión a través del establecimiento de un mercado común, de una Unión Económica y Monetaria y por la puesta en práctica de políticas o acciones comunes (...) promover un desarrollo armonioso y equilibrado... O puede verse todo el título VI bis del T. C. E., del que, por ejemplo, extracto el artículo 126: Los Estados miembros mediante sus políticas de empleo..., etc. La impaciencia del Corazón 4 que la economía europea se ralentice. Peor aún, que la constante inflación padecida por los europeos acabe por consumir el capital acumulado durante siglos de actividad económica productiva. El origen de estas contradicciones y de esta confusión de ideas proviene de la incapacidad de comprender correctamente qué es el dinero y, a consecuencia de ello, de aplicar teorías monetarias que no soportan el más básico análisis lógico. La creencia en que el dinero fiduciario es ineluctable consecuencia de la evolución económica de la sociedad, la consideración de la inflación como conclusión lógica de las premisas económicas de nuestro tiempo —una catástrofe que aparece como las plagas o las enfermedades—, son errores que han de ser combatidos. La inflación es una política, una política deliberada de quienes buscan en ella un mal menor con el que el combatir el desempleo. Pero la realidad es que no soluciona el paro, antes al contrario, origina más desempleo y mayor pobreza. Preguntarnos por cuánto tiempo podrá aguantar la Unión Europea una inflación anual que, en el mejor de los casos, provoca una subida del 2% de los precios, recuerda a aquella conferencia en que Ludwig von Mises afirmaba que los países ricos pueden aguantar más tiempo, pero, al final, el proceso inflacionario acaba por reventar, dejando en ruinas toda una estructura productiva que, en ese momento, se revela como no rentable.6 En las páginas que siguen pretendo analizar la validez de la respuesta constitucional de la Convención a estas serias contradicciones europeas. Para ello, en primer lugar, habré de analizar, brevemente, la inflación, las crisis económicas, lo que sea el dinero y el funcionamiento de los bancos. Veremos que la inflación es generada por la existencia de un sistema de 6 Ludwig von Mises, ECONOMIC POLICY. Thoughts for Today and Tomorrow, 2002, The Ludwig von Mises Institute. FREE MARKET BOOKS, Irvington-on-Hudson, New York, p. 58-77. La impaciencia del Corazón 5 banca con reserva fraccionaria y bancos centrales en un mundo de dinero fiduciario, que la inflación genera de manera ineluctable las periódicas depresiones económicas que padecemos, que consume capital y que no genera empleo. Tras ello podremos responder a la pregunta que nos formulamos y enjuiciar así el trabajo de la Convención. La Impaciencia del Corazón Stefan Zweig fue uno de esos hombres que por causa de su filiación religiosa sufrió la horrible persecución del nazismo. Su legado intelectual se origina en esa sociedad predemocrática que fue el imperio AustroHúngaro antes de la Primera Guerra Mundial, germen de una colección de creadores sin parangón, que recibiría su primera herida con las propuestas democratizadoras wilsonianas que querían destruir el viejo imperio del águila bicéfala. Después, la máquina homogeneizadora estatal de la Alemania nazi acabaría de rematar el moribundo cuerpo de intelectuales.7 7 Al revés a lo que interesadamente se ha querido presentar como el resultado de la existencia de una sociedad multiétnica y multicultural, la productividad intelectual de la Viena de esos años se debe a la peculiar forma de gobierno de la monarquía de los Habsburgo. La prueba de ello es el fracaso de ese experimento de sociedad multicultural que quiso crear Wilson en Yugoslavia. Hans-Hermann Hoppe, en su reciente libro Democracy, The God that Failed (Transaction Publishers, New Brunswick, 2002), hace referencia a este detalle y, como prueba contundente de su veracidad, aporta un conjunto de nombres que aparecieron bajo el reinado de la casa imperial: «The list includes Ludwig Boltzmann, Franz Brentano, Rudolph Carnap, Edmund Husserl, Ernst Mach, Alexius Meinong, Karl Popper, Moritz Schlick, and Ludwig Wittgenstein among philosophers; Kurt Gödel, Hans Hahn, Karl Menger, and Richard von Mises among mathematicians; Eugen von Böhm-Bawerk, Gottfried von Haberler, Friedrich A. von Hayek, Carl Menger, Fritz Manchlup, Ludwig von Mises, Oskar Morgestern, Joseph Schumpeter, and Friedrich von Wieser among economists; Rufolph von Jhering, Hans Kelsen, Anton Menger, and Lorenz von Stein among lawyers and legal theorists; Alfred Adler, Joseph Breuer, Karl Bühler, and Sigmun Freud among psycologists; Max Adler, Otto Bauer, Egon Friedell, Heinrich Friedjung, Paul Lazarsfeld, Gustav Ratzenhofer, and Alfred Schütz among historians and sociologists; Hermann Broch, Franz Grillparzer, Hogo von Hofmannsthal, Karl Karus, Fritz Mauthner, Robert Musil, Arthur Schnitzler, Georg Trakl, Otto Weininger, and Stefan Zweig among writers and literary critics; Gustav La impaciencia del Corazón 6 Este hombre eminente en cuanto emprendía —biografías, novelas, dramas, etc.— acabaría quitándose la vida al estallar la Segunda Guerra Mundial. Yo me serviré de un fragmento de su libro Impaciencia del Corazón para tratar de explicar, con brevedad, la relación entre la inflación y las crisis económicas. El texto es el siguiente: «Sólo al principio la compasión —igual que la morfina— resulta beneficiosa para el enfermo, un remedio, un recurso, pero cuando no se sabe dosificarla y suprimirla a tiempo, se convierte en un veneno mortal. Las primeras inyecciones causan un bien, calman, apaciguan el dolor, pero por fatalidad, el organismo, tanto el cuerpo como el alma, están dotados de una fuerza de Klimt, Oskar Kokoschka, Adolf Loos, and Egon Schiele among artists and architects; and Alban Berg, Johannes Brahms, Anton Bruckner, Franz Lehar, Gustav Mahler, Arnold Schönberg, Johann Strauss, Anton von Webern, and Hugo Wolf among composers». No puede ser coincidencia la existencia de esta ebullición creativa. Aunque no es el asunto que aquí me ocupa, quede este ejemplo como advertencia para aquellos europeos que «seem to have accepted the project of a “European democracy” without analyzing its implications. They not only underestimate historical and extraordinary differences among European societies, they also ignore the benefits of competition between independent political structures and seem totally unaware of the distributive consequences of a massive democracy». Carlo Lottieri, European Unification as New Frontier of Colectivism: The Case for Competitive Federalism and Polycentric Law, Journal of Libertarian Studies, 2002, Vol. 16, No. 1, p. 23-43. La impaciencia del Corazón 7 adaptación tremenda. Así como los nervios exigen cada vez más morfina, así el sentimiento exige cada vez más compasión, y al final reclama más de lo que es posible dar. Y llega indefectiblemente el momento, acá y allá, en que hay que decir que “no” y en que no se debe fijar uno en si el enfermo lo odia por esa última negativa, como si jamás se le hubiera ayudado, y tal vez más aún... [H]ay que poner freno a la compasión, de lo contrario causa más daño que toda la indiferencia —eso lo sabemos los médicos, y lo saben los jueces, los alguaciles y los prestamistas—; si todos ellos dieran rienda suelta a su compasión, se paralizaría en mundo». Aunque, desde luego, la intención de Zweig no estaba directamente relacionada con las crisis económicas, basta con sustituir compasión por inflación y organismo por economía y resulta una bella descripción del efecto que el aumento de la cantidad de dinero en circulación tiene para curar las crisis económicas. Pero en el caso de que nos habla Zweig estamos ante un enfermo, ¿cómo ha perdido la salud? En otras palabras, ¿cómo se producen la crisis económicas? Contrariamente a lo que décadas de interesada defensa de las teorías keynesianas 8 por parte de las autoridades públicas nos han hecho creer, las crisis económicas no se producen por falta de consumo, sino por mala inversión de los recursos. El consumo no es el motor del crecimiento, sí lo es el ahorro. Toda actividad humana, todo el humano actuar, puede resumirse diciendo que consiste en elegir, en optar entre varias posibilidades que se nos ofrecen. Esa elección implica, necesariamente, un juicio de valor 8 La teoría keynesiana representa una aberración en la historia de las ideas económicas que ignora el carácter racional y voluntario de la acción humana y se refiere tan sólo a términos de tipo colectivo y variable macroeconómicas sin ninguna conexión con la realidad. Su éxito le viene de su confusión que permite interpretarla en el sentido que cada cual considera apropiado y, especialmente, permite a los políticos erigirse en ingenieros de la sociedad con capacidad para regir la actividad económica. La impaciencia del Corazón 8 basado en la satisfacción que cada elección puede proporcionar. Así, todo hombre puede juzgar la importancia que para él tiene cada uno de los bienes. Esto es tarea sencilla en un sistema económico simple, con escasa complejidad en las interrelaciones existentes entre los distintos bienes: para un granjero en régimen de autosuficiencia sería sencillo elegir entre dedicar una determinada extensión de terreno al cultivo o dedicarla a la caza . Sin embargo, sería mucho más complicado decidir que cantidad de un curso de agua debe dedicarse a la producción de electricidad o a la ampliación de una mina.9 En una economía compleja se necesita, pues, una unidad para el cálculo económico. Esa unidad es el dinero. Es en dinero como se expresan los precios, es decir el valor objetivo de intercambio entre las mercancías. El cálculo económico es pues un cálculo monetario. Así es sencillo optar entre, por ejemplo, ir al cine o a cenar a través de los precios de ambas cosas; en función de la satisfacción que esperamos obtener de cada una de las dos posibilidades, podemos compararlas a través del precio de ambas, expresado en unidades monetarias. Un empresario llevará a cabo un razonamiento similar —si bien algo más complejo— para decidir si le resultará rentable o no abrir un restaurante en una determinada localidad. Podrá calcular así los costos del alquiler del local, la compra del material necesario, la contratación de los servicios de luz y agua, la contratación de personal, etc. Podrá comparar esos gastos con los beneficios esperados. De este modo, y sólo de este modo, podrá tomar una decisión respecto a su proyecto de inversión. Si el empresario ha realizado bien sus cálculos y fue hábil al prever la orientación del consumo en el futuro, su negocio será un éxito. 10 Cabe, 9 «It would not be difficult for a farmer in economic isolation to come by a distinction between the expansion of pasture-farming and the development of activity in the hunting field [...] But it is quite a different matter when the choice lies between the utilization of a water-course for the manufacture of electricity or the extension of a coal mine». Ludwig von Mises, Economic calculation in the socialist Commonwealth, Ludwig von Mises Institute, Auburn, Alabama, 1990, p. 9. 10 El beneficio es lo que queda del valor producido en una empresa después de haber satisfecho todas sus obligaciones. Es decir. el beneficio es una remuneración residual y, La impaciencia del Corazón 9 desde luego, la posibilidad del fracaso, de la quiebra y la pérdida de la inversión, por muchos motivos: bien porque no se adecua al gusto de los consumidores de la zona, bien porque existe una competencia que le supera en calidad o precios bien, sencillamente, porque el lugar resulta ser poco transitado, etc. Podemos decir, entonces, que ese empresario ha sufrido una crisis económica, él y sus empleados se ven sin trabajo y sin dinero. Pues bien, las depresiones cíclicas que padecemos no son sino la multiplicación de este error. La crisis está provocada por masivos errores empresariales. De pronto, inversiones que en su momento parecían rentables, se revelan como todo lo contrario, ruinosos proyectos que sólo consumen capital. ¿Cómo es posible que se produzcan estos errores masivos? O, por seguir con el símil de Zweig, ¿cómo llega la economía a estar enferma? ¿Acaso es posible que cientos de empresarios se revelen como auténticos incompetentes? Desde luego, podemos rechazar una explicación similar que, difícilmente, tiene cabida en un mundo racional donde las probabilidades de que todo el mundo se equivoque de manera espontánea son muy remotas. ¿Qué es entonces lo que lleva a esos empresarios a cometer errores que de otro modo no habrían cometido? La respuesta es sencilla: la inflación. La inflación no es, como últimamente parece que se pretende hacer creer, un incremento de los precios. La inflación es un aumento en la cantidad de dinero; la subida de los precios no es sino el resultado necesario de ese previo incremento en la cantidad de dinero dentro de la estructura económica de una sociedad. ¿Cómo provoca la inflación esos errores masivos que he mencionado? Primero es preciso aclarar que el aumento de dinero sólo surte efecto si se introduce la nueva cantidad por un sector de la estructura productiva. Del mismo modo que si todas las cosas del universo aumentaran simultáneamente su tamaño, por ejemplo, un par de centímetros no por tanto, arriesgada. La impaciencia del Corazón 10 notaríamos ninguna diferencia, ni se habría provocado ningún efecto, la inflación —que recordemos se trata de una política deliberada— no surtiría efecto si, repentinamente, todos amaneciésemos con, por ejemplo, 500 € más en el bolsillo.11 Nada habría cambiado en este caso. Por el contrario, la inyección de dinero —la inflación— llega primero a unas manos que a otras, el efecto puede denominarse con el término inglés ripple, igual que las ondas provocadas en un estanque por la caída de una piedra. Los primeros en recibir ese dinero, esa primera dosis de morfina si seguimos el texto de Zweig, son los más beneficiados: pueden aumentar su nivel de consumo puesto que ven aumentadas sus rentas. Aquellos que venden a estos primeros beneficiados también ven aumentada su renta significativamente y aumentan su consumo. Por supuesto estos incrementos de la demanda de bienes significan un aumento de los precios —el efecto más visible de la inflación, como ya señalé—. Aquellos a quienes aún no ha llegado el dinero se ven, entonces, perjudicados, puesto que tienen que pagar precios más elevados sin que sus rentas hayan aumentado, debido a que, igual que las ondas del estanque, el dinero tarda en recorrer toda la estructura productiva. Es más, habrá siempre quienes nunca resulten beneficiados, puesto que a sus manos nunca llegará el nuevo dinero pero sí se verán obligados a pagar los precios corregidos al alza. Una vez que las olas del estanque han desaparecido, una vez que el nuevo dinero se ha distribuido, el efecto de la inflación se diluye, desaparece dejando como única huella de su paso una nueva estructura de precios al alza, menor poder adquisitivo de la moneda. Uno de los motivos por los que no suele entenderse esto con claridad es porque se ignora que el dinero es una mercancía, y como tal, está sometida también a las leyes de la oferta y la demanda. Acostumbrados a 11 Éste es el modelo del Ángel Gabriel de Murray N. Rothbard (The Mistery of Banking, Richardson & Snyder, 1983, p. 34: «The Angel Gabriel is a benevolent spirit who wishes only the best for mankind, but unfortunately knows nothing about economics. He hears mankind constantly complaining about a lack of money, so he decides to intervene and do something about it. And so overnight, while all of us are sleeping, the Angel Gabriel descends and magically doubles everyone’s stock of money. In the morning, when we all wake [p. 46] up, we find that the amount of money we had in our wallets, purses, safes, and bank accounts has doubled». La impaciencia del Corazón 11 vivir en un régimen de dinero fiduciario, creemos que nuestro dinero es una emanación administrativa, cuyo valor se decide en oscuros y recónditos despachos donde sesudos personajes analizan listas de complejos indicadores económicos. Incluso afamados economistas cometen el error de considerar el dinero como una mera convención: algo que puede imponerse por ley. El absurdo de esta teoría recuerda a la del contrato social.12 Asumir que ciertas mercancías, en particular los metales preciosos, se erigieron en medios de intercambio por ley o convención es, no sólo desconocer la evolución histórica de los hechos, sino desconocer la realidad económica de los distintos grados de comerciabilidad (Absatzfahigkeit) 13 de los bienes. El dinero fue un salto adelante en la historia de la civilización y del progreso económico del hombre.14 Sin el dinero —medio indirecto de intercambio— el avance de la civilización habría sido imposible. Sorprende que aún hoy haya quien achaque al dinero ser la causa de todas nuestras desgracias, abogando por el regreso a una economía de trueque.15 Pero éste último no habría permitido la construcción de ferrocarriles, el levantamiento de hospitales, la fabricación de ordenadores; nadie puede 12 No es necesario extenderse mucho aquí sobre la objeción principal que a esta peregrina idea cabe oponer. De haberse adoptado el dinero por convención o por ley, semejante acontecimiento debiera haber dejado una huella imborrable en la memoria histórica. Que un acontecimiento de carácter tan general —puesto que, igual que le prohibición del incesto, se da en todas las sociedades— y de tal trascendencia —sin él no existiría división del trabajo posible y toda nuestra civilización no habría podido surgir, no haya dejado el más mínimo rastro, ni en forma de monumento, ni de documento, ni de leyenda, demuestra lo errado de tales afirmaciones 13 Absatzfahigkeit es el término alemán empleado por Carl Menger. 14 «Money was a leap forward in the history of civilization and in man’s economic progress». Murray Newton Rothbard, The Mystery of Banking, Richardson & Snyder, 1983, p.: 9. 15 Por ejemplo, algunos defensores de la banca libre, que creen que el verdadero laissezfaire sólo es posible sin dinero, como Fischer Black, Eugen F. Fama, Robert E. Hall o Robert L. Greenfield y Leland B. Yeager. Otros creen que la banca libre acabaría por imponer esta situación, por ejemplo Neil Wallace o Thomas Sargent. No voy a discutir estas teorías porque es de sobra evidente que sin un medio de intercambio indirecto no tendríamos el actual grado de civilización del que disfrutamos, toda vez que la división del trabajo hubiera resultado imposible. La impaciencia del Corazón 12 hacer un cálculo económico de pérdidas y beneficios sobre las naranjas, gallinas, corderos, ladrillos y metros de tela que puede recibir a cambio de construir un kilómetro de ferrocarril. En una sociedad basada sólo en el intercambio no se habría superado el nivel de producción necesario para la propia subsistencia, los amantes de la música tendrían que haberse conformado con el esporádico cantar de los pájaros, los amantes de la pintura con la contemplación ociosa de un lejano amanecer, y, en fin, toda la humanidad con llegar a duras penas a la treintena.16 Pero el dinero debe surgir como una mercancía. Un objeto no puede ser usado como dinero a menos que ya posea un valor objetivo de intercambio basado en algún otro uso. El objeto debe tener previamente un precio para que sea aceptado como dinero.17 A pesar de lo evidente que resulta esto, muchos economistas no lo tienen en cuenta, o lo desconocen, y es grande la confusión surgida a este respecto. Samuelson y Nordhaus en su famoso manual de economía, por ejemplo, ignoran por completo este hecho. Así, afirman, que «El dinero es una convención social artificial. Si por cualquier razón, comienza a utilizarse una sustancia como dinero, el público empezará a valorarla. Una persona que no fume valorará los cigarrillos si éstos constituyen el dinero en un campo de concentración» (El énfasis es mío).18 Desde luego tienen razón al afirmar que se valora el dinero por su capacidad de intercambio, —por su poder adquisitivo—, pero es absolutamente falso —un error intelectual de primer orden— pensar que cualquier cosa puede convertirse en dinero a voluntad. Precisamente porque el beneficio que ofrece el dinero es su capacidad de compra, es 16 Frank Shostak, The Mystery of the Money Supply, Mises Daily (www.mises.org), 1 de marzo de 2000: «Money emerged because without a general medium of exchange trading and specialization were limited. To enjoy the benefits of more exchange and an extension of the division of labor, some traders trascended the barter market by using a medium of exchange. Money, the general medium of exchange, developped into the most marketeable commodity.» 17 Frank Shostak, The Electronic Money Myth, Mises Daily (www.mises.org), 23 de Junio de 2000. «Money must emerge as a commodity. An object cannot be used as money unless it already possesses an objective exchange value based on some other use. The object must have a pre-existing price for it to be accepted as money» 18 Paul Samuelson y William D. Nordhaus, Economía, McGraw-Hill, Madrid, 1990, p.: 262. La impaciencia del Corazón 13 decir, su precio en término de bienes y servicios que pueden adquirirse con él, es absolutamente indispensable que tenga un precio previo, que sólo puede surgir si tenía algún valor en la economía de intercambio. Samuelson y Nordhaus harían bien en preguntarse por qué fueron los cigarrillos el dinero de los campos de prisioneros (o de concentración) durante la guerra, en lugar de, pongo por caso, los botones de los uniformes. Si verdaderamente el dinero fuese una convención social, nada habría resultado más fácil para el oficial de más rango de entre los presos que haber establecido como nuevo dinero esos botones. Hasta ahí nada hubiera resultado difícil. Lo que verdaderamente le resultaría imposible sería fijar el poder adquisitivo de cada botón: puesto que nadie los valoraría en nada, ese poder tendría que ser arbitrario. El resultado de todo ello sería un mercado negro en el que se pagaría con cigarrillos, que sí tienen en un valor en la economía de intercambio.19 Ahora bien, esto era así porque una mayoría de prisioneros era fumadora; de haber resultado que nadie fumaba, no se podría haber establecido el tabaco como dinero — tal vez hubiéranse empleado las chocolatinas repartidas por la Cruz Roja—, lo que es prueba evidente de lo que vengo diciendo. De entre todos aquellos bienes que pueden emplearse como dinero habrá uno que acabe por imponerse a todos demás; tras haber ido desplazando uno a uno a sus competidores, éste, forzosamente habrá de ser la mercancía más comerciable. De modo que no es por azar que el oro fue escogido universalmente para ese papel. La primera dificultad que se encuentra quien vive sumergido en una economía de trueque es la denominada “doble coincidencia”. Es fácil imaginar el escaso número de veces en que la mercancía poseída por 19 Efectivamente, entonces, hasta los no fumadores apreciarían el tabaco, pero NO porque ellos comiencen a fumar, sino porque serían capaces de reconocer el valor que tiene cada cigarrillo para los fumadores. Lo mismo ocurrió con el oro: no todo el mundo apreciaba el oro para utilizarlo como adorno o lujo, sin embargo, dado que una gran mayoría de gente lo deseaba con esa finalidad, todo el mundo era consciente del valor que tenía en la economía de intercambio. Así, cualquiera puede apreciar los cigarrillos o el oro porque sabe el valor que tienen para aquellos que, a cambio, van a proporcionar otro tipo de bienes: comida, ropa, etc. La impaciencia del Corazón 14 alguien tiene un valor de uso menor que la poseída por otro, y que para este último la relación sea la inversa. Por ejemplo, si quien tiene zapatos de sobra desea una chaqueta, necesita encontrar a alguien que esté exactamente en la situación contraria, es decir, que tenga una chaqueta y esté dispuesto a intercambiarla por zapatos.20 Incluso en el relativamente simple y frecuente caso en que una unidad económica, A, desee la mercancía poseída por B, y B desee la poseída por C, mientras que C quiera la que está en posesión de A, incluso aquí, bajo la regla del simple trueque, el intercambio de los bienes en cuestión no podría llevarse a cabo.21 La necesidad de adquirir bienes en el mercado sin experimentar pérdidas llevó a los hombres a advertir fácilmente los diversos grados de comerciabilidad de los bienes. Es un error pensar que en un mercado dado todas las mercancías permanecen ligadas unas a otras por una definitiva relación de intercambio. De haber sido así, el dinero no habría parecido necesario, puesto que no habría dificultad en que cualquier mercancía fuese cambiada por otra en cualquier momento, en la proporción previamente establecida. Sin embargo, siempre han existido bienes más fáciles de colocar en el mercado que otros. Existen mercancías que pueden intercambiarse en el mercado sea cuando sea. Imaginen la diferencia entre acudir a cambiar trigo o documentos en sánscrito. Es evidente que mientras el trigo podría colocarse en cualquier momento en cualquier mercado a precios económicos, es decir, con beneficio, los documentos en sánscrito no podrían ser intercambiados más que en circunstancias especiales y en momentos oportunos a precios económicos. Si el propietario de los mismos se viese forzado a deshacerse de ellos 20 No debe perderse de vista que el intercambio comercial sólo es posible si existe una diferencia de valoraciones entre quien compra y quien vende. Es un error pensar, al observar el intercambio realizado, que los objetos intercambiados tienen el mismo valor. Entiéndase: si alguien compra una televisión por 600€ es porque valora en más la televisión que el dinero, aquella le proporciona una satisfacción que el dinero no podía proporcionarle. Lo contrario ocurre con el vendedor de la televisión. 21 Carl Menger, On the Origins of money, Economic Journal, volume 2, 1892, p. 239-255. «Even in the relatively simple and so often recurring case, where an economic unit, A, requires a commodity possessed by B, and B requieres one possessed by C, while C wants one that is owned by A, even here, under a rule of mere barter, the exchange of the goods in question would as a rule be of necessity left undone». La impaciencia del Corazón 15 inmediatamente es probable que no encontrase compradores dispuestos a ofrecer esos precios.22 Las dificultades planteadas, así, por la doble coincidencia y el diferente grado de comerciabilidad de los bienes dieron origen al dinero. Resulta sencillo darse cuenta de cuáles son los bienes que pueden colocarse en cualquier mercado y en cualquier lugar a precios económicos. Quien poseyese estos bienes en mayor cantidad podría adquirir fácilmente cuanto desease en el momento que lo desease pues tendría garantizado un mercado para su propiedad. Pero no todos los bienes, a pesar de ser fácilmente colocables a precios económicos, tienen capacidad para convertirse en dinero. Además se necesitaba que fuesen fácilmente divisibles, de manera que pequeñas porciones de otros bienes pudiesen ser compradas.23 Tenían que ser fácilmente transportables, para permitir acudir con ellos al mercado sin un gran gasto, ya que eso disminuiría proporcionalmente su poder adquisitivo. Debían de durar en el tiempo para mantener su valor inalterado, en caso contrario perderían su poder de cambio, —poder adquisitivo—, con el paso de los días y tendrían que ser forzosamente intercambiados con la mayor brevedad, volviendo al problema de los precios no competitivos que se presentan en toda venta o intercambio forzoso. La necesidad de librarse de bienes que valen cada vez menos obliga a cambiarlos por cualquier cosa lo más rápidamente posible.24 Finalmente no habían de ser muy abundantes, para que cada una de las porciones tenga un valor significativo.25 22 Todo el que haya asistido o conozca el funcionamiento de una subasta comprenderá perfectamente lo que quiero decir. 23 Murray Newton Rothbard, The Mystery of Banking, Richardson & Snyder, 1983, p. 10. «For this they need a commodity which technologically does not lose its quotal value when divided into small pieces. For that reason a house or a tractor, being highly indivisible, is not likely to be chosen as money, whereas butter, for example, is highly divisible and at least scores heavily as a money for this particular quality.» 24 No debe olvidarse que uno de los motivos de la pérdida de valor del dinero es la inflación. 25 Condillac, Le Commerce et le gouvernement, París, 1795. «On voit donc, qu’il est assez indifférent qu’il y ait beaucoup d’argent, et qu’il serait même avantageux qu’il y en eut moins. En effet, le commerce se ferait plus commodement. Quel embarras ne serait-ce pas si l’argent était aussi commun comme le fer?» La impaciencia del Corazón 16 El oro y la plata cumplían a la perfección estos requisitos.26 Tenían un valor de uso en la economía de intercambio, pues se empleaban en decoración y joyería y por ello eran apreciados; podían dividirse con facilidad en pequeñas porciones; eran fácilmente transportables; muy perdurables y, dada su escasez, su elevado valor se mantenía constante. Poco a poco comenzaría a extenderse su empleo como bien de intercambio indirecto, hasta que, finalmente, fueron apreciados más por ello que por su utilidad primigenia.27 Y, por razones evidentes, una vez que una mercancía comienza a utilizarse como medio de intercambio, cuando los actores económicos se dan cuenta de ello, más se incrementa el uso de la misma. Pero mientras que el aumento en la cantidad de cualquier mercancía siempre resulta beneficioso, no ocurre así con el dinero en cuanto dinero. Así, un incremento en el número de zapatos es beneficioso, es un síntoma de enriquecimiento, igual que un mayor número de vehículos, casas, etc. Sin embargo, el incremento en la cantidad de dinero no reporta ningún beneficio, antes al contrario. El aumento en la cantidad de dinero hace que cada una de las unidades monetarias pierda valor, es decir, pierda poder 26 «There is nothing intrinsic about gold that makes it money. It has certain properties that lend itself to monetary use, like portability, divisibility, scarcity, durability, and uniformity. But these are just descriptors of certain qualities of the metal, not explanations as to why it became money. Gold became money for only one reason: because that's what the markets chose». Llewellyn H. Rockwell, Jr. , WHY GOLD?, en www.Lewrockwell.com 27 Apréciese cómo el conocimiento de la realidad del dinero permite dar una explicación mucho más sensata y razonable al fenómeno de los cigarrillos empleado de forma torticera por Samuelson y Nordhaus: «A fascinating example of an unexpected development of a money commodity in modem times occurred in German POW camps during World War II. In these camps, supply of various goods was fixed by external conditions: CARE packages, rations, etc. But after receiving the rations, the prisoners began [p. 8] exchanging what they didn’t want for what they particularly needed, until soon there was an elaborate price system for every product, each in terms of what had evolved as the money commodity: cigarettes. Prices in terms of cigarettes fluctuated in accordance with changing supply and demand. Cigarettes were clearly the most “moneylike” products available in the camps. They were in high demand for their own sake, they were divisible, portable, and in high value per unit weight. They were not very durable, since they crumpled easily, but they could make do in the few years of the camps’ existence». Murray Newton Rothbard, The Mystery of Banking, Richardson & Snyder, 1983, p. 10. La impaciencia del Corazón 17 adquisitivo. No resultamos ser más ricos por pasar de tener 6000 € a 12000 € si resulta que cada uno de los euros de la segunda cantidad vale la mitad de lo que valen los primeros.28 La riqueza, por decirlo así, no depende de la cantidad de moneda que poseemos sino del valor adquisitivo de cada una de ellas. A pesar de lo evidente de este razonamiento, a lo largo de la historia el clamor que más se ha escuchado ha sido una constante queja por la falta de dinero. Sorprende que incluso pensadores tan agudos como Lysander Spooner 29 caigan en el error de creer que una mayor producción requiere una mayor cantidad de dinero para que pueda ser adquirida, no comprende que la cantidad de dinero es indiferente, pero su variación genera distorsiones de terribles consecuencias en el nivel relativo de precios. Si se comprende que, del mismo modo que el estado no tiene poder propio sino que sólo posee el que la da la sociedad más aquel que confisca de tiempo en tiempo con cualquier pretexto, tampoco tiene dinero,30 se 28 Murray N. Rothbard, Taking Money Back, The Freeman, Septiembre-Octubre, 1995: «But once a commodity is established as a money on the market, no more money at all is needed. Since the only use of money is for exchange and reckoning, more dollars or pounds or marks in circulation cannot confer a social benefit: they will simply dilute the exchange value of every existing dollar or pounds or mark. So it is a great boon that gold or silver are scarce and are costly to increase in supply». 29 The Law of Prices: a demostration of the necessity for an indefinite increase of money , A. Williams and Company, Boston, 1877. Aunque no tengo espacio para analizar detalladamente este delicioso pero equivocado opúsculo no me gustaría dejar de señalar que Spooner comete el error de considerar que el dinero puede establecerse por mera convención, de ahí que su posterior argumentación de la necesidad de un incremento constante de la cantidad de dinero resulte completamente viciada, además, claro está de no tener en cuenta que con cualquier cantidad de dinero puede comprarse la producción completa de una economía ya que variaría el poder adquisitivo del dinero, así si una estructura económica determinada en un momento dado produce un total de 100 bienes que se venden a 100 €, pasase a convertirse en una estructura más capital intensiva produciendo 200 bienes en una fase posterior, estos podrían venderse en su totalidad por los mismos 100 € que antes que habrían duplicado su poder adquisitivo, en definitiva esa sociedad sería más rica. En cualquier caso, recomiendo la lectura de esta obrita para aquellos que crean que las ideas de Milton Friedman son novedosas, además de acertadas. 30 He invertido aquí el famoso razonamiento de Albert Jay Nock en Our Enemy, the State: «It is unfortunately none too well understood that, just as the State has no money of its La impaciencia del Corazón 18 entenderán las motivaciones que han llevado siempre a los gobiernos a adoptar políticas inflacionistas: la necesidad de dinero. Y el Estado tiene dos formas de obtener ese dinero, o bien, a través de la política impositiva, a través de los impuestos, o bien, imprimiéndolo. La primera de las opciones sólo puede ser empleada hasta cierto punto porque siempre encontrará la resistencia de los ciudadanos. De modo que se aplicará con más frecuencia la segunda. Sin embargo, hay una diferencia fundamental entre las dos: mientras que a través de la política impositiva, la recaudación de impuestos, no se provoca ninguna revolución en los precios porque el dinero que se gasta el Estado no se lo puede gastar el ciudadano, la inflación provoca que, de repente haya quienes tienen mucho más dinero mientras que otros tienen la misma cantidad que antes, de modo que aquellos que han recibido los nuevos billetes compiten con aquellos que tardarán más en recibirlos, o no los recibirán nunca, en la compra de bienes.31 Puesto que no ha habido un incremento de la producción, nos encontramos con una mayor demanda de la misma cantidad de bienes; en consecuencia, el precio de éstos subirá. Pero, aún más importante es que esa subida de precios se produce paso a paso, no de manera general, como ya señalé al hablar del efecto ripple, no existe un movimiento general de subida de lo que ha sido llamado “nivel de precios”. La expresión metafórica nivel de precios no debe ser usada nunca.32 Por supuesto que aquellos que se primero se benefician 33 de la inyección de own, so it has no power of its own. All the power it has is what society gives it, plus what it confiscates from time to time on one pretext or another; there is no other source from which State power can be drawn». 31 «The main beneficiaries are those who receive access to artificially inflated money and/or credit before the inflationary effects of the policy impact the entire economy». Ron Paul, Abolish the FED, en www.Lewrockwell.com 32 Ludwig von Mises, ECONOMIC POLICY. Thoughtsfor Today and Tomorrow, 2002, The Ludwig von Mises Institute. FREE MARKET BOOKS, Irvington-on-Hudson, New York, p. 58-77: «And more importantly, this tendency for prices to go up will develop step by step; it is not a general upward movement of what has been called the “price level.” The metaphorical expression “price level” must never be used». 33 Estos primeros beneficiarios suelen ser siempre los mismos, dependiendo de la forma elegida para poner ese dinero en circulación: si es a través del gasto público se beneficiarán aquellas empresas que tengan contratos con el Estado, si es a través de la bajada de tipos de interés, es decir, utilizando el circuito bancario, los beneficiados serán aquellos que tienen créditos a expensas de aquellos que no los tienen, etc. En definitiva, La impaciencia del Corazón 19 nuevo dinero, al resultar favorecidos a expensas de los demás no apreciarán ningún aspecto negativo en este tipo de política.34 Cuando una nueva cantidad de dinero es, inopinadamente, introducida en la economía por el banco central, aquellos que tienen un temprano acceso al mismo tienen una importante ventaja competitiva. Pueden comprar a precios de ayer, es decir, precios que aún no reflejan la nueva situación. De modo que los nuevos usuarios de ese dinero fiduciario pueden comprar una parte desproporcionada de los bienes económicos existentes, pero no porque hayan incrementado su productividad, sino porque están en posesión de nuevo dinero. ¡Afortunado quien lo recibe! ¿Cómo conseguirlo? No es muy difícil, basta con estar endeudado. Quien tiene préstamos bancarios verá reducidos finalmente los tipos de interés, éstos, junto con quienes reciben directamente el dinero del gasto público son los verdaderos ganadores de la inflación. De ahí que, además, se genere lo que se ha llamado moral hazard. Los bancos centrales han creado la sensación de que pueden mantener funcionando el sistema económico a través de intervenciones temporales, añadiendo crédito. Han creado el dinero fiduciario necesario para sostener el crecimiento de sus economías nacionales, y así, como dice Gary North, senior managers think, "If central bankers can reduce corporate risk by intervening with more money, then why not bet the farm on complex credit-debt arrangements that can make higher-than-market rates of return?" This is what the central bankers call moral hazard: a widespread perception of reduced risk on the down side, and the pressure of an ever- quien más se beneficia es quien mayor deuda tiene acumulada, lo cual es lógico si se piensa que se produce un descenso en el poder adquisitivo del dinero, se saldan las deudas, cuyo valor nominal no se ha modificado, pero que tienen un menor valor real. Debiera quedar claro, de una vez por todas, que la política inflacionista promociona la mala inversión y la irresponsabilidad empresarial. 34 Ludwig von Mises, op. cit., ponía el ejemplo de la inflación que afectó a los Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial. Los más favorecidos fueron los fabricantes de armas y los trabajadores de las fábricas de munición, que recibieron el dinero los primeros. Los más perjudicados, aquellos a los que nunca llegó el dinero fueron los profesores y los reverendos. La impaciencia del Corazón 20 increasing supply of money and rising prices on the other, driving the entire investment world into debt, playing the leverage game.[...]The world of leverage is made profitable by credit money. The central banks have created this brave new world. He who invests against it must suffer lower returns. But the end of pyramiding comes when the level of pyramiding expends beyond the ability of the debtors to assess risk. This is what brought down Enron. The company could not maintain its fast growth without pyramiding, but pyramiding brought it down completely. 35 Por si esto fuera poco, la inflación es, en último término, un impuesto, el impuesto más sutil de cuantos existen, puesto que no es aprobado por ningún parlamento y no suele ser percibido como tal por la ciudadanía. Todos están de acuerdo en que el potencial expropiatorio de la riqueza que posibilita hoy el dinero fiduciario de curso legal en manos de un monopolio estatal no tiene precedentes.36 Los beneficios que se obtienen de la inflación son como los que extrae el enfermo de la inyección de morfina, las primeras inyecciones causan bien, apaciguan el dolor. Pero, estamos aquí ante un juicio defectuoso y una valoración incorrecta de lo que ocurre en realidad. El error está en no apreciar más que los efectos inmediatos de esa acción y olvidar los efectos sucesivos que la misma va a generar. La diferencia entre ambos es enorme car il arrive presque toujours que, lorsque la conséquence immédiate est favorable, les conséquences ultérieures sont funestes, et vice versa.37 Los 35 Gary North, Fiat Money and the Immoral Hazard, en www.Lewrockwell.com José Antonio de Aguirre, La Moneda Única Europea, Unión Editorial, Madrid, 1990, p. 80. 37 Frederique Bastiat, Ce qu’on voit et ce qu’on ne voit pas, 1850, París. Merece la pena trasladar aquí la cita completa de este autor: «Dans la sphère économique, un acte, une 36 habitude, une institution, une loi n'engendrent pas seulement un effet, mais une série d'effets. De ces effets, le premier seul est immédiat; il se manifeste simultanément avec sa cause, on le voit. Les autres ne se déroulent que successivement, on ne les voit pas ; heureux si on les prévoit. Entre un mauvais et un bon Économiste, voici toute la différence : l'un s'en tient à l'effet visible ; l'autre tient compte et de l'effet qu'on voit et de ceux qu'il faut prévoir. Mais cette différence est énorme, car il arrive presque toujours que, lorsque la conséquence immédiate est favorable, les conséquences ultérieures sont funestes, et vice versa. - D'où il suit que le mauvais Économiste poursuit un petit bien actuel qui sera suivi d'un grand mal à venir, tandis que le vrai économiste poursuit un grand bien à venir, au La impaciencia del Corazón 21 efectos que genera la inflación in the long run son siempre nefastos. Incluso para aquellos que veíamos que se beneficiaban en primer lugar de la nueva inyección de dinero, pues, una vez pasado el efecto de esa inflación —una vez pasado el efecto de la morfina— resultará que su dinero tiene un menor poder adquisitivo, es decir, que si bien su renta nominal ha aumentado, su renta real ha disminuido. La inflación perjudica a todos, quienes la defienden como política beneficiosa no prestan atención más que a sus inmediatos efectos. Pero, aún peor que estos indeseables resultados, que penalizan el poder adquisitivo del dinero, son las consecuencias finales de toda inflación: las tan temidas depresiones económicas, las crisis cíclicas de la economía que, dicho sea de una vez, no son ineluctables propiedades de la economía libre de mercado, ni del sistema capitalista; no son terribles taras del laissez-faire que justifiquen políticas intervencionistas. Al revés, son las políticas intervencionistas las que, distorsionando la información que los empresarios reciben del proceso de mercado a través de los precios, generan malas inversiones y la aparición de proyectos de inversión ruinosos que de otro modo jamás habrían sido emprendidos. La crisis no se produce por un exceso de inversión, sino más bien, por una mala inversión, hablando en términos estrictos. Hay siempre un exceso de inversión al comienzo del ciclo del boom, pero esto no es lógicamente necesario. La clave del razonamiento es que los fondos van a parar a inversiones que son insostenibles teniendo en cuenta la preferencia temporal del consumidor.38 A continuación veremos esto de una manera más sencilla. El principal instrumento de distorsión es la inflación. A nadie debería risque d'une petit mal actuel». Ruego al lector que tenga a bien aplicar el criterio de Bastiat para distinguir entre buenos y malos economistas a John Maynard Keynes y a su famosa frase In the long run we are all dead. 38 Walter Block y Kenneth M. Garschina, Hayek, Bussines Cycles and Fractional Reserve Banking: Continuing The De-homogeneization Process, Review of Austrian Economics, Vol. 9, No.1, p. 81 nota. La impaciencia del Corazón 22 escapar que crear dinero de la nada no puede resultar beneficioso en ningún caso. Aún ignorando cuanto llevamos dicho al respecto, el sentido común no permite aceptar que el dinero se pueda crear de manera tan sencilla como es imprimirlo. Quienes trabajan saben lo duro que resulta obtener la más mínima cantidad de dinero, ¿cómo creer que para el Estado sea más sencillo? La lógica se revela contra esa creencia. Pero, ¿a través de qué procedimiento la inflación da lugar a las crisis? Lo expondré muy brevemente —pues no se trata del tema central que nos ocupa— con el ejemplo ya típico de Robinson Crusoe, que empleara BöhmBawerk en su obra Kapital und Kapitazins: Positive Theorie des Kapitales. Supongamos que Crusoe está, efectivamente, en una isla desierta y para sobrevivir necesita consumir ocho moras al día. Tras todo un día de trabajo logra reunir diez. Así puede sobrevivir, incluso comer más de la cuenta. Sin embargo, no puede llevar a cabo ninguna otra actividad. Si lograse hacerse con una vara de determinadas dimensiones podría conseguir el mismo número de moras en la mitad de tiempo, con lo que dispondría de tiempo para dedicarse a otras cosas: pescar, cazar, construir su cabaña... Ahora bien, ha calculado que lograr esa vara le llevará, al menos, tres días, pues ha de encontrarla, transportarla y pulirla y darle forma. La única solución que tiene Robinson Crusoe para alcanzar su objetivo es ahorrar. Es decir, deberá dejar de consumir esas dos moras que no le resultan indispensables para la subsistencia durante al menos doce días. De este modo habrá acumulado las veinticuatro moras que le permitirán vivir mientras busca y elabora su vara. Este ejemplo demuestra la importancia del ahorro 39 a la hora de generar una estructura económica más capital intensiva y, por tanto, más productiva. La vara es un bien de capital para Robinson Crusoe y, desde que la posee puede producir más 39 La definición de lo que sea ahorro siempre ha generado cierta polémica. En el ejemplo de Robinson Crusoe que he puesto se intuye lo que es. Sin embargo, doy aquí la definición que del mismo da Jesús Huerta de Soto, op. cit.: «La condición sine qua non para producir bienes de capital es el ahorro, entendido como la renuncia al consumo inmediato. En efecto, el actor sólo podrá alcanzar sucesivas etapas intermedias de un proceso de acción cada vez más alejadas en el tiempo si es que, con carácter previo, ha renunciado a emprender acciones con un resultado temporal más próximo, es decir, si ha renunciado a la consecución de bienes que satisfacen inmediatamente necesidades humanas y que temporalmente son inmediatos (consumo)». La impaciencia del Corazón 23 cosas, tener más tiempo libre... Lo que ha hecho Robinson Crusoe es pasar algo de hambre porque esperaba obtener un beneficio mayor en el futuro. El ahorro es, pues, una expresión de la preferencia temporal. Lo mismo, sólo que, evidentemente, de manera más compleja, ocurre en una economía moderna. Sólo se pueden llevar a cabo proyectos de inversión que generen mayor riqueza y trabajo si ha existido previamente un ahorro por parte de los consumidores. ¿Qué hubiera sido de Robinson Crusoe si hubiese comenzado la fabricación de la vara sin haber acumulado previamente un stock de moras? Es evidente que habría fallecido por consunción. Ahora imaginemos que en la isla hay otro personaje, un ser extraño que se presenta a Robinson como su benefactor y le da una bolsa con veinticuatro moras, sólo que éstas tienen la mitad del poder nutritivo de las otras (pero eso lo oculta nuestro generoso personaje), es evidente que, Crusoe, creyéndose en posesión de moras suficientes para iniciar la elaboración de su vara dejará de recolectar. Al principio todo irá bien, al tener hambre comerá las moras que le han regalado, el único inconveniente es que consume una mayor cantidad de éstas dado que tienen menor valor energético. Finalmente se acabarán las moras antes de que haya elaborado la vara y, de nuevo, fallecerá por consunción. Supongamos que ese extraño personaje es una especie de almacenista que se ofrece a guardar las moras de Robinson mientras éste anda ocupado recolectando más. Este almacenista da a Robinson un papel en el que le indica el número de moras que tiene y así puede saber cuando descansar. Supongamos que este almacenista entrega a Robinson un papel en el que pone que tiene veinticuatro moras, sin embargo, la realidad es que tiene tan sólo doce (de momento no nos importan los motivos por los que el almacenista ha hecho eso). Crusoe comienza entonces la fabricación de su vara. Cuando, al segundo día va al almacén a retirar su ración de moras, resulta que ya sólo quedan cuatro. De nuevo nuestro Robinson muere. El primer caso es, salvando las distancias, similar a lo que ocurre cuando se imprimen billetes nuevos por parte del estado o la autoridad monetaria encargada de esa tarea, el segundo es la inflación producida por la actividad bancaria basada en la reserva fraccionaria. Pero el resultado de ambas inflaciones es el mismo: Robinson comete un error empresarial que le lleva a la quiebra, en nuestro caso un tanto dramática, la muerte. La impaciencia del Corazón 24 Del mismo modo en nuestras economías modernas, los empresarios se fían de los precios para llevar a cabo sus inversiones. Si existe un ahorro previo por parte de los consumidores el resultado es que disminuyen los beneficios de los sectores productivos más próximos al consumo, a consecuencia de la reducción de la oferta. Se liberan así recursos que pueden ser invertidos en etapas productivas más alejadas del consumo (son los bienes de capital, como la vara de Robinson), entre esos recursos, está el dinero, que, al no ser gastado, puede invertirse. Como hemos visto, desde que se comienza la inversión hasta que se obtiene el producto final transcurre un tiempo (tres días en el caso de la vara), sin un stock previo de productos la economía no podría resistir el tiempo necesario para que la nueva estructura más capital-intensiva comenzase a dar sus frutos. Cuando ha existido ahorro, como vemos, esto no representa un problema, puesto que el descenso en el consumo (al estilo de Robinson) permite almacenar los productos suficientes para aguantar. En definitiva, los empresarios, al ver descender los precios y, por tanto, los beneficios, de las etapas más próximas al consumo, a causa del ahorro, empiezan a invertir en etapas más alejadas y que requieren mayor inversión en capital. Hay recursos de sobra para ello, puesto que existe dinero y hombres —fuerza de trabajo— que se desplazan de una etapa a las otras. Da comienzo, así, un cambio en la estructura productiva que provoca, como en el caso de Robinson, mayor riqueza al final del proceso. Mayor riqueza, porque los precios habrán bajado, pero no el poder adquisitivo del dinero. En definitiva, habrá más productos a un menor precio: se ha generado riqueza. ¿Qué pasa si no existe ese ahorro? ¿Qué ocurre si el dinero se imprime o es generado por la actividad bancaria? En ese caso, quienes primero reciben el nuevo dinero, como hemos visto, aumentan su consumo (porque ya hemos dicho que la mentalidad del consumidor no ha cambiado, no hay ahorro)40, provocando una subida de los precios —aumenta la demanda— 40 Desde luego si quienes reciben el dinero en primer lugar, lo queman o destruyen en alguna otra forma, no se puede hablar de inflación. No hay duda de que si encontrásemos a alguien arrojando dinero al fuego le calificaríamos de loco, tan improbable es que tal La impaciencia del Corazón 25 y, por consiguiente, hay un aumento en los beneficios de las etapas más próximas al consumo. Los empresarios, guiados por estos indicadores, comienzan a realizar inversiones en esas etapas, detrayendo recursos de las más alejadas. Esto quiere decir que se pasa de una estructura económica más capital intensiva a otra que lo es menos (como si hubiésemos quitado la vara a Robinson Crusoe). Durante un tiempo todo parece ir a las mil maravillas. Todo el mundo parece tener más dinero, se han creado nuevos puestos de trabajo, aumenta el consumo... Pero la productividad desciende al adaptarse a la nueva forma de la estructura de la economía. Desciende, pues la oferta, aumentando aún más los precios. Las rentas nominales han crecido, pero no al mismo ritmo que los precios, acelerados por un aumento de la demanda y un descenso de la oferta. Este es el efecto más inflación. Se gana más dinero pero, podríamos decir, de peor calidad,41 es decir, de menor poder adquisitivo. Si se frena la inyección de nuevo dinero, veremos reducirse el consumo debido a los altos precios. Además, la gente necesita más dinero para llevar a cabo sus compras, desciende la oferta monetaria, aumentando los tipos de interés de los préstamos necesarios para continuar con las inversiones realizadas. En definitiva, pronto todos esos proyectos elaborados a causa de la falsa información suministrada por unos precios manipulados por la inflación, se muestran como lo que realmente son: inversiones ruinosas. Es entonces cuando se produce la tan temida depresión económica que no es más que el ajuste de la estructura productiva al verdadero nivel de consumo del mercado. Por volver al texto de Zweig que nos sirve de guía en esta explicación. Tras la primera inyección de morfina el cuerpo se siente bien, eufórico, capaz de realizar cuantas proezas se proponga. Pronto comienza a desarrollar actividades que, de otro modo, jamás habría emprendido, por cosa ocurra. 41 En otra parte (¿De dónde sacó el Neandertal su collar? Praxeología de una extinción) he hablado de calidades del dinero comparándolo con las fuentes de energía. Así como puede decirse que las fuentes energéticas de mayor calidad son aquellas que tienen menor entropía, es decir, se almacena a altas temperaturas, frente a aquellas de mayor entropía, así también podemos decir que el dinero tiene distintas calidades según su poder adquisitivo. La impaciencia del Corazón 26 ejemplo una larga caminata. Sin embargo, la situación es engañosa, esa energía recién sentida es sólo producto de la droga, cuando el efecto se pasa, se pone en evidencia el error cometido, el cansancio es mayor, puesto que al caminar hemos consumido unas energías que, de otro modo, habríamos reservado para actividades más urgentemente sentidas. La solución correcta a este nuevo problema sería dejar que el agotamiento se disipase poco a poco, pero, como nos recuerda Zweig, ¿por qué sufrir si tenemos a nuestra disposición más morfina? Al sentir nuestros dolores de nuevo, basta con aplicar una nueva inyección. Igualmente, ante las crisis económicas la respuesta acertada es permitir que se reajuste la estructura económica. Es verdad que esto generará desempleo, reducción del poder adquisitivo de gran parte de la población y que las desgracias individuales a las que el error de esa deliberada política inflacionaria ha conducido son terribles y deben conmovernos. Sin embargo, una nueva inyección de dinero sólo empeorará las cosas. Esta es una de las grandes dificultades de frenar el proceso inflacionario, así como los nervios exigen cada vez más morfina, así el sentimiento exige cada vez más compasión, y al final reclama más de lo que es posible dar. Una vez iniciado el proceso inflacionario la marcha atrás es prácticamente imposible. Valga como ejemplo de esto el reciente caso argentino. Cuando tras la crisis asiática de 1997 y 1998, el gobierno de Menem intentó recortar el gasto público —y aumentar la flexibilidad del mercado de trabajo—, se encontró con las airadas protestas de una población que no estaba dispuesta a perder ni uno sólo de los beneficios que había obtenido gracias a la burbuja económica creada por la expansión monetaria del gobierno. Del mismo modo, durante el gobierno de de la Rúa, cuando, presionado por los acreedores internacionales y las exigencias del F. M. I. 42 y el B. M., propuso un plan de austeridad, el pueblo argentino mostró un creciente desagrado frente a estas medidas. Así, encabezados por los medios de comunicación y los líderes sindicales — sin excluir a algunos funcionarios públicos de relevancia— salieron a las calles organizando sonoras protestas: huelgas generales con millones de trabajadores paralizando la economía, bloqueando autopistas, 42 La impaciencia del Corazón 27 interrumpiendo los transportes, cerrando escuelas y grupos de violentos destruyendo propiedades y empresas. Por supuesto, el desempleo, consecuencia de las desastrosas políticas económicas anteriores, siguió creciendo.43 Nada hay tan sencillo para los políticos como imprimir dinero, podríamos decir como Zweig, nada tan sencillo como sentir compasión. Pronto la gente se acostumbra a mirar al estado y exigir cada vez más. Pero llega, indefectiblemente el momento, acá y allá, en que hay que decir que “no” y en que no se debe fijar uno en si el enfermo lo odia por esta última negativa, como si jamás se le hubiera ayudado, y tal vez más aún. Sin embargo, cómo esperar de los políticos esa actitud, como esperar de quienes viven de contentar al pueblo que acepten ser acusados de las desgracias que sobrevienen por su nefasta política y expulsados del puesto que ocupan, ¿existe acaso, hoy en día, algún político con el valor suficiente como para realizar un sacrificio como el del rey Leo? Existen dos clases de compasión, nos dice Stefan Zweig en otro lugar, una cobarde y sentimental que, en verdad, no es más que la impaciencia del corazón por librarse lo antes posible de la emoción molesta que causa la desgracia ajena, aquella compasión que no es una compasión verdadera, sino una forma instintiva de ahuyentar la pena extraña del alma propia — en nuestro caso la política inflacionaria. La otra, la única que importa, es la compasión no sentimental pero productiva, la que sabe lo que quiere y está dispuesta a compartir un sufrimiento hasta el límite de sus fuerzas y aún más allá de ese límite —el libre mercado no intervenido. Ya poseemos el arsenal de conocimientos necesario para adentrarnos en el análisis del trabajo desarrollado por el Grupo de Gobernanza Económica de la Convención. En las páginas que siguen veremos qué clase de compasión ha experimentado la Convención Europea, sabremos si padece de esa impaciencia del corazón. 43 Para entender la crisis argentina y las causas de la misma recomiendo la lectura de los siguientes artículos: Llewellyn H. Rockwell, Jr., Argentina’s economic disaster, The Free Market, Vol. 20, No. 3, Marzo, 2002; Hans Sennholz, Argentina on the brink, 28 de Febrero, 2002; Joseph T. Salerno, Confiscatory Deflation: the case of Argentina, 13 de Febrero, 2002; Anthony P. Mueller, No tears for Argentina, 14 de enero, 2002. Todos ellos pueden encontrarse a través de internet en www.mises.org. La impaciencia del Corazón 28 LA CONVENCIÓN EUROPEA Y LA GOBERNANZA ECONÓMICA. La importancia de un marco jurídico en el que pueda desarrollarse una libre actividad económica no puede pasar desapercibido. Sin embargo, los economistas no parecen prestar demasiada atención a este hecho. Incluso los economistas clásicos, que demostraron una perspicacia superior a la hora de interpretar el funcionamiento del mercado, prestaron escasa atención al hecho de que el comercio internacional no puede surgir como una simple consecuencia del teorema de los costes comparativos, sino que requiere cierto tipo de organización jurídica internacional para protegerse contra los enemigos del libre comercio 44. Sin embargo, le existencia de ladrones o estafadores, no puede servir de justificación para las políticas intervencionistas o la legislación de tipo restrictivo. Bruno Leoni señala un interesante paralelismo entre la economía de mercado y un sistema jurídico basado en los jueces y abogados, de la misma manera que hay mucho más que una analogía entre una economía planificada y la legislación 45. Y es que, también existe lo que podemos llamar inflación legislativa; igual que la creación de dinero ex nihilo es un remedio rápido y sencillo, la legislación parece haberse convertido en el remedio fácil, racional y de largo alcance contra todo tipo de mal. Sin embargo, sin caer en el exceso de legislación y la inseguridad jurídica que esto supone, cabe esperar que existan una serie de normas 44 45 Bruno Leoni, La libertad y le ley, Unión Editorial, Madrid, 1995, p. 69. Op. cit. p. 41. La impaciencia del Corazón 29 que, respetando los principios universales del derecho, establezcan una guía de conducta dentro del libre mercado. No se trata de discutir aquí si es o no necesaria una constitución para lograr este objetivo. El mercado es capaz, por sí mismo, más aún, es la única herramienta eficaz para luchar contra el fraude. Si es posible en las economías modernas que subsistan empresas basadas en el engaño y la estafa se debe a los privilegios concedidos por vía legislativa. Así, la existencia de monopolios es imposible sin un estado que los defienda de la competencia y que garantice su antieconómico funcionamiento y su perdurabilidad a través de la concesión de ilimitados privilegios, cuando no de la cesión directa de dinero recaudado a través de los impuestos. Del mismo modo, el mercado corrige inmediatamente las situaciones de fraude o ineficiencia llevando a la quiebra, y, por supuesto cuando sea necesario, también a la cárcel a aquellos que adoptan esos tipos de comportamiento. El fraude y la ineficacia sólo pueden mantenerse si el estado concede privilegios necesarios que protegen a sus beneficiarios de las consecuencias que, de otro modo, experimentarían en una economía libre. Teniendo en cuenta, que en Europa se parte de una situación de elevado intervencionismo estatal en economía, donde a la par de monopolios de titularidad estatal o por concesión estatal, existen actuaciones fraudulentas amparadas por la legislación —como veremos a continuación se trata del sistema de banca con reserva fraccionaria—, las propuestas de la Convención tenían un amplio margen para la actuación. Lo correcto hubiera sido buscar la elaboración de un texto constitucional que, a través del establecimiento de los principios universales del derecho, hubiera corregido las contradicciones profundas que, como vimos al comenzar este artículo, lastran la economía europea. Lamentablemente no ha sido así. Si como dice el catecismo católico, puede pecarse por acción o por omisión, hay que decir que la Convención se ha condenado por lo segundo en cuanto al tema de la Gobernanza económica se refiere. De las conclusiones del grupo de trabajo IV —el de gobernanza económica— no puede esperarse ninguna modificación sustancial de la situación que hoy tenemos y, ni mucho menos puede esperarse la corrección de los defectos que hace que la economía europea tenga un crecimiento inflacionario y padezca recursivas crisis. La impaciencia del Corazón 30 Las conclusiones 46 establecen que el nuevo Tratado Constitucional debe recoger los objetivos económicos y sociales de la Unión que vienen expresados en el artículo 2 del T. U. E. y de 2 a 4 del T. C. E. Entre esos principios se encuentra aquél que citamos la comienzo sobre la necesidad de perseguir un crecimiento no inflacionario. Sin embargo, no basta con enunciar los buenos deseos para que éstos se cumplan. Por mucho que un texto legal recoja objetivos elogiables, éstos nunca podrán alcanzarse si ese mismo texto legal no establece las condiciones para realizarlos. El informe final de la Convención comete este error y pretende reflejar en el texto constitucional, tan sólo, una lista de buenas intenciones. En algunos casos, incluso, las propuestas van frontalmente al encuentro de esos objetivos y les son totalmente opuestas. Así, se dice que hay quien sugiere poner de relieve el pleno empleo. Es sorprendente que en estos tiempos aún persista el fetichismo del empleo total. No se debe olvidar que todo progreso económico de la humanidad ha consistido en obtener una mayor producción con el mismo trabajo.47 La producción, por tanto, debe ser el objetivo, y el empleo el medio de conseguirla. El pleno empleo es consecuencia necesaria de la consecución del objetivo de la máxima producción. La Convención, sin embargo, por muy sorprendente que pueda parecer, no menciona ni una sola vez el objetivo de incrementar la productividad y, así, la riqueza en Europa. Fijar como objetivo el empleo es un error de terribles consecuencias, porque es para lograr esa errada meta para lo que se han puesto en práctica, a lo largo de la historia, las políticas inflacionistas. Ya hemos visto que la inflación era un remedio rápido y sencillo de generar trabajo, pero, conocemos también las consecuencias a largo plazo de esa generalizada actitud: más desempleo, mayor pobreza. ¿Cómo puede, por tanto, la Convención conciliar el deseo de fijar como objetivo el crecimiento económico no inflacionario y el objetivo fetichista del pleno 46 De aquí en adelante cuantas referencias haga a las conclusiones estarán referidas al documento CONV 357/02, que es el informe definitivo presentado el 21 de Octubre de 2002. 47 Henry Hazlitt, Economics in one lesson. Hay traducción española en Unión Editorial y el texto íntegro puede encontrarse en internet gracias a la Henry Hazlitt Foundation. La impaciencia del Corazón 31 empleo? Si los errores del grupo de trabajo se limitasen a esto, aún podríamos tener la esperanza de que la discusión en el seno de la Convención evitase la adopción de tan despropositados principios, puesto que se trata tan sólo de una sugerencia realizada por algunos de los miembros del grupo. Lamentablemente, las contradicciones no han encontrado solución en el resto de propuestas del grupo, como vemos en lo que sigue. 1.- FRAUDE Y MONOPOLIO. El Grupo recomienda que se mantenga la estructura actual, en la cual la competencia exclusiva de la política monetaria en la zona del euro incumbe a la Comunidad, ejercida por el BCE en virtud de las competencias que le confiere el Tratado actual, y la competencia de la política económica incumbe a los Estados miembros. Es sorprendente como quienes defienden la libertad de mercado más extensa posible para todo tipo de producción y mercancías dan marcha atrás cuando se trata del dinero. Aquí defienden con energía la necesidad de un monopolio. Como podemos ver por el texto anterior, la Convención ha adoptado este mismo punto de vista. En una Europa donde se afirman las famosas cuatro libertades, se reserva un espacio fundamental para la actividad monopolística y, por tanto, ineficaz, del Banco Central Europeo. Nadie debe llevarse a engaño, el origen de los Bancos Centrales no es la inocente consecuencia del mayor grado de complejidad que iba alcanzando la economía en su desarrollo a lo largo de los siglos. Al contrario, su desarrollo y aparición van íntimamente ligados al surgimiento del dinero fiduciario. Ninguna política inflacionista podría llevarse a cabo de no existir ambas instituciones económicas. La expresión dinero fiduciario designa a un medio de intercambio que no es una mercancía comerciable, ni un bien de consumo, ni un bien de La impaciencia del Corazón 32 capital, ni se trata de ningún título que de derechos sobre alguna otra mercancía, es, en definitiva, papel moneda inconvertible.48 Mientras que en los Estados Unidos las monedas de oro se retiraron definitivamente de la circulación en 1933, en Europa, para entonces, ya hacía prácticamente veinte años que se había suprimido la convertibilidad de las monedas durante las semanas posteriores al comienzo de la Primera Guerra Mundial. Desde entonces, nadie ha podido convertir sus monedas en oro.49 Finalmente, en 1973 se puso en práctica la idea de Milton Friedman de un sistema basado en dinero fiduciario fluctuante, en el que las monedas no 48 Ésta es la definición que da Hans-Hermann Hoppe en su artículo ya citado. No hay tiempo aquí para tratar con profundidad el asunto , pero dada la crítica que generó esta definición creo oportuno decir alguna cosa al respecto. En su momento se acusó a Hoppe (G. Selgin y L. H. White, In defense of fiduciary media—or We are not Devo(lutionists), We are Misesians!, The Review of Austrian Economics, Vol. 9, No. 2 ,1996, p. 83-107) de redefinir el dinero monetario a su antojo, de una forma poco ortodoxa, incluso desde el punto de vista de la Escuela Austriaca de economía, puesto que en su definición abarca y equipara al dinero fiduciario (fiat money) los denominados sustitutos del dinero (money substitutes). No siendo éstos dinero fiduciario, —argumentan los críticos— el funcionamiento de una banca con reserva fraccionaria se basaría en ellos, eliminando así los problemas de crecimiento inflacionario que genera, de manera inevitable, todo sistema que no esté basado en un coeficiente de reserva del 100% para los depósitos a la vista. Sin embargo, los sustitutos del dinero no son dinero. No existen dos clases de dinero. Guido Hülsmann lo explica así a través de este esclarecedor ejemplo: «Imagine two scenarios faced by moviegoers. In the first, an individual purchases a ticket, but before entering the theater and taking his seat he decides not to see the movie because there are more urgent things to do. He therefore sells it to somebody who does not yet have one. In the second scenario, the same individual enters the cinema, redeems his ticket wiyh the usher, and takes his seat, but then decides not to stay. His neighbor has found a friend who wants to sit in his place, and he sells his seat to him. (...) Clearly, in this second scenario his neighbor has not purchased a substitute for a movie ticket. He has purchased the seat beside him for the time the movie is shown. The same holds true in the first case. The first moviegoer did not sell a piece of paper; but sold a seat to a certain showing of the movie. Otherwise he would not have been able to get something in exchange for the ticket. Nobody interested in seeing a fil would buy sheets of paper called “tickets” if they were not a means for seeing the film. Neither is anybody eager to buy sheets of paper called banknotes were it not for the convenient disposition of money.».Free Banking and the Free Bankers, The Review of Austrian Economics Vol. 9, No. 1, p 6 49 Sólo Gran Bretaña restauró la convertibilidad de su moneda en oro en 1925, pero hubo de suspenderla unos pocos años más tarde, en 1931, después de que el público acudiera en masa a retirar el oro del Banco de Inglaterra. La impaciencia del Corazón 33 tenían ya ninguna relación con el oro. Lógicamente, la consecuencia de aquello fue la mayor inflación de la historia que haya conocido el mundo occidental en tiempos de paz. No es por casualidad, tampoco, que este proceso vaya íntimamente ligado al desarrollo de los esfuerzos bélicos por parte de los estados. Es en las guerras cuando más dinero precisan para mantener funcionando la maquinaria militar necesaria para la victoria. Aunque hay que entender el proceso como el desarrollo del control estatal sobre la sociedad, que no podría haber llegado a los niveles alcanzados en 1945 de no lograr los medios monetarios que les permitiesen alcanzar sus últimos objetivos 50, las guerras son escalones decisivos en esa marcha. Los estados comenzaron por rebajar la cantidad de oro de las monedas una vez que el nombre había perdido su sentido en relación con el peso o cantidad de metal precioso que representaban. Siguieron después con la creación de papel moneda o títulos sobre cantidades de oro que acababan por ser inconvertibles. Una vez abierto el camino del dinero fiduciario, en contraste con el auténtico dinero que vimos en la primera parte de este análisis, el último paso era crear algo que no hubiese podido engañar a los más primitivos de los hombres: el curso legal. Desde ese momento era dinero lo que el estado decidía y con el valor que le era otorgado. Las monedas se nacionalizaron, los nombres y el prestigio de la moneda eran símbolos nacionales tan importantes como las banderas, los himnos o los ejércitos. Las consideraciones patrióticas y de prestigio pasaron a controlar la emisión de moneda. El dinero fiduciario nacionalizado hacía posible la inflación sin tasa, parecía una inagotable fuente de riqueza, bastaba con apretar el botón de la máquina de imprimir billetes. Había nacido la era de las crisis económicas. 50 Martin van Creveld, The Rise and Decline of State, Cambridge University Press, 1999, p. 224: «The extension of the states’ control over society, wich is the most prominent development of the years 1789-1945, could never have taken place had it not also acquired unprecdent financial means to back up its claims [...] Not so modern state-run police forces, education systems, and social services: possessing no resources of their own —and given that whatever fees they require are supposed to be transferred directly ti the treasury— all of them are absolutely dependent on their expenses being paid, and paid regularly, if they are to function. To make such payment possible the state not only ha dto raise more money than ever before but to redefine the very meaning of that commodity. Once it had done so the financial constraints that had often held previous polities in check fell away, and the state’s road toward war and conquest was opned». La impaciencia del Corazón 34 En este desarrollo juegan un papel fundamental los bancos. Comenzaron existiendo como forma de ahorrar costos en las transacciones económicas. Eran instituciones de depósito que facilitaban los intercambios. Gracias a su fundamental tarea, ya no era necesario llevar el dinero (oro o plata) para pagar, bastaba con girar una orden al banquero para que pagase a nuestro acreedor. Dado el inmenso ahorro que esto suponía, desde el Renacimiento, se propagaron. El aumento de las transacciones llevó a que cada vez fuesen empleados con mayor frecuencia. Dada la fiabilidad de los billetes, que no eran otra cosa que recibos de depósito que recibía el cliente indicando las cantidades depositadas, en numerosas ocasiones no se acudía la banco a convertirlos en oro, se empleaban sucesivas veces en los mercados. Supongamos, por ejemplo, que Pedro y Juan han depositado su oro en la misma institución. Si Juan vende un caballo a Pedro, este último podría llevar a cabo la costosa operación de retirar el oro necesario para pagar a aquél, pero es indudable que optarían ambos por intercambiar un recibo de depósito por el valor del caballo. Eran los primeros billetes, sustitutos del dinero. Cada banco emitía el suyo y aquél que daba más confianza a sus clientes veía aumentar su número y la circulación de sus billetes superaba a la de sus competidores. La cada vez menor frecuencia con que los usuarios de los servicios bancarios acudían a convertir en oro los billetes que poseían dio lugar a un cambio de actitud en los banqueros. Puesto que el dinero, como vimos, no tiene un valor intrínseco, cada una de sus unidades es perfectamente sustituible por otra. Es decir, tanto da que nos devuelvan las mismas monedas que nosotros ingresamos u otras distintas, dado que su valor y utilidad son idénticos. Los banqueros comenzaron a violar los principios universales del derecho que les obligaban a mantener una reserva del 100% del tantundem depositado por el cliente en sus arcas y emplearon el sistema de la reserva fraccionaria. Así iniciaron una política de expansión del crédito que les permitiría enriquecerse de manera fabulosa. ¿Cómo? Empezaron a emitir recibos de depósito que no estaban respaldados por La impaciencia del Corazón 35 dinero real, por oro. Creaban dinero del aire.51 El problema que surgía entonces era la amenaza de quiebra que pendía siempre sobre la cabeza de los banqueros. En cualquier momento, los clientes u otros bancos podrían acudir a retirar su dinero originando la quiebra de la institución. Puesto que funcionaban de manera fraudulenta, ya que están siempre técnicamente en quiebra al emitir dinero que no pueden respaldar con sus depósitos, era necesario encontrar una solución: el banco central. Éste actuaría como prestamista de última instancia, evitando las quiebras de los bancos a cambio de que éstos se sometiesen a la disciplina impuesta por sus autoridades. El banco central, inyectando reservas en todos los bancos se aseguraba de que la expansión monetaria se llevase a un ritmo uniforme. Si todos los bancos se expanden simultáneamente, desparece el problema de la conversión y el sistema hace que la clientela del banco sea virtualmente todo el país, por supuesto, esto quiere decir que ningún banco podrá llevar a cabo una expansión mayor que la deseada por el Banco Central, pero es un precio muy barato a pagar. Un arreglo perfecto que vino a ser perfeccionado de manera definitiva por la decisión de los gobiernos de eliminar la convertibilidad de la moneda convirtiendo a todo el dinero en fiduciario. Medida que fue, como no podría ser de otro modo, aplaudida por todos los banqueros del mundo. 52 Este es el sistema que funciona hoy en Europa. Es cierto que el otorgar al Banco central Europeo el poder absoluto de emisión de dinero ha quitado de la mano de los estados la capacidad de imprimir billetes para llevar a cabo sus ruinosos planes económicos. Pero esto, como hemos visto, no es suficiente. El grupo de trabajo no ha sido capaz de eliminar el fraude que supone la reserva fraccionaria.53 Sistema éste que funciona 51 Rothbard usó sin descanso esta expresión, «the bank creates money OUT OF THIN AIR» para poner de manifiesto el conspicuo contraste que existe entre esa actividad y la que han desarrollar el resto de actores económicos para conseguir el dinero a través de la venta de sus bienes y servicios. En cualquiera de las obras del autor ya citadas puede verse lo que digo. 52 Ludwig von Mises, Acción Humana, op. cit., p. 529: «Es una pura falacia afirmar que los gobernantes intervinieron los bancos para restringir la creación de medios fiduciarios e impedir la expansión crediticia. Lo que en realidad buscaban era la inflación y la expansión crediticia». 53 Aquellos que tengan curiosidad por conocer los coeficientes de reserva del Banco La impaciencia del Corazón 36 exactamente igual que un esquema de Ponzi,54 Resulta, pues, evidente que la calificación de fraudulento le es plenamente aplicable al sistema. Todo fraude tiene consecuencias negativas para la economía. Seguir otorgando dudosos privilegios a ciertos actores económicos para que cometan impunemente lo que, sin ningún género de dudas, es una actividad antieconómica, no puede considerarse como la postura más acertada, desde luego. Hay quienes, ante esta evidencia, tratan de atrincherarse tras la idea de que se trata de un contrato libremente aceptado por las partes —el banco, como depositario, y el cliente, como depositante—, en el que, por tanto no hay engaño, toda vez que el cliente sabe de sobra que la entidad no trabaja con un coeficiente de reserva del 100%.55 Sin embargo, semejante tipo de contrato sólo puede tener las siguientes calificaciones jurídicas, que desmontan el argumento aducido: I - En el caso de que el cliente desconozca la situación, hay engaño o Central Europeo pueden visitar la siguiente dirección en internet: http://www.ecb.int/mfi/mfi/minreserve.htm 54 Carlo Ponzi, que había emigrado a los 17 años desde Italia a Boston, dio nombre a los sistemas piramidales. Comenzó pidiendo dinero a un amigo para devolver el préstamo que había solicitado a otro con la promesa de un alto interés. Al darse cuenta de que esos intereses hacían que la gente a quien pedía dinero no acudiesen a retirarlo comenzó a aumentar el tamaño del negocio. Le fue tan bien que en la Navidad de 1919 inauguró la Securities Exchange Company en el número 27 de School Street, en Boston, garantizaba un 50% de interés sobre los depósitos a 90 días. Con semejantes intereses el dinero afluyó de todas partes. Por supuesto que un sistema como ese no podía durar mucho y acabó en Octubre de 1920 con la ruina de la compañía y el encarcelamiento posterior de Ponzi en 1924 (permanecería en la cárcel hasta 1934). Fue deportado e intentó prestar sur servicios al Duce. Moriría en la miseria en Río de Janeiro en 1949. 55 No se puede dudar de que el cliente tiene conocimiento de esta situación —cosa distinta es que sea capaz de prever sus consecuencias— dado que el banco no le cobra nada (incluso le ofrece un módico interés) por mantener sus depósitos. Basándose en esto algunos afirman que el establecimiento de un coeficiente de reserva del 100% supondría la ruina de los bancos, porque pocos estarían dispuestos a pagar por depositar su dinero. Si esto resultase ser así, lo único que vendría a demostrar es que la institución bancaria de depósito tiene unos costes superiores a los beneficios que reporta, que su mantenimiento, por tanto, se debe a la violación de las leyes de libre mercado. La impaciencia del Corazón 37 fraude: se trata de un delito de apropiación indebida y el contrato es, por tanto, nulo. II - No hay engaño, pero sí error in negotio e, igualmente, el contrato es nulo. III - No hay error in negotio, pero cada parte mantiene su causa típica en el contrato. De este modo el contrato resulta nulo también puesto que las causas son incompatibles. IV - Se trata de un contrato aleatorio. Se puede comparar este contrato con la situación en que un conductor decide comprar una plaza de aparcamiento sin tener la certeza de que, efectivamente pudiera usarla, dado que se han vendido más plazas que las realmente existentes. Encontrar, pues, el sitio libre es cuestión de azar. Es muy dudoso que existiese alguien dispuesto a aceptar voluntariamente semejantes condiciones —piénsese, sino, en las airadas protestas que, todos los años, elevan los clientes contra las compañías aéreas que practican el overbooking—, pero, además, una situación como ésa no podría ser asegurada frente al riesgo de que todos los propietarios de las plazas de aparcamiento fuesen a emplearlas simultáneamente. Para empezar, porque no cabe seguro sobre una condición que genera la propia práctica comercial y, después, porque esa posibilidad no depende da la ley de los grandes números, sino de la psicología de los conductores que, por ejemplo, alarmados una buena mañana ante la idea de que no encontrarán su plaza libre deciden acudir todos al mismo tiempo al aparcamiento. Esta situación es similar, en todo, a la práctica de la reserva fraccionaria por parte de los bancos. V - No hay libertad de contrato puesto que se practica en función de un mandato administrativo (un privilegio) y gracias al apoyo de un banco central que ha nacionalizado el dinero y fabrica liquidez. VI - El contrato causa graves perjuicios a terceros. No vale argumentar aquí que la situación es similar a la de un fabricante de CD’s que está ocasionando graves daños a un fabricante de discos de vinilo y que se trata, pues de la lógica consecuencia de la acción del mercado. Que si no La impaciencia del Corazón 38 hay motivos para prohibir al fabricante de discos compactos su actividad para defender los intereses del otro —lo que sería una intromisión en la economía—, tampoco la hay para prohibir esa actividad bancaria, dado que toda innovación del mercado causa daños a quienes se van quedando anticuados. Todo esto es falaz ya que: 1. En el caso del fabricante de CD’s se está haciendo un uso legítimo de la capacidad empresarial de innovación sin gozar de privilegio estatal alguno. 2. El empresario no obliga a nadie a comprar su producto, en este caso los CD’s. No existe una ley similar a la del curso legal que obligue a consumir CD’s. 3. El éxito o fracaso empresarial no dependen de privilegios administrativos, sino del mercado. En un mercado libre serán los consumidores quienes decidan si comprar CD’s o vinilos de manera soberana. 4. Si aceptamos el argumento y consideramos el contrato como algo aceptable y defendible, no se ve por qué los falsificadores de moneda han de estar en la cárcel. 5. Finalmente cabe siempre preguntarse si el cliente está verdaderamente bien informado de las consecuencias de ese contrato, puesto que él mismo sale perjudicado con la consiguiente pérdida de poder adquisitivo de su dinero que esa actitud provoca. Frente a esta lamentable situación la Convención tenía la oportunidad y la obligación de, en su tarea constitucional, eliminar estas disfunciones estableciendo el respeto a los principios universales del derecho como criterio fundamental de su propuesta. Por el contrario ha optado por mantener la situación actual. Peor aún, con la sugerencia de que, tal vez, deba cambiarse el artículo segundo del Reglamento del Banco Central Europeo, abre la puerta a un incremento de las funciones de éste y, por tanto, a un reforzamiento de la estructura existente, fraudulenta y antieconómica. La impaciencia del Corazón 39 Y si no se ha planteado la condición fraudulenta del sistema, menos aún se ha pensado en aplicar la idea de la libre competencia, con la que constantemente se nos bombardea desde las instituciones europeas, al sistema monetario. Las razones por las que quienes defienden la libertad en todas las áreas de la actividad económica frenan ante la libertad en la emisión de moneda son siempre un misterio. Quienes más enconadamente atacan a las grandes empresas acusándolas de prácticas abusivas, posición dominante, prácticas monopolísticas, etc., defienden con entusiasmo el monopolio que ejercen los bancos centrales sobre la moneda, como si ésta tuviese algo de esotérico y sólo pudiese ser manejada por los nuevos coribantes de nuestro tiempo que son los banqueros centrales dotados de una independencia con la que jamás antes habían osado soñar. La tan elogiada independencia no pasa de ser, empero, una buena intención. A nadie se le escapa que el Banco Central Europeo tendrá que llevar una política monetaria acorde con las políticas económicas de los estados miembros. Las dificultades que el 1 de Mayo de 1998 encontró el nombramiento del primer presidente del Banco Central Europeo deben ponernos sobre aviso. Il fout tout en l’air, es la expresión que dedicó el Presidente de la República Francesa a Wim Duisenberg cuando conoció la negativa de éste a plasmar por escrito el compromiso de abandonar la presidencia a los cuatro años (cosa que, desde luego, no ha hecho) en lugar de permanecer en el puesto los 8 años establecidos. De bobinard absolument incroyable56 fue calificado en su día el ambiente en el que este nombramiento tuvo lugar, reflejo de los importantes intereses políticos que se estaban jugando en aquel momento.57 56 Para más detalles sobre el surgimiento del Euro puede verse el libro de Jean Quatremer y Thomas Klau, Ces hommes qui ont fait l’Euro, Plon, Paris 1999. Las frases citadas aparecen respectivamente en las páginas 14 y 12. 57 Respecto a la independencia de los Bancos Centrales Lewellyn Rockwell apunta que the problem with empirics is that they ignore cause and effect. The Germans and Swiss have relatively sound money not because the central bankers are independent, but because the economic and political culture won't allow inflationary schemes of the sort we're saddled with. The central banks would lose all credibility if they tried. En Unplug the Money Machine, www.Lewrockwell.com La impaciencia del Corazón 40 Recordemos, además, que es impensable que el Banco Central Europeo no coordine su política monetaria con el resto de grandes bancos centrales mundiales 58 como la Reserva Federal Americana, como ha quedado de manifiesto en las repetidas bajadas del tipo de interés que ha llevado a cabo el B. C. E. siguiendo el sendero que abre Alan Greenspan. O por decirlo en palabras de Wicksell, if the free coining of gold, like that of silver, should cease, and eventually the banknote itself, or rather the unit in which the accounts of banks are kept, should become the standard of value, then, and not till then, the problem of keeping the value of money steady, the average level of money prices at a constant height, which evidently is to be regarded as the fundamental problem of monetary science, would be solvable theoretically and practically to any extent. And the means of solving it need not be sought in some more or less fantastic scheme like that of a central issuing bank for all the world. 59 De otro lado, ¿cómo saber cuál es el tipo de interés que fijaría el mercado? Para poder trabajar, el Banco Central se ve obligado a recopilar una vastísima cantidad de información estadística que no incorpora los aspectos cualitativos que serían necesarios para hacer posible una intervención no distorsionadora. Y ello no sólo por razones del enorme volumen de esta información, sino sobre todo por su carácter subjetivo, dinámico y constantemente cambiante y que, además, en el campo financiero se presenta con un grado aún mayor de dificultad.60 Por si esto fuera poco, la mera intervención del Banco Central genera efectos profundamente distorsionadores en la misma información que trata de recopilar. 58 La tendencia del proceso a nivel internacional es la misma que la que señalé a nivel nacional. La existencia de bancos con reserva fraccionaria y dinero fiduciario dio origen al Banco Central, del mismo modo, los peligros de unas finanzas internacionales basadas en dinero fiduciario y tipos de cambio fijados por vía administrativa, fuerza, sino a la creación de un Banco central mundial difícilmente aceptable por los Estados, sí a una coordinación de las políticas de estas instituciones que reduzca los riesgos inherentes al sistema. 59 Knut Wicksell, The Influence of the Rate of Interest on Prices, Economic Journal, XVII (1907), pp. 213-220. 60 Jesús Huerta de Soto, Dinero, Crédito Bancario y Ciclos Económicos, Unión Editorial, Madrid 1998, pp. 510-511. La impaciencia del Corazón 41 Todo monopolio es, además, incompatible con la defensa del propio interés que se supone ha de ser la piedra angular del funcionamiento de la economía de mercado. Efectivamente, en el caso de existir un dinero mercancía como el oro, los costes de dedicarse a su extracción minera serían valorados por cada actor económico según su propio interés, es decir, realizando un cálculo de costes y beneficios. La aparición de un monopolio no es, sin embargo, un fenómeno espontáneo, todo monopolio se impone siempre por la fuerza, lo que, en definitiva demuestra que es contrario a la idea del propio interés —de no serlo la coacción resultaría innecesaria. Quedando, así, más claro aún que el coste asociado a mantener el Banco Central Europeo es superior al beneficio obtenido de su mera existencia. El monopolio del Banco Central Europeo es ineficaz. Dado que el coste de producción de dinero incluye el propio salario, por decirlo así, del monopolista, la tendencia natural —como en todo monopolio— consiste en subir los costes. De ahí que los costes asociados a cualquier producción monopolística superen los asociados a una producción competitiva. Ocurre lo mismo con el dinero, el precio del dinero monopolizado aumenta, disminuyendo, de este modo, el poder adquisitivo de cada unidad. Esto es justamente lo contrario de lo que persigue el Banco Central Europeo —la estabilidad de precios— toda vez que la perdida de valor adquisitivo es equivalente a la subida de precios. En este sentido, no debe olvidarse tampoco que el Banco Central Europeo tiene la obligación de sustituir regularmente las monedas y billetes viejos y desgastados por los nuevos. Por supuesto, los nuevos billetes y monedas deben tener el mismo valor que los anteriores, de lo contrario ¿quién estaría dispuesto a realizar el cambio?61 Esto quiere decir 61 Supongamos que fabricar un billete de 100 € cuesta 10 céntimos (por supuesto esto es exagerado, pero valga para la claridad del ejemplo). Cuando el billete ha sido usado repetidas veces pierde calidad y se hace preciso cambiarlo. Si al acudir a la oficina bancaria, el poseedor de ese billete se viese en la obligación de abonar los 10 céntimos por el billete nuevo (o más si tenemos en cuenta que habría que cobrar también los gastos de transporte, entre otros), o lo que es lo mismo que le cambiasen 100€ por 99’90€, es evidente que evitaría el cambio. Tendríamos así la paradójica situación de que sólo La impaciencia del Corazón 42 que los costes asociados a esta tarea, que aunque puedan ser muy bajos no son cero, han de ser pagados por el B. C. E. que necesita, para ello, dinero. La única forma que tiene de obtenerlo es imprimiéndolo, creándolo ex novo, de la nada, es decir, con inflación, y ya sabemos que la inflación no provoca precisamente estabilidad en los precios, sino su aumento. Una vez más vemos que la mera existencia del Banco Central Europeo es incompatible con los propósitos que pretende alcanzar, con la misión fundamental que le ha sido encomendada. Finalmente, no podemos creer que cuando alguien se convierte en monopolista su naturaleza se transmute convirtiéndose en un ser de angelical bondad, que limita sus propias posibilidades de adquirir poder y riqueza. De hecho, ni la propia Unión Europea lo cree, puesto que uno de sus propósitos es impedir la existencia de monopolios en su economía. Y es que la creencia en las virtudes de la libertad de mercado obliga a asumir l'homme tel qu'il est véritablement (contrairement au marxiste qui a une vision fictive de l'homme et de la société, ce qui le conduit à être dogmatique), como decía recientemente Pascal Salin en una entrevista.62 En definitiva. El Banco Central Europeo se propone conseguir fines que son incompatibles con su propia existencia. Si esto ya es un atentado al sentido común y a la razón, lo es aún más el hecho de que —como ya apuntamos al principio del artículo— se defina la estabilidad de precios como un incremento de los mismos, por muy limitado al 2% que esté. ¿Qué diferencia hay entre semejante definición y la que podría consistir en definir a un hombre sano como aquel que padece fiebres? ¿Cómo es posible llamar a esto “salvaguardar el poder adquisitivo de la nueva moneda” sin distorsionar el lenguaje?63 De otro lado, la mera actividad de circularían billetes viejos y prácticamente inservibles que serían sustituidos por otros de fabricación casera, es decir, privada, cuando se rompiesen. En definitiva, el monopolio del Banco Central Europeo desaparecería. 62 Le Québécois Libre, No. 119, Montreal, 15 de febrero de 2003. 63 «Man qua organism is an animal; to destroy it, one must kill it. Man qua person is the animal that uses language; to destroy him, one must destroy his language.[...] Others - in particular, Orwell - have suggested that what has happened to the German language under the influence of nazism has happened to other modern languages under the influence of bureaucatization, collectivization, and technicization». Thomas Szasz, La impaciencia del Corazón 43 fabricación de moneda ya hace disminuir el poder adquisitivo del euro. Pero es que además, esa búsqueda de estabilidad está sometida al apoyo de las políticas económicas generales de la Comunidad Europea. Si se reconoce que tanto la inflación como la deflación64 pueden resultar costosas para la sociedad tanto en el orden económico como en el social, ¿por qué se acepta la idea friedmanita de que es necesario un incremento constante65 de la cantidad de dinero? ¿Por qué es buena una subida de precios de un 2%? Against Behaviorism, Libertarian Review, No. 11, Diciembre 1974. Del mismo modo que interesadamente se quiere confundir inflación con subida de precios, se suele afirmar que la bajada constante de precios es mala, y a esta bajada de los precios se le llama deflación. Sin embargo asistimos de nuevo a una utilización fraudulenta de los términos. Si la inflación es el incremento de la cantidad de dinero, deflación es su disminución: la primera lleva aparejada la subida de precios o, mejor, el descenso del poder adquisitivo de la moneda; la segunda implica un descenso de la cantidad de dinero. Pero hay que tener presente que el incremento del poder adquisitivo de la moneda no perjudica a nadie, pagar precios más bajos por mayor cantidad de cosas es ser más rico, aumentar la riqueza. Lo importante es que este incremento del poder adquisitivo no se lleve a cabo mediante la destrucción del dinero sino mediante el incremento de la productividad, pues ya vimos que la cantidad de dinero que exista en una economía no es importante. Sí lo es su variación. En este sentido la deflación es tan negativa como la inflación. Pero eso sí, a todo período inflacionario acaba sucediéndole uno deflacionario cuando estalla la burbuja. 65 El incremento de los precios sólo puede tener su origen en tres causas: o bien hay un aumento de la demanda sin una subida proporcional de la oferta, o bien disminuye la oferta, o bien se aumenta la cantidad de dinero. La primera es la lógica consecuencia de la actividad libre de los actores económicos, en ese caso el aumento de los precios de unos determinados productos se ve compensado por la obligada disminución del precio en otros que, por fuerza, no pueden consumirse (recordemos que la cantidad de dinero permanece invariable en este caso). Los resultados tras el ajuste de precios no son negativos para la estructura económica. La segunda implica, necesariamente, la destrucción de la productividad (algo que el Banco Central Europeo no persigue). La tercera es, precisamente la generada por la inflación. Si, por tanto, el B. C. E. admite una subida de precios anual constante (de todos los precios) está claro que su origen ha de estar en ésta última causa, porque las otras dos quedan descartadas; es decir, el B. C. E. reconoce abiertamente que genera inflación, es decir, incrementa el agregado monetario de manera anual constante y dice que eso es “salvaguardar el poder adquisitivo de la moneda”. Quos vult perdere Jupiter prius dementat. 64 La impaciencia del Corazón 44 2.-LA SUBSIDIARIEDAD Éste es un principio del que todo el mundo parecía haberse olvidado hasta que la Unión Europea lo resucitó como criterio para la distribución de competencias en su seno 66. No podemos entretenernos aquí en trazar su historia que se remonta a Aristóteles y pasa por Santo Tomás, Altusio y otros hasta nuestros días. Pero sí me parece relevante recordar que se trata de un principio con una vía de dos sentidos: por un lado, la autoridad de los entes públicos no debe impedir la actuación de los individuos, por otro, esas autoridades, además de incitar y ayudar a la acción individual, deben suplir a ésta cuando se crea necesario. Ello da lugar a una situación insostenible. Quienes veían en el principio de subsidiariedad el triunfo de las tesis liberales olvidaron pronto que este mismo principio legitima la acción estatal y que, como alertaba Jacques Delors, parece tratarse de un principio que los estados están dispuestos a aplicar a la Comunidad pero no a sí mismos. El problema fundamental de demostrar a priori la eficacia de llevar a cabo las actuaciones a un determinado nivel es insalvable: de un lado porque la medición de esa eficacia ex ante es mera especulación, de otro porque la comparación de esa eficacia con la que tendría la actuación a otro nivel es un ejercicio imposible de ficción. Por ello se acude a otros criterios decisorios. El más importante el de la transnacionalidad, es decir, que el asunto que se considera presenta aspectos transnacionales que no pueden ser regulados satisfactoriamente mediante la actuación de los Estados miembros 67 , seguido por el de la escala: la acción comunitaria 66 En realidad las razones del resurgimiento de este principio pueden ser tres: la construcción europea como entidad política; la puesta en causa del Estado providencia y el hundimiento del espacio soviético. Véase Chantal Millon-Delsol, Le Principe de Subsidiarité, P. U. F. 1993. 67 Protocolo sobre la aplicación de los principios de subsidiariedad y proporcionalidad del Tratado de Amsterdam, apartado 5. La impaciencia del Corazón 45 proporcionaría claros beneficios debido a su escala o a sus efectos en comparación con la actuación a nivel de los Estados miembros 68. No hay espacio aquí para discutir sobre el carácter destructivo que estas condiciones homogeneizadoras suponen 69. ¿Qué criterios utilizar cuando se trata de evaluar los resultados que van a afectar, no a un individuo, sino a múltiples individuos? Todos los individuos de una sociedad tienen, necesariamente, opiniones diferentes, preferencias subjetivas distintas, sus escalas de valoración no coinciden, ¿cómo es posible, así, pretender fijar un óptimo social? De nuevo Pascal Salin nos responde: le seul principe universel qui nous permet d'évaluer une situation de manière non-contradictoire consiste à se demander si les hommes ont agi librement ou sous la contrainte [...] Ainsi, en face d'un problème social quelconque ne nous demandons jamais si le résultat nous paraît bon ou mauvais, mais seulement s'il a été obtenu par le libre exercice de la liberté (sur la base de droits de propriété légitimes et de liberté contractuelle) ou s'il a été obtenu par la contrainte (qu'elle soit légale ou non). Todo esto son problemas referidos a la aplicación práctica del principio. ¿En qué medida la gobernanza económica se ha visto empañada por estas dificultades? El Grupo de Gobernanza Económica de la Convención no parece haberse preocupado demasiado por la aplicación de la subsidiariedad al los asuntos de que trataba. Todo lo más que llega a decir es que en la coordinación de las políticas económicas se garantice una participación de los parlamentos nacionales. En ningún momento se pregunta por la justificación de que las políticas económicas se decidan a nivel estatal o comunitario ni por el ejercicio de la libertad de los ciudadanos europeos en materia económica. En ningún caso parece pensar que la subsidiariedad pueda aplicarse a la moneda o a la política económica, y, sin embargo, el proceso formativo de los precios es un proceso social. Se realiza mediante la interacción de todos los miembros de la sociedad. Todos colaboran y 68 69 Id. Es verdad que en el Protocolo citado se establece que las medidas comunitarias deberían ofrecer a los Estados miembros varias formas alternativas de alcanzar los objetivos perseguidos, pero esto no resuelve el problema de la homogeneización y sus consecuencias negativas para el desarrollo de Europa, porque aún quedaría la tarea de justificar objetivos homogéneos para todos los Estados. En este sentido la posibilidad de cooperaciones reforzadas es una solución brillante. La impaciencia del Corazón 46 cooperan, cada uno en el particular papel que ha elegido para sí en el marco de la división del trabajo. Compitiendo en la cooperación y cooperando en la competencia, todos contribuimos al resultado final, esto es, a fijar los precios de mercado, a distribuir los factores de producción entre las diversas necesidades y a determinar la cuota en que cada uno satisfará las suyas. La aplicación del principio de subsidiariedad obliga a reconocer que la mayor eficacia del mercado se alcanza cuando éste está protegido de injerencias externas, que el nivel al que se han de llevar a cabo las actuaciones es el nivel individual. Cualquier órgano de planificación, intervención o gobierno económico en su mayor parte desconoce o sólo tendrá una idea muy vaga del conocimiento que se encuentra disponible en forma dispersa en la mente de los actores económicos.70 Este mismo defecto afecta al Banco Central Europeo. La Convención Europea se ha dejado llevar, aquí también, por su impaciencia del corazón y ha sido incapaz de llevar el principio de subsidiariedad hasta sus últimas consecuencias. 3.-LA IMPOSIBILIDAD DE QUE EL B. C. E. HAGA SU TRABAJO Acabamos de verlo. Las decisiones económicas tomadas en niveles de centralización o en órganos de gobierno planificadores son más ineficaces que las adoptadas por el propio mercado y los actores económicos. Pero además, el B. C. E. no puede cumplir su misión. Ya anticipábamos antes que no existe nada que pueda denominarse con propiedad nivel general de precios. Cuando se adjudica al B. C. E. la misión de controlar la estabilidad de precios se le está, por tanto, encomendando una tarea imposible. 70 Jesús Huerta de Soto, Socialismo, Cálculo Económico y Función Empresarial, Unión Editorial, Madrid 1992. La impaciencia del Corazón 47 Es la variación en los precios relativos de los bienes la que determina los cambios que se producen en la estructura productiva. Es decir, la diferencia de precios entre los bienes que se utilizan en las distintas fases del proceso productivo, consecuencia de una alteración en la demanda relativa de bienes de consumo y bienes de producción. Poco imaginaba Hayek que no sólo no se acabaría rechazando, en la teoría monetaria, la explicación en términos de una relación directa entre el dinero y el nivel de precios, sino que tampoco se ha arrojado por la borda el concepto de un nivel general de precios. Antes al contrario, se han convertido en instrumentos fundamentales de la política monetaria en la Unión Europa.71 De otro lado, el instrumento utilizado para obtener información sobre esa variación en los precios genera importantes distorsiones. Es el I. P. C., que está centrado, fundamentalmente, en los bienes de la etapa de consumo. Es por ello que cuando se inicia una etapa de ahorro se confunde con una disminución del crecimiento económico, puesto que no se recogen los paralelos incrementos de la inversión en las etapas más alejadas del consumo. Se genera, así, un incentivo más para desarrollar políticas inflacionarias. CONCLUSIÓN El Grupo de trabajo de la Convención Europea no ha tenido valor suficiente para romper su impaciencia del corazón. El texto constitucional 71 Friedrich A. Von Hayek, Precios y Producción, Unión Editorial, Madrid 1996, p. 43. La impaciencia del Corazón 48 que puede salir de esas propuestas no logrará superar las contradicciones que señalábamos al comienzo. Es un importante logro el recoger, como se sugiere en las conclusiones, en un texto constitucional los objetivos económicos que se persiguen, especialmente el del crecimiento no inflacionario. La importancia de alejar definitivamente el espectro de la inflación no puede ser negada. Sin inflación las periódicas depresiones económicas que padecemos desaparecerán, se acabará el improductivo consumo de capital que las economías europeas de hoy no dejan de realizar, el paro podrá ser eliminado gracias al incremento de la productividad. Pero de nada sirve fijar tan encomiable objetivo si, acto seguido, se mantienen y defienden las condiciones ideales para que el crecimiento constante de la cantidad de dinero dé al traste con las mejores intenciones. La Constitución Europea no puede ser un mero ejercicio semántico sin valor. La existencia del Banco Central Europeo, del Sistema Europeo de Bancos Centrales, la reserva fraccionaria, un euro fiduciario, son obstáculos insalvables si se quieren lograr los objetivos económicos enunciados en los tratados. Suponen violaciones fundamentales de los principios universales del derecho. Nada sería más sencillo que establecer en un texto constitucional para Europa la necesidad de cumplir con ellos. Sin embargo, la Convención Europea pretende mantener el actual estado de cosas. Los resultados de aplicar al texto constitucional los principios universales del derecho y la auténtica defensa la libertad y la responsabilidad de los actores económicos habrían supuesto la desaparición del monopolio del B. C. E., de la reserva fraccionaria y del dinero fiduciario. 72 No se trata, por tanto de una exigencia política o 72 Por supuesto, esto supondría el regreso al sistema del patrón oro estricto. No es este el lugar de discutir la posibilidad de lograr este objetivo —se han realizado cálculos y programas muy variados para alcanzarlo—, sólo me gustaría señalara que, como dice Lewellyn H. Rockwell Jr., there are many objections to the conventional view of the gold standard, but let me just respond to the point about realism. There are a lot of policies which seem unrealistic to promote. We can admit that there is little prospect that the post office will be privatized anytime soon, but that fact doesn't diminish our responsibility to push the idea. Nothing could be more obvious than that private enterprise would do a La impaciencia del Corazón 49 técnica, sino de una exigencia moral que la Convención no ha sabido o no ha querido cumplir. Pero debe reflexionarse seriamente sobre las consecuencias que se derivan de esa postura. En tanto en cuanto se permita la existencia de una inflación constante, la crisis se perpetuarán, el desempleo será elevado... Por poner un ejemplo, aunque sea un tema que requeriría ser tratado con cierta extensión, Europa enfrenta un grave problema con los sistemas de pensiones. En éstos, como en la moneda, se violan los principios elementales de buena práctica comercial, combinando dos funciones que son radicalmente incompatibles entre sí: la de seguro y la de asistencia social. 73 Los necesarios planes de reforma del sistema however, will not prevent those systems from going bankrupt. In 1996 the Organization for Economic Cooperation and Development estimated that the net present value of future social security commitments as a percentage of gross domestic product amounted to at least two and a half times the size of GDP in 9 of 13 EU countries (figures were not available for Luxembourg and Greece), and the net present value of the unfunded pension liability exceeded 100 percent of GDP in 6 of those 13 EU countries. 74 Cualquier reforma que pretenda tener éxito debe pasar por la privatización de los sistemas de pensiones, sin embargo, la inflación desbaratará estos planes al provocar una continua pérdida del poder adquisitivo de la moneda, la inflación es como una rueda de trinquete, nunca retrocede, y eso acabaría better job of delivering letters than the government. But if no one says it – if people are not willing to state what is true, again and again – all hope for change is lost. And sometimes, just stating what is true is enough to bring about change when conditions are ripe for it. Esta es la tarea que habría cabido esperar de la Convención, lamentablemente en esto también ha fracasado. 73 Jesús Huerta de Soto, The crisis and Reform of Social Security, Journal des Economistes et des Etudes Humaines: Bilingual Journal of Interdisciplinary Studies, vol. 5, No. 1, Paris 1994, pp. 134-135: «The public system of Social Security has, since it began, shown an unresolvable contradiction wich is the main cause of many of its problems. It has tried to work simultaneously as a system of “insurance” and of “social assistance” or welfare, wich are radically incompatible with each other». 74 L. Jacobo Rodríguez, Europe’s Retirement Blues, International Center for Pensions Reform, www.pensionreform.org La impaciencia del Corazón 50 con el valor de los fondos de pensiones en el mercado. Si, por tanto, los actuales sistemas de pensione son insostenibles y la reforma no puede tener éxito si no se combate la inflación, no nos espera un futuro muy prometedor. Dijimos más arriba que no era el consumo el motor del crecimiento económico, sino el ahorro. Pero, precisamente aquellas instituciones destinadas a gestionarlo se han convertido en el principal elemento multiplicador de dinero. Los bancos expanden sin cesar la cantidad de dinero fiduciario, penalizando toda forma de ahorro con la incesante marcha de la inflación, ¿quién desea ahorrar sabiendo que conforme pasa el tiempo su dinero vale menos? Las propuestas de la Convención no incentivan el crecimiento económico, son, por el contrario, más de lo mismo, un apuesta por los ciclos económicos y el inútil consumo de capital. La Convención Europea, concretamente su Grupo de Trabajo sobre la Gobernanza Económica, ha optado por librarse lo antes posible de la emoción molesta que causa la desgracia ajena. Ha realizado un ejercicio de compasión que no es compasión verdadera. Preocupado por el presente inmediato sin reparar en que su trabajo se proyectaba al futuro no ha realizado un trabajo productivo, no ha sabido lo que quiere ni ha estado dispuesto a compartir un sufrimiento hasta el límite y aún más allá de este límite. Signatur e Not Verified Roberto Losada Maestre Digitally signed by Roberto Losada Maestre DN: cn=Roberto Losada Maestre, c=ES Date: 2003.02.20 18:14:44 +01'00' Reason: I am the author of this document Location: 19 de Febrero de 2003