DOMINGO DE PENTECOSTÉS Solemnidad

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DOMINGO DE PENTECOSTÉS
Solemnidad
Misa del día
Antífona de entrada (Sb 1, 7)
El Espíritu del Señor llena la tierra y, como da consistencia al universo, no ignora ningún sonido.
Aleluya.
El Dios de la vida, que ha resucitado a su Hijo Jesucristo, rompiendo las ataduras de la muerte, por
la acción del Espíritu Santo, nos colma con su alegría y con su paz, esté con todos vosotros.
Monición de entrada
Celebramos la gran fiesta de Pentecostés, culmen santificador de la obra salvadora de Cristo.
Si el Espíritu Santo no hubiese sido comunicado a los primeros cristianos, no sabríamos nada
del misterio de Jesús, de su Evangelio, de su Pascua. Gracias al Espíritu estamos aquí reunidos para
actualizar la presencia del Señor que llega a nosotros en la reunión de los hermanos, en la Palabra,
en el pan y vino de la Eucaristía. Y el foco irradiador de todas estas realidades es el grupo
apostólico que, con la donación del Espíritu, recibe fuerza de lo alto para testimoniar a Cristo hasta
los confines del mundo. La Iglesia tiene su origen en el Espíritu y en el poder del Señor, pero la
actividad apostólica resulta imprescindible para que la riqueza de gracia de la que ella es portadora,
llegue a ser una realidad viva y actual a través de los tiempos.
Rito de la bendición y la aspersión del agua
Queridos hermanos: Invoquemos la bendición de Dios, nuestro Padre, y pidámosle que la aspersión
de esta agua reavive en nosotros la gracia del bautismo, por medio del cual fuimos sumergidos en la
muerte redentora del Señor para resucitar con él a una vida nueva.
Después de una breve oración en silencio, el sacerdote prosigue, diciendo:
Oh Padre, que del Cordero inmolado en la cruz haces brotar una fuente de agua viva.
R/. Bendice y purifica a tu Iglesia. [O bien: Bendito seas por siempre, Señor.]
Oh Cristo, que renuevas la juventud de la Iglesia en el baño del agua con la palabra de la vida.
R/. Bendice y purifica a tu Iglesia. [O bien: Bendito seas por siempre, Señor.]
Oh Espíritu, que nos haces renacer de las aguas del bautismo como primicia de la humanidad nueva.
R/. Bendice y purifica a tu Iglesia. [O bien: Bendito seas por siempre, Señor.]
Dios todopoderoso, que por medio de los sacramentos de la fe renuevas las maravillas de la
creación y de la redención, bendice † esta agua y concede que todos los renacidos en el bautismo
sean mensajeros y testimonios de la Pascua, que se renueva incesantemente en tu Iglesia. Por
Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
Terminada la bendición, el sacerdote toma el hisopo, se rocía a sí mismo y, luego, rocía a los
ministros, al clero y a los fieles. Mientras tanto, se canta un canto apropiado (cf. CLN, A 81-84).
Una vez acabado el canto, el sacerdote, de pie y de cara al pueblo, con las manos juntas, dice:
Que Dios todopoderoso nos purifique del pecado y, por la celebración de esta Eucaristía, nos haga
dignos de participar del banquete de su reino. R/. Amén
Se dice Gloria.
Oración colecta
Oh Dios, que por el misterio de Pentecostés santificas a tu Iglesia, extendida por todas las naciones,
derrama los dones de tu Espíritu sobre todos los confines de la tierra y no dejes de realizar hoy, en
el corazón de tus fieles, aquellas mismas maravillas que obraste en los comienzos de la predicación
evangélica. Por nuestro Señor Jesucristo.
Se dice Credo, o en su lugar se puede realizar la renovación de las promesas bautismales:
Transformados por la vida nueva de Jesucristo, renovemos hoy nuestra adhesión a Él, a cuya muerte
y resurrección fuimos incorporados por el Bautismo. Reafirmemos nuestra fe y nuestra voluntad de
vivir su mismo camino renovando las promesas que en el día de nuestro bautismo hicieron por
nosotros nuestros padres y padrinos.
•
¿Renunciáis al pecado para vivir en la libertad de los hijos de Dios?
•
¿Renunciáis a todas las seducciones del mal, para que no domine en vosotros el pecado?
•
¿Renunciáis a Satanás, padre y príncipe del pecado?
•
Y confesad abiertamente: ¿Creéis en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra?
•
¿Creéis en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que nació de Santa María Virgen, murió,
fue sepultado, resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha del Padre?
•
¿Creéis en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica, en la comunión de los santos, en el
perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y en la vida eterna?
Esta es nuestra fe, la fe de la Iglesia que fue proclamada en nuestro Bautismo, y que nosotros nos
gloriamos de profesar en Cristo Jesús, Señor nuestro. Amén.
Oración de los fieles
Queridos hermanos; hoy llega a su plenitud el tiempo Pascual. Hace cincuenta días celebrábamos
con gozo la resurrección de nuestro Señor, hoy celebramos la madurez y el cumplimiento definitivo
de la Pascua. Por eso, ahora, oremos a Dios Padre, que por la muerte y resurrección de su Hijo nos
ha dado el Espíritu Santo que ora con nosotros y dentro de nosotros.
1. Por la Iglesia, extendida por toda la tierra; para que impulsada por el Espíritu Santo,
permanezca atenta a lo que sucede en el mundo, haga suyos los sufrimientos, alegrías y
esperanzas de los hombres de nuestro tiempo, intuya los signos caritativos que debe realizar
y así pueda iluminarlo todo con la luz del Evangelio. Roguemos al Señor.
2. Por las vocaciones; para que el Espíritu Santo suscite en el seno de la Iglesia vocaciones
sacerdotales, religiosas y misioneras que den fe de la salvación universal. Roguemos al
Señor.
3. Por nuestro mundo de hoy, sujeto a cambios profundos y rápidos; para que el Espíritu Santo,
que abarca la historia humana, promueva la esperanza de un futuro mejor y vislumbremos el
gran día de Jesucristo. Roguemos al Señor.
4. Por los que son víctimas de la debilidad humana, de los extravíos de su propio espíritu o de
los errores del mundo; para que el Espíritu Santo los lleve por las sendas del bien y de la
verdad. Roguemos al Señor.
5. Por nosotros, aquí reunidos; para que, iluminados y fortalecidos por el Espíritu Santo, demos
testimonio de nuestra fe. Roguemos al Señor.
Escucha, Señor, las oraciones de tu pueblo y haz que quienes nos disponemos a clausurar, con la
solemnidad de Pentecostés, las fiestas pascuales, renovados y fortalecidos por tu Espíritu, vivamos
continuamente la novedad pascual y lleguemos también a las fiestas de la Pascua eterna. Por
Jesucristo nuestro Señor.
Oración sobre las ofrendas
Te pedimos, Señor, que, según la promesa de tu Hijo, el Espíritu Santo nos haga comprender la
realidad misteriosa de este sacrificio y nos lleve al conocimiento pleno de toda la verdad revelada.
Por Jesucristo nuestro Señor.
PREFACIO: El misterio de Pentecostés
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno.
Pues, para llevar a plenitud el misterio pascual, enviaste hoy el Espíritu Santo sobre los que habías
adoptado como hijos por su participación en Cristo. Aquel mismo Espíritu que, desde el comienzo,
fue el alma de la Iglesia naciente; el Espíritu que infundió el conocimiento de Dios a todos los
pueblos; el Espíritu que congregó en la confesión de una misma fe a los que el pecado había
dividido en diversidad de lenguas.
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y también los
coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
Antífona de comunión (Hch 2, 4- 11)
Se llenaron todos de Espíritu Santo, y hablaban de las maravillas de Dios. Aleluya.
Oración después de la comunión
Oh Dios, que has comunicado a tu Iglesia los bienes del cielo, conserva los dones que le has dado,
para que el Espíritu Santo sea siempre nuestra fuerza y la eucaristía que acabamos de recibir
acreciente en nosotros la salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.
Se puede utilizar la fórmula de la bendición solemne de Pentecostés.
• Que Dios, Padre de las luces, que [en este día] iluminó la mente de los discípulos con la luz
del Espíritu Santo, os alegre con su bendición y os llene siempre con los dones de su
Espíritu.
R/. Amén.
• Que el mismo fuego divino que de manera admirable descendió sobre los Apóstoles,
purifique vuestros corazones de todo pecado y os ilumine con su claridad.
R/. Amén.
• Que el mismo Espíritu que unió todas las lenguas en una sola confesión de fe, os conceda
perseverar en ella y llegar, así, a ver plenamente lo que ahora esperáis.
R/. Amén.
• Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo, descienda sobre
vosotros.
R/. Amén.
Para despedir al pueblo, se canta o se dice:
Podéis ir en paz, aleluya, aleluya.
El pueblo responde:
R/. Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya
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