Las Innovaciones tecnológicas y su repercusión - unesdoc

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(ISSN 0304-3037), Unesco, Paris (Francia).
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L a historia como ciencia social
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revista
internacional de
ciencias sociales
Revista trimestral
publicada por la U n e s c o , París
Vol. X X X I I I (1981), n.° 3
L a tecnología y los valores culturales
Introducción
Andrew Robertson
Las innovaciones tecnológicas y su repercusión
social 471
Werner Ackermann
Los valores culturales y la selección social de la
tecnología 489
Dieter Ernst
Kazimierz Kopecki
Ken
Newcombe
A.
Rahman
L a política tecnológica de la autosuficiencia:
algunos puntos esenciales 510
El caso de la energía nuclear 526
Evaluación y programación de tecnologías:
ejemplos de Papua Nueva Guinea 542
Interacción entre ciencia, tecnología y sociedad:
perspectivas históricas y comparadas 557
Tribuna libre
David Schweitzer
Teoría e investigación de la alienación: tendencias,
aspectos polémicos y prioridades 573
El ámbito de las ciencias sociales
György Rozsa
Cooperación europea en materia de información y
documentación sobre ciencias sociales: un proceso en
maduración 613
Servicios profesionales y documentales
Calendario de reuniones internacionales 623
Libros recibidos 627
Publicaciones recientes de la Unesco 631
ISSN 0379-0762
L a tecnología
y los valores
culturales
Introducción
Las innovaciones tecnológicas
y su repercusión social
Andrew Robertson
El progreso tecnológico, en tanto que elemento básico, junto a los factores capital
y trabajo, ha sido visto durante cierto tiempo c o m o esencial para el crecimiento
económico. Consecuentes con esta creencia amplia y generalmente aceptada, los
gobiernos de países desarrollados o en desarrollo han asignado recursos para la
investigación y el fomento tecnológico, con resultados diversos. A menudo se
han producido innovaciones beneficiosas, a corto y a veces también a largo
plazo, así c o m o han surgido perjuicios imprevistos, por lo común a plazo m á s
dilatado.
Según palabras de François Hetmán, en un trabajo publicado en esta
Revista en 1973 [vol. X X V , n.° 3, p . 265], " u n proceso de previsión, análisis y
¿valuación de futuros tecnológicos socialmente deseables y políticamente aceptables" ha llegado a ser, con toda evidencia, u n tema de urgente consideración
internacional1.
Desde elfinalde la guerra de 1939-1945, se han expresado frecuentemente
temores respecto al futuro de la sociedad humana bajo el apremio del progreso
tecnológico. Se dice que fue un ejecutivo de la Ford Motor C o m p a n y quien
acuñó la palabra "automation" (automación, síntesis de automático y mecanización) a comienzos de la década de 1950. E n 1955 hubo u n prolongado debate
en el Congreso de los Estados Unidos de América, en el cual se expresó una gran
inquietud ante la posibilidad de u n desempleo masivo c o m o consecuencia del
advenimiento de la denominada "fábrica automática". Siete años después se
comunicaba a la administración Kennedy que, de los 6 500 000 de desempleados
Andrew Robertson forma parte del cuerpo docente del Polytechnics of Central London, en la cátedra
de estudios de administración (35, Marylebone Road, Londres NWl 5LS). Anteriormente relacionado con la Science Policy Research Unit de la Sussex University, ha publicado numerosos trabajos
sobre los problemas de la administración, organización industrial e innovación tecnológica.
Este articulo refleja parcialmente las deliberaciones
de un simposio sobre las innovaciones tecnológicas y su repercusión social convocado
en Bonn (República Federal de Alemania)
conjuntamente por la Unesco y la Comisión
Nacional Alemana ante la Unesco, del 10
al 14 de noviembre de 1980. El informe final
se ha publicado como documento de la
Unesco S S - 8 0 / C O N F . 8 0 4 / 1 1 , con fecha 16 de
febrero de 1981, solamente en inglés.
Rev. int. de dene, soc, vol. XXXIII (1981), n.° 3
472
Andrew Robertson
que había en los Estados Unidos de América, dos millones eran víctimas de la
automación. El presidente Kennedy instituyó u n comité asesor especial para
estudiar el problema. E n su declaración de principios figuraba el siguiente objetivo: " L a consecución del progreso tecnológico sin sacrificio de valores humanos
exige una combinación de acción privada y pública, concorde con los principios
de una sociedad libre."
Las referencias a la intimidad y a la libertad no pueden eclipsar el hecho
de que es preciso contar con una legislación y la coerción pública para contrarrestar los efectos adversos del cambio tecnológico que la sociedad industrial ha
padecido, por ejemplo, las lesiones e invalidez de trabajadores por accidentes
con la maquinaria, las enfermedades causadas por el empleo de sustancias tóxicas
(hasta hace poco tiempo no se habían descubierto los efectos perjudiciales del
asbesto azul), la descalificación de puestos de trabajo, y, en los años de postguerra, la extinción de sectores enteros.de la industria, con los consiguientes
problemas de empleo regional. A d e m á s , se presenta el permanente conflicto de
intereses entre, por u n lado, la eficiencia y la rentabilidad económica del "ahorro
de m a n o de obra" y, por otro, la resistencia al cambio tecnológico introducida
por la fuerza de trabajo organizada, que intenta disminuir o al menos hacer m á s
lento su ritmo a fin de preservar los puestos de trabajo y proteger a los obreros
calificados contra el desempleo tecnológico.
L a recesión mundial, que ha creado desempleo en todos los países industriales en distintas proporciones, ha tendido a enmascarar el desempleo generado
por los avances tecnológicos. Pero, los dirigentes sindicales conocen más que de
sobra la erosión de los puestos de trabajo de sus afiliados en determinados sectores
de la industria, c o m o en el de las artes gráficas del Reino Unido. L a lucha por
introducir la "nueva tecnología" en Fleet street ha durado años, hasta el punto de
que la tecnología propuesta dista m u c h o ya de ser nueva. L a composición e impresión de los periódicos ingleses se lleva a cabo con instalaciones y maquinarias
de casi u n siglo de antigüedad, en cuanto a su diseño. El metal de impresión se
funde y luego se moldea formando líneas de composición en máquinas de linotipia. El tipo es de una sola pieza, y las correciones exigen volver a componer la
línea entera. Estas líneas se reúnen en columnas verticales o galeradas, que posteriormente se encajan y sujetan en una matriz metálica. U n a hoja de papel acartonado especialmente preparada para estereotipia se ablanda, remojándola, y se
aprieta contra el tipo, se endurece luego en el horno y se utiliza c o m o molde con
el que se forman los semicilindros de composición empleados en las rotativas. Es
éste u n proceso largo, arduo y en ocasiones peligroso.
L a nueva tecnología, que utiliza composición mediante computadora, fotografía e impresión en offset, es u n proceso m u c h o m á s corto, con menos margen
de error, mayor facilidad para las correcciones, silencioso (excepto las prensas de
web-offset) y exentó de peligros. Pero, al ser una tecnología m á s perfeccionada,
puede implicar que no hagan falta ya los componedores (operadores de linotipia
Las innovaciones tecnológicas
y su repercusión social
473
y monotipia), porque los textos de edición y publicidad podrían ser tecleados
directamente por redactores y periodistas, valiéndose de pantallas en las que se
controla visualmente su composición. Algunos periódicos regionales han demostrado ya las ventajas de las nuevas técnicas en cuanto a la reducción de costos,
pero los sindicatos de las artes gráficas, parapetados e inmóviles en sus posiciones, parecen preferir el riesgo de cierre total a negociar la introducción del
"tecleado único". E n efecto, el grupo de periódicos de The Times cerró durante
casi un año en 1979-1980 para presionar sobre los sindicatos. Esta medida desesperada fracasó, y hoy la sociedad matriz, T h o m s o n Newspapers, ha vendido el
grupo a Rupert Murdoch, el multimillonario editor de prensa australiano.
Se esperaba que The Times y The Sunday Times, con los tres suplementos
semanales, cerrasen y dejasen sin trabajo a unos cinco mil hombres y mujeres
calificados, con escasas perspectivas de encontrar otro puesto de trabajo en una
industria declinante, suerte que han corrido ya otros cientos de miles de trabajadores del ramo en el Reino Unido y en otros países industriales. G o m o ya hemos
visto, el problema del "ocio forzoso", o desempleo, fue previsto hace treinta años
en Europa y en los Estados Unidos de América, pero no se introdujo ningún tipo
de política nacional concertada ni de programas para hacer frente a la eventualidad. L a previsión técnica n o se inició a escala significativa hasta la década
de 1960, con el resultado de que numerosos jóvenes terminaban sus estudios en
profesiones y especialidades que ya no serían necesarias diez o veinte años después,
cuando tuviesen familia y cargas económicas. Verdad es que la política económica
del Estado-providencia ha contribuido a amortiguar los peores efectos materiales
de ese paro forzoso, pero, para un trabajador especializado, encontrarse con que
toda su formación y experiencia profesional se ha tornado inútil es una tragedia
de por sí, y una tragedia que podría evitarse.
Adaptar a las necesidades de la industria las cifras y niveles de especializaron de la fuerza de trabajo nacional forma parte de la política económica
inglesa desde la década de 1960, así c o m o la creación de consejos de capacitación
industrial y el fomento de la planificación de la m a n o de obra. Pero hay que reconocer que estos esfuerzos no han conseguido eliminar el desempleo estructural,
en parte por falta de visión de los políticos y gobernantes, y en parte también por
la rápida aceleración del cambio tecnológico: de la mecanización al control automático (automación y cibernética), pasando por el control mediante computadora
hasta llegar al microprocesador.
E n u n esfuerzo por dominar y dirigir el cambio y su repercusión sobre el
empleo en la sociedad industrial, el Consejo de Capacitación para la Industria de
Construcciones de Ingeniería del Reino Unido patrocinó casi diez años de investigación en el Centro de Estudios de Ciencia Política de la Universidad de Sussex.
Algunos resultados se han publicado recientemente en la obra Microelectronics
and the engineering Industry*. Lás conclusiones generales señalan la necesidad de
llevar a cabo encuestas y previsiones amplias y permanentes respecto a las
\
474
Andrew Robertson ,
necesidades de formación profesional y a la futura escacez de m a n o de obra
calificada en u n vasto abanico de sectores industriales,, no solamente en el
Reino Unido.
E n u n estudio análogo, Rothwell y Zegfeld, en su obra Technical change and
employment3, ponen de relieve que mientras elcontrol automático tuvo su principal
impacto en las industrias de transformación y de montaje, el llamado micro-chip
es m u c h o m á s penetrante yflexible,y en consecuencia amenaza con eliminar
personal y puestos de trabajo en todos los sectores de la industria. Aparentemente,
la difusión de sus aplicaciones se hará rápidamente, dejando poco tiempo para
adecuar la distribución de la fuerza de trabajo, para la capacitación y la reconversión, así c o m o para poner en marcha medidas contra el desempleo socialmente
aceptables. Por estas razones, la Comunidad Económica Europea ha destinado
grandes sumas de dinero a la investigación sobre las aplicaciones y la repercusión
social de la "revolución" de los microprocesadores.
U n informe de 1976 sobre la innovación técnica en la República Federal de
Alemania, patrocinado por. la Fundación Anglo-Alemana para el Estudio de la
Sociedad Industrial, afirma que en ese país existe una tendencia a tratar las
innovaciones fundamentalmente c o m o cuestiones sobre las cuales la dirección
de las empresas ha de decidir. Weltz y Schmidt, los autores, parecen haber
descubierto que, en tales circunstancias, la decisión de emplear una nueva tecnología es tomada a nivel de consejo de dirección, puesta en ejecución por la gerencia,
y sólo cuando la innovación propuesta está en curso se comunican las consecuencias al personal. Éstas, precisamente, implican reducciones de plantilla y
reorganización, que traen consigo una auténtica degradación de individuos y
cargas de trabajo suplementarias para los que siguen en la empresa en su nivel
anterior. L a nueva contratación de personal consiste en adquirir especialistas
con conocimientos profesionales que anteriormente no existían en la empresa.
Suele propiciarse alguna reconversión, pero los que no tienen la fortuna de ser
seleccionados para seguir el oportuno cursillo, bastante probablemente, tarde o
temprano, se verán despedidos. Es típico que tales cambios acontezcan generalmente en tiempos de recesión grave, cuando la fuerza de trabajo organizada se
halla en su punto más débil; pero en periodos de recuperación económica sucede
a la inversa4.
Senker y Swords-Isherwood aseguran que la planificación de la m a n o de
obra, aun en sus formas más simples, es menos frecuente en las empresas británicas
que en las sociedades multinacionales establecidas en el Reino Unido. U n a de
las consecuencias de este hecho es que las empresas británicas de mayores dimensiones pueden llegar a encontrarse con una fuerza de trabajadores calificados ya
maduros, a menudo difíciles de reconvertir, y con el problema concomitante de las
dificultades de contratación de nuevo personal, a m é n . d e los onerosos gastos
ocasionados por la fuerza laboral supérflua y la jubilación anticipada. Y añaden:
" L a importancia de esta omisión de planificación de la m a n o de obra es filosófica
Las innovaciones tecnológicas
y su repercusión social
475
y práctica. Viene en realidad a ilustrar que los problemas relativos a la m a n o de
obra se consideran marginales y secundarios con respecto a los objetivos principales de la empresa. Esto contrasta m u y señaladamente con el enfoque de las
sociedades japonesas, en particular, que engloban todos los aspectos del ejercicio
de planificación. E n las grandes compañías japonesas, la m a n o de obra es rigurosamente planificada dentro de las trabas impuestas por las garantías del empleo
vitalicio (aunque sólo para los varones)."6
Esas compañías no confían tampoco la capacitación profesional a u n departamento especializado. Se la considera de "importancia vital y básica" para la
empresa, demasiado importante para ser reducida a u n nivel inferior de estatus y
de poder del que disfrutan los mandos superiores de la compañía. L a similitud
entre las actitudes de las empresas inglesas y alemanas respecto a la cuestión de la
m a n o de obra merece u n examen m á s detenido, y debiera también ser comparada
con otros países europeos. Al desdeñar el problema a largo plazo que presenta
la repercusión del cambio tecnológico sobre la población activa, la política de la
empresa parece ir en contra del bienestar económico nacional, pero; ¿qué alternativas existen para reducir este conflicto de intereses?
U n autor norteamericano, Paul Dickson, en su obra The work revolution",
ha indicado ya algunas alternativas posibles que tienen m u y dignos antecedentes
históricos. L a semana laboral reducida es, a fin de cuentas, u n tema todavía puesto
en duda por algunos, pero con una historia de generaciones de negociación entre
patronos y. empleados. L a jornada de ocho horas y la semana de cinco días son >
comparativamente nuevas, al igual que las vacaciones pagadas de dos o tres
semanas, pero hubo que luchar denodadamente por ellas antes de que se comprobara que la fatiga industrial es contraproductiva, y que el trabajador descansado
produce m á s y sufre menos accidentes que el sobrecargado de trabajo.
Tal vez sea la ética protestante, o su equivalente en otros términos de moral,
lo que hace que el aumento del tiempo de ocio parezca indeseable, " m a l o " en
cierto sentido, o incluso pecaminoso. Los historiadores sociales nos dicen que
desde el advenimiento del reloj la sociedad h u m a n a ha estado regida por el tiempo,
y que el hábito de los periodos regulares de trabajo tomó profundo arraigo en las
comunidades industriales. M á s aún, el estudio y la organización científica de los
tiempos de trabajo (taylorismo) impuso a la fuerza laboral una disciplina todavía
más estricta. Otro impedimento para la reducción de los periodos de actividad
productiva es la resistencia de las organizaciones sindicales al "reparto del
trabajo"
.
N o obstante, Dickson da numerosos ejemplos de tentativas realizadas en
los Estados Unidos de América para introducir métodos que permitan extender
el trabajo disponible, repartiéndolo entre la fuerza laboral existente, c o m o u n
medio de evitar, o por lo menos de aliviar, el desempleo estructural o tecnológico.
La firma Motorola ha introducido la "semana laboral comprimida", con el
beneplácito de sus obreros y personal, o sea una semana de tres días y treinta y
476
Andrew Robertson
seis horas, trabajadas en tres turnos diarios para aprovechar al máximo el rendimiento de los talleres. Algunas empresas que han adoptado tales métodos han
podido incluso anunciar aumentos de la productividad c o m o consecuencia directa
dé los mismos, ya que, al parecer, el mayor tiempo de ocio depara beneficiosos
resultados en términos de u n mayor esfuerzo y una superior eficiencia, lo que
desde luego n o constituye ninguna sorpresa para los promotores de las escuelas
de relaciones humanas y psicología ocupacional.
Y a en 1972 la American Management Association llevó a cabo una encuesta
entre ciento cuarenta y tres sociedades industriales que habían introducido una
semana de cuatro días, comprobando que el ochenta por ciento de ellas se hallaban
en posición de comunicar "mejoras en los resultados de la empresa" c o m o consecuencia directa de dicha medida 7 . Entre las ventajas de la semana laboral reducida
se cuentan, según confirman los datos obtenidos por la Oficina de Estadísticas
Laborales de Washington, una disminución del ausentismo, moral más alta y mayor
eficiencia, junto con una reducción en los costos de producción ocasionada por
un menor desperdicio de material y por el hecho de que salen menos productos
defectuosos. El Departamento de Trabajo de los Estados Unidos de América ha
comentado que la fatiga industrial, y sus efectos sobre los accidentes de trabajo y
la productividad, sigue siendo u n "factor desconocido", y esto aún al cabo de
medio siglo de desarrollo de la psicología ocupacional y de las investigaciones,
desde los célebres experimentos de Hawthorne al auge de las escuelas de relaciones
/ humanas.
Para nivelar el cuadro es preciso añadir que Dickson también manifiesta
que algunas empresas del grupo A M A registraron u n aumento en los costos por
efecto de la semana reducida, por confusión respecto a las horas de trabajo por
parte de los clientes, abastecedores y servicios de transportes, de suerte que los
beneficios obtenidos por la contracción del trabajo no fueron ni mucho menos
automáticos. D e una muestra de mil quinientas empresas.que probaron de introducir la semana laboral reducida, aproximadamente un cuatro por ciento volvieron
bastante pronto a la semana de cinco días. Se dice que esta cifra puede haberse
duplicado en la actualidad. A u n así, parecería que la mayoría de las empresas han
hallado la semana reducida no sólo rentable, sino también socialmente beneficiosa.
Éste es un mérito que hay que reconocer a los empresarios que, sin echar en
olvido los beneficios, son inteligentes y tienen imaginación. E n comparación, no
es m u c h o lo que se sabe sobre las iniciativas de los trabajadores. L a relación
persona humana/tecnología ha sido examinada por un teenólogo inglés qué es al
mismo tiempo agente sindical. E n esta obra, curiosamente titulada ¿Arquitecto o
abeja?3 (en referencia al Capital de Marx, donde este autor compara la perfección
automática con la que la abeja construye su celdilla con los planos abstractos y
deliberadamente meditados de un arquitecto humano) Cooley, su autor, enfoca el
problema del desempleo tecnológico desde el punto de vista del trabajador capacitado en alta tecnología, y menciona específicamente el experimento conocido
Las innovaciones tecnológicas
u sy repercusión social
477
c o m o Combine Shopstewards' Committee de la compañía Lucas Aerospace, llevado
a cabo en alianza con C A I T S , el Centro para la Promoción de Sistemas Industriales y Técnicos Alternativos, vinculado al Polytecnic of North London. Cooley
admite que las sucesivas olas de progreso tecnológico han liberado en muchos
casos a los seres humanos de la rutina, la fatiga, las tareas monótonas y tediosas;
pero, con harta frecuencia y cada vez en mayor medida, este progreso ha deparado
a algunos la "libertad de n o hacer nada", desde el momento en que la pericia y el
saber profesional que habían adquirido pasa a ser un dominio de las máquinas. Las
máquinas trabajan más aprisa, con mayor exactitud en tarcas repetitivas, m á s estable
y fluidamente que los operarios humanos, y nunca se cansan, aunque pueden averiarse. El ya bien conocido resultado de todo esto es que una fuerza de trabajo altamente calificada (operadores de máquinas, talladores de herramientas, etc.) se ve
paulatinamente reducida al extremo de que un puñado de individuos basta para
vigilar los tableros de control y otro puñado para atender al mantenimiento.
Cooley advierte que la computadora es el vehículo de u n nuevo y m á s
estricto taylorismo, con treguas para el descanso corporal medidas en segundos.
El hombre es dirigido por la máquina más rigurosamente que antes. Esta mayor
intensidad de trabajo no sólo acelera el decaimiento físico de los operarios (una
empresa inglesa de automóviles intentó llegar a u n acuerdo con el sindicato para
no contratar hombres de más de treinta años porque su tiempo de vida eficaz en
la línea de montaje es sólo de diez años), sino que torna progresivamente obsoletas
su especialidad y experiencia profesional. C o n tal ritmo de cambio, la educación
escolar o universitaria de una persona, y su posterior formación profesional,
quedan desbordadas, de suerte que debe renunciar a una proporción cada vez
mayor de su tiempo para n o quedarse atrás, y esto suponiendo que su capacidad
de aprender no disminuya con la edad. Cooley cita el caso extremo del físico cuya
formación lleva ahora tanto tiempo que a los veinticuatro años de edad es ya
demasidado viejo para resolver los problemas m á s recientes de su ciencia. Quizá
para el trabajador de la industria de la ingeniería no rijan estas condiciones tan
drásticas, pero las crecientes exigencias de la relación hombre-máquina le obligan a
una desaceleración de su actividad a una edad m á s prematura que antes.
L a concentración de capital resultante de la eliminación de m a n o de obra
en favor de la automación puede ser sumamente rentable. Cooley da el ejemplo
de la compañía General Electric de Inglaterra, que redujo su plantilla de
260 000 empleados en 1968 a 200 000 hacia mediados de la década de los setenta,
con lo que sus beneficios ascendieron de 75 a 105 millones de libras esterlinas.
Cita este autor las palabras del presidente de esa compañía, quien expresa: "los
seres humanos son c o m o la g o m a , cuanto m á s se la fuerza m á s se estira",
a lo que añade que él n o es u n hombre "especialmente malvado" 8 . L a opinión de
que para que una economía pueda seguir siendo competitiva debe darse prioridad
a los beneficios sobre las consideraciones de carácter h u m a n o , es aún m u y corriente.
Así, la innovación tecnológica y su impacto económico traen consigo implicaciones
I
I
/
478
Andrew Robertson
sociales que todavía no han sido enfrentadas de lleno por los gobiernos de los países
desarrollados, aun cuando hace cincuenta años o m á s que están previstas.
¿Tiene el experimento de la Lucas Aerospace, sobre el que escribe Cooley,
una solución que ofrecer a este problema, a este conflicto de intereses? Dicho
experimento surgió c o m o resultado de la racionalización llevada a cabo en esa
compañía, a raíz de la contracción que tuvo lugar en la industria aerospacial
inglesa durante la década de 1970. El Combine Shopstewards' Committee se
constituyó para asociar y reunir, con miras a la ayuda y al beneficio mutuos, las
competencias y aptitudes prácticas de los operarios de los talleres y la capacidad
analítica de los científicos y tecnólogos. Posteriormente, ambos grupos se aliaron
con trabajadores de compañías similares que habían trabajado en la industria
aeronáutica, y en especial en el proyecto del avión supersónico Concorde.
E n la Lucas Aerospace se habían llevado a cabo tentativas de contener el
desempleo tecnológico y el traslado de trabajadores de puestos destinados a
desaparecer, mediante tácticas de resistencia habituales, tales c o m o huelgas de
brazos caídos, ocupaciones del lugar de trabajo, y otras campañas parecidas.
Pero alfinal,la mejor solución pareció hallarse en la unión de los propios trabajadores de todos los niveles para producir, n o los conocidos productos de alta
tecnología para los que evidentemente estaba decayendo la demanda, sino aparatos de tecnología inferior, socialmente útiles y vendibles, c o m o u n sencillo
vehículo autopropulsado para niños minusválidos, equipo e instalaciones médicas
para hospitales, dispositivos para conservación de la energía, equipos generadores
de bajo costo, tales c o m o condensadores solares, u n coche capaz de transitar
sobre carreteras y vías, y otras ideas comercializables susceptibles asimismo de
mejorar la calidad de la vida.
Cooley comenta que una ventaja latente de este programa fue que, por vez
primera, investigadores, diseñadores y obreros productores emprendieron juntos
la tarea de hacer cosas para mercados que les eran conocidos y con los que
podían mantenerse en contacto, en vez de fabricar piezas para u n remoto mercado
de alta tecnología que, aunque n o totalmente desconocido para unos pocos entre
los científicos superiores, era prácticamente irreal para la mayoría del personal
empleado en la Lucas Aerospace.
E n u n comienzo, levantaron u n inventario de las competencias, conocimientos y otros recursos que, entre todos, podrían ofrecer a sus clientes potenciales.
Distribuyeron ciento ochenta copias por todo el Reino Unido y recibieron tres
contestaciones: de la Open University, del Queen M a r y College de Londres y
de la Polytechnic of North London, en unión con la cual montaron el C A I T S .
Este centro cuenta hoy con u n influyente comité rector formado por científicos,
ingenieros y científicos sociales. Pero n o le faltan críticos, uno de los cuales es la
Escuela de Manchester, que se ha referido a él tildando su actividad de "estrategia
coja", ya que hasta ahora no ha conseguido integrar a los científicos y a otros
trabajadores con los mandos de1 la empresa. Es éste, dicen, u n ejemplo m á s del
Las innovaciones tecnológicas
y su repercusión social
479
síndrome "ellos y nosotros" que aún sigue entorpeciendo la adaptación de las
organizaciones industriales a los cambios en la tecnología y en la sociedad.
L a innovación tecnológica, para evitar que resulte irreparablemente nociva
para las sociedades industrializadas, debe ir acompañada de la innovación social.
L a ciencia y la tecnología son fenómenos sociales y obran conjuntamente en
tiempos de necesidad social (se da en esto una analogía con la tesis de que las
invenciones [ciencia] se convierten en innovaciones [tecnología] cuando las
presiones sociales entran en juego.) L a indagación científica vino a reemplazar
la tosca tecnología de avance por tanteos que había prevalecido en la sociedad
primitiva. Este proceso inicialmente condujo a u n a mejor comprensión de la
naturaleza de la tecnología y su ciencia subyacente, pero n o produjo, ipso facto,
una mejor comprensión de las consecuencias sociales de su aplicación.
E n contraste con las generaciones anteriores, la humanidad afronta en la
década de 1980 u n a "discontinuidad" con el pasado de dos maneras. Primero,
algunos incrementos cuantitativos han alcanzado puntos críticos y u n a nueva
fase en la cual el cambio se h a vuelto cualitativo. Las armas atómicas, la tecnología de la información "transhumana", la ingeniería genética y la ciencia del
espacio apuntan todas hacia nuevas potencialidades sociales. Y segundo, estos
cambios sociales masivos constituyen tanto peligros c o m o nuevas oportunidades
a escala de la especie entera.
L a ciencia se ha hecho mundial en u n mercado mundial, de suerte que la
"contabilidad de los recursos" ha alcanzado u n nivel planetario, con independencia
de las variaciones locales o nacionales, al igual que la población del m u n d o constituye una amenaza o una crisis global, n o local, o que u n a guerra, hoy, sería
planetaria. L a respuesta defensiva del m u n d o a estas amenazas es una especie de
solidaridad religiosa independiente de cultos o sectas nuevos o tradicionales.
También es posible hablar de "fracasos mundiales": fracaso en eliminar la pobreza
del tercer m u n d o ; fracaso de la ciencia social, incapaz de darle u n a explicación
satisfactoria; fracaso de la educación, que n o acierta a impartir un entendimiento
de la tecnología (la enseñanza especializada presenta u n aspecto elitista); fracaso
al no hallar una solución que permita la distribución del capital en todo el planeta;
fracaso de la ciencia y de la tecnología al no trascender el elitismo y no reconocer
el problema social del fetichismo tecnológico y consumista.
También existen casos especiales de avance tecnológico, todavía incompletos,
de importancia mundial, c o m o por ejemplo: la ciencia militar, basada en la guerra
nuclear y otros adelantos (laser, satélites, etc.); la cibernética, los robots, amenaza
para la inteligencia h u m a n a ; la informática (la revolución del software), la inteligencia artificial; la revolución verde (las agroindústrias, los cultivos en agua
salada), con consecuencias todavía imprevisibles en cuanto a los beneficios; la
bioingeniería, que viene a transformar las "bioindustrias" c o m o la medicina,
la farmacopea, la genética, etc.; el control demográfico, que n o es nada nuevo,
pero que hoy encuentra una lenta aceptación social susceptible de acelerarse;
/
480
Andrew Robertson
la comunicación universal (la "aldea planetaria"), con la televisión por satélite;
la nueva medicina (diagnósticos automáticos, trasplantes de tejidos, tecnología
informativa para la práctica general); la ciencia polimérica para la década de 1990
(las grandes moléculas pueden revelar la naturaleza de la vida); la ciencia-tecnología-producción c o m o u n proceso social total; y la planificación económica
controlada (todavía n o una posibilidad operativa, pero que puede serlo).
La gran amenaza implícita de todos estos fenómenos radica en que están
en su totalidad manejados por élites. Esta amenaza de elitismo también se aplica
a la democracia: elitismo empresarial en la autogestión (participación de los
trabajadores) y elitismo de la violencia para la humanidad entera (la.celeridad
de la respuesta militar a la amenaza). Otro tanto cabe decir de las amenazas
sociales: amenaza de la tecnología para la sensibilidad, para los "ritos habituales"
(los medios de comunicación social impiden la participación), para valores tales
c o m o las relaciones sociales de producción, el placer y el impulso cultural, para
la planificación (que los individuos ven c o m o fragmentaria) y para la ideología.
L a tecnología es ciertamente una "espada de dosfilos"y resulta nociva si
está en manos inadecuadas. Dirigentes y gobernantes tendrán que estar m u c h o
mejor informados si han de preverse y evitarse consecuencias peligrosas. E n
algunas economías planificadas, por ejemplo en la U R S S , el avance tecnológico
no creó desempleo sino que eliminó las tareas duras y fatigosas permitiendo una
jornada laboral m á s corta. U n a política nacional de reconversión profesional y
redistribución de tareas debería formar parte de la administración y orientación
del cambio. Sólo podrá lograrse la armonía cuando la ciencia se aplique con la
debida atención a las necesidades sociales (hay una "discordancia" grave cuando
los ancianos mueren de frío y abandono en invierno mientras se envía u n hombre
a la luna).
A m e n u d o se ha hecho la observación de que la ciencia, si es utilizada por
u n grupo de poder con miras a la obtención de mayores conocimientos, habrá
de ser considerada c o m o "pura", pero que esto sólo será parcialmente así si es
utilizada en la persecución de medias verdades, convirtiéndose en pseudo-ciencia
cuando se la emplea para "probar" descubrimientos particulares y sin base sólida.
L a ciencia tiende a verse atrapada entre sus raíces tradicionales y los que la subvencionan; de ahí que se hable hoy de "ciencia occidental", aunque la ciencia
es universal. Y la ciencia, por la forma en que es económicamente sustentada,
tiende a ser conformista, pero n o puede ser neutral.
Las sociedades de masas son pasivas respecto a los problemas sociotécnicos,
hasta que sus efectos nocivos aparecen. Hasta la fecha n o existe ningún sistema
eficaz de predicción y control. Verdad es que las amenazas descritas m á s arriba
están presentes, pero también existen beneficios; los efectos secundarios y terciarios
de la nueva tecnología, que quizá puedan ser adversos, podrían n o preverse al
quedar eclipsados por esos beneficios, especialmente en el tercer m u n d o , y m u c h o
m á s si los científicos son del "primero" o del "segundo".
Las Innovaciones tecnológicas
y su repercusión social
481
El análisis científico social del progreso tecnológico tiende a ser postmortem, n o predictivo; ¿cómo van a poder las ciencias "blandas" controlar a
las "duras"? Esto se hace ya en los Estados Unidos de América, pero n o a escala
nacional, debido en parte a la apatía del gobierno y a que la implicación de la
ciencia social en el llamado complejo militar-industrial es mínima. E n definitiva,
la opción técnica (la política de la tecnología) viene rigiéndose por condiciones
específicas en cada m o m e n t o determinado; la adaptación cuidadosa es esencial,
pero a m e n u d o el factor tiempo hace que una situación se torne desesperada cuando
la velocidad del cambio se acelera.
Respecto al tema de la interacción entre tecnología y sociedad, en el artículo
de A . R a h m a n (más adelante) se sugiere que es u n proceso de doble dirección.
Las necesidades sociales exigen la innovación, ya sea en la agricultura, en la
construcción o incluso en los armamentos. L a revolución industrial aportó c a m bios arrolladores que se extendieron desde occidente hacia los países en desarrollo,
hacia naciones independientes c o m o Japón, Estados semicoloniales c o m o Egipto
y China y países colonizados c o m o la India.
E n las colonias n o tuvieron estos cambios u n arraigo profundo, de m o d o
que al llegar la independencia fueron retiradas las tecnologías. E n la India, algunas
innovaciones bien implantadas (por ejemplo, los ferrocarriles y la agrimensura)
habían servido, en principio, para la explotación de los materiales y de la fuerza
de trabajo locales. Después de la independencia se hizo ineludible una reanimación
económica para reducir la dependencia de las importaciones. Ello significó la
vuelta a nuevas tecnologías, que a su vez tendieron a crear conflictos entre ellas
mismas y los oficios tradicionales, a pesar de que los medios de comunicación social
habían comenzado ya a unificar el país hasta entonces dividido por distancias,
nacionalidades y castas. U n a de las ironías de la nueva tecnología aplicada a la
agricultura en la India fue el aumento de la autosuficiencia del país en el sector
alimenticio, pero con el efecto lamentable del enriquecimiento de los agricultores
ricos y del mayor empobrecimiento de los pobres, dados los altos costos de los
bienes de equipo necesarios.
L a tecnología hace menos daño en una sociedad con infraestructura bien
desarrollada, con una fuerza de trabajo adecuada, y allí donde puede llegar a
integrarse con la tradición local y a armonizar con el ethos y la cultura imperantes.
L a tecnología puede ser, en la sociedad, una fuerza que agrave las desigualdades e
injusticias existentes, o bien puede ser todo lo contrario. L a relación tecnológica
de u n país es parte de sus relaciones económicas y políticas con otros, especialmente si es un país en desarrollo. Por consiguiente, la interacción de una sociedad
con la tecnología es parte de la dinámica total del panorama social, basado en la
evolución económica, social y cultural de un país en un contexto mundial.
E n diversas ocasiones se ha señalado el hecho de que los científicos y tecnólogos n o son m á s que instrumentos de la política del gobierno y que, por lo
tanto, no se hallan en posición de prever las consecuencias sociales de su actividad.
482
Andrew Robertson
A d e m á s , cuando u n país en desarrollo promueve el talento local para abordar
con éxito el progreso tecnológico, existe el peligro de que esos talentos emigren
("fuga de cerebros") para ir a trabajar a países desarrollados. Por otro lado,
la tecnología importada deberá encajar estrictamente en los planes políticoadministrativos y ajustarse a las decisiones de los gobiernos, pues de otro
m o d o se malogran esfuerzos. N o deberá tampoco considerarse c o m o una oportunidad de mercado para los intereses en ultramar de u n país desarrollado,
sino c o m o parte del bienestar que quiere formentarse en el país con menor
desarrollo.
D e b e comprenderse bien la naturaleza de la tecnología c o m o arma de dos
filos, y saber prever y evitar ejemplos c o m o el del desarrollo agrario de la India.
U n o de los inconvenientes radica en la estrecha opción de las oportunidades que
se ofrecen a los países én desarrollo. Por ejemplo, si los cultivos alimenticios
básicos son sustituidos por cultivos comerciales, estos últimos tienden a atraer la
inversión para la investigación, por u n lado, lo que conduce a la dependencia
técnica local, y por otro, a la concentración de tierras y al agotamiento de los
suelos, sobre todo en épocas de grandes alzas de la demanda de esos productos.
L a única respuesta es la autosuficiencia en ciencia y tecnología c o m o base de partida de una transferencia tecnológica satisfactoria; pero conviene recordar que,
durante el periodo inicial, el mercado local de conocimientos tecnológicos será
reducido.
Finalmente, el contraste con los países desarrollados es que en éstos la innovación es relativamente sistemática, mientras que los países menos desarrollados
tienden a confiar en el empeño de grupos locales bien informados, que, en su entusiasmo, pueden perder contacto con la realidad. Esto significa en la práctica que
los países en desarrollo que adoptan tecnología avanzada acaban tropezando
con los arduos problemas sociales experimentados por los países industrializados
hace m á s de u n siglo.
El artículo de K . N e w c o m b e se inicia con la sugerencia de que no todas las
comunidades n o industrializadas desean la tecnología occidental y su estilo de
vida concomitante. L a tecnología nativa se ha desarrollado de conformidad con
las condiciones de vida locales. L a tecnología apropiada, c o m o se la llama, es
por definición una mezcla de la antigua y de la nueva, de manera que el cambio
pueda producirse sin trastorno social.
E n cuanto a la evaluación de la repercusión social, N e w c o m b e sostiene que
la tecnología es sólo la "punta del iceberg", lo cual quiere decir que una máquina
es inútil sin energía que la ponga en marcha, sin materiales que transformar o sin
u n contexto en el que funcionar, sin técnicos y piezas para su mantenimiento y su
sistema social capaz de proporcionar estos servicios de base y de distribuir y utilizar
su producción. El fracaso en la aportación de todo este sistema de sostén equivale,
sin m á s , al fracaso de la tecnología. E n otras palabras, la compatibilidad de la
tecnología con la sociedad es decisiva para poder adoptarla y.adaptarla con
Las innovaciones tecnológicas
y su repercusión social
483
resultados satisfactorios. Algunas veces el cambio empieza siendo aceptable
porque se produce sutilmente pero, a menos que se le dirija y controle, puede
conducir rápidamente a inesperados efectos perniciosos.
M u c h o s son los factores a tomar en cuenta: institucionales (por ejemplo
tribales), políticos, los propios de cada localidad, m á s los tocantes a costumbres
y convencionalismos. Todos ellos han de ser sopesados por administradores locales
que generalmente están sobrecargados de trabajo. El caso de la utilización del
biogás c o m o energía en Papua Nueva Guinea es bien ilustrativo: el experimento
fracasó c o m o innovación porque infringía tabúes tribales, pese a la amplia y
favorable acogida que había tenido c o m o fuente de energía en pequeña escala en
la India y en China. Pero, mientras que en China central y meridional existe una
auténtica necesidad ecológica de esta innovación, en Papua Nueva Guinea la
necesidad no era tan apremiante, y sólo la urgencia hubiera podido contrarrestar
las creencias y prácticas tradicionales. U n a fuente alternativa es el estiércol de
cerdo, pero se requiere m u c h o m á s trabajo e inversión para poner en marcha su
sistema de recolección, de suerte que los problemas de energía de las zonas
rurales subsisten, mientras que en otros sitios el uso de desagües y alcantarillas
proporciona una fuente alternativa de gas, de la que no disponen pueblos y aldeas,
que n o tropieza con barreras culturales.
L a lección que se extrae de todo esto es que en los países en desarrollo es
necesaria la investigación, pero u n tipo de investigación dirigida a las condiciones
y a la comprensión locales, n o importada en bloque de u n contexto ajeno. L a
tecnología más "elegante" aporta beneficios tanto al país desarrollado que la
facilita c o m o al país en desarrollo que la acepta. El primer paso en la transferencia y adopción debe ser siempre el cálculo de costos y beneficios biológicos
y sociales. El debate debe tener lugar antes, y no después del compromiso tomado,
evitando así situaciones políticamente embarazosas y sirviendo a los intereses de
u n enfoque ecológicamente sensato.
L a cuestión de la "tecnología apropiada" se ha simplificado sin duda con
exceso, dejando al margen los problemas paralelos del transcurso del tiempo y del
cambio local. U n material que parece hoy apto y conveniente podría ser ventajosamente reemplazado mañana por otro material m á s conveniente todavía. V e m o s
un ejemplo de esto en la lucha contra las enfermedades: los remedios locales
podrían ser reemplazados por sustitutivos de importación, pero, salvo que exista
algún tipo de subvención, éstos suelen ser demasiado caros. E n suma, las innovaciones no deben ser impuestas jamás a los que han de recibirlas, sino hábilmente
transferidas y aceptadas de buen grado. L o que parece indispensable es u n banco
internacional de datos que indique las existencias de conocimientos tecnológicos
disponibles y los lugares adonde m á s se necesitan y donde m á s eficazmente pueden
aplicarse. Quizá pudiera fundarse una especie de "sistema de alerta" tecnológico,
una cámara de compensación tecnológica que permitiese la interacción segura y
fructífera de la "macrotecnología" o tecnología universal procedente del m u n d o
484
Andrew Robertson
desarrollado, con la "microtecnología" o tecnología local, que existe en el tercer
m u n d o . Los años inmediatamente a venir deberán presenciar el desarrollo de una
conciencia supracultural e interdisciplinaria, si se quieren evitar los errores de
juicio en el futuro.
El artículo de W . Ackermann profundiza en el examen del conflicto tecnológicamente originado. Este autor cuestiona la validez del supuesto que afirma
que los valores culturales deciden el comportamiento social en las sociedades
tradicionales (causalidad), que estos valores son compartidos por todos (homogeneidad) y que deben conservarse (estabilidad).
E n la década de 1950 imperó el supuesto de que la modernización es automáticamente beneficiosa, pero esta opinión ha cambiado. H o y se estima que la
tecnología occidental puede ser dañosa para sociedades no occidentales, al socavar
los valores tradicionales, que terminan por derrumbarse y dejar u n vacío. Así,
la tecnología extranjera ha llegado a mirarse c o m o una amenaza que da lugar a
inquietud y recelos, y al "síndrome de la edad de oro": en tiempos antiguos todo
era mejor.
Los valores son u n medio de ordenar y evaluar la experiencia y son generalmente transmitidos en forma irregular por los grupos. Estos grupos de intereses
favorecen el cambio o se oponen a él, según sus intereses particulares, a los cuales
todo lo supeditan. Aquellos que resultan perjudicados por el cambio pueden así
crear una nueva serie de valores. D e esta manera, una nueva tecnología, para que
sea aceptada, habrá de presentarse integrada en un amplio espectro de alternativas
aceptables. E n sí misma, una tecnología nueva raras veces afecta de forma directa
los valores culturales.
E n el pasado; la nueva tecnología llegaba por conducto de los mecanismos
del mercado, pero hoy es m á s probable que sea producto de alguna decisión gubernativa central, especialmente si es en gran escala (centrales hidroeléctricas, programas nucleares, nuevas escuelas politécnicas). Tal escala crea tensiones entre
aquéllos directamente afectados por el cambio y entre otros que están interesados
en las consecuencias, pero n o facultados para intervenir. L a toma de decisiones
en estos casos tiene lugar generalmente al m á s alto nivel.
E n ocasiones, se producen choques entre aquellos agentes cuyas acciones
aumentan la dependencia respecto a los conocimientos tecnológicos exteriores y
los nacionalistas, a quienes dicha dependencia ofende. Las decisiones últimas
corresponden a los planificadores políticos y a sus grupos de presión, si éstos tienen
acceso al proceso de toma de decisiones. E n una "emergencia" —una necesidad
repentina de adquirir conocimientos tecnológicos externos— puede prescindirse
radicalmente de los valores tradicionales. Debería arbitrarse u n proceso de diagnóstico que revelase las opciones entre las tecnologías disponibles y redujese el
margen de consecuencias indeseables e inesperadas.
Según este m i s m o autor, podemos distinguir entre tecnología específica y
difusa: la primera es deliberada y planificada, y la segunda m á s aleatoria, porque
Las innovaciones tecnológicas
y su repercusión social
485
se difunde a través de los mecanismos del mercado. A m b a s , empero, se influyen
mutuamente, apoyándose la difusa sobre la específica.
L a resistencia al cambio proviene del hecho de que los grupos afectados por
el mismo tienen conciencia de sus consecuencias adversas, que distinguen m u y bien
y que quisieran eliminar o moderar. E n cualquier estructura social dada, la repercusión social de una innovación dependerá, a la postre, del uso que se haga de ella.
C o n no poca frecuencia, los innovadores foráneos que han actuado en u n
país en desarrollo han tendido a adoptar una mentalidad de tabula rasa o carie
blanche: antes de tales novedades técnicas nada existía, n o había ningún pasado,
solamente futuro. Semejante manera de pensar no puede menos que entrar en
conflicto con los valores locales. U n ejemplo importante lo hallamos en el c a m p o
de la medicina, donde m u y a menudo se han desechado remedios nativos dignos
de confianza en favor de "modernos" medicamentos que n o son m á s que vanas
panaceas.
E n contraste con los casos de innovación en países menos desarrollados, hay
también ejemplos significativos de innovaciones tecnológicas que afectan a países
desarrollados, tales c o m o los microprocesadores y la energía nuclear.
El microprocesador, por ejemplo, no sólo ha comenzado a afectar a todos
los sectores del trabajo corporal, sino también a los del trabajo intelectual. L a
microelectrónica promete abrir horizontes totalmente nuevos para u n a automaciónflexible,programable e "inteligente". E n u n futuro previsible podemos
esperar no sólo talleres automáticos y centros de almacenamiento y tratamiento
de información también automáticos, sino redes automáticas de comunicación
amplias y globales.
La automación, la información y la comunicación tienden hoy a integrarse
en u n proceso global y único que va a determinar cambios de gran magnitud en
la división del trabajo. Las divisiones tradicionales entre trabajo y saber, trabajo
y administración de empresas, producción y ciencia, están llamadas a desaparecer. Hasta hoy, la automación, c o m o se la llama, ha venido afectando aproximadamente a u n quince por ciento del trabajo en los países industrializados, pero
en el futuro puede llegar a dominar, c o m o principio general, todas las formas de
trabajo.
Así, pues, mientras que por u n lado podemos dar la bienvenida a la microelectrónica c o m o un paso importante en el aumento de la productividad del trabajo
y de la riqueza material y cultural, al mismo tiempo también puede considerarse
c o m o una amenaza para las especialidades profesionales, para la satisfacción
deparada por el trabajo y para la trama de la sociedad tal c o m o es generalmente
aceptada. E n occidente, el empleo de la microelectrónica puede traducirse en la
creación de excedentes de capital que podrían acarrear una crisis económica, con
los efectos simultáneos de inflación y desempleo.
El interrogante fundamental hoy, por lo tanto, es c ó m o combinar conscientemente el progreso científico, tecnológico, económico y social para preservar los
486
Andrew Robertson
valores sociales del género h u m a n o y el contexto social del que dependen. Existen
países, por supuesto, carentes de la infraestructura o de los requisitos previos
básicos para el desarrollo de la microelectrónica. Sus preocupaciones son otras
y, hoy por hoy, n o ven estos adelantos c o m o amenaza en ningún sentido; pero
incluso tales países han de considerar seriamente el futuro desarrollo de la producción, las técnicas cambiantes, la demanda de los consumidores y la conciencia
cultural. N o puede haber demora alguna en la consolidación de los procesos
industriales y de la comunicación. Se ha de llegar a u n equilibrio cuando los intereses dominantes promotores del progreso técnico se compaginen con los intereses
comunes de la sociedad en general, lo cual significa también que las ciencias
"blandas" y las "duras" deben avanzar juntas.
Q u e la automación, adecuadamente dirigida y administrada, puede tener
una influencia integradora en la sociedad, es una realidad bien confirmada por la
experiencia checoslovaca del plan de desarrollo social, que incluye la ciencia, la
tecnología, el proceso de producción y la vida social. El plan tiene por objeto
enseñar a la población a pensar en términos de organización del trabajo c o m o un
todo, establecer la colaboración entre trabajadores e ingenieros, ampliar los conocimientos y competencias profesionales, fomentar la comprensión mutua y promover el bienestar y la cultura a partir del lugar de trabajo. El adelanto técnico es
u n proceso irregular, evolutivo, pero cuando los factores sociales se integran con
el progreso tecnológico, el progreso h u m a n o sufre menos trastornos y está menos
sujeto a conflictos.
L a aceleración del adelanto técnico puede medirse por el consumo de energía
per capita, desde el mero alimento ingerido por el hombre primitivo a la cifra de
doce toneladas anuales de equivalente de carbón per capita consumida en los
Estados Unidos de América en 1970. Según afirma K . Kopecki en su artículo, el
m u n d o gastó en 1978 u n promedio de 2,5 toneladas de equivalente de carbón
per capita, que van desde 0,24 a 1,4 toneladas en los países pobres y en desarrollo, hasta 13,4 en los Estados Unidos de América. Ésta es una divergencia
significativa, que ha ido aumentando lenta pero firmemente y que depende en
medida m u y considerable de los niveles de vida o del P N B per capita de cada país,
todo lo cual depende a su vez de la estructura económica que produce ese P N B .
L a revolución industrial, desde la máquina a vapor a la generación de electricidad y al motor de combustión interna, fue posible gracias a la disponibilidad
de energía cada vez m á s barata, especialmente desde el descubrimiento del petróleo.
Esto condujo igualmente a u n despilfarro de materias primas, a u n abuso del
transporte (en el sentido de uso improductivo), a una creciente amenaza para el
medio ambiente y a una despreocupación general respecto al futuro.
D o s importantes temas a considerar en relación con la energía son: el
agotamiento de los recursos naturales y la disparidad en los abastecimientos
energéticos entre los países desarrollados y los en desarrollo. Por consiguiente,
debemos hoy preguntarnos n o sólo si la energía nuclear es necesaria, sino tam-
Las innovaciones tecnológicas
y su repercusión social
487
bien qué peligros encierra y qué beneficios aporta. E n lo que atañe a los riesgos,
las probabilidades de que la energía nuclear cause la muerte de u n individuo son
menores que las que existen por la descarga del rayo. El ciclo de producción de
energía nuclear n o ofrece menor seguridad que el de la producción de hulla seca.
Los peligros que pueden existir han de prevenirse reforzando las regulaciones y
la vigilancia, mediante el control de instrumentos y materiales y con el tratamiento
apropiado internacional de combustibles y desechos.
Por otro lado, aunque en la industria de la energía nuclear existen actualmente medidas de seguridad y control, cualquier accidente que sobrevenga puede
tener consecuencias duraderas e irreversibles. A d e m á s , es quimérico esperar que
el comportamiento h u m a n o pueda mejorarse c o m o elemento de seguridad. H a y
m á s esperanza, por lo tanto, en la opción de escoger energías alternativas o de
cambiar los estilos de vida para reducir el consumo energético. L a clave está en
c ó m o habilitar u n sistema internacional de intercambio de conocimientos tecnológicos, de suerte que las opciones políticas en la selección y aplicación de nueva
tecnología sean lo m á s racionales posible.
El número de esta Revista dedicado a la evaluación social de la tecnología
(vol. X X V , n.° 3 de 1973), del que hicimos mención al comienzo de este artículo,
señalaba tres ámbitos esenciales de atención para los políticos: control de los
efectos de las tecnologías existentes, escrutinio y selección de nuevas tecnologías
e investigación encaminada a desarrollar tecnologías en relación con objetivos y
prioridades sociales. Éstas, evidentemente, son metas sumamente deseables, así
c o m o lo son los medios para alcanzarlas. Pero, lo que falta todavía es u n organismo internacional con autoridad para llevarlo todo a cabo.
L a lección básica que se ha extraído de la historia reciente es que la adopción de cualquier tecnología extraña la sociedad que estudia su adopción, a veces
bajo presiones del exterior para que la acepte, está plagada de problemas, si n o de
peligros. Los teóricos de la innovación están familiarizados igualmente con el
hecho probado de que las innovaciones inadecuadas para el mercado al que se
destinan terminan por fracasar tarde o temprano, con las pérdidas y gastos inútiles
consiguientes para todas las partes interesadas, incluidos los organismos internacionales. L a m i s m a suerte correrán también las innovaciones de carácter n o
comercial, si su aplicación social no se armoniza con la naturaleza y características
de la comunidad implicada (el simple caso del biogás en Papua N u e v a Guinea
es harto instructivo.)
Sería útil en este m o m e n t o histórico considerar todos los seminarios, conferencias y simposios ya dedicados a este tema tan trillado, tanto a nivel nacional
c o m o internacional. Las consecuencias de la inadaptabilidad tecnológica han sido
con m u c h a frecuencia deplorables, y una causa de tales desastres (una lista de las
crisis técnicas de postguerra sería impresionante) ha sido la impaciencia de los
innovadores por aplicar su invento o su descubrimiento lo antes posible, por n o
mencionar los intereses comerciales ávidos de percibir algún rédito de su inversión.
488
Andrew Robertson
H e aquí dos fuentes de datos inestimables para innovadores y adoptadores de
tecnología: el consenso de las muchas reuniones mantenidas hasta la fecha y las
lecciones sintetizadas de la experiencia real.
D e las muchas recomendaciones que han surgido de la m á s reciente reunión
sobre tecnología y sociedad convocada por la Unesco (en Bonn, en noviembre
de 1980), acaso las tres que mencionamos a continuación constituyan un esfuerzo
mínimo deseable:
Creación de un grupo asesor internacional (quizá en el seno mismo de la Unesco,
pero n o necesariamente) que pudiera ser consultado por innovadores y
adoptadores en casos de adopción de tecnología, nueva para el país que la
incorpora, a fin de buscarle precedentes o paralelos. U n a vez instituido,
dicho grupo se apresuraría a adquirir una base de datos de sustentación de
su trabajo. Su imparcialidad habría de ser, de un m o d o u otro, garantizada.
Práctica de revisiones internacionales regulares de casos concretos de innovación
y de sus resultados, por medio de simposios y de la publicación de sus actas
y deliberaciones. C o n dicha práctica se constituirá una Oficina Internacional de Evaluación de Tecnologías.
Finalmente, este organismo habilitaría u n cuadro general de recomendaciones
para orientar la toma de decisiones y la forma de actuar en materia de innovación tecnológica futura. Sería posible así elaborar un cuadro de los casos
de innovación/adopción concluidos con mayor o menor éxito, para su
revisión y evaluación científica, y, a un nivel m á s sencillo, para distribución
general entre funcionarios n o científicos y otras personas implicadas en el
proceso de decisión, incluido el público en general10.
[Traducido del inglés]
Notas
François Hetmán, "Steps in technology assess-
G
Senker y Swords-Isherwood (dir. publ.), op. cit.
ment", International social science journal, 6 Paul Dickson, The work revolution, Londres, Allen
vol. X X V , n.° 3, 1973.
and Unwin, 1977.
P. Senker y N . Swords-Isherwood (dir. publ.),
' American Management Association, The four-day
Microelectronics and the engineering industry,
week, Nueva York, 1972.
8
Londres, Frances Pinter, 1980.
M . Cooley, Architect or bee?, Londres, H a n d and
R . Rothwell y W . Zegfeld, Technical change and
Brain, 1980.
9
employment, Londres, Frances Pinter, 1979.
Ibid.
10
F . Weltz y G . Schmidt, Introduction of new techSimposio sobre innovaciones tecnológicas y sus
nologies, employment polices and industrial
repercusiones sociales. Informefinal,p. 18-25,
relations, Londres, Anglo-German Foundocumento de la Unesco SS-80/CONF.804/II.
dation, 1976.
L o s valores culturales
y la selección social de la tecnología
Werner Ackermann
Introducción
L a relación entre valores culturales y tecnología suele presentarse c o m o u n
vínculo de interacción directa. Por una parte, se considera a los valores culturales
c o m o u n factor determinante en la selección y en el impacto de la tecnología;
por la otra, se concibe a la tecnología c o m o u n elemento que puede transformar
los valores culturales. Este proceso resulta particularmente evidente cuando se
analizan las relaciones entre los valores y la tecnología en las sociedades tradicionales. E n ese tipo de análisis se parte a m e n u d o de los siguientes supuestos:
que los valores determinan el comportamiento social (suposición de causalidad);
que los valores forman u n sistema coherente compartido por la totalidad de una
sociedad determinada (suposición de homogeneidad), y que los valores constituyen
el núcleo de la cultura y le confieren creatividad y capacidad de resistencia.
Este tipo simplista de análisis, estrechamente vinculado con el determinismo
social, considera el orden c o m o rasgo principal de la sociedad (tradicional) y el
cambio social c o m o u n fenómeno esencialmente evolutivo. Por el contrario, el
determinismo tecnológico supone que las innovaciones tecnológicas constituyen
la fuerza motriz del cambio social, y que impone su propia lógica a los actores
sociales y a sus relaciones.
E n el debate sobre el desarrollo se refleja esta oposición de opiniones. E n
la década del cincuenta se hizo hincapié en los beneficios de la modernización:
la liberación del hombre de las presiones de la sociedad tradicional, provocada
por el acceso cada vez m á s fácil a las nuevas tecnologías que, a su vez, favorecen
la aparición de modelos de vida social nuevos y m á s universales [Lerner, 1958].
E n las publicaciones m á s recientes se ha propuesto una evaluación algo m á s ambivalente, si n o abiertamente negativa. Se considera a la tecnología moderna c o m o
Werner Ackerman, psicosociológo chileno, es investigador jefe y miembro del Centre de sociologie
des organisations, 19, rue Amélie, 75007 Paris. Ha publicado numerosos artículos sobre la divulgación del conocimiento científico y el impacto del cambio tecnológico en la industria. Su interés de
investigación actual se centra'en el tema de las reacciones sociales ante el peligro y los sentimientos
de inseguridad.
Rev. int. de cieñe, soc., vol. XXXIII (1981), n." 3
490
Werner Ackermann
algo esencialmente ajeno a los sistemas culturales tradicionales, que se introduce
en ellos por la fuerza o con la complicidad de algunos grupos locales, lo que
entraña la imposibilidad de desarrollar tecnologías endógenas. E n lo que se refiere
a los países industrializados occidentales, también existe una inquietud general
sobre el efecto social de las innovaciones tecnológicas, sobre todo en lo que atañe
a sus consecuencias sobre el mercado de trabajo. H a surgido una cierta nostalgia
sobre las perdidas virtudes esenciales del pasado, que no han sido reemplazadas
por nada valioso. Se trata del "síndrome de la edad de oro" [Moore, 1980].
E n esta perspectiva, las nociones de "valores culturales" e "innovaciones
tecnológicas" aparecen c o m o demasiado generales y cargadas de connotaciones
emotivas y políticas para que se las pueda utilizar en una investigación sociológica.
Los valores y la tecnología en su contexto social:
dos ejemplos
Algunos ejemplos concretos pueden ayudarnos a ilustrar la complejidad de la
relación entre los valores y la tecnología, por una parte, y el contexto m á s amplio
del cambio social, por la otra. El primer ejemplo es el de los cambios profundos
que afectaron, en los Estados Unidos de América, a la actividad económica de
comedores y bares, y que forman parte de una transformación m á s amplia de la
totalidad del sector de servicios de ese país.
E n u n artículo reciente, E . Rothschild [1981] señala que "en 1979, el 43 por
ciento de todos los norteamericanos empleados en el sector económico privado
no agrícola trabajaban en los servicios y en el comercio al por menor", y que
"dentro de esos dos vastos sectores [...] tres industrias ofrecieron cada una m á s
de u n millón de empleos nuevos durante el periodo 1973-1979: los lugares para
comer y beber, incluidas las cafeterías, los servicios sanitarios y los servicios
comerciales". A d e m á s , "el aumento del número de empleos en los comedores
y bares desde 1973 es mayor que el número total de empleos en las industrias del
automóvil y del acero juntas". Los empleos en comedores y bares tienen varias
características específicas. E n primer lugar, los empleados son sobre todo mujeres
y jóvenes (el porcentaje de mujeres es de 56 por ciento). E n segundo lugar, son los
obreros que trabajan menos horas por semana (un promedio de 26,4), lo cual
implica que la mayoría de ellos trabajan a tiempo parcial y son pagados por hora.
Tercero, los salarios son bajos: estos trabajadores son los que ganan menos por
hora (excluidas las propinas). Cuarto, para muchos de ellos se trata de empleos
estacionales, que n o permiten hacer carrera ni tener perspectivas de ascenso. Y
por último, prácticamente n o están protegidos por sindicatos. Para comprender
lo que sigue, es importante observar que este sector sigue teniendo una alta
densidad de m a n o de obra y una productividad relativamente baja.
E n este sector, sobre todo en los comedores de servicio rápido, se están
Los valores culturales y la selección social
de la tecnologia
491
ntroduciendo innovaciones tecnológicas de vasto alcance y economizadoras.de
trabajo, por lo menos en las cadenas más importantes; esto implica pues que las
máquinas pueden realizar gran parte del trabajo de estos empleados a tiempo
parcial, en gran parte mujeres y no protegidos por sindicatos. Tales cambios
pueden aumentar la productividad, pero también pueden tener una serie de otros
efectos. E n u n mercado competitivo, las innovaciones tecnológicas pueden considerarse c o m o una ventaja, pero también se puede suponer que tendrán efectos
desfavorables en el empleo, así c o m o en las capacidades. Si a la innovación tecnológica se añade u n recesó económico, el resultado puede ser desastroso debido
al efecto multiplicador desfavorable: las mujeres son despedidas, las comidas
afuera disminuyen, etc.
Deberíamos ahora retroceder u n poco y considerar este ejemplo de la innovación tecnológica en su contexto histórico y socioeconómico. E n primer lugar,
desde hace m u c h o tiempo, una serie de circunstancias fomentaron la tendencia a
"comer afuera". Por ejemplo, hay una mayor cantidad de personas que viven
solas (a causa de u n alto porcentaje de divorcios). D e igual manera, el número
de mujeres (casadas) que trabajan aumenta, lo que parece estar vinculado directamente con el hecho de comer afuera. Desde hace algunos años la prosperidad
ha aumentado, y comer afuera está en relación con el nivel de los ingresos.
Si en los próximos años la automatización de la producción de comidas
preparadas y otros tipos de alimentación fuera del hograr aumentara, de m o d o
que el desempleo en ese sector creciera, se puede emitir una serie de hipótesis
sobre la evolución posible del problema. L a hipótesis m á s conservadora sería
que las mujeres empleadas actualmente en este sector (y en otros servicios) permanecerán nuevamente en sus hogares, y los hábitos de las familias en materia de
comida volverán a ser lo que habían sido antes. Podríamos imaginar, por el
contrario, que esas mujeres no retomarán sus antiguas funciones sino que buscarán otro trabajo. Tal vez su experiencia de trabajo, por poco gratificadora
que haya sido, pueda haber fortalecido su resistencia contra el hecho de volver
a cuidar niños, ser amas de casa o cocineras sin sueldo. C o n respecto a este grupo,
que sería el más afectado por la nueva situación, podemos decir que, dado que
había integrado la fuerza de trabajo antes de que se produjeran las innovaciones
tecnológicas, enfrentaría el despido con la disyuntiva de volver al hogar o de
buscar otro trabajo.
¿Qué puede decirse de la actitud de los empresarios frente a la nueva tecnología? ¿Se. verán simplemente obligados a adoptar y utilizar los nuevos recursos
para sobrevivir económicamente? ¿Serán ellos los portadores del valor de la
innovación? ¿O bien ponderarán las ventajas relativas de los sistemas de producción de m a n o de obra o de capital intensivos de una manera realista y estratégica?
L a propia productividad es un valor que funciona c o m o guía para los responsables
de las decisiones.
'
Los consumidores constituyen u n tercer grupo afectado. Para evaluar el
492
Werner Ackermann
impacto que el cambio tecnológico puede ocasionar en el comportamiento del
consumidor, deberán tenerse en cuenta ciertos aspectos m á s generales de los
cambios sociales concomitantes. Por ejemplo, debemos observar los cambios
generales de lo que, según se considere, es la función característica de las mujeres
y de la familia. Tal vez el hábito de comer afuera se vincule más estrechamente
con dichos cambios que con las fluctuaciones de los ingresos. Las innovaciones
tecnológicas pueden contribuir a que las cafeterías sean m u c h o más baratas. Si
se disminuyen los precios de manera notable, mayor cantidad de gente podrá
comer afuera y tendrá más posibilidades de elegir. U n resultado de ello podría
ser una mayor diferenciación en los servicios de abastecimiento, puesto que una
calidad más alta exige una m a n o de obra especializada y, naturalmente, precios
m á s elevados. C o m e r afuera también podría llegar a ser parte de una serie de
nuevos hábitos sociales vinculados con los cambios en la distribución del tiempo
y con las normas de interacción social1.
Tal vez sea útil completar este ejemplo bastante complejo con u n o m á s
simple, para ilustrar la interacción entre la tecnología, los valores culturales y
las costumbres sociales en un contexto diferente. Se ha realizado u n estudio interesante sobre la introducción de la cocina a gas en Senegal [Abou Bacry, 1981].
E n 1975, el gobierno senegalés quiso fomentar la utilización de las cocinas a gas
en las viviendas urbanas, para reemplazar paulatinamente las cocinas a carbón
m u y utilizadas hasta ese m o m e n t o . (Téngase presente que la propia cocina a carbón
había sido una innovación tecnológica relativamente reciente para los habitantes
urbanos y que había sido explotada por los empresarios locales de manera artesanal.) La decisión del gobierno de promover el uso de la cocina a gas se basaba
en las dos consideraciones siguientes: el uso extensivo del carbón contribuiría
a la desforestación, mientras el país produce un exceso de gas butano que podría
aprovecharse.
Por lo tanto, en 1975-1976 se realizó una campaña intensiva para lograr
que se comprasen y utilizasen las cocinas a gas. La campaña apelaba esencialmente
al valor "modernismo": se presentaba a la cocina a gas c o m o algo moderno,
limpio y rápido; el artefacto ideal para tener y usar. E n efecto, la compra de cocinas
a gas entre 1975 y 1978 aumentó de cero a ochenta mil, mientras que la utilización
del carbón disminuía. Podemos concluir, sin ninguna duda, que el llamamiento
al modernismo fue bastante eficaz.
N o obstante, la cocina a gas tema por lo menos una desventaja importante
para los usuarios senegaleses: difícilmente podía usarse para la preparación del
té tradicional, porque en el tipo de cocinas utilizadas la densidad de la llama no
podía graduarse de manera conveniente. Servir u n buen té a la familia, y especialmente a los huéspedes, constituye u n aspecto m u y importante de la vida
social. Se estimaba que el té sólo podía prepararse en forma adecuada sobre una
hornilla de carbón. D e este m o d o , pronto se creó u n conflicto entre el deseo de
preparar un buen té y el de utilizar la moderna cocina a gas. Es este conflicto el
Los valores culturales y la selección social
de la tecnologia
493
que demuestra la importancia relativa de los diversos valores culturales que están
enjuego. Dichos valores sirven c o m o normas para decidir si se usa o no la cocina
a gas. E n la práctica, muchas personas dejan la cocina a gas en la casa c o m o u n
mueble m á s y no la utilizan, también por temor a los accidentes. El ejemplo muestra
que una tecnología disponible no fue usada plenamente porque, dada la forma
en que se presentó, no pudo integrarse adecuadamente en las costumbres sociales
dominantes vinculadas con importantes valores culturales.
L o s valores culturales y los intereses colectivos
Los valores culturales pueden, por lo tanto, considerarse c o m o formas de ordenación y evaluación de objetos, experiencias y comportamientos que se manifiestan sobre todo en situaciones de elección. E n la mayoría de las sociedades; la
escala de valores que puede determinarse no representará solamente u n único
sistema ni tampoco será uniforme para todos los grupos. Es decir, que por una
parte puede haber contradicciones internas dentro de una determinada escala de
valores, y, por la otra, dentro de una determinada sociedad puede haber distintos
grados con respecto al número de elementos de la escala de valores. Incluso la
escala de valores determinada por miembros individuales de una sociedad puede
considerarse no del todo coherente: en una situación de elección pueden aparecer
en primer plano valores opuestos. Sin embargo, en la mayoría de las sociedades
se puede determinar una subclase de valores dominantes; algunos valores parecen
compartidos por vastos sectores, aun cuando no constituyan una escala coherente
de valores.
Los valores culturales n o existen sin sus portadores —personas o grupos
sociales— y normalmente n o llegan a ser explícitos sin las tensiones provocadas
por normas alternativas de comportamiento. Los valores expresados por esos
grupos sociales por medio de sus elecciones confieren significado a su forma particular de vida, a la estructura de sus relaciones sociales, a su manera de resolver
los problemas de la subsistencia física y de la reproducción social. El funcionamiento de la sociedad implica complejas relaciones de poder, de trabajo, de asistencia mutua, de explotación. Los valores que se manifiestan en esas relaciones
sociales suelen verse c ó m o los reflejos cristalizados de los intereses diversos, y a
m e n u d o contradictorios, perseguidos por los grupos sociales en cuestión.
Existen, por ejemplo, situaciones en que la estructura social consiste en
diferentes grupos que forman u n sistema jerárquico, justificado por la creencia
de que las. personas son inherentemente de distinto valor. Tal creencia favorece
los intereses de ciertos sectores en detrimento de otros, a pesar de que en realidad
todos los grupos sociales comparten esos intereses de manera general. L a resistencia a los cambios en la estructura jerárquica puede explicarse, en este caso,
mediante la combinación de los intereses subyacentes de los privilegiados y de los
494
Werner Ackermann
valores y creencias dominantes compartidos por la mayoría. A través de las nuevas
experiencias sociales, los que están en una situación desventajosa pueden darse
cuenta de su situación, y de que tal vez puedan hallar mejores oportunidades en
una estructura social diferente. Pueden producirse conflictos sociales y surgir
nuevas alternativas de comportamiento, de las que podrán depender nuevas
creencias y valores.
Los valores, por lo tanto, deberían considerarse en estrecha vinculación
con lo que podría llamarse "los intereses colectivos de los propios grupos sociales
que los sustentan". Sin embargo, es importante darse cuenta de que los valores
y creencias culturales poseen una fuerza adquirida históricamente que, en cierta
medida, es independiente de la estructura social del m o m e n t o . C o m o resultado
de ello, se incorporarán a los proyectos de los individuos y grupos, contribuirán
a la clasificación de sus prioridades y afectarán sus estrategias destinadas a lograr
objetivos que se hayan propuesto, sin que se manifiesten explícitamente las preferencias sobre las alternativas. Así, por ejemplo, u n valor tan generalizado c o m o
el de tener muchos hijos y mantener relaciones estrechas con el grupo familiar,
parecería corresponder a la necesidad colectiva de los miembros de contar los
unos con los otros. M á s de u n proyecto para fomentar la planificación familiar
y la utilización de contraceptivos —elaborado con propósitos ajenos a los intereses
m á s inmediatos de los grupos en cuestión— se ha enfrentado con la necesidad
de tener una familia numerosa c o m o garantía, entre otras cosas, contra los problemas de la vejez. L a nueva tecnología, con sus supuestos beneficios, ofrece una
estrategia adicional. Si ha de ser adoptada, deberá integrarse en la escala de las
alternativas de comportamiento socialmente aceptables.
Tal c o m o ya se señaló, n o todos los grupos sociales comparten los mismos
valores. Incluso lafidelidada los mismos valores puede tener causas y significados
diferentes en diversos grupos. Es m á s probable que una sociedad albergue valores
conflictivos y que los conflictos entre los mismos pasen a un primer plano a causa
de las múltiples posibilidades que la innovación tecnológica trae consigo. Por lo
tanto, al investigar la relación entre los valores y la tecnología, debemos considerar
cuidadosamente a quién afectan los valores cambiantes (amenazados o perdidos)
y qué representan dichos valores, con respecto a cada u n o de los grupos
interesados2.
L a elección de la innovación tecnológica
L a tecnología, a efectos del presente trabajo, se tomará en su sentido amplio,
a fin de que incluya una gran variedad de actividades: producir alimentos, resolver
disputas, comunicarse, hacer la guerra, etc.
Todas las sociedades crean sus propios procedimientos para lograr esos
fines, y en todas las sociedades la tecnología siempre estuvo sujeta al cambio. Se
Los valores culturales y la selección social
de la tecnologia
495
elaboraron nuevos medios de producción agrícola (por ejemplo, los complicados
sistemas de irrigación en Sri Lanka), surgieron nuevas formas de administración
pública (por ejemplo, el sistema de gobierno creado por los Mayas), se desarrollaron los periódicos impresos en Europa y China, y el teléfono en los Estados
Unidos. Este último ejemplo tal vez represente u n salto en la tecnología, mientras
que muchos cambios tecnológicos son más bien paulatinos (por ejemplo, la elaboración del sistema jurídico de los romanos), a pesar de lo cual n o dejan de ser
cambios.
Si bien la innovación tecnológica es en sí m i s m a una forma de cambio,
provoca a su vez otros cambios en la vida social, económica y política. U n sistema
agrícola de producción de los alimentos necesarios y otros bienes de consumo
conduce a relaciones de trabajo diferentes de las que se establecen en una economía
pastoril; y una comunidad m u y comprometida en la industria y el comercio vuelve a
organizarse nuevamente de manera diferente. Cuando una sociedad marcadamente
pastoril pasa a ser, por ejemplo, marcadamente agrícola, se establecerán nuevas relaciones sociales y la institución delafamilia también cambiará de manera perceptible.
L a introducción del telar mecánico en la industria textil de Europa occidental
y, en forma más general, la nueva tecnología vinculada con la revolución industrial
produjo profundos cambios, n o sólo en la estructura social de las relaciones de
trabajo, sino también en la mayoría de las otras relaciones sociales. Ese largo
proceso circunstancial creó, entre otras cosas, el movimiento laboral moderno
y la economía política c o m o una forma de análisis de ese proceso.
Para nuestro propósito deberíamos hacer la distinción siguiente. E n el
pasado, así c o m o actualmente, muchas innovaciones tecnológicas se introdujeron
por medio del mecanismo del mercado. L a historia relativamente reciente del
teléfono es ilustrativa a este respecto [véase Pool, 1978]. Entre los ejemplos contemporáneos podemos citar la introducción masiva de la tecnología del tratamiento
electrónico en sectores tales c o m o los bancos y las compañías de seguros, así
c o m o el uso de aparatos electrónicos en las cafeterías y comercios al por menor.
A d e m á s , también existen las decisiones deliberadas de gobiernos y otros órganos
políticos, relativas a la adopción de una determinada tecnología nueva. Entre
tales decisionesfiguranla construcción de represas hidroeléctricas, la introducción
de nuevos sistemas de transporte, la elaboración de programas espaciales y
nucleares. Al mismo tiempo, en los países donde se toman tales decisiones, el
mecanismo del mercado continúa funcionando e introduce otros tipos de tecnología. A veces los sectores público y privado comparten las responsabilidades
aplicando una división del trabajo.
L a importante función asumida por los gobiernos al introducir u n a nueva
tecnología es algo relativamente reciente. L a perspectiva histórica nos muestra
que, frente a u n número de elecciones, la estructura de la toma de decisiones ha
cambiado. Los órganos del gobierno tecnocrático tienen cada vez mayor intervención entre los productores y los vendedores de la nueva tecnología, y aquellos
496
Werner Ackermann
sectores de la población que de una u otra manera están comprometidos en la
aplicación de dicha tecnología. Es característica de este proceso la doble tensión
que se produce, especialmente, aunque no exclusivamente en los países no occidentales, cuando se trata de adoptar una innovación tecnológica.
Ante todo, existe la tensión entre el aparato del Estado tecnocrático y los
órganos políticos responsables de las decisiones por una parte, y entre dicho
aparato y los sectores civiles, que son m u c h o m á s vastos, por la otra. Estos sectores comprenden dos grupos importantes: las personas afectadas directamente
por la tecnología que va a introducirse (por ejemplo, los usuarios de las cocinas
de carbón de Senegal), y u n sector m á s definido de empresarios y profesionales
que están interesados en ciertas innovaciones tecnológicas, pero cuya participación
en el proceso de toma de decisiones es m á s bien reducida, si no nula.
Las opciones gubernamentales no siempre corresponden a los intereses de
esos grupos y pueden producir conflictos políticos. Los miembros de dichos
grupos suelen estimar que los valores e intereses que inspiraron la elección de los
organismos gubernamentales no son los suyos, y que la tecnología introducida
de esa forma negativa atenta contra el tipo de estructura social que ellos quieren
conservar o promover. A su vez, otros integrantes de la sociedad pueden aprobar
las decisiones gubernamentales y sacar considerable provecho de las mismas 3 .
También se produce una tensión entre los organismos públicos importadores
de tecnologías y los organismos que las proveen. Los compradores de tecnología
tratan de limitar su dependencia de los centros externos de conocimientos tecnológicos, y de negociar las condiciones m á s convenientes para su adquisición.
El éxito relativo de dichos intentos dependerá en gran medida de la situación
económica y política internacional; por ejemplo, la posibilidad de explotar la rivalidad entre los vendedores • de tecnología, la escasez relativa de determinados
recursos naturales, etc., c o m o así también la fuerza y estabilidad de la estructura
interna de poder.
Es obvio que los productores y vendedores de tecnología también continúan
proporcionándola a través del mercado privado. Pero en general, el centro de la
t o m a de decisiones tiende a desplazarse hacia las esferas m á s altas de la sociedad,
incluyendo a círculos tecnocráticos y políticos m á s restringidos y excluyendo, de
una manera general, la participación de los integrantes de los sectores social y
económico.
Si el centro de la toma de decisiones se aparta de quienes se ven afectados
m á s directamente por la nueva tecnología, los gobiernos deberán obtener en
cierta medida la aprobación o, por lo menos, lá aceptación de sus decisiones, a
fin de facilitar su aplicación. U n método puede ser el discurso oficial que apele a
valores que se suponen ampliamente compartidos, tales c o m o el modernismo,
el desarrollo nacional, el mayor bienestar de los pobres, etc. Cuanto m á s aisladamente actúen los gobiernos, mayor será su necesidad de articular discursos
ideológicos4.
Los valores culturales y la selección social
de la tecnologia
497
Los valores intervienen en el proceso de examen de las posibles alternativas
tecnológicas. Los valores y las preferencias de los propios responsables de la t o m a
de decisiones funcionan ya c o m o u nfiltro,seleccionando de manera general
el rango de posibilidades y estudiando con atención sólo u n número limitado de
ellas. Por ejemplo, se podrá preferir la importación de tecnologías de capital
intensivo, por su supuesta eficacia, en detrimento del desarrollo de tecnologías
locales que exigen una m á s alta utilización de m a n o de obra. D e igual manera,
las tecnologías complejas caracterizadas por formas centralizadas de operación
pueden elegirse más o menos deliberadamente, en lugar de otras m á s descentralizadas. Dentro de una escala de alternativas factibles, son los intereses m á s
específicos de los responsables de la toma de decisiones y de los grupos de presión
los que determinan, en último término, la elección definitiva6...
U n ejemplo histórico ilustra claramente de qué manera se adoptó una tecnología particular, en una esfera relativamente alta de gobierno, debido a u n
problema serio de la comunidad. Se trata de la decisión de instalar u n sistema de
desagüe en varias ciudades de los Estados Unidos en la segunda mitad del siglo
pasado. U n a de las consecuencias del crecimiento de las ciudades norteamericanas,
c o m o del de las de otros países, fue la necesidad de hallar una solución urgente al
problema de la eliminación de las aguas servidas, del agua de lluvia y de los excrementos.. Se ha realizado u n estudio detallado [véase D u p u y y Tarr, 1981] sobre
cuáles decisiones se tomaron y de qué manera, y sobre la influencia de las mismas
en la evolución tecnológica ulterior de la región. Al principio se adoptaron soluciones a nivel de las administraciones de las ciudades. Se eligió el sistema unitario
de desagüe porque resolvía los tres problemas a la vez. Esa solución particular
era m u y cara y técnicamente compleja. N o obstante, prevaleció por sobre otras
tecnologías disponibles, tales c o m o el mejoramiento del sistema existente de
cámaras sépticas para los desperdicios domésticos, o la eliminación del agua de
lluvia de otras maneras. E n esa época se conocían tecnologías totalmente diferentes y de uso limitado (por ejemplo, la mezcla de los excrementos con arena en
los pueblos pequeños y los sectores rurales). Antes de su adopción en los Estados
Unidos, el sistema de desagüe ya se usaba en diversas regiones de Europa desde
hacía cierto tiempo.
L a salud pública fue el valor dominante que determinó la adopción del
sistema integrado de eliminación de las aguas servidas. Esa tecnología concordaba con la creencia general de que el agua corriente tenía u n efecto purificador,
que se manifestaba por medio de la dilución. Dentro del m i s m o contexto de
inquietud por la salud pública, se consideró necesario el tratamiento del agua
antes de su uso doméstico. L a tecnología que se desarrolló se limitó, por lo tanto,
al tratamiento previo del agua.
U n a vez adoptado ese sistema, se vio claramente que n o se habían resuelto
todos los problemas. Se planteó el caso de los usuarios que vivían aguas abajo,
y fueron necesarias reglamentaciones amplias a u n nivel cada vez m á s general
498
Werner Ackermann
desde el punto de vista geográfico (de distrito, estatal, federal). E n los últimos
años se hizo imperativo el tratamiento de las aguas servidas antes de.que se vuelquen a las aguas abiertas. A d e m á s , la población h a ido valorizando, cada vez
m á s el medio ambiente en general; de esta manera, se hizo hincapié en la necesidad
de u n tratamiento de las aguas ulterior a su usó. Las deficiencias del sistema, que
no se percibieron al principio, se fueron remediando poco a poco dentro del marco
de la tecnología adoptada inicialmente0.
El ejemplo muestra dos cosas. Ante todo, la adopción de cierta tecnología
para resolver u n "problema" no es una cuestión automática, sino una cuestión
de elección. E n segundo lugar, la adopción de una tecnologíafirmey omnipresente
limita las elecciones ulteriores en el m i s m o sector en cuanto a otras tecnologías
alternativas. Resulta simplemente difícil cambiar todo el sistema de desagües,
por razones diversas que se afectan mutuamente (los altos costos, la oposición
de los grupos profesionales interesados, etc.). Al m i s m o tiempo, no existe ninguna
razón particular para que se trasplante ese sistema de desagüe a países de condiciones m u y diferentes de las que predominaban en los Estados Unidos en el
siglo xix. Siempre habrá que hacer una elección, y ésta se beneficiará con la experiencia adquirida.
Resumiendo, los valores de los diferentes grupos han desempeñado u n
papel en el proceso inicial de la toma de decisiones, así c o m o en las subsiguientes
adaptaciones del sistema. Ante todo, estaban los (nuevos) valores burgueses de
esa época, de limpieza y salud pública, que se reflejaban en la inquietud de las
autoridades públicas. E n segundo lugar, estaban los valores de los técnicos, que
se expresaban por medio de su exigencia de u n alto nivel de elaboración técnica.
E n tercer lugar, en el proceso de desarrollo del sistema de desagües, nuevos valores
de los consumidores pasaron a primer plano, por ejemplo, la exigencia de u n
medio ambiente limpio para el esparcimiento. Las presiones eficaces que se ejercieron sobre las autoridades públicas condujeron, por una parte, a que se
restringiera la eliminación de los contaminantes y, por otra, a que se investigaran
tecnologías contra la contaminación, a la vez preventivas y terapéuticas.
El m i s m o esquema relativo a los problemas sociales, los valores y los intereses particulares puede aplicarse a otras cuestiones de política económica y tecnológica, para explicar la manera c o m o se deciden y se ponen en práctica. Las
opciones posibles sobre la forma adecuada de modernizar el país, de luchar contra
la inflación, etc., corresponden a valores y preferencias conflictivas de diversos
sectores sociales: industriales, granjeros, obreros asalariados, etc. Algunos grupos
prefieren una economía nacional fuerte y autónoma, basada en la expansión del
mercado interno, en el proteccionismo y en medidas afines. A tal efecto, tratarán
de realizar alianzas políticas a través de las clases, en beneficio del desarrollo
nacional. Otros grupos apoyarán una economía abierta, confiando en las ventajas
relativas del comercio internacional, en una fuerte posición monetaria, etc. Es
evidente que sus alianzas políticas tendrán una composición social diferente. A m b a s
Los valores culturales y la selección social
de la tecnologia
499
opiniones sobre la forma preferible de desarrollo, o la reacción adecuada frente
a una crisis se caracterizan por u n juego particular entre los valores m á s permanentes de los grupos interesados y sus intereses m á s inmediatos.
N o se deberá suponer que los valores mantenidos por cualquier grupo son
inmunes a la fuerza de esos intereses inmediatos y que n o serán modificados a
su debido tiempo, aunque sólo fuera por u n cambio de interpretación.
El diagnóstico social y la elección de la tecnología
L a elección de la tecnología es, en realidad, u n m o m e n t o del devenir social y
político. El proceso en su totalidad está modelado por las preferencias a intereses
sociopolíticos. Analíticamente, pueden distinguirse distintas fases dentro del proceso, pero en la práctica puede resultar difícil separarlas con claridad. El proceso
comienza con la identificación de u n problema-situación que en alguna forma
debe remediarse. U n análisis inicial m á s o menos detallado podrá dar origen a
diversos diagnósticos, en la medida en que cada grupo destacará aspectos diferentes en función de sus propios valores y preferencias. E n cierta forma, cada
diagnóstico contiene ya los elementos de la política terapéutica que se considera
adecuada. E n lo relativo al.proceso del diagnóstico podemos observar el m i s m o
esquema de desplazamiento hacia arriba que hemos advertido en la estructura de
la toma de decisiones: su elaboración cada vez m á s se deja en manos de grupos
consultivos de expertos, a veces provenientes de otros países. Puede ocurrir en
este caso que los valores de las personas afectadas directamente sean reemplazados
por los valores de los expertos. N o obstante, el enfoque m á s tecnocrático n o
impedirá que el diagnóstico se convierta en una piedra de discordia política. Se
puede pensar en procedimientos alternativos con miras a formular u n diagnóstico,
por ejemplo, permitiendo la participación de grupos locales en la formulación
de sus necesidades y de los remedios adecuados. Este último enfoqué implica el
reconocimiento de que los valores diferentes ocupan u n a posición legítima en la
consideración de políticas alternativas. Cuanto m á s cuidadosamente se elabora el
diagnóstico, m á s fácil será prever el efecto del proyecto y de su aplicación, y se
reducirá el margen de consecuencias no previstas e inconvenientes.
Elección y aplicación de la tecnología: el caso de Ecuador
Consideremos el caso de Ecuador de instalación de granjas lecheras de alta productividad, afinesde la década del sesenta y durante la del setenta [véase Barril,
Barsky, y otros, 1980]. Los valles bajos de los Andes —la región de la sierra—
estaban tradicionalmente ocupados por amplios latifundios m á s bien improductivos. Tal c o m o en otros países latinoamericanos, unos pocos latifundistas poseían
500
Werner Ackermann
la mayor parte de las tierras cuya productividad era relativamente baja. Esas
haciendas tenían u n sistema de producción característico. L a tierra era trabajada
sobre todo por campesinos n o asalariados que vivían en ella: el sistema "huasipungo". Entre los derechos y deberes de los campesinos figuraban los siguientes:
debían trabajar la tierra del propietario cuatro días por semana; tenían derecho a
utilizar parcelas individuales de tierra; debían realizar también servicios varios,
por ejemplo, los trabajos domésticos. Estas haciendas tradicionales producían
sobre todo patatas y cereales para el consumo popular.
E n la década del cincuenta y a comienzos de la del sesenta, se dio una
rápida urbanización y cierta concentración de la riqueza en los centros urbanos,
lo que produjo u n mercado m á s vasto y diferenciado en materia de bienes de
consumo. Al m i s m o tiempo, una serie de latifundistas tuvieron la idea de producir leche y productos lácteos para ese mercado urbano en evolución. Su proyecto
era totalmente capitalista: querían producir de manera eficaz para los que estuviesen
en capacidad de pagar el precio requerido, y se proponían conseguir la asistencia
del Estado para los aspectos m á s complicados del proyecto.
C o m o resultado de ello hubo profundos cambios en la estructura de la
producción. Ante todo, los empresarios rurales transformaron el sistema de latifundios. Se reservaron la mejor parte de sus tierras y entregaron gratuitamente
otros terrenos a sus campesinos. Se trataba de una reforma agraria iniciada a
nivel privado que se produjo m á s o menos al m i s m o tiempo que la elaboración
y aprobación de u n a ley a tal efecto (1964). D e b e tenerse en cuenta también que
hasta ese m o m e n t o no había habido u n movimiento campesino militante, pero
se temían las revueltas, dada la reciente revolución cubana. Para el trabajo a
realizar, los empresarios rurales dependían enteramente de obreros asalariados,
algunos con carácter permanente, otros contratados por día. D e todas maneras,
optaron por u n sistema de producción de capital intensivo. Importaron maquinarias modernas e introdujeron técnicas biológicas, tales c o m o la inseminación
artificial. Constituidos en grupo, obtuvieron facilidades y asistencia del Estado.
Tradicionalmente los grandes terratenientes habían estado estrechamente vinculados con los grupos políticos dominantes. Por esa razón, tenían fácil acceso
al aparato del Estado y no les resultó difícil obtener la asistenciafinancieray
técnica necesaria. U n organismo público especializado —el Instituto de Investigaciones Agronómicas [INIAP]— los ayudó a resolver el problema particularmente difícil y caro del mejoramiento de los campos de pastoreo. C o m o los
pastos naturales n o eran m u y buenos, se desarrollaron los campos de pastoreo
artificiales a una escala relativamente amplia. Esta asistencia técnica estatal benefició sobre todo a los empresarios grandes y medianos.
Este proceso de modernización tuvo gran éxito. Se desarrolló u n sector
eficaz de la agricultura moderna, especialmente las granjas de tamaño intermedio.
L a división del trabajo entre el sector privado y el estatal también fue eficaz. Los
principales cambios pueden resumirse c o m o sigue. E n cuanto a la estructura de
Los valores culturales y la selección social
de la tecnologia
501
tenencia de la tierra, las granjas de tamaño intermedio resultaron las m á s comunes,
mientras que el número de grandes latifundios disminuyó marcadamente. A l
mismo tiempo, se crearon numerosas unidades de explotación pequeñas, pero
su productividad fue baja. L a estructura de las relaciones sociales de la producción también cambió considerablemente. Las nuevas granjas organizadas con
capital intensivo dependían totalmente del trabajo asalariado, puesto que la función de las relaciones de trabajo tradicionales ya no.tenía razón de existir. E n
dichas granjas disminuyó el número de trabajadores, mientras.que muchos c a m pesinos pobres emigraron a otras regiones o a las ciudades. A d e m á s , cambió
m u c h o la composición de la producción agrícola. L a producción de alimentos
de primera necesidad disminuyó, pero aumentó sobremanera la producción de
leche y productos lácteos.
Este proceso de innovación tecnológica en amplia escala resulta difícil de
comprender en términos de valores, sean éstos tradicionales o modernos. U n a serie
de terratenientes vieron una posibilidad de cambio que les resultaría beneficiosa,
pero ¿sería correcto decir, por ejemplo, que optaron por u n cambio drástico en su
actividad económica basándose en el valor "modernismo"? ¿ O que el valor "tradición" impidió que otros latifundistas participasen en el cambio? L a decisión
de los organismos gubernamentales interesados, apoyando a los granjeros que se
modernizaban ¿estaba basada en algún valor particular? N o resulta m u y plausible razonar en estos términos; tales innovaciones deberían considerarse m á s bien
c o m o parte de una estrategia económica (y política) m á s amplia.
Sigamos la secuencia de los acontecimientos. Afinesde la década del setenta
el gobierno se dio cuenta de que la situación en la región de la sierra n o era
óptima. L a producción de alimentos de primera necesidad había disminuido
hasta el punto que algunos de ellos debían importarse. Los pequeños lotes de
tierra entregados a los campesinos difícilmente podían ser productivos sin instrumentos adecuados, ni cierta inversión en fertilizantes, para lo cual los campesinos
necesitaban créditos.
Se idearon y aplicaron diversos recursos para solucionar el problema. D o s
organismos gubernamentales elaboraron distintas estrategias para asistir a los
pequeños campesinos de manera individual, y por medio de sus comunidades
locales. Se trataba del Ministerio de Agricultura y de F O D E R U M A [organismo
de desarrollo rural], creado por el Banco Central de Ecuador.
E n 1978 el ministerio inició una campaña para facilitar el acceso de los
pequeños campesinos a la asistencia técnica. Para ello tuvo que reorganizar
la estructura de sus servicios externos [véase Ackermann y Fausto, 1978], que
durante varias décadas había tendido a ayudar a los empresarios agrícolas. Las
redes de comunicación entre los técnicos estatales y sus clientes ya se habían
creado. L a aplicación de la nueva orientación no ofrecía recursos materiales o de
m a n o de obra; se esperaba, en cambio, que los técnicos existentes consagraran su
tiempo a los pequeños campesinos que necesitaban ayuda. Sin embargo, esos
502
Werner Ackermann.
funcionarios carecían de los conocimientos prácticos necesarios; la tecnología
que habían elaborado para las granjas en gran escala y con capital intensivo no
servía para los pequeños campesinos. El nuevo enfoque exigía una asistencia generalizada, ya que los conocimientos especializados que los técnicos estatales habían
aplicado a la red mencionada resultaban m u y poco útiles. Por lo tanto no debe
sorprender que se generara entre ellos una fuerte oposición en nombre de la
"productividad". Habían integrado plenamente el valor "productividad agrícola
moderna", tal c o m o lo practicaban los grandes granjeros, y cuando se produjo un
conflicto entre lo que preferían y lo que se les exigía, su resistencia a lo segundo se
justificó en términos de "productividad". N o consideraban que su nuevo trabajo
contribuyese a una mayor productividad agrícola, y n o se les había ofrecido las
suficientes oportunidades para que apreciasen e integrasen los objetivos económicos y políticos a largo plazo de la reforma, de m o d o que ellos constituyesen
por lo menos u n contravalor.
La orientación de F O D E R U M A era diferente. Confiaba plenamente en la
iniciativa de las comunidades locales y esperaba que éstas pidiesen asistencia
técnica de diferentes tipos, por ejemplo, u n puente para facilitar el acceso a los
mercados, simientes, fertilizantes, infraestructura. F O D E R U M A evaluaba la
pertinencia del pedido y la modalidad de su ejecución. M á s que imponerles sus
propias ideas y proyectos, F O D E R U M A trataba de satisfacer los deseos y preferencias de las comunidades locales. Su orientación general se basaba en el respeto
a las formas tradicionales de vida y en el deseo de ayudar a las personas a mejorar
ciertos aspectos de esa vida. Obviamente, resultaba difícil evaluar esas mejoras
al estilo de una evaluación de la ejecución del proyecto aplicando criterios cuantitativos [véase Ackermann, 1979]. E n parte por esta dificultad, la orientación de
F O D E R U M A no fue apoyada con m u c h o entusiasmo . por los organismos
gubernamentales que debían contribuir a la ejecución de sus proyectos de
desarrollo.
Estas estrategias muestran dos funciones de los valores presentes en el
proceso de u n cambio social que implica elección de innovaciones tecnológicas.
E n el caso del ministerio, los valores de los técnicos sirvieron para justificar su
resistencia contra la conducta recién adquirida, resistencia que constituyó u n
obstáculo para la ejecución de la reforma propuesta. Los valores que inspiraban
dicha reforma (mejorar la vida cotidiana de los pequeños campesinos) no
fueron percibidos por los técnicos y no gravitaron en su evaluación de las
alternativas.
E n el caso de F O D E R U M A , los valores desempeñaban una función diferente. Los valores tradicionales (tal c o m o los percibía el organismo) eran considerados instrumentales: podían contribuir a la movilización de la población rural
para el mejoramiento de sus condiciones de vida, sobre todo por medio de sus
propios esfuerzos. F O D E R U M A también contribuyó a que los propios campesinos, cuyo desarrollo se fomentaba, tuviesen mayor conciencia de esos valores y
Los valores culturales y ¡a selección social
de la tecnología
503
de las preferencias que resultaban de los mismos. El proceso de selección tenía
c o m o objetivo poner en movimiento una serie de cambios sociales destinados a
lograr una toma de decisiones m á s autónoma.
El efecto de la tecnología
en los valores culturales
E n las secciones precedentes nos hemos referido principalmente a la función de
los valores en el proceso de elección y aplicación de nuevas tecnologías. E n los
trabajos de sociología se prestó m u c h a atención al problema del efecto que la
tecnología produce sobre los valores culturales, y m á s generalmente, a los diferentes aspectos de las relaciones sociales. Tal c o m o lo mencionamos en la introducción, se han formulado hipótesis amplias y divergentes. Los conceptos
explicativos relativos a las innovaciones tecnológicas y a los cambios en las relaciones sociales y los valores culturales se extienden desde la noción m á s bien
mecanicista de u n tipo diferencial de cambio de tecnología, comparado con otros
componentes culturales (véase la idea de "retraso cultural" de Ogburn), hasta
concepciones m u c h o m á s complejas, de inspiración marxista, relativas el juego
entre las fuerzas de producción y las relaciones sociales de producción7. Si bien
estas formulaciones m á s globales son válidas para comprender las grandes tendencias, ya hemos indicado que es indispensable también analizar las consecuencias
específicas de la introducción de u n a nueva tecnología en la conducta y en los
valores de los sujetos interesados.
E n este contexto, sería útil distinguir el efecto de dos tipos de cambios
tecnológicos. Por una parte, los que tienen consecuencias m á s bien limitadas
desde el punto de vista geográfico y social (que n o obstante pueden afectar profundamente el trabajo y la vida de los que están implicados directamente, por
ejemplo, la mecanización de las operaciones mineras, la construcción de una
represa en u n sector rural, etc.). Por otra parte, existe una cantidad m u c h o mayor
de innovaciones tecnológicas difusas que afectan a toda la sociedad. D e b e m o s
recordar que algunas innovaciones tecnológicas invasoras se han desarrollado de
manera gradual y ejercieron su efecto en sectores aún m á s vastos (por ejemplo, el
desarrollo de las redes de transportes y comunicación).
Tecnología específica y tecnología difusa
Trataremos primero de caracterizar estos dos tipos de tecnología. L a tecnología
específica se puede definir c o m o una serie de operaciones introducidas deliberadamente en u n contexto delimitado, a m e n u d o con el propósito de resolver u n
problema (por ejemplo, escasa producción en agricultura o minería) o de producir
un nuevo servicio o artículo de consumo que algún agente, público o privado, h a
504
Werner Ackermann
tomado la decisión de introducir. L a tecnología difusa es m á s bien un artículo
de consumo o u n servicio ofrecido en el mercado para el uso del público en
general. Por supuesto, una tecnología que hoy parece difusa y omnipresente puede
haber sido introducida deliberadamente en una etapa anterior. D o s ejemplos
típicos de tecnologías actualmente difusas, pero vinculadas con antiguos proyectos
específicos de desarrollo, son el transporte público y el sistema de desagüe. E n
cambio, la historia de la difusión del teléfono es diferente [Pool y otros, 1978]. L a
distinción entre tecnología difusa y específica es importante cuando se han de
analizar sus consecuencias. La tecnología específica, por ejemplo, el tratamiento
electrónico de las operaciones bancarias afecta directamente a u n grupo determinado de personas, en este caso a ciertas categorías de empleados bancários
cuyo número puede ser elevado. A d e m á s , la tecnología específica suele imponerse a
un grupo, cuyos miembros n o pueden sino adoptarla de una u otra manera. E n
cambio, el acceso a la tecnología difusa, en principio, está abierto a un número
ilimitado de personas, a pesar de que en la práctica su uso esté restringido por el
mecanismo de los precios, la discriminación social, etc. Por otra parte, los que
tienen acceso a ella pueden decidir usarla o no, en la medida de sus deseos.
E n resumen, la tecnología específica provoca una transformación más bien
inmediata de las relaciones sociales a las que ella afecta, sobre todo en lo que
atañe a la organización social del trabajo; la tecnología difusa, en cambio, da
lugar a la adopción de conductas sociales alternativas.
Las tecnologías difusas que hoy invaden la sociedad, se desarrollaron en su
m o m e n t o necesariamente en consonancia con las costumbres sociales y los valores
culturales imperantes. El intercambio y el consumo de mercaderías y servicios
constituyen aspectos importantes de tales costumbres sociales y expresan los valores
sociales mencionados. L a capacidad de comprar mercaderías y servicios y de
ostentar consumo es u n aspecto (simbólico) del poder, y c o m o tal, entra en las
relaciones de poder. Cualquier mercadería que una persona o grupo puede
obtener o producir, y n o consumir inmediatamente, se acumula c o m o capital.
Parte de ese capital será expuesto y otra parte se mantendrá tal vez oculto. L a
s u m a de recursos acumulados constituye una base material de poder. La introducción de nuevos bienes de consumo en forma de tecnología difusa puede cambiar
las normas del consumo y de la acumulación del capital. Tales normas de
conducta modificadas pueden implicar o n o u n cambio de valores.
E n lo relativo a los servicios, debe observarse que las tecnologías nuevas
y antiguas suelen superponerse. Para lo que la sociedad occidental pueda haber
inventado algún dispositivo o sistema, otros grupos culturales tienen su propia
versión; por ejemplo: un servicio postal puede complementarse con un sistema de
mensajeros. E n realidad, lo mismo puede aplicarse a los países industrializados.
E n la medida en que el servicio postal del Estado no es satisfactorio, pueden m a n tenerse o incluso crearse sistemas paralelos, por ejemplo, sistemas privados de
comunicación, tales c o m o los sistemas privados de correos o de télex. Puede
Los valores culturales y la selección social
de la tecnologia
505
observarse el m i s m o fenómeno de superposición en sectores tales c o m o la medicina,
el derecho, la enseñanza o la seguridad.
Las dos modalidades tecnológicas que hemos caracterizado actúan recíprocamente en cuanto a sus efectos. Por una parte, la tecnología específica que se
introduce en la actualidad suele desarrollarse de una manera m á s o menos extensiva: u n sistema educativo, redes de comunicación, aptitudes directoriales, etc.
Por otra parte, la interacción puede tomar la forma de refuerzo mutuo: la tecnología específica prepara el camino para la introducción y utilización de una tecnología m á s difusa, mientras que los sectores sociales m á s expuestos a la tecnología
difusa pueden manifestar una preferencia por mayores innovaciones tecnológicas.
La tecnología en su contexto social
M u c h o de lo que se ha escrito sobre este tema se refiere a los efectos de la
presencia invasora de la tecnología difusa moderna en la sociedad [Lerner, 1958].
Se considera que esos efectos, ya sean positivos o negativos, contribuyen a abrir
horizontes, y que progresivamente conducirán a la desaparición de las diferencias
culturales y a la difusión de una cultura uniforme urbano-industrial, con sus correspondientes valores. Se estima que incluso las innovaciones tecnológicas específicas
tienen u n efecto multiplicador y de largo alcance, que se manifiesta por medio
de u n proceso de reverberación social; el cambio comienza en el lugar de trabajo,
afectando primero a las relaciones mismas de trabajo, luego a la red de relaciones
sociales que se establecen alrededor del lugar de trabajo, y finalmente, a la
estructura social de la región y la nación. Se considera que la adopción de nuevas
formas de vida y valores asociados con la tecnología moderna es u n proceso
esencialmente pasivo y no el resultado de una elección a través de la interacción
social [véase Sainsaulieu y Ackermann, 1970].
Se puede conceptualizar mejor el efecto de la innovación tecnológica
diciendo que, ante todo, modifica la variedad de alternativas de comportamiento.
Para algunos grupos ofrece nuevas maneras de hacer las cosas, para otros, elimina
las opciones existentes. Excepto en condiciones de control extremo, la nueva
tecnología no determina enteramente la nueva escala de comportamientos
sociales.
Esto puede ilustrarse con m á s claridad con relación a la tecnología difusa.
Cuando se introduce, afecta al grupo o a la sociedad, pero no a todos sus miembros
de la misma manera. E n ocasiones en que se introdujo u n sistema jurídico occidental, algunas personas lo utilizaron mientras que otras n o quisieron o n o
pudieron hacerlo. A pesar de todo, en este caso hay una elección adicional de
comportamiento. Si se implanta una cierta forma de transporte público, una
serie de personas tendrá la opción de tomar el autobús o el tren en lugar de
caminar. Pero a la larga, las opciones podrán volver a reducirse, porque algunas
de las alternativas originales de comportamiento cesarán de existir.
506
Werner Ackermann
Los sujetos adoptan deliberadamente nuevas formas de comportamiento
en la medida en que perciben determinados intereses y desean expresar determinadas demandas. L a innovación tecnológica puede ofrecer nuevas posibilidades
estratégicas dentro de su situación social. Se puede concebir m u y bien que las
nuevas alternativas de comportamiento se usen de una manera instrumental a
fin de satisfacer valores tradicionales constantes. Por ejemplo, si tener una familia
numerosa con u n cabeza de familia fuerte que ejerce el control y el liderazgo de
la misma constituye u n valor, es posible que algunos miembros de la familia
aprovechen ciertas innovaciones tecnológicas del comercio y de la administración para reunir una mayor fortuna c o m o base de poder y de m a n d o dentro
de esa familia, mientras que otros miembros continuarán centrados, por ejemplo,
en la agricultura y en el comercio a la manera tradicional. Los primeros ofrecerán
mayores oportunidades formales de educación a m á s miembros de su familia, mejorando al m i s m o tiempo su condición y aumentando su poder. Los objetivos y
valores han permanecido bonstantes, pero las formas de alcanzarlos se han
diversificado.
Las mismas consideraciones pueden aplicarse a la tecnología específica.
Su introducción crea una nueva serie de tareas técnicas, que en cierta medida
exigen una organización del trabajo diferente, pero que conducen a su vez a la
eliminación de ciertos otros tipos de trabajo. Puede darse una cierta superposición de diversos sistemas técnicos, en cuyo caso el m á s tradicional de ellos
se verá reemplazado paulatinamente. E n algunas ocasiones, c o m o en el ejemplo
citado de Ecuador, la transformación afecta a toda una categoría de relaciones
de producción. Se ha destacado frecuentemente que la innovación tecnológica
específica tiene profundas consecuencias en la estructura del empleo. N o desarrollaré aquí este problema complejo, pero se puede consultar al respecto
Rada[1980] 8 .
L a innovación tecnológica específica puede, aparentemente, n o ofrecer
alternativas reales de comportamiento a los afectados por la misma, en sus
comienzos. Algunos pueden tener interés de presentar la nueva tecnología c o m o
algo que se aplica de una manera única y que determina por sí misma la forma
en que habrá de manejarse (es decir, la organización óptima y "científica" del
trabajo). Sin embargo, algunos estudios clásicos demuestran, por ejemplo, que la
mecanización de las minas de carbón admitía diversas formas de organización del
trabajo [Trist y Murray, 1948]. D e manera similar, en la industria automotriz,
ciertos grupos independientes organizaron su.propio trabajo y reemplazaron en
algunas fábricas la organización tradicional de la línea de montaje. Estos ejemplos
bien conocidos sirven para mostrar que el efecto de la, tecnología en el contexto
social inmediato, es decir, en la organización del trabajo, no está de ninguna manera
determinado rígidamente. L a estructura de las relaciones de trabajo que se crea
a raíz de la innovación tecnológica deberá verse c o m o el resultado de la interacción entre los sujetos interesados: administradores y empleados. E n esa interac-
Los valores culturales y la selección social
de la tecnología
507
ción ambas partes movilizarán todos los recursos a su alcance para defender lo
que, según ellas, son sus intereses y sus valores.
Esta serie de intereses y valores varía de país en país, y es producto de u n
desarrollo histórico específico. C o m o tales, estos intereses y valores influirán
en los cambios de la tecnología y en los comportamientos sociales con ellos
relacionados. Estudios recientes realizados comparando la. organización social
del trabajo en unidades industriales seleccionadas por su tecnología compatible
en diferentes países demostraron que la estructura de control varía considerablemente. E n Alemania, por ejemplo, el personal de supervisión mejor pagado es
menos numeroso que en Francia [véase Maurice, Sellier y Silvestre, 1979; también
Gallie, 1978]°.
Conclusiones
El análisis de las relaciones entre tecnología y valores culturales n o puede separarse de una consideración de las relaciones sociales afectadas. Se deben distinguir dos tipos de relaciones: la función que los valores pueden desempeñar en
el proceso de elección y aplicación de una nueva tecnología, y el efecto que el
cambio tecnológico produce en los valores culturales.
H e m o s sostenido que en a m b o s tipos de relaciones intervienen y gravitan
variantes importantes. E n el caso de la elección de u n a nueva tecnología, los
valores cumplen la función de delimitar el alcance de las posibles alternativas,
mientras que los intereses m á s inmediatos pueden influir considerablemente en el
procesofinalde la toma de decisiones. L a aplicación de la innovación tecnológica
dependerá, en parte, del grado de compatibilidad de la m i s m a con prácticas sociales
m u y valorizadas.
El impacto de la tecnología sobre los valores es rara vez directo. Está m á s bien
determinado por los cambios que puede producir en las relaciones sociales afectadas. Los propios cambios deberán considerarse c o m o el resultado de la interacción de grupos sociales que persiguen sus propios intereses, frecuentemente
opuestos. Esto se ve con mayor claridad en los casos en que se introduce u n a
tecnología específica.
El efecto de la tecnología difusa resulta aún m á s difícil de evaluar. L a
innovación tecnológica de este tipo ofrece nuevas alternativas de comportamiento,
al menos para ciertos grupos. El surgimiento consiguiente de nuevos modelos de
prácticas sociales puede conducir, a su vez, a u n cambio en los valores culturales.
L a tecnología no constituye de por sí u n instrumento de dominación social
o de alienación cultural, y tampoco contribuye automáticamente a que haya mayor
libertad de elección o emancipación social. Su efecto dependerá de su utilización
dentro de una estructura social determinada.
[Traducido del inglés]
508
Werner
Ackermann
Notas
1
2
3
4
5
Se han observado tendencias similares en el comercio al por menor del Reino Unido respecto a la
introducción de dispositivos electrónicos economizadores de trabajo, en u n contexto de
cambio de los hábitos de compras [véase
Cosyns, Loveridge y Child, 1981],
Para una discusión más detallada sobre los diferentes enfoques del conflicto entre "diversos
grupos culturales dentro de una sociedad,
véase Najenson [1979].
E n ciertas situaciones históricas, los sectores dominantes han optado por una forma de lo que
Barrington Moore Jr. llamó "modernización
conservadora", o sea, la introducción de la
industria moderna manteniendo al mismo
tiempo los rasgos fundamentales de la estructura social (por ejemplo, Japón, y más recientemente, Brasil). Esta "revolución conservadora que se produce desde las esferas
superiores" suele asociarse con una forma
autoritaria de gobierno, y puede implicar
elecciones contrarias a los intereses m á s
inmediatos de los sectores predominantes de
la sociedad. Tal proceso de modernización
exige una separación considerable entre el
gobierno y la sociedad civil.
Puede llegarse a producir una escisión problemática
entre la marcada dependencia de los conocimientos técnicos externos, por un lado, y los
elementos nacionalistas promovidos en esferas
oficiales, por otro; esta situación atenta contra
la verosimilitud de las propuestas oficiales.
Este aspecto de los vínculos públicos y privados que
influyen en la toma pública de decisiones fue
analizado detalladamente, en lo relativo a
Brasil, por F . H . Cardoso y L . Martins, y en
lo relativo a un país industrializado (Francia),
por E . Friedberg [1979],
8
7
8
9
El mismo argumento se aplica al desarrollo de los
programas sobre energía nuclear, en los que
debe preverse el mismo tipo de inercia.
Recientemente Cohen [1978] expuso nuevamente la
función causal de las fuerzas productivas
(organización técnica del trabajo) en la transformación de las relaciones de producción.
Se discute el hecho de que esta insistencia
renovada en la tecnología sea el factor determinante de la historia [Levine y Wright, 1980].
L a inquietud predominante se refiere a la desocupación, pero el problema no deja de estar
bien definido. Depende en gran medida de la
escala en que se lo considere. La introducción
de una nueva tecnología dentro de situaciones
de trabajo o ramas de la industria existentes
puede conducir al desempleo. Es obvio que
cuando se establecen nuevas industrias en
lugares donde no había ninguna, se crean
nuevos empleos. U n caso más complicado es
el desarrollo de una tecnología tendiente a
mejorar la calidad, tal c o m o en la industria
de la cultura y las comunicaciones, lo cual
puede producir un aumento de empleos.
El desarrollo de las relaciones industriales en Japón
es otro ejemplo m u y general. Se introdujeron
allí innovaciones tecnológicas a gran escala
que transformaron totalmente los aspectos
técnicos de la producción, mientras que al
mismo tiempo se conservaron deliberadamente
algunos rasgos fundamentales de las relaciones sociales de trabajo y los valores tradicionales vinculados con los mismos. Se sugirió que el mantenimiento de las relaciones
tradicionales de trabajo formaba parte de la
estrategia de impedir la posible movilización
social de una fuerza de trabajo desarraigada.
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L a política tecnológica
de la autosuficiencia:
algunos puntos esenciales
Dieter Ernst
El control de la tecnología ha llegado a ser u n importante instrumento de dominación, tanto en las relaciones de poder interiores de cada país c o m o en las relaciones internacionales, especialmente en el contexto norte-sur1. Por ejemplo,
u n obrero que opera una máquina con conocimientos técnicos (know-how) sumamente fragmentados, pero sin la menor noción del porqué y el para qué (know-why),
difícilmente podrá controlar con eficacia cuanto atañe a su trabajo. U n a sociedad
no puede tampoco lograr u n control eficaz sobre la acumulación y sobre los
cambios en la estructura de clases con ella relacionados, sin disponer de u n
control sobre la tecnología. Así, aun a pesar de que el control de la tecnología
es necesario para cualquier estrategia de transición hacia una.mayor autosuficiencia, su ausencia se hace sentir claramente en la mayoría de los países en
desarrollo. L a dependencia tecnológica, definida c o m o incapacidad de crear,
adaptar y utilizar sistemas tecnológicos que satisfagan necesidades2, constituye
u n importante elemento del desequilibrado desarrollo económico y social de
estos países.
C o m o hemos indicado en otra parte3, la transferencia internacional de
tecnología, abandonada a las leyes de la competición oligopolista, ha conducido
a una nueva intensificación de la ya sumamente desigual distribución global del
control, tanto sobre las aportaciones c o m o sobre los resultados de la investigación,
el desarrollo y las obras de ingeniería. La transferencia internacional de tecnología
ha contribuido así a perpetuar la jerarquización de las relaciones norte-sur, pero
también de las relaciones sur-sur, con todas sus implicaciones inherentes para el
subdesarrollo, la miseria y las posibilidades de u n conflicto global.
L a clave para una comprensión de la dependencia tecnológica está en analizarla c o m o parte de la dependencia general que caracteriza a las sociedades del
tercer m u n d o , y ver en ella u n proceso dinámico que en los últimos tiempos ha
Dieter Ernst es economista, investigador en el Projekt Technologietransfer de la Universidad de
Hamburgo (Floot 5, Hamburgo 60, República Federal de Alemania) y encargado de cursos en la
Universidad de Bremen. Ha sido consultor de diversas organizaciones internacionales en materia de
planificación y transferencia de tecnología, así como sobre el tema de la incidencia de las técnicas
de información en la industrialización del tercer mundo.
Rev. int. de clenc. soc., vol. XXXIII (1981), n.° 3
La política tecnológica de la autosuficiencia
511
adquirido creciente importancia c o m o obstáculo en el camino de la autosuficiencia.
E n otras palabras, sin una política nacional amplia y coherente de la ciencia y
de la tecnología, concebida c o m o parte integrante del plan nacional, difícilmente
podrá lograrse u n desarrollo autosuficiente. Pero, ¿qué clase de desarrollo h a de
perseguirse y c ó m o han de identificarse las áreas de prioridad científica y tecnológica socialmente relevantes4?
E n este artículo analizaré específicamente los siguientes puntos: la estrecha
interconexión de los objetivos esenciales del desarrollo con las áreas prioritarias
de la ciencia y de la tecnología, y las condiciones para el éxito, especialmente
respecto a la cronología y a la identificación de los agentes de la estrategia.
Ruptura selectiva de la dependencia tecnológica
Al cabo de siglos de subdesarrollo manipulado desde el exterior, la mayor parte
de los países del tercer m u n d o necesita hoy importar tecnología, si aspiran a
obtener mejores rendimientos, a aumentar la productividad y a asegurar su desarrollo a largo plazo. El problema crucial está en c ó m o evitar la importación de
tecnología extranjera que, en una escala significativa, conduce a una intensificación
cualitativa de la dependencia. Esto implica la necesidad de internalizar la dimensión tecnológica c o m o parte de u n proceso autónomo de decisiones de gobierno
haciendo, por u n lado, una ruptura selectiva de la dependencia tecnológica y estableciendo, por otro lado, las prioridades tendientes al logro de la autosuficiencia5.
D e b e m o s aquí destacar seis puntos. Primero, el verdadero problema n o es
la insuficiente capacidad científico-tecnológica en sí m i s m a , sino la falta casi total
de autonomía, incluso con respecto a decisiones fundamentales que conciernen a
tecnologías incorporadas en u n plan de desarrollo "nacional". Esto atañe a las
decisiones tanto sobre la selección de tecnologías adecuadas c o m o sobre las
fuentes de su oferta. E n realidad, la "autosuficiencia tecnológica" debería incluir
tanto la capacidad de crear, adaptar y utilizar sistemas tecnológicos que satisfagan
las necesidades sociales c o m o , asimismo, la facultad de elegir y controlar las áreas
de dependencia tecnológica parcial, que de todas maneras seguirá siendo inevitable
durante muchos años en todas partes.
Segundo, en vez de una proliferación indiscriminada de importaciones de
alta tecnología, debería preferirse la adquisición selectiva de tecnologías estratégicas con efectos multiplicadores significativos para el logro de u n a mayor
autosuficiencia. Esto es en esencia lo que y o llamo "ruptura.selectiva". U n a
manera de abordar este proceso es centrarse en las tecnologías aptas para la producción de bienes de equipo relacionados con la satisfacción de necesidades básicas;
es decir, otorgar prioridad a los bienes de equipo destinados a satisfacer necesidades básicas y a los aplicables al aprovechamiento de recursos locales. Por
ejemplo, en u n país bien dotado de gas natural y mineral de hierro, pero n o de
512
Dieter Ernst
carbón coquizable, basar la industria siderúrgica en altos hornos alimentados
con coque es lo que puede llamarse una forma extrema de desperdicio de recursos.
U n enfoque m á s adecuado sería combinar la reducción directa con la miniaturización de la planta6. Las consecuencias negativas de una proliferación indiscriminada
de importaciones de alta tecnología se evidencian, sobre todo, en los recientes
intentos de u n número cada vez mayor de países en desarrollo de promover su
propia producción de energía nuclear, lo que con gran acierto se ha llamado la
"trampa nuclear".
Para cimentar sólidamente la autosuficiencia tecnológica es necesario
fomentar las capacidades nacionales en el área de la construcción de ingeniería,
orientándolas a la satisfacción de necesidades básicas y promover la investigación
fundamental. E n ausencia de esto, la producción interior de bienes de equipo
es fácilmente reintegrada por el capital internacional en su red mundial.
Tercero, la atención preferente otorgada a las tecnologías de producción
de bienes de equipo relacionados con necesidades básicas es una condición necesaria, pero no suficiente. Es una condición necesaria porque implica una autonomía
de decisión, en cuanto a lo que se precisa para satisfacer necesidades básicas y
en cuanto a las condiciones en que han de producirse los bienes referidos. Puede
decirse, por lo tanto, que es u n primer paso necesario hacia la participación efectiva de aquellos directamente afectados, es decir, la mayoría de los pueblos. N o
obstante, ésta es sólo una cara de la moneda, y si se quieren evitar nuevas decepciones, habrá que apresurarse a examinar la otra cara, esto es, la identificación
de esas industrias y sus interconexiones óptimas, aquéllas que, bajo condiciones
geográficas, históricas, sociales y económicas dadas m á s favorezcan las posibilidades de acumulación nacional a largo plazo.
Cuarto, el logro de todo esto n o debe contemplarse con un criterio estrecho.
Consideraciones tales c o m o : cuáles instituciones, coaliciones sociales y políticas son
necesarias para adoptar nuevos enfoques, deben merecer una atención primordial.
Quinto, las necesidades tecnológicas para el desarrollo deben definirse
endógenamente, tanto con respecto a la utilización óptima de los recursos locales,
c o m o a la satisfacción de las necesidades básicas. L a identificación de las múltiples manifestaciones de la dependencia tecnológica tiene que realizarse c o m o
u n proceso de aprendizaje social, con la participación realista de los directamente
afectados. Conviene añadir, sin embargo, que la creciente participación de obreros
y campesinos en la elección y evaluación de tecnología tiene también implicaciones
significativas para la adquisición de conocimientos profesionales y para la redistribución de la renta.
Sin lugar a dudas, cualquier enfoque serio del problema del control social
de la tecnología lleva aparejadas revisiones m u y rigurosas respecto a las prioridades, a las instituciones y a los instrumentos políticos llamados a promover la
larga y ardua transformación social interna, que es la única base segura y sólida
de la autosuficiencia.
La política tecnológica de la autosuficiencia
513
L a ruptura selectiva n o es, pues, u n a opción fácil ni m u c h o m e n o s . Sin
transformaciones fundamentales es una quimera. Sólo puede tener probabilidades
apreciables de éxito en condiciones que n o dejan m u c h a alternativa con respecto
a la autonomía económica, política y militar. Pero, en realidad, tales "emergencias" son casos bastante normales para u n a inmensa mayoría de países en
desarrollo. Invariablemente, el proceso de ruptura selectiva irá acompañado de
altísimos costos sociales, será necesariamente parcial y lleno de contradicciones.
Para hacerlo viable, habrá que tomar en cuenta explícitamente el costo social de
esta política y destacar sus ventajas en relación con las siempre posibles
estrategias alternativas de progresiva integración en el mercado mundial.
Por último, cualesquiera estrategias capaces de potenciar la autosuficiencia
tecnológica tienen que concebirse ineludiblemente a largo plazo. El camino
estará lleno de contradicciones y reveses. T o d o intento de identificar las formas y
mecanismos de dependencia tecnológica y dominación actualmente imperantes,
y de adoptar políticas compensadoras eficaces, tendrá que hacer frente, durante
m u c h o tiempo, a todas las nuevas formas y nuevos mecanismos de dependencia,
dominación, etc. Por eso las estrategias del proceso de ruptura deben ser
selectivas y flexibles.
Interconexión de los objetivos esenciales del desarrollo
con las áreas prioritarias de la ciencia y de la tecnología
U n a estrategia de la autosuficiencia bien orientada precisa la identificación y
adopción de una compleja serie de sistemas de tecnología alternativos, que permitan a su vez la m á x i m a movilización de los recursos nacionales y la ampliación
de todas las capacidades de desarrollo. L a solución no puede estar en una decisión
aislada y única7. E n u n m o m e n t o dado pueden coexistir diversos niveles tecnológicos en sectores, subsectores, productos e incluso plantas industriales, desde
los m á s avanzados y sofisticados a los llamados tradicionales. Elegir u n a combinación de tecnologías socialmente óptima supone la identificación sistemática
de alternativas específicas por sectores y productos, con sus principales ventajas.
Ésta es una de las necesidades de investigación actuales m á s urgentes.
A fin de identificar tales prioridades, debemos definir claramente los objetivos
esenciales del desarrollo a los que han de estar subordinadas. Y o propondría
cinco8: a) control efectivo de los sectores clave; b) hacer coincidir las necesidades
con la demanda efectiva; c) apoyar la agricultura, especialmente para lograr la
autosuficiencia en la alimentación; d) obtención de beneficios sociales óptimos
mediante la utilización y transformación de recursos naturales; e) identificación
y consolidación de las "industrias industrializantes".
514
Dieter Ernst
Control efectivo de los sectores clave
E n muchos países en desarrollo, los sectores clave de la economía están controlados por el capital privado, en su mayor parte procedente de países de la O C D E .
Esto significa que, en conjunto, el desarrollo de estos sectores ha estado regido
por las exigencias de la estrategia mundial del capital internacional.
U n control público efectivo de los sectores clave de la economía es un requisito básico para el logro de conexiones interindustriales dinámicas y para el éxito
de estrategias de transición hacia u n desarrollo alternativo. L a nacionalización
es sólo el primer paso, y n o debe confundirse de ninguna manera con el control
efectivo, el cual debe comprender: control del mercado, de los factores de producción esenciales, de los eslabonamientos ascendentes y descendentes de la industria
y, finalmente, pero de la mayor importancia, control sobre la investigación básica
y las tecnologías9.
Coincidencia entre las necesidades y la demanda efectiva
E n la mayor parte de los países en desarrollo, la brecha entre las necesidades,
o m á s específicamente, las necesidades de la mayoría no privilegiada, y la demanda
efectiva, n o cesa de ampliarse de manera dramática. Las necesidades básicas
insatisfechas y el superconsumo en algunos polos de crecimiento urbano son
síntomas bien conocidos. U n a política deliberada y comprehensiva tendiente a
hacer coincidir las necesidades con la demanda efectiva tiene una importancia
primordial y supone tres pasos relacionados entre sí: identificación de las necesidades sociales; definición de criterios para el ajuste de la demanda efectiva a las
necesidades sociales, y reestructuración de la oferta.
Identificación de necesidades sociales
Efectuar u n a identificación de las necesidades sociales al estilo de u n ejercicio
tecnocrático sería inútil; un tal análisis debe y puede hacerse c o m o un proceso de
aprendizaje social10, tal c o m o ha sido documentado en u n estudio monográfico
reciente sobre Guinea-Bissau11. N o s falta, sin embargo, investigación empírica
sobre los éxitos y fracasos que se hayan dado en este ámbito, que de existir podría
utilizarse c o m o punto de partida para u n a detallada investigación de c a m p o
con participación de todas las partes interesadas.
T o m e m o s , por ejemplo, el caso de la energía. ¿ C ó m o identificar las necesidades energéticas de una sociedad?
Se puede definir el sistema energético c o m o u n conjunto de actividades
sociales, técnicas, económicas y comerciales cuyo objetivo es satisfacer las necesidades energéticas de una sociedad. Si comenzamos por el último término del
proceso, tenemos cuatro elementos: a) los consumidores; b) el complejo de pro-
L a politica tecnológica de la autosuficiencia
515
ducción, que comprende: la exploración y la explotación de recursos de energía
primaria (por ejemplo, carbón, petróleo, gas natural) y la conversión de estos
recursos en energía secundaria (combustibles sólidos y líquidos, electricidad, etc.);
c) las industrias de curso superior que abastecen al sistema de producción energética de bienes intermedios y de equipo (por ejemplo, equipos para la generación
y distribución de electricidad); y d) los servicios que permiten que el sistema
energético funcione y se desarrolle, incluidos los de mantenimiento y reparación
y los de investigación y desarrollo12.
L a estimación de las necesidades energéticas y la identificación de las opciones
tecnológicas disponibles para su satisfacción es u n proceso en sí m i s m o m u y
complejo, que n o puede hacerse, en realidad, sin u n juicio de valor básico. ¿Quién
va a beneficiarse y quién va a pagar? Por ejemplo, orientar el sistema hacia la
satisfacción de las necesidades de las élites urbanas de los nuevos polos de crecimiento planteará exigencias energéticas totalmente distintas que el satisfacer
las necesidades básicas de los pobres y desheredados. Y las distintas opciones
energéticas traen aparejadas las opciones tecnológicas adecuadas para cada una
de esas alternativas.
El método "tecnocrático" de estimación de las necesidades energéticas
sociales vigente, basado habitualmente en los llamados "balances energéticos
nacionales", oscurece, en realidad, el problema. Recientemente se ha demostrado
que estos balances son sumamente engañosos, por lo menos, por cuatro razones13.
Primero, sólo toman en cuenta elflujode energía comercial, excluyendo así la
leña, el carbón vegetal, los desechos animales y vegetales, que llegan a constituir
hasta u n ochenta por ciento del consumo de energía primaria de algunos países.
E n segundo lugar, revisten u n carácter general, y n o explican las desigualdades
regionales, especialmente importantes allí donde sólo u n a parte de u n país está
conectada con las redes de transporte y de distribución energética. E n tercer y
cuarto lugar, ignoran por completo la cuestión de la distribución, y tienden a
borrar la diferencia entre consumo de energía primario y último, es decir, identifican las necesidades energéticas con las cantidades de energía realmente consumidas, sin tomar en cuenta el posible aumento de la eficiencia termodinámica.
Así pues, estimar las necesidades energéticas según u n a óptica tecnocrática
tiene muchísimas probabilidades de conducir a opciones a duras penas congruentes con las exigencias de la autosuficiencia. Existe u n a urgente necesidad
de reevaluar los requerimientos energéticos, especialmente de las áreas rurales,
tanto en cantidad c o m o en calidad, teniendo presente que son térmicos (principalmente para cocinar y secar) y mecánicos (para b o m b a s de riego e industrias
caseras); que se dan en pequeña escala; que la cobertura de los mismos por los
conductos comerciales es sumamente sensible al costo de la energía; y que hay
necesidades que satisfacer en regiones con densidades de población m u y bajas.
Dieter Ernst
516
Definición de criterios para el ajuste de la demanda efectiva
a las necesidades, sociales
E n este ámbito existe una ausencia casi total de investigación detallada. A u n
nivel m u y general, algunos criterios son bastante evidentes, c o m o la satisfacción
de las necesidades básicas de los n o privilegiados, el m á x i m o despliegue productivo de la fuerza de trabajo, el mejor empleo posible de los recursos naturales
locales y la movilización óptima de las competencias científicas y tecnológicas
locales y de los conocimientos técnicos tradicionales (mejorados).
Las formas tradicionales de consumo y de vida deben preservarse, al menos
en la medida en que n o conduzcan a la discriminación o a la explotación.
L o que se precisa actualmente es investigación de campo y estudios de casos
precisos capaces de contribuir a orientar las medidas políticas llamadas a establecer u n modelo de consumo nuevo y realista. U n buen ejemplo sería la necesidad
de nuevas investigaciones en el terreno de la tecnología alimenticia1*. Sin duda,
en una gran mayoría de países en desarrollo se aprecia una brecha cada día m á s
profunda entre la demanda efectiva de alimentos y las necesidades en términos de
valor nutritivo, salud y costo. E n buena parte del tercer m u n d o , la publicidad masiva
y la promoción de productos, así c o m o el desarrollo de la industria alimenticia
moderna, producen ya pautas de consumo m u y distorsionadas. Por consiguiente, el
reajuste de las necesidades sociales a la efectiva demanda de alimentos debe ser
objeto de una prioridad excepcional. Traducir esto a requerimientos de investigación
supondría, en primer término, una proyección de la demanda de diferentes productos, surgida de la redistribución de la renta, en conjunción con una estrategia de la
autosuficiencia. El paso siguiente en la investigación consistiría en buscar y fomentar
aquellas tecnologías y/o innovaciones tecnológicas que correspondiesen a cada línea
de demanda. Cada vez son m á s numerosas las pruebas empíricas que indican que los
países en desarrollo cuentan con una amplia variedad de alternativas para adaptar
y desarrollar tecnologías alimentarias conformes a sus necesidades particulares15,
siempre que estas necesidades puedan verse reflejadas por la demanda efectiva.
Reestructuración de la oferta
M u c h o se ha dicho sobre este tema, y todo hasta ahora ha quedado en palabras.
Sin conocer las necesidades sociales, ni cotejarlas con la demanda efectiva, las
medidas mejor intencionadas para reestructurar la oferta de bienes y servicios n o
conducirán a ninguna parte. Es el problema de la elección del producto el que
todavía requiere estudios de casos concretos y la opinión de aquellos directamente
afectados, sobre todo, los sectores pobres del medio rural.
Se hace imprescindible contar con u n nuevo servicio social de difusión de la
tecnología que permita a planificadores del desarrollo, productores y consumidores
intercambiar y acumular información y experiencia sobre la promoción y puesta
517
La política tecnológica de la autosuficiencia
Elección del producto en una política de autosuficiencia
Bienes de consumo
a)
I. Para necesidades básicas
(satisfacción de necesidades
básicas en sentido lato)
b)
s""
/
I. Bienes para
necesidades
básicas ,
(
.<_
Bienes de equipo
II. Bienes de consumo de lujo
)
/
/
^
III. Para productos
de consumo
/
local de lujo
/
t
11. Para actividades
de curso inferior
sobre recursos
locales
II. 1. C o m o factores de
producción para la
agricultura y la
industria locales
11.2. Para producción con
destino al mercado
mundial, si pueden
explotarse ventajas
relativas
\\
\
\
t
IV.
C o m o factores
de producción
para el mercado
mundial
a prueba de líneas de producción alternativas. T o m e m o s c o m o ejemplo u n país
que ha sufrido una revolución política. D a m o s por supuesto que el nuevo gobierno
intenta iniciar u n proceso de transformación económica y social conducente a u n a
política basada en la autosuficiencia y en las necesidades de las clases desheredadas. Semejante estrategia afectaría la elección del producto y de la tecnología,
sin lugar a dudas.
E n el cuadro se delinean las posibles prioridades respecto a la elección
del producto. C o n relación a los bienes de c o n s u m o , la elección del producto
dependerá, casi exclusivamente, de las necesidades básicas, preferentemente las
públicas. E n lo 'que atañe a los bienes de equipo, la elección del producto debe
limitarse, ceteris paribus, a I y II18.
518
Dieler Ernst
Supongamos ahora que las trabas económicas, sociales y políticas que se
oponen a una elección "apropiada" del producto, tal c o m o se define en el
cuadro 1, pueden superarse. Desde luego, estas trabas son de suyo inmensas, ya
que estaría en juego nada menos que u n completo trastrocamiento del m o d o de
acumulación dominante. Pero incluso esto sería sólo u n episodio, porque luego
habría que salvar u n segundo nivel de trabas y dificultades. Es aquí precisamente
donde entra el problema de la dependencia tecnológica. L a cuestión en juego
sería la siguiente: ¿cómo adquirir las aptitudes necesarias para acometer la investigación básica, el desarrollo y las obras de ingeniería, que permitirán al país
producir los bienes prioritarios para satisfacción de las necesidades básicas y los
bienes de equipo de las categorías I y II?
Pero tampoco se acaba aquí la historia, toda vez que incluso estos bienes
pueden producirse con diferentes tecnologías, basadas en distintos m o d o s de
organización del trabajo. E n realidad, el objetivo fundamental de la tecnología
y las formas de organización del trabajo hoy dominantes consiste en reducir los
costos de la m a n o de obra, es decir, los gastos salariales. Para lograr este objetivo
existen dos vías: despedir trabajadores o descalificar a una proporción cada vez
mayor de la fuerza laboral, o ambas cosas a la vez.
Para la puesta en marcha de una política de autosuficiencia, por lo tanto,
es necesario tomar en cuenta dos consideraciones adicionales. Primero, la tecnología
y la organización del trabajo deberán ajustarse entre sí, a fin de permitir la absorción de la población activa en el proceso de producción social. D e hecho, los países
en desarrollo han venido experimentando u n descenso a largo plazo de sus capacidades de absorción de m a n o de obra, lo cual, c o m o lo han demostrado claramente
datosfiables,es esencialmente consecuencia del tipo de tecnología importada17.
Segundo, la tecnología dominante y los medios de producción del país
deberán ajustarse a la medida del nivel de destreza profesional de la fuerza de
trabajo disponible. L a definición de destreza o competencia profesional deberá
ir m á s allá de la mera buena disposición de la fuerza de trabajo a subordinarse
a las necesidades de los procesos de producción, y habrá de incluir la aptitud para
comprender, controlar y reproducir esos procesos. L a creciente descalificación
de las fuerzas laborales de los países en desarrollo, c o m o consecuencia de las
actuales pautas de transferencia internacional de tecnología, puede ser en realidad
la clave de su dependencia tecnológica, aunque.apenas existe investigación sistemática sobre este punto18.
Apoyo a la agricultura, especialmente
para lograr la autosuficiencia en la alimentación
L a mayor parte de los países en desarrollo en la actualidad, aun aquéllos que
disponen de medios abundantes para la producción agrícola; dependen cada
vez m á s de las importaciones de alimentos. C o m o quiera que la autosuficiencia
La política tecnológica de la autosuficiencia
519
en la alimentación es objetivo primordial de toda estrategia de autosuficiencia
global de u n país19, el apoyo a la agricultura debe constituir una prioridad en
general y especialmente para las estrategias de industrialización. N o s referimos
aquí a sectores que producen elementos destinados a la explotación agraria (aperos
y maquinarias agrícolas, abonos, pesticidas, equipos para riego, etc.), a sectores
que atienden necesidades de transporte y distribución y a los de transformación
de productos agrícolas. A b u n d a n las oportunidades para aplicar la ciencia y la
tecnología al incremento de la productividad agrícola, para mejorar la tecnología
de tratamiento de cosechas y para introducir innovaciones en las plantaciones,
en la pesca y en las explotaciones forestales.
.
Conviene observar que éstos son sectores donde el capital internacional
(las llamadas "agro-industrias", que provienen especialmente de los Estados
Unidos de América) h a conquistado en estos últimos tiempos una posición particularmente fuerte. E n consecuencia, si la agricultura y las industrias agrarias han
de emplearse c o m o instrumentos para el logro de la autosuficiencia en alimentación,
habrá que dispensarles una protección eficaz contra la penetración y la desnacionalización. Es ésta una condición previa indispensable para la utilización eficiente
de algunos de los m u y provechosos conocimientos recientemente acumulados en
algunas instituciones internacionales y nacionales, c o m o el Instituto de Investigación de las Naciones Unidas para el Desarrollo Social ( U N R I S D ) , la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación ( F A O ) , el
Instituto Internacional de Investigación del Arroz (IRRT), de Manila (Filipinas),
y el Instituto Internacional de Investigaciones Agrícolas para los Trópicos Semiáridos (ICRISAT), de Hyderabad (India).
Máxima
utilidad social del empleo de recursos naturales
Minerales, agua, agricultura, pesca, montes, caza y recursos energéticos renovables
y no renovables se cuentan entre las bases para la industrialización y el desarrollo.
Así pues, el control nacional de su prospección, explotación, producción y comercialización constituye u n elemento esencial de toda política de autosuficiencia.
Sin embargo, la mayor parte de estos recursos, al menos si entrañan u n
beneficio potencial significativo, han sido sistemáticamente localizados y explotados por el capital internacional, que pone buen cuidado en preservar su m o n o polio de conocimientos. Para llevar a cabo prospecciones rápidas y detalladas de
recursos naturales se requiere el empleo de tecnologías m u y sofisticadas.(como
la detección remota mediante satélites, reconocimientos y fotografía aéreos), que
están generalmente dominadas por unas pocas empresas privadas y públicas de
los principales países industrializados. Estas tecnologías son, además, extraordinariamente costosas20. L o m i s m o cabe decir, en general, sobre las tecnologías
para la explotación y transformación de recursos naturales. E n otras palabras,
la mayoría de los países en desarrollo carecen aún de los medios básicos para
520
Dieter Ernst
detectar, explotar y transformar sus propios recursos naturales. Por consiguiente,
a la investigación en este c a m p o debe dársele una prioridad total, sin olvidar la
exploración sistemática de pautas de posible cooperación entre países en
desarrollo.
Por otra parte, la disponibilidad de recursos naturales deberá determinar
la estrategia de industrialización a seguir en lo que atañe a la elección de sectores,
procesos y técnicas. También aquí es poco lo que sabemos acerca de las concatenaciones deseables entre dotación de recursos, en la forma antes definida, y las
pautas de industrialización. Este saber se necesita con toda urgencia para impedir
que la industrialización haga u n uso inadecuado de aquellos recursos naturales
que son escasos y n o renovables, para dar prioridad a los sectores relacionados
con la transformación de los recursos renovables y para promover la producción de equipos para los sectores que explotan los recursos naturales locales.
Dicho de otra manera, los países en desarrollo necesitan investigación sistemática
que les permita adaptar la industrialización a los requerimientos ecológicos, es
decir, a la protección y fomento de los recursos de la biosfera.
Identificación y consolidación de las "industrias industrializantes"
L a industrialización es virtualmente la clave del desarrollo socioeconómico.
Tiene u n potencial enorme para acelerar el crecimiento de otros sectores, tales
c o m o la agricultura, el transporte y las comunicaciones, la energía, los productos
químicos y farmacéuticos, la sanidad y los servicios sociales. Pero, en realidad, la
industrialización en el tercer m u n d o ha significado casi siempre la progresiva
desintegración de dichos circuitos económicos y sociales, con la inherente consecuencia de distorsión estructural.
Se necesita, pues, u n esfuerzo concertado para redefinir las pautas de
industrialización y para definir su contenido operacional c o m o parte de una
estrategia de transición hacia la autosuficiencia.
E n este sentido, deberá conferirse m á x i m a prioridad a la identificación
y promoción de las que han dado en llamarse "industrias industrializantes"21, es
decir, aquellas industrias que permiten la utilización óptima de recursos naturales locales, garantizan la satisfacción de las necesidades básicas y potencian la
acumulación a largo plazo y el mejoramiento de las aptitudes científicotecnológicas. U n a estrategia de esta índole comprende, inter alia, la creación de
una industria de máquinas herramienta, la producción de maquinaria textil y
agrícola, la reorientación de las industrias básicas de transformación de los
recursos locales en beneficio de las actividades de curso inferior, y su integración
a la producción tanto industrial c o m o agrícola. Esta estrategia debería incluir
esfuerzos por fortalecer las capacidades locales de construcción, especialmente
los estudios de preinversión, la ingeniería química y el diseño de equipos, así
c o m o el control de los componentes tecnológicos y los ciclos de vida.
La política tecnológica de la autosuficiencia
521
Los principios generales de dicha estrategia ya están actualmente establecidos. L o que todavía se necesita es u n a serie de estudios monográficos
concretos sobre sectores y productos específicos, a fin de clarificar con detalle
los requerimientos científicos y tecnológicos23.
El concepto de "industrias industrializantes" debe ser u n concepto dinámico: todo periodo histórico y cada etapa de desarrollo socioeconómico tiene su
conjunto particular de industrias industrializantes. Por ejemplo, la creciente internacionalización del capital y la reciente proliferación de innovaciones microelectrónicas tienen efectos significativos, n o sólo sobre la tecnología aplicada a
la transformación y al producto, sino también sobre las pautas de consumo y
los estilos de vida. M á s aún, estos elementos han promovido ya cambios básicos
en la pauta de acumulación general de las sociedades occidentales. E n u n número
cada vez mayor de países en desarrollo se advierten ya también señales importantes de u n cambio básico en las pautas de acumulación. E n realidad, u n a
nueva generación de industrias industrializantes está desplazando en medida
creciente a las industrias tradicionales clave c o m o la siderurgia, la ingeniería electromecánica y las industrias químicas23. A tales cambios dinámicos y a su impacto
sobre las prioridades industriales en el tercer m u n d o deben dirigirse principalmente los estudios monográficos.
Probabilidades de éxito
Reestructuración del contexto internacional
Para aplicar eficazmente la ciencia y la tecnología a los objetivos esenciales del
desarrollo, los países en desarrollo tendrían sin duda que reestructurar m u y
considerablemente sus actuales relaciones económicas, políticas y militares internacionales. Esto habría de incluir esfuerzos concertados para ampliar el radio
de cooperación internacional, especialmente la cooperación económica y técnica
dentro del propio tercer m u n d o 2 4 .
Sigue faltándonos investigación sistemática con. una perspectiva tercermundista acerca de qué efecto tendrá la crisis de las relaciones económicas y
políticas internacionales en la cooperación internacional de los países industrializados y, especialmente, en las nuevas formas de autosuficiencia nacional y
colectiva surgidas en el tercer m u n d o .
Es evidente que las tendencias dominantes apuntan a posiciones m u c h o m á s
rígidas e intransigentes25. Pero esto es sólo u n cuadro global y la realidad es m u c h o
m á s compleja. Sin duda, habrá considerables diferencias entre países y entre
sectores industriales, y aún m á s entre agrupamientos políticos y clases sociales.
E n los Estados miembros de la O C D E , por ejemplo, n o obstante los pasos
exitosos que recientemente se han dado para consolidar lá fuerza de negociación
522
Dieter Ernst
c o m ú n frente a un tercer m u n d o cada vez m á s fragmentado, no cabe duda que la
crisis económica está creando permanentemente nuevos conflictos y fricciones
políticas entre diferentes facciones. Otro tanto cabría decir en cuanto al panorama
global, ya sea en términos de u n a mayor multipolarización o no 26 .
M á s importante aún sería analizar estas dinámicas conflictivas al nivel de
sectores y rubros industriales específicos. Desde el punto de vista de los países
de la O C D E , esto h a sido analizado m u y ampliamente, por ejemplo, por el
proyecto "Interfutures" de ese organismo, por la Dirección de la O C D E para la
Ciencia, la Tecnología y la Industria, y por el think-tank francés G R E S I (Groupe
de réflexion pour les stratégies industrielles)27. Por último, n o es ningún secreto
que los sindicatos, en general, tienen ideas algo diferentes a las de, por ejemplo,
las asociaciones patronales, acerca del m o d o m á s conveniente de integrar a los
países en desarrollo en una economía mundial reestructurada.
Los países del tercer m u n d o debieran ser capaces de utilizar investigaciones
y estudios sobre estas posiciones y conflictos de intereses, tan divergentes, que
existen entre los países industrializados. Sólo así podrán establecerse, de forma
operacional, áreas de conflicto y áreas donde la conciliación de intereses es
posible, y sólo entonces podrán identificarse opciones realistas para las estrategias
nacionales y colectivas del tercer m u n d o encaminadas a diversificar la dependencia.
Los sistemas de enseñanza de los países en desarrollo tendrían que ser
total y enteramente revisados. H o y por hoy, n o solamente n o se adaptan a las
necesidades del desarrollo, sino que constituyen u n a importante fuente de
dependencia28. L a enseñanza debería llegar a ser u n terreno de capacitación para
la autosuficiencia29 que produjese u n a fuerza laboral "apropiadamente" calificada, es decir, trabajadores que n o estuviesen ni supercalilicados en el sentido
de ser inspectores altamente especializados de "fábricas automatizadas", ni subcalificados, en el sentido de n o poseer siquiera ciertos conocimientos técnicos
de aplicación general, c o m o , por ejemplo, la soldadura autógena. También se
necesitan administradores científicos y técnicos que emprendan análisis sociales
de costos-beneficios y estudien la recuperación selectiva y mejoramiento de las
aptitudes innovadoras tradicionales.
Agentes de la estrategia y cronologia
A fin de hacer viable la autosuficiencia no sólo hay que saber a qué metas ha de
apuntar y por qué, sino que también es preciso poder identificar quién ha de
responsabilizarse (agentes) y c ó m o estos responsables la van a poner en ejecución.
Ello exige u n inventario crítico de la estructura de clase dominante, especialmente
para saber quién controla la generación y utilización del excedente social y puede
así decidir sobre cuáles tecnologías acabarán imponiéndose y cuáles quedarán
desplazadas.
Es necesario realizar un análisis de las pautas de distribución nacional para
La politica tecnológica de h autosuficiencia
523
entender los conflictos sociales subyacentes a la introducción, difusión, adaptación y ulterior desarrollo de la tecnología. Dicho de otra manera, se precisa
u n método de investigación para identificar aquellos grupos sociales o regiones
que van a beneficiarse con la aplicación de una tecnología determinada y los que
van a pagar y a sufrir. Sólo así cabe alguna esperanza de identificar, de u n a
forma operacional, las fuerzas sociales y políticas que promueven la autosuficiencia o se oponen a ella, las áreas de conflicto y aquellas otras donde la conciliación de intereses es posible, los marcos institucionales necesarios y, finalmente,
las coaliciones sociales y políticas aptas para llevar a efecto esta estrategia. Este
tipo de análisis centrado en la estructuración de clases interna c o m o base para
la elección de tecnología deberá ser conectado, por supuesto, con los análisis del
orden internacional imperante a que previamente nos hemos referido. D e lo
contrario, perderíamos la pista de algunos factores y mecanismos m u y importantes que subyacen en los sistemas políticos, económicos y científico-tecnológicos
del tercer m u n d o .
L a identificación de los agentes de la autosuficiencia y de sus intereses en
conflicto es u n a tarea multidimensional y sumamente compleja. Sin embargo,
todavía.carecemos,de investigación sistemática sobre esta cuestión esencial.
Otro problema crucial es la cuestión de la cronología. Galtung ha señalado
recientemente que esto tiene dos dimensiones: el principio del m o m e n t o oportuno
y el principio del orden cronológico correcto30. Si los países en desarrollo basaran
sus estrategias y tácticas en una meticulosa indagación de la cuestión cronológica,
no tendrían solamente que limitarse a reaccionar frente a las actividades d o m i nantes del norte. Antes bien, podrían, por vez primera en su historia, valerse de
los desequilibrios y contradicciones inherentes a la crisis económica mundial c o m o
de u n a fuerza impulsora para ampliar su ámbito de maniobra en cuestiones de
autosuficiencia nacional y colectiva. Sin embargo, el factor tiempo ha sido casi totalmente-ignorado en los debates sobre estrategias y tácticas de la autosuficiencia.
Para concluir, debemos destacar claramente que sin u n cambio político y
económico entero y verdadero, esto es, sin u n a completa reestructuración del
esquema de clase dominante y las correspondientes intervenciones estatales en
favor de los n o privilegiados, la aplicación de la ciencia y de la tecnología al
desarrollo autosuficiente n o sólo es n o viable, sino ilusoria. Tal cambio debe
producirse tanto en los países industrializados c o m o en el tercer m u n d o . D e lo
contrario, el mal uso de la ciencia y de la tecnología n o tendrá fin.
[Traducido del inglés]
524
Dieter Ernst
Notas
1
2
3
4
5
6
7
8
9
públicas de países en desarrollo (contratos
E n cuanto al papel de la tecnología en los conflictos
modelo/provisiones), que tuvo lugar en el
entre países de la O C D E , véase, por ejemplo,
Centro Internacional de Empresas Públicas
la obra sobre el proyecto "Interfutures", de
de los Países en Desarrollo en Liubliana
esta organización, Facing the future: mastering
(Yugoslavia), del 22 al 26 de octobre de 1979.
the probable and managing the unpredictable,
10
Véanse, por ejemplo, los esclarecedores e innovaParis, O C D E , junio de 1979.
dores conceptos de Amílcar Cabral en: Unité
Los problemas acerca de c ó m o conceptualizar la
et lutte, Paris, François Maspéro, 1975, o en:
dependencia tecnológica son estudiados en:
Return to the source: selected speeches by
Dieter Ernst (dir. publ.), The new international
Amílcar Cabral, Nueva York y Londres,
division of labour—Technology and underdevelMonthly Review Press, 1973.
opment—Consequences for the Third World,
11
capítulos I y II, Francfort del Mein y Nueva
Denis Goulet, Looking at Guinea-Bissau: a new
Y o r k , C a m p u s , 1980.
nation's development strategy (Overseas D e velopment Council occasional papers, n.° 9),
Dieter Ernst, "Transfert de technologie et serviWashington, D . C . , marzo de 1978.
tudes du capital", en: Le Monde diplomatique,
12
H e m o s derivado esta definición de sistema enerParis, m a y o de 1979.
gético de la metodología expuesta en: U N I D O ,
Desafortunadamente, la mayor parte de los do"Draft world-wide study on agro-industries,
cumentos preparados para la Conferencia de
1975-2000. A sectoral study prepared by the
las Naciones Unidas sobre Ciencia y TecnoInternational Centre for Industrial Studies",
logía para el Desarrollo no tratan sobre estos
p. 18 y ss. ( U N I D O / I C I S . 6 5 , 12 de diciembre
problemas. Véase, por ejemplo, United
de 1977); véase también, United Nations
Nations "Report of the United Nations
Research Institute for Social Development,
Conference on Science and Technology for
" F o o d systems and society" ( U N R I S D / 7 8 /
Development. Vienna (20-31 August 1979)"
C . 1 4 / R E V . 1 ) , 27 de junio de 1978.
( A / C O N F . 8 1 / 1 6 ) , Nueva York, octubre
13
de 1979.
Denise Çavard y Patrick Criqui, Les bilans énergétiques comme outils d'évaluation de l'énergie
Este argumento ha sido expuesto y tratado en:
solaire dans les pays en voie de développement,
Dieter Ernst (dir. publ.), The new interGrenoble, IEJE, 1978.
national..., op. cit.
11
U N C T A D , "Technological policies in the food
Sobre la siderurgia, véase Pierre Judet, "Iron and
industry: issues for research", especialmente
steel industry and transfer of technology
p. 32 y ss. ( T D / B / C . 6 / 4 0 , 16 de noviembre
concerning the direct reduction process", en:
de 1978).
Dieter Ernst (dir. publ.), The new inter15
national..., op. cit.
Véase Appropriate technology for employment
creation in the food processing and drink inFrançois Le Guay, "Industrialization as part of a
dustries of developing countries, Ginebra,
self-reliance strategy", en: IFDA dossier,
O I T , 1978, y el número especial de World
N y o n , 2 de noviembre de 1978.
development, vol. 5 (septiembre/octubre
Los siguientes argumentos le deben m u c h o a:
de 1977), bajo la dirección de James Pichett.
François Le G u a y , "Industrialization as part
10
Prescindimos aquí de algunos problemas cruciales
of a self-reliance strategy", en: Dieter Ernst
relacionados con el aspecto II.2. Véase, por
(dir. publ.), The new international..., op. cit.;
ejemplo, el estudio de H v e e m sobre Argelia,
Jacques Perrin, Répercussions sociales des
en: Dieter Ernst (dir. publ.), The new internatransferts de technologie. Conditions de travail
tional..., op. cit.; Pierre Judet, "L'économie
et transfert de technologie, Grenoble, I R E P /
algérienne et la logique de l'indépendance",
Université des Sciences sociales de Grenoble,
Le Monde diplomatique, febrero de 1979.
julio de 1977.
17
A . S . Bhalla (dir. publ.), Technology and employPara m á s detalles véase Dieter Ernst, Muthana
ment in industry, Ginebra, OIT, 1975.
A . Jabbar y Práxy J. Fernandes, "Report of
18
the working group o n the role of public
E n lo que concierne a los países industrializados
enterprises in the development of technology
existen dos estudios m u y interesantes: Benand its implications o n technology transfer
jamin Coriat, L'atelier et le chronomètre.
contracts", presentado en la asamblea del
Essai sur le Taylorisme, le Fordisme et la
grupo de expertos sobre la ordenación de las
production de masse, Paris, Christian Bourgois
relaciones contractuales en las transacciones
Éditeur, 1979, y Michel Freyssenet La division
de transferencia de tecnología de las empresas
capitaliste du travail, Paris, Savelli, 1977.
La política tecnológica de la autosuficiencia
525
Notas {continuación)
19
20
21
22
23
24
Véase el programa de acción adoptado durante la
conferencia mundial de la F A O sobre reforma
agraria y desarrollo rural, publicado en: F A O ,
"Report on the world conference on agrarian
reform and rural development", p . 4-25
( W C A R R D / R E P , julio de 1979). Para una
brillante exposición de los problemas sociales,
económicos y políticos inherentes, véase
Susan George, How the other half dies. The
real reasons for world hunger, Harmondsworth, Pelican Books, 1978.
Sobre la identificación de cultivos mediante satélite
a través defirmascomerciales de teledetección
de los Estados Unidos, véase A . B . Park
(vicepresidente de la Earth Satellite Corp.,
Inc.), "Inventorier la planète", en: F A O ,
CERES, enero/febrero de 1975. Sobre recientes avances en Io tocante al L A C I E [Large
Area Crop Inventory Experiment], que harán
posible u n sistema mundial integrado de
control y regulación de la producción de alimentos, véase Computer, vol. 12, n.° 1, 1979.
Este concepto lo expuso por vez primera Gérard
Destanne de Bernis para el modelo argelino
de planificación. Véanse sus trabajos: "Industries - industrialisantes et contenu d'une
politique d'intégration régionale", Économie
appliquée, vol. 19, n.° 2, 1966, y "Les industries industrialisantes et les options algériennes", en: Tiers monde, vol. XII, n.° 47,
julio-septiembre de 1971. Para una critica de
algunos de sus defectos, tal c o m o se experimentaron en el contexto argelino, véase Marc
RafEnot y Pierre Jacquemot, Le capitalisme
d'état algérien, p . 140 y ss., Paris, Maspéro,
1977.
Véanse, por ejemplo, los estudios monográficos de
Rafael Tiberghien, Daniel Malkin, Seifeddine
Bennaçeur y François Gèze sobre bienes de
equipo y aparatos electrónicos para sistemas
de automación en: Dieter Ernst (dir. publ.),
The new international..., op. cit. U n enfoque
análogo es el que se da a una serie de estudios
sectoriales coordinados por Pierre G o n o d en
el Centro Internacional de Estudios Industriales de la U N I D O . Véase su "Progress
report o n the world-wide study o n capital
goods industry" (UNIDO/ICIS.108, 12 de
abril de 1979).
U n a sugestiva exposición de algunos de estos cambios puede verse en el informe final del
proyecto "Interfutures" de la O C D E , op. cit.,
p. 334 y ss.
Estos puntos se examinan más detenidamente en:
25
26
27
28
29
30
Dieter Ernst, "Technical cooperation a m o n g
developing countries [ T C D Ç ] : a viable instrument of collective self-reliance?", en:
Victor L . Urquidi (dir. publ.), Science and
technology in development planning, Oxford,
Pergamon Press, 1979.
Véase, por ejemplo, " N e w world economic order",
Business week, 24 de julio de 1978. C o n relación a Europa occidental, véase Constantine
Vaitsos, " F r o m a colonial past to asymmetrical independence. T h e role of Europe in
north-south-relations", ponencia presentada a
la conferencia general de E A D I [European
Association of Development Research and
Training Institutes], Milán, septiembre de
1978 y Commission of the European C o m munities, "Europe-third world interdependence", Bruselas, febrero de 1979.
Algunas ideas interesantes acerca de c ó m o podrían
proceder los países en desarrollo para identificar nuevas formas de cooperación ad hoc
con los denominados países afines (por ejemplo, los países escandinavos) pueden verse en:
Antony J. D o l m a n , The like-minded countries
and the industrial and technological transformation of the third world, Rotterdam, Foundation Reshaping the International Order
[RIO], abril de 1979.
L a mayor parte de estos estudios tienen una distribución restringida. Para algunos resultados
del proyecto "Interfutures" de la O C D E ,
véase O C D E , "Interfutures final report...",
op. cit. E n lo que atañe al G R E S I , véase
"L'évolution à long terme de la division internationale du travail" (documento de trabajo),
París, noviembre de 1975; Yves Berthelot y
Gérard Tardy, Le défi économique du Tiers
Monde, Paris, L a Documentation française,
1978; las actas del debate sobre interdependencia norte-sur del Parlamento alemán,
B o n n , República Federal de Alemania,
Deutscher Bundestag, abril de 1979.
Véanse las obras de Paulo Freire, por ejemplo su
Education for critical consciousness, N u e v a
York, T h e Seabury Press, Inc., 1973. Véase
igualmente, en lo que atañe a Filipinas,
Renato Constantino, Neocolonial identity and
counter-consciousness. Essays on cultural decolonisation, Londres, Merlin Press, 1978.
Esta expresión es de L e G u a y , véase Industrialization as part of..., op. cit., p . 7 .
Johan Galtung, " W h a t is a strategy?", ÎFDA
dossier, N y o n , 6 de abril de 1979, p . 4 y 5.
£1 caso de la energía nuclear
Kazimierz Kopecki
Fases de la evolución energética
L a figura 1 representa la interdependencia q u e existe entre la evolución d e la
civilización y el e m p l e o d e energía, q u e hasta .hoy se h a manifestado e n seis
fases o etapas consecutivas.
I. El h o m b r e primitivo (África oriental, hace aproximadamente u n millón
de años) sólo empleaba la energía d e los alimentos. N o conocía la energía e n
f o r m a d e fuego, y convertía la energía d e los alimentos e n trabajo muscular,
crecimiento y conservación d e la especie. Sólo era capaz d e usar herramientas
sencillas d e piedra y palos o estacas.
II. El hombre cazador (Europa, hace unos cien mil años, hombre de
Neanderthal) dispoma de más alimentos y quemaba leña para calentarse y cocinar.
Recorría mayores distancias, gracias a su aptitud para aportar a su organismo
mayor energía, es decir, alimentos nutritivos. Tenía mejores herramientas a su
disposición, y era capaz, por ejemplo, de fabricar instrumentos sencillos que
intensificaban la fuerza muscular, c o m o los arcos para disparar flechas.
III. El h o m b r e agricultor primitivo (hace u n o s siete mil años, M e s o p o t a m i a ,
valle del Nilo) cultivaba la tierra y empleaba energía animal c o m o auxiliar d e
la primitiva producción agrícola y la irrigación del suelo. E m p l e a b a también
animales domésticos c o m o reservas d e energía nutritiva. L a combustión d e la
m a d e r a le permitía calentar su hogar y hacer utensilios d e barro y artefactos
de bronce.
IV. El hombre agricultor avanzado (noroeste de Europa, siglo xv) creó
una agricultura desarrollada, se servía ya de la fuerza del agua y del viento, de
carbón para suplir los mermados recursos de leña y utilizaba formas de transporte animal m u y desarrolladas. Evidentemente, hacía ya tiempo que conocía el
El profesor K . Kopecki espresidente del Comité de Problemas de la Energía y miembro delpresidium
del Comité de Investigaciones y Prognosis "Polonia 2000" de la Academia de Ciencias de Polonia,
en Varsóvia. No obstante, las opiniones expresadas en este trabajo no son necesariamente las de las
instituciones a las que está vinculado.
Rev. int. de cieñe, soc, vol. X X X r H (1981), n.» 3
El caso de la energía nuclear
527-
20 t.e.c./a
Viviendas y
comercio
Alimentación
91
F I G . 1. Fases
de la evolución
energética
Fuente:
Kopecki, 1976;
H a m m o n d , 1973.
JÉIM 7
I IV
'¡¡m¡¡¡¡¡¡
III
1
12
VII
hierro y dominaba técnicas para elaborar productos por medio de la energía
hidráulica y el fuego.
V . El hombre industrial (Inglaterra, año 1785) empleaba tres veces m á s
energía gracias al uso del carbón, de la máquina a vapor y, desdefinalesdel
siglo xvili, también del gas producido a base de carbón.
V I . El hombre tecnológico contemporáneo (Estados Unidos de América,
año 1970) empleaba ya 230 000 kilocalorías per capita y por día (el equivalente de
doce toneladas métricas de carbón por año) de diversas formas de energía primaria, de las cuales la electricidad y los hidrocarburos (productos petrolíferos
líquidos y gas natural) desempeñaban un papel cada vez mayor. También se incluyen
en estas cifras los usos n o energéticos de combustibles fósiles, que en los Estados
Unidos constituyen alrededor de u n siete por ciento de los aportes totales de
energía.
Uso contemporáneo de la energía
Antes de pasar a la siguiente fase histórica que nos espera —la era de la energía
nuclear—, vamos a considerar la magnitud de la fase pasada. E n 1978, el m u n d o
empleaba 308,9 EJ = 10,5 x 10" toneladas métricas de equivalente de carbón
528
Kaximierz Kopecki
(t.e.c.) de energía primaria, o sea 73,4 G J = 2,5 t.e.c. per capita anual c o m o
promedio. Las diferencias entre países fueron, sin e m b a r g o , notables, por ejemplo:
t.e.c./cap. por año
E n los Estados Unidos de América
E n nueve pafses de la Comunidad
Europea [CEE] (desde 3,6 en Irlanda a 6,8
en los Pafses Bajos)
E n los países del este de Europa
E n los pafses en desarrollo que poseen sus
propios recursos en petróleo y gas
E n los pafses en desarrollo sin esos recursos
13,4
5,75
6,3
1,4
0,25
Esta diferencia entre los países industrializados y los países en desarrollo
fue poco a p o c o en aumento, estrechamente relacionada con la magnitud del
producto nacional bruto ( P N B ) , así c o m o con los aspectos estructurales de su
obtención.
E n los países desarrollados, tres factores fundamentales determinaron el
continuo crecimiento del P N B y, con ello, de la d e m a n d a de energía: la filosofía
del iluminismo, la política del liberalismo económico y la aplicación adecuada
de numerosos descubrimientos en el c a m p o de la ciencia y de la tecnología, determinantes del progreso de los últimos siglos. Estas innovaciones tecnológicas
fueron: a) la m á q u i n a a vapor y su aplicación en la industria textil (de 1787 a 1842);
b) la locomotora (en 1825); c) la metalurgia (el hierro y el acero, de 1843 a 1897);
d) la electricidad en todas sus aplicaciones (especialmente las petroquímicas) y
el motor de combustión interna (de 1898 a 1960).
El c o n s u m o generalizado (incluido el transporte), característico de nuestro
tiempo, se debe sin d u d a al uso de la electricidad y del m o t o r eléctrico desde hace
ciento cincuenta años, al motor de Otto desde hace cien años, a lo cual siguieron el
automóvil, la radio, y posteriormente la televisión hace cincuenta años, las fibras
y los materiales artificiales (perlón, nylon, acrílicos, poliéster, poliuretano y otros)
desde hace cuarenta años, y finalmente (también desde hace cuarenta años), el
avión a reacción.
T o d o s estos avances fueron resultado de la utilización de energía cada vez
m á s barata, especialmente desde el m o m e n t o en q u e entró en juego el petróleo.
Merece la pena recordar que, en 1960, el precio del barril de petróleo era
de 1,80 dólares.
Esa es también la razón por la que, en u n país desarrollado c o m o la R e p ú blica Federal de. Alemania, la longitud de carreteras construidas aumentase
de 1,5 k m por k m 2 en 1960 a 1,9 en 1980, mientras que el c o n s u m o de gasolina y
gasoil aumentó de 184 k g per capita al a ñ o en 1960 a 600 kg.
529
El caso de la energía nuclear
El mayor consumo de gasolina trajo c o m o consecuencia un aumento formidable de la explotación del petróleo, el desarrollo de refinerías y la utilización de
subproductos, especialmente el gasoil. Se llegó finalmente a modificar las formas
de edificación y de calefacción, influyendo incluso de algún m o d o en el estilo de
la arquitectura, con la adopción por ejemplo del muro-cortina.
Trataremos el problema del petróleo en la sección siguiente. Aquí sólo
destacaremos que, en los años de energía barata y de producción masiva a bajo
costo, se produjo, en los países desarrollados, una saturación de diversas clases
de artefactos eléctricos en los hogares (planchas, aspiradoras, lavadoras, frigoríficos, receptores de televisión casi en el cien por cien de los domicilios, etc.), lo
que naturalmente produjo u n cambio en los estilos y en las maneras de vivir. E n
los países m u y desarrollados, el número de automóviles llegó casi al ochenta por
ciento del número de hogares.
El despilfarro de diversas clases de materiales y energía, el abuso del
transporte, el envasado, la publicidad y, sobre todo, una creciente amenaza de
deterioro del medio ambiente, caracterizan las economías contemporáneas.
El alimento como energía
L a producción de alimentos también se ha vuelto m u y cara y requiere u n uso
intensivo de energía. Los datos del cuadro 1 se refieren al maíz, el cereal de
mayor cultivo en el m u n d o .
E n el caso de las granjas de tipo industrial (Estados Unidos, 1970), los
C U A D R O 1. Insumo y producción de energía en el cultivo del maíz
ha/año
Coeficiente
Producción Energía
de rendimiento
cultivos
producida* energía
t
GJ
empleada/
energía
ha/año
ha/año
producida
1,13
1,2
10,5
16
0,05
9,55
21,2
32,2
3,2
50,6
76,9
2,6
Trabajo
humano
GJ
ha/año
Cultivo de subsistencia
Guatemala
Cultivo avanzado
Estados Unidos,
1945
Cultivo tipo industrial
Estados Unidos,
1970
* Contenido: 15,2 M J / k g .
Fuente: Leach, 1976.
0,02
Insumo
energético
total
GJ
29,8
13,6
530
Kazimierz Kopecki
principales insumos de energía son: en maquinaria 4,34; en combustible 8,9 y en
fertilizantes 11,12.
U n o de los efectos de la industrialización de la agricultura (y del aporte de
energía barata) es que la productividad del trabajo ha aumentado de doscientas
a trescientas veces. Esto explica parcialmente la disminución del tiempo dedicado
a la agricultura y el gigantesco crecimiento de la urbanización.
L a energía empleada para el cultivo de los cereales es sólo una pequeña
parte de la energía total que se precisa para la producción alimentaria. Según
G . Leach [1976], las necesidades totales de energía para la producción y distribución de pan blanco son: 20,7 M J / k g , de los cuales 19,4 por ciento son los
insumos que hacen falta para cultivar el trigo, 12,9 por ciento para su molienda,
64,3 por ciento (!) para la cocción, envase y transporte del pan, y 3,4 por ciento
para gastos generales de venta al por menor.
El papel dominante del petróleo
El siglo x x , sobre todo a partir de 1945, ha presenciado el crecimiento del papel
del petróleo c o m o insumo energético a escala mundial. Las tendencias están
representadas en el cuadro 2 y en lafigura2 .
C o m o vemos, en pocos años la proporción del uso del carbón(que a principios del siglo era de m á s del noventa por ciento) descendió a casi el veinticinco
por ciento, mientras que la de los hidrocarburos (petróleo y gas natural) aumentó
al m i s m o tiempo desde alrededor de u n diez hasta u n sesenta por ciento aproximadamente. L a cantidad de petróleo distribuido aumentó en 6,6 veces.
C U A D R O 2. Balance de la energía primaria de los agentes energéticos*
1950
Fuente
de energía
Carbón
Petróleo
Gas
Hidroeléctrica
Energía
no comercializada***
Nuclear
TOTAL
1975
1978
EJ/año
EJ/año** %
EJ/año
44,8
19,6
7,3
3,2
48,5
21,2
7,7
3,5
69,5
110,5
50,4
15,8
25,0
39,8
18,2
17,6
—
19,0
—
92,6
100,0
%
%
24,5
41,8
17,4
5,7
75,6
124,3
53,3
15,8
28,4
10,2
28,4
3,2
1,1
6,5
9,2
2,0
277,8
100,0
308,9 .
5,1
1,000
* Las discrepancias en los totales se deben al redondeo de las cifras.
** Leña, turba y estiércol.
*** 1 EJ (exajoule) = 10 18 J = 0.948.10 16 B T U = 34,73 mln de toneladas métricas de equivalente de
carbon (t.e.c.) = 24,89 mln de toneladas de equivalente de petróleo (t.e.p.).
Fuente: Kopecki, 1979o; 19796.
El caso de la energía nuclear
EJ/ar
900 I
800700
600 '--
1 E J = 10 1 8 J =
.c
= 0,948 • 1 0 1 5 B T U =
= 34,13 min t.c.e. =
= 2 3 8 9 mln t e
>
-P-
500 400
300 'I
200100 -
v
'
„,
^ ^
.<'•""''
.'S
''''''
/ '
/ .--'
,'V'"' >-""
/s^
_-'"'''
y
,/
,***'
^/^'"
531
,
Energías nuevas
Nuclear
--...,
===::Ï;
=ÎJ"'--
^^s*
Gas natural
Petróleo
*Arenas bituminosas
Carbón
^---'"
Î^ilTT-rrrrrrll
Térmica: lefia, turba, estiércol
Hidroeléctrica
1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010 2020 2030 A ñ o
Fuente: estudios del autor
FIG. 2. Consumo de energía primaria en el mundo
LESS
Surge aquí una pregunta: ¿por qué "el reinado del petróleo" se impuso de
forma tan dominante y en qué ha contribuido a nuestra civilización? C o n independencia de los criterios aplicados para evaluar la calidad de la vida, es evidente
que esa calidad de la vida de los pueblos privilegiados, cualesquiera que fuesen,
ha dependido de la disponibilidad de grandes cantidades de energía a bajo costo
y en forma utilizable. Y éste es u n problema que merece atención. L a razón
radica en las inmensas propiedades técnicas y económicas del petróleo (y del gas
natural) c o m o fuentes de energía primaria. Anderson señala que "la causa m á s
importante es que la economía energética peculiar de este siglo equiparaba el
coste de u n barril de petróleo [en los países occidentales] a u n a hora de trabajo
manual. C o m o el barril de petróleo equivale a cuatro mil veces la energía de u n a
hora de trabajo h u m a n o , la sustitución del h o m b r e por la máquina era u n a
buena inversión económica. Esta inepcia, económicamente tan rentable, era c o m o
la política miope de u n banco insensato cuyo capital (el petróleo acumulado desde
hace milenios) fuera dilapidado antes que invertido. Las tendencias naturales
hacia ecosistemas complejos y eficientes se veían así desbaratadas por aportes de
energía (el petróleo) que favorecían la urbanización [la industrialización] y el crecimiento de la población" [Anderson, 1979].
Es necesario tener en cuenta, además, el hecho de que el empleo de productos del petróleo y del gas c o m o fuentes de energía h a n abierto enormes posibilidades para la agricultura mecanizada, la construcción, el transporte, y h a
posibilitado el progreso cualitativo de la producción industrial merced a u n control m á s perfeccionado (que en el caso de los combustibles sólidos), al tiempo que
532
Kaz'imwrz Kopecki
ha reducido los costos de las plantas de producción, por ejemplo, las centrales
eléctricas. Por otro lado, el uso del petróleo ha estimulado una nueva y m u y progresiva rama de la industria química, la petroquímica, en lugar de la química basada en
el carbón, de tan escaso rendimiento; ha reducido significativamente los costos del
transporte de la energía primaria a puntos distantes, con el empleo de grandes
barcos petroleros y extensos oleoductos de gran diámetro, así c o m o también ha
tenido repercusión en el desarrollo de las guerras.
Pero el irresistible apetito de energía ha traído c o m o consecuencia un enorme
despilfarro de recursos naturales y el expolio y destrucción del medio ambiente.
Hasta las postrimerías de 1973, cuando comenzó el alza de los precios del
petróleo, que afectó a sus productos, al gas natural y en cierta medida también al
carbón, n o se tuvo clara conciencia de los límites. ¿Qué perspectivas nos aguardan?
U n a necesidad futura: la economía de energía
El principal problema, hoy, no es el de la cantidad de los recursos energéticos,
pues serán suficientes aún por bastante tiempo, sino la necesidad de salvar los
límites políticos, económicos y tecnológicos impuestos al crecimiento por un lado,
y captar y transformar las fuentes primarias de energía a tiempo y a costos apropiados, por otro. U n problema adicional m u y importante es el dramático derroche
de energía en que incurren las naciones avanzadas, sobre todo los Estados Unidos,
país que consume más del doble de energía per capita al año que los países desarrollados de Europa occidental, y de veinte a cincuenta veces m á s que los países
en desarrollo. Esto no puede considerarse u n problema interno, ya que la nación
norteamericana gasta ella sola casi el treinta por, ciento de la energía consumida
en el m u n d o , lo cual se halla en notable desproporción con su cuota de población,
que representa sólo el cinco por ciento de la mundial.
El consumo contemporáneo de energía no está siempre justificado, y gran
número de países industrializados gastan bastante pródigamente energía en todas
sus formas, especialmente crudos de petróleo y sus productos. Esto es, m u y a
m e n u d o , una consecuencia de largos años de convicciones e ilusiones profundamente arraigadas acerca de la energía barata e inagotable a largo plazo, lo que
ha creado u n peculiar estilo de vida y de costumbres. Sin introducir previamente,
no sólo la racionalización y conservación de todas las formas de energía, sino
también cambios significativos en el estilo de vida y en el comportamiento social,
difícilmente podrán satisfacerse las futuras demandas de energía.
Tales convicciones son compartidas por los países miembros de la Comisión
Económica de las Naciones Unidas para Europa [CEPE, 1979]. Este organismo
ha señalado que los países desarrollados tienen previsto u n amplio programa de
conservación de la energía, en el que figuran el aislamiento térmico de los edificios, la reducción del combustible en el transporte mediante el perfeccionamiento
El caso de la energía nuclear
533
C U A D R O 3. Consumo de energía primaria per capita en los países occidentales desarrollados
(t.c.e.)
Estados Unidos de América
1973
1978
1980
1990
2000
12,9
13,4
14,3
17,1
20,8
5,8
6,2
6,0
6,5
5,7
3,9
5,9
6,6
6,1
6,4
6,2
5,8
6,9
7,0
5,8
7,1
6,6
4,2
7,2
7,3
6,0
10,2
10,1
11,6
12,5
Comunidad Económica Europea:
Austria
Bélgica
Dinamarca
Rep. Federal de Alemania
Francia
Italia
Luxemburgo
Países Bajos
Reino Unido
.
6,7
5,5
4,0
6,8
6,8
5,9
6,9
7,6
10,8
10,7
12,7
12,4
6,5
9,4
9,4
7,2
11,8
12,6
7,7
9,2
y puesta a punto de los motores, el uso de los transportes colectivos, la eliminación
de la tecnología que exige u n uso intensivo de energía, la aplicación de tecnologías
de conversión de energía a bajo costo, por ejemplo, con la producción combinada
de calor y fuerza motriz, etc., e igualmente la reducción del despilfarro mediante
el reciclaje de diversas clases de desechos. Pero, de todos m o d o s , según la C E P E ,
todas estas medidas serán insuficientes para evitar u n nuevo y rápido a u m e n t o
en el c o n s u m o de combustible y de energía primaria. Esto puede apreciarse en el
cuadro 3, donde se hace u n a previsión del c o n s u m o anual per capita.
Volviendo a la figura 1, en la que se prevé u n periodo de transición c o m o
fase VII, la situación de los Estados Unidos en el a ñ o 2000 es significativa. El
periodo se caracterizará por u n a considerable restricción del crecimiento económico en los países desarrollados (hasta u n 3, 3,5 por ciento anual), y de ahí u n a
importante reducción en el aumento de la d e m a n d e de energía.
Repercusión social de la energía nuclear
E n relación con este tema h e m o s de considerar, en primer lugar, las siguientes
preguntas: ¿es necesaria la energía nuclear y por qué?, ¿qué peligros ofrece?, ¿qué
ventajas tiene?
C o m o complemento del cuadro 2 puede hacerse u n pronóstico de la oferta
de energía en el m u n d o a partir de las perspectivas de desarrollo de grupos de
países (cuadro 4). E n el cuadro 4 se han t o m a d o en consideración todas las oportunidades de conservación de la energía. El quid está en saber hasta qué punto y
de qué manera puede obtenerse la pauta de c o n s u m o energético tal y c o m o se
presenta (véase también figura 2).
534
Kamizierz Kopecki
C U A D R O 4. Previsión del consumo de energía primaria en el m u n d o
Año, 2000i
Fuente de energía
EJ/año
Carbón
Petróleo
164
176
132
35
26
147
15
695
Gas
Hidroeléctrica •, ;
i
Energía no comercializada*
Nuclear
Energías nuevas**
TOTAL
Año 2030
%
23,7
25,2
19,2
5,0
3,8
21,0
2,1
100,0
EJ/año
220
32
38
44
22
516
64
936
%
23,5
3,4
4,0
. 4,7
2,4
55,2
6,8
100,0
* Leña, turba y estiércol como combustible.
** Energía solar, geotérmica, maretérmica, maremotriz, biogás.
Fuente: Kopecki, 1979a; 19796; W E C , Commission, 1978; Penczynski, 1979; Häfele, 1980.
Los valores relativos al carbón, el petróleo, el gas, la energía hidroeléctrica
y las energías nuevas pueden considerarse c o m o máximos. L a oferta de petróleo
y de gas, después de los máximos de producción en la década de 1990, disminuirán. La producción de carbón no puede incrementarse por encima de una cifra
dada, y ello sólo a expensas de enormes esfuerzos. El empleo de las nuevas energías
está supeditado a grandes inversiones, siendo apenas concebible un crecimiento
m á s dinámico. Así,.la cuota indicada de energía nuclear necesaria para colmar
la brecha es la mínima y no puede sustituirse por ninguna otra fuente energética,
siempre en el supuesto de que la demanda mundial haya sido, c o m o espero,
correctamente definida. Conviene añadir que u n aumento de la demanda de
energía primaria relativamente importante, c o m o es éste, no implica un incremento de igual magnitud en el consumo energético. Es evidente que mientras
tanto debe aumentar considerablemente el consumo de energía secundaria, sobre
todo de energía eléctrica, con la secuela de u n significativo aumento en las pérdidas por conversión. Así, por ejemplo, en la mayor parte de los países desarrollados, las pérdidas de energía aumentarán del 25/30 por ciento actual al 50 por
ciento, y aún m á s , para el año 2000. Para poner coto a este proceso deben promoverse formas de conversión energética m á s eficientes, y algunas alternativas
nucleares pueden ser de utilidad en este sentido.
. Las necesidades sociales que determinan la demanda final de energía son
las siguientes:
U n considerable crecimiento de la población mundial, que alcanzará la cifra de
6 200 a 6 300 millones en el año 2000, y alrededor de 7 500 a 8 000 millones
hacia el año 2020.
El caso de la energía nuclear
535
Inmensas necesidades en la agricultura e industrias conexas: producción de abonos
artificiales, productos químicos, maquinaria agrícola, industria de transformación alimentaria, etc.
.
Gran aumento en el número de viviendas, lo cual implica disponibilidad de materiales de construcción, nuevas actividades propias de este ramo, calefacción
y, en algunas zonas, también aire acondicionado.
Necesidad de crear nuevas oportunidades de empleo para reducir el desempleo,
modernizar viejas instalaciones y tecnologías y elevar la productividad.
M a y o r protección del medio ambiente, todavía descuidado en la actualidad, y
creación de medios y tecnologías adecuados al efecto.
Mejoramiento del transporte, sobre todo en las grandes aglomeraciones urbanas.
Fomento de la educación, la ciencia, los programas de investigación, la cultura,
el recreo y los servicios sanitarios.
Elevación del nivel de vida de las naciones en desarrollo, según las posibilidades
energéticas.
Hacer posible la continuidad del desarrollo de las naciones que poco a poco
irán viendo mermar y escasear sus recursos naturales.
En vista de cuanto antecede, no puede dudarse de que es necesario derribar todas
las barreras que obstruyen y frenan el desarrollo, y m u y en particular la escasez
de energía. U n aumento en el déficit energético motivaría tensiones que amenazarían quizás a la humanidad entera, o incluso destruirían el m u n d o .
L a energía nuclear en la actualidad
Hacia mediados del año 1980 se hallaban en funcionamiento, en construcción
o contratadas, en treinta y seis países, u n total de 570 centrales nucleares, con
una capacidad global de 450 169 M W e . D e estas centrales, 233 se encuentran en
funcionamiento, y cuentan con una capacidad global de 132 588 M W e ; 240 están
en construcción, y tendrán una capacidad de 222 432 M W e , y,finalmente,97,
con una capacidad de 95 158 M W e , han sido contratadas [Hãfele, 1980]. Los
principales tipos de reactores en uso y en construcción son el P W R (reactor de
agua ligera presurizada) y el B W R (reactor de agua hirviente), ambos de uranio
enriquecido; n o obstante, en el futuro se producirá u n gran desarrollo de los
reactores reproductores, principalmente el L M B R (reactor reproductor de metal
líquido), c o m o el tipo Super-Phénix francés, con sodio líquido c o m o refrigerante.
Actualmente se hallan en funcionamiento y en construcción ocho centrales de este
tipo, con una capacidad de 2 760 M W e (República Federal de Alemania, Francia,
Reino Unido, Unión Soviética). El tipo más reciente es el H T G R (reactor de gas
a alta temperatura), del cual existen ya dos centrales de 315 M W e en la República Federal de Alemania, pero se halla en estudio en muchos otros países. Este
último, refrigerado con helio a una temperatura de salida de 950° C , será de gran
Kazimierz Kopecki •
536
C U A D R O 5. Centrales nucleares a mediados de 1980
En funcionamiento
Plantas
Estados Unidos de
América
Francia
Unión Soviética
Rep. Federal
de Alemania
Japón
TOTAL
Porcentaje del total
mundial
•
MWe
72
18
34
52477
11001
. 14245
14
24
162
8 620
15 007
101 350
69,5
76,4
En construcción
Plantas
Contratadas
MWe
Plantas
MWe
94
29
12
103109
29 095
11260
33
11
14
37 850
12 650
15 000
11
6
152
11931
5 087
160482
4
4
66
4511
3 794
73 805
72,0
68,0
77,6
;
63,3
importancia c o m o eficaz fuente de calor para la conversión alotérmica de carbón a
productos líquidos o gaseosos. Se economiza así carbón, ya que sólo se lo emplea
c o m o materia prima química, no c o m o productor de calor, y se sustituyen los
cada vez m á s escasos hidrocarburos por productos sintéticos del carbón.
Cinco países se destacan en la producción de energía nuclear, c o m o vemos
en el cuadro 5. El crecimiento más dinámico es el previsto en Francia: una adición
anual de 6 000 M W e en los diez próximos años. E n la sesión preliminar de la
undécima Conferencia Mundial de la Energía, celebrada en Munich en septiembre
de 1980, se destacó el decidido rumbo del C A E M hacia la energía nuclear para la
electrificación acelerada, la calefacción central por distritos y la cogeneración.
Se hizo asimismo referencia a la responsabilidad social y h u m a n a que tienen las
naciones del m u n d o de eliminar las barreras que dificultan la promoción de la
energía nuclear.
Las barreras al desarrollo de la energía nuclear
El principal obstáculo social que se opone a la implantación nuclear es el miedo
originado por el cataclismo de Hiroshima. Este miedo se debe a que muchos
identifican el reactor nuclear con la b o m b a atómica, lo que es totalmente infundado. Pero hay otras cuestiones objetivas relacionadas con los problemas nucleares.
E n 1978 se dio un descenso en el crecimiento de lacapacidad nuclear (excepto
en Francia y en la Unión Soviética), que reflejaba no sólo una disminución de las
previsiones de crecimiento en la producción y consumo de electricidad, sino también una preocupación pública respecto a ciertos aspectos relacionados con la
energía nuclear. Estas preocupaciones incluyen, entre otras, la seguridad en el
funcionamiento de los reactores, la salud, los peligros para el medio ambiente,
El caso de la energia nuclear
537
y, especialmente, la evacuación de los desechos radiactivos y la proliferación de las
armas nucleares. Todos estos son problemas m u y importantes que deben examinarse y resolverse.
El accidente de Three Mile Island (Estados Unidos de América) ha venido
a corroborar estas preocupaciones en er m u n d o entero, aunque se comprobó
que el accidente, iniciado por. un fallo mecánico, tomó importancia debido a una
serie de errores humanos al tratar de subsanarlo. Afortunadamente,'sólo se produjeron cuantiosos daños materiales, sin amenazas de mayor consideración para
la vida humana. El accidente puso de manifiesto lo que podría suceder en el futuro,
en caso de una emergencia grave, y, por otra parte, dio lugar a que surgieran
ideas m u y valiosas en cuanto al m o d o de perfeccionar y mejorar la construcción
de las centrales nucleares, consideradas hasta entonces m u y seguras. Pero el riesgo
de una emergencia grave subsistirá a pesar de todo.
E n un estudio [U.S. Nuclear Regulatory Commission, 1975] se ha estimado
en 2 X 10 -10 la probabilidad de desgracias humanas (riesgos personales por año)
debidas a reactores nucleares (para cien centrales de esta clase), mientras que debido
a todas las causas globalmente consideradas la probabilidad es de 31 X 10" veces
mayor. El riesgo estimado de accidentes de tráfico es de 1,25 X 10* veces mayor,
el de morir ahogado 208 000, el de accidentes de aviación 50 000 y el de morir
por caída de un rayo 2 500 veces mayor. Así pues, el riesgo de los reactores
nucleares es ínfimo desde el punto de vista de las probabilidades. Sin embargo,
desde el punto de vista social esto no satisface a nadie. El ser h u m a n o valora más
críticamente un posible accidente en gran escala, concentrado en el espacio y en
el tiempo, que otro con muchas más probabilidades de suceder, pero difuso en el
tiempo y en el espacio (como los accidentes de carretera o el tabaco, por ejemplo)
o un accidente capaz de ser contrarrestado (como el incendio o el ahogo). Este
aspecto psicológico no puede desdeñarse, y sólo la instrucción a largo plazo, una
mejor capacitación del personal destinado a las centrales, y una protección m á s
fiable de los reactores contra los fallos accidentales podrán convencer al público
a aceptar las soluciones nucleares. Es sin embargo dudoso que se pueda jamás
llegar a convencer a los que hacen carrera con la política antinuclear.
Por lo que al funcionamiento normal de los reactores se refiere, no se prevén
problemas especiales. La radiación normal en la vecindad de una central nuclear
es sumamente baja (1 milirem), mientras que la radiación media anual procedente
de fuentes diversas es de 130 milirem (45 m r e m de los rayos cósmicos, 15 m r e m
del suelo, 45 m r e m de los edificios de ladrillo y hormigón, 25 m r e m del agua,
los alimentos y el aire) además, un viaje aéreo de ida y vuelta Londres-Nueva
York produce 4 m r e m , un diagnóstico con rayos X 20 m r e m , y la televisión en
color funcionando tres horas al día produce 6 m r e m [ O N U , 1972].
E n 1928 se fundó la Comisión Internacional de Protección Radiológica
(ICRP), un organismo independiente no gubernamental. Sus recomendaciones son
universalmente aceptadas por todos los organismos responsables de la protección
538
Kazimierz Kopecki
radiológica, tanto nacionales c o m o internacionales [ICRP, 1966]. Según lo recomendado por el I C R P , la dosis máxima de exposición a la radiación para los
trabajadores es de 5 rem, o sea, 5 000 milirem por año. A d e m á s , las normas actualmente en vigor recomiendan que la dosis de radiaciones debe mantenerse lo
m á s baja que razonablemente sea posible, lo cual resulta en un promedio de 1 rem
por año, con pocas excepciones.
.
A ú n n o se han abordado de lleno los problemas del ciclo de producción
nuclear. Tal vez asombre a muchos si decimos que este ciclo (es decir, la extracción
del mineral de uranio bruto, su conversión en combustible enriquecido, la producción de energía eléctrica y la evacuación de los desechos) es algo tan seguro e
inocuo (o tan lleno de peligros) c o m o el ciclo de producción de la hulla seca (es
decir, la extracción y transporte del carbón, la producción de calor y energía
eléctrica y la evacuación de las escorias), con la salvedad de que el desprendimiento
de componentes radiactivos puede ser muchas veces mayor en el ciclo de la hulla
seca que en el nuclear, para una producción energética equivalente. Las repercusiones ecológicas pueden también estimarse c o m o del mismo orden, sobre todo
si se toma en cuenta la diseminación en la atmósfera del C 0 2 de las fábricas que
emplean combustible natural, lo cual tiene consecuencias irreversibles para el medio.
L a calidad, seguridad yfiabilidadde la energía nuclear exige: comisiones
reguladoras, órganos de inspección reforzados e instauración de planes especiales
de emergencia; control estricto de la producción de instrumentos nucleares y
otros materiales y, vigilancia internacional del manejo de los combustibles y
desechos nucleares.
El último problema es el terrorismo. E n mi opinión (y en la de otros muchos),
si el combustible y las instalaciones nucleares se encuentran especialmente protegidos, es prácticamente imposible que u n terrorista produzca u n arma atómica
de fabricación casera sin peligro mortal para él mismo. Pero es imposible que una
sociedad proteja todos sus medios de transporte, oleoductos, estaciones ferroviarias, sus dirigentes políticos, económicos o industriales, sus élites técnicas o científicas, y que proteja asimismo sus centrales nucleares frente a esta constante
amenaza. El peligro de la actividad terrorista, encaminada a paralizar la sociedad,
o a amenazar con su paralización, debe ser enfrentado por la sociedad misma y
eliminado mediante la supresión de sus motivaciones y raíces.
Efectos sociales positivos de la energía nuclear
C o m o ya queda reseñado, n o es.posible que el progreso socioeconómico de la
humanidad continúe sin que la energía nuclear cobre una importancia cada vez
mayor en la satisfacción de las necesidades energéticas. Esto no sólo exigirá
aportes m u y considerables de materiales y fuerza de trabajo, sino también la
construcción de equipos e instrumentos apropiados, con los consecuentes efectos
en la situación laboral de muchos países industrializados. E n efecto, por lo menos
El caso dé la energia nuclear
539
el sesenta por ciento del costo total de las centrales nucleares, incluida su construcción, puede ser sufragado nacionalmente en todo país industrialmente desarrollado,
sin necesidad de importaciones.
Pero es imperativo tomar en cuenta el delicado equilibrio entre el suministro de energía nuclear y la calidad yfiabilidadde los equipos. L a avería en una
válvula o en una b o m b a (que son las causas m á s frecuentes de avería en las centrales nucleares) ocasionada en una central eléctrica convencional puede ser
reparada en unas horas sin mayor transtorno para el funcionamiento del sistema
en su conjunto; pero este m i s m o tipo de avería en una central nuclear trae consigo
una prolongada interrupción del funcionamiento general. Si uno de los efectos
sociales favorables que acompañan al fomento de la energía nuclear ha de ser u n
significativo aumento de la producción industrial, es evidente que esto exija tanta
precisión y tanto esmero, en lo que atañe a los equipos, c o m o los prodigados en
los aparatos espaciales. Otro tanto cabe decir en lo que respecta a la especialización
y competencia del personal empleado.
• , • • '
Algunos científicos prevén restricciones n o sólo en la extracción de petróleo
y de gas, sino también en la actividad minera del carbón. Esto es improbable^
La explotación del petróleo y del gas, c o m o ya se ha indicado, se tornará menos
intensiva debido al paulatino agotamiento de los recursos; pero, pese al hecho
cierto de que la producción de energía eléctrica y de calor resultará sin duda m á s
barata con la energía;nuclear que con el uso del carbón, ambos constituirán las
fuentes energéticas principales en el m u n d o durante la penuria general de energía
que se avecina en las próximas décadas (véase la figura 2).
El mayor consumo de energía nuclear hará posible la gradual promoción
de nuevas fuentes de energía que en la actualidad resultan excesivamente caras.
El camino que aún queda por recorrer es largo, debido a las grandes inversiones
que hacen falta, pero nadie niega que es necesario basar cuanto antes la futura
producción energética en nuevas fuentes. E n algunos países resultará económica
la calefacción solar de viviendas dispersas, y, principalmente en los países del
tercer m u n d o , se fomentará la producción de abonos, biogás y etanol a partir
de plantas y desechos animales.
Merced al progreso socioeconómico alcanzado durante el periodo de transición, principalmente con el empleo de la energía nuclear y del carbón, será posible
entrar fluidamente en la época siguiente, basada en las nuevas fuentes energéticas.
Algunos analistas sacan la conclusión de que la época nuclear sé traducirá
en una era de "electrificación general" a escala planetaria, y que la calefacción,
que consume tan enorme cantidad de energía se irá tornando poco a poco eléctrica. Esto parece m á s bien una vana ilusión, pues el calor producido de este
m o d o sería m u c h o m á s caro que el procedente de centrales mixtas generadoras
de calor y electricidad, con uso de energía nuclear o de carbón, o que, incluso, el de
los simples reactores nucleares. Por eso, la energía nuclear n o debe relacionarse
con la calefacción eléctrica, sino con la expansión de la calefacción central por
Kazimierz Kopecki
540
distritos en los países industrializados, sobre todo utilizando el calor producido en
centrales mixtas generadoras de energía y de calor. Así, la calefacción por
petróleo y por gas, de uso m u y difundido en nuestros días y sumamente nociva
para el medio ambiente, será progresivamente reemplazada. Junto con la posibilidad de convertir el carbón en productos líquidos y gaseosos, esto presenta una
ventaja que n o debe desestimarse.
Las amenazas ecológicas
L a fase contemporánea de evolución del m u n d o trae aparejadas numerosas a m e nazas ecológicas cualitativamente peligrosas para la humanidad. H e aquí las m á s
importantes: agotamiento de recursos; polución de la atmósfera, el agua y la
tierra por compuestos químicos, radiaciones, calor y polvo; acumulación de desechos; posibilidad de deterioro del clima; ruido; envenenamiento de los alimentos;
reducción de la tierra cultivable, amenazada por la urbanización, la erosión y
la creciente desertificación.
¿Añadirá el despliegue : nuclear nuevas amenazas ecológicas o vendrá a
aumentar los riesgos existentes?
U n a vez examinado el problema con atención y detenimiento, cabe afirmar
que la utilización de la energía nuclear puede disminuir en general esas peligrosas
tendencias, y contribuir al mejoramiento de la protección del medio ambiente.
Veamos cómo.
L a polución radiactiva de la atmósfera puede ser considerablemente m á s reducida en las centrales nucleares, que en las centrales eléctricas alimentadas
con carbón.
L a polución química de las aguas es m u c h o mayor en el caso de la extracción
del carbón, pero la polución térmica es m á s alta en el caso de las centrales
nucleares; esto exige la elección de lugares apropiados o una costosa! refrigeración artificial.
Los nocivos productos de desecho nuclear deben ser convenientemente tratados;
esta técnica se domina ya hoy, pero resulta m u y cara (alrededor del veinte
por ciento de los costos de producción) y. debe tomarse en consideración
en los cálculos de rendimiento (no hay que olvidar los nocivos productos
de desecho que acompañan la combustión del carbón).
E n las centrales nucleares no se produce lá polución de C 0 2 , puesto que n o existe
combustión de carbón ni de hidrocarburos.1
El despliegue nuclear no agota los recursos naturales c o m o el carbón, el petróleo
y el gas natural, sobre.todo en el caso de.que se promocionen los reactores
reproductores rápidos y los reactores a elevadas temperaturas.
[Traducido del inglés]
El caso de la energía nuclear
541
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Evaluación y programación de tecnologías:
ejemplos de Papua Nueva Guinea
Ken Newcombe
L a tecnología no es ni ambientalmente pasiva ni socialmente inerte. L a tecnología de las sociedades tradicionales existe porque sirve para asegurar u n grado
de explotación del medio capaz de mantener a esa sociedad en equilibrio ecológico, en un estado de autosuficiencia local o regional. L a tecnología no es, de todos
m o d o s , el exclusivo y único medio de conseguir dicho objetivo, sino, en realidad, uno de los componentes de un conjunto de instrumentos sociales, culturales
y económicos desplegados simultáneamente.
L a necesidad de nueva tecnología —de innovación tecnológica— surge
fundamentalmente de los trastornos acarreados al equilibrio ecológico por la
producción de subsistencia, o de nuevas necesidades que n o pueden satisfacerse
manteniendo la producción a los niveles previamente compatibles con el equilibrio ecológico. Tales trastornos, independientemente de la causa o las causas a
que obedezcan, son la esencia del desarrollo económico.
A efectos de este trabajo, daré la necesidad de desarrollo económico por
sentada, y plantearé la cuestión de c ó m o arbitrar, seleccionar y evaluar tecnologías que sirvan a dicho propósito en la forma que socialmente se considere m á s
deseable.
Este supuesto es importante, porque podría presumirse que el desarrollo
económico se adopta por el desarrollo m i s m o , o que los estilos de vida tradicionales y las tecnologías que los sustentan son por necesidad deficientes, debiéndose prescindir sin m á s de unos y otras en aras del modus vivendi de la economía
de mercado. E n Papua Nueva Guinea, por no hablar de otros países, existen
numerosos ejemplos de comunidades que rechazan los oropeles de los m o d o s de
vida occidentales porque están satisfechos con su bienestar material y social.
Incluso, son aún más frecuentes los casos de grupos rurales que rechazan
un empleo retribuido regular, aunque lo tengan a dos pasos de sus casas, ocasio-
nen Newcombe es jefe de la Energy Planning Unit, Department of Minerals and Energy,
P . O . Box 2352, Konedobu, Papua Nueva Guinea. Es también investigador becario del Centre
for Resource and Environmental Studies de la Australian National University, Canberra, A.C.T.
Rev. int. de dene, soc, vol. X X X H I (1981), n.» 3
Evaluación y programación de tecnologias:
ejemplos de Papua Nueva Guinea
543
nando con ello la necesidad de traer m a n o de obra inmigrante allí donde parecía,
superficialmente, abundar la fuerza de trabajo.
Es posible que en Papua Nueva Guinea, c o m o en otros lugares, la experiencia y la ulterior demanda de bienes de consumo de uso corriente en sociedades
urbanas y en enclaves rurales penetrados por el estilo de vida occidental constituya un estímulo suficiente para acometer una producción económica que sobrepase los niveles tradicionales; pero tal demanda puede simplemente surgir de
cambios más fundamentales del equilibrio ecológico precedente [para una exposición m á s amplia sobre estos conceptos, véase Wilkinson, 1973].
D e lo que no cabe duda alguna es que, para todas la comunidades que están
urbanizadas, o que de alguna manera mantienen transacciones con una economía
de mercado m á s amplia, el desarrollo económico ha llegado a constituir u n
objetivo indiscutible. El equilibrio de subsistencia original ya n o existe, y se
hace necesario un nuevo y m á s alto nivel de utilización de los recursos, que sólo
puede lograrse con la introducción de nuevas técnicas y tecnologías.
Estrategia del desarrollo y evaluación de la tecnología
L a tecnología sólo puede considerarse "apropiada" dentro del contexto de fines
y objetivos predeterminados que se proponen, o generalmente se aceptan, c o m o
orientación beneficiosa del cambio. U n a vez determinados estosfines,la tecnología
puede evaluarse de acuerdo a si tiene o no probabilidad de alcanzarlos. Evidentemente, las pautas del desarrollo económico son m u y variables y pueden estar
políticamente determinadas según objetivos predeterminados.
L o que antecede está implícito en la interpretación de tecnología apropiada adoptada por la reunión, a nivel ministerial, del Foro Internacional sobre
Tecnología Industrial Apropiada. E n esta reunión, se definió el concepto de tecnología apropiada c o m o "aquella combinación de tecnologías que mejor contribuye
al logro de los objetivos económicos, sociales y ambientales, en relación con los
recursos y según los riesgos y condiciones de aplicación de cada país". Este
concepto de tecnología apropiada se calificó c o m o u n a "noción dinámica y
flexible que debe acomodarse a circunstancias diversas y situaciones cambiantes en
diferentes países" [ P N U D , 1979]. ;
E n Papua Nueva Guinea existe un conocido plan en ocho puntos que destaca las siguientes medidas c o m o prioritarias: mayor control local de la economía;
distribución m á s equitativa de los beneficios económicos; descentralización de las
actividades económicas; promoción de actividades artesanales en pequeña escala;
economía m á s autosuficiente; mayor contribución de las rentas locales al gasto
público; participación m á s equilibrada de las mujeres en los asuntos nacionales;
y control público de los sectores importantes para el logro del desarrollo deseado
[National Planning Office, 1978].
544
Ken Newcombe
Naturalmente, en algunos casos puede cuestionarse si los objetivos y aspiraciones adoptados por el gobierno reflejan los del pueblo, o, más particularmente,
los de cada uno de los grupos acogidos bajo el paraguas político del partido dominante. Pero es a la realización de objetivos del gobierno nacional del m o m e n t o ,
luego a las administraciones regionales y locales, y, por último, a las de nivel
rural (en la medida en que están articuladas) adonde hemos de mirar para obtener
una definición de primera m a n o acerca de qué tecnología es la apropiada. E n la
medida en que estos criterios nos lleven a una tecnología ecológicamente viable,
encauzada hacia el cumplimiento de losfinesdel desarrollo, no habrá disputa de
ninguna clase. Desafortunadamente, no siempre es éste el caso.
Es evidente, también, que pasar de lo general a lo específico deja m u c h o
margen para la interpretación, y es aquí adonde radican el verdadero arte y la
ciencia de la evaluación de tecnologías.
El primer paso en la evaluación de tecnologías es de carácter conceptual:
debe reconocerse que la tecnología es en sí misma, sólo "la punta del iceberg",
especialmente cuando se trata de la evaluación de su repercusión social.
La tecnología: "la punta del iceberg"
U n a máquina es inútil sin energía para moverla, sin materiales que transformar,
sin un contexto sobre el que actuar, sin materiales y especialistas para su mantenimiento y un sistema social capaz de.producir y.suministrar éstos elementos y
servicios de apoyo, y de distribuir y utilizar su producción. La carencia de cualquiera de estos sistemas de apoyo, a nivel compatible con su explotación económica, equivale, sin más, al fracaso de la tecnología.
La redistribución del empleo del recurso tiempo de la comunidad es quizá
uno de los factores más importantes de la innovación tecnológica. La tecnología
m á s productiva proyecta en su contexto social una serie de constantes de tiempo
que pueden o n o ser compatibles con el empleo habitual del tiempo de las c o m u nidades. Dicho de otra manera, las exigencias de tiempo para el manejo y funcionamiento eficaz de las máquinas deben encajar confortablemente en el espacio
vital de los individuos que operan directamente con la tecnología, y en el de los
administradores de sus sistemas de apoyo.
La tecnología, especialmente la alimentada por la fuerza muscular, se toma
prioridad en la asignación del tiempo, no sólo, en la producción y distribución
de materias primas, energía y servicios, sino también en la distribución del producto
a los consumidores. Ivan Illich [1974] ilustra bien la magnitud de las demandas
invisibles de tiempo de la tecnología cuando habla de la dedicación del consumidor norteamericano a su automóvil. Illich estima que u n norteamericano
medio dedica a su automóvil m á s de 1 600 horas al año, pasa cuatro de sus dieciséis horas activas en la carretera, o en reunir recursos que permitan su transporte
por carretera. C o n esto intenta sencillamente demostrarnos que aunque nos c o m -
Evaluación y programación de tecnologias:
ejemplos de Papua Nueva Guinea
545
place m u c h o poder viajar por momentos a velocidades que sobrepasan los ochenta
kilómetros por hora, si calculamos el tiempo total dedicado a la conservación del
medio de transporte, en comparación con el número real de kilómetros recorridos,
de hecho nos desplazamos a una velocidad de menos de ocho kilómetros por hora.
El tiempo empleado en sistema de sustento de la tecnología es tiempo restado
de alguna otra actividad. A u n en la operación de evaluar la sustitución de una
tecnología ineficiente por un aparato moderno eficiente, la definición de la eficiencia en término de horas-hombre invertidas por unidad de producto n o es
tarea fácil. U n acto aparentemente tedioso y fatigoso, puede tener algún valor
social o cultural inadvertido, o el tiempo ahorrado por la innovación tecnológica
puede ser empleado en formas sorprendentes y n o necesariamente productivas.
Salisbury [1962] comprobó que el tiempo ahorrado por los hombres del grupo
Siane de Papua Nueva Guinea en talar árboles con hachas de acero y no de piedra
se dedicaba, n o a aliviar la carga general, reduciendo con ello el trabajo de las
mujeres, sino en un aumento de la actividad ceremonial, los combates y el tiempo
de esparcimiento para los varones.
E n una encuesta anterior sobre el cambio tecnológico y sus repercusiones
sociales, que realizara las Naciones Unidas, se daba un ejemplo pertinente del
valor social que encerraba la realización del proceso, aparentemente arduo e
ineficiente, de acarrear agua en cántaros de barro desde u n pozo situado a cierta
distancia del pueblo. Se instaló entonces en el pueblo un depósito elevado de agua
para comodidad pública, pero las mujeres se quejaron m u y descontentas porque
con ello les habían quitado su principal foco de relación social. Parece ser que,
en tales circunstancias, el acarreo tradicional de agua era u n complemento necesario para el mantenimiento de los lazos sociales en el pueblo, y la idea de que el
trabajo que suponía era oneroso n o era sino u n m o d o de ver de forasteros bien
intencionados.
E n suma, creo que, por una parte, la demanda de nueva tecnología viene
en m u y amplia medida estimulada por trastornos ocasionados en u n equilibrio
ecológico precedente, y que para evaluar la repercusión de la nueva tecnología
es preciso comprender la fuente (o fuentes) de este trastorno. Por otra parte,
quiero simplemente hacer ver que la repercusión del cambio tecnológico es c o m pleja y que incide tanto sobre los sistemas sociales c o m o sobre su contexto físico.
Métodos de evaluación de tecnologías
U n punto de partida útil consiste en analizar la. estructura general de u n ecosistema dominado por el hombre, las interacciones en el entorno determinan el
bienestar h u m a n o e influyen en la respuesta de u n individuo o una población
al cambio acontecido en el mismo.
Hace algunos años ya, especialistas de la Australian National University,
546
Ken Newcombe
' Energia
— -Energia
Nota: L a cultura h u m a n a es u n producto de las actividades de la población humana, y cualquier efecto
que los componentes bióticos o no bióticos del sistema puedan tener sobre ella será siempre por
medio de los seres humanos. D e un m o d o análogo, la cultura sólo puede influir en los componentes
bióticos y no bióticos del sistema por medio de la población humana. N o obstante, muchas veces
conviene considerar las interacciones entre la cultura y los componentes bióticos y no bióticos
c o m o si fuesen directas, por eso las líneas de puntos de este diagrama.
F I G . 1. Ecosistema de u n a población h u m a n a
Medio ambiente total
Experiencia humana
F I G . 2 . Relación entre el medio ambiente total y la experiencia h u m a n a
Evaluación y programación de tecnologias:
ejemplos de Papua Nueva Guinea
547
en particular Stephen Boyden, trazaron diagramas para facilitar el estudio de
la ecología de las comunidades humanas (figuras 1 y 2). Los instrumentos para
iniciar dichos estudios se perfeccionaron considerablemente durante un estudio
posterior sobre la ecología h u m a n a de H o n g K o n g [Boyden y otros, 1980]. Los
expongo a continuación tal c o m o aparecieron en las publicaciones del M A B
[Unesco, 1976, 1978].
H e reelaborado también un modelo de la respuesta al cambio ambiental,
dentro del marco general ofrecido por Boyden, para representar la llegada de
innovaciones tecnológicas orientadas al desarrollo económico, surgidas c o m o
respuesta a necesidades reales o sentidas, a raíz, quizá, de u n colapso en el equilibrio ecológico a nivel local (figura 3). Boyden [1979] ha compilado también
una lista en la que enumera los requisitos sociales y físicos comunes para el
bienestar h u m a n o , que puede servir para orientar un primer intento de captación
de las variables de cambio m á s importantes en un ecosistema objeto de estudio.
D e un panorama general tal puede derivarse una representación bastante
específica de la dinámica de la población en estudio. Se traza entonces una estrategia de investigación, identificando, objetivos, metodología y la cronología
apropiada. El orden de este estudio es hasta cierto punto engañoso, pues una
vez que la investigación ha comenzado se gasta tanto tiempo trabajando en retrospectiva, descubriendo iterativamente las determinantes m á s importantes del
comportamiento económico y social de la comunidad, c o m o se gastó seleccionando las relativamente pocas variables merecedoras de estudio intensivo al
principio. Pero de todos modos, un enfoque sistemático, que identifique la índole
ecológica del problema, así c o m o las interacciones probables en toda población
h u m a n a entre los componentes culturales y biológicos del ecosistema, es siempre
compensador y realmente esencial para poder tomar decisiones con conocimiento
de causa.
;
Los escollos y peligros de un enfoque de la innovación tecnológica orientado
hacia los aspectos materiales, mecánicos y estrictamentefinancierosno son nunca
tan evidentes c o m o en la promoción y administración de la energía, especialmente
en áreas rurales y a nivel de pueblos y aldeas. C o m o planificador de energía,
puedo dar algunos ejemplos pintorescos, reveladores de que el contexto social y
cultural del cambio tecnológico es tal vez su aspecto m á s importante.
El biogás en los pueblos de Papua Nueva Guinea
La tecnología del biogás en pequeña escala ha obtenido una buena acogida general
en la India y en China. E n China, según los informes de que disponemos, se han
instalado unos siete millones de unidades, aunque existe poca información en
cuanto a los motivos de que hasta un tercio de estas unidades hayan fracasado
[Cheng, 1979]. E n China central y meridional, por lo menos, existe una auténtica
necesidad ecológica de la innovación tecnológica que el biogás aporta. Y a en los
i
548
Medio ambiente total
Ken Newcombe
,_ Condiciones de vida..,. Estado biofísico
. Preocupación por pérdida de equilibrio ecológico
Fio. 3. Ejemplo de evolución de la necesidad de innovación tecnológica
años 1920 había datos convincentes en cuanto a las deficiencias de los principales
productos alimenticios de origen vegetal y en el ámbito de la energía [Buck, 1937].
El extraordinario crecimiento demográfico experimentado desde entonces no ha
hecho sino exacerbar estas necesidades.
E n Papua N u e v a Guinea n o se da, por el contrario, una necesidad ecológica
suficientemente fuerte c o m o para anular la negativa, fundada en diversas razones
culturales fundamentales, por la qué la tecnología del biogás pueda ser rechazada.
A comienzos del decenio de 1970, se ensayaron por lo menos veinte instalaciones
de biogás, y las intentadas a nivel rural fracasaron lastimosamente. Las razones
básicas de ello son culturales, específicamente usos y creencias tradicionales
[Samana, 1980]. L a mayoría de los nativos de Papua Nueva Guinea abrigan
supersticiones m u y arraigadas respecto a cualquier utilización de su excremento
por otras personas; y este tabú cultural milita contra su recolección para empleo
en la producción de biogás. Para utilizar el estiércol de cerdo hay que reunir
adecuadamente a los puercos en corrales acondicionados, cerca del pueblo, lo
que no sólo exigiría inversión de capital para cemento, suelos provistos de canales
de desagüe y acometidas de agua, sino también u n trabajo m u c h o mayor para
Evaluación y programación de tecnologias:
ejemplos de Papua Nueva Guinea
549
suministrar el pienso que el ganado porcino obtiene por sí m i s m o cuando se
alimenta libremente.
. • > • . • •
Los problemas energéticos a nivel rural, aun siendo importantes, no inducen
a la población a alterar su forma de vida y de actividad social en medida suficiente
c o m o para justificar una ardua gestión cotidiana de una tecnología biológicamente
difícil para obtener u n modesto suministro de gas, y menos aún para permitir el
uso productivo de las aguas residuales.
Ciertos responsables de la industria del café y u n municipio urbano construyeron grandes instalaciones, de diez a sesenta mil galones, para la transformación de la pulpa del café y para la depuración de aguas residuales,
respectivamente. Pero estas tareas no se enfrentan con barreras culturales importantes, porque se encuentran lejos del contexto rural, al m i s m o tiempo que se
prestan a un funcionamiento permanente y minuciosos controles.
A principios de 1980 volvió á promoverse el biogás a nivel rural a manera
de ensayo. Se comenzó esta vez con una descripción detallada de las aportaciones,
las tareas administrativas requeridas y los productos obtenidos. L à población
rural rechazó rotundamente la tecnología una vez más.
Producción de carbón vegetal a nivel rural
L a primera producción de carbón vegetal a nivel rural en Papua N u e v a Guinea
fue iniciada por u n grupo que efectuó una misión en 1976, en Ialibu, localidad
de las sierras del sur. Para dicha producción se aplicó el método de los hornos
de tierra. L a población rural comenzó a trabajar en esta industria con entusiasmo,
esperando grandes beneficios. Se mostraban enardecidos con las buenas perspectivas qué se ofrecían a la zona, donde ni siquiera los cultivos comerciales eran
posibles.
Este método requería la apertura de una zanja de 2 a 2,50 metros de profundidad, hasta 10 metros de longitud y 2,50 a 3 metros de ancho, con excavación
de canales adecuados en el fondo de la zanja para permitir el desagüe y la entrada
de,aire. Cortada la leña, se atasca con ella la zanja hasta arriba, cubriendo enseguida la leña con una capa de hojas y de tierra. Se enciende fuego en el interior,
y después no hay más que controlar cuidadosamente la corriente de-aire para
conseguir la carbonización, evitando la combustión completa. El control es difícil,
porque a medida que la carga interna se desplaza durante la reducción de volumen
causada por la carbonización, se'forman constantemente respiraderos.
El método es, por lo menos, barato y de rápida aplicación en casi todas
partes; pero las desventajas en costos sociales y de recursos son casi prohibitivas.
Primeramente, exige constante atención para impedir la excesiva entrada de aire
y la combustión total, atención que se prolonga de siete a ocho días con sus
noches respectivas. Luego, hay que cerrar el horno y dejarlo enfriar durante
siete días más. Los aldeanos no se sienten m á s inclinados que cualquier otra
/
550
Ken Newcombe
persona a pasarse en pie día y noche junto a u n montón de leña humeante. Las
quejas fueron numerosas, y m u c h o el material completamente quemado.
E n segundo lugar, el rendimiento de este método es notoriamente bajo.
Las pruebas efectuadas en G h a n a demuestran que el horno carbonero tradicional,
técnica m u y similar en forma de montículo de tierra, rendía en carbón el 5,9 por
ciento del peso de la leña secada en horno (sin contar los casos de combustión
total) [Welsing, en Powell, 1973]. Además, el carbón queda mezclado con la tierra
que se infiltra desde el techo, y la tarea de extraer el carbón de la mezcla es sucia
y socialmente poco atractiva. La productividad laboral fue de dieciocho a veinte
kilogramos por persona y por día. El resultadofinales u n enorme espacio vacío
en el bosque, peligroso e improductivo.
E n suma, la población se quejó abierta y reiteradamente, y la industria
acabó por desaparecer a pesar de la ausencia de alternativas.
E n 1979, introduje en la zona de Ialibu, a petición de los aldeanos, una
retorta de las Indias occidentales modificada. Consta simplemente de dos tubos,
o cuerpos de caldera, con capacidad para cuarenta y cuatro galones, convenientemente reforzados y dispuestos parcialmente en el suelo sobre soportes permanentes, con techado y paredes idóneos para resistir el calor sin deterioro. Debajo
de los cuerpos de caldera se dispone un fogón y se usa leña menuda para calentar
la carga de buena leña carbonera que se introduce herméticamente en los tubos al
comienzo de cada ciclo. Al cabo de aproximadamente una hora el agua del interior
de la leña es expulsada y los gases volátiles son emitidos con fuerza a través de
pequeños agujeros que existen en los cuerpos de caldera, encima del fuego, lo que
determina una reacción automantenida hasta que se concluye la producción del
carbón.
La carbonización lleva sólo seis horas y es espectacular. Aparte del encendido inicial del fuego, no se requiere manipulación alguna. L a producción del
carbón se acomoda holgadamente a las horas diurnas. Este método es de una alta
eficiencia, rindiendo en carbón aproximadamente un veinticinco por ciento del
peso de la leña seca, incluida la leña menuda utilizada en el fogón. Esto significa
que se obtiene cuatro a cinco veces m á s carbón por unidad de leña, y en consecuencia, se realiza u n menor esfuerzo y se logra u n mayor rendimiento económico
(cincuenta a cien kilogramos de carbón por hombre y día). Los cuerpos de caldera
no son difíciles de conseguir, pero la durabilidad constituye u n problema, lo que
nos indujo a fabricar tubos de acero grueso m u c h o más resistentes.
Los aldeanos de esta zona están encantados con la industria y dispuestos a
seguir adelante con las mejoras requeridas para prolongar la vida de las calderas.
Socialmente, la industria es hoy totalmente aceptable.
Evaluación y programación de tecnologias:
ejemplos de Papua Nueva Guinea
551
Problemas institucionales y evaluación de tecnologías:
tiempo y recursos
El hecho de que la innovación tecnológica tiene u n efecto social debe ser apreciado actualmente por todo gobierno y administración. E n general, cabe esperar
que planificadores y políticos estén convencidos de que el cambio tecnológico
puede determinar cambios m u y importantes en la vida de las comunidades. Otra
cosa m u y distinta es, sin embargo, evaluar adecuadamente el carácter y las dimensiones de la repercusión social que pueda producirse, y tenerla equitativamente
en cuenta en la evaluación del proyecto.
E n primer lugar, aun en los países desarrollados la ciencia de la evaluación
de la repercusión social es joven, pese a que ya en algunos estados de los Estados
Unidos existe legislación exigiendo obligatoriamente dichos análisis en la realización de proyectos importantes.
E n segundo lugar, en los países en desarrollo n o se dispone sencillamente
ni de tiempo ni de recursos, aun cuando n o falten los buenos deseos y los conocimientos técnico-profesionales necesarios para justipreciar adecuadamente los
costos sociales, frente a la consideración puramente financiera de los proyectos
de desarrollo. L a urgencia de los problemas económicos que afectan a casi todos
los países, sin excluir a los desarrollados, conduce inevitablemente a compromisos
en cuanto a la profundidad y a la amplitud de la evaluación de los efectos sociales
de cualquier cambio tecnológico, desde una explotación minera importante a una
modesta instalación de industria alimenticia a nivel rural. L a gran tentación es
avanzar rápidamente, porque se precisa con toda urgencia el "desarrollo". U n a
vez adoptada o utilizada la m á s amplia economía de mercado, que resulta inevitablemente en una pérdida del equilibrio ecológico local, el impulso que lleva al
desarrollo es grande y difícilmente puede negarse su urgencia.
¿ C ó m o puede una administración pequeña y agobiada de trabajo enfrentarse
con la carga suplementaria que supone la minuciosa evaluación de la repercusión
social, en ese contexto turbulento, dominado y complicado generalmente por
parcialidades políticas, envidias y localismos? E n el m u n d o académico recurrimos
a mil sutilezas para aquilatar imponderables en el análisis de costos-beneficios
sociales. Ante la actitud real de los gobiernos, solemos darnos por m á s que satisfechos sólo con obtener los fondos que necesitamos.
Intenciones y prejuicios
Sería erróneo, sin embargo, pensar que los planificadores y políticos del tercer
m u n d o no han sentido una honda preocupación por los problemas que el rápido
desarrollo económico y sus catalizadores tecnológicos han ocasionado en el cambio
social.
La urbanización que acompaña al desarrollo económico trae consigo u n
552
Ken Newcombe
nuevo orden social, un orden que subvierte las estructuras tradicionales de autoridad, petrecha mejor para la supervivencia a los jóvenes que a los viejos, y pone
a mucha gente en el vacío de la transición entre las tradiciones estabilizantes de la
sociedad rural y el desorden cosmopolita de las sociedades urbanas. Estos cambios
acarrean trastornos sociales temporales y algunas veces persistentes: la delincuencia, el juego, el alcoholismo, la prostitución, acompañados todos por la pérdida de tradiciones culturales que, por lo menos, aseguraban una identidad en el
espacio y en el tiempo.
Dirigentes populares y políticos de Papua Nueva Guinea se lamentan,
frecuentemente de cambios tecnológicos mal adaptados. N o está claro, sin
embargo, que se efectúe una integración meditada e inteligente entre causas y
efectos y que se trate de comprender la evolución de los cambios tenidos por
indeseables, de m o d o que pueda producirse una estrategia del desarrollo realmente
correctora.
Suele darse, por ejemplo, un prejuicio contraproducente según el cual la
investigación, para un país en desarrollo, es una actividad injustificada, confundiendo así la investigación fundamental con la aplicada. La tecnología nueva originada en los países pequeños del tercer m u n d o es escasa, pero, por el contrario,
es m u y importante la repercusión social y económica de la tecnología transferida
desde una economía desarrollada e industrializada. Este proceso merece una
atenta comprobación e investigación antes de llevarse a cabo su promoción a
gran escala. Los ejemplos antes citados de la obtención de biogás y de la fabricación de carbón en los medios rurales ilustran bastante bien la necesidad de
dicha investigación aplicada. :
. D o s ideas corrientes influyen en la política de evaluación de la tecnologías:
una de ellas es que "lo pequeño es hermoso" y la otra, que la tecnología con alto
coeficiente de m a n o de obra es necesariamente buena para los países en desarrollo.
Aunque hay muchas razones que abonan ambas, sólo resultan válidas en contextos
específicos, si bien con frecuencia se promueven vagamente c o m o universalmente
deseables.
Lo pequeño es hermoso; ¿lo es también la tecnología
con alto coeficiente de mano de obra?
'•'•
Si, por ejemplo, u n Estado nacional con millones de habitantes dispone de
recursos para poder sustituir en todo o en parte un producto básico importado,
y desea la autosuficiencia, será inevitable la producción en gran escala. La producción de alcohol c o m o combustible en, Papua Nueva Guinea es u n ejemplo
de lo que decimos.
La producción de alcohol para combustible en los países en desarrollo es
una industria importante, aunque raras veces de gran rendimiento [Banco
Mundial, 1980]. E n este momento histórico nos hallamos a medio camino en
Evaluación y programación de tecnologias:
ejemplos de Papua Nueva Guinea
553
la transición hacia la producción económicamente competitiva de combustibles
líquidos extraídos de fuentes distintas del petróleo. E n Papua Nueva Guinea se
promovió una industria alcoholera a partir de la yuca que contó, inicialmente,
con el.concurso de pequeños agricultores, que se esperaba participarían en la
producción agrícola. M u y pronto se hizo evidente que la industria sólo sería viable
con una sofisticada administración de la plantación de yuca y ubicando la
fábrica en los terrenos mismos de la plantación. Esta combinación permite el
pleno aprovechamiento de la fibra de los tallos para combustible de la fábrica,
la utilización de la hoja c o m o alimento proteico, y el reciclado eficaz del bagazo
para emplearlo c o m o abono. Estos aprovechamientos son de gran importancia
ecológica y económica.
El transporte de las raíces, desde lás parcelas de los pequeños agricultores
hasta una fábrica, incrementaba prohibitivamente el costo, teniendo en cuenta
el bajísimo precio que podía pagarse por los tubérculos en relación con los
costos de producción si se utilizaran en la explotación agrícola misma. T a m p o c o
se podían reciclar económicamente los desechos de la destilación para ser empleados
c o m o abono en las parcelas de los aldeanos, que se encontraban demasiado
distantes. C o n precios tan bajos para sus cosechas, por otro lado, n o podían
éstos permitirse la utilización de abonos químicos. El resultado fue u n lento
deterioro del agroecosistema. .
L a solución, sencillísima, era satisfacer dos objetivos del desarrollo: el
progreso rural y una mayor confianza en los propios recursos, sin permitir que
la participación directa de los pequeños agricultores prevista condenara el plan
enteró al fracaso. L a población local participará en esta industria mediante las
oportunidades de empleo y de inversión creadas al pasar a ser propiedad de los
gobiernos nacional y provincial;
E n Fiji el enfoque fue diferente. El gobierno insistió en la participación de los
pequeños agricultores en la producción de yuca para la obtención de etanol y
fijó u n valor nominal a la- aportación de estos pequeños agricultores, valor
llamado a compensar los contra-incentivos financieros de los ingresos negativos
resultantes [ M c C a n n y otros, 1980]. Tenemos, pues, dos enfoques interesantes
del mismo problema. E n Papua Nueva Guinea no puede justificarse económicamente la solución del precio nomina, adoptada en Fiji, y se espera que la
eficiencia de la solución basada en el uso de u n menor coeficiente de m a n o de
obra resultará ventajosa, al estimular el desarrollo de industrias secundarias u
otras iniciativas rurales que se beneficien de la infraestructura creada por este primer
desarrollo económicamente sólido.
A decir verdad, la industria alcoholera de la yuca que se está desarrollando
es pequeña en todos los sentidos, con u n a capacidad de sólo siete mil litros
por día para un área cultivada de quinientas hectáreas. N o obstante, sirve para
estimular el diálogo sobre las cuestiones generales.
Desde u n punto de vista ecológico no puede presuponerse que el trabajo
554
Ken Newcombe
manual sea deseable por sí mismo. L a historia y la etnología de los grupos
cazadores-recolectores y neolíticos indican que la mayoría de ellos gozaban de
m á s tiempo libre que las sociedades contemporáneas [Sahlins, 1972]. A menos que
el equilibrio ecológico de una sociedad se rompa, nadie deseará emplear m á s
tiempo en el trabajo. El problema del desempleo suele ser m á s una ilusión que
una realidad en muchas sociedades rurales. Si la demanda de empleo monetariamente retribuido proviene del deseo de adquirir determinados productos de la
economía de mercado, tales c o m o grabadoras magnetofónicas y radios, se buscará
empleo en la medida justa en que satisfaga estas necesidades, y, según muestra la
experiencia de Papua Nueva Guinea, este empleo suele ser generalmente
discontinuo.
...';•'•.
Si además de emplear altos coeficientes de m a n o de obra, los m o d o s de
producción con que se cuenta son los menos, eficientes para transformar
recursos en bienes, c o m o en el ejemplo del carbón de leña antes expuesto, aún
cabe menos justificación para este m o d o de producción por sí mismo. E n
realidad, con m u c h a frecuencia la tecnología m á s excelente, la. que refleja una
consideración inteligente y meditada de los condicionamientos sociales, de los
recursos naturales y financieros, ofrecerá ventajas en todos los países, desarrollados o en desarrollo, y no exclusivamente para éstos o para aquéllos; E n cualquier caso, n o hay ninguna ley tácita que separe al tercer m u n d o del primero en
cuanto a los tipos de tecnología presuntamente idóneos a cada lado de la línea
separatoria. El primer m u n d o n o tiene ningún derecho preferente sobre la sofisticada tecnología de primera clase que le conviene adoptar. L a evaluación de tecnologías debería efectuarse más bien de forma global, de m o d o que refleje una
apreciación de todos los factores que influyen en el bienestar h u m a n o y en la producción económica de u n ecosistema determinado. M e inclino a creer que, en
numerosas ocasiones, u n despliegue adecuado de cantidades reducidas de electricidad solar P V C y de microprocesadores puede aumentar considerablemente la
productividad biológica y social de una sociedad rural tradicional que hasta el
presente haya adolecido de desequilibrios entre población y recursos.
Hacia una evaluación global
C o m o he esbozado anteriormente, los problemas de la limitación de tiempo
y de recursos humanos, y la indudable conveniencia de u n desarrollo rápido
en u n m u n d o sediento de beneficios, se oponen a una escrupulosa evaluación
ecológica del desarrollo industrial previsto y de la repercusión social de la tecnología que ha de aplicarse.
Sin embargo, la experiencia del pasado, la ignorancia y los fracasos resultantes n o deben desanimarnos. Debido al fracaso del desarrollo precedente,
guiado por el lucro y la rapiña, muchas autoridades de países de economía central-
Evaluación y programación de tecnologías:
ejemplos de Papua Nueva Guinea
555
mente planificada han tomado conciencia de los costos económicos del cambio
social, reconociéndolo c o m o u n componente esencial en la ecuación costo socialbeneficio. A u n q u e pueda carecerse de las calificaciones, de la experiencia y de la
metodología de u n análisis ecológicamente orientado indispensables para c o m prender las ventajas y desventajas sociales de un proyecto o plan de desarrollo,
no creo que falte el interés a este respecto.
Se necesita elaborar metodologías, así c o m o ahondar la experiencia de su
aplicación a problemas concretos. Esto ayudará a definir las formas en que las
actitudes culturales, las creencias y las expectativas a que dan lugar inciden directa
e indirectamente sobre problemas aparentemente sencillos de extracción y utilización de recursos, y se manifiestan en los cambios hasta el último renglón del
balance financiero. El aumento del número de organismos y de instrumentos
legislativos para la protección del medio ambiente, y, m á s recientemente, la
proliferación de políticas energéticas y de centros de planificación, indican que
en los próximos cinco|o diez años los cambios en el enfoque institucional de
estos problemas a nivel nacional e internacional pueden generalizarse.
Quizá el enfoque m á s sencillo e inmediatamente m á s eficaz de este problema del cambio tecnológico que cualquier gobierno pueda adoptar sea tan solo
exigir que, en todo proyecto de desarrollo se atiendan los costos y beneficios biológicos y sociales antes que las consideraciones de orden técnico, mecánico o
financiero. Este orden de intereses propuesto elimina el clásico problema del
impulso que cobran los proyectos de gran envergadura en cuanto se trasluce que
hay en ellos dinero, al menos para alguien. Con harta frecuencia, cuando se exponen
los intereses sociales, ya se han gastado los fondos destinados a los estudios de
viabilidad, y los que lo hacen son considerados c o m o u n a peste que intenta
frustrar el desarrollo económico, tan urgente y tan necesario.
Si el análisis se hace a fondo, y si desde el comienzo se estudia si la
tecnología es social y biológicamente aceptable, además de estratégicamente
oportuna, se evitarán situaciones políticamente embarazosas. L a controversia
debe suscitarse antes, n o después de formalizados los compromisos; sólo así podrá
favorecerse u n enfoque ecológicamente positivo de la evaluación de tecnologías.
[Traducido del inglés]
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Interacción entre ciencia,
tecnología y sociedad:
perspectivas históricas y comparadas
A . Rahman
Introducción
L a interacción de la ciencia y de la tecnología con la sociedad puede ser considerada desde varios puntos de vista. Se la puede estudiar en tanto que elemento
del desarrollo de la sociedad europea, de su estructura interna, de su sistema de
valores y de su ideología, y del rol que desempeñaron estos últimos en su
evolución social y política, c o m o desde el punto de vista del impacto que tuvo el
desarrollo europeo en Asia. A m b a s dimensiones serán examinadas aquí.
Francis Bacon previo claramente el papel que podían desempeñar la ciencia
y la tecnología en el desarrollo de una sociedad industrializada, la forma en que
deberían estar organizadas para lograr u n m á x i m o de resultados, y el tipo de
perspectiva que habrían de desarrollar los hombres dé ciencia para desempeñar un
rol eficaz1.
El primer efecto causado por el desarrollo de la ciencia y de la tecnología
—la aplicación de ideas creadas por la primera y las innovaciones realizadas en la
segunda— fue el de alentar esperanzas de una nueva sociedad, que respondería a
todas las necesidades y permitiría el desarrollo de la creatividad de todos sus
miembros 2 .
Las esperanzas suscitadas por los adelantos de la ciencia y de la tecnología,
el ethos de la sociedad que éstas engendraron, pueden resumirse brevemente.
E n primer lugar, se llegó a considerar a la ciencia y a la tecnología c o m o una fuerza
independiente en el seno de la sociedad, y se pensó que su desarrollo sería determinante para el futuro de la misma. E n segundo lugar, se consideró que el desarrollo de la ciencia y de la tecnología, así c o m o su aplicación, conducirían a la
modernización de la sociedad, y por lo tanto cualquier resistencia a este proceso
era considerada reaccionaria. L a transferencia de ciencia y de tecnología por
A . Rahman es jefe de planeamiento y director del Centre for the Study of Science, Technology and
Development del Council for Scientific and Industrial Research, Rafi Marg, Nueva Delhi, 11001
India.
Rev. int. de cieñe, soc, vol. XXXIII (1981), n.° 3
558
A. Rahman
parte de países europeos "benévolos" hacia países en desarrollo debía supuestamente tranformar y modernizar a estos últimos; se establecieron, consecuentemente, varios índices para evaluar este progreso. E n tercer lugar, se consideró
a la ciencia y a la tecnología c o m o social, política y éticamente neutrales. L a
responsabilidad del mal uso de la ciencia y de la tecnología recaía en lòs utilizadores, y no en los científicos y tecnólogos. Por último, se supuso que, c o m o
resultado de estos adelantos, u n a perspectiva científica por u n lado, y el desarrollo de fuerzas de producción, por otro, permitirían resolver los conflictos sociales
y políticos.
Opiniones acerca de la ciencia, la tecnología
y la sociedad
Sin embargo, n o sólo estas esperanzas n o se cumplieron, sino que surgieron n u m e rosos interrogantes acerca de cada uno de los supuestos antes mencionados.
Se plantearon posteriormente nuevos cuestionamientos, c o m o fueron por ejemplo,
las formulaciones marxistas, que experimentaron ellas mismas u n cambió importante desdé la época.de J. D . Bernai y otros estudiosos de los años treinta. E n las
obras de los marxistas anteriores, la ciencia era considerada c o m o una fuerza
positiva, y sus desviaciones y malos usos eran imputados al sistema capitalista.
E n consecuencia, para eliminar estos inconvenientes, bastaba con controlarla
políticamente. Algunos de los marxistas contemporáneos, tales c o m o Gary
Wersky, David Dixon, Hillary Rose y otros, vinculados con diferentes movimientos
de izquierda, propusieron distintas formulaciones ideológicas. Según Dixon,
por ejemplo, la visión científica del m u n d o es una representación ideológica —o
inclusive una legitimación— del m u n d o burgués, pero en su calidad de herramienta intelectual que los capitalistas utilizan para organizar, planificar y controlar
el proceso de trabajo es, en realidad, u n elemento constitutivo de ese m u n d o . Y ,
"la necesidad de esta herramienta no ha sido determinada solamente por la necesidad de aumentar la 'eficacia' de la producción en un sentido neutral, sino además
por la necesidad que tiene el capital de imponer dicha organización, planificación
y control al trabajo, a fin de asegurar la creación y la subsecuente apropiación de
la plusvalía."3
La otra reacción frente a la ciencia y a la tecnología proviene de los h u m a nistas, y fue bien formulada por Morazé: " L a ciencia no le aporta [a la raza
humana] ni los medios de supervivencia, ni una explicación de las privaciones
padecidas o de la muerte." El nuevo saber y los conocimientos técnicos beneficiaron a los privilegiados de este m u n d o a expensas del resto. "La ciencia eliminó
de sus objetivos propios todo lo que había-de h u m a n o en la naturaleza, creyendo
que la solución de los problemas materiales bastaría para que los demás problemas
—espirituales, psicológicos, sociales o culturales— se resolvieran por sí mismos,
Interacción entre ciencia, tecnologia y sociedad
559
c o m o consecuencia de la síntesis esperada. Al n o poner a la humanidad c o m o
objetivo, contribuyó a traicionar las promesas de libertad, igualdad y fraternidad."1
Por otra parte, Morazé insiste en que, mientras el espíritu analítico condujo
a abandonar los valores supremos y la síntesis humanitaria, la preocupación por
la guerra llevó a la civilización a perder su autenticidad. L a ambición de los empresarios, de las sociedades, de las clases, de las naciones y dé los Estados tuvo c o m o
resultado la producción y la venta de bienes que devaluaron a las culturas. Por
último, el enfoque analítico desarrolló u n lenguaje esotérico que terminó por hacer
incomprensibles los nuevos adelantos y sus implicaciones para la población. El
resultado es que esta última n o puede participar en el proceso de t o m a de decisiones, ni influenciar la orientación del progreso de la ciencia, ni el fin con el que
se la utiliza. E n consecuencia, la ciencia se ha convertido en u n coto privado y
en u n instrumento en manos de los que detentan el poder. Esta situación se asemeja a aquella en que los sacerdotes utilizaban el invento de la escritura c o m o instrumento para controlar y utilizar el saber, afinde promover una sociedad de clases.
Estos análisis, formulados en distintas épocas de la historia de la cultura
europea, revelan la dualidad del impacto del desarrollo de la ciencia y de la
tecnología en la sociedad, así c o m o el tipo de reacciones que ambas provocan en
circunstancias diferentes. Dichas reacciones, c o m o puede observarse en los comentarios de Dixon y de Morazé, son también el resultado de nuevas percepciones
que surgen de las esperanzas creadas y frustradas, de los nuevos problemas
suscitados y de la búsqueda h u m a n a de nuevos objetivos. Esas nuevas percepciones tienen características sociales, en la medida en que aspiran a la igualdad y
a la justicia, tecnológicas, puesto que se basan en la evaluación del impacto de las
nuevas tecnologías, ambientales, porque surgen del impacto de la polución
y del deterioro del balance ecológico, y son también juicios morales y éticos inspirados por la desviación de recursos y de energías creativas hacia fines de
destrucción6.
Aparte de la interacción entre la ciencia y la sociedad en la cultura europea,
una dimensión importante del tema es la interacción entre Europa y Asia, a lo
largo del periodo en que la ciencia y la tecnología se desarrollaban. El estudio
de este último aspecto es vital para nuestra comprensión del problema, por dos
motivos. E n primer lugar, los recursos para el desarrollo de la ciencia y de la tecnología y su vinculación con la industria fueron suministrados por los países
asiáticos, que se convirtieron en semicolonias o colonias. Cuanto m á s importantes
eran los recursos aportados, mayor era el desarrollo de la industria que llevaba
a una demanda de nuevos conocimientos. Esto significaba progreso en la ciencia
y en la tecnología, y cuanto mayor era el progreso, mayor era la explotación de
las semicolonias o colonias.
E n segundo lugar, después de la segunda guerra mundial, dichas colonias,
una vez que lograron su independencia política, intentaron obtener la independencia económica y: alcanzar determinados objetivos sociales. E n este proceso,
560
A. Rahman
tendieron a reconsiderar la civilización europea, su cultura y sus valores, así c o m o
a revalorizar su propia cultura, historia y civilización, para evitar los escollos de
aquélla, y superar sus propias limitaciones. Algunos de los supuestos básicos
que hasta ese m o m e n t o habían sido plenamente aceptados fueron profundamente
cuestionados.E n este contexto, la comprensión de las relaciones históricas entre la ciencia,
la tecnología y la sociedad, así c o m o entre Europa y Asia, cobró u n nuevo significado. Se había considerado durante largo tiempo a la ciencia y a la tecnología
c o m o fenómenos europeos, cuyos orígenes se situaban en la antigua Grecia. Se
hizo caso omiso del desarrollo de la ciencia, de su estructura conceptual y de su
contribución al desarrollo de las antiguas civilizaciones de Asia. L o mismo ocurría
con el desarrollo medieval de la ciencia y la tecnología y su contribución a la
cultura y a la civilización de esa época en Asia, denominada "el oscurantismo".
E n consecuencia, se desposeyó de sus raíces a la estructura conceptual y la c o m prensión teórica del proceso de desarrollo dé la ciencia y de la tecnología, y en u n
esfuerzo de evaluación comparada de sus funciones y de las interacciones entre
las diferentes culturas y civilizaciones, terminaron sirviendo el propósito de la
hegemonía política e intelectual de Europa.
Dimensiones históricas de la ciencia y de la tecnología
en las culturas no europeas
Los estudios relativos a la historia de la tecnología pusieron en evidencia los
modelos culturales y económicos de la sociedad, que evolucionaron c o m o consecuencia de las oportunidades creadas por la innovación y el cambio tecnológicos.
U n examen m á s detallado revelaría asimismo que ambos fenómenos se producían
al m i s m o tiempo, con interacciones entre u n o y otro, de manera tal que se hace
difícil identificar la causa y el efecto.
Históricamente, existen' cinco regiones culturales importantes: la europea,
la árabe (incluyendo a África del norte), la persa, la india y la sinojaponesa. Las
ideas y los descubrimientos científicos son lo suficientemente conocidos c o m o para
revelar n o solamente la naturaleza de los conocimientos desarrollados durante
las diferentes épocas, sino también una perspectiva histórica. L a historia de las
innovaciones tecnológicas está menos documentada y es en todo caso fragmentaria.
E n el caso de Europa, pese a numerosas lagunas del conocimiento, existe una
reseña bastante completa dé las innovaciones tecnológicas, sus aplicaciones y su
evolución6. También se dispone actualmente de u n conocimiento cada vez m á s
amplio referente a Japón 7 y China8, que, en aproximadamente una década, podrá
aportar una mejor comprensión y contribuir a dar una imagen comparada de la
evolución de las culturas europea y sinojaponesa. Esta situación no es tan alentadora en lo que se refiere a las culturas árabe, persa (que también incluye a Afga-
Interacción entre ciencia, tecnología y sociedad
561
nistán y Asia central soviética) e india. Actualmente se están fomentando estudios
acerca de la ciencia árabe, pero la atención prestada a la tecnología no es tan
importante c o m o debiera8. También se está estudiando Asia central soviética,
y se han hecho importantes descubrimientos, pero no se ha sentido aún el impacto
real de los conocimientos disponibles debido a las dificultades de traducción10.
Los estudios relativos a la tecnología en la India son escasos; n o existe, por lo
tanto, una buena comprensión de la base tecnológica de las diferentes culturas
que se desarrollaron en la India c o m o consecuencia de diversas influencias externas
y de las innovaciones introducidas en distintas épocas de la historia11. Por este
motivo puede resultar difícil analizar comparativamente una innovación y su
impacto en diferentes sociedades en u n periodo determinado. Es sin embargo
posible describir brevemente la manera en-que los conocimientos, basados en la
estructura de la sociedad y en sus objetivos, fueron orientados hacia usos específicos. Algunos ejemplos de la India pueden ilustrar,lo que antecede.
El periodo medieval
L a sociedad medieval tenía, entre otras, dos necesidades principales: la agricultura y los armamentos. E n el ámbito de la agricultura, el objetivo consistía
en el perfeccionamiento, tanto para incrementar los beneficios, c o m o para aportar
variedad a fin de responder a la demanda de los ricos. N o existen demasiados
datos acerca de lo primero, excepto en el caso de la edificación y de la construcción
de depósitos de agua y de canales para la irrigación. Pero para el segundo objetivo,
existen referencias sobre la introducción y el desarrollo de nuevas variedades de
alimentos. Por ejemplo, la pina, llevada a la India por los portugueses, fue cultivada inmediatamente en los jardines reales por el emperador Jehangir, lográndose
una abundante cosecha12.
E n la época medieval se descubrió y adoptó una técnica de injertos; c o m o
consecuencia, se pudo disponer de una amplia g a m a de frutas, especialmente
tropicales, que respondían a diversas necesidades13.
E n el ámbito de los armamentos, se dio asimismo una serie de adelantos
que respondían a la demanda: una máquina para limpiar armas de fuego, u n a
ametralladora con varios cañones manejados con u n solo gatillo, que aliviaba
a los hombres en la lucha y daba una mayor potencia de fuego, y u n cañón a
rosca, apropiado para uso en terrenos montañosos y utilizable en la cima de las
colinas para mayor eficacia.
.
1
N a d a ilustra m á s claramente, empero, la relación entre las necesidades y
los objetivos de la sociedad por u n lado, y los adelantos tecnológicos, por otro,
c o m o la ingeniería civil y la arquitectura. El objetivo consistía en construir edificios
impresionantes que también fueran permanentes, para perpetuar la memoria de
sus constructores. Los mausoleos son u n ejemplo convincente. Mientras se utilizó
la piedra, su tamaño y su altura n o fueron imponentes, y la dimensión de la cúpula
562
A. Rahman
era pequeña en comparación con el cuerpo inferior. Al cabo de pruebas empíricas
(aplicando las matemáticas y el conocimiento de 'la ingeniería), los problemas
parecen haber sido resueltos de una manera m u y ingeniosa, utilizándose la piedra
c o m o material de superficie sobre una base de ladrillos y mortero, c o m o puede
observarse en los hermosos edificios que dejaron los reyes mogoles. E n cambio,
los mismos ingenieros n o pudieron construir puentes sobre los ríos, por la sencilla
razón de que los pesados estribos destinados a contener la embestida del agua y a
servir de soporte de la superestructura tenían u n efecto de obstrucción. Los aluviones acarreados por los ríos del norte de la India se depositaban en los estribos
modificando el curso de las aguas, y hacían supérflua la existencia de puentes.
Este problema no fue resuelto porque n o había una gran necesidad de puentes.
Los ríos brindaban a la ciudad una protección natural contra los invasores, y el
transporte necesario de mercancías se efectuaba cómodamente en barco14.
Este tipo de ejemplos puede mutliplicarse en las diferentes culturas, poniendo
en evidencia las respuestas tecnológicas a los problemas sociales y el condicionamiento de las innovaciones por parte de las culturas predominantes.
¿Por qué se detuvieron los adelantos de la ciencia y de la tecnología en estos
países? ¿Estaban condenados a llegar a u n punto muerto y no eran ya capaces
de evolucionar más allá? ¿Había en la sociedad india factores sociales que impedían
cualquier desarrollo ulterior? ¿ N ó había acaso necesidad de un desarrollo industrial
c o m o el que se produjo en Europa, debido a que el sistema feudal indio basado
en la tecnología medievalpodíá responder; a las necesidades de la población, y
por ló tanto no existía una motivación? ¿O acaso este desarrollo fue interrumpido
y el progreso ulterior resultó ser imposible c o m o consecuencia de la colonización?
Tecnología, revolución industrial y sociedades asiáticas
U n análisis del impacto de la tecnología en la sociedad, después de la revolución
industrial en Europa, revela una serie de factores sumamente importantes.
L a revolución industrial en Europa, basada en la utilización de las innovaciones tecnológicas, en la organización de los métodos de producción y en el
desarrollo del comercio, extendió la esfera de influencia de los países europeos
a África, Asia y a las Américas. El impacto de estos adelantos tuvo formas diferentes en los distintos países en cuanto a la evolución de la tecnología, su utilización en la producción y sus efectos en la sociedad. Pueden ser clasificados en
categorías según la situación de u n país o de una región. Dichas categorías son:
a) países que recibieron la influencia, la. absorbieron y la desarrollaron a finde
adaptarla a sus objetivos y conservar su independencia política, c o m o el Japón;
b) países que conservaron una independencia nominal, o que se convirtieron en
semicolonias, c o m o Egipto o China; c) países que se convirtieron en colonias de
una u otra potencia europea, c o m o la India.
Existen variaciones y diferencias notables en el impacto que tuvieron la
IMÁGENES DE LA TECNOLOGIA
(Documentación fotográfica de Florence Bonjean)
Los eternos clásicos
\ntiguo horno
;riego.
Rapho
L a estética de los artefactos
"Cho-cho" de
Etiopía: recipiente
para mantequilla o
leche, hecho de
calabaza y hierbas
entretejidas y bandas
de cuero.
íerramienta de
:arpintero japones
jara trazar las
íneas de corte de
as vigas.
Duchara yoruba.
bandado ruso, de
lierro y bronce.
Silla italiana
:ontemporánea.
Las tecnologías cambian, las formas persisten
Gerster-Raphd
Edificio de cañas
en el bazar de
Bagdad.
U n automóvil Lorraine-Dietrich.
Especificaciones para una diligencia
Experimentos
U n experimento con
electricidad realizado
por Watson en el
Támesis. Londres,
siglo xviii.
S5
mmmy
/
•' »
i
s ' ' *•
M/í,
Édimages
Globo experimental
construido en 1709
por Laurent
G u z m a o , un monje
de Río de Janeiro,
del cual se hiciera
una demostración
al rey de Portugal.
Elevado con aire
caliente, la parte
superior es de papel
tensado sobre una
estructura de caña.
L a Inquisición hizo
detener los trabajos
posteriores
relacionados con el
globo.
El cohete imaginario
^><<^¿^^^¿^^^^^%^¡^^' f^^"^É¡l5l
Ilustraciones de la
obra de Julio Verne,
De la tierra a la lima.
Ilustración de Boris
Vallejo para la novela
de Frederik Pohl,
Gateway.
Las glorias de la mecanización agrícola
Instrumento del
siglo xvii para
"secar la tierra,
destoconar, eliminar
piedras y arrancar
las malezas",
destinado a mejorar
las cosechas.
Utilizado en
Alemania y en los
Países Bajos.
Snark International
" L a cosecha en una
granja próspera",
por W . A . Rogers,
Harper's Weekly,
29 de agosto de 1891.
Ornamentación nostálgica
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Puente sobre el río
Elba en Hamburgo
(1877).
El afán de la construcción
Construcción de un
edificio en el antiguo
Egipto.
E n la "cima" de un
rascacielos de Chicago.
y
'"";í%¡S8
'
L a simbiosis del hombre y la máquina
Fundición del capitel
de bronce de la
columna de
Alejandro de San
Petersburgo (Rusia),
en una herrería de la
ciudad (1834).
Fundición
automatizada para
construir modelos de
cera reproduciendo
las formas de paletas
de turbinas de
motores de avión.
Pasando de robot
en robot, el proceso
toma alrededor de
dos horas. Talleres
Pratt y Whitney.
East Hartford,
Connecticut, Estados
Unidos de América.
Improvisaciones con tecnologías mixtas
Automóvil a vapor.
Radio montada
sobre una
motocicleta.
La dimensión humana
Modelos que ilustran
el principio de
funcionamiento del
puente sobre el
Firth of Forth, en
Escocia (1890).
Aliviando el trabajo
Snark International
Zimberoff-Sygma
sWi*
5f ^ T
Y »fa
U n cromo francés
de alrededor de 1900,
anticipando lo que
será un aula de
clases del año 2000.
U n aula de clases
en 1980 (Estados
Unidos de América).
Antigua aspiradora
que requiere la
presencia de dos
personas para
accionar los fuelles.
Máquina de
desenvainar guisantes
capaz de hacer el
trabajo de "varios
centenares de
mujeres".
Édimages-Forest
Adaptándose al medio tecnológico
Snark International
L a actriz francesa
Beatrix Dussane en
un estudio de
grabación (1920).
El único m o d o de
gozar de un paseo
în automóvil por
:aminos polvorientos.
Adopte trajes de
este tipo,
herméticamente
¡errados y garantidos
eontra el polvo.
Ensamblaje de
piano, c a m a ,
escritorio, cajones,
lavabo, etc., ideado
para ahorrar
espacio (1866).
Tecnología divertida
Henri Cartier-Bressor
Motocicleta
tachonada de
artilugios.
Sistema video
japonés: la cliente
se observa a sí
misma con su
peinado futuro.
U n a predicción que no se hizo realidad
Automóvil a vapor
de Londres a
Buckingham.
A
£
^ ' '
;
Interacción entre ciencia, tecnología y sociedad
563
tecnología europea, su asimilación y su desarrollo dentro dé cada categoría,.y
las mismas deben ser estudiadas detalladamente. Pueden mencionarse aquí,
empero, algunos puntos generales.
: El Japon conservó su independencia. Los profesores de ciencia y tecnología
y los futuros docentes nacionales fueron enviados al extranjero para su formación.
La ciencia y la tecnología se enseñaron entonces en japonés, y se decidió realizar
importantes inversiones en la industria, aún cuando se trataba de una industria
de armamentos, y por lo tanto de una vía independiente de desarrollo15. E n el
Japón, c o m o en Europa, corren a la par el progreso de la tecnología y su utilización en el desarrollo industrial y en la industria de los armamentos.
Kinnosuke, al comparar las historias europea y japonesa, describe las diferencias en la interacción entre la tradición científica y el papel que ésta desempeña
en la sociedad. A su juicio, en el Japón la ciencia era un elemento de la estructura
feudal y burocrática y no fomentaba tradiciones de libertad. La comunidad científica, al ser controlada por el gobierno, n o manifestaba una conciencia social
ni jugaba un papel de guía en la transformación social. El resultado fue una división en camarillas académicas con tendencias autoritarias16.
E n la India, los británicos importaron la ciencia y la tecnología oponiéndose
a la tradición local. A m b a s fueron encauzadas confinesde explotación y su desarrollo era regulado por necesidades políticas. Existían semejanzas con la situación
cultural feudal y burocrática imperante en Japón, que aún hoy domina su ethos.
Ulteriormente, los. científicos indios desarrollaron dos culturas: la, primera era
el fruto de su capacitación científica y de su práctica en laboratorio, y la segunda
el resultado de su entorno social, de su pasado cultural y de sus aspiraciones
nacionalistas17.' Dadas las circunstancias, la comunidad científica n o adoptó
las características y las funciones que asumieron y desempeñaron los científicos
europeos.
E n los países que eran nominalmente independientes o semicolonias (aunque
más adelante se convirtieron en colonias), la ciencia y la tecnología n o tuvieron
arraigue, si bien fueron importadas de Europa. Existen ejemplos claros en África.
El emir Abdul al Kader (1832-1847), de Argelia, demostró gran interés por la
tecnología europea, e hizo m u c h o para fomentar la industria en ese país importando técnicos franceses. Sin embargo, se desprende del historial que sus.esfuerzos
no tuvieron m u c h o éxito, y que la ciencia y la tecnología europeas n o lograron
implantarse18. L o m i s m o ocurrió con los esfuerzos del sultán Said bin Sultan,
de O m á n (1806-1856), quien, con la ayuda de técnicos europeos, puso en marcha
un ingenio azucarero en Zanzíbar. L a empresa fracasó, sin embargo, con la
partida de dichos técnicos19. La misma historia se repitió con los esfuerzos más
amplios de M o h a m m a d Ali, de Egipto (1805), quien, con la colaboración de
ingenieros franceses, construyó varios diques y canales de irrigación. Para realizar
sus numerosos programas técnicos también recurrió a una gran cantidad de científicos, ingenieros y técnicos europeos. Mientras estuvieron a cargo de los europeos,
564
A. Rahman
las industrias continuaron funcionando pero fracasaron en cuanto estos últimos
partieron20.
Cabe analizar brevemente las posibles causas del fracaso de estas empresas.
E n primer lugar, n o formaban parte de la evolución tecnológica de los oficios
nativos, c o m o fue el caso en Europa. N o se intentó lograr que la m a n o de obra
técnica local comprendiera los procedimientos y continuara utilizándolos después
de que se fueran los técnicos extranjeros. E n este proceso intervenían también
factores políticos. Es posible que la población nativa no tuviera en esa época la
perspectiva.tecnológica necesaria para el desarrollo. E n vista de este último factor,
la tecnología occidental y la industria basada en ella no produjeron ningún efecto
hasta los tiempos modernos. Se puede constatar aquí u n marcado contraste con
el Japón, probablemente debido a que este último tenía una política bien definida
de desarrollo nacional global, que se extendía de la educación a la creación de
industrias. Al convertir a la ciencia y a la tecnología en una parte del sistema
educacional, los japoneses aspiraban a crear una m a n o de obra técnica local.
Esperaban originar una comprensión técnica en la sociedad y un ethos tecnológico,
e incrementar de ese m o d o la eficiencia y la productividad. Al establecer industrias
básicas, brindaban una salida a las energías creativas y proporcionaban empleo.
Por último, consideremos brevemente el caso de la India. C o n la colonización, se observa un esfuerzo bien organizado y dirigido para destruir las industrias
locales, y convertir al país en una fuente de materias primas para las fábricas de
Gran Bretaña, y en un mercado para los productos acabados.
El desarrollo de la industria británica, así c o m o las necesidades que creaba,
implicaban que el progreso de la ciencia y de la tecnología estuviera basado en
gran medida en la colonización de la India por los británicos, en beneficio de los
fabricantes de la metrópoli. Según Eric H o b s b a w m , Gran Bretaña daba el impulso
"capturando una serie de mercados de exportación de otros países y destruyendo
la competencia local dentro de cada país, utilizando medios políticos o semipolíticos de guerra y colonialismo"21. Esta colonización condujo a la supresión de
las exportaciones textiles indias hacia Gran Bretaña22, y el subcontinente indio
"se abrió a la desindustrialización y a la importación masiva del algodón de
Lancashire"23. Lasfinalidades,el grado de organización y el logro de este proceso
de desindustrialización pueden ser comprendidos mediante las observaciones
de R . M . Grindlay (1837): " L a India jamás podrá volver a ser un gran país industrial, pero cultivando sus relaciones con Inglaterra puede ser uno de los países
agrícolas m á s importantes."21
Para facilitar el transporte de materias primas y de productos acabados
se desarrolló una red de ferrocarriles, carreteras y medios de comunicación,
correos y telégrafos25. El objetivo de estas innovaciones tecnológicas y de su
utilización, poco tiempo después de su introducción en Europa, no era el de aportar
el cambio social y la prosperidad, c o m o ocurrió en Gran Bretaña, sino el de acelerar el proceso de subdesarrollo del país.
Interacción entre ciencia, tecnología y sociedad
565
Los medios de transporte y comunicación estaban destinados a establecer
un control eficaz, mediante comunicaciones fáciles y el inmediato despliegue de
tropas en la colonia. C o n el objeto de asegurar las materias primas y organizar
el sistema de transportes, se realizaron estudios para trazar el m a p a del país,
con sus características geológicas y sus recursos naturales. Para la explotación
de estos últimos, se incrementó notablemente la actividad minera 26 . Por último,
se crearon varias instituciones para formar técnicos que pudieron trabajar bajo
la tutela de los británicos y colaborar en la explotación ulterior del país.
Los efectos de la explotación de la India, la destrucción de las industrias,
la difícil situación de los artesanos, el desempleo, la pobreza y la miseria, así
c o m o la destrucción de la sociedad en su conjunto, fueron descritos detalladamente
por M a d a n M o h a n Malviya, en su nota de disentimiento dirigida a la Comisión
Holandesa27. H o b s b a w m describe su impacto en Gran Bretaña de la manera
siguiente: " M á s aún, la guerra —y en particular esa organización de mentalidad
comercial y de clase media que era el Ejército Británico— contribuyó en forma
todavía m á s directa a la innovación tecnológica y a la industrialización. Sus
necesidades no eran insignificantes: el tonelaje del ejército aumentó de aproximadamente 100 000 en 1685 a 325 000 en 1760, y su demanda de armas se incrementó sustancialmente, aunque en forma menos drástica [...] A los hombres de
negocios les convenía introducir métodos revolucionarios para abastecerla. A
m e n u d o , encontramos algún inventor o empresario estimulado por tan lucrativa
perspectiva. Henry Cort, que revolucionó la manufactura del hierro, comenzó
en el decenio de 1760 c o m o agente del ejército, tratando de mejorar la calidad del
producto británico con miras al. suministro de hierro a el ejército."28
: ¿Cuál fue el impacto de estos adelantos y qué oportunidades brindaron a
los hombres y a las.sociedades? E n primer lugar, dichos adelantos justificaban una
explotación despiada. El empleo de niños y mujeres c o m o m a n o dé obra, durante
largas horas, en condiciones antihigiénicas y subhumanas, con sueldos inferiores
al nivel de subsistencia, se justificaba c o m o u n precio que había que pagar con
miras al progreso y a una prosperidad futura. Se fomentaban conceptos de "lucha
por la existencia" y "supervivencia del m á s apto" para dar a la explotación la
apariencia de una ley natural. M á s aún, c o m o prolongación, se promovió la idea
de razas superiores e inferiores, y se desarrolló el conjunto de lafilosofíay de la
ideología del imperio, de las que Kipling fue u n célebre portavoz29.
Otra dimensión de este proceso fue la separación que se produjo entre
justicia y ética por u n lado, y ciencia y tecnología por otro. U n a vez introducida
esta separación, la cuestión de supeditar el adelanto de la ciencia y de la tecnología
a consideraciones y valores humanos se resolvió por sí sola; dicho adelanto sólo
podía ser juzgado a partir de factores internos —de sofisticación—pudiéndose
entonces dar libre curso a la tendencia a la explotación y a la utilización de la
ciencia y de la tecnología con fines destructivos.
E n este proceso, en lugar de controlar el desarrollo, el individuo se convirtió
566
A. Rahman
en una cifra dentro de la fuerza de trabajo y en una unidad de consumo de mercancías producidas masivamente, y, en ambos casos, en una fuente de beneficios
para los fabricantes. M á s aún, la función y los objetivos de la industria sufrieron
también u n cambio radical: de aspirar a satisfacer necesidades pasaron sencillamente a aspirar obtener ganancias. E n consecuencia, la ciencia y la tecnología
fueron orientadas cada vez m á s hacia el incremento de los beneficios. C o n este fin,
se realizaron estudios acerca de la productividad, comenzando por u n estudio
de tiempo/movimiento, se iniciaron gran cantidad de investigaciones, tales c o m o
la forma de aumentar el volumen de agua en el pan, e innovaciones tecnológicas
c o m o aquellas destinadas a hacer que los productos cayeran rápidamente en desuso.
A d e m á s , se empleó la motivación psicológica para crear una demanda de mercancías, se fomentaron frecuentes cambios en la m o d a afinde mantener la producción,
y se desarrolló lafilosofíadel desperdicio y del consumo para cubrir la capacidad
productiva y los beneficios. El libertinaje refleja la forma en que se degradaron
los valores culturales y nacieron nuevas costumbres. Éstas, a su vez, tendían a
regir las innovaciones tecnológicas.
Esta evolución que se estaba produciendo en Europa, provocó distintas
reacciones en los países en vías de desarrollo, según la clase social que afectaba. :
E n la India, según fue interpretado en diferentes escritos de autores del
norte de ese país, las reacciones se podrían resumir de la siguiente manera: a) los
ingleses eran seres superiores y debían ser imitados; b) puesto que los británicos
habían conquistado el país y lo explotaban en forma despiadada, había que
oponerse a ellos y a todo lo que traían —incluyendo la ciencia y la tecnología:
en consecuencia, gran parte del movimiento nacional aspiraba a reanimar las
artes y artesanías medievales; y c) la ciencia y la tecnología constituían un elemento
nuevo y poderoso de la cultura europea, y si la India deseaba tener sus propias
creaciones, debía adoptarlas y desarrollarlas30.
C o n el tiempo, las demandas de la colonización y de la explotación provocaron una serie de fenómenos. U n o de ellos fue la educación técnica. Se crearon
una serie de instituciones técnicas, escuelas profesionales, establecimientos de
investigación, asociaciones y periódicos. Se produjo entonces u n incremento de
la m a n o de obra especializada, que a su vez comenzó a presionar sobre la estructura.colonial31. Aparecieron así dos tendencias. E n primer lugar, una orientación
hacia la reanimación de las industrias locales basadas en artesanías, telas y tejidos
hilados a m a n o ; los telares manuales se convirtieron en el símbolo de la lucha
nacional contra la dominación extranjera. L a punta de lanza de esta tendencia fue
Gandhi y su influencia fue considerable en la creación de un sentimiento de oposición a la tecnología y a la ciencia, consideradas c o m o ajenas a la tradición india y
c o m o instrumentos de la dominación y la explotación europeas..Se sentía que
ambas debían ser rechazadas, y que había que volver al pasado, inspirándose y
basándose en el m i s m o para forjar el porvenir. E n segundo lugar, los indios comenzaron a crear industrias en las que se aplicaba la tecnología europea para producir,
Interacción entre ciencia, tecnología y sociedad
567
por u n lado, bienes de consumo tales c o m o jabón, aceite o azúcar, etc., importados, hasta entonces de ultramar, y, por otro, materiales básicos, c o m o el hierro,
el acero y la maquinaria. Este proceso dio lugar a la importación de conocimientos
técnicos y de tecnologías a fin de responder a las necesidades de las élites. Las
industrias pesadas aspiraban, por su parte, a crear una base industrial.
El impacto social que produjo la tecnología en la India, aunque tal vez
fuese involuntario, es una dimensión del tema digna de interés. Podría resumirse
brevemente de la siguiente manera:
Se produjo el nacimiento de u n sentimiento nacional: las comunicaciones rápidas
y el sistema de transporte permitieron que la población viajara y conociera
las diferentes regiones del país, limitando de este m o d o la influencia de los
factores locales. C o m o consecuencia, una cantidad considerable de literatura
pudo presentar a la India c o m o una unidad, pese a sus diversidades.
El sistema de transporte colectivo también contribuyó a desgastar costumbres que
formaban parte de la sociedad india, basada en el sistema de castas. U n
brahmán pobre y un miembro de una casta determinada podían viajar en el
mismo compartimiento de u n tren o, dentro de una ciudad, en u n ómnibus
o tren, sentándose a veces uno junto al otro.
Efectos contemporáneos y consecuencias
El efecto m á s importante de los progresos reseñados fue, empero, la creación
de dos sectores rivales, uno basado en las artesanías, que ocupaba a gran cantidad
de individuos y que era apoyado por una parte del movimiento nacional, y el otro,
que favorecía la tecnología importada32. .
Esta dicotomía tendría serias consecuencias, ya que originó u n importante
cisma en la estructura social. Primero surgió una élite europeizada, cuyas aspiraciones, objetivos y gustos eran semejantes a los de los señores coloniales. M á s
adelante, este grupo fue reforzado por los partidarios de la tecnología importada
y de las mercancías que ésta producía: alimentos, cosméticos, tejidos y ropa,
cierto estilo de artículos para el hogar, artefactos y sistemas de entretenimiento.
La otra clase, compuesta por los sectores pobres urbanos o rurales, al margen de
los campesinos ricos, continuaron dependiendo de las artesanías y de los telares
manuales. Este cisma creó numerosas tensiones sociales. Las consecuencias de
estas últimas en una economía subdesarrollada fueron considerables, debido en
particular al papel que desempeñaron los medios de información, que daban la
imagen de una sociedad rica y próspera, y creaban aspiraciones y esperanzas en
aquellos que se hallaban privados de los beneficios de la sociedad tecnológica.
Esto repercutía especialmente entre los sectores de población instruidos, procedentes de ambientes pobres rurales o urbanos, que asistían a diversas categorías
de instituciones educacionales. Estas últimas otorgaban títulos universitarios,
568
A . Rahman
pero no impartían los conocimientos necesarios ni desarrollaban las capacidades
de los individuos c o m o para permitirles competir con aquellos que provenían de
ambientes prósperos y de mejores instituciones que, además, gozaban de la posibilidad de ir al extranjero para familiarizarse con la tecnología más reciente y con sus
posibles aplicaciones. L a imagen creada por la tecnología atrajo a muchos jóvenes
del sector rural que estudiaron ciencia y tecnología, mediante las cuales aspiraban
a mejorar sus condiciones y a aumentar sus posibilidades profesionales futuras33.
E n la agricultura y en la distribución de las tierras se observaron, sin
embargo, consecuencias m á s graves. Puesto que son generalmente válidas para
otros países en vías de desarrollo, sólo las mencionaremos brevemente.
Al independizarse, la India no tenía alimentos suficientes para responder
a las necesidades mínimas de la población. El movimiento nacionalista, que contaba con el apoyo masivo de la población rural, sintió que la baja productividad
se debía a las pautas de distribución de las tierras. E n consecuencia, la reforma
agraria fue u n a de sus promesas m á s importantes. Se comprometió a cumplir
con sus promesas después de la independencia, y emprendió un amplio programa
de reforma agraria, que lamentablemente n o fue bien ejecutado. Sin embargo,
la población siguió aumentando, y gran parte de los que poseían tierras no contaban con los recursos necesarios para invertir en el cultivo o incrementar la
productividad31. El país pudo responder cada vez menos a las necesidades mínimas,
y para satisfacerlas, tuvo que depender de la importación de alimentos. Cuanto
m á s grandes eran las cantidades importadas, mayor era su dependencia política.
L a India emergió de este círculo vicioso mediante la realización de inversiones científicas y tecnológicas masivas, desarrollando una agricultura de alto
valor energético y utilizando variedades agrícolas de rendimiento elevado. El
incremento de la producción alimenticia tuvo dos consecuencias principales. E n
primer lugar, la India fue autosuficiente en materia de alimentos, y por lo tanto
políticamente m á s independiente. Por otra parte, también producía recursos que
podían ser y fueron utilizados para el desarrollo industrial. E n segundo lugar, la
agricultura de alto valor energético sólo podía ser practicada por agricultores
ricos, que podían efectuar las inversiones de equipo necesarias: bombas para
irrigación, pesticidas, y suficientes fertilizantes para asegurar cosechas abundantes.
El impacto social fue la anulación de los efectos de la reforma agraria. Los campesinos pudientes se enriquecieron aún m á s , y los pobres se empobrecieron.
U n a vez m á s , los campesinos ricos pasaron a ejercer una influencia considerable
en el sistema político y a utilizar dicha influencia para su propio beneficio a
expensas de los pobres35. :
L a primera característica significativa que surge es la dualidad del papel de
la tecnología en la sociedad. Condujo a un desarrollo m á s rápido y a una mayor
libertad, pero, cuando n o estaba socialmente controlada, creó una distancia cada
vez m á s amplia entre los que se beneficiaban de ella y aquellos que no lo hacían.
L o que es cierto en un país también es válido entre países diferentes.
Interacción entre ciencia, tecnología y sociedad
569
L a segunda característica es la importancia de crear una base científica
sólida, en términos de infraestructura y de m a n o de obra, a fin de aprovechar
plenamente las potencialidades que brinda la tecnología moderna y de cumplir
con el conjunto de los objetivos fijados por la sociedad. Esto se hace evidente
cuando se observan las culturas árabe y persa, que, c o m o consecuencia de la exportación de combustibles fósiles, se hicieron extremadamente ricas y están expuestas
a la tecnología m á s avanzada. Si se considera el impacto de la tecnología en la
sociedad, o la interacción entre ambas, c o m o que suministra una respuesta práctica y eficaz a los desafíos que afronta la sociedad y crea la capacidad de manejar
el futuro, entonces el panorama árabe cobra una importancia considerable. L a
situación puede resumirse analíticamente c o m o sigue38.
Los países árabes continúan intercambiando productos primarios e importando tecnología. H a y poca participación en la planificación y en la ejecución
de los proyectos (esto último evoca los esfuerzos realizados en el siglo xix, por
ejemplo los de M o h a m m a d Ali, en Egipto). C o m o consecuencia, la creación de
una tecnología endógena, si es que puede realizarse, es limitada. Esto también
impidió el desarrollo de una perspectiva y de un ethos tecnológico en la sociedad,
y por lo tanto la productividad es bajá y el sistema de producción está dirigido
en forma ineficiente. L a gestión y el asesoramiento se hallan en m a n o s de extranjeros, y el resultado es el siguiente: a) falta de información acerca de los progresos
y de la utilización de la información en la toma de decisiones; b) poder y capacidades de negociación limitados; c) coste elevado de la importación de tecnología,
debido en particular a la sobrefacturación del equipo y de los productos intermedios; y d) dependencia tecnológica prolongada.
Las consecuencias de la falta de infraestructura y de u n ethos tecnológico
de la sociedad, así c o m o la brecha existente en la sociedad entre aquellos que
sacan provecho del desarrollo tecnológico y aquellos que n o lo hacen, pueden
constatarse en la actual crisis de Irán. El modelo iraní de desarrollo no era diferente
del de los países árabes. L a tecnología avanzada estaba asociada con los europeos,
era importada por la élite reinante y utilizada c o m o un instrumento de explotación
despiadada y de eliminación de la población. E n consecuencia, aquellos que no
se beneficiaban de esa tecnología desarrollaron su propio ethos, en estrecha vinculación con dirigentes que se opom'an a la élite reinante y eran perseguidos por
ella. L a rebelión, cuando se produjo, no solamente derrocó a la clase explotadora,
sino que también rechazó la ciencia y la tecnología. Es interesante observar en este
contexto c ó m o pueden ser anuladas por una población las ventajas de la tecnología m á s avanzada, cuando ésta se convierte en un instrumento de explotación.
E n Irán, la población desarrolló su propia red de comunicaciones, que resultó
ser m á s eficaz y m á s rápida en comparación con el complejo sistema tecnológico
de comunicaciones implantado por la élite reinante, que se tornó inútil.
Los factores que originaron la actual situación de Irán existen en casi todos
los países en vías de desarrollo que importan tecnología sin crear la infraestructura,
570
A.
Rahman
la fuerza de trabajo y el ethos científico-tecnológico necesario. Esto crea una élite
cuyas aspiraciones y, objetivos ; están estrechamente vinculados con la cultura
europea, y priva á una amplia mayoría de la población de las ventajas del desarrollo. El resultado es que en la mayor parte de estos países, la tecnología se ha
convertido en u n a intrusión extranjera y es, frecuentemente considerada, n o
c o m o una nueva posibilidad, sino c o m o u n instrumento de destrucción de los
oficios tradicionales y de explotación y dominación extranjera, con escasas promesas de una vida diferente y mejor. D e este m o d o , la población se halla sometida
a una explotación de dos tipos, una que surge de la destrucción de sus oficios,
culturas y actitudes, y la otra que nace de los efectos deshumanizantes del desarrollo industrial. U n a tendencia que pueden adoptar los movimientos nacionales
deseosos de u n cambio radical en estos países, al prometer una vida mejor a los
no privilegiados, es la de retornar a la vida medieval, basada en una tecnología
incipiente y en las artesanías. Esta propuesta también brinda un atractivo e m o cional, pues evoca la imagen de una vida fácil, sencilla, con gran cantidad de
alimentos, aire puro y ambiente sereno, u n alivio respecto de las tensiones y
presiones contemporáneas. Al acuñar el lema "tecnología adecuada", en beneficio
de los países en vías de desarrollo, los países adelantados, han dado gran impulso
a los movimientos mencionados.
Los puntos que se desprenden de los ejemplos citados y de su breve descripción son los siguientes: a) la interacción entre la tecnología y la sociedad
depende del hecho de que la primera haya tenido arraigue en la sociedad y posea
una infraestructura bien desarrollada y m a n o de obra suficiente por u n lado,
y, por otro, de que se haya integrado en la tradición, en el ethos y en la cultura
nativos; b) las fuerzas creadas por las innovaciones tecnológicas y su aplicación
en la sociedad pueden haber incrementado la desigualdad y la injusticia o viceversa; y c) la importancia de las relaciones de la tecnología con los poderes internacionales, c o m o parte de las relaciones económicas y políticas internacionales,
es crucial, especialmente si se trata de un país en vías de desarrollo.
[Traducido del inglés]
Notas
1
2
Para una introducción general, véase Benjamin 3 David Dixon, Radical science journal, n.° 8, 1979,
Farrington, Francis Bacon, philosopher of the
p. 32.
industrial revolution, 1951. Para informaciones • 4 Charles Morazé, Science and the factors ofinequali
más especificas y detalladas, véase Francis ., •
p . 255-256, París, Unesco, 1979.
5
Bacon: advancement of learning and Novum
Para u n estudio detallado, véase A . R a h m a n ,
Organum, Nueva York, Wiley Book C o . ,
Social goals and planning of science, Nueva
1944.
Delhi, CSIR, 1978; "Introduction and conVéanse las obras de Saint Simon y otros. Véase
ceptual framework for agenda item 4 of
también J. D . Bernai, Science in history,
U N C S T E D " , Science in the future, 1979.
Watts, 1954.
• • • Véase Singer, Holmyard Hall y Williams, A history
Interacción entre ciencia, tecnología y sociedad
571
Notas (cont.)
of technology, Oxford University Press, cinco
volúmenes, y otras obras clásicas de historia
c o m o , J. D . Bernai, Science in history,
Pelican, cuatro volúmenes; véase, asimismo,
J. Bronowski y Bruce Mazlish, Western
intellectual tradition, Hutchinson, 1960.
7
S. N a k a y a m a , David Sivin y Yagi Eri, Science and
society in modem Japan, University of Tokyo 19
20
Press.
8
Joseph N e e d h a m , Science and civilization in China, 2 1
Cambridge University Press; véase también
S. N a k a y a m a y Nathan Sivin, Chinese science, 22
Cambridge, Mass., M I T Press.
9
Los estudios realizados por el Instituto de Historia
de la Ciencia, en Aleppo, constituyen u n esfuerzo importante, pero son insuficientes en
lo que se refiere a la tecnología. Pueden
13
hallarse algunas nociones al respecto en
S. H . Nasr, Islamic science, World of Islam 24
Festival Publishing C o m p a n y , 1976.
25
10
Véase, por ejemplo, un libro reciente de
26
A . R . M u h a m e d acerca de la historia del
sistema de irrigación y de canales en la edad
27
media en Uzbekistan, Tashkent en 1978.
11
Los esfuerzos realizados por la Comisión Nacional
de la India en materia de historia de la
ciencia no son en absoluto satisfactorios. Su 28
obra principal, A concise history of science, 29
no es informativa y n o aclara demasiado
este aspecto del problema.
12
M . A . Alvi y A . R a h m a n , Jehangir, the naturalist,
Nueva Delhi, Indian National Science Acad30
e m y , 1968.
13
Véase A . R a h m a n , R . N . Bhargava, M . A . Qureshi
y S . Pruthi, Science and technology in India, 3 1
Nueva Delhi, Indian Council for Cultural
32
Relations, 1973.
14
Observaciones personales del autor, basadas en el
estudio de la ¿poca medieval. A propósito,
esto se hallaba en agudo contraste con el sur
de la India, donde los ríos no transportaban
muchos aluviones y algunos de los puentes
33
construidos todavía están en pie.
15
Se hizo hincapié sobre este punto en el debate
sobre ciencia japonesa durante u n coloquio
34
realizado en el marco del Congreso Internacional de Historia de la Ciencia en Tokio
36
en 1973.
18
S . N a k a y a m a , Japanese studies in the history of
sciences, n . " 11.
17
A . R a h m a n y otros, Science and technology in 38
India, op. cit.
18
A . B . Zahlan, Technology transfer and changes in
the Arab world, Pergamon Press, 1978. Sería
interesante investigar las causas de fracaso;
¿se debió al hecho de que los técnicos europeos
no lograron formar a técnicos locales, o que
destruyeron voluntariamente las empresas
cuando se les pidió que partieran por motivos
políticos?
Ibid.
Ibid.
Eric J. H o b s b a w m , Industry and empire, Pelican,
1968.
Archibald y N a n Clow, en su libro Chemical
revolution, afirman que toda persona vestida
con estampados indios debía pagar una multa
de diez libras esterlinas, y que toda persona
que traía información era recompensada con
cinco libras esterlinas.
H o b s b a w m , op. cit., p . 49.
Daniel Thorner, Investment in empire, Filadélfia,
University of Pennsylvania Press, 1950, p . 1.
Ibid.
A . R a h m a n y otros, Science and technology in
India, op. cit.
Informe de la Comisión Holandesa, véase R a h m a n
y otros, Science and technology in India, op.
cit.
H o b s b a w m , op. cit., p. 50.
Rudyard Kipling n o era el único que cantaba:
"el este es el este, el oeste es el oeste y jamás
se encontrarán uno con otro"; también aparece en la literatura francesa, véase por
ejemplo, Flaubert en Kuchuk
Hanem.
A . R a h m a n , Science and cultural values in India,
N e w Orient, 1960.
A . R a h m a n y otros, Science and technology in
India, op. cit.
'
Tecnologías científicas y tradicionales en los países
en vías de desarrollo, conferencia presentada
por Amilcar O . Herrera, de la Fundación
Bariloche, en el Centre for the Study of
Science, Technology and Development, C S I R ,
febrero de 1975.
Aqueil A h m a d y S . P . Gupta, Opinion survey of
scientists and technologists, N u e v a Delhi,
C S I R , 1967.
K . Sundaram, "Non-cultivator household in India" (mimeografiado), 1976.
Francine R . Rankel, India's green revolution.
Economic gains and political costs, B o m b a y ,
Oxford University Press, 1971.
Zahlan, Technology transfer and changes in the
Arab world, op. cit.
Tribuna libre
En el último número de la Revista ( vol. XXXIII [1981], n.° 2) titulado "En las fronteras
de la sociología", se incluyó una serie de artículos que reflejan las inquietudes actuales
de las diversas comisiones de investigación de la Asociación Internacional de Sociologia. El trabajo que se presenta a continuación se suma a esa serie, en un área de
interés común a diversas disciplinas dentro de las ciencias sociales. Es, asimismo,
un área que ha sido objeto de una atención internacional considerable durante largos
años, y que se relaciona estrechamente con nuestro número sobre el trabajo
(vol. XXXII [1980], n.° 3).
, ;
Teoría e investigación de la alienación:
tendencias, aspectos polémicos
y prioridades
David Schweitzer*
Introducción
A pesar del relativo escepticismo imperante respecto al significado y a la viabilidad
del concepto de alienación c o m o medio de investigación social, o c o m o instrumento
para la crítica social y la acción práctica, el interés académico y científico por la
idea de alienación se h a mantenido m á s vivo que nunca en el curso de la evolución contemporánea de dicho concepto. El acervo de literatura existente sobre
David Schweitzer es profesor asociado de sociología en la University of British Columbia, Vancouver,
B.C. V6T 2B2, Canadá. Es co-redactor de la nueva publicación periódica Alienation theory a n d
research, autor de la obra Status frustration and conservatism (1974) y director de publicación,
(con R . F. Geyer) de Theories of alienation: critical perspectives in philosophy and social sciences
(1976) y de Alienation: problems of meaning, theory and method (también con R . F. Geyer,
en 1981).
" J ' .
'•
Rev. int. de cieñe, soc, vol. X X X n i (1981), n.' 3
* Nota del autor. Quedo m u y agradecido al D r . R . Felix Geyer del Netherlands Universities' Joint
Social Research Centre por su incansable e
inestimable apoyo durante casi una década
de colaboración en numerosos proyectos académicos y organizativos relacionados con el
ISA Research Committee o n Alienation
Theory and Research, entre otros, la exposición conjunta de una primera versión de este
trabajo en las reuniones del ISA Research
Council celebradas en Varsóvia en agosto
de 1980. L a labor preparatoria para el presente trabajo fue inicialmente facilitada por
una beca especial concedida por el Consejo
de Investigación en Ciencias Sociales y H u manidades del Canadá.
574
David Schweitzer
filosofía y ciencias sociales, inmenso y en rápido aumento, y el grupo cada vez
m á s numeroso de estudiosos e investigadores actualmente empeñados en la
teoría y estudio de la alienación a escala internacional y multidisciplinaria, indican
que el estudio de la alienación aflora hoy c o m o un firme y legítimo campo de
investigación por derecho propio [como lo demuestran las obras importantes
aparecidas en la última década, véase Schaff, 1981; Geyer y Schweitzer, 1976,
1981; Geyer, 1980; Archibald, 1978; Torrance, 1977; Brenner y Strasser, 1977;
Oilman, 1976; Ludz, 1975; Meszáros, 1975; Gabel, 1975; Rinehart, 1975; Markovic,
1974; Johnson, 1973; Schwartz, 1973; Finifter, 1972; Walton y Gamble, 1972;
Israel, 1971; Schacht, 1970; para un examen de la extensa literatura empírica,
véase Seeman, 1975 y también el exhaustivo trabajo bibliográfico en V a n Reden
y otros, 1980].
Subsiste, sin embargo, una considerable controversia acerca de problemas
y puntos polémicos importantes que dividen a los teóricos e investigadores de la
alienación. El debate sobre u n amplio abanico de aspectos intelectuales e ideológicos controvertidos puede ser rastreado en gran medida hasta los problemas
epistemológicos fundamentales tocantes al m o d o en que se formulan y analizan
las preguntas y respuestas sobre la alienación, y, en última instancia, en la forma
en que se actúa sobre ellas. Algunos de estos puntos polémicos han surgido en el
curso de la evolución y secularización del concepto, desde sus raíces intelectuales
primitivas, que se remontan a la filosofía antigua y a la tradición gnóstico-mística
de la teología medieval, hasta las aplicaciones contemporáneas de la investigación
teórica y empírica en el ámbito de las ciencias sociales. Otra serie de puntos controvertidos se centra m á s específicamente en torno a u n debate fundamental dentro
del marxismo contemporáneo, en lo que atañe al significado, utilidad y pertinencia
del concepto de alienación.
M u c h a s de las tendencias y aspectos polémicos que m á s adelante se describen están estrechamente interrelacionados. Aparecen separados únicamente
a efectos de la presente exposición, en un intento de arrojar alguna claridad crítica
sobre varios de los debates y controversias que dividen hoy a los teóricos e investigadores de la alienación.
¿ E s la alienación una condición objetiva de la sociedad
o un estado subjetivo de la conciencia del individuo?
L a interpretación intransigente de la alienación c o m o un fenómeno estructural
estrictamente objetivo o materialista ha sido una persistente actitud en la mayor
parte de los enfoques marxistas. Sin embargo, u n o de los m á s notables avances
dentro de la teoría marxista contemporánea es el creciente reconocimiento de que
los elementos subjetivos de la alienación, tal c o m o la percibe y la siente el individuo, son dignos de un examen teórico y empírico por derecho propio.
Teoría e investigación de la alienación
575
Al m i s m o tiempo, estudiosos e investigadores n o marxistas, frecuentemente
decepcionados con las técnicas de encuesta generalmente aplicadas y con los
enfoques psicológicos individualistas, están redescubriendo la idea clásica de alienación de M a r x , o sea, una condición objetiva inherente a las relaciones estructurales de dominación/subordinación, apropiación/explotación y poder o control
existentes en la sociedad. Diversos encuestadores prestan especial atención a las
formas o manifestaciones estructurales de alienación que dimanan de la substantiva complejidad del trabajo, o a la medida en que los trabajadores ejercen u n
control inmediato sobre el proceso laboral.
L o que estamos presenciando en las ciencias sociales es una creciente disposición a explorar teorías, métodos y paradigmas alternativos de investigación
social, caracterizados por u n a señalada tendencia hacia la virtual convergencia
o síntesis de enfoques y epistemologías tradicionalmente opuestos. Esto es particularmente evidente, hoy, en el ámbito de la alienación a nivel tanto de la teoría
c o m o de la metodología empírica.
Actualmente, casi todos los estudiosos, marxistas y n o marxistas, reconocen
las dos dimensiones, subjetiva y objetiva, de la alienación, y a m e n u d o hacen
referencia a ellas. E n los dos últimos decenios ha surgido una importante controversia, sin embargo, acerca del legítimo punto de partida para la conceptualización,
el análisis y la respuesta a la alienación. Destacar una dimensión sobre otra en el
enfoque conceptual que u n o adopte implica una opción epistemológica m á s
fundamental, con implicaciones ideológicas y prácticas.
L a controversia se ha desarrollado en dos direcciones distintas, pero relacionadas: a) el debate humanista-materialista interior al marxismo, que n o sólo
reaviva la ya vieja controversia sobre "dos marxismos o u n o solo", sino que
instiga a la nueva ola del estructuralismo althusseriano contra el creciente empuje
del humanismo marxista a a m b o s lados del Atlántico; b) la respuesta, especialmente de los sociólogos franceses, a la reducción y neutralización psicológica del
concepto de alienación que prevalece en la principal tradición norteamericana de
investigación fundada en encuestas empíricas. Las controversias sobre estos puntos
fundamentales, dentro del ámbito de la alienación, han sido mantenidas con u n
fervor casi religioso.
ï
L o que aquí se halla en juego no es tanto la opción entre definiciones de la
alienación objetivas y subjetivas, sino entre las epistemologías y los puntos de
partida contrapuestos explícitamente asociados a estas distintas conceptualizaciones de la alienación. L a opción entre los conceptos objetivos y subjetivos, con
sus puntos de partida concomitantes, determinan n o sólo la forma en que las
preguntas y las respuestas sobre la alienación se formulan, sino también las
metodologías, las estrategias y los remedios para el cambio que se adoptan, o
sea, la acción y la desalienación. A este nivel, los envites entre los intelectuales,
no menos que entre los profesionales e investigadores empíricos, parecen ser m u y
elevados.
576
David Schweitzer
M a r x , por supuesto, puso bien de relieve tanto las condiciones objetivas
de la alienación c o m o sus manifestaciones subjetivas. Su teoría encierra afirmaciones a varios niveles distintos, sin excluir los que bien pueden formularse c o m o
subjetivos o psicológicos. También pueden trazarse paralelismos entre los elementos psicológicos de la alienación, que hallamos en las primeras obras de M a r x ,
y ciertos conceptos psicoanalíticos, a saber, la "personalidad neurótica" de Horñey
[1945] o la noción de "crisis de identidad" de Erikson [1968] [véase F r o m m , 1965;
Marcuse, 1964; Tucker, 1961].
Otros estudiosos que trabajan dentro de u n marco de referencia marxista
también asumen u n a actitud dual respecto al punto en litigio: alienación objetiva/
subjetiva. Elfilósofopolaco A d a m Schaff [1981], entreellos, reconoce tanto las
concepciones de la alienación objetivas c o m o las subjetivas en las obras de Marx,
y se extiende sobre la materia. E n el primer caso, se trata la alienación c o m o una
relación objetiva respecto, a los productos del hombre, quien en u n sentido metafórico, llega a estar alienado, independientemente de c ó m o piense o sienta respecto
a ello. Schaff distingue lo anterior de la autoalienación, que es una relación social
subjetiva en el sentido de que es el hombre m i s m o quien se enajena de u n m u n d o
que socialmente ha creado, de las demás personas y de su propio "ego". L a autoalienación subjetiva descansa, pues, para Schaff, en los sentimientos, experiencias
y actitudes del hombre.
La brecha entre teoría e investigación
A u n q u e las técnicas de encuesta y las del análisis marxista parezcan compañeras
u n tanto insólitas, dada, especialmente, la ya duradera asociación entre el análisis
estructural-funcional y la tradición convencional de.la práctica de encuestas,
algunos trabajos empíricos recientes han indicado que las técnicas de encuesta
pueden aplicarse, en ciertas formas modificadas y matizadas, a una investigación
empírica de la teoría de la alienación de M a r x .
El sociólogo canadiense Peter Archibald [1976], por ejemplo, aporta algunas
directrices útiles con su reformúlación conceptual de las cuatro dimensiones del
trabajo alienado de M a r x , la aplicación de los correspondientes, indicadores de
comportamiento y las mediciones de alienación laboral, aparte de las habituales
aportaciones respecto a las actitudes derivadas de la satisfacción ó insatisfacción
en el trabajo. Este procedimiento operacional se ajusta, al m i s m o tiempo, a u n
marco analítico marxista razonablemente firme. '
Merece la pena reseñar también algunos otros intentos empíricos en esta
m i s m a línea [por ejemplo, K o h n , 1976, 1977; Tudor, 1972; Blauner, 1964] en los
cuales se hace hincapié sobre algunas de las condiciones objetivas del trabajo,
junto con los correspondientes temas clásicos de encuesta acerca de las alienaciones
subjetivas. Entre las dimensiones objetivas contempladas en estos estudios figuran
las mediciones de la complejidad sustantiva del trabajo, el grado de responsabilidad
Teoría e investigación de la alienación
577
individual en el empleo, la variedad de las tareas a desempeñar, las condiciones
de autodirección ocupacional, el grado de automatismo rutinario y de supervisión,
y la medida de control inmediato que los trabajadores tienen sobre el proceso de
trabajo y de producción.
Las manifestaciones de inquietud laboral, lentitud en el trabajo, ausentismo,
cambios de personal, insubordinación, accidentes industriales y sabotaje del
producto podrían señalarse c o m o posibles indicadores de trabajo alienado en el
comportamiento individual y colectivo, susceptibles de medición empírica [véase
Rinehart, 1975; Afonja, 1978]. Otros trabajos empíricos sobre este tema emplean
raramente los términos "alienación" o "anomia", pero manejan explícitamente
indicadores objetivos de los fenómenos frecuentemente incluidos bajo dichos
términos [véase Meissner, 1970, sobre los constreñimientos técnicos del trabajo;
Schweitzer, 1974, sobre la fusión de condiciones estructurales sociales especificadas
con grados de discrepancia anómica entre aspiraciones a cierto estatus y logros
reales de ese estatus].
E n trabajos empíricos llevados a cabo en la Unión Soviética y otros países
europeos del este hanfiguradotambién temas de encuesta concernientes a la
mayor o menor influencia que algunos factores estructurales, c o m o son la división
del trabajo, la especialización, la tecnología y la automación, ejercen sobre la
insatisfacción en el trabajo [véase Ludz, 1975, p. 37; Fischer, 1967, p. 15; sobre
una alternativa á la totalidad de estos enfoques, propuesta por u n destacado
filósofo marxista de la República Democrática Alemana, véase Klaus, 1962, y
la reseña de Ludz, 1975, p. 32-33].
Estos trabajos empíricos entre marxistas y n o marxistas indican algunas de
las actuales direcciones teóricas y posibilidades empíricas que existen en la prosecución de una labor que intenta salvar la brecha que separa la noción clásica
de alienación y las aplicaciones empíricas contemporáneas.
. Este tema sigue siendo, sin duda, uno de los preferidos en el estudio de la
alienación hoy en día. Aparte de los intentos citados, existe poca investigación
empírica sistemática que aporte material para una investigación de la teoría de
la alienación de M a r x adecuadamente fundada. A u n q u e las diferenciaciones
analíticas que hace M a r x i del trabajo alienado son repetidamente citadas por
científicos sociales, raras veces son desarrolladas hasta el punto de poder ser
aplicadas provechosamente en la investigación empírica. Se ha sostenido incluso
qué aun el propio,Marx "no es m u c h o lo que logró, pese a sus diferenciaciones
analíticas. El término y el concepto aún carecen de significado específico" [Ludz,
1975, p. 17; véase también Schacht, 1970, p. 112].
El debate dentro del marxismo
N o todos los teóricos e investigadores de la alienación, sin embargo, están de
acuerdo con estas tendencias actuales. Joachim Israel [1976], sociólogo marxista
578
David Schweitzer
danés, entre otros, se muestra disconforme con la insistencia en la alienación
subjetiva que parece imponerse en el análisis marxista, y propugna u n cambio
en el punto de partida: de la antropologíafilosóficade M a r x al análisis históricoestructural y empírico; del trabajo alienado al fetichismo de la mercancía; de una
teoría de la alienación a una teoría de la reificación. Su énfasis se sitúa en las formas
objetivo-estructurales de la alienación y en el proceso de reificación. Implícita
en sus razonamientos en pro de u n nuevo punto de partida está la sugerencia de
que M a r x abandonó su teoría de la alienación —con sus precondiciones esencialistas— en sus obras m á s maduras posteriores.
Otra postura actual en eldebate interno del marxismo es la asumida por
dos sociólogos norteamericanos de inspiración althusseriana, John Horton y
Manuel M o r e n o [1981]. M á s que abandonar el concepto de alienación, propugnan
una escrupulosa revisión y reformulación marxista del concepto desde el punto
de vista del materialismo histórico. Su.imputación es que el concepto, ha sido
apropiado por "idealistas pequeño burgueses" y algunos socialistas. El "reduccionismofilosófico"de Lukaés y las lecturas esencialistas de M a r x hechas por
Marcuse, Adorno, Horkheimer y otros autores de la escuela de Francfort de
teoría crítica, son especialmente tomados c o m o blanco de vehementes ataques.
E n opinión de Horton y M o r e n o , estos enfoques distintos de la alienación
han distorsionado o subvertido el principal objeto del análisis marxista, o sea, el
análisis de las clases y de la lucha de clases. A d e m á s , la apropiación que.del
concepto han hecho humanistas, burócratas economistas, revisionistas y reformadores de toda laya ha oscurecido y perpetuado las diferencias de clase en sociedades tanto capitalistas c o m o socialistas. A u n q u e Horton y M o r e n o reconocen
que la concepción marxista de la alienación puede apuntar a verdaderas y muchas
veces nuevas formas de contradicción y lucha de clases, : sostienen que con harta
frecuencia se la trata desde lo que ellos consideran u n punto de vista de clase
teórica y políticamente regresivo. O c o m o dice Althusser [1976, p. 63], el resurgimiento de la alienación en las dos últimas décadas señala una "regresión de los
avances teóricos del materialismo histórico y una revisión de la política proletaria". C o m o , consecuencia, el concepto de alienación se ha visto expropiado de su
ámbito natural, que no es otro que el materialismo histórico, el análisis de las
clases sociales y la lucha de clases.
L o que aquí se postula es una purga que exorcice el concepto de su h u m a nismofilosófico,sus apuntalamientos esencialistas y connotaciones ontológicas
heredados de Hegel por el joven y supuestamente "inmaduro" M a r x . D e b e ser
rehabilitado, restaurado y devuelto al sitio que por derecho y razón le corresponde: a u n punto de vista proletario dentro del marco teórico del materialismo
histórico y del análisis de clases.
Horton y M o r e n o se apoyan en la orientación teórica de Althusser que se
basa en u n análisis marxista rehabilitado de la alienación que "se inicia a partir
de las relaciones sociales propias del m o d o de producción existente, de las rela-
Teoría e investigación de la alienación
579
ciones entre las clases y de la lucha de clases" [Althusser, 1976, p. 52-53], antes
que en el individuo aislado o en una distorsionada concepción del h o m b r e de
algún humanista burgués.
El estudio de Harry Braverman [1974] sobre las condiciones del trabajo en
la sociedad norteamericana contemporánea, que muchos marxistas consideran
un hito en el análisis crítico, aporta, según estimación de Horton y M o r e n o , el
modelo para futuros estudios marxistas.de la alienación. El análisis de la degradación del trabajo efectuado por Braverman sitúa de lleno el concepto de alienación en el marco del análisis de clases y en las manos del proletariado, al hacer
extensivo el análisis marxista de la división del trabajo a las condiciones del capital
de monopolio. Su enfoque tendiente a rehabilitar la alienación se ciñe a la condición específica de la clase trabajadora y a la historia n o menos específica de la
pérdida de control sobre el proceso de producción que sufre el productor. Esto
ha suscitado entre los marxistas norteamericanos un debate sectario sobre diversos
puntos, esenciales o triviales, tocantes a las implicaciones políticas y a la adecuación teórica de la obra.de Braverman,. y, m á s específicamente, en lo que atañe
a los conceptos de alienación y de clase, al proceso de formación de las clases y a
la naturaleza de la lucha de clases [véanse los comentarios de Szymanski y otros,
1978].
.-::;.
U n o de los interrogantes a los que Horton.y M o r e n o , c o m o los althusserianos, n o responden satisfactoriamente se refiere a la pertinencia de sus postulados respecto a las sociedades socialistas donde el m o d o de producción ha sido
socializado. ¿Qué pasa pues hoy con la naturaleza de la estructura socialista de
clases que va poco a poco socavando el materialismo histórico y la lucha de clases
permanente? ¿Cuáles son concretamente esos elementos llamados "pequeño
burgueses", o al menos sus equivalentes capitalistas, que.actúan dentro de la
estructura de clases en desarrollo de las sociedades socialistas y que conducen a
planificadores y tecnocratas hacia u n economismo revisionista, o a filósofos e
intelectuales hacia u n humanismo socialista, todo ello a expensas de la lucha de
clases? Algunos marxistas norteamericanos [por ejemplo, Dixon, 1976] han
admitido que n o todas las versiones de la pequeña burguesía desaparecen necesariamente con la socialización de la propiedad privada bajo el socialismo, y que en
realidad surgen contradicciones de clase de otra índole, según sea el carácter
específico de las relaciones de dominación y de control sobre el proceso de trabajo.
L o que queda sin explicar aquí es la forma en que el economismo revisionista y el humanismo socialista emergen c o m o productos de las relaciones de
clases, o de las relaciones de poder y dominación en las sociedades socialistas.
Importante para trabajos ulteriores, especialmente aquellos de índole comparativa
(sociedad capitalista sociedad socialista), sería realizar u n extenso y renovado
examen de las formaciones cambiantes de clases, las relaciones estructurales y las
nuevas formas de contradicción y.de lucha en las sociedades socialistas. H a y aquí
un cierto llamado universal al análisis y a la crítica que podrían extenderse, en
580
David Schweitzer
formas sistemáticas m á s concretas, tanto a sociedades capitalistas c o m o socialistas e incluso al sistema mundial en general.
E n u n a línea m u y distinta, pero desafiante y provocadora, está la obra d e
Jacques Ellul, Métamorphose
de la bourgeoisie, que.encierra, entre otras cosas, u n
polémico ataque sobre la incapacidad de los marxistas de h o y para poner al día
sus categorías y análisis de clases, así c o m o su incapacidad para dar razón d e los
sucesores de u n a burguesía a la que se d a p o r muerta, o sea los burócratas economistas, administradores y técnicos q u e controlan el proceso de desarrollo, tanto
e n las naciones industrialmente desarrolladas c o m o e n los países en vías d e
desarrollo.
, <'•
El debate sobre "dos m a r x i s m o s o u n o solo" es y a u n a vieja controversia
q u e continúa h o y bajo nuevas formas c o n el ímpetu d e las obras de Althusser,
y c o n las regresivas polémicas y controversias suscitadas en Francia p o r varios
discípulos de Althusser de la década de 1960 decepcionados: Les nouveaux philosophes [véase F . Lévy, Karl M a r x , histoire d'un bourgeois allemand; J. M . Benoist,
La révolution structurale; A . G l u c k s m a n n , Les maîtres penseurs]. Pese a los nuevos
giros que h a t o m a d o el debate, parece existir h o y u n visible consenso entre marxistas
y n o marxistas, p o r lo m e n o s en lo q u e se refiere a u n punto importante: que a ú n
c u a n d o M a r x a b a n d o n a r a el término "alienación", n o a b a n d o n ó la idea ni las
cuestiones fundamentales p o r ella suscitadas.
La tradición principal de investigación empírica y sus críticos
Irónicamente, la aceptación creciente de las alienaciones subjetivas entre algunos
estudiosos marxistas actuales corre parejas c o n u n gradual reconocimiento d e las
alienaciones objetivas entre estudiosos e investigadores n o marxistas. M a r v i n
Olsen [1976], p o r citar sólo a u n o de ellos, h a d o c u m e n t a d o su reciente decepción
c o n los enfoques d e actitudes clásicos c o n q u e se a b o r d a n las conceptualizaciones
psicológicas del f e n ó m e n o d e la alienación. P r o p o n e , p o r ejemplo, q u e se reservé
el término d e "impotencia política" para aquellas situaciones objetivas en q u e el
sistema sociopolítico impide a los individuos ejercer u n a influencia efectiva sobre
las decisiones, las políticas y las acciones d e gobierno. Parece absurdo, según
Olsen, etiquetar c o m o "alienados" a individuos q u e se definen a sí m i s m o s c o m o
políticamente impotentes, porque m u y a m e n u d o tienen razón e n su estimación.
Se hace aquí u n llamado a los científicos sociales —particularmente a los
de orientación empírica— para q u e redescubran la idea clásica de la alienación
de M a r x q u e remite a u n a serie de condiciones sociales objetivas; la impotencia
política en este sentido es u n hecho objetivo, n o u n a visión subjetiva del m u n d o .
Olsen y otros contestan así a la principal corriente d e investigación psicosocial q u e h a d o m i n a d o la m a y o r parte de los enfoques empíricos sobre la alienación en los Estados U n i d o s , desde la influyente obra conceptual de Melvin
S e e m a n [1959] aparecida hace m á s d e tres décadas, es decir, la tendencia a la
Teoría e investigación de la alienación
581
reducción de la alienación a percepciones individuales de impotencia, falta de
significado, falta de normas, aislamiento y auto-extrañamiento. E n este enfoque
empírico se hace hincapié en las expectativas y valores personales del actor y las
variedades psicológicas de la alienación se tratan generalmente c o m o variables
que enlazan condiciones estructurales con resultados del comportamiento. Es
raro, no obstante, que esta relación enteramente macro-triádica sea tratada en el
contexto de u n solo estudio. Y aunque la mayoría de los investigadores de esta
tradición empírica tienden a admitir este esquema general, m u y pocas veces es
concebido de una forma teórica consistente. D e todos m o d o s , dicho enfoque h a
determinado una sorprendente proliferación de términos en todas las ciencias
sociales y u n abundante caudal de resultados empíricos.
U n o de los giros recientes en el debate sobre las conceptualizaciones subjetivas y las mediciones empíricas de la alienación es el que reflejan los cargos
específicamente dirigidos contra ciertos investigadores que pretenden haber reconciliado sus aplicaciones empíricas con la teoría de la alienación de M a r x . Archibald
y otros [1981], por ejemplo, sostienen que aunque hay ciertas coincidencias entre
algunas de las variedades de alienación psicológica de Seeman y determinados
aspectos psicológicos de la cónceptualización de M a r x , no obstante, subsiste u n a
importante laguna entre teoría e investigación. A su entender, estas conceptualizaciones . psicológicas de la alienación pasan por alto las cuatro dimensiones
analíticas del trabajo alienado de M a r x (es decir, alienación del trabajo, de los
productos,' de los demás y de u n o mismo), basándose demasiado exclusivamente
en las percepciones, sentimientos y actitudes individuales c o m o indicadores de
alienación; y m u y poco en los indicadores del comportamiento y en las mediciones
estructurales de la misma. E n consecuencia, se muestran reacios a aceptar, sin
más, muchas de las conclusiones generadas en investigaciones anteriores sobre
la validez de la teoría de la alienación de M a r x .
Esta crítica n o es m u y nueva. Pero c o m o bien lo señalan ellos, los investigadores que siguen usando en sus encuestas estos rubros típicos sobre actitudes y
alienación continúan desorientándonos en buen número de aspectos importantes.
Están en desacuerdo especialmente con la pretensión de algunos investigadores,
desde Blauner [1964] a K o h n [1976], según los cuales la carencia de bienes n o es
una fuente importante de alienación subjetiva. Archibald y sus colegas sostienen
lo contrario ya que, primero, parten de lo que consideran una concepción marxista
de clase teóricamente m á s idónea, que trata la propiedad privada, la división del
trabajo y el intercambio de mercancías c o m o componentes estructurales interdependientes; y segundo, emplean una combinación de indicadores de actitudes
y conductas alternativos —y presumiblemente m á s apropiados— de la alienación
relacionada con el trabajo en varias muestras comparativas de las fuerzas laborales
canadiense y norteamericana. Sus resultados contradicen las conclusiones anteriores, al indicar, entre otras cosas, que, de acuerdo con sus mediciones, la posesión
de bienes tiene u n importante efecto explicativo sobre la alienación. Es decir, los
582
David Schweitzer
propietarios de los medios de producción manifiestan m u c h a menos alienación
en relación con el trabajo que aquellos que n o lo son.
Los planteamientos son aquí teóricos, conceptuales y empíricos. Se exige,
sin embargo, del análisis teórico, u n refinamiento conceptual y mediciones empíricas que se mantenganfielesa la teoría clásica de la alienación de M a r x en general,
y a su concepto del trabajo alienado, en particular. L a obra de Archibald representa u n esfuerzo de los muchos que hacen falta para salvar la profunda brecha
que existe entre la teoría clásica y las aplicaciones de la investigación empírica en
las ciencias sociales.
La vigorosa respuesta surgida entre los sociólogos y críticos franceses
añade otra importante dimensión al debate [Touraine, 1977; Vidal, 1969; Lefebvre,
1961]. C o m o ellos correctamente sostienen, el énfasis subjetivo sobre el estado de
conciencia del actor generalmente saca el problema del ámbito del análisis y del
conocimiento sociológicos. O dicho de otra manera, y c o m o los estructuralistas
althusserianos arguyen, cualquier clase de reduccionismo (filosófico, esencialista,
empírico-psicológico) saca el problema de la alienación de su ámbito propio, que
es el del materialismo histórico, el análisis de clases y la lucha de clases.
L o que aquí se halla en juego es u n a opción epistemológica estratégica
entre los distintos paradigmas y puntos de partida que compiten en el estudio
de la alienación: una opción que determine n o sólo la forma en que las preguntas
y respuestas en torno a la alienación han de formularse e investigarse, sino también
las estrategias para el cambio, la acción y la desalienación. Para los empiristas, el
punto de partida es el individuo aislado, antes que la organización de las relaciones
sociales. Al volver a situar el problema de la alienación en el individuo, las soluciones al problema tienden a empezar también por el individuo, es decir, soluciones que insisten más bien en la adaptación o conformidad del individuo a los
valores e instituciones predominantes de la sociedad, que en la acción colectiva
organizada dirigida a la consecución de cambios estructurales radicales o significativos. Generalmente no suele haber otro recurso en un enfoque de la alienación
que ignora o desestima el análisis sociológico.
E n la esfera del trabajo, por ejemplo, esto habitualmente equivale a reformas
o reajustes dentro de la estructura laboral ya existente, o bien a cambios adaptativos en las actitudes de los trabajadores respecto a ella. C o m o Mandel y N o v a k
[1970] argumentan y sostienen, lo que los expertos en "relaciones humanas" de
la industria están intentando abolir no es la realidad objetiva del trabajo alienante,
sino la conciencia de esta realidad en el trabajador. O bien, c o m o el psicólogo
social alemán Walter Heinz [1981] observa en u n estudio reciente, los procesos
de socialización pre-ocupacional influenciados por la clase social comienzan a
una edad temprana. L a familia prepara a los individuos para una aceptación
normativa de las condiciones de trabajo alienante y fomenta en ellos una disposición interior a absorber condiciones inhumanas o despersonalizantes inherentes
a la organización del trabajo. E n el proceso, los individuos desarrollan meca-
Teoría e investigación de la alienación
583
nismos de defensa y acomodación orientaciones estimativas y actitudes que borran
o enmascaran las contradicciones fundamentales de la situación del trabajo, a
fin de aliviar la tensión (el stress) que de otro m o d o experimentarían. Es interesante
a este respecto comparar el enfoque de Heinz con la singular perspectiva biopsicosocial sobre la alienación, el stress y la acomodación defensiva de Manderscheid
[1981].
La adaptación del individuo es facilitada por medio de un vasto arsenal de
otros procesos de conservación del sistema y de mecanismos de control social,
sin excluir la propia actividad sociológica, autosustentada. El sociólogo de Quebec
André Thibault [1981] denuncia el próspero mercado de recetas psicoterapéuticas
y recursos pedagógicos. C o m o muchas conceptualizaciones subjetivas de la alienación consideran al universo mental del individuo c o m o la verdadera fuente del
problema, la alienación viene a sumarse a una infinidad de otros diagnósticos y
juicios de gabinete psiquiátrico que expertos e intelectuales, de formas muchas
veces violentas o subtilmente coercitivas, endosan al ciudadano llano.
Sobre las connotaciones de valor positivas de la alienación
U n a de las implicaciones engañosas que frecuentemente acompañan a las conceptualizaciones individualizadas de la alienación es que u n a persona alienada es
"anormal", y que esto es reprobable, o malo. Sin embargo, la conciencia que se
tiene de la propia alienación (impotencia o extrañamiento cultural, por ejemplo)
puede considerarse no sólo una apreciación realista de la condición personal en
que uno se encuentra, sino también un indicio de que el proceso de desalienación
y liberación, al menos en la esfera de la conciencia, ya ha comenzado [veáse
Vidal, 1967, p. 186-187; Lefebvre, 1961, p. 210]. Pero n o todos los investigadores
de la principal corriente empírica desconocen las implicaciones positivas de las
alienaciones subjetivas [véase K o h n , 1976, p. 121; Otto y Featherman, 1975, p. 713],
El punto que aquí suele descuidarse es que la alienación individualmente
percibida y sentida puede tener consecuencias positivas, tanto para el individuo
c o m o para la sociedad. C o m o Ludz [1981] oportunamente ha demostrado, el
concepto de alienación en el pensamiento occidental, desde lafilosofíaantigua
y la teología medieval a Fichte y a Hegel, ha encerrado siempre un amplio espectro
de significados y de usos que abarcan tanto connotaciones de valor positivas y
neutrales c o m o negativas. Pero esta perspectiva más extensa sobre la noción de
alienación fue quedando oscurecida o reducida en el transcurso del tiempo por la
progresiva secularización del pensamiento occidental. M a r x , en particular,
contribuyó de forma decisiva a la reducción del concepto a sus connotaciones de
valor básicamente negativas, en respuesta sobre todo al clima intelectual de su
época, y más concretamente al idealismo de Hegel por un lado, y de acuerdo con
las prescripciones materialistas de Feuerbach y su concepción de la autoalienación
humana en la vida religiosa c o m o u n proceso deshumanizador, por otro.
584
David Schweitzer
Las funciones y las connotaciones de valor positivas del concepto han
sido actualizadas de diferentes m o d o s por algunos científicos sociales alemanes.
Ludz toma la noción de Simmel [1923] de ser "ajeno" (extraño, extranjero) c o m o
una situación casi ideal, aunque desasosegada, mezcla de proximidad y distancia
respecto de la relación recíproca del sujeto con u n medio espacial y temporal
concreto dentro de la sociedad; la "dialéctica negativa" (el crítico dialéctico, el
intelectual crítico) de Adorno, anuncia la noción de alienación con respecto a
u n m u n d o social reificado que implica la participación y la no participación
simultáneas en la cultura c o m o condición de la creatividad del hombre (también
Marcuse [1964] señala las implicaciones positivas de ciertas formas de alienación
para el hombre creador, el artista); la "intimidad alienada" de Gehlen [1953]
evoca su noción de distanciamiento del yo con relación a los movimientos del
sujeto en el proceso de reapropiación consciente y deliberada, combinado con
u n énfasis sobre las funciones estabilizadoras de instituciones sociales revitalizadas
en sociedades industriales modernas que protegen al hombre de su caótica subjetividad [véase también Gehlen, 1980; Schacht, 1970, p. 232-234].
La psiquiatría existencial y la fenomenología:
hacia una convergencia con la teoría marxista
A u n q u e se ha puesto fundamentalmente el acento en los enfoques sociológico y
sociopsicológico de la alienación, al tratar este tema los científicos sociales han
penetrado también las arraigadas tradiciones de la psiquiatría, la fenomenología,
el existencialismo y la ontologia. U n a de las corrientes actuales en el c a m p o
interdisciplinario de la alienación se caracteriza por los recientes esfuerzos teóricos
que parten de estas tradiciones hacia una fusión ó síntesis con las teorías marxistas
de la alienación, la reificación y la falsa conciencia.
Pero, antes de pasar a ocuparnos de dichos esfuerzos, quizás convenga
describir brevemente algunos de los parámetros definitivos de la perspectiva
psiquiátrica o psicoanalítica. L a mayor parte de los enfoques psicoanalíticos
consideran la alienación no tanto c o m o u n estadofijo(como lo es en las perspectivas ontológicas), sino m á s bien c o m o u n proceso que, si no se le pone coto
de una forma u otra, tiende a adquirir de suyo u n impulso que lo hace perpetuarse
e intensificarse. Las obras de Karen Horney [1945, 1950] son hitos importantes
en el desarrollo de esta corriente. Dentro del marco de referencia conceptual de
esta autora, la alienación sería c o m o u n proceso de alejamiento del "yo real".
L a "persona alienada" se ha ido apartando, durante sus años de formación,
de toda noción de lo que es natural, singular e intrínseco en el hombre c o m o ser
h u m a n o . Otros autores de la tradición psiquiátrica social [Harry Stack Sullivan,
1964; T h o m a s Szasz, 1970; Ernest Becker, 1967], varios1 de los cuales siguen la
orientación de Horney, consideran el proceso de alienación c o m o u n proceso m á s
o menos neurótico, y destacan la existencia de algún tipo de obstáculo que entor-
Teoría e investigación de la alienación
585
pece la interacción entre el individuo, en sus años formativos, y su entorno
inmediato.
E n este sentido, el proceso de alienación se iniciaría m u y temprano, en
un clima adverso para el desarrollo del niño c o m o individuo. El acento n o se
pone tanto sobre la existencia de experiencias traumáticas concretas c o m o sobre
la atmósfera familiar general y la desatención a las necesidades y posibilidades
del niño. Esta atmósfera es con frecuencia determinada por padres y madres que
tienen sus propias necesidades compulsivas y egocentrismos absorbentes, lo que
les impide ver y conceptualizar a su hijo c o m o el individuo particular que es
[Vollmerhausen, 1961; para m á s detalles, véase Geyer, 1980, p. 83-98; Gould,
1969; Ziller, 1979; Reimanis, 1965 y el número especial dedicado al simposio del
American journal of psychoanalysis, dirigido por Weiss, 1961].
L a innovadora exposición que hace Joseph Gabel de una teoría psicosociológica de la conciencia general, y de las condiciones del pensamiento dialéctico,
en particular sólo ha sido publicada en inglés recientemente [1975, edición original
1962] y está empezando ahora a tener alguna repercusión en las ciencias sociales
de países anglófonos. Gabel, sociólogo húngaro-francés y discípulo de Lukaés,
ha establecido algunos paralelos fascinantes y algunas líneas virtuales de interfecundación entre la teoría social marxista, la psiquiatría existencial y la sociología
fenomenológica. Aunque estas perspectivas provienen de tradiciones intelectuales
distintas, son hasta cierto punto complementarias y convergentes.
C o m o Gabel observa, los escritos de juventud de M a r x sobre el trabajo
alienado "anticipaban ciertos mecanismos que los psiquiatras no descubrirían
hasta m u c h o tiempo después en sus propias investigaciones" [p. xxi]. Para Gabel,
los conceptos de reificación y falsa conciencia desarrollados en obras posteriores
de M a r x hallan sus paralelos en la esquizofrenia, es decir, la falsa conciencia considerada c o m o un estado mental difuso y despersonalizado resultante de una
regresión en la calidad dialéctica de la experiencia [véase Lukaés, History and
class consciousness, 1923/1971, obra pionera en este aspecto, donde la noción
fundamental de alienación abarca algunas de estas dimensiones clínicas]. Varios
elementos y correlatos de la reificación marxista se encuentran asimismo en el
concepto de reificación psiquiátrica de Gabel, es decir, la hiperobjetivación de
algunos elementos de la conciencia, la falsa identificación resultante de una
degeneración en las condiciones que dan forma a la inteligencia personal, o la
transformación de tiempo en espacio en el "universo de reificación" del que
habla Lukaés. Gabel concluye que la falsa conciencia es u n estado mental o de
conciencia no dialéctico a escala colectiva, mientras que la esquizofrenia es una
versión extrema del m i s m o género de conciencia no dialéctica, a escala individual.
Otro ambicioso esfuerzo preparatorio hacia la fusión y la síntesis proviene
de u n psiquiatra social norteamericano, Frank Johnson [1976]. Partiendo de la
fenomenología, la psiquiatría existencial y varias directrices analíticas seguidas
por Israel [1971] en su reformulación marxista de la teoría de la reificación, trabaja
586
David Schweitzer
con miras al desarrollo de una orientación terapéutica para personas alienadas o
esquizoides.
E n una línea totalmente distinta, el filósofo norteamericano John Lachs
[1976] ha formulado su enfoque en torno a los conceptos de "distancia psíquica"
y "mediación". Estos términos,.afirma, tratan m á s objetiva y exactamente todos
los fenómenos englobados en la idea marxista clásica de alienación. El individuo
y sus actos constituyen el punto de partida en lafilosofíade la acción de Lachs.
L a acción mediada —o acción ejecutada por cuenta de otra persona—produce
ciertas consecuencias, deshumanizantes:, una creciente disposición a manipular
a seres h u m a n o s y a mirarlos c o m o herramientas, c o m o medios para u nfin;u n
creciente sentimiento de. pasividad y de impotencia, y una sensación cada vez
mayor de distancia psíquica entre el hombre y sus actos. Estos esfuerzos hacia
la fusión y la convergencia reflejan una creciente disposición a trascender los
límites disciplinarios tradicionales y una inclinación exploratoria a trabajar con
métodos y conceptualizaciones alternativos de la multifacética noción de alienación.
Perspectivas ontológicas
Las orientaciones ontológicas en el estudio de la alienación h u m a n a cuentan
con una larga historia en la evolución del pensamiento occidental, y muchos
estudiosos, especialmente de inspiración teológica y existencial, continúan tornando
a ellas incesantemente. L a alienación, en este sentido, se ve c o m o inherente a la
vida h u m a n a . A u n q u e las formulaciones del problema difieran a veces, existe u n
consenso relativamente firme en cuanto a la omnipresencia e inevitabilidad de la
alienación, con independencia de la personalidad y dela sociedad.
Las nociones ontológicas de alienación se consideran aquí c o m o manifestaciones de tensiones contrarias ineludibles. Los ejemplos.incluyen siempre la
eterna discrepancia entre existencia, y esencia; el dualismo sujeto-objeto de
Kierkegaard; la dialéctica entre la realidad y las elaboraciones instrumentales de
la mente, de Nietzsche; el desamparo del hombre "arrojado" u n en m u n d o que
él n o ha creado, de Heidegger; la incapacidad para resolver la discrepancia entre
la situación de hecho del hombre y. su realidad virtual, de Sartre, lo que se traduce
en una "inseguridad ontológica" y en la soledad esencial (el être-pour soi culmina
en el acte gratuit de Gide, c o m o única solución posible, puesto que la autenticidad
del ego se pierde en el proceso de "interacción" con los otros, o con las instituciones sociales); la brecha que se abre entre las necesidades humanas básicas del
individuo y la siempre limitada respuesta a las mismas por parte de la sociedad
[Etzioni, 1968], en la medida en que esta brecha se considera insalvable y omnipresente; la incesante batalla de la creatividad y la autoexpresión contra las
presiones de las instituciones sociales, de Simmel; la libido instintiva en lucha
contra la opresión de la civilización, Eros contra Thánatos, de Freud; el conflicto
entre la autoridad internalizada y el deseo de ser libre [para u n examen m á s a
Teoría e investigación de la alienación
587
fondo, véase Geyer, 1980, p. 78-83; Barakat, 1969; Hobart, 1965; Greene, 1966;
Shoham, 1970; King, 1968 y las críticas marxistas en Schaff, 1967; Denisova, 1967].
Shlomo S h o h a m [1976, 1979], sociólogo y criminólogo israelí, parte radicalmente de la corriente principal con u n rayo iluminador de existencialismo
ontológico y la aplicación de ricas e ilustrativas metáforas de la mitología griega.
L a alienación, para Shoham^ es una condición ontologicamente dada que propulsa
la acción individual, pero que no puede ser anulada mediante la acción. L a
"separación", vector opuesto a la "participación", responde a influencias universales que obran sobre el individuo independientemente de las relaciones sociales.
Los impulsos de separación, que provienen de tres fases del desarrollo que todo
individuo tiene que atravesar (nacimiento, formación de u n a "frontera del ego"
y socialización, que lleva a una "identidad del ego"), producen u n deseo correspondiente de participación; pero esforzarse por anular la separación mediante
la participación es totalmente inútil: este abismo entre separación ontológica y
esfuerzos participatorios ineficaces por anularla no puede salvarse.
El punto importante aquí es que la separación ontológica es la consecuencia
de la interacción con el medio. S h o h a m rechaza, por lo tanto, el principio marxista
de implicación mediante la acción. N o niega empero que los individuos tratan
de conseguir susfinesmediante la acción social, aun cuando esto resulte contraproducente en lo que a su verdadero objetivo se refiere: recobrar un paraíso de
participación perdida. L a motivación del éxito, por ejemplo, que caracteriza a
las sociedades pragmatistas m á s industrializadas, aparece c o m o una participación
subsidiaria que conduce a uno de dos posibles estadosfinales.Dejarse llevar por
la motivación del éxito conduce a la postre a u n ressentiment d'anomie, ilustrado
por el mito de Sísifo; pero cuando el individuo se da perfecta cuenta de que la
motivación del éxito no le aporta lo que esperaba, y en consecuencia renuncia a
ella, el resultado es la accidie, representada por el mito de Tántalo.
£1 reduccionismofilosófico,el esencialismo
y el problema del juicio normativo
Pocos autores parecen hoy dispuestos a comprometerse con el esencialismo
metafísico-antropológico que impregna la obra temprana de M a r x . Esta es una
tendencia predominante, aún entre marxistas que reconocen los elementos subjetivos de la alienación en las obras de M a r x y trabajan con ellos [por ejemplo,
Schaff, 1981; Archibald 1976]. Las razones para así hacer lo son, n o obstante,
m u y diversas. L a noción de Gattungswesen, o "esencia de la especie h u m a n a " , es
una categoríafilosóficautópica — u n estado ideal del hombre no alienado—
que por lo general se rehuye o descarta porque es conceptualmente oscura, porque
está sujeta a especulaciones metafísicas, o porque no puede medirse con los criterios
de la ciencia empírico-analítica.
588
David Schweitzer
Aquellos que desestiman los escritos iniciales de M a r x c o m o meras fases
preliminares de su teoría madura, o rechazan categóricamente los escritos de
juventud, n o encuentran absolutamente ningún problema en descartar la noción
de esencia en su enfoque de la alienación. Israel [1976], entre otros, siguiendo a
Lukaés, sostiene que la evolución de M a r x desde una teoría de la alienación a
una teoría de la reificación y fetichismo de la mercancía también indica un rechazo
de sus anteriores presunciones esencialistas sobre la naturaleza humana.
Para otros [Althusser, 1976; Horton y M o r e n o , 1981], la teoría esencialista
reduce el problema de las contradicciones de clase reales y concretas a una condición universal o unidimensional abstracta que hace el pensamiento y la lucha
imposibles. A través de un proceso de reduccionismofilosófico,las relaciones de
clase y las contradicciones estructurales entre las fuerzas y relaciones de producción
son todas reducidas a contradicciones entre sujetos y objetos. La alienación es de
este m o d o entendida c o m o u n problema ideológico de individuos (sujetos) que
presuntamente no están bien amoldados a las contradicciones materiales o estructurales existentes.
El rechazo del esencialismo de M a r x parece haber surgido más bien c o m o
una tendencia oportuna y a la m o d a entre marxistas de diversos horizontes: ya
sea porque es demasiado especulativa, oscura, inconveniente, insuficientemente
científica, o, en el caso de los althusserianos, porque reduce el problema de las
contradicciones de clase a una condición universal que trastorna o socava la lucha
de clases. Sin embargo puede afirmarse que, ese esencialismo y humanismo en
M a r x se contaron precisamente entre los intereses fundamentales y básicos sobre
los que él originalmente erigió su sistema m á s amplio y abarcador del m u n d o ,
que incluye su concepción materialista de la historia, su teoría de las clases sociales
y de la lucha de clases, y, por encima de todo, su teoría de la alienación.
Abandonar el humanismo y el esencialismo iniciales de M a r x , cosa que él
nunca hizo, es negar una historia a la evolución de su pensamiento, que finalmente
le llevó a su teoría de las clases sociales. N o se puede comprender plenamente
la concepción materialista de la historia de M a r x , ni su teoría de las clases, sin
comprender primero las raíces idealistas y esencialistas de su pensamiento, raíces
que seguían firmemente implantadas durante sus llamadas obras maduras sobre
el capital y la economía política. D e todo ello se deduce que, si se rechaza el esencialismo en bloque, la dinámica evaluativa-normativa esencial al análisis marxista
comienza a menoscabarse, y los importantes cimientosfilosóficosque dan forma
y dirección a la lucha de clases empiezan a desintegrarse.
Es precisamente la lucha de clases, expurgada de susfineshumanistas originales y de su teoría normativa del hombre, la que se deteriora y se convierte en
ese tipo de economismo revisionista que con tanta vehemencia atacan los althusserianos. Así se cierra el círculo. Cuando un movimiento pierde de vista estos fines
humanistas originarios en el proceso de lucha m i s m o , no debería sorprender a
nadie que posteriormente, durante el desarrollo socialista, se canten las excelencias
Teoría e investigación de la alienación
589
de la planificación economista y de la ingeniería social c o m o estrategias para el
desarrollo socialista y c o m o parte del aparato del Estado para reprimir nuevas
manifestaciones de lucha de clases, y ponerle u n temporal "fín a la historia".
Rechazar o abandonar la filosofía, el esencialismo y el humanismo en el
marxismo y en la lucha de clases puede considerarse c o m o una forma de pensamiento revisionista c o m o cualquier otra; y acaso convenga que estos elementos
de la teoría y de la praxis marxista sean rehabilitados, reajustados y restituidos en
el análisis, para ser conciliados una vez m á s con la lucha de clases.
Merced a sus bases esencialistas, diversos autores, desde Hegel y M a r x
hasta F r o m m y Marcuse, han explicado la alienación c o m o u n concepto crítico
y no únicamente c o m o u n concepto descriptivo. Así, la alienación n o sólo describe
los efectos que las relaciones y las instituciones sociales tienen sobre los individuos; es también un instrumento de juicio para la crítica del estado de cosas existente. C o m o indica L u d z [1975, p. 19], el concepto de alienación, especialmente
en el análisis marxista, se aplica de varias formas distintas: c o m o una interpretación general de la situación h u m a n a en la sociedad industrializada; c o m o u n
arma radical, propagandística a veces, en la lucha socialista contra el capitalismo;
y c o m o u n instrumento para la crítica moral y humanística de diversos aspectos
de la sociedad industrializada contemporánea.
Implícita en todas las teorías y conceptos de la alienación se halla una concepción normativa del hombre, de la sociedad y de la relación entre ambos. C o m o
Schacht [1976, 1978] correctamente afirma y sostiene, el concepto de alienación
encierra en realidad un juicio implícito —fundado en supuestos esencialistas acerca
de la naturaleza del h o m b r e — según el cual determinadas circunstancias no
deberían, existir, que hay una cierta manera c o m o las cosas deberían ser y, en
consecuencia, que deberían modificarse ciertas condiciones existentes. A primera
vista, la noción de alienación parece facultarnos para salvar la brecha "es-debería
ser", en virtud de su contenido descriptivo combinado con u n impulso normativo.
Pero el resultadofinales que la alienación se contempla a m e n u d o c o m o una especie
de "enfermedad", u n estado de cosas indeseable que debe cambiarse.
Schacht, entre otros, toma m á s bien u n marco de referencia contextual
de valores relativos. Los principios normativos del juicio varían según perspectivas
personales o situaciones sociales relativas; lo que es personalmente insatisfactorio
(alienaciones subjetivas) o socialmente disfuncional (alienaciones objetivas) en
u n contexto, puede ser satisfactorio o funcional en contextos distintos. Ciertas
formas de alienación o disidencias subjetivas y objetivas pueden reducirse o superarse, bien mediante u n ajuste de la perspectiva individual o bien mediante una
modificación del medio social. Pero Schacht no formula juicio alguno sobre si
existe o no el deber de superarlas. N o asume ninguna posición clara y concreta
respecto de si el cambio debe producirse, ni acerca de la manera en que, dado el
caso, habría éste de realizarse: si mediante una variación en la perspectiva del
individuo, o por medio de una modificación de su medio social.
590
David Schweitzer
El reduccionismo psicológico: una opción metodológica
con implicaciones ideológicas
U n a de las tendencias persistentes en la evolución 'del tema dela alienación en las
ciencias sociales es la reducción empírico-psicológica y la neutralización de
valores del concepto clásico conforme a las especificaciones y exigencias de los
métodos de encuesta. Los críticos marxistas, en particular, han afirmado que esta
secularización o deshumanización [Horton, 1964] del concepto ha oscurecido su
significado clásico. Al reducirse la alienación a variantes psicológicas y a la medición de actitudes, el énfasis sobre el significado ha pasado de la evaluación normativa al análisis descriptivo. Éste es, naturalmente, u n o de los fines que tal
reduccionismo se h a propuesto: producir u n instrumento científico empíricoanalítico exento de pretensiones evaluativas.
U n o de los puntos subyacentes enjuego aquí es la viabilidad de una corriente
de investigación empírica que continúa operando exclusivamente dentro de una
rígida lógica positivista de encuesta social, especialmente cuando se ocupa de
conceptos c o m o la alienación, que provienen esencialmente de u n paradigma
dialéctico de indagación crítica. A l desplazar la fuente de significado de u n marco
de referencia de conflicto histórico-estructural a u n marco de análisis científico
sociopsicológico ahistórico, el significado de la alienación se cercena de sus raíces
en lasfilosofíascríticas de Hegel y M a r x . El concepto, efectivamente, ha sido
despojado de su contenido polémico radical y de su fuerza crítica normativa.
Pero, lo conseguido con esta reducción secular es sólo una apariencia de
objetividad y de neutralidad crítica. Dentro de esta "neutralidad", y consustancial
con ella, hay una veta enmascarada o inconsciente de conservadurismo que tiende
a realzar la adaptación o la conformidad del individuo a las condiciones estructurales existentes, a expensas de cambios estructurales radicales o sustantivos. Así
pues, la reducción de la alienación —de un concepto crítico normativo-evaluativo
a u n instrumento analítico-descriptivo para la encuesta científica— es un proceso
normativo c o m o cualquier otro, con sus propios juicios de valor predeterminados
y sus directrices para el cambio y la acción.
L a persistente tendencia hacia la secularización y reducción del concepto
de alienación puede explicarse por lo menos de tres m o d o s conexos, cuando se la
contempla desde u n ángulo crítico de sociología de la sociología.
Primero, podemos vincularla a una tendencia m á s general de las ciencias
sociales modernas hacia u n a cierta búsqueda de respetabilidad científica. El
concepto ha sido puesto en funcionamiento y transformado bajo la influencia de
métodos y técnicas de encuesta hoy en boga. Su traslado desde el ámbito de la
sociología y las relaciones de clases al de las percepciones, sentimientos y actitudes
del individuo está en amplia medida determinado por las exigencias de las técnicas
de investigación y las tendencias intelectuales dominantes. Los teóricos e investigadores empírico-analíticos tienden a proceder aquí sobre el supuesto método-
Teoría e investigación de la alienación
591
lógicamente cuestionable de que la agregación de datos individuales (opiniones y
actitudes) puede deparar descubrimientos y explicaciones sobre los procesos de
estructuración social.
Segundo, podemos mirarla m á s específicamente c o m o función de los
esfuerzos llevados a cabo por la corriente empírica preponderante, para objetivar
el concepto so capa de neutralidad crítica o, a lo s u m o , de relativización de los
valores, en nombre de la objetividad científica.
Tercero, y en estrecha relación con los puntos anteriores, este reduccionismo
es fundamentalmente u n a función del clima intelectual y la tradición empírica
dominantes en la sociología norteamericana. El intento de neutralizar y eliminar
las implicaciones de valor radicales y la fuerza crítica normativa del concepto sólo
parece congruente con el estructural-funcionalismo y el latente antimarxismo
(o al menos con la falta de atención hacia las obras tempranas de M a r x ) que
predominaban especialmente allá por la época en que el concepto se introdujo en
su forma reducida, hace unos veinte años.
Estas tendencias han conducido inexorablemente a lo que podría llamarse
"super-psicologización" del concepto de alienación, reforzado por u n conocimiento teórico limitado de la noción clásica de alienación y por la virtual ausencia
de métodos de investigación macrosociológica. Salvo contadas excepciones, es
raro que los estudios empíricos sobre la alienación analicen los determinantes
estructurales o ambientales de las variedades de alienación psicológica generalmente seleccionadas para la investigación.
Los investigadores encuadrados en esta tradición son, pues, incapaces de
formular juicios bien fundados acerca de las condiciones estructurales determinantes de la alienación en la sociedad en general. Aquí, los términos de la cuestión
se limitan básicamente a sentimientos, percepciones y actitudes de los individuos.
Al centrarse con exclusividad en el estado subjetivo de las personas, los problemas
socioestructurales y las condiciones materiales que se supone están en el origen
de las alienaciones psicológicas quedan, por definición, fácilmente excluidos del
análisis.
El debate se inició con la obra conceptual precursora de Melvin Seeman
[1959]. C o n pleno conocimiento de muchos de estos problemas, Seeman afirma
francamente que su decisión de secularizar el concepto de alienación —o sea
"traducir a problema secular lo que era sentimentalmente concebido" [p. 791]—
fue u n riesgo calculado, una empresa estratégica encaminada en última instancia
al logro de mayor claridad, sin comprometer necesariamente el alcance intelectual
o las preocupaciones humanistas inherentes a las teorías clásicas.
Seeman [1972, p. 508] ha respondido a algunas de las críticas que se le han
hecho: "no hay duda en cuanto a la fuerza crítica originalmente vinculada al
concepto de alienación, ni en cuanto a la expresada por partidarios m á s recientes del
enfoque normativo (Marcuse, G o o d m a n , F r o m m y otros). Pero lo que se gana en
fuerzacrítica suele perderse en repetición y enunciación no analítica—que es la razón
592
David Schweitzer
por la que el mejor conocimiento que últimamente se tiene sobre M a r x [...] en esta
reciente literatura crítica sea a m e n u d o difícil de catalogar". L a mayor parte de los
investigadores de esta corriente, que siguen las orientaciones : de Seeman, siguen
también implícitamente su argumentación: " L a secularización del concepto de
alienación es una empresa estratégica que n o restringe nuestro interés por toda
la vasta serie de problemas que palabras tales c o m o justicia, mal, confianza,
ignorancia o desarrollo personal encierran, ni nuestra competencia para hablar
de ellos y examinarlos." [p. 508; también Seeman, 1967].
L o que n o obstante parece que faltara en casi todos los demás estudiosos
empeñados en esta corriente de investigación empírica, de estilo preponderantemente norteamericano, es un cierto diálogo y entendimiento crítico respecto a las
cuestiones m á s amplias y generales de la teoría, la historia y el análisis estructural:
cuestiones sobre todo planteadas por sociólogos europeos y por críticos marxistas
en particular [por ejemplo, Israel, 1971; K o n , 1969; Vidal, 1969; Touraine, 1967;
también Plasek, 1974; Lee, 1972; Scott, 1963; Feuer, 1962].
Dentro de esta comunidad científica, la discusión y el debate están generalmente limitados a intereses m á s estrechos y domésticos, c o m o son la medición
de actitudes, los procedimientos de determinación de escalas, las técnicas estadísticas y los puntos polémicos internos, tal c o m o la cuestión de la unidad: y la
medida en que las variedades de alienación psicológica tienen correlación estadística [por ejemplo, Neal y Rettig, 1967].
E n la tradición empírica que nos ocupa, las preguntas y las respuestas
acerca de la alienación vienen en amplia medida determinadas por las exigencias
y restricciones de técnicas de encuesta arquetípicas, que necesariamente se centran
en respuestas individualizadas de tipo, psicológico, o sobre actitudes a preguntas
formuladas en cuestinarios de estructura generalmente cerrada y programas de
entrevista estandarizados. Al reducir el radio de análisis a una enumeración de
características individuales, y separar así al individuo del contexto históricoestructural m á s amplio, la investigación empírica se presenta m u y a m e n u d o c o m o
una forma de psicología social global. A d e m á s , la insistencia cada vez mayor en
el uso de métodos cuantitativos, escalas de alienación estandarizadas y procedimientos estadísticos de alta potencia se mantiene por lo c o m ú n a expensas de la
teoría esencial.
L o que generalmente falta en los estudios empíricos de la alienación es una
representación mental m á s amplia, una visión macroteórica y una comprensión
histórico-estructural de las variables, relaciones y procesos que en ella intervienen.
Se echa de menos aquí u n énfasis compensador sobre las cuestiones m á s universales, m á s interesantes e imaginativas de la teoría sociológica y del análisis
histórico que permitan alguna comprensión de los procesos estructurales y mecanismos condicionantes que se supone están en el origen de las alienaciones
típicamente seleccionadas para la investigación en los estudios de esta escuela
empírica. Se precisan, pues, para complementar dichos estudios, métodos de
Teoría e investigación de la alienación
593
investigación macrosociológica que traten, de maneras teórico-específicas m á s
directas, los componentes materiales o estructurales de la alienación y la desalienación y sus manifestaciones subjetivas.
El problema de la unidad
L a proliferación de conceptos, términos y sinónimos que ha surgido en las dos
últimas décadas en torno de la alienación ha determinado u n correlativo interés
por hallar u n núcleo, u n c o m ú n denominador o u n concepto multidimensional
unificante bajo el que puedan englobarse todas las variedades de alienación. Se
ha sugerido que la alienación es u n "síndrome" de diversas formas de manifestaciones que presentan cierta unidad y que existe u n significado c o m ú n de m á s
amplio alcance que el que pueda colegirse de u n a noción general de separación.
Q u e esta sugerencia sea plausible, o que merezca siquiera la pena seguirla
y ahondar en ella, es materia que habrá que debatir. También se ha afirmado que
la alienación in abstracto n o existe, pero que hay innumerables alienaciones concretas, y que cualquier intento de fundirlas a todas en una sola y simple concepción
multidimensional debe abandonarse c o m o teórica y conceptualmente imposible.
Incluso los subtipos de trabajo alienado de M a r x solamente comparten un origen
c o m ú n y la idea de separación. Ludz [1975, p . 39], no obstante, concluye su repaso
de la literatura con una nota optimista, sugiriendo que la construcción de u n a
teoría general de la alienación que armonice conceptos y metodologías divergentes
es una posibilidad última.
Quizá el factor m á s importante que haya conducido a la proliferación de
términos y conceptos de alienación en las ciencias sociales provenga de la original
conceptualización de Seeman con sus cinco (aumentadas posteriormente a seis)
categorías de alienación psicológica: impotencia, falta de significado, falta de
normas, extrañamiento cultural o aislamiento en la adopción de valores, autoextrañamiento y aislamiento social. Seeman [1975] resume el cúmulo de descubrimientos empíricos y recientes avances realizados sobre estas variedades de
alienación, que han ido apareciendo desde que él publicó su artículo conceptual
originario en 1959. Parece congruente que opte también por concluir con el polémico punto de lá unidad, ya que se encuentra en el fondo del considerable debate
teórico y empírico. Otros autores, sin embargo, plantean dicho debate en términos
conceptuales diferentes.
E n parcial contraste con Schacht [1976] —que niega las concepciones de
unidad esencialistas pero n o la posibilidad de u n "parecido de familia" entre las
diferentes variedades de alienación— algunos teóricos parten del principio de que
efectivamente existe por lo menos un c o m ú n denominador, entre las variedades
psicológicas de alienación de Seeman, siempre y cuando se contemplen a un nivel
de abstracción suficientemente elevado.
594
David Schweitzer
David Hays [1976], por ejemplo, ha intentado demostrar esto mediante
una singular aplicación defilosofíalingüística. Hays localiza u n . c o m ú n denominador en el incumplimiento de lo que él llama el "contrato natural", o sea el
principio por el cual un organismo puede actuar con el fin de obtener aquello que
es bueno para él. Las variedades de alienación elucidadas por Seeman reflejan
algunas de las formas en que este contrato natural puede quebrantarse, por u n
cercenamiento de la interacción positiva entre una persona y su medio natural y
social. Análoga es la aplicación al caso de. la teoría general de sistemas que hace
Felix Geyer [1976, 1980]. Se concibe a los individuos c o m o sistemas.que funcionan en interacción m á s o menos abierta con partes importantes de su medio.
Contempladas desde u n nivel de abstracción relativamente elevado, todas las
formas de alienación implican problemas de tratamiento de la información por
parte de los individuos. Aplicando la teoría general de sistemas, las variedades de
alienación de Seeman se ven c o m o averías parciales en el funcionamiento "normal"
del sistema. L a impotencia, por ejemplo, está relacionada con. problemas de
tratamiento de la información localizados esencialmente en la salida del sistema,
de.suerte que las alternativas de comportamiento aparecen gravemente limitadas
para el individuo. Geyer y Hays, cada u n o a su m o d o , intentan demostrar la
existencia de un cierto orden de unidad, elevando el nivel de abstracción.
Si bien logra encontrar u n c o m ú n denominador entre las variedades.de
Seeman, Hays plantea dudas sobre la posibilidad de que todas las variedades de
alienación pueden englobarse bajo una concepción unificadora. Esto guarda
relación con otra versión del problema del reduccionismo, nuevamente considerado en u n sentido de neutralidad crítica, sin sus habituales connotaciones negativas. Seeman se vale de un enfoque psicológico mientras que M a r x procedió desde
un ángulo sociológico. L a unificación de ambos depende del problema m á s general
de la ontologia de las ciencias sociales. Las ciencias naturales, según Hays, tienen
una ontologia común: la de las partículas elementales. L a biología puede ya hoy,
en principio, ser reducida a química, y la química a física. El problema es si la
sociología (con la sociedad c o m o concepto central) puede reducirse a psicología
(con la mente c o m o concepto central) y la psicología a su vez a biología. E n opinión de Hays, la psicología n o ha resuelto aún el problema relativo a la reducción
de la mente a un compuesto de entidades biológicas que actúen con arreglo a leyes
biológicas, mientras que la sociología tiene ya casi resuelto el problema de la
sociedad c o m o u n compuesto de entidades psicológicas que obran con arreglo a
leyes psicológicas.
La evidencia empírica sobre la cuestión de la unidad, basada en análisis
correlaciónales y factoriales de datos de encuestas sobre actitudes, es contradictoria y nada convincente [véase Neal y Rettig, 1963, 1967; Streuning y Richardson,
1965; Cartwright, 1965; S i m m o n s , 1964-1965]. El propio Seeman ha insistido en
que no existe, entre sus variantes de alienación, ninguna unidad inherente [1972,
p. 513]. Según la evidencia empírica, la falta de unidad puede m u y bien deberse
Teoría e investigación de la alienación
595
a problemas metodológicos presentes en el curso de todo el proceso de realización,
desde las diferentes conceptualizaciones y mediciones de las variantes de alienación
psicológicas a las diferencias en las técnicas estadísticas aplicadas en los distintos
estudios.
Es probable, n o obstante, que la explicación esté m á s en las diferencias
epistemológicas fundamentales que separan estas variedades de alienación. L a
historia social de los conceptos de alienación y anomia, por ejemplo, tiene sus
raíces en las contrapuestas ideologías y suposiciones normativas acerca de la
naturaleza del hombre, de la sociedad y de las relaciones entre ambos. C o n todo,
se ha llevado a cabo un intento de fusionar la perspectiva radical y optimista de
M a r x sobre la alienación con la noción de anomia básicamente conservadora y
pesimista de Durkheim. L a aproximación empírico-analítica ha conducido a una
reducción del concepto de alienación estructural-relacional de M a r x a mediciones
de impotencia o ineficacia individual, y del concepto puramente sociológico de
anomie, de Durkheim, a mediciones de falta de normas, anomia o a n o m y persor
nales. U n a vez reducidos a m b o s conceptos a estas categorías psicológicas, se trata
de demostrar estadísticamente su unidad o su falta de unidad.
Pero si seguimos el rastro de estas categorías y variantes hasta sus supuestas
raíces en las teorías clásicas, nos encontraremos con que alienación y anomia
son conceptos contrarios. Quizá los dos describan comportamientos y descontentos
análogos, y acaso sirvan de metáforas éticamente sólidas para atacar las instituciones y valores dominantes de la sociedad industrializada, pero también están
fundamentados en ideologías y supuestos diferentes, con directrices para el cambio
y la acción distintas [véase Horton, 1964, 1966; también Lukes, 1967].
L o expuesto anteriormente indica claramente que, c o m o muchos teóricos e
investigadores de la alienación proponen, nos valdría mejor buscar términos
diferentes y m á s exactos para denominar cuanto suele incluirse bajo el término
"alienación".
Prioridades
Aclaración conceptual y terminológica
Quizá el quehacer m á s importante que aún sigue retando a teóricos e investigadores
de la alienación de todas las escuelas sea el que gira en torno a los problemas de
significado, conceptualización y terminología. Se echa de menos una investigación
y u n análisis sistemáticos sobre las distintas maneras en que teóricos e investigadores de la alienación han empleado el término. U n a labor sistemática de
clarificación conceptual y precisión terminológica a través y por sobre todas las
fronteras disciplinarias y paradigmáticas tradicionales es hoy por hoy de interés
prioritario, y un requisito previo para el adelanto del saber sustantivo en el c a m p o
596
David Schweitzer
m á s amplio y general de la teoría y la investigación sobre alienación. U n o s pocos
estudiosos han acometido recientemente esta difícil empresa, aunque- difieren
considerablemente en sus enfoques.
U n a de las aportaciones m á s decisivas hasta la fecha es el reciente esfuerzo
del científico social alemán, Peter Ludz [1979] hacia u n análisis terminológico y
conceptual sistemático. Este autor ha presentado u n proyecto viable de estudio
de la etimología y la Geitesgeschichte de la palabra y u n análisis de los autores
clave y de los diferentes usos del término. A u n q u e aún se encuentra en sus fases
preparatorias, dicho proyecto proporciona pautas innovadoras para la prosecución
de una labor terminológica y conceptual que cubre u n extenso espectro de significados y de usos en las esferas legal, social, médico-psicológica y filosófico-teológica.
E n u n esfuerzo paralelo por abrir nuevos surcos en el terreno etimológico
y conceptual, Ludz [1981] rastrea la evolución del término y del concepto de alienación en el pensamiento occidental. Centrándose en las connotaciones de valor
positivas del concepto, tan frecuentemente desdeñadas, traza las líneas del desarrollo conceptual, desde lafilosofíaantigua y el pensamiento gnóstico-místico
(el pensamiento mandeo y maniqueo, así c o m o lafilosofíadel Corpus hermeticum
y la primitiva gnosis cristiana), pasando por las obras de Plotino (205-270), Agustín
(354-430), T o m á s de Aquino (1225-1274), Meister Eckhart (1260-1327), hasta
Fichte y Hegel.
Í
.., El metódico examen a que somete Ludz la evolución del término,y del
concepto en la historia dé las ideas revela u n espectro m á s amplio y m á s rico de
significados y de usos, que comprenden connotaciones de valor positivas, neutras
y negativas. Esta tradición se interrumpe bastante bruscamente con Feuerbach
y con M a r x . Ludz, no obstante, toma de nuevo el hilo y sigue la pista de la tradición gnóstica y hegeliana hasta algunos científicos sociales alemanes del siglo x x
(Simmel, Adorno, Gehlen) que, de una forma u otra, han actualizado las connotaciones de valor del concepto, tanto positivas c o m o negativas.
Otro esfuerzo m u y importante por localizar y distinguir los diferentes significados y usos del término alienación en la historia de las ideas se evidencia en la
cronología de las obras delfilósofonorteamericano Richard Schacht. Se extienden
éstas desde una reseña de la literatura existente sobre alienación [1970] hasta
ensayos rigurosamente conceptuales, que intentan desenmarañar los diferentes
significados que se aprecian en las formas objetivas y subjetivas de alienación y
las distinciones entre las mismas. L o que es especialmente reconfortante, es la
lógica sistemática que aplica Schacht a la organización de sus argumentos y categorías conceptuales. E n uno de dichos ensayos [1976], trata las diferentes formas
de alienación c o m o formas de "discordancia", que son categorizadas en dos
amplios grupos, estableciendo así la diferencia entre formas psicológicas y formas
sociológicas de discordancia. A u n q u e conceptualmente distintos, hay una imbricación interaccional implícita dentro de cada grupo y entre uno y otro. El primer
grupo hace referencia a las "insatisfacciones subjetivas" o psicológicas, con espe-
Teoría e investigación de la alienación
597
cial atención a las percepciones, sentimientos, creencias, actitudes, deseos y aspiraciones de los individuos respecto a las situaciones y relaciones en que se encuentran. El segundo grupo nos remite a las "disfunciones objetivas" de la sociedad, y
la atención sefijaaquí en la* discordancia existente en las relaciones sociales. El
problema de la discordancia, a este nivel de análisis, es el de integrar el comportamiento del individuo con las expectativas y las normas del grupo, y el c o m p o r tamiento del individuo y del grupo con las leyes e instituciones de la sociedad.
E n u n esfuerzo conceptual m á s reciente, Schacht [1981] centra su atención
en las alienaciones económicas. L a noción de alienación económica se ciñe a las
relaciones específicas entre los agentes económicos y su actividad propia, es decir
entre u n trabajador y su función laboral o el desempeño de su papel como,tal
trabajador. Se distinguen dos tipos de alienación económica: u n o de ellos nos
remite a un estado de cosas económico-relacional, que puede resultar útil en las
ciencias sociales c o m o concepto analítico (neutral) puramente descriptivo; el
otro nos lleva a una noción interpretativa-evaluativa (normativa), m á s idónea
para la crítica moral y humanística de las instituciones y.valores dominantes de
la sociedad industrializada. Schacht se interesa por el primero. L a alienación
económica c o m o categoría analítica puramente descriptiva es cuidadosamente
diferenciada en formas objetivas y subjetivas. Las formas objetivas consisten en
relaciones y comportamientos socioeconómicos observables, y.la alienación se
evidencia.en actividades económicas que son incontrolables, impersonales en
cuanto a su organización y gestión, y básicamente anónimas. Ello implica la
renuncia o la pérdida de la autonomía y del control del trabajo personal y de los
productos delmismo. Las formas subjetivas de la alienación económica consisten
en estados de experiencia y de actitud de individuos partícipes en la actividad
económica, es decir, una insatisfacción intrínseca con el trabajo.
. También reconoce Schacht las connotaciones de valor positivas y neutras
de la alienación, al igual que las negativas, y trabaja con ellas. Algunas formas de
alienación se consideran reprobables,.tan sólo en la medida en que se las vincula
a una antropologíafilosóficanormativa. Se atribuye significación evaluativa
negativa a aquellas formas de alienación que coartan aspiraciones.esencialistas
y empeños humanistas relativos a la naturaleza del hombre y al carácter de.una
vida auténticamente h u m a n a . Pero, parte de la formidable tarea que este autor
se ha impuesto consiste en desarrollar una noción de alienación que sea independiente de cualesquiera ideas esencialistas o supuestos normativos acerca de la
naturaleza del hombre y de la sociedad. Su mira es llegar, a u n razonamiento
fundado y coherente que permita emplear ciertas nociones de alienación en
descripciones sinjuicios de valor y análisis empírico-teóricos en las ciencias sociales.
Schacht, en efecto, ha intentado articular u n razonamiento básico para neutralizar el concepto y transformarlo en u n instrumento analítico objetivo, conservando al m i s m o tiempo gran parte de su significado clásico.
Otro empeño intelectual reciente es la: reafirmación conceptual que hace
598
David Schweitzer
John Torrance [1977] de la alienación y el extrañamiento desarrollados por las
teorías clásicas. Torrance, sociólogo británico, mantiene una neta distinción
entre dos elementos que con frecuencia se confunden en el concepto de alienación:
alienación, en el sentido de pérdida o dejación (Entaüsserung), y extrañamiento,
en el sentido de enajenamiento u hostilidad (Entfremdung). A u n q u e son pocos los
estudiosos que han llevado esta distinción m u y lejos, Torrance sigue paso a paso
la evolución de estos dos significados de alienación, esclareciendo la importancia
teórica de cada uno de ellos en formas que arrancan fundamentalmente de los
enfoques de casi todos los demás autores contemporáneos. U n o de los intereses
primordiales que lo guían es el de contrarrestar las acostumbradas ambigüedades
que han plagado la teoría de la alienación, separando y contrastando estos dos
elementos en términos especificativos y conceptuales rigurosos que sean aplicables
a la teoría sociológica y a la investigación empírica.
M á s recientemente, Torrance [1981] ha ampliado esta obra en u n ambicioso esfuerzo por encontrarle al concepto de alienación u n uso que incorpore
los componentes estructurales sociales, que n o deba nada a lafilosofíani a la
psicología, que sea virtualmente científico, que no duplique conceptos sociológicos ya existentes, pero a pesar de todo, que pueda reivindicar su legítima
descendencia de lás teorías clásicas de Hegel, Feuerbach y M a r x . Al m i s m o
tiempo, Torrance recurre a las teorías sociológicas de la acción y de la formación
de grupos en un esfuerzo por concatenar y fusionar elementos teóricos tan desdeñados c o m o son las emociones, los significados y las acciones sociales en una
teoría de la alienación reformulada.
U n a parte m u y considerable de la literatura y del diálogo sobre la alienación
aparece aún enredada por conceptualizaciones demasiado vastas y genéricas,
ambigüedad terminológica y aplicaciones indiscriminadas, a tal extremo que
con frecuencia toda discusión seria sobre el tema resulta entorpecida y malograda.
E n realidad, el verdadero significado de la alienación suele quedar diluido hasta
el punto de que muchas veces se llega a una virtual carencia de significado. L a
labor etimológica y terminológica de Ludz y el trabajo conceptual de Schacht y
de Torrance, entre otros [Geyer y Schweitzer, 1981; Hays, 1976; Johnson, 1973],
representa u n esfuerzo concertado por contrarrestar estas tendencias.
Hacia un inventario de proposiciones y formulación
de una teoría general de la alienación
L a teoría y la investigación sobre alienación han evolucionado hasta el punto en
que hoy, siguiendo los derroteros de Ludz y de otros, podríamos considerar la
elaboración de u n inventario de proposiciones y de descubrimientos empíricos.
Esto exige un repaso sistemático de la literatura que existe sobre la materia, especialmente en lo que respecta a conclusiones empíricas e hipótesis sobre la alie-
Teoría e investigación de la alienación
599
nación en relación con los resultados empíricos disponibles. Tal iniciativa sería
c o m o u n primer paso para poder u n día determinar la amplitud de los conocimientos bien fundamentados con que contamos en este c a m p o . •
L a única tentativa en este sentido es el sucinto recuento que hace Seeman
[1975] de los hechos reseñados en la literatura empírica sobre sus variedades
psicológicas de alienación. A u n q u e limitada a la corriente empírica central de
investigación mediante práctica de encuestas y a la teorización adhoc o de alcance
medio, es con todo una valiosa relación del acervo actual de conocimientos de
por lo menos una corriente influyente. : '
U n inventario no tendría por qué limitarse a esta corriente empírica. C o m o
concluye Ludz [1975, p. 31], en otro estudio de la misma clase, se necesita urgentemente u n catálogo de todas las manifestaciones y todas las proposiciones concernientes a la alienación. Dicho catálogo podría incluir en su radio m á s amplio
generalizaciones sistemáticas y enunciados teóricos fundados én la historia del
término y del concepto en el pensamiento occidental.
A u n q u e los problemas y obstáculos con que se tropieza en empeños de
esta naturaleza son enormes, los inventarios de proposiciones se han intentado
ya con diversa fortuna en otros campos [véase la aplicación esquemática de métodos
inductivos y deductivos en la literatura sobre relaciones étnicas comparadas
que, en 1970, hace Schermerhorn]. Especialmente en lo:que atañe a métodos y
estrategias de elaboración teórica, podríamos hallar algunas orientaciones útiles
acudiendo sobre todo a los sociólogos teóricos norteamericanos [por ejemplo,
Mullins, 1971; Blalock, 1969; Stinchcombe, 1968; Zetterberg, 1965].
Las piezas que se precisan para la construcción de una teoría de la alienación m á s amplia y global imponen una cuidadosa especificación de los principales conceptos, variables (un tipo importante de concepto) y enunciados teóricos,
así c o m o la habilitación de u n marco contextual donde insertar sistemáticamente
estos enunciados, es decir, el marco de los principios de reducción axiomática,
de deducción pluralista paralela o de inferencia causal [véase Turner, 1978, p. 2-13].
El orden de prioridades para cualquier teoría general de la alienación parece ya
relativamente explícito. Ludz, Schacht y otros, cada cual a su manera, han iniciado
parte de la labor conceptual y terminológica que acaso sirva para despejar el
camino de una elaboración teórica más ambiciosa.
El paso siguiente sería considerar algunas de las posibilidades que existen
para organizar sistemáticamente los principales conceptos, variables y enunciados
en un marco contextual viable. Si optamos por u n marco axiomático, por ejemplo,
esto puede exigirnos u n delineamiento de axiomas abstractos conducentes, a
través de derivaciones lógicas, a proposiciones e hipótesis específicas que predigan
c ó m o deberán acontecer los hechos en una situación concreta y determinada. A
su vez, estos pasos en el proceso de elaboración teórica pueden allanar el camino
para sentar el andamiaje preliminar de una metateoría plausible de la alienación,
que trascienda los límites disciplinarios y paradigmáticos tradicionales.
600
David Schweitzer.
Extensiones y reformulaciones teóricas
Se observa actualmente una creciente disposición a explorar teorías y paradigmas
alternativos y una acusada tendencia hacia la reconciliación o fusión dosificada
de enfoques en el estudio de la alienación tradicionalmente opuestos. Varias
extensiones y reformulaciones teóricas recientes basadas en las teorías de la alienación clasicas han incorporado elementos procedentes de una amplia diversidad
de otros enfoques teóricos y corrientes intelectuales, entre los que se cuentan
teorías sociológicas de la acción social y formación de grupos [Torrance, 1977,
1981], la teoría de la socialización [Heinz, -1981] y la psiquiatría y fenomenología
existenciales [Johnson, 1976; Gabel, 1975].
Otros i empeños teóricos y sintetizadores recientes en este c a m p o se han
centrado m á s específicamente en intentos de reformular los interrogantes sobre
la alienación utilizando enfoques y modelos formales diversos: la construcción
psicolingüística de mapas cognoscitivos y modelos conceptuales de Hays [1976];
los mapas etimológicos y el proyecto formal para el análisis terminológico y conceptual de L ú d z [1979]; la aplicación de la teoría general de sistemas de Geyer
[1980]; el modelo cibernético de sistemas biopsicosociales de Manderscheid [1981]
referente a la asimilación y al stress; el modelo de construcción matemática formal
de N o w a k o w s k a [1981]; la labor esquematizadora de Hajda y de Travis [1981]
hacia el delineamiento de algunas de las vías.causales.de.la. relación triádica
clásica,entre variables.causales macrosistémicas, variedades subjetivas de alienación y consecuencias hipotéticas en el comportamiento, dentro; de la tradición
sociopsicológica de investigación empírica y teorización de alcance medio.
: Estos esfuerzos denotan una creciente tendencia, y al m i s m o tiempo un
interés prioritario, por ese tema de estudio para u n grupo internacional de teóricos
cada vez m á s numeroso. A u n q u e los magnos empeños teóricos y las construcciones
de modelos formales nos deparen1 algunos atisbos heurísticos sobre la alienación,
deben cuidarse, empero, de los problemas de abstracción, que tan a m e n u d o
desvirtúan ó confunden las circunstancias concretas de la alienación. U n a de las
necesidades que desde hace tiempo se dejan sentir en la especialidad es que la labor
teórica y esquematizadora.de este tipo ofrezca posibilidades m á s directas de aplicación y verificación para la investigación empírica, por u n lado, y brinde orientaciones m á s concretas para el cambio sustantivo, la acción y la desalienación,
referidas a las experiencias del sentido c o m ú n y las realidades de la vida cotidiana,
por otro [una evaluación m á s amplia de los,recientes avances teóricos aparece
en Schweitzer y Geyer, 1981].
I .
. . .
Problemas de permanente interés en el seno del marxismo
L a casi sorprendente profusión actual de obras directa o indirectamente relacionadas con la teoría de la alienación de M a r x alcanza tales grados, que ha surgido
Teoría e investigación de la alienación
601
en la literatura marxista u n desconcertante elemento de saciedad con respecto al
significado, objeto y utilidad del concepto de alienación. Esto se debe en parte a
la manera en que M a r x formuló su teoría. L a alienación para M a r x es u n fenómeno
total, que abarca la condición h u m a n a entera. C o n una concepción tan ambiciosa,
puede afirmarse que M a r x no se mostró a la altura de su teoría, que le falta significado específico pese a' las distinciones analíticas que hiciera en el estudio del
trabajo alienado de sus: primeros escritos, distinciones que reiteradamente se
mencionan en sus trabajos,'pero que raras veces se llevan adelante.
Por consiguiente, existe u n acuerdo relativo dentro del marxismo en cuanto
al significado, objeto o utilidad del concepto de alienación. Interpretaciones materialistas intransigentes se enfrentan con lecturas esencialistas yfilosóficasabstractas
de Marx; se lanzan acusaciones de revisionismo y economismo contra cualquier
interpretación qué, en estimación de sus impugnadores, socave el análisis y la
lucha de clases, mientras que otros sostienen que M a r x en realidad abandonó
:
el concepto de alienación.
"'
. '
Es preciso examinar m á s atentamente las contradicciones que existen dentro
del marxismo contemporáneo y se debería situar m á s firmemente la evolución
del concepto dentro de una historia marxista de las ideas. E n esta labor cabría
incluir, entre otras cosas, la ordenación y clasificación sistemática de los distintos
significados, usos y connotaciones imputados al término y al concepto, según
los diferentes tipos de marxismo [para, una revisión general de los significados y
usos marxistas de la noción de alienación véase Strmiska, 1974; tratamientos m á s
completos de la teoría y el concepto en las obras de M a r x aparecen en Oilman,
;
1976; Meszáros,: 1975].
'
\ .
' .'
La' cuestión de la alienación bajó el socialismo sigue siendo otro tema de
interés prioritario entre algunos marxistas. Desde la sorprendente declaración de
Schaff [1970, edición original 1965] el tenia adoptó nuevas formas críticas según
las cuales la abolición de la propiedad privada no significa el fin de todas las formas
de alienación, ni siquiera de las alienaciones económicas especificadas por M a r x ;
El socialismo no ha superado por completo ninguna de las formas conocidas
de alienación, siquiera sea por la persistencia de u n aparato estatal coercitivo.
H a n surgido formas de alienación nuevas o modificadas en relación con las nuevas
formas de contradicción y de lucha presentes en la cambiante estructura de clases
de las sociedades socialistas [véase Connor, 1979; Wesolowski, 1979; Konrad y
Szelenyi, 1979; intentos de restaurar el concepto de alienación por parte de
algunos estudiosos soviéticos pueden verse en Oiserman, 1963; Amnrosov, 1972;
Glezerman, 1972; véase también la revisión efectuada por Yanowitch, 1967, y
los trabajos dé D a w y d o w , 1964].
El filósofo marxista yugoslavo Mihailo Markovié [1981] aborda algunos
de estos problemas desde una explícita perspectiva humanista. Su noción de alienación se funda en premisas y compromisos relacionados con la naturaleza del
hombre y el carácter de una vida auténticamente h u m a n a . Se contempla al hombre
602
David Schweitzer
c o m o esencialmente independiente, autónomo, creativo y sociable. L a comunidad
h u m a n a ideal sería aquélla libre de toda dominación exterior, con individuos
autodeterminantes facultados para relacionarse en una atmósfera solidaria de
mutualidad y reciprocidad. Es con esta visión de una sociedad emancipada y
dueña de sus actos, donde individuos y comunidades asumen el control de los
productos de su actividad h u m a n a , c ó m o la concepción de la autogestión obrera
de Markovió adquiere pleno significado y perspectiva histórica. L a autogestión
de los trabajadores se estima c o m o una condición previa indispensable, pero n o
suficiente, para reducir ciertas formas de alienación y para mejorar radicalmente
la calidad de la vida laboral bajo el socialismo. N o se detiene este autor en la
situación socialista, sino que hace extensivo su análisis a algunos ejemplos c o m p a rativos y a las posibilidades de mejorar la calidad de vida en el trabajo, con la
creación de empresas autogestionárias en sociedades capitalistas y socialdemócratas
[véase Cherns, 1976, 1981; Rosner, 1980, respecto a la situación en los kibbutz].
Tal vez el aspecto m á s útil y penetrante de la reciente contribución de
Markovié esté en su decisivo énfasis esquematizador respecto al inseparable nexo
que existe entre micro y macro niveles de análisis (y de cambio) respecto a la
alienación, la desalienación y la autogestión obrera bajo el socialismo. Se muestra
totalmente explícito en cuanto a los obstáculos y limitaciones que es preciso
enfrentar. C o m o la propia experiencia yugoslava indica, los experimentos colectivos de autogestión obrera n o pueden medrar plenamente y la calidad de la vida
no puede ser radical o totalmente mejorada, sin una correspondiente reestructuración emancipadora del sistema social en su integridad. Tal reestructuración
supone necesariamente la implantación de firmes valladares y frenos contra la
fundamental estructura autoritaria del poder del Estado; contra la ideología
oficial que palia y encubre las contradicciones sistémicas básicas y socava la
conciencia socialista de los trabajadores; contra los manejos de la tecnocracia y la
burocracia política en su afán incesante de ascenso y de poder; contra las tendencias
hacia la desigualdad y la jerarquía en la estructura general de la sociedad; contra
el creciente control del Estado en todas las esferas de la actividad h u m a n a , ejercido en nombre de la racionalidad económica. A u n q u e Markovié centra su atención en,la relación macro-triádica entre
trabajadores, colectivos autogestionários y sociedad, su línea de análisis desenmascaradora podría m u y bien ampliarse a la economía política del sistema mundial
general. Si, c o m o trata de demostrarnos, las pequeñas formas colectivas de autogestión obrera no pueden prosperar bajo las coerciones de una estructura de poder
autoritario en la sociedad en general, entonces es m u y probable que, por razones
análogas, una sociedad m á s emancipada y reestructurada tampoco pueda prosperar dentro del marco global del sistema capitalista mundial. Esto nos trae a la
memoria el llamado universal a la emancipación que hace el joven M a r x , y que
alcanza no sólo a los trabajadores de una sociedad particular, sino a la humanidad
entera.
.
, ,
.
Teoría e investigación de la alienación
603
U n o de los temas explícitos de muchos críticos marxistas de Europa del
este, que organizan gran parte de sus trabajo de análisis en torno a los conceptos
de alienación, reificación o fetichismo, es la imputación de que los Estados socialistas han perdido de vista los empeños humanísticos que presumiblemente dieron
su primer Ímpetu a las estrategias del desarrollo socialista, la modernización y el
desarrollo económico [véase Heller, 1978; Kolakowski, 1978; Bahro, 1978; Horvat
y otros, 1975; Supek, 1970; Stojanovic, 1969; Vranicki, 1965; Almasi, 1965]. Sólo
en años recientes algunos estudiosos e investigadores marxistas han empezado
a hacer una que otra discreta incursión analítica en este descuidado ámbito de
estudio, aplicando casi siempre una metodología marxista al análisis crítico de la
teoría y de la práctica marxista oficial dentro de las sociedades socialistas.
Pese a la reciente profusión de literatura marxista y al masivo caudal de resultados empíricos acerca de la alienación, hay poca investigación empírica sistemática, especialmente de carácter comparativo entre diversas sociedades, que
aporte datos para una investigación de bases sólidas de la teoría de la alienación
de M a r x . Los problemas metodológicos que esto plantea parecen casi insuperables,
especialmente cuando lo que se intenta es una fusión del análisis crítico marxista
con los métodos de investigación empírica. N o obstante, algunos trabajos empíricos
recientes han venido a indicarnos que es posible aplicar técnicas de encuesta, con
ciertas matizaciones y modificaciones, a una investigación empírica de la teoría
de la alienación de M a r x , tanto en sociedades socialistas [por ejemplo, Whitehorn,
1979] c o m o capitalistas [por ejemplo, K o h n , 1977].
...<••
Cabe exigir aquí u n a labor conceptual y empírica m á s avanzada que se
atenga firmemente a un marco analítico marxista. El objetivo último sería elaborar
estrategias.viables para salvar la brecha que existe entre la teoría clásica y las
aplicaciones de la investigación empírica contemporánea. Entre los requisitos
previos necesarios para u n a labor empírica de base marxista está la elaboración
de conceptualizaciones y mediciones que se ajusten a las formas objetivas de alienación especificadas por M a r x , especialmente sus diferenciaciones analíticas del
trabajo alienado. L a mayor parte de la investigación empírica convencional hasta
la fecha se ha centrado casi exclusivamente en las variedades psicológicas de la
alienación, a tal punto que la corriente radical de evaluación normativa y análisis
crítico de la teoría de M a r x se ha visto generalmente cercenada.
Estudios comparativos internacionales
La mayoría de las investigaciones empíricas sobre la alienación se han limitado
hasta ahora a los problemas y contradicciones de sociedades aisladas, y el grueso
de estas investigaciones gira hoy mayormente en torno a la situación norteamericana. Aquellos estudios que pretenden alguna comparabilidad son sólo cuasicomparativos, en el sentido de que simplemente se reproducen encuestas analíticas
604
David Schweitzer
llevadas a cabo en el seno de una determinada sociedad en otra sociedad distinta,
con frecuencia muchos años después. L a falta de una labor sistemática y explícitamente comparativa acerca de las similitudes y diferencias entre diversas sociedades o lapsos, y que impliquen análisis comparativos longitudinales, representa
otro ámbito de investigación descuidado. N o obstante, recientes esfuerzos realizados en esta dirección parecen indicar que los estudios empíricos sobre la alienación a nivel comparativo entre sociedades forman hoy parte de una tendencia
de la investigación en desarrollo [véase Archibald y otros, 1981; Reimanis, 1978;
Shepard y K i m , 1978; A r m e r y Isaac, 1978; también Seeman, 1977; Simpson, 1970].
L a necesidad de una investigación comparativa internacional m á s avanzada
resulta incuestionable para aquellos que tratan la alienación dentro de u n paradigma positivista de encuesta social. E n este sentido, los principales objetivos de la
investigación comparada consistirían-en especificar o delimitar los aspectos de
una teoría o proposición dadas acerca de la alienación válidos para todas las
sociedades, los que sean sistemáticamente aplicables sólo a ciertos tipos de sociedades y aquellos otros que sean singulares y válidos únicamente para sociedades
aisladas. El objetivo es,,efectivamente, universalizar la teoría y reajustar continuamente sus proposiciones dentro de una perspectiva comparativa [Marsh, 1967;
también Schweitzer, 1979]. • •'•
•-.'.'
Los estudios ' comparativos no tienen por qué limitarse à las encuestas
empíricas, desde luego. Podrían prodigarse también en análisis sociohistóricos
comparativos y críticos que reformulasen, por ejemplo, preguntas y. respuestas
sobre la alienación en términos más universales, c o m o u n fenómeno que está
inseparablemente interrelacionado con la economía mundial en su totalidad. El
estudio de la alienación desde el punto de vista del materialismo histórico y los
conflictos de clases en sociedades aisladas podría extrapolarse a la división mundial
del trabajo, al intercambio desigual y a las relaciones de dominación y explotación
entre naciones: y Estados. U n enfoque que siga estos derroteros tendrá cierta
afinidad con.las actuales teorías neomarxistas sobre la dependencia y el subdesarrollo del tercer m u n d o frente a formaciones capitalistas en la periferia del moderno
sistema mundial [por ejemplo Fröbel y otros, 1981; A m i n , 1980; Wallerstein, 1979;
Frank, 1979]. , . .*
Los problemas que se plantean son numerosos, pero n o obstante se ofrece
c o m o una línea legítima de acción. Si el problema de la alienación puede formularse según las contradicciones entre sujetos y objetos, y ser luego ampliado a las
contradicciones estructurales entre las clases, o entre las fuerzas y relaciones de
producción, entonces se infiere que esto m i s m o puede extenderse también a las
relaciones de dominación y subordinación, apropiación y explotación y producción
y control de recuros que actualmente imperan a escala planetaria.
[Traducido del inglés]
Teoría e investigación de la alienación
605
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El ámbito
de las ciencias
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Cooperación europea
en materia de información y documentación
sobre ciencias sociales:
un proceso en maduración
György Rózsa
Información sobre ciencias sociales
para uso general: algunas características
L a información sobre ciencias sociales n o está
destinada únicamente a los especialistas en ciencias sociales sino al público en general; de u n .
m o d o u otro, tiende a adquirir u n carácter universal gracias a los medios de comunicación social,
de igual manera que la física m á s avanzada se
manifiesta en forma de dispositivos electrónicos.
Tanto la información reelaborada transmitida
por los medios de comunicación social, c o m o los
productos de la microelectrónica, configuran igualmente nuestros criterios y m o d o s de vida. Otra de
sus características es su carácter global: los problemas m á s importantes del m u n d o , c o m o el
mantenimiento de la paz, la alimentación, la
energía, la lucha contra el terrorismo, el suministro de materias primas, etc., afectan a todos los
países, y, en cuanto a sus soluciones, todos revisten
un carácter sociocientífico. Junto con tal solución
se produce, por lo demás, u n proceso de innovación a gran escala necesario para resolver los
problemas globales que incluyen la ciencia, la
producción y la información. El carácter de esta
última es a la vez natural, tecnológico y sociocientífico. A u n q u e prácticamente ninguno de los
llamados problemas globales puede ser resuelto
sin recurrir a las ciencias sociales, se admite por
lo general que la investigación sobre los problemas
universales globales e innovadores es de carácter
multidisciplinario, y lo m i s m o es cierto respecto
a la información correspondiente.
Antecedentes y objetivos de la E C S S I D
L a Cooperación Europea sobre Información y
Documentación en Ciencias Sociales1 [ECSSID],
en tanto que iniciativa destinada a establecer institucionalmente una cooperación a escala europea
en materia de información sobre las ciencias
sociales, está indudablemente vinculada con el
Acta Final de Helsinki. El promotor de su concepción y de su base institucional es el Centro
Europeo de Coordinación para la Investigación
y la Documentación en Ciencias Sociales, conocido generalmente c o m o el Centro de Viena, una
organización n o gubernamental y órgano autón o m o del Consejo Internacional de Ciencias S o ciales, fundado en 1962 y establecido en Viena
en 1963 gracias a un acuerdo entre la Unesco y el
gobierno austríaco2. Durante diez años el centro
ha recibido subvenciones de la Unesco. Desde su
lanzamiento, el centro h a sido apoyado por
contratos de la Unesco, por sus veintiún países
miembros en diversas formas, y por otros órganos,
tales c o m o las academias de ciencias, las comisiones nacionales ante la Unesco y otros análogos.
El objetivo principal del centro h a sido y sigue
György Rózsa es director general de la Biblioteca
siendo el desarrollo de una labor de investigación
de la Academia de Ciencias de Hungría, en Budacomparativa. Durante muchos años el servicio de
pest; fue bibliotecario jefe de la Biblioteca de las
documentación era sólo u n nombre y apenas
Naciones Unidas en Ginebra desde 1969 a 1975; ha
figuró entre las actividades del centro. Pero, para
publicado varias monografías, estudios y artículos
fomentar los vínculos entre los científicos del este
sobre la información y las ciencias sociales en divery del oeste (europeos y norteamericanos) por
sas publicaciones periódicas nacionales e intercauces estructurados de información, por uri lado,
nacionales.
Rev. int. de cieñe, soc., vol. XXXIII (1981), n.° 3
614
f
Unesco
(Vinculada principalmente mediante su Programa General de
Información [PGI] y por su sector de Ciencias Sociales)
Consejo Internacional de.Ciencias Sociales
i
\
N
"-
,_ Centro de Viena
i
V
\
•'-
ECSSID
Conferencia General
(se reúne normalmente cada dos años)
Comité Internacional de Organización Internacional [IOCj
(Actúa gracias a la asistencia técnica de la Secretaría del Centro de Viena
que se ocupa de las actividades entre las conferencias generales)
/
/
Grupos de trabajo [GT]
Comisiones editoriales
1. Intercambio de documentos primarios
y secundarios
2 . Intercambio de informaciones sobre
la investigación en curso
3 . Compatibilidad de los sistemas
de automación
4 . Intercambio de conocimientos
técnicos; enseñanza y formación de
los especialistas y usuarios de la SSLD.
Boletín de la ECSSID
Publicado tres o cuatro veces por año
por la Biblioteca de la Academia de
Ciencias de Hungría
Bibliografía europea en materia de
ciencias sociales .
a. Unaserie sobre los países
socialistas, que será publicada
por la Pergamon Press
b. U n a serie sobre literatura de
toda Europa con temas
seleccionados, igualmente
publicada por la Pergamon Press
Publicaciones ad-hoc
Por ejemplo, la llamada Eurogaia de
los servicios europeos de la SSID,
preparada por el Centro de Información
de la Academia de Ciencias de
Bulgaria
Publicaciones no periódicas
U n a serie, editada bajo el control del
IOC, de tres a cuatro artículos de unas
cincuenta a sesenta páginas por afio
sobre temas seleccionados, que será
publicada por la Biblioteca de la
Academia de Ciencias de Hungría,
bajo la supervisión del mismo
comité que se ocupa del Boletín
F I G . 1. Estructura y organización de la E C S S I D
Cooperación europea en materia de información
y documentación sobre ciencias sociales
y para facilitar la comunicación entre las distintas
instituciones europeas de información en ciencias
sociales, por otro, la junta directiva del centro,
decidió lanzar el proyecto de la E C S S I D 3 en su
decimotercera reunión celebrada en París en 1976.
U n a de las principales diferencias entre
la E C S S I D y otros proyectos y organizaciones
regionales semejantes reside en su complejidad, ya
que su objetivo es bastante ambicioso. Se propone
el intercambio de publicaciones, la información
sobre la investigación en curso, sobre diversos
aspectos de la automación (los problemas de los
tesauros, la compatibilidad de las cintas magnéticas, etc.), sobre la enseñanza y la formación, las
actividades de publicación, la organización de
conferencias y grupos de trabajo científicos, las
diversas formas de intercambio de experiencias y
las contribuciones al desarrollo de la información
y documentación en ciencias sociales en los distintos países [SSBD], mediante programas bilaterales y multilaterales. Todas estas actividades
se llevan a cabo en colaboración con programas
similares y organizaciones análogas4.
Esto significa que la E C S S I D no se contrapone en m o d o alguno a ningún programa internacional y que sus objetivos no se superponen5.
Estructura, organización y actividades
de la ECSSID
El programa y la administración de la E C S S I D
corren actualmente a cargo del Comité Internacional de Organización [IOC], cuyos miembros
fueron inicialmente designados por la junta
directiva del Centro de Viena, seleccionados
sobre la base de una repartición geográfica razonable y complementados por representantes de los
servicios nacionales de la SSID (centros de coordinación de la E C S S I D ) , que asisten a la reunión de
la conferencia general, órgano principal decisorio.
L a conferencia general nombra grupos de
trabajo para diversas actividades y comités de
publicación encargados de la labor editorial.
L a estructura de la E C S S I D es m u y flexible.
E n las economías de planificación centralizada son
los centros de información en ciencias sociales de
las academias de ciencia los que desempeñan habitualmente el papel de centros de coordinación de
las actividades de la E C S S I D y son sus principales
contribuyentes. Ellos desempeñan en la E C S S I D la
misma función que las comisiones nacionales ante
615
la Unesco o los centros de coordinación del
U N I S I S T en el Programa General de Información . Es preciso señalar que la relación mutua entre
un programa de información mundial c o m o el
U N I S I S T y la inclusión de la información sobre
las ciencias sociales en dicho programa ha sido
examinada en m á s de una ocasión por equipos
adhoc establecidos por la Unesco. Por otra parte,
esos centros de coordinación están vinculados con
los comités nacionales del Centro de Viena y se
auto-financian parcialmente con su propio presupuesto.
Por regla general, las reuniones de la
E C S S I D son financiadas por los países de acogida
(centros de coordinación) en todo lo que se refiere
al alojamiento, costos de organización y honorarios. Los participantes hacen frente a sus propios
gastos de viaje. A través de sus academias de
ciencias, los países socialistas parecen estar m á s
familiarizados con la idea de los centros de coordinación que los países de economía y ciencias n o
centralmente planificadas. Sin embargo, siempre
se han podido superar las dificultades, pese al
hecho de que en algunos países incluso el papel
de los centros de coordinación en cuanto organizadores de la SSID en los mismos plantea a
veces problemas.
Los centros de coordinación asumen la
responsabilidad principal de organizar en cada
país la cooperación en materia de información
sobre las ciencias sociales, contribuyendo así a
la labor de la E C S S I D , asumiendo igualmente la
tarea de contribuir en diversas formas a la financiación y al apoyo de las actividades relacionadas
con los grupos de trabajo, publicaciones, reuniones, etc.
Los grupos nacionales de coordinación
existentes en la actualidad son los siguientes6:
Alemania (República Federal de): Informationszentrum Sozialwissenschaften (IZ). B o n n .
Austria: Sozialwissenschaftliche Dokumentation
der K a m m e r für Arbeiter und Angestellte
für Wien. Viena.
Bulgaria: Centro de Información Científica para
las Ciencias Naturales, Matemáticas y Sociales, Academia de Ciencias de Bulgaria.
Sofía.
Canadá: Social Science Federation of Canada.
Ottawa (miembro institucional del Centro
' de Viena).
Checoslovaquia: Biblioteca Principal, Centro de
Información Científica, Academia de Ciencias de Checoslovaquia. Praga.
Biblioteca Central de la Academia de
Ciencias Eslovaca. Bratislava. ;
Dinamarca: Biblioteca Real. Copenhague (punto
:
de contacto). :
España: Departamento del Libro y Bibliotecas,
Ministerio de Cultura. Madrid (punto de
contacto y organismo de financiación).
Francia: L e Groupe des sciences politiques, économiques et sociales [SPES]. Paris. .
El centro nacional de coordinación que
comprende:
Centre national de ; la recherche scientifique/Centre de documentation des sciences humaines.
Direction de la documentation française/
Banque d'information politique et d'ac'
tualité [BIPA].
Fondation nationale des sciences politiques/Services de documentation.
Institut national de la statistique et des
études économiques U N S E E ] .
Département de la diffusion. •
Suécia: Consejo de Investigación de Ciencias H u manas y Sociales. Estocolmo (centro nacional de coordinación).
URSS;
".,
Instituto de Información Científica en
Materia de Ciencias Sociales , U N I O N ] .
Academia de Ciencias de la U R S S . Moscú,
A d e m á s de la cooperación general internacional,
en el marco de la cual la E C S S I D actúa simultáneamente c o m o instrumento y producto, uno de
los aspectos decisivos para el desarrollo de sus
actividades es el grado hasta el cual los centros
nacionales de coordinación pueden establecerse y
resultan adecuados pára estimular y organizar la
cooperación dentro de sus respectivos países.
Realizaciones y problemas
La E C S S I D depende de los programas internacionales de cooperación existentes y no se superpone a sus actividades:
•
Junto con sus demás características, este
último aspecto representa una tendencia m á s bien
que un programa concreto de acción, y se aplica
primordialmente a las tareas paralelas que se superponen a menudo en esta esfera. Después de
todo, una característica decisiva de casi todos los
programas-de cooperación en materia de información comprende diversas formas de intercambio de experiencias, la promoción del interHungría: Biblioteca de la Academia de Ciencias cambio de informaciones, la enseñanza y la
formación profesionales, la introducción de una
de Hungría. Budapest.
:
tecnología actualizada y la creación de las bases
Países Bajos: Social-Wetenschappelijk Informatie intelectuales que ésta exige (automación, compatien Documentarte Centrum [ S W I D O C ] . bilidad en terminología y sistematización), etc.
Amsterdam.
El carácter específico de la E C S S I D no
Koninklijke Bibliotheek. s'Gravenhage (en consiste tanto en explorar nuevos horizontes
" "esta etapacomo organismo de financiación). (menos aún en crearlos), sino más bien en efectuar
Polonia: Departamento de Información Científica la transferencia de información en una base rede la Academia de Ciencias de • Polonia. gional de todas las ciencias sociales en la mayor
medida posible, desde la promoción de intercamVarsóvia.
bios de documentos primarios hasta el estableciRepública Democrática Alemana: Wissenschaft- miento de bancos de datos computadorizados. Al
licher Rat für Gesellschaftswissenschaf- mismo tiempo, está ciertamente orientada al estutliche Information und Dokumentation bei dio de las lagunas o las tareas que exigen mayores
der Akademie der Wissenschaften der esfuerzos, c o m o el intercambio de información
D D R . Berlin.
sobre los proyectos de investigación en curso en
Rumania: Oficina de Información y Documenta- materia de ciencias sociales.
ción en Materia de Ciencias Sociales y
L a conferencia general inaugural, E C S S I D
Políticas, Academia de Ciencias Sociales 1, fue convocada por el Centro de Viena bajo los
y Políticas. Bucarest.
auspicios de la Unesco, preparada por la reunión
Cooperación europea en materia de información
y documentación sobre ciencias sociales
del I O C en París y organizada por el I N I O N
[Instituto de Información en Materia de Ciencias
Sociales de la Academia de Ciencias de la U R S S ] ,
en junio de 1977 en Moscú. Asistieron a ella especialistas de diecinueve países europeos y de Canadá,
así como representantes de seis organizaciones
internacionales7. Su objetivo principal consistió
en presentar un cuadro general de la situación de
la SSID en Europa, así c o m o de las necesidades
posibilidades potenciales y existentes de cooperación. Este examen produjo una descripción
original de la situación, que luego fue publicada8.
Las recomendaciones de la conferencia incluyeron
el establecimiento de grupos de trabajo en relación con temas especúleos de la información (véase
lafigura1) y la preparación de diversos materiales
de documentación (bibliografías, etc.)..
E n octubre de 1978 se celebró en Blazejevko (Poznan, Polonia) la E C S S I D 2 con el apoyo
de lá Unesco. Esta conferencia fue organizada por
el centro de coordinación de Polonia (el Departamento de Información Científica de la Academia
de Ciencias). Participaron en ella especialistas de
veintiún países y de siete organizaciones internacionales*. Sus recomendaciones definieron exactamente los objetivos, los medios de conseguirlos,
y las actividades del proyecto; determinaron igualmente las responsabilidades'conjuntas del'Centro
de Viena y de los centros nacionales de coordinación (por ejemplo, el Centro de Viena está encargado de la coordinación.de1 las actividades del
I O C ; de los grupos de trabajo y de los proyectos
conjuntos de investigación del programa, mientras que la concesión de becas y el intercambio de
especialistas incumbe a-los órganos'nacionales);
establecieron algunas pautas para el I O C ; recomendaron que los centros nacionales de coordinación proporcionaran el máximo apoyo material
yfinancieroposible, y subrayaron la necesidad de
establecer centros nacionales de coordinación en
cada uno de los países participantes. L a conferencia aprobó igualmente el programa de las
actividades para 1979-1980.
La E C S S I D 3 ha de celebrarse afinesde
1981 en un país de Europa occidental.
Grupos de trabajo y publicaciones.
La mayor parte de las actividades de la E C S S I D es
llevada a cabo por grupos de trabajo y se refleja
617
en publicaciones. L a cooperación entre el este y
el oeste es u n principio rector que se aplica a
temas, expertos y lugares de reunión. E n m i opinión, dos grupos de actividades de la E C S S I D
pueden calificarse c o m o verdaderamente específicos, tanto por su contenido c o m o por su carácter regional: la educación y formación en materia
de información sobre ciencias sociales y las tareas
relacionadas con el establecimiento de bases de
datos de ciencia social computadorizados, o mejor
dicho, con la aplicación más extensa posible de la
informática a las ciencias sociales.
Son éstas, precisamente, las esferas dentro
de las cuales la E C S S I D puede actualmente producir la mayor parte de las innovaciones, pero
también en este caso todo depende en gran medida
de los programas • nacionales ¡ e internacionales
existentes.
El grupo de trabajo n.° 1 se dedica a promover, a nivel regional, el intercambio de documentos primarios y secundarios. Aunque ésta es
la forma más tradicional de cooperación, posee el
mayor potencial y merece ser estudiada y promocionada.
..>',•
• El grupo de trabajo n.° 2 se ocupa del
intercambio de información sobre las investigaciones en curso. Aunque la Unesco y la Smithsonian Institution organizaron una conferencia a
gran escala (en el último trimestre de 1975 en
París) sobre el intercambio de información a nivel
mundial en esta esfera, y aunque es un punto importante en el orden del día de diversas reuniones europeas, y que se han hecho esfuerzos de organización para promover la cooperación regional, hasta
el momento los resultados han sido m á s bien
escasos. U n programa análogo, coordinado por
el centro de coordinación de 1 los Países Bajos
[ S W I D O C ] , constituye un progreso en lá materia,
aunque el primer informe programado —debido
acaso al carácter delicado del tema— podrá
apenas abarcar los países europeos10.
Las actividades del grupo de trabajo n.°3
varían desde los instrumentos intelectuales (por
ejemplo los tesauros) que necesitan los bancos
de datos computadorizados, hasta el intercambio
de cintas magnéticas. Se desarrollan paralelamente varias actividades y difícilmente se pueden
esperar resultados en un futuro inmediato. Establecer una compatibilidad entre los instrumentos,
las terminologías y los diferentes sistemas lingüísticos implica una tarea que requiere mucho
618
tiempo y energía. Se realizan, no obstante, grandes
esfuerzos para establecer, comparaciones y lograr
la mayor compatibilidad posible de la C D U
[Clasificación Decimal Universal: clase 3, ciencias
sociales], del "Rubricador" de M I S O N y del B S O
[Sistema General de Categorization], preparado
por la Federación Internacional de Documentación [F1D]. Aunque apoyada,financieray profesionalmente en forma parcial por varias organizaciones . internacionales [FID, M I S O N , Comité
Internacional de Información y Documentación
sobre Ciencias. Sociales e I N F O R T E R M ] , esta
tarea encuentra muchos obstáculos ideológicos,
profesionalmente conservadores, tradicionales y
lingüísticos. El proyecto piloto I N T E R C O N C E P T
de la Unesco es otro intento importante en el
contexto que aquí nos ocupa".
El grupo de trabajo n.° 4 se constituyó para
desarrollar la cooperación en el ámbito de educación y formación,de especialistas en materia de
información sobre las ciencias sociales; sus perspectivas parecen m u y prometedoras. Este grupo
se ocupa de la comparación entre los planes de
estudio, de la preparación de recomendaciones
sobre los mismos, y,.en especial, de las formas
concretas de la formación. .,
Así, por ejemplo, el centro francés de coordinación [SPES] organizó un seminario postuniversitario sobre bancos de datos en materia de
ciencias sociales, apoyado conjuntamente por las
autoridades francesas y la Unesco, que duró una
semana y al que asistieron unos veinticinco participantes12. Otros esfuerzos de este género dependerán en.gran parte de los resultados de esta
nueva actividad.
; E n lo que se refiere a publicaciones, las hay
de tipo regular o permanente, c o m o las series y
las publicaciones periódicas, y las de carácter
especial. U n a comisión internacional supervisa
toda la actividad editorial.
Al tipo de publicaciones regulares pertenecen las series en preparación de bibliografías
europeas en materia de ciencias sociales, que publicará la Pergamon Press en dos colecciones:
Social sciences in socialist countries, vol. 1 (19771979), que aparecerá en 1981 compilada por el
I N I O N (Moscú), y el primer volumen de la otra
colección, Social aspects of environmental protection, que se encuentra en preparación. Según lo
previsto, se publicará un volumen de cada colección cada dos años. L a E C S S I D también se propone publicar cada año una serie llamada "Trabajos ocasionales", consistente en tres o cuatro
números monográficos (de unas 50 a 60 páginas),
bajo la supervisión del mismo comité editorial y
con: la misma casa editora que el Boletín de
la ECSSID.
•, :
. . Entre las publicaciones especiales figura
laEuroguía, un trabajo del Centro de Información
Científica de la Academia de Ciencias de Bulgaria,
que proporciona datos globales sobre las instituciones que se dedican a la información en materia
de ciencias sociales en toda Europa.
. •
E n aplicación de las recomendaciones de la
segunda conferencia de la E C S S I D , la biblioteca
de la Academia Húngara de Ciencias publica el
Boletín de ¡a ECSSID tres o cuatro veces.por año,
con,informaciones sobre la evolución o los c a m bios operados en Ja estructura, organización u
otros aspectos de los servicios europeos de la SSID,
así c o m o con información sobre los acontecimientos en los planos nacional, internacional y
regional, sobre las actividades de la E C S S I D , y
sobre las labores de coordinación del Centro de
Viena13.
[Traducido del inglés}
Notas
1
Gran parte del n.° 4 de 1980 de la Revista de la
Unesco de ciencia de la información, bibliotecología y archivología está dedicada a los
problemas de la información y documentación sobre ciencias sociales. Este número
contiene una serie de referencias a la ECSSID,
tales como: Jean Meyriat, "La cooperación
internacional y regional en materia de documentación sobre ciencias sociales", p. 246-
252; György Rózsa y T . Földi, "Cooperación
internacional y tendencias en la transferencia
de información sobre ciencias sociales",
p. 253-259; Stephen Mills, "Coordinación
regional para la documentación en ciencias
sociales: el Centro de Viena", p . 260-264.
Las siguientes publicaciones periódicas también contienen informaciones regulares sobre
las actividades de la ECSSID: Boletín del
619
Cooperación europea en materia de información
y documentación sobre ciencias sociales
Notas {continuación)
2
3
4
5
6
7
. Centro de Viena, vol. 1, n.° 1,1977, publicado
trimestralmente por el Centro de Viena, 1001,
Viena, P . O . B . 974; Boletín de la ECSSID,
vol. 1, n.° 1, 1979, dedicado enteramente al
proyecto de la E C S S I D y publicado por la
Biblioteca de la Academia de Ciencias de
8
Hungría con la asistencia profesional del
Centro de Viena (irregular, pero normalmente cuatro veces por año) H-1361, Budapest, P . O . B . 7.
Para obtener información m á s actualizada y detallada sobre las actividades del centro, en
9
especial respecto al proyecto de la E C S S I D ,
véanse Mills, "Coordinación regional...",
op. cit. y el Boletín del Centro de Viena.
El concepto y la experimentación sobre la cooperación internacional entre las instituciones
dedicadas a la información en materia de
ciencias sociales ha existido durante más de
treinta años, habiendo participado en ella
diversos organismos. A este respecto, deberla
hacerse mención especial del Comité Inter- 10
nacional de Información y Documentación
sobre Ciencias Sociales, que ha desempeñado
un papel de pionero. Véase Rózsa y Földi,
11
"Cooperación internacional...", op. cit.
Véase Meyriat, "La cooperación internacional...",
op. cit.; Rózsa y Földi, "Cooperación internacional...", op. cit.
Citemos algunos: la FID [Federación Internacional
de Documentación] es una organización
mundial y general de documentación que soló
12
se interesa parcialmente en la SSID; la I F L A
(Federación Internacional de Asociaciones de
Bibliotecarios y de Bibliotecas], semejante a
la FID; la I F D O (Internacional Federation
of Data Organisations for Social Sciences);
el M I S O N [una entidad de las academias de
ciencias de los países socialistas de la SSID];
la E U S I D I C (European Association of Information Services), etc.
Para obtener las direcciones de los diversos centros,
consúltese el Boletín de la ECSSID, vol. 2,
n." 1, 1980, p. 26-27.
Alemania (República Federal de), Austria, Bélgica,
Bulgaria, Canadá, Checoslovaquia, Dinamarca, España, Finlandia, Hungría, Noruega,
Países Bajos, Polonia, República Democrática
Alemana, Reino Unido de Gran Bretaña e
Irlanda del Norte, Rumania, Suécia, Suiza,
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas,
Yugoslavia. Participaron igualmente: la
Unesco, el Centro de Viena, la Biblioteca de
las Naciones Unidas en Ginebra, el Comité
Internacional de Información y Documentación en Ciencias Sociales (ICSSID), la Federación Internacional de Documentación (FID)
y el Sistema Internacional de Información
sobre Ciencias Sociales ( M I S O N ) , de los
países socialistas.
Los documentos de la conferencia fueron publicados inicialmente en ruso y en inglés y, posteriormente, , c o m o número especial de
Information processing and
management,
. vol. 14, n.° 3-4, 1978 (Oxford, Pergamon
Préss).
Alemania (República Federal de), Austria, Bélgica,
Bulgaria, Canadá, Checoslovaquia, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Grecia,
Hungría, Italia, Noruega, Países Bajos, P o lonia, República Democrática Alemana,
Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del
Norte, Rumania, Suiza, Yugoslovia, y
Unesco, F I D , ICSSID, I F D O , I F L A , I N F O -
TERM y MISON.
"Social integration of ethnic minorities including
migrant workers" (programada para junio
de 1981 en IZ), Bonn, República Federal de
Alemania.
Imre Moinar, "Establishing the model of I N T E R C O N C E P T . International Terminological Information Network ( I N T E R M I N ) in social
sciences. General survey and project" (director de proyecto: György Rózsa, bajo
contrato dela Unesco n." 3671 .IDS/42 270314),
Budapest, 1980, p. 112.
El programa de este seminario comprendía: 1. Estudio de los bancos de datos en materia de
ciencias sociales disponibles en Europa o en
algunas regiones de Europa, sean de origen
europeo o no. 2. Programas en curso en
los países europeos referidos a bancos de
datos en general y específicamente a los
bancos de datos en materia de ciencias sociales: su creación, financiación, explotación, etc. 3. Análisis de los bancos de datos
existentes en materia de ciencias sociales:
estructura, cobertura, servicios suministrados,
condición de acceso en línea o fuera de línea
(tanto desde el punto de vista técnico c o m o
del económico). Instrumentos de indización y
recuperación. 4 . Bancos de datos multidisciplinarios ajenos a las ciencias sociales: su
utilización en favor de éstas. 5. Caracteres
específicos de los bancos de datos en materia
de ciencias sociales y humanidades. Papel de
los factores nacionales: políticos, jurídicos,
ideológicos, económicos, etc. 6. Barreras
620
Notas (continuación)
Iungüísticas; progresos realizados en el desarrollo de lenguajes comunes de indización y
de instrucciones.. 7. Establecimiento de redes;
situación y problemas de las redes de Europa
occidental. 8. Redes en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y en los países
del C A E M . 9. Intercambio de datos en los
planos nacional y transnacional; problemas
de cooperación internacional entre los bancos
y las redes. 10. Mesa redonda'final. El factor
h u m a n o ; nuevas funciones del especialista en
información; suformacióny condición jurídica.
El presente articulo se basa principalmente en los
datos de los cuatro números del Boletín de
la ECSSID, publicados hasta ahora: vol. 1,
n.° 1, 1979; vol. 2, ,1980, n.<" 1 (2), 2 (3)
y 3-4. El Boletín es gratuito y su tirada es de
unos setecientos ejemplares. Puede obtenerse
, dirigiéndose a: Library of the Hungarian
Academy of Sciences, H-1361, Budapest,
P . O . B . 7. Sé acogerán con agrado las noticias
y anuncios que procedan de los países participantes.
#
^
Servicios
profesionales
y documentales
Calendario de reuniones internacionales1
1981
San Juan de
Puerto Rico
14-18 de sept.
Grenoble
Asociación Latinoamericana de Sociología: 14." congreso
ALAS, Callao 875, 3" piso E, Buenos Aires (Argentina)
Asociación Internacional de Servicios Técnicos de Información en
Ciencias Sociales; International Federation of Data Organizations for
the Social Sciences: conferencia
IASSIST-IFDO,
Cerat, B . P . 34, 38401 Salnt-Martin-d'Hères (Francia)
14-18 de sept.
Laxenburg, Austria
Instituto Internacional de Análisis de Sistema de Alto Nivel: 9 . a conferencia
Internat. Institute for Applied Systems Analysis, Schlossplatz 1, 2361
Laxenburg (Austria)
21-23 de sept.
Unión Internacional dé Protección de la Infancia: Coloquio de expertos
de Asia y del Pacífico responsables de la protección de la infancia y de
la familia
VIP, 1, rue de Varembé, B . P . 41, Ginebra (Suiza)
Nueva Delhi
21-25 de sept.
Tokio
Asociación Internacional de Ciencias políticas: mesa redonda sobre las
dimensiones políticas del nuevo orden internacional
Secretariado de la AISP, c\o University of Ottawa, Ottawa, Ontario
KIN 6NS (Canadá)
25-27 de sept.
Grenoble
Asociación Internacional de Psicología Científica de Lengua Francesa:
reunión
Prof. Marc Rlchelle, APSLF, Laboratoire de psychologie expérimentale,
32 blvd. de la Constitution, B-4020 Lieja (Bélgica)
26-30 de sept.
Dallas
26-30 de sept.
Lieja
Alcohol and Drug Problems Assoc, of North America: 32. a reunión anual
A D P A , A . Hewlett, 1101 Fifteenth Str., N W Suite 204, Washington,
D C 20009 (Estados Unidos de América)
Federación Internacional de la Vivienda, del Urbanismo y de la Planificación Física: congreso internacional
FIHUAT,
43 Wassenaarseweg, La Haya (Países Bajos)
1. L a Revista no cuenta con información complementaria sobre estas reuniones.
Rev. int. de cieñe, soc, vol. XXXIII (1981), n.« 3
624
-
¿/
28 de sept.2 de octubre
Salónica
(Grecia)
Sociedad Internacional de Defensa Social: 10.° congreso internacional
(Tema: L a ciudad y la criminalidad)
SIDS, c/o Centro Nazlonale di Prevenzione e Difesa Sociale, 3 Piazza
Castello, 20121 Milán (Italia)
30 de sept.2 de octubre
Bruselas
Urbanicom: congreso internacional
Urbanicom, Assoc, internationale "Urbanisme et Commerce",
Damier 30,1000 Bruselas (Bélgica)
12-14 de octubre
Houston
(Estados Unidos
de America)
Noviembre
2-6 de nov.
Colombo
Viena
rue du
Operations Research Society of America; Institute of management
Sciences: reunión conjunta anual
J. W. McFarland, School of Business, University of Houston, Houston
TX 77004 (Estados Unidos de América)
Consejo Internacional de Agencias Benébolas: conferencia general
(Tema: El papel de las agencias benévolas en la construcción de una
mieva'comunidad mundial)
Mr. A . J. Kozlowski, Conseil international des agences bénévoles, 17 Av.
de la Paix, 1202 Ginebra (Suiza)
Organización Internacional para la Ecología H u m a n a : 4 . a reunión
internacional
'
Organización Internac. para la Ecologia Humana, Karlsplatz 13,1040 Viena
(Austria)
. ,
. ;•.
11-14 de nov.
Washington, D C
American Society of Criminology: 33. a reunión anual
ASC, Ms S. Hall, 1314 Kinncar Rd. R m . 212, Columbus, Ohio .43212
(Estados Unidos de América)
Budapest
Asociación Europea de Institutos de Investigación y Formación en
Materia de Desarrollo: conferencia general
EADI, Kaerntner Strasse 25¡6, 1010 Viena (Austria)
Manila
Unión Internacional para el Estudio Cientifico de la Población: conferencia general '
> •
UIESP, 5, rue Forgeur, 4000 Lieja (Bélgica)
9-16 de die.
28-30 de die.
•Washington, D C
International Relations Research Association: reunión anual
IRRA, 7226 Social Science-Buildg., University of Wisconsin, Madison,
WI53706 (Estados Unidos de America)
1982
Florencia . Instituto Internacional de Antropología: congreso mundial
(Italia) HA, 1 Place d'Iéna, 75116 París (Francia)
5-7 de abril
29 de abril1.° de m a y o
Bélgica
Fundación V a n Cié: Congreso internacional sobre el tiempo libre y la
calidad de la vida
Fondation Van Cié, Grote Markt 9, B-2000 Amberes (Bélgica)
San Diego,
Population Association of America: reunión
California PAA, PO Box 14182, Benjamin Franklin Station, Washington, D C 20044
(Estados Unidos de América)
Calendario de reuniones internacionales
24-28 de
mayo
625
Copenhague
Asociación Internacional de Educadores de Jóvenes Inadaptados:
décimo congreso internacional
AIEJI, 66 Chaussée d'Antin, 75009 París (Francia)
Oslo
Federación Internacional de la Vivienda, del Urbanismo y de la Planificación Física: 36." congreso mundial
FIHUAT,
43 Wassenaarseweg, La Haya (Países Bajos)
7-11 de junio
14-18de junio Jerusalén
Asociación de Estadística de Israel: reunión internacional
/ . Yahav, Dept. of Statistics, Hebrew University, Jerusalén (Israel)
20-24 de junio
Conferencia internacional sobre el holocausto y el genocidio (Tema:
Comprensión, intervención y prevención del genocidio)
Secretariat, P . O . Box 16271, Tel Aviv (Israel)
Julio
Tel Aviv
Dublin
International Association for Child Psychiatry and Allied Professions:
10.° congreso internacional
Prof. Colette Chlland, Centre Alfred Binet, 76 avenue Edison, 75013 Paris
(Francia)
Agosto
Rio de Janeiro
Asociación Internacional de Ciencias Políticas: 12.° congreso mundial
Secretariado de la AISP, c/o University of Ottawa, Ottawa, Ontario
KIN 6N5 (Canadá)
Agosto
Varsóvia
Conferencias Pugwash sobre la ciencia y los problemas internacionales:
32. a conferencia
Pugwash Conferences on Science and World Affairs, 9 Great Russell
Mansions, 60 Great Russell Str., Londres WCIB 3BE (Reino Unido)
21-27 de agosto Brighton
Consejo Internacional de Acción Social: 21. a conferencia
Mr. R . Manley, Natl. Council of Voluntary Organizations, 26 Bedford
Sq. Londres WCIB 3 H U (Reino Unido)
23-28 de agosto
Asociación Internacional de Sociología: congreso mundial
M . Rafie, AIS Secrétariat, B P 719 'A', Montreal, P . W . H3C 2V2
(Canadá)
26 de sept.l.° de oct.
Otoño
Octubre
México
PetralonaKhalkidiki
(Grecia)
Asociación griega de Antropología: congreso europeo
Zoe Tsioli, Asoc. Griega de Antropología, 5 Dafnomili St., Atenas 706
(Grecia)
Río de Janeiro
Federación Internacional de Universidades Católicas: coloquio (Tema:
Estudio comparativo de políticas demográficas)
Franco Biffi, Universidad de Latran, 4 Piazza S. Giovanni di Latrano,
00184 Roma (Italia)
Tánger
Consejo Internacional sobre Problemas del Alcoholismo y la Tóxicomanía: 33.° congreso internacional
A . Tongue, CIPAT, B.P. 140, 1001 Lausana (Suiza)
626
1983
14-16 de abril Pittsburgh
Population Association of America: reunión
PAA,
P.O. Box 14182, Benjamin Franklin Station, Washington,
D.C. 20044 (Estados Unidos de América) ,
Agosto
Europa del Este
Agosto
Canadá
Asociación Internacional de Ciencias Económicas: 7.° congreso mundial
(Tema: Cambios estructurales, interdependencia económica y desarrollo
del tercer mundo)
AISE, 4 rue de Chevreuse, 75006 Paris (Francia)
International Union of Anthropological and Ethnological ' Sciences:
11.° congreso internacional
IUAES, Prof. Beishaw, Dept. of Anthropology and Sociology, University
of British Columbia, Vancouver (Canadá)
Septiembre
Paris
Congreso sobre el tratamiento de la información
M. Hermien, 6 place de Valois, 75001 (Francia)
Libros recibidos
Generalidades, Documentación
Sociología
B O Y N E S , Wynta (dir. publ.). U.S. non-profit organiz- C A B R A L , Nelson Eurico. Le moulin et le pilon :
ations in development assistance abroad:
les lies du Cap-Vert. Paris, Agence de la
TAICH directory, 1978. Nueva Y o r k , Techcoopération culturelle et technique; Éditions
nical Assistance Information Clearing House,
l'Harmattan, 1980. 185 p .
1978. 525 p .
F E I J O O , Maria del C a r m e n . La Mujer, el desarrollo y
K H O L , Andreas; S T I R N E M A N N , Alfred (dir. publ.).
las tendencias de población en América Latina:
österreichisches Jahrbuch für Politik, 1979.
bibliografia comentada. Buenos Aires, Centro
Munich, R . Oldenbourg Verlag/Wien, Verlag
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Contribución de la Unesco al desarrollo de la cooperacourses/études à l'étranger : bourses interción en la región de Europa y a la aplicación
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convocada sobre la base de las disposiciones
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obtenerse en todas aquellas librerías de alguna importancia.
Rev. int. de cieñe, soc, vol. XXXIII (1981), n.» 3
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mondiaux d'information en sciences sociales,
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ciencias sociales.) 72 francos franceses.
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Empresa de Distribuciones Comerciales S.A. (EDICO), apartado
postal 4456, P A N A M Á Z O N A 5; Agencia Internacional de Publicaciones
S.A., apartado 2052, P A N A M A 1.
Agencia de Diarios y Revistas, Sra. Nelly de Garda Astillero,
Pte. Franco n.» 580, A S U N C I Ó N .
Perú
Polonia
Portugal
Puerto Rico
Reino Unido
Rep. D e m . Alemana
Editorial Losada Peruana, Jirón Contumaza 1050, apartado472, L I M A .
Ars-Polona-Ruch, Krakowskie Przedmicscie 7, 00-068 W A R S Z A W A ;
ORPAN-Import, Palac Kultury, 00-901 W A R S Z A W A .
Dias & Andrade Ltda., Livraria Portugal, rua do Carmo 70, LISBOA.
Librería "Alma Mater" Cabrera 867, Río PIEDRAS, Puerto Rico 00925.
H . M . Stationery Office, P . O . Box 569, L O N D O N , SEI 9 N H ;
Government bookshops: London, Belfast, Birmingham, Bristol,
Cardiff, Edinburgh, Manchester.
Librairies internationales ou Buchhaus Leipzig, Postfach 140, 701
LEIPZIG.
Rep. Unida del Camerún
Rhodesia del Sur
Rumania
Le Secrétaire général de la Commission nationale de la République
unie du Cameroun pour l'Unesco, B.P. 1600, Y A O U N D E .
Textbook Sales (PVT) Ltd., 67 Union Avenue, SALISBURY.
ILEXIM, Romlibri, Str. Biserica Amzci n° 5-7, P . O . Box 134-135,
BUCURESTI.
Abonos a las publicaciones periódicas: Rompresfilatelia, catea Victoriei
nr. 29, B U C U R E S T I .
Senegal
Seychelles
Sierra Leona
Singapur
República Árabe Siria
La Maison du livre, 13, avenue R o u m e , B . P . 20-60, D A K A R . Librairie
Clairafrique, B . P . 2005, D A K A R . Librairie " L e Sénégal", B . P . 1594,
DAKAR.
N e w Service Ltd., Kingstate House, P . O . Box 131, M A I I E .
Fourah Bay, Njala University and Sierra Leone Diocesan Bookshop,
FREETOWN.
Federal Publications (S) Pte Ltd., N o . 1 N e w Industrial Road, off
Upper Paya Lebar Road, S I N G A P O R E 19.
Librairie Sayegh, Immeuble Diab, rue du Parlement, B . P . 704,
DAMAS.
Somalia
Sri Lanka
Modern Book Shop and General, P . O . Box 951, MOGADISCIO.
Lake House Bookshop, Sir Chittampalam Gardner Mawata, P . O .
Box 244, C O L O M B O 2.
Sudin
Suécia
Al Bashir Bookshop, P . O . Box 1118, K H A R T O U M .
Todas las publicaciones: A / B C E . Fritzes Kungl. Hovbokhandel,
Fredsgatan 2 , Box 16356, S-103 27 S T O C K H O L M 16.
"El Correo" solamente: Svenska FN-Förbundet, Skolgränd 2 ,
Box
Suiza
150 50, S-104 65 S T O C K H O L M .
Europa Verlag, Rämistrasse 5, 8024 Z U R I C H . Librairie Payot, 6, rue
Grenus, 1211 G E N È V E 11.
Rep. Unida de Tanzania
Tailandia
Dar es Salaam Bookshop, P . O . Box 9030, D A R ES S A L A A M .
Nibondh and C o . , Ltd., 40-42 Charoen Krung Road, Siyaeg Phaya
Sri, P . O . Box 402, B A N G K O K . Suksapan Panit, Mansion 9, Rajdam-
nern Avenue, B A N G K O K . Suksit Siam Company, 1715 Rama IV Road,
BANGKOK.
Togo
Trinidad y Tobago
Librairie évangélique. B . P . 378, L O M É . Librairie du Bon Pasteur,
B . P . 1164, L O M É . Librairie moderne, B . P . 777, L O M É .
National Commission for Unesco, 18 Alexandra Street, St. Clair,
TRINIDAD W . I .
Túnez
Turquia
Uganda
URSS
Uruguay
Venezuela
Yugoslavia
Zaire
Société tunisienne de diffusion, S, avenue de Carthage, T U N I S .
Haset Kitapevi A . S., Istiklâl Caddesi n» 469, Posta Kutusu 219,
Beyoglu, I S T A M B U L .
Uganda Bookshop, P . O . Box 145, K A M P A L A .
Mezhdunarodnaja Kniga, M O S K V A G-200.
Editorial Losada Uruguaya, S . A . , Maldonado 1092, M O N T E V I D E O .
Librería del Este, avenida Francisco de Miranda, 52, Edificio Galipán,
apartado 60337, C A R A C A S . La Muralla Distribuciones S . A . ,
4 . a avenida de los Palos Grandes, entre 3. a y 4 . a transversal, Quinta,
" I R E N A L I S " , C A R A C A S 106.
Jugoslovenska Knjiga, Trg Republike 5/8, P . O . B . 36, 11-001 B E O G R A D . Drzavna Zalozba Slovenije, Titova C . 25, P . O . B . 50-1,
61-000 L J U B L J A N A .
La Librairie, Institut national d'études politiques, B . P . 2307, K I N S H A S A . Commission nationale zaïroise pour l'Ûnesco, Commissariat
d'État chargé de l'éducation nationale, B . P . 32, K I N S H A S A .
BONOS D E LIBROS D E LA UNESCO
Utilicen ustedes los bonos de libros de Ia Unesco para adquirir obras
y periódicos de carácter educativo, cientifico o cultural. Para toda
información complementaria, pueden ustedes dirigirse al Servicio de
Bonos de la Unesco, 7, place de Fontenoy, 75700 Paris.
Los números aparecidos
A partir de 1978 esta Revista se ha publicado regularmente en español. Cada n ú m e r o
está consagrado a un tema principal.
Vol. XXX, 1978
N.°
N.°
N.°
N.°
1
2
3
4
L a territorialidad: parámetro político
Percepciones de la interdependencia mundial
Viviendas humanas: de la tradición al modernismo
La violencia
Vol. XXXI, 1979
N.°
N.°
N.°
N.°
1
2
3
4
La pedagogía de las ciencias sociales: algunas experiencias
Articulaciones entre zonas urbanas y rurales
Modos de socialización del niño
E n busca de una organización racional
Vol. XXXII, 1980
N . ° 1 Anatomía del turismo
N . ° 2 Dilemas de la comunicación:
¿tecnología contra comunidades?
N . ° 3 El trabajo
N . ° 4 Acerca del Estado
Vol. XXXIII, 1981
N . ° 1 La información socioeconómica: sistemas, usos y necesidades
N . ° 2 E n las fronteras de la sociología
ISSN
0379-0762
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