07. Rafael A. Durán - FES Aragón

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Neoliberalismo: ¿el último de los ismos?
MTRO. RAFAEL ALBERTO DURÁN GÓMEZ*
RESUMEN
ABSTRACT
La esencia del Neoliberalismo como el
gran complejo ideológico del capitalismo
contemporáneo presenta una dualidad
Estado-Mercado. En ella se pasa
“pragmáticamente” de un liberalismo
racionalista a otro naturalista. Una
escisión cuyos antecedentes los podemos
remontar a las discusiones de los Padres
Fundadores en la formación misma de los
Estados Unidos y que, en nuestros días, ha
impactado a la llamada sociedad global. La
década de los ochenta significó el
resurgimiento de los naturalistas o
neoliberales, ideología adoptada por la
mayoría de los países en nuestra era global
(sobre todo, una vez “derrotada” la
ideología comunista). Pero la crítica al
Neoliberalismo ha comenzado a cuestionar
no sólo al tan pregonado retiro del Estado,
sino también las grandes implicaciones de
deterioro socioeconómico.
The core of Neoliberalism as the great
ideological complex for the contemporany
capitalism shows a Estate-Market duality.
Within such duality we pragmatically move
from a rational to a natural kind of
liberalism. This is a disjuction, whose
historical background can be traced back in
the debates of the very Founding Fathers of
the United States, still impacts the so call
Global Society to the day. The 80s saw the
re-emergence of the Naturalists or
Neoliberalists. Their fundamental ideology
has been adopted by most of the nations in
our global era (most evidently seen right
after the fall of the communist ideology)
The critics of Neoliberalism are beginning
to question not only the detachment from
the Estate but also the great implications
caused by the present socio-economical
decline.
Palabras clave:
- Neoliberalismo
- Estado
- Política
Key words:
- Neoliberalism
- Estate
- Policy
C
uando Francis Fukuyama indica que el capitalismo liberal es ahora la única
civilización políticamente global y cuando indica que el mundo presente
parece confirmar que los principios fundamentales de organización
sociopolítica no han llegado muy lejos después de 1806, parece no existir
demasiada discusión. Sin embargo, muy pocos se atreverían a sostener la
afirmación idealista de que la civilización capitalista liberal representa el fin
absoluto de la historia. El llamado agotamiento total de alternativas sistemáticas
viables al liberalismo occidental continua haciendo alarde de las derrotas de los
regímenes nazi y bolchevique durante este siglo que está por terminar; lo anterior
implica una subvaloralización de un orden que casi destruyó al liberalismo, el
primero, y otro que llegó a contar con la capacidad nuclear para hacerlo.
*
Maestro en Estudios sobre Estados Unidos (UDLA-P), doctorante en Relaciones Internacionales por la FCPyS,
profesor del Programa de Posgrado en Pedagogía y de la licenciatura en Relaciones Internacionales de la FES Aragón,
UNAM. E-mail: [email protected].
1
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RAFAEL A. DURÁN G ÓMEZ
Pocos años antes al Fin de la Historia de Fukuyama, en la erosionada pero aún
vigente Guerra Fría, Robert Gilpin nos hablaba de la vigencia de tres ideologías
dentro de la economía política: la ideología liberal, la nacionalista y la marxista.
Esto marcaba, durante los ochenta, un proceso de transición hacia la modernidad
que está enmarcada por la inserción definitiva del neoliberalismo (o liberalismo
naturalista) como el eje de la tendencia predominante en las últimas dos décadas
del siglo XX. Una cuestión inevitable en este periodo ha sido la disyuntiva y
sugerida complementariedad entre las razones de Estado y las razones de mercado.
El mismo Gilpin (1987: 36) nos señala:
En un mundo puramente político en el cual no existiera el Mercado, el Estado
distribuiría los recursos disponibles sobre la base de sus objetivos políticos y
sociales; tales decisiones distributivas estatales tomarían la forma del
presupuesto del Estado. En un mundo puramente de "Mercado" en el cual no se
produjera la intervención del Estado, el Mercado distribuiría y operaría sobre la
base de los precios relativos de bienes y servicios; así, las decisiones tomarían
la forma de la búsqueda individual del propio interés. En consecuencia, los
estudiosos de economía política internacional deben intentar comprender cómo
estas maneras opuestas de organizar las actividades humanas y tomar
decisiones se afectan entre sí y determinan consecuencias sociales.
Esta dualidad Estado-mercado parece encontrarse desde las bases mismas del
capitalismo. Como antecedente lógico inmediato, el liberalismo surge hacia
finales del siglo XVIII con dos hechos que coinciden en encontrarse en el año
1776: la Declaración de Independencia de Estados Unidos (Padres Fundadores) y
la publicación de La Riqueza de las Naciones, de Adam Smith. Desde entonces se
percibe, especialmente dentro de las políticas interna y exterior de Estados Unidos
(donde, coincidiendo con Orozco, en realidad en esta nación ambas políticas son
una misma) una percepción integral entre los espacios político y económico.
ESFERA ECONÓMICA SmithHobbes
mano invisible (+) donde el individualismo
estimula la inventiva privada y la suma de
éstas implica un beneficio, “todo intercambio
voluntario genera beneficios para las partes”.
A partir de la cooperación voluntaria, el
mercado se convierte en el escenario
económico y el interés empresarial en el
móvil principal.
ESFERA POLÍTICA JeffersonRousseau
mano invisible (-) en nombre de la igualdad y
el bienestar común (público).
Derechos
inalienables:
vida,
libertad,
propiedad y búsqueda de la felicidad.
La libertad económica se reconoce como
requisito hacia la libertad política pero se
advierte del peligro de que ambas
permanezcan en las mismas manos
El Estado, a partir del interés nacional, es la
sugerencia reguladora desde el siglo XX.
Como se verá, ambas esferas permiten una “flexibilidad pragmática” que incluye
la adaptación de las diferentes decisiones políticas en un diverso rango que “corre
de la democracia y el pluralismo al tecnocratismo y las operaciones encubiertas”,
donde:
Para los críticos “liberales”, la ilegibilidad obedece a la omnipresencia del
“gobierno invisible” de los grandes conglomerados empresariales, corporativos,
que disloca la operatividad institucional e intelectual del sistema, introduciendo
“disfunciones” aberrantes en la mecánica equilibrista de la vieja sabiduría
constitucional. Para los críticos “conservadores”, la incongruencia de la política
2
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NEOLIBERALISMO: ¿EL ÚLTIMO DE LOS ISMOS?
exterior proviene de las indebidas o exageradas injerencias de las instancias
democráticas...1
Es entonces evidente que, desde la perspectiva liberal, los teóricos se
preocupan tanto por asuntos políticos como económicos, los cuales han venido
conformando un conjunto de valores en torno a un par de objetivos generales: el
libre mercado y la mínima intervención del Estado. A partir de aquí es que el
énfasis en uno u otro puede diferir. Desde Adam Smith hasta sus pensadores
contemporáneos, los ideólogos liberales han llevado a las diversas formas del
liberalismo (clásico, neoclásico, keynesiano, monetarista, austriaco, de las
expectativas racionales, etc.). Esta diversidad va “desde aquellas que le dan
prioridad a la igualdad y tienden hacia la social democracia y el intervencionismo
del Estado a fin de lograr dicho objetivo, hasta aquellas que ponen el acento en la
libertad y el no intervencionismo del Estado a expensas de la igualdad social”.2 No
obstante, el mercado, sus mecanismos de precios y el adelgazamiento del Estado
permanecen como el objetivo central del liberalismo.
La justificación de la corriente liberal y neoliberal está basada, en todas sus
formas, en el incremento de la eficiencia económica, el crecimiento económico y
el bienestar humano, partiendo del elemento individual hacia el conglomerado
nacional (al estilo inspirado por la mano invisible de Smith). Conceptos y valores
como la competitividad, eficacia, cientificidad, democracia occidental e
individualismo, entre otros, emergen dentro de esta “nueva” ideología. Hoy en día,
junto con Friedman, académicos como Samuelson, Krugman y el mismo Porter, se
consideran como representantes del planteamiento neoliberal norteamericano (ello
a pesar de las importantes diferencias teóricas y políticas).
La bipolaridad economía/política también contribuye en nuestra comprensión
de la diversidad dentro del neoliberalismo. A este respecto, Kristol hace un
llamado para identificar dos tipos de liberalismo:
LIBERALISMO NATURALISTA
(eje-Mercado)
Trayectoria productivista o intercambiaría
“Civil Society”.
Concepto de igualdad de oportunidades basado
en la competitividad productiva. Plural,
pragmático, empirista, realista. La desigualdad es
una conveniencia impulsora y no un obstáculo
moral.
Libertad con ley basada en el ideal de bienestar
común.
Gobierno, soberanía= Fuerza Centrípeta
LIBERALISMO RACIONALISTA
(eje-Estado)
Trayectoria nacionalista y estatista “civilismo”
esfera pública, bien común y “soberanía
popular”
Colectivista, monista, dogmático, utópico,
ética política contra la injusticia. Existe una
voluntad general (RousseauMarx). Visión
humanista.
Libertad bajo la ley basada en intereses
empíricos.
instituciones laxas= Fuerza Centrífuga
En las primeras décadas del siglo XX comienza la aparente fusión de ambos
liberalismos, el parlamentarismo y los partidos políticos contribuyen en este
proceso. También la crisis de 1929 y la corriente keynesiana contribuyen en la
intervención estatal en la economía. Para los norteamericanos el Estado debía ser
distributivo más que colectivo; sin embargo el racionalismo plural presentaría una
1
2
Orozco, José Luis (1992). Razón de Estado y razón de mercado, FCE, p. 180.
Gilpin, Robert (1987). The Political Economy of International Relations. Princeton University Press, p. 39.
3
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RAFAEL A. DURÁN G ÓMEZ
alternabilidad entre los político y lo económico, entre lo público y lo privado pero
con una creciente dependencia hacia el modelo de “bienestar” desde el New Deal.
Por su parte, a partir del fordismo y el taylorismo, la Corporación empresarial
reindividualiza la actividad económica y la organización industrial; este
pluralismo se convertiría .según los neoliberales en el soporte de la mano invisible
de la economía.
La línea Luce-Hayek-Friedman inicia la preocupación crítica por reorientar al
capitalismo de E.U. fuera de los programas y gastos racionalistas impuestos desde
los años treinta. Henry Luce se pronunció contra el Welfare y, de acuerdo a su
época, en pro del Warfare State; ello en tiempos donde la Realpolitik se
consolidaba como la opción pragmática y dogmática en América. Al inicio de los
años cuarenta, Friederich Hayek criticaba al New Deal, a los planificadores y al
“dinamismo del Estado”. Igualmente, para Milton Friedman, es decepcionante la
promesa futurista basada en una sociedad civil ya que es irreal su animación. Por
ello, Friedman y sus maestros se pronuncian en favor de la secuencia Smith,
Hume, Hamilton, Jefferson, Madison y en contra de la línea Rosseau, Voltaire,
Diderot, Saint-Simon, Marx.
Así entonces, el pragmatismo americano (con su esencia en documentos de los
padres fundadores tales como El Federalista y que presentan inmersa una
dualidad entre asuntos económicos y políticos, entre mercado y guerra por
ejemplo) permite valorar los conceptos de Mercado y Estado, además de
fusionarlos con elementos como la religión, la empresa y la milicia. Esto sin dejar
de hacer la acotación de que en aquella época, de finales del siglo XVIII, existía
un fuerte desdén ante la influencia de A. Smith ya que representaba la ideología
económica de los rivales comerciales mundiales: los ingleses.
Luego de un consenso por la adopción de un Liberalismo Racionalista entre los
años treinta y buena parte de los setenta, sería desde el arribo de Ronald Reagan
como presidente cuando el renovado (neo) liberalismo naturalista se adopta como
la alternativa en la búsqueda del ideal de la libertad. Inspirado en Walras y Pareto
y en general en el liberalismo inglés, austriaco y suizo, Hayek y Friedman
resucitan a Adam Smith desde tiempos donde el consenso apuntaba hacia el culto
al Estado y los objetivos de igualdad (por ejemplo, la llamada democracia
capitalista liberal comenzaba a subvalorar la dimensión colectiva).
El liberalismo contemporáneo, naturalista o neoliberalismo emerge al
inicio de los ochenta con la consolidación de Margaret Thatcher como primera
ministro en Gran Bretaña y, poco después, de Ronald Reagan como presidente
estadounidense. Ambos se presentaron con una plataforma de reforma radical del
Estado de bienestar y el apoyo para activar decisivamente el papel del mercado tal
y como lo recomendaban los intelectuales del momento. Comenzaba propagación
a Europa y el resto del mundo (el primer caso fue el chileno con Pinochet).
Con Friedman a la cabeza el neoliberalismo iniciaba un cambio en el ambiente
intelectual y, sobre todo, implicaba cambios políticos que se extenderían a los
países europeos y a los países en desarrollo. Esta nueva ideología del mercado
comenzó a permear en los socialistas franceses y españoles que se dejaban
influenciar “convenientemente” por el nuevo pensamiento. Particularmente, en
América Latina la crisis de la deuda y el fracaso de la industrialización
4
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NEOLIBERALISMO: ¿EL ÚLTIMO DE LOS ISMOS?
substitutiva (en términos del desarrollo estabilizador para el caso mexicano),
facilitaron la incursión de estas políticas en la nueva agenda (véase el cuadro sobre
el impacto del neoliberalismo en las políticas económicas durante los ochenta).
Durante los ochenta, la teoría keynesiana fue objeto de duras críticas a pesar de
su larga permanencia; confiando en el carácter autorregulador de la economía, la
llamada “Escuela Neoclásica” y, particularmente, la corriente monetarista, vio en
Friedman al principal representante del Neoliberalismo. Aquí se defendió al
liberalismo clásico y la filosofía del Laissez-faire, rechazando la idea de la política
fiscal y tributaria, postulando, en primera instancia el uso de una política
monetaria.3
Poco más tarde, el derribo del muro de Berlín y la caída del socialismo real
influyeron en presentar como tesis la idea de la globalización como un proceso
totalmente inevitable; se reforzaba la tendencia neoliberal proclamando el triunfo
definitivo del capitalismo. El “fin de la historia” parecía la única verdad correcta y
la política neoliberal no tenía debilidades ni cuestionamientos alternos.
Durante este periodo de alrededor de dos décadas, las economías nacionales y
la economía mundial experimentaron cambios significativos. En los países
desarrollados se recuperó el control de la inflación y se revirtió la tendencia al
crecimiento del Estado de bienestar que había caracterizado al periodo de
postguerra. En algunos países se estancaron los salarios reales (como en
Estados Unidos), mientras que en otros aumentó notablemente el desempleo
(como en Europa o Japón).
En los países en desarrollo, por su parte, se generalizaron políticas de
liberalización, privatización y desrregulación que cambiaron radicalmente la
estructura económica y el rol del sector público (...) donde antes había
“economías en desarrollo”, “potencias medias” o “países de industrialización
reciente” surgieron “mercados emergentes”. El proceso de internacionalización
financiera también continuó avanzando rápidamente...4
Los ochenta y los noventa consolidan entonces al modelo neoliberal que se
fundamenta en el postulado de la economía de mercado como el camino más
efectivo para incitar el desarrollo económico y el bienestar general. El
funcionamiento eficiente de mercados competitivos fomentará el proceso ahorroinversión y se alcanzará un crecimiento económico que beneficie a todos”. Ahora
la función del Estado se concentra en la promoción o creación de mercados
competitivos que estimulen la inversión privada y la generación de empleos
productivos. Con ello, el modelo neoliberal se sustenta en dos estrategias
primordiales: la liberación comercial y la desrregulación económica; es clara la
desincorporación de empresas estatales para fortalecer al sector privado, además
de que el gobierno se limite a la promoción de la economía de mercado.
Previo a continuar con las implicaciones ideológicas de esta nueva ontología
social basada en el individualismo y del cuestionamiento del desgaste del modelo,
3
En sus Ensayos de economía positiva (1953), Friedman consideró que la actividad económica no dependía de
variaciones de la inversión, sino de la oferta monetaria. Los monetaristas propusieron un manejo “discrecional” de la
macroeconomía, es decir, una “desrregulación” orientada a evitar que la intervención del Estado sobrepasara el
manejo de la oferta de dinero. De hecho, en los años setenta en Camino de libertad, se explica el por qué la crisis de
1929 se debió más a una deficiente intervención monetaria del Estado y no exclusivamente, como mucho se nos ha
hecho creer, a una sobreproducción de las grandes empresas.
4
Bouzas, Roberto. “¿Hay vida después del neoliberalismo?”, NEXOS, Núm. 251, noviembre de 1998, p. 23.
5
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RAFAEL A. DURÁN G ÓMEZ
hagamos un paréntesis para reseñar el impacto del neoliberalismo para el caso
mexicano.
Aunque la consolidación del modelo neoliberal en México se ubica desde los
sexenios de Miguel de la Madrid y, especialmente, en el de Carlos Salinas con sus
objetivos de desrregulación y liberación comercial, nos podemos remontar a la
crisis del modelo nacionalista del modelo de sustitución de importaciones en los
setenta.
Para 1976 la política industrial de un “desarrollo estabilizador” a partir del
modelo de sustitución de importaciones había fracasado; la paridad peso dólar,
que se había mantenido por 22 años en 12.50, al fin del año se disparó por arriba
de los 20 pesos por dólar; en los años posteriores se incrementarían el déficit
público y la deuda externa. El gobierno de López Portillo (1976-1982) promovió
el desarrollo económico basado casi exclusivamente en el petróleo; el incremento
internacional del precio del crudo desde 1973 y el incremento de las reservas
generaron esa ilusión. Más aún, para financiar a la industrial petrolera se recurrió a
la deuda exterior y al presupuesto público (más déficit público).
Al inicio de los ochenta, el colapso de los precios del petróleo redujo el flujo de
recursos externos y el modelo proteccionista era insuficiente para generar los
recursos requeridos para financiar los gastos público y de importaciones. La crisis
se acentuó ante el déficit en la balanza comercial y la continua depreciación del
peso. Se expropia la banca. La indecisión y la vulnerabilidad política y económica
traería como resultado el giro decisivo hacia el modelo neoliberal.
De la Madrid asumió el poder en diciembre de 1982 en medio de una situación
económica adversa y una tremenda crisis generada por la deuda donde el crédito
internacional ya no estaba dispuesto a financiar la economía mexicana. Se requería
de una urgente redefinición económica. Peor aún para 1986 los precios del
petróleo cayeron más del 50% y se demostró que todavía dependíamos
substancialmente de las exportaciones de este producto (se calcula una pérdida de
8 mil millones de pesos por este concepto). Se revirtió la consolidación fiscal, los
avances en la reforma estructural y la cooperación internacional que incluía la
renegociación de la deuda externa para reducir los problemas macroeconómicos.
Entre 1982 y 1987, el PNB per capita decreció un 10.4% en términos reales y
la inflación se estimó en 160% en 1987; ante ello, en diciembre de ese año, surge
el Pacto de Solidaridad Económica propuesto por el gobierno y aprobado por los
sectores laboral e industrial (permitió reducir la inflación sin causar recesión).
Otra acción importante del gobierno fue la liberalización comercial y el ingreso al
GATT en 1985 (como consecuencias de la política neoliberal). Durante los
ochenta, México había cambiado su estrategia político económica desmantelando
la estructura proteccionista basada en controles cuantitativos (cuotas, altas tarifas
arancelarias, permisos de importación y precios oficiales). Por otro lado, la
maquiladora, creada desde 1965, repunta entre los intentos por diversificar la
exportación de productos no petroleros.
6
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NEOLIBERALISMO: ¿EL ÚLTIMO DE LOS ISMOS?
IMPACTO DEL NEOLIBERALISMO EN PAÍSES COMO MÉXICO
DESDE LOS OCHENTA
ESTRATEGIA NACIONALISTA POLÍTICA NEOLIBERAL 
Objetivos de integración productiva Inversiones en función a niveles de
y de soberanía alimentaria.
productividad,
rentabilidad
y
competitividad externa.
de
disposiciones
Inversión Extranjera Búsqueda de la complementariedad Disminución
respecto del flujo de inversión reguladoras para atraer inversión
interna.
extranjera sin una estrategia interna.
Proteccionismo
a
través
de Reducción de barreras arancelarias y
Comercio Exterior
diferentes instrumentos del gobierno medidas
proteccionistas.
(como las barreras arancelarias). Liberalización
comercial
para
Exportar sólo el excedente.
incrementar
las
exportaciones
(producir para exportar.
Gasto
e
Ingreso Estado de bienestar donde el La prioridad es alcanzar el equilibrio
gobierno se preocupa por los en las finanzas públicas a través del
Públicos
subsidios al consumo y al gasto deterioro de las funciones sociales.
social.
Apoyo a organizaciones laborales El gobierno se desliga de la
Laboral
que pugnan por una estructura estructura laboral y con ello se da un
ocupacional y salarial digna.
deterioro de estas organizaciones,
empleo y salario.
Proteccionismo financiero mediante Desrregulación
del
sector
Financiera
el
control
central
de
la promoviéndose
una
elevada
macroeconomía y de instrumentos rentabilidad
financiera
que
como el tipo de cambio y las tasas subordina las finanzas nacionales a
las disposiciones internacionales
de interés.
(FMI/BM)
Ver Correa, Eugenia (1992), Los mercados financieros y la crisis en América Latina, UNAM-IIE, Cap.
IV.
POLÍTICA
ECONÓMICA
Industrial y Agrícola
Respecto al sexenio de Salinas, destaca el llamado Plan Nacional de Desarrollo
(1989-1994) que se adhiere a las políticas neoliberales de apertura comercial y
adelgazamiento de las actividades del gobierno en la economía. En los primeros
meses de 1990, México inició las negociaciones del TLCAN y el acuerdo se firmó
el 17 de diciembre de 1992 (además del aspecto comercial se negociaron asuntos
conjuntos en materia laboral y medio ambiente). Luego de la ratificación por parte
del Congreso de E.U. (noviembre 1993), el TLC entró en vigencia en enero de
1994.
El proceso de privatización del sector público había comenzado en 1987. De
las 1,155 empresas paraestatales que existían en 1982, para finales de 1992 sólo
quedaban 217. Entre las empresas privatizadas destacan: AEROMÉXICO,
MEXICANA, MEXICOBRE y TELMEX, todos los bancos comerciales (que se
habían nacionalizado en 1982), la principal compañía aseguradora ASEMEX,
muchas subsidiarias de la Compañía Nacional de Subsistencias Populares. En
buena medida, este proceso permitió al gobierno de Salinas tener cierta estabilidad
pero sólo en las cifras oficiales en el corto plazo.
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RAFAEL A. DURÁN G ÓMEZ
Indicadores del comportamiento económico, 1954-93
Crecimiento del PNB
Déficit Público
Balance con el exterior
1954-70
6.8
1.2
-2.7
1970-82
6.2
7.6
-4.8
1982-89
0.6
11.7
0.6
1989-93
2.9
1.9
-5.0
Depreciación en la paridad Peso - Dólar
0.0 (12.50)
-22.9
-51.2
-6.6
Fuente: OECD. Reviews of National Science and Technology Policy, Mexico, 1994, p. 33.
En realidad, la tremenda crisis de la economía mexicana desde diciembre de
1994 a la fecha ha generado, como en prácticamente todo el mundo, un
cuestionamiento mayúsculo acerca de la vigencia del modelo neoliberal donde
parece no haber cabida para las instituciones de carácter público y donde los
objetivos sociales se reducen cada vez más. Pero, ¿es esto factible? Para Gramci
las sociedades política y civil conforman un todo. La primera está inscrita en el
gobierno y sus instituciones, la segunda permite la pluralidad ideológica y social
(y contiene a la iniciativa privada). Históricamente ha existido su alianza
(caciquismos, hacendados, industriales, industriales y banqueros, sector
financiero, etc.).
A diferencia de países como Inglaterra y E.U. donde el keynesianismo del
gobierno fusiona una alianza con la industria (permitiendo un desarrollo industrial
integral), en países como México el keynesianismo es fusionado con un
nacionalismo que hace del Estado un ente en extremo paternalista y benefactor,
dándose características como un:
- Excesivo gasto público que conlleva un déficit fiscal.
- Escaso respaldo de parte del sector productivo hacia el gobierno, a pesar de
que éste sobreproteja al empresario.
- Proteccionismo donde se regula la inversión extranjera.
- Divorcio entre la sociedad política (gobierno) y la sociedad civil (en
aumento constante).
- Arribo de las ideas neoclásicas (explicadas más por una política exterior
que interna).
Pero esos antídotos han sido insuficientes y hoy en día, la sociedad civil busca
alternativas más allá del gobierno (caso ONG’s). El primer paso parece ser la
crítica misma del modelo neoliberal, pero lo importante será plantear alternativas
con bases reales.
La crítica del neoliberalismo económico ha comenzado por cuestionar el nuevo
modo de vida así como el nuevo vocabulario político implantado en este periodo.
Así como, en su momento resultaba inimaginable un discurso leninista sin “la
dictadura del proletariado”, “el partido de vanguardia”, “la línea correcta” y “el
centralismo democrático”, del neoliberalismo se cuestiona la vigencia o realidad
de una democracia liberal capitalista, un mercado competitivo, el individualismo,
el materialismo, la competencia científico técnica y la racionalidad liberal.
La mayoría de los ideólogos liberales, desde Adam Smith hasta el presente,
consideran que las leyes de la economía son inviolables leyes naturales. Como
hace notar Gilpin, para los neoliberales no se puede hacer ninguna ciencia sin
8
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NEOLIBERALISMO: ¿EL ÚLTIMO DE LOS ISMOS?
ellos, pero lo importante sería juzgarlos por sus resultados y el apego de sus
enunciados en la realidad con cierta capacidad de predicción, más que por la
supuesta (e impuesta) veracidad de sus conceptos.
El liberalismo abarca un conjunto de instrumentos de análisis y de
prescripciones respecto de las políticas a seguir, que le permiten a la sociedad
optimizar su aprovechamiento de los recursos escasos; en gran medida, su
fuerza proviene de su compromiso con la eficiencia y la tendencia a llevar al
máximo la riqueza total. El mercado constituye el medio más efectivo de
organizar las relaciones económicas, y el mecanismo de precios asegura
ganancias mutuas; en consecuencia, el intercambio económico tiende a generar
beneficios sociales agregados. En efecto, la economía liberal le dice a la
sociedad, sea nacional o internacional, "si quiere ser rica, esto es lo que debe
hacer".5
El primer problema surge, en términos de Gilpin, a partir de la separación y
prioridad artificial que se le da a la esfera económica de los otros aspectos de la
sociedad, aceptando el marco sociopolítico como algo dado (incluyendo en él la
distribución del poder y los derechos de propiedad, los recursos y otros dones de
los individuos, los grupos y las sociedades nacionales, así como el marco de las
instituciones sociales, políticas y culturales). Se inicia con la idea de que los
individuos parten de elementos homogéneos, racionales e iguales; con ello parece
existir una tendencia a desechar la justicia o equidad en el resultado de las
actividades económicas, evidentemente poco se aborda respecto de la distribución
de la riqueza dentro de las sociedades. Existe una presunción de que el
intercambio es siempre libre y tiene que derivar en un mercado competitivo entre
iguales que poseen información completa y, en consecuencia, están habilitados
para obtener mutuos beneficios. Esta ideología nos enseña cómo alcanzar
objetivos particulares al menor costo y en determinadas condiciones; pero no
pretende responder preguntas relativas al futuro y al destino del hombre, dichas
cuestiones quedan discontinuadas en los pensamientos marxista y/o nacionalista.
Ante todo ello, ha emergido un conjunto heterogéneo de opositores del
neoliberalismo: intelectuales y poetas románticos, fundamentalistas persas y
árabes, aristócratas, la iglesia católica romana, etc. Pese a las diferencias
abismales entre estas voces, se puede detectar una crítica compartida hacia la
democracia capitalista neoliberal la cual “es menospreciada por hacer un
desordenado énfasis en el individualismo, el materialismo, el logro técnico y la
racionalidad... el capitalismo liberal es acusado de subvalorar la dimensión
colectiva esencial de la existencia humana”.6
Como insinúa Jowitt, si existe una fuerza que haya sido central en los últimos
200 años, capaz de provocar una serie de oposiciones ante su exaltación de la
impersonalidad racional como el principio organizador de la vida social, ese es el
capitalismo liberal. Así como ha tenido importantes oponentes, ese mismo número
es el de las victorias particulares de tal capitalismo liberal que ha tenido una
permanente identidad partidaria.
5
Gilpin, Robert (1987). The Political..., op. cit., p. 56.
Jowitt, Ken. “El nuevo desorden mundial”, en Larry Diamond (Comp.), El resurgimiento global de la democracia,
IES-UNAM, 1996, pp. 249-258.
6
9
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RAFAEL A. DURÁN G ÓMEZ
Hoy en día, los opositores del liberalismo naturalista se hallan inclusive dentro
del mismo liberalismo pero de tendencia racionalista. El cuestionamiento del libre
mercado y del adelgazamiento del Estado ya no recibe la acogida de antaño;
tomemos brevemente un fragmento de Mario Vargas Llosa, uno de los ideólogos
neoliberalistas que en una Conferencia de la Democracia celebrada en Managua,
en marzo de 1991, dijo:
El nacionalismo económico –que, junto con el nacionalismo cultural (de los 30
y 40 en México), es una de las aberraciones más pertinaces de nuestra historia–
está dando al fin señales de que empieza a retroceder. El nacionalismo ha
contribuido de modo sustancial al subdesarrollo de América Latina. Sin
embargo, estamos aprendiendo lentamente que no alcanzaremos la salud
fortificando nuestras fronteras, sino abriéndolas de par en par y saliendo al
mundo en pos de mercados para nuestros productos, y de la tecnología, el
capital y las ideas que el mundo puede ofrecernos para el desarrollo de
nuestros recursos y la creación de los empleos que necesitamos con tanta
urgencia.
Este tipo de discurso, tan de moda aún hasta hace escasos años, ya no parece
responder a una realidad de las sociedades contemporáneas. La retirada del Estado
y el desmantelamiento de la protección del bienestar social a partir de instituciones
con fines públicos con la bandera del individualismo y la competitividad
internacional está entrando en un franco replanteamiento político e institucional.
Del Estado benefactor se está cayendo rápidamente en el extremo del llamado
capitalismo salvaje donde los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres.
En tanto los liberalistas naturales permanecen escépticos respecto al potencial
de bienestar colectivo de las instituciones sociales, éstas arremeten en contra de
esa acusación. El caso de Hayek (que junto con Friedman es el máximo ideólogo
del neoliberalismo) que acusa a la institución politécnica francesa (aunque, de
hecho, a toda la academia politécnica) de ser cientistas (falsamente científicos o
degeneradores de la ciencia) ha despertado una gran reacción y un resurgimiento
de los aspectos racionalistas. Según los politécnicos, para Hayek “es imposible
imponer un orden consciente, racional, científico a lo económico y a lo social en
general. Prácticamente no reconoce ninguna racionalidad científica en la economía
y la sociedad... Sólo acepta los resultados de la acción de los individuos que por
casualidad pueden actuar en conjunto, pero de ninguna manera de forma planeada.
Resultan ser átomos sociales dispersos incapaces de conjugarse en una sociedad,
en una patria”.7
Como el liberalismo naturalista norteamericano fue el que triunfó dentro del
nuevo orden del mundo, cabe hacer notar que todos los cuestionamientos
nacionalistas o racionalistas no representan mayor discusión en un país que, como
Estados Unidos, ha estado acostumbrado al traslado constante de los estadios entre
los liberalismos naturalista y racionalista debido a su tremenda capacidad
pragmática. Ésta se explica, de manera general, por una concepción dual de las
esferas política y económica y, en el devenir del siglo XX, por su condición de
hegemón que le ha permitido pregonar y expander un liberalismo económico de
tendencia naturalista hacia el mundo, en tanto ha aplicado un liberalismo
7
Tomado de Remigio Jasso, “Enemigos del Neoliberalismo”, en Excélsior, 8 de diciembre de 1998, p. 10-A.
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NEOLIBERALISMO: ¿EL ÚLTIMO DE LOS ISMOS?
racionalista (proteccionista) sobre todo en condiciones de amenaza de esa
hegemonía (caso de las políticas comerciales).8 Para los norteamericanos, la lógica
Estado (Keynes) - Mercado (Friedman) implica una disyuntiva integrada en la
relación política-negocios impregnada, como se ha observado, desde los padres
fundadores.
Este nuevo liberalismo y su recomposición actual son viables gracias a la
flexibilidad política y económica de la esencia norteamericana. Llamado desde la
gran democracia liberal para Fukuyama (más por la idea que por la práctica) o
hasta el declinante desastre liberal por Wallerstein, el neoliberalismo impone una
hegemonía privada natural, impersonificada que sólo proyecta la ampliación del
mercado (de los Clásicos). Pero en la práctica de la política norteamericana
(comercial por ejemplo), existe la salvaguarda nacionalista y proteccionista del
comercio derivada del espíritu Hamiltoniano y la Frontier Jeffersoniana. Desde
esa esencia la razón de Estado y de Mercado se han equilibrado.9
Por su puesto que el caso del liberalismo norteamericano presenta un
sinnúmero de aspectos dignos de ser analizados, por ahora baste agregar que es
obvio que, además de las concepciones de Estado y mercado, el pragmatismo
americano valora el peso de otros elementos tales como su historia y su religión.
Además dentro del mismo liberalismo racionalista de entre los treinta (con el New
Deal) y hasta los setenta, el liberalismo político y la misma Realpolitik defendió al
gobierno y sus instituciones públicas; de hecho una concepción más
contemporánea ubica un neorrealismo que ya incluye la exaltación de la empresa,
la defensa y la iglesia, aunque aún con el Estado como su eje.10
Respecto a las tendencias y perspectivas más recientes que se preguntan por
la existencia de vida después del neoliberalismo aún son escasas las alternativas.
Luego de esta onda neoliberal de casi dos décadas, la reciente victoria de la
socialdemocracia en Alemania, el ascenso de Cardoso en Brasil e inclusive el
neonazismo austriaco, parecen otorgar una nueva justificación al cuestionamiento
del neoliberalismo y la emergencia de un nuevo sentido común dominante; al
menos el inicio ha sido el “debilitamiento de las certidumbres” generado en gran
medida por las impactantes e incontrolablemente dinámicas turbulencias
financieras de los últimos años.
De acuerdo con Bouzas, “los efectos reales o presuntos de la globalización en
los países desarrollados han dado paso a nuevas preocupaciones sobre comercio y
sociedad civil o mercados financieros y gobernabilidad”. Un primer paso es el
dejar de ver a las reformas del mercado como el “pasaporte automático” hacia el
bienestar y el desarrollo; el mercado opera mejor en un marco institucional. Sus
recomendaciones de política económica “naturalista” pierden el carácter de
“recetas universales” y las instituciones sociales en peligro de extinción recobran
su validez (aunque no escapan de requerir una reestructuración más eficiente).
8
Así por ejemplo, en 1898, Estados Unidos exigió a China una política de puertas abiertas y de igualdad de
oportunidades, en tanto a principios del siglo XX, pugnaba por la soberanía nacional de los países
latinoamericanos. En la primera, al no ser el país hegemónico se fomentaba el liberalismo, en los otros se
promovían valores nacionalistas y de soberanía nacional (proteccionistas) ya que si eran el país hegemón.
9
Véase a Orozco, José Luis, tanto en su Razón de Estado y razón de mercado, como en Sobre el orden liberal del
mundo, citados en la bibliografía básica.
10
Politólogos como Mahan sabían perfectamente que esas instituciones no podían crear una ética hegemónica.
11
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RAFAEL A. DURÁN G ÓMEZ
El proceso actual se ha distinguido por la maximización de la productividad
pero provocando al mismo tiempo una minimización de los recursos sociales. Si
bien es cierta la intercomunicación “global” de las economías nacionales, las
posibles consecuencias negativas pueden ser más que los beneficios potenciales.
La misma llamada Tercera Vía parecía emerger como una alternativa, aunque sin
negar su mismo origen capitalista occidental y liberal, ha visto reducido su ímpetu.
La preocupación por la gobernabilidad de la sociedad está decidida a construir
sobre el mundo ya existente en dirección a mejorarlo.
Es claro que resulta altamente problemático mantener la estabilidad inherente
al neoliberalismo y su mercado internacional; la naturaleza misma de la dinámica
de dicho sistema erosiona los cimientos sobre los cuales éste debe descansar. Está
en juego tanto la supervivencia de los que carecen de los recursos, así como de los
que los poseen y del orden económico liberal internacional (whatever that means).
Esto se complica en nuestros países en desarrollo donde las demandas se han
acumulado y se encuentra una escasez de los recursos disponibles o, en su caso,
una deficiente pero arraigada distribución de esos recursos. Aunque ha surgido la
preocupación por adelgazar al Estado, poco se ha hecho por mejorar la eficiencia
del Estado remanente. De entre los principales desafíos de nuestras sociedades,
destaca la necesidad de crear o hacer más eficientes las instituciones públicas que
demandan nuestras sociedades, aún globalizadas. Dicha institucionalización
deberá enfrentar de manera seria e imparcial los asuntos de la distribución de la
riqueza y los recursos, en especial la industria y la tecnología.
Bibliografía
Diamond, Larry (Comp.) (1996). El resurgimiento global de la democracia,
IIS-UNAM.
Friedman, Milton y Rose. Camino de libertad, Ed. Fontamara.
Gilpin, Robert (1987). The Political Economy of International Relations.
Princeton University Press.
Orozco, José Luis (1992). Razón de Estado y razón de mercado, FCE.
______, José Luis (1996). Sobre el orden liberal del mundo, FFy L/UNAMFontamara.
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