36-41 Esade 27/9/04 12:23 Página 36 DOSSIER >> El nuevo Brand Management AUTOR: RIU VILA, David Lecciones de la INDIFERENCIACIÓN DE LAS MARCAS Cada vez se está menos dispuesto a comprar una marca que simplemente liste unos valores a los que aspirar. Al mismo tiempo el consumidor percibe cada vez más iguales muchas marcas. Como respuesta a estos hechos están surgiendo nuevos modelos de gestión de marcas. David Riu Vila, Profesor de Marketing de ESADE | 36 36 TÍTULO: El Nuevo Brand Management. Lecciones de la indiferenciación de las marcas FUENTE: “MK Marketing+Ventas”, Nº 195 Octubre de 2004. Pág. 36 DESCRIPTORES: • Branding • Brand management • Gestión de marca RESUMEN: En este artículo se aborda uno de los problemas más acuciantes a los que se están enfrentando las marcas: un grado extremo de indiferenciación. De hecho, según la consultora Copernicus, un 86 por 100 de las marcas en múltiples categorías tiende a igualarse en sus atributos clave. Un ejemplo sintomático es el de Visa y American Express, que alcanzan el máximo nivel de similitud por sectores, según el artículo “Brand Confusion”, publicado por Jack Trout y Kevin J. Clancy en la “Harvard Business Review”. A partir de estos datos el autor de este artículo explica por dónde irá la nueva gestión de marcas: el Brand Management, y sus modelos. 36-41 Esade 27/9/04 12:23 Página 37 www.marketingmk.com as marcas están en crisis... otra vez. Y no nos referimos a la dificultad de competir por la atención del consumidor entre las 3.000 nuevas que se lanzan cada año sin contar Internet; ni tampoco a la repercusión en la imagen de marca de prácticas empresariales poco éticas por parte de según qué multinacional. Estamos aludiendo a un problema que puede socavar los cimientos, los principios fundamentales y el origen del mismo concepto: la indiferenciación de las marcas. Ya el año pasado la consultora Copernicus publicó un estudio titulado “The commoditization of brands”, en el que se concluía que cada vez es más difícil para el consumidor percibir las diferencias entre una determinada marca y la de la competencia. Y es que el 86 por 100 de las marcas en múltiples categorías tendía a igualarse en sus atributos clave. En el reciente artículo “Brand Confusion”, de la “Harvard Business Review”, Jack Trout y Kevin J. Clancy afirman que, según otro estudio realizado en Estados Unidos, la indiferenciación de marcas es ya un hecho. Lo interesante de esta segunda fuente es que llega a medir los niveles de similitud por sectores y, que por ejemplo, el máximo grado de parecido percibido entre marcas se da entre Visa y American Express. Si tenemos en cuenta que el principal objetivo de cualquier marca debe ser diferenciarse a toda costa, nos daremos cuenta de la magnitud del problema. De hecho ya tuvimos un claro indicador con la aparición de las llamadas “marcas blancas”, un término casi despectivo para referir aquellas marcas del distribuidor que competían con las del fabricante marquista a un precio considerablemente inferior al del líder. Hoy, esta distinción es anticuada y poco precisa porque todos conocemos el enorme éxito de algunas de estas marcas. Wal-Mart, en Estados Unidos, Sainsbury en Inglaterra o Caprabo en España gestionan un portafolio de marcas con un poder de captación y unos niveles de calidad que ya les gustaría tener a muchos fabricantes. Y no sólo por la realidad del mercado sino porque están desarrollando una personalidad fuerte más allá de su oferta. Lo que significa que dejan de convertirse en productos para merecer el apelativo de marca, igual que sus competidores premium. El problema es tan relevante que incluso entre los gurús del Branding se empieza a utilizar el término supermarca o powerbrand L Nº 195 • Octubre de 2004 Cuando el código en vodka era hablar de su procedencia y elaboración, Absolut se centró en el aspecto de la botella para designar aquellas con mayor fortaleza o poder de atracción que otras. Es la prueba y la aceptación de que existe una jerarquía dentro de las marcas. Lo que podríamos llamar un nivel de marquismo, o sea, marcas dentro de las marcas. Del Branding al Brand Management Como es sabido, la marca se creó en sus orígenes para poder diferenciar nuestra oferta de la de la competencia, “marcarla” para evitar confusiones y facilitar el recuerdo, identificar al fabricante y facilitar la elección de compra. Progresivamente se fue centrando en dotar a dicha oferta de atributos que la convirtieran en la opción predilecta del comprador. De ese modo empezamos a tener empresas que ofertaban productos y otras que suministraban marcas. O lo que es lo mismo, productos con un plus de diferenciación que los hacía más competitivos. Este proceso no es más que el punto de partida de lo que hoy se conoce como Branding. El problema es que, como toda estrategia, tarde o temprano es también descubierta y utilizada por nuestros competidores, lo que nos lleva a la situación actual: muchas marcas, demasiadas. Marcas que a veces carecen casi de significado, marcas que en lugar de facilitarle al consumidor la compra se la complican enormemente, marcas que no aportan nada y que al final son percibidas como meros commodities. ¿Significa esto el fin del Branding? La respuesta es que todo lo contrario. Significa la sofisticación de la disciplina, el auténtico nacimiento de la gestión de marcas, Brand Management, como tal. Ponerle un nombre al producto, conseguir un logotipo con un diseño vistoso y dedicarse a repetir (machacar, si me lo permiten) esta marca en numerosas exposicio37 | 36-41 Esade 27/9/04 DOSSIER 12:23 Página 38 >> sea meramente simbólico en términos de reafirmación personal y social, están en revisión. Una marca fuerte debe conseguir cumplir sus tres objetivos básicos: la información, la relevancia y la seducción. • La información, porque debe contarnos algo sobre la oferta que sea inteligible y descifrable: tengo que entender la propuesta de valor base o en qué consiste la oferta. • La relevancia, porque eso que nos cuenta debería ser percibido no sólo como diferente, sino sobre todo como relevante por el comprador, o lo que es lo mismo: entiendo lo que me cuentan y me parece que es algo de lo que no me han hablado los demás o mejor. La marca Apple ha sabido gestionar su comunidad de seguidores y la ha utilizado para resurgir de una importante crisis. nes al consumidor es algo relativamente fácil. Capturar la esencia de una oferta, trabajar a fondo una personalidad atractiva, diferente, llena de significados para el cliente potencial y conectarla a un nivel emocional con esa marca, dotándola de cierta magia, es algo totalmente diferente. De hecho es un proceso mucho más complejo que se llama Estrategia de marca. Es conseguir que ésta tenga un poder de atracción muy claro, un conjunto de significados relevantes e incuestionables que consigan un espacio no sólo en la cabeza sino en el corazón de los consumidores. Tampoco hay que olvidar que el contexto ha cambiado notablemente, y que hoy en día, además, el modelo de pretender que el consumidor aspire a los valores de la marca a través de su consumo, y que el plus de diferenciación No debe confundirse la Comunicación con la creación de marcas o su gestión | 38 • La seducción, porque es la razón de ser de toda marca. Las dos primeras están al servicio de la tercera: al final una marca tiene que contar algo que se considere interesante y acabe seduciendo. Y la seducción es algo muy sutil. Hoy existen numerosas marcas que se sitúan en el primer estadio. Han conseguido que se reconozcan sus logotipos y se mire su publicidad. Han logrado que se conozca más o menos su oferta pero no seducir. Están allí, en la mente del consumidor, aparecen al entrar en la tienda pero a la hora de comprar no generan el sentimiento de atracción irresistible, emocional, que impulsa a decantarse claramente por uno de los participantes. Y es que no debe confundirse la Comunicación con la creación de marcas o su gestión. El objetivo de la Comunicación puede ser la notoriedad de la oferta. Pero hay que definir la marca: saber qué comunicar, qué decir en nuestro plan de comunicación, en definitiva qué significados, valores y personalidad son los relevantes y diferenciadores. El objetivo del Brand Management es mantener la consistencia y fortaleza de la marca para que ésta pueda rentabilizarse adecuadamente. Ése debe ser el trabajo de un buen gestor de marcas. Luchar contra la indiferencia Es posible que exista ya un enorme colectivo que ha dejado de creer en las marcas llamadas tradicionales. Las marcas que se han queNº 195 • Octubre de 2004 36-41 Esade 27/9/04 DOSSIER 12:23 Página 40 >> Una marca debe estar compuesta por un buen producto base más una buena dosis de magia dado encasilladas en modelos clásicos de gestión sobre el esquema de la característica-beneficio. O marcas que le han hablado a sus consumidores desde un pedestal, con una cierta prepotencia. O marcas globales a las que les ha faltado sensibilidad para detectar pequeñas oportunidades locales, momentos emocionales que pueden marcar esa diferencia perseguida. Sin embargo, también hemos podido ver la aparición de nuevas marcas basadas en la gestión de experiencias como eje de diferenciación, con una clara definición de significados y una difusión de los mismos excelente y cargada de creatividad. Nuevas estrategias que han conseguido hacerse un hueco entre grandes supercompañías. Un análisis de estos nuevos modelos de gestión de marcas nos pueden dar pistas sobre cómo va a ser el nuevo Brand Management. 1. Una oferta emocional además de la real Si vamos a trabajar en la marca damos por supuesto que previamente lo hemos hecho en el producto. No se concibe ninguna oferta que aspire a ser marca sin antes haber conseguido ser un buen producto o servicio como prerrequisito mínimo para competir. Lo primero que puede diferenciar pues una marca seductora de sus competidoras indiferenciadas es la carga emocional de nuestro producto. Y no nos referimos a emociones elaboradas como enamorarse de nuestra marca de champú, sino a sensaciones agradables, a deseo, atracción, a gula, a ganas de comprarlo casi por impulso sin necesidad de racionalizarlo excesivamente. Si nuestra marca se diferencia claramente, seguro que tiene esa parte emocional que la distingue de las demás y logra la venta. Y es que se dice que una marca esta compuesta por un buen producto base más una buena dosis de magia. Pensemos en un helado de Häagen Dazs, en una bolita de jabón con aroma de lavanda de la marca The Body Shop o en una taza de café Blue Mountain del Jamaica Coffee Shop. | 40 2. Un sentimiento de comunidad El verdadero éxito de una marca no consiste en grabar un logo en un producto sino propiciar una determinada experiencia similar a un colectivo. La base de clientes es el activo más preciado de cualquier compañía. La comunidad de simpatizantes de nuestra marca es lo que realmente gestionamos para obtener ese activo. Harley Davidson es de las pocas marcas que han conseguido literalmente tatuarse en la piel de sus consumidores. Sus dirigentes organizan encuentros, festivales e incluso rallies en los que los usuarios de Harley comparten sus experiencias. Esto no solamente es una poderosa estrategia de Marketing Relacional sino que además constituye una de las principales fuentes de información para la compañía. Apple es otra marca que ha sabido gestionar su comunidad de seguidores y la ha utilizado para resurgir de una importante crisis. 3. Los valores pueden estar en el consumidor En nuestro mundo cada vez estamos mejor formados e informados y menos dispuestos a comprar una marca-símbolo que simplemente liste unos valores a los que debemos aspirar. En este nuevo entorno social no sólo nos decantaremos cada vez más por empresas socialmente responsables, sino por ofertas que repercutan positivamente a nuestro entorno y compartan nuestros valores y preocupaciones. 4. Nuestra comunicación sí traspasa Uno de los fenómenos que pueden observarse son las ganas que tienen algunas marcas de comunicar como ya lo hacen otras. Piénselo un segundo: nuestro principal objetivo a la hora de plantear nuestra Nº 195 • Octubre de 2004 36-41 Esade 27/9/04 12:23 Página 41 www.marketingmk.com comunicación debe ser destacar y seducir. En cambio lo primero que hacemos es intentar adoptar el código de la competencia. Todos nos sentimos más cómodos sin romper las reglas de juego del sector pero solamente las marcas que comunican de forma diferente consiguen impactar, traspasar el medio que estamos utilizando para situarse en las mentes y corazones. Este es el ejercicio de cada noche en prime time, y esta es la barrera que muy pocas marcas consiguen traspasar. Cuando el código en vodka era hablar de su procedencia y elaboración, Absolut se centró en el aspecto de la botella. Cuando el código en electrodomésticos eran las características y sus beneficios, Balay sorprendió con sensibilidad. 5. La obsesión por los pequeños detalles Otra característica de las nuevas marcas es la obsesión por el detalle. El detalle insignificante puede tener un impacto tremendo en la percepción de nuestra oferta. Son detalles que a veces comunican mucho más que las grandes campañas: un sobre de azúcar original con el café, una bolsita para envolver el ticket de la compra, un pequeño bombón, una sonrisa, un olor determinado al entrar en una tienda, una melodía agradable, infinidad de pequeños detalles que marcan una gran diferencia. Están las marcas que piensan en grandes estrategias masivas y manejan recursos gigantescos y las que comunican “no me importan los costes, me importa tu satisfacción” y reconocen el impacto de los pequeños detalles, aquellos que generan muchas veces el boca-oreja, la sorpresa, la sonrisa. Esos que consiguen situar esa marca en la lista de preferidas. Por tanto se acaba el modelo de hablar a gritos desde el pedestal y en una sola dirección. Las marcas que se precian escuchan al consumidor, al cliente, al invitado, como incluso le llaman algunas, a la experiencia. La comunicación debe convertirse en un diálogo y existen nuevos soportes, medios y tecnología que trasladan parte del poder al consumidor para opinar, contra-ofertar, proponer... incluso juzgar duramente las decisiones de las grandes marcas. Nº 195 • Octubre de 2004 Las marcas seductoras provocan sensaciones de deseo, atracción, gula; incitan a una compra nada racional. Pero antes de comunicar y difundir, primero hay que definir. La oferta está constituida por tres elementos muy importantes: Qué es, qué hace y qué significa. Si no podemos completar y definir cada una de estas dimensiones no tenemos una marca fuerte. Cualquier producto habla de lo que es y hoy raramente nos diferenciaremos por lo que hacemos. Situarnos en la creación de significados es pensar en términos marquistas. Por eso un Actimel no vende leche fermentada sino la capacidad de fortalecer contra las agresiones externas, un VW Beetle es mucho más que un utilitario, una Palm es casi como una Game Boy para adultos, una tarjeta Hallmark es la posibilidad de comunicar un sentimiento, Evian es el agua más pura y cristalina del mundo, Disney vende magia y la eterna juventud, y un BMW es para los que saben apreciar la sutil diferencia entre conducir y ‘conducir’..... Viendo cuánta magia comunica el producto se sabrá cuan fuerte es la marca. ● 41 41 |