el mundo - Universidad Complutense de Madrid

MADRID
nuevo candidata y la oposición
le muestra sus carencias. Pág. 35
MUNDIAL El Hyundai ‘Fan Park’ se abre de nuevo en el Paseo de La Castellana para el Brasil-Chile. Página 39
Una familia rumana, el pasado martes, en el solar de la Complutense junto a la Plaza de Cristo Rey. / GONZALO ARROYO
Los nuevos ‘vecinos’ de Cristo Rey
G Unos 40 rumanos han creado un poblado frente a la Jiménez Díaz, en Moncloa
G Los residentes dicen que son pacíficos y el Consistorio que sólo los puede echar el juez
ROBERTO BÉCARES
Ramón y Juan, jubilados, acaban
de «visitar a un amigo» en la Fundación Jiménez Díaz «y atraídos
por el olor a barbacoa» se han
acercado hasta una parcela del
cruce de Cea Bermúdez con la
Plaza de Cristo Rey. «Teníamos
curiosidad, y dan cierta envidia, y
todo, pero, vamos, a mí no me
gustaría tenerlos debajo de casa»,
admite Juan.
A plena vista de todos los peatones, sólo separado de la calle
por una valla metálica, se despliega por un amplio terreno arbolado un asentamiento de unos
40 rumanos, edificado en al menos dos docenas de tiendas de
campaña y construcciones he-
chas con maderas, chapas, y lonas. En una esquina, uno de ellos
ha hecho una fogatilla y calienta
un poco de pollo y varios trozos
de panceta. En efecto, el olor a
barbacoa viene de aquí.
El campamento está situado en
una hondonada, a la que se accede por un agujero en la valla
frente a una parada de los autobuses de la Empresa Municipal
de Transportes. Cada pocos minutos, se arremolina la gente observando sorprendida los quehaceres de estos nuevos vecinos del
distrito de Moncloa. «Aquí vienen
a cambiar las monedas y a comprar bocadillos de vez en cuando,
la verdad es que no dan ningún
problema», comenta la depen-
dienta de una tienda de comestibles cercana a la parcela.
«Yo les he visto por la zona pidiendo dinero en los semáforos, y
es verdad que no hemos tenido
ningún problema con ellos, deben llevar como unos cuatro meses o así; me hace mucha gracia
porque de vez en cuando les veo
sacar la basura a la calle, como
unos vecinos más», asegura otra
dependienta de la zona sobre este grupo de rumanos, que ya eran
viejos conocidos del barrio, porque también estuvieron viviendo
una temporada en los jardines
cercanos al Faro de Moncloa.
«Ahora llevan ya varias semanas,
pero hace un año o así también
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MADRID
EL MUNDO. SÁBADO 28 DE J
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Hora de comer en el asentamiento de rumanos del descampado situado frente a la Jiménez Díaz. / GONZALO ARROYO
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se metieron ahí hasta que los
echaron», afirma Ramiro, residente de Cea Bermúdez.
Lo cierto es que se han convertido en una estampa habitual en
la mismísima Plaza de Cristo Rey,
concretamente al lado de la residencia de profesores de la Universidad Complutense, propietaria, de hecho, de los terrenos, y
que tiene las manos atadas con
respecto al asentamiento.
«Es una parcela propiedad de
la Universidad y que está ahora
mismo licitándose para construir
dotaciones universitarias. Tras
observar lo que pasaba, hemos
interpuesto una denuncia», explica un portavoz de la universidad
a este diario.
Fuentes del Área de Seguridad
del Ayuntamiento de Madrid aseguran que no pueden hacer nada
tampoco ante esta situación, a no
ser que haya una orden de un
juez. «La Policía Municipal sí que
ha ido allí varias veces para decirles que no pueden estar, pero siguen allí», precisa una portavoz
del Consistorio. Pero, en verdad,
¿molestan a alguien? La mayoría
de vecinos aseguran que no, que
no ha habido un aumento de criminalidad en la zona, pero otros
se quejan de los olores y de la falta de salubridad de la superficie
okupada por estos nuevos vecinos rumanos de Cristo Rey.
Nos adentramos en la parcela,
que, primera sorpresa, está razonablemente limpia. «Nosotros
limpiamos y dejamos la basura en
la calle para que la recojan, la Po-
La ‘puerta’ del poblado: un agujero en la valla. / G. A.
Los terrenos donde
viven pertenecen
a la Universidad
Complutense
licía nos dijo que lo hiciéramos»,
cuenta en un parco español uno
de ellos, que asegura que la mayoría de los habitantes del poblado, todos rumanos, y entre ellos
varias mujeres, se dedican a pedir
dinero en los semáforos. «Un euro, dos euros, cuando tenemos 40
los enviamos a Rumanía, donde
está nuestra familia», cuentan.
«Somos varias familias las que
vivimos aquí, buscamos trabajo
pero no hay nada, no hacemos
ningún mal, no robamos, ni bebemos», afirma Andrei, de unos 30
años, que asegura que en Rumanía trabajó en la construcción,
«pero aquí no he podido trabajar
todavía». «En mi país las cosas
están muy mal, no podemos volver», explica.
Muchos de ellos llegaron hace
tres años, con la crisis ya instalada hasta los huesos en nuestro
país, y encontraron como medio
de vida mendigar en las calles, y
limpiar las lunas en los semáforos
a cambio de unas monedas.
Entre los habitantes del poblado hay personas mayores, pero
no hay niños. «Están en Rumanía,
les enviamos dinero». Aseguran
que, tras dar varios tumbos por la
zona, este es un sitio ideal para
vivir. «En otros sitio donde estábamos la gente se emborrachaba
y nos tiraba botellas a la cabeza»,
comenta uno de ellos sobre la
época en la que se asentaron en
el parque del Oeste o frente al
Museo de América, cuando jóvenes que hacían botellón les atacaban, dicen, por la noche.
En este esquinazo de Cea Bermúdez han encontrado su hogar.
Tienden la ropa con cuerdas atadas a los árboles. Se hacen la comida con camping-gas. Y hasta
han dividido el poblado por barrios. Unos viven en la explanada
visible desde la calle y otros han
encontrado su sitio en un terreno
elevado pegado a una pared de
ladrillo, que les da una cierta y
necesaria intimidad.
«Nos duchamos en un sitio que
hay cerca, por 50 céntimos», asegura Claudiu, que afirma que en
invierno han pasado mucho frío
en la calle –«una manta, dos mantas, tres mantas, pero frío»–, pero
que España es «muy bien país»
[sic]. «Sólo queremos quedarnos
aquí, no hacemos mal», explica
uno de ellos.
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