II. Unidad: sistema orgánico; Medio ambiente; Acoplamiento y plasticidad estructural; Sistema autopoiético. FUENTE: PSIQUIATRIA.COM. 2005; 9(3) Fernando Ruiz Rey. Psiquiatra Raleigh, NC. USA PALABRAS CLAVE: Epistemología, Maturana, Cognición, Lenguaje, Mente, Psicología, Sistema autopoiético, Biología, Filosofía, Construccionismo. Unidad: sistema orgánico Un ser vivo opera en su medio como una unidad. Esta operación, según el Dr. Maturana, es mejor entendida si se concibe como un producto del “modo de vivir” que es propio de cada organismo. El Dr. Maturana describe:”Un sistema vivo no es un sistema orientado a una meta, es como el sistema nervioso, un estado-determinado estable y un sistema estrictamente determinista cerrado en sí mismo y modulado por interacciones no especificadas a través de su conducta.” (4:59) Al aplicar el método científico descrito a los sistemas vivos, el Dr. Maturana (4; Epistemology: Explanation) distingue dos aspectos en el proceso de observación: la especificación del sistema o fenómeno que se estudia, lo que define el dominio en el cual existe el fenómeno y determina el dominio de sus posibles componentes y relaciones, El segundo aspecto del proceso de observación es la identificación (distinción) de los componentes del sistema o fenómeno y sus relaciones, lo que permite la reproducción conceptual del fenómeno estudiado. Para el biólogo, una unidad o sistema vivo es: “especificado por operaciones de distinción que lo limitan del trasfondo, y [está] caracterizado por las propiedades que las operaciones de distinción le asignan.” (2;8:31) La distinción de unidades es sólo posible por la realización de operaciones de un observador, que gracias al lenguaje puede connotar dichas unidades. En este proceso, el observador, de acuerdo al autor: “también actualiza y especifica su dominio de existencia como un dominio de coherencias operacionales [se refiere a la ‘racionalidad’ dada en las operaciones del observador] permitidas por la operación de las propiedades a través de las cuales la unidad es caracterizada en su distinción.” (1;6:4) El Dr. Maturana define “unidad” como “una entidad, concreta o conceptual” (2;8:31); pero se debe señalar que el autor expone su tesis fundamentalmente en términos abstractos. El Dr. Maturana fiel a sus principios epistemológicos sostiene que es el observador quien especifica e identifica los componentes y sus relaciones, del sistema vivo estudiado. En esta operación el observador concibe, explícita o implícitamente, una explicación del sistema biológico, ya sea como un proceso determinista (resultante de relaciones de los componentes biológicos), o como un proceso vitalista (resultante de las propiedades de los componentes biológicos). El Dr. Maturana descarta la posición vitalista como no científica y se adscribe a la concepción determinista del sistema, postulando que es la que permite la distinción apropiada del dominio del sistema como tal y, el dominio de sus componentes e interacciones; el autor afirma que todo sistema vivo es un sistema dependiente de su dinámica estructural. Para el Dr. Maturana, una explicación científica que postula el mecanismo que genera el fenómeno estudiado no puede ser sino que determinista para conservar las coherencias operacionales propias del dominio cognitivo de la praxis de vida del observador (científico) que distingue (los fenómenos estudiados) sistemas determinados por su estructura. La circularidad de la concepción epistemológica que hemos comentado anteriormente, se ilustra claramente en este proceso de distinción de los sistemas vivos. Es interesante notar además, que el autor afirma que el determinismo es esencial para la actividad científica, pero no menciona el indeterminismo que aparece en el seno mismo de la física cuántica. El Dr. Maturana continúa afirmando que: “Una unidad puede ser definida por un observador como simple o compleja”, y, si es compuesta: “se asume que tiene componentes que pueden ser especificados por operaciones de distinción adicionales” (2;8:31-32)) Según el Dr. Maturana (1;6), la unidad compleja la distingue un observador en un meta dominio con respecto a las distinciones que efectúa del dominio de sus componentes. De esta manera, el Dr. Maturana (9) propone una concepción de sistema (complejo) como una colección de elementos que se relacionan e interactúan entre sí, de tal modo, que las interacciones y los resultados que cualquiera que esos elementos tengan, depende de las relaciones con los demás. La operación continua de un sistema levanta una frontera entre los componentes del mismo, y todos aquellos con los que el sistema puede relacionarse e interactuar; estos últimos constituyen el ‘medio operacional’ en el que existe el sistema como una unidad compuesta. Así concebido un sistema se trata de una entidad compuesta determinada-por-su-estructura, todo lo que ocurre en un sistema está determinado por la estructura que tenga la unidad en un momento dado de su dinamismo. El Dr. Maturana (9, 2, 1;6) distingue en un sistema, una estructura y una organización. La organización está constituida por las relaciones entre los componentes del sistema que definen y especifican la identidad de clase (tipo) a la que este sistema pertenece; en otras palabras, la organización se refiere a las propiedades que otorgan una identidad particular, invariable y sostenida a esta unidad compuesta que constituye este tipo de sistema particular. Para el Dr. Maturana, las propiedades que definen al sistema como: “un todo inanalizable, establecen un espacio en que opera como una unidad simple [en cuanto totalidad].” (2;9:32)). Esto es, un espacio funcional. La estructura, en cambio, envuelve a todos los componentes actuales (en un momento dado) de la unidad compuesta que es el sistema: “más todas las relaciones entre éllos, que realizan un sistema como un sistema particular de una clase particular” (9), o sea, la estructura asegura el carácter de una unidad compuesta funcional; en otras palabras, la estructura de una unidad compuesta: “es la manera como está hecha actualmente [materializada] por los componentes dinámicos y estáticos actuales y las relaciones en un espacio particular” (1;6:2). La estructura, nos dice el Dr. Maturana: “determina el espacio [funcional] en el que existe la unidad compuesta que puede ser perturbado [cambiado] a través de las interacciones de sus componentes, pero la estructura no determina sus propiedades como unidad.” (2:10:32)) La estructura de un sistema determina las interrelaciones posibles de sus propios componentes y las posibles relaciones con el ambiente; es la estructura del sistema la que determina lo que constituye un posible estímulo en el medio ambiente. El área de interacción del medio con el sistema compuesto es lo que el autor denomina “nicho”, éste depende del sistema y es dinámico, en cuanto va cambiando con la progresión de las interacciones del organismo con el ambiente. Nicho es el lugar que un sistema vivo ocupa en la realización de su vivir, por eso es que un sistema no está nunca fuera de lugar mientras viva. Las posibilidades que otorga la estructura al sistema van cambiando por su propio dinamismo y por sus interacciones con el medio. Para el biólogo, algunos de estos cambios en la estructura son recurrentes, otros no. Los cambios que sufre un sistema –organismo- durante su vida, determinados por la estructura en su interacción dinámica con el ambiente, a su vez cambiante, constituye lo que el Dr. Maturana (9;I. 1;7:2) denomina “deriva estructural ontogénica” (“ontogenic structural drift”), que según el biólogo, no tiene dirección, ni meta establecida: “Es el flujo espontáneo de cambios estructurales que siguen el camino o curso en el que el sistema vivo conserva la autopoiesis y la adaptación en su dominio de existencia.” (5:6) Para el Dr. Maturana, no hay límites para estos cambios estructurales ontogénicos, con tal que: “tengan lugar dentro de las constricciones de su determinismo estructural y su conservación de la organización y adaptación.” (1;7:4) La organización de un sistema se realiza en su estructura, y ha de depender de esta estructura, pero no es idéntica, ni sinónimo de élla. La organización es el conjunto de propiedades que identifican a ese tipo de sistema, estas propiedades se apoyan en las funciones (propiedades) de la estructura del sistema, pero no son idénticas a ellas. El Dr. Maturana escribe: “La organización de un sistema es sólo un aspecto de las relaciones incluidas en la estructura del sistema, y no existe independientemente de la estructura en la que es realizado.” (5:6) La diferencia de estructura y organización no resulta clara si se acepta que los organismos están determinados por la estructura. Desde esta perspectiva, la organización se debe concebir como el conjunto de propiedades estables de la unidad total que está determinado por la estructura del sistema; pero si se sostiene –como parece que lo hace el autor- que la organización, las propiedades de la unidad total (ver más arriba cita 2;10:32), no están determinadas por la estructura, entonces cabe preguntar, ¿de dónde y cómo surgen estas propiedades? La estructura puede cambiar –cambiar de estado- (por efecto de la dinámica interna del sistema y por efecto de sus interacciones con el ambiente) persistiendo el sistema mientras se mantenga su organización; en el momento que ésta se destruye, se desintegra el sistema. Sin embargo, es posible, según el autor, que cambie la organización y presente, de este modo, un nuevo perfil de propiedades que identifican la organización del sistema complejo; la unidad compleja pasa a ser una clase diferente de sistema. La estructura es dinámica, la organización estable; en palabras del autor: “una unidad compuesta dinámica es una unidad compuesta en cambio estructural continuo con conservación de la organización.” (1;6:3) El Dr. Maturana propone dos principios fundamentales para los sistemas vivos: “En verdad, podría hablar de las leyes de la conservación de la organización y adaptación como condiciones ontológicas para la existencia de cualquier sistema determinado por la estructura, de la misma manera como los físicos hablan de las leyes de conservación en física como condiciones ontológicas para la ocurrencia de los fenómenos físicos.” (1;7:4) Es oportuno recordar que la ciencia física opera con construcciones teóricas con cotejo observacional y experimental; no se trata de una especulación abstracta y circular como es el caso de la tesis del Dr. Maturana. El Dr. Maturana (1;7) elabora con detalles su concepción de sistema (estructura y organización) y señala cómo un sistema compuesto, puede estar constituido por otros sistemas que interactúan entre sí, y como distintos sistemas pueden compartir componentes estructurales. El Dr. Maturana desarrolla una teoría abstracta de sistemas autónomos autoreferenciales que se imbrican e interactúan, cuyo análisis y aplicación a situaciones concretas de la biología, rebasa el objetivo de esta revisión. Pertenece a la ciencia biológica evaluar el alcance científico de esta concepción abstracta del funcionamiento de los sistemas vivos. Medio ambiente Para el Dr. Maturana un sistema vivo actúa sólo de acuerdo a su propia dinámica. Las influencias externas que sufre un sistema no especifican lo que sucede en el sistema, un estímulo externo:”...nunca define la magnitud, la clase y dirección de los cambios estructurales que el sistema realiza.” (10:1) sólo operan como desencadenantes al gatillar operaciones determinadas por el sistema mismo; el Dr. Maturana escribe: “...no hay interacciones instructivas para las unidades compuestas.” (1;6:3) No se produce intercambio de información. Los cambios estructurales que ocurren en un sistema vivo son resultados de la dinámica del sistema mismo o, son desencadenados por las influencias del medio. La estructura dinámica de un sistema permite que sólo algunos factores del medio tengan la posibilidad de desencadenar cambios; no todo lo que se encuentra en el medio constituye un factor desencadenante, sólo aquellos elementos que tienen la posibilidad por las características específicas que presenta la interfase del sistema en contacto con lo exterior. El medio para el Dr. Maturana se constituye en lo que interactúa con el sistema, el medio está así seleccionado por el sistema de un trasfondo caótico. Este medio que está en interacción con el sistema orgánico constituye el nicho de dicho sistema. Un observador externo puede describir, al menos, parte de este nicho y, además, un medio ambiente que no forma parte del nicho del sistema considerado. El Dr. Maturana (2) sostiene que un sistema vivo tiene que depender de su estructura dinámica, con influencias externas sólo desencadenantes, porque si fueran especificados por factores externos, el sistema perdería su identidad. Para que un sistema tenga una identidad operativa debe reaccionar de acuerdo a su propia dinámica. Por tanto, cualquier afirmación científica acerca de un sistema, implica un sistema determinado por su estructura. El Dr. Maturana concluye: “Por razones epistemológicas, entonces, las predicciones científicas son computaciones de estado de trayectorias en sistemas determinados por la estructura, y el azar o el indeterminismo entran en las aserciones científicas, sólo como artefactos computacionales en modelos que asumen objetos sistémicos que no pueden ser observados en detalles, no como un reflejo de una necesidad ontológica.” (2;13:35) El sistema vivo es un sistema cerrado, sin input, ni output, que funciona acoplado al medio a través de sus interfases (el Dr. Maturana usa el símil de un piloto que navega sin visibilidad, sólo dependiente de la lectura de los instrumentos; sin acceso al exterior). El medio opera en la interfase del sistema como un elemento que cierra el circuito del sistema y desencadena cambios estructurales. El sistema vivo, vive entrelazado dinámicamente con su medio, la distinción de medio propiamente tal, es hecha por un observador externo; el Dr. Maturana escribe: “el ambiente existe sólo para un observador, y como tal es un fenómeno del lenguajear.” (1;9:5) El Dr. Maturana señala que por este entrelazamiento del sistema y su medio, no se puede hablar propiamente de totalidad funcional del sistema por sí mismo, sino “...más bien [esta totalidad] resulta como un todo a través de sus interacciones [sistema] en su nicho [medio].” (5:7) Esta característica de los seres vivos puede constituir una seria dificultad práctica para “distinguir” las fronteras que separan la unidad viviente de su nicho, fronteras que encierran al sistema autopoiético en su dinámica determinada por sus propias estructuras. Acoplamiento y estructura plástica del sistema El cambio estructural que sufre un sistema frente al ambiente es congruente con las circunstancias desencadenantes del medio; el Dr. Maturana escribe: “Llamo acoplamiento estructural o adaptación la relación de correspondencia dinámica estructural con el medio en la cual la unidad conserva su identidad de clase.” (1;6:4). La dinámica del medio va desencadenando estados congruentes en el sistema, pero siempre determinados por el sistema mismo, el ambiente sólo tiene poder de desencadenar, no determina lo que sucede en el interior del organismo; este sistema es una unidad cerrada. Si los cambios ambientales son recurrentes, los cambios del sistema también lo son; si los cambios del ambiente son continuos, así también son las perturbaciones (cambios) del sistema. Si el ambiente cambia como resultado de las acciones del sistema y, estos cambios desencadenan a su vez cambios en el sistema, entonces, nos dice el Dr. Maturana: “este sistema sufre perturbaciones cambiantes que están acopladas a su propio estado de trayectoria.” (2;13:35)). Estos cambios estructurales que ocurren como consecuencia de estímulos desencadenantes del medio modificado por la conducta del sistema, es lo que el Dr. Maturana describe como: “que el sistema tiene una estructura plástica de segundo-orden, y que sufre de interacciones plásticas.” (2:13:35) con el medio; estos cambios de segundo orden generan cambios de propiedades del sistema. Estos cambios estructurales, no perturban la organización del sistema, pero determinan las trayectorias y el dinamismo de la unidad en el ambiente desencadenante en que opera. El Dr. Maturana habla de “acoplamiento estructural” (2:14:35-36) o adaptación, cuando un sistema sufre cambios plásticos estructurales en su contacto con el medio y puede enfrentar este ambiente redundante y recurrente, sin llegar a la desintegración o destrucción. El Dr. Maturana afirma que, si el medio a su vez, responde a las acciones del sistema (plástico) con plasticidad (se acomoda a los cambios del sistema), se genera una situación “trabada, de selección mutua, de un dominio de gatillar mutuo de estados de trayectorias”. (2;14:35-36) Sin embargo, el Dr. Maturana precisa que: “el dominio de plasticidad de una unidad compuesta está determinada por su estructura, no por el medio en el que opera y se realiza como unidad.” (3:14) En esta interacción dinámica mutua de sistemas dinámicos (organismos y ambiente), todos van cambiando en correspondencia -congruentemente- hasta que se separan o desintegran. El Dr. Maturana llama acoplamiento estructural a la dinámica estructural de los sistemas interactivos, incluyendo las coherencias estructurales que resultan de éllo. El biólogo habla de la selección que hace el sistema en el ambiente de lo que puede desencadenar cambios en el organismo; naturalmente no se trata de una selección consciente, sino que determinista, según las estructuras moleculares envueltas. El concepto de plasticidad implica cambio ante un estímulo ambiental nuevo, pero si un sistema vivo es cerrado y determina lo que constituye el rango de estímulos posibles, lo “nuevo” ya está determinado por el sistema como posible. El Dr. Maturana explica que: “el cerebro no tiene ninguna limitación intrínseca para manejar dimensiones sensoriales nuevas que puedan aparecer en la vida de los organismos si sus dominio de interacciones resultan expandidas como consecuencia de algún cambio estructural independiente del medio.” (11;II:4) Esto significaría que el organismo puede generar nuevos receptores en su interfase con el medio para responder a nuevos estímulos desencadenantes, anteriormente no previstos; una especie de plasticidad frente al medio. Pienso que el Dr. Maturana limitará esta plasticidad de la interfase frente a lo nuevo del ambiente, a un rango de posibilidades permitidas por la ‘constitución genética’ del organismo. En todo caso, en esta descripción del medio como ‘nuevo’, implica que tiene especificidad a la que el sistema se acomoda y reacciona; por tanto, el medio –lo externo- al sistema cerrado descrito, tiene existencia y realidad específica, lo que es contradictorio a la tesis presentada: piénsese en el observador, un sistema encerrado en sí mismo en lenguaje, sin realidad externa a él. Sistema autopoiético La descripción de sistema ofrecida por el Dr Maturana corresponde a su concepción de lo que es un sistema biológico, para el cual -junto a Francisco Varela (12)- acuñó el término sistema autopoiético (auto/producir). Este sistema se caracteriza por presentar una unidad dinámica de concatenaciones circulares –homeostáticas-, con una red cerrada de producciones (y desintegraciones) de componentes moleculares que, según sus propias palabras: “(a) participan recursivamente en la realización de la red de producciones (y desintegraciones) de los componentes [moleculares] que los producen; y (b) por establecer sus fronteras [funcionales], constituye esta red de producciones (y desintegraciones) de componentes como una unidad en el espacio que especifican y en el cual existen.” (2;15:36. 1;7:6) Los sistemas circulares aseguran la síntesis de los componentes del circuito y su funcionamiento. Un sistema circular opera en forma predictiva en consonancia con el funcionamiento del circuito; sin embargo, el ambiente puede provocar cambios de estado, así mismo, el sistema nervioso (sistema autopoiético) puede cambiar de estado por su propios mecanismos de crecimiento y re-alineamiento de sus estructuras neuronales. Estos cambios de estado de actividad relativa van cambiando la dinámica del sistema y la síntesis funcional que determina la conducta del organismo. La circularidad del sistema permite la recurrencia de la actividad, pero por la presencia de los cambios constantes en su dinámica, nunca se puede repetir una síntesis idéntica de conducta. Un sistema autopoiético es un sistema cerrado en cuanto a su dinámica de producción de estados moleculares, pero abierto al medio para intercambio de materia y energía; el autor propone que todos los fenómenos que ocurren en el sistema, están subordinados a la autopoiesis. Para el Dr. Maturana las moléculas son los elementos que, por su estructura dinámica, definen el sistema y generan la composición o descomposición de las estructuras que lo constituyen. Escribe el autor: “Afirmo que los sistemas autopoiéticos existen sólo en el dominio molecular.” (5:5) Las células de un organismo constituyen un sistema autopoiético de primer orden, y los sistemas multicelulares del organismo, uno de segundo orden. ”Mi aserción que los sistemas vivos son sistemas moleculares autopoiéticos no es ni una definición, ni una proposición explicativa, es una afirmación acerca como emergen, y una afirmación acerca como operan en la pragmática de su vida.” (5:3) La autopoiesis no es para el Dr. Maturana una propiedad de los seres vivos, ni tampoco es una mera explicación de su funcionamiento; en palabras del autor: “Autopoiesis no es algo que se puede llamar una propiedad de los sistemas vivos; más bien es la manera actual de ser como la organización que los constituye como entidades singulares.” (5:3) El Dr. Maturana explica que llega a este concepto por “abstracción’ de la observación del modo como operan los seres vivos como entidades moleculares autónomas. Su afirmación no se refiere a estructuras moleculares específicas, sino al sólo hecho del tipo de redes que lo constituyen. El Dr. Maturana enfatiza que la actividad interconectada de las moléculas constitutivas del sistema forman una unidad, y puntualiza que no dice “que las partes existen para la totalidad y que el todo para las parte. Lo que yo digo de la manera en que los procesos moleculares se interconectan unos con otros es de modo que un sistema vivo existe como una totalidad que aparece a un observador como si sus partes existieran para el todo y el todo para sus partes – lo que no es el caso.” (5:2) La autopoiésis implica que el sistema posee autonomía para conservar su estado; esta autonomía se logra según el autor: “a través de continuos cambios estructurales bajo condiciones de continuo intercambio material con el medio”. (2;15-16:37). Se debe tener presente que este intercambio material con el ambiente, además de energía, consulta, entre otros: minerales, vitaminas y muy especialmente aminoácidos esenciales, por lo que el sistema vivo depende importantemente del medio para su funcionamiento y supervivencia. El autor describe el sistema como cerrado, pero hay que señalar con una brecha de necesidad nada de desdeñable. El Dr. Maturana sostiene que el sistema vivo mantiene mediante cambios estructurales una homeostasis que le permite conservar su organización; en caso que el organismo no pueda mantener su homeostasis, perece. Un organismo biológico como sistema autopoiético existe en dos dominios no reducibles el uno al otro; el dominio metabólico o fisiológico y el dominio inter-relacional o conductual como totalidad. Se puede entonces, distinguir dos tipos de fenómenos: los pertenecientes a la dinámica de los componentes del sistema –fisiológicos- y, los fenómenos inter-relacionales pertenecientes al sistema en su totalidad en su medio. El Dr. Maturana sostiene que: “estos dos dominios de fenómenos no se intersectan” (2;17:38) Se trata de dos dominios separados, de tal manera, que cuando se observa la conducta –el comportamiento- de un organismo vivo en su ambiente, no se puede concluir que su conducta se debe a su fisiología (ésta es sólo un componente del ser vivo en cuestión). Para establecer una relación causal entre conducta y fisiología se requiere mostrar una dependencia generativa en el momento que ocurre la conducta; el Dr. Maturana lo resume así: “El resultado es que, para explicar una conducta dada de un sistema vivo, el observador debe explicar la generación y el establecimiento de estructuras particulares del organismo y del ambiente que hacen posible tal conducta en el momento que ocurre”. (2; 17:38) La conducta de un sistema es el resultado de la interacción unidad viva y medio. Por esta razón el autor sostiene que al ser estos dos dominios separados: el dominio interior fisiológico del sistema y el dominio inter-relacional o conductual: “cualquier intento de explicar el fenómeno de un dominio en términos del otro, es inadecuado.” (9;II) El Dr. Maturana afirma que en el dominio conductual emergen fenómenos intrínsecamente diferentes que no se pueden explicar refiriéndolos exclusivamente al dominio fisiológico, ni al sistema ambiental. Según esta concepción del Dr. Maturana lo que un observador externo ve en un sistema vivo es su conducta. El Dr. Maturana- propone, como hemos visto, que esta conducta es la resultante de la dinámica de estructuras de dos dominios separados que establecen contacto y correspondencia a través de interfases –el dominio del sistema biológico y el dominio del sistema ambiente, en este nivel de contacto de los dos sistemas es donde ocurre la verdadera acción. El ejemplo ofrecido por el Dr. Maturana para explicar este fenómeno conductual es el de un perro que evita un obstáculo en su marcha, porque, el sistema perro entró en contacto interfásico con la estructura obstáculo del sistema ambiente y gatilló -desencadenó- un cambio de rumbo en el sistema perro. Este ejemplo ilustra bien la tesis determinista estructural del los sistemas biológicos, propuesta por el Dr. Maturana, y muestra como un ser vivo -el perro- es una especie de máquina que se mueve de acuerdo a dinámicas estructurales cambiantes –sistema perro/sistema ambiente- que se contactan y corresponden, determinados por sus estructuras. Este ejemplo también nos lleva a constatar que la marcha del perro es el resultado determinado de la dinámica del sistema perro, que lo moviliza para, comer, copular y responder a todos los cambios ambientales, organismos vivos y objetos físicos, en otras palabras para vivir: la vida del perro en este ejemplo, y la vida en general, quedan así reducidas a ser maravillosas máquinas autogeneradas y autorreguladas que entran en contacto ‘desencadenante’ con el ambiente, y se ‘acoplan’ a él en la realización de su vivir; el Dr. Maturana nos da una descripción materialista y determinista de la vida animal. El Dr. Maturana afirma que ha demostrado científicamente la autopoiesis de los seres vivos. El razonamiento del autor comienza señalando que los fenómenos naturales “ocurren espontáneamente...” (5:9), y que el científico intenta explicar: “sólo aquellas experiencias que no le resultan obvias a él o élla.” (5:9) Para ésto, continúa explicando el biólogo: “él o élla recurre a las coherencias de sus experiencias y las usan para proponer un mecanismo generativo bajo la operación del cual, lo que quieren explicar aparecerá o resultará espontáneamente.” (5:9) El autor también dice al respecto: “las proposiciones de los procesos generativos tales que si ocurren, generan como un resultado la experiencia que se está explicando.” (5:10) La autopoiesis es el modo como los organismos vivos viven y se conservan. Para el Dr. Maturana la prueba de que esta proposición es acertada la constituye la observación de las producciones y transformaciones de la red dinámica cerrada que se hacen evidentes cuando se observan los procesos metabólicos del sistema como totalidad; o sea, la dinámica homeostática propuesta se comprueba por la observación de su resultado en la observación del organismo como totalidad. El Dr. Maturana entonces, considera prueba de su concepción autopoiética, la sola observación de las operaciones del sistema en su totalidad. Maturana justifica su racionamiento señalando que la organización de un sistema no se puede observar directamente, sólo a través de su conducta externa; y toda observación que se efectúe en el interior del sistema es una distinción hecha por un observador en un dominio específico diferente, de tal manera que el único modo de observar el fenómeno autopoiético es por sus efectos en la conducta del sistema en su totalidad. El Dr. Maturana escribe: “sólo los resultados de la operación de un sistema autopoiético como tal pueden decirle a un observador que es un sistema autopoiético.” (5:10) Este procedimiento científico es claramente circular, la proposición (autopoiesis) se prueba con la observación (de la conducta del sistema en totalidad) que se concibe en base a la proposición que se hace del funcionamiento del sistema, incluyendo al observador. Habría que señalar que se podría concebir una explicación distinta del funcionamiento del sistema vivo y considerarla probada por la observación de que los sistemas vivos viven de hecho. Frente a esta circularidad el Dr. Maturana ofrece los siguientes comentarios: “Quiero insistir en que el cambio epistemológico en las nociones de autopoiesis y de la biología de la cognición que he desarrollado, radica en el abandono de la pregunta por la realidad, para girar y explicar la experiencia del observador con la experiencia del observador. Este es un movimiento fundamental que se aleja del dominio de las ontologías transcendentales hacia un dominio de las ontologías constitutivas.” (5:13) El Dr. Maturana continúa su argumento señalando: “Como observadores podemos afirmar que un sistema vivo emerge en el momento en que la autopoiesis comienza a ocurrir y dura tanto como la conservación de la autopoiesis. Y aunque esta es una afirmación cognitiva, es una afirmación que tiene validez operacional en cuanto un sistema vivo existe en el dominio operacional (el dominio molecular) en el cual sucede.” (5:13) El Dr. Maturana sostiene que un organismo subsiste por sí mismo, no necesita principios externos para justificar su subsistencia, de este modo, “explicar los sistemas vivos consiste [simplemente] en proponer un mecanismo generativo que genera el sistema vivo como consecuencia de su operación en un dominio diferente que el dominio de sus componentes.” (5:13) Pero, si tomamos seriamente los principios epistemológicos propuestos por el Dr. Maturana, significaría que “la explicación” de autopoiesis como generativa de la conducta del ser vivo, por ejemplo una célula, debiera generar una célula (una ‘célula’ de laboratorio), algo que con toda la tecnología disponible no ha sido posible lograr. En otras palabras, la explicación de autopoiesis no ha sido comprobada, como lo asegura el Dr. Maturana; sólo se trata de una especulación teórica que deberá irse confirmando experimentalmente. El Dr. Maturana sostiene que:”esta proposición [autopoiesis] es válida y firme epistemológicamente en el dominio en el cual uno está consciente que las explicaciones constituyen la proposición del mecanismo generativo. En estas circunstancias la afirmación que los seres vivos son sistemas moleculares autopoiéticos sólo puede ser descartada mostrando que hay fenómenos biológicos que directa o indirectamente no envuelven autopoiesis molecular. Esta afirmación no puede ser descartada en base epistemológica.” (5:13) Este argumento implica que la autopoiesis ha sido comprobada como mecanismo generador de la conducta de las unidades vivientes, lo que no es el caso.