Niños salvajes

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Dossier Ética: Los niños salvajes: naturaleza y cultura.
Niños salvajes
La niña-perro Oxana Malaya
Niños criados por animales: Kamala y Amala
Amala comiendo de la mano de una celadora
Kamala y Amala durmiendo una sobre otra
dos
Kamala
lamiendo su
plato de
comida
"Así apareció el 'fantasma': un ser esquivo, con las manos y el cuerpo de un ser
humano; pero la cabeza era una gran bola de algo que le cubría los hombros y la
parte superior del torso sólo dejaba un contorno del rostro visible. Muy cerca de
sus pisadas se encontró a otra criatura, extraña como la primera, pero de menor
tamaño. Sus ojos eran claros y penetrantes, distintos a los ojos humanos", escribió
el reverendo Singh de Midnapore (India).
En 1920, cuando al reverendo Singh, de Midnapore, se le requirió que investigara
unos "fantasmas" que asustaban en el bosque de otra villa, no esperaba encontrar a
dos niños salvajes viviendo entre una familia de lobos en un abandonado túmulo de
termitas. El espectáculo lo dejó tan asombrado y asustó tanto a los pobladores de la
zona, que el reverendo Singh tuvo que emplear todas sus destrezas en el púlpito
para impedirles que le dispararan a toda la manada. No obstante, mataron a la
madre-loba y se llevaron consigo a los niños. Debajo del barro y del pelo
enmarañado que les había otorgado su apariencia monstruosa se escondían dos
niñas pequeñas que el reverendo estimó que tendrían tres y seis años. No parecían
ser familia, lo que implicaba que la madre-loba las había recogido en momentos
diferentes. El reverendo se las llevó a un orfanato en Midnapore, y se les alojó en
un área deshabitada. Se les dieron unas colchonetas para que durmieran y unas
cobijas para cubrirse, pero ignoraron ambas, sin mostrar el más mínimo síntoma de
frío. Se arrancaron cualquier cosa que se les dio para vestirse y, finalmente, la
señora Singh logró cubrirlas con unos pañales. Las niñas pasaban horas tratando de
quitárselos a mordiscos. Rehusaron tomar la leche servida en tazones y no comieron
hasta el día en que se les sacó al patio, cuando le daban de comer a los perros del
orfanato. El reverendo trató de retener a las niñas, pero la mayor se libró y se unió
al revoltijo de perros; éstos parecieron aceptarla cuando les quitó varios trozos de
carne antes de largarse a roer un hueso. A la mayor se le llamó Kamala y a la
menor, Amala. En los meses siguientes, Kamala y Amala mostraron conductas
comunes a casi todos los niños salvajes criados por lobos. Eran nocturnas, tenían un
excelente sentido del oído y de la vista, cierto miedo a la luz y a los humanos,
dormían una encima de la otra, aullaban durante la noche y olfateaban todo lo que
pasaba frente a ellas, mostraban deseos de jugar con los perros del orfanato, eran
estrictamente carnívoras y eran cuadrúpedas, corrían en cuatro patas. Los Singh
empezaron a preguntarse si no hubiese sido mejor dejarlas en el bosque. A
principios de 1921, tanto Kamala como Amala enfermaron; el 21 de ese mes,
Amala murió. Kamala pasó las semanas siguientes refugiada en una esquina y
aullando en las noches. Finalmente, en 1929, contrajo la fiebre tifoidea y murió tras
meses de enfermedad. Fue enterrada junto a Amala en el cementerio cristiano de
St.John.
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Dossier Ética: Los niños salvajes: naturaleza y cultura.
India Ramu, el “niño lobo”
A mediados de los años 50, un niño fue encontrado en las cercanías de la ciudad india de Lucknow totalmente desnudo,
en actitud muy agresiva y articulando sonidos que no parecían humanos. Tenía aproximadamente nueve años y era
incapaz de andar sobre sus dos piernas. Sólo comía carne cruda y para dormir se acurrucaba en una esquina protegiendo
su cabeza con ambas manos, de la misma forma que hacen los lobos en sus guaridas. El pequeño, bautizado como
Ramu, permaneció durante i5 años al cuidado de un equipo de médicos llegados de todas partes del país para estudiar su
caso. Tras este tiempo, y un intenso aprendizaje, el joven no llegó a aprender más de 40 palabras.
Niños Aislados: Genie
Genie es el nombre ficticio de la niña descubierta el 4 de noviembre de 1970 en Temple City, Los Angeles. Contaba
con 13 años cuando la rescataron, 10 de los cuales había vivido encerrada en un cuarto de su casa. Confinada en severo
aislamiento, de día permanecía atada a un orinal y de noche era introducida en una cuna grande con cubierta metálica.
Dormía además en un saco de dormir que no le permitía mover los brazos, y muchas veces sus padres olvidaban
acostarla, de modo que permanecía en el orinal toda la noche.
Al principio nadie podía creer que Genie tenía trece años. Comprendía muy pocas palabras y sólo sabía decir 'para' y
'basta'. Su estado físico también era deficiente, tenía una extraña forma de caminar, torpe y con los brazos flexionados
hacia delante , tenía dificultad para tragar líquidos y no sabía masticar. Escupía y olfateaba constantemente y no sabía
controlar sus deposiciones. Además su visión no le permitía enfocar más allá de 12 pies.
Genie fue enviada al Hospital Infantil de Los Ángeles, donde inmediatamente comenzó a aprender todo tipo de
habilidades, como vestirse sola y los nombres de los objetos comunes.
Un tiempo después y viendo que la niña no desarrollaba el lenguaje más allá de la memorización de unos cientos de
palabras, se decidió que la comunicación verbal no podía desarrollarse en ausencia de lazos afectivos, por lo que
decidieron instalarla en una casa de acogida bajo el cuidado del jefe de investigación.
Por aquella época Genie realizaba numerosas salidas al exterior: paseos por el barrio, visitas a tiendas, etc., durante las
cuales despertaba la simpatía de muchos vecinos, que le agasajaban con regalos. El interés por conocer los nombres de
las cosas que veía era enorme, y estudiaba los objetos al modo de los niños pequeños, palpándolos con los dedos, la
boca y la cara.
Sin embargo, y pese al notable desarrollo sensoriomotor y de las habilidades visuo-espaciales, nunca aprendió a
construir frases gramaticalmente correctas. Solamente emitía secuencias de palabras, sin visos de una sintaxis que las
relacionara de forma lógica. Esto contrasta gravemente con los resultados de sus tests de tareas lógicas y discriminación
de patrones, en los que obtenía resultados propios de adultos normales. En cuanto a la expresión oral, su pronunciación
de las palabras consistía en emisiones agudas cortas, sin cambios de tonalidad y difícilmente inteligibles.
Cuando cumplió los 18 años Genie se trasladó a casa de su madre, donde permaneció por unos meses, pero como ésta
demostró ser incapaz de cuidarla, Genie pasó a hospedarse en diferentes casas de acogida.
En una de dichas casas, en cierta ocasión Genie fue castigada por vomitar, a lo que ella respondió callando durante
varios meses seguidos. Genie comenzó a deteriorarse tanto física como mentalmente, y fue trasladada por su madre a un
hospital para adultos deficientes mentales, donde se cree todavía vive.
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Dossier Ética: Los niños salvajes: naturaleza y cultura.
Niños que sobrevivieron por sí mismos: Víctor de Aveyron
A finales de septiembre de 1799 tres cazadores encontraron en los bosques de Caune (en el Languedoc francés, cerca de
los Pirineos) a un niño desnudo, al que lograron capturar y al que dejaron al cuidado de una viuda, encerrado en una
cabaña cercana. Aparentaba unos once o doce años y ya había sido avistado antes por la zona recogiendo bellotas o
buscando tubérculos con los que alimentarse. Al cabo de una semana logró escaparse, retornando a las montañas, donde
soportó el riguroso invierno de aquel año apenas cubierto con una camisola desgarrada. Por las noches se ocultaba, pero
durante el día se acercaba a veces a algún pueblo de los alrededores, en uno de los cuales, del cantón de St. Sernin, se
introdujo en una casa deshabitada, donde volvió a ser capturado. Allí se le atendió y se le vigiló durante varios días,
siendo llevado luego al hospital de Saint-Afrique y posteriormente a Rodez, donde estuvo varios meses. Durante todo
este tiempo se mostró salvaje y esquivo, impaciente e inquieto, siempre atento a la posibilidad de escapar de nuevo.
La noticia de su existencia se difundió rápidamente por la Francia recién salida de la revolución, provocando todo
género de conjeturas y expectativas. Un ministro del gobierno con inclinaciones científicas ordenó el traslado del
muchacho a París, a donde llegó a finales de septiembre de 1800, con la esperanza de que el estudio de su caso pudiese
ampliar los conocimientos sobre la mente humana.
Convertido así en asunto público, los sabios del momento le reconocieron atenta y cuidadosamente y
llegaron a la conclusión, expresada por el más cualificado de ellos, Philippe Pinel, director del asilo o
manicomio de Bicêtre, de que "el salvaje de Aveyron" no era más que un deficiente mental (idiota)
incurable. Pero un joven médico recién doctorado, Jean Marc Gaspard Itard, al que le fue permitido
asistir a estas sesiones, más optimista, propuso la elaboración y ejecución de un programa de
tratamiento y educación del niño, lo que fue aceptado, proporcionándosele los medios públicos
requeridos para realizarlo. El muchacho quedó desde entonces bajo la custodia de Itard, siendo
atendido por Madame Guérin en los aspectos físicos y materiales mientras que Itard elaboraba y
aplicaba el programa de su tratamiento psicológico y readaptación.
Itard escribió dos memorias o informes dirigidos al ministerio patrocinador (al parecer el de Interior)
donde relató minuciosamente sus observaciones, propósitos y experiencias. Ambos textos fueron
publicados inmediatamente por considerárselos de interés general. El primero data de 1801, pocos
meses después de iniciado el experimento, escribiéndose el segundo en 1806, cuando Itard dio por
concluida su actuación. Ambos trabajos son modelos de rigor científico y metodológico y de claridad
expositiva.
La descripción que Itard realizó de la primera impresión que le causó su pupilo rezaba: "un niño
desagradablemente sucio, afectado por movimientos espasmódicos e incluso convulsiones; que se
balanceaba incesantemente como los animales del zoo; que mordía y arañaba a quienes se le
acercaban; que no mostraba ningún afecto a quienes le cuidaban y que, en suma, se mostraba
indiferente a todo y no prestaba atención a nada." Algo bastante diferente pues del "buen salvaje"
rusoniano que el público de la época esperaba.
El infortunado muchacho era delgado y más bien bajo para su supuesta edad. Su rostro, redondeado e infantiloide,
presentaba marcas de haber sufrido la viruela y lo surcaban varias cicatrices. Su nariz era larga y puntiaguda y su
mentón hundido. Tenía un cuello largo y esbelto, pero otra gran cicatriz le atravesaba la garganta.
Las atenciones y cuidados que se le dispensaron a partir de entonces mejoraron su estado físico y su sociabilidad, pero
los progresos fueron muy escasos, una vez superada la fase inicial. Itard le puso el nombre de Víctor. Por esta época se
presentó la pubertad sexual del muchacho, lo que creó problemas adicionales a su educador. Las esperanzas de Itard de
enseñarle a hablar y a comportarse de manera civilizada resultaron frustradas y en el segundo informe Itard se daba por
vencido y manifestaba su preocupación por el futuro del desgraciado joven.
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Dossier Ética: Los niños salvajes: naturaleza y cultura.
La última niña salvaje
Unos leñadores descubren a una mujer camboyana “medio humana, medio salvaje” que se perdió en la
jungla hace 18 años
ELPAIS.com / AGENCIAS - Madrid / Hanoi
ELPAIS.com - Sociedad - 19-01-2007
La historia de L’Enfant Sauvage de Truffaut se
ha repetido. En una localidad remota del
noreste de Camboya unos leñadores han
descubierto a una joven que supuestamente
desapareció en la jungla cuando tenía unos ocho
años. La mujer, que se cree que se llama
Rochom Pngieng y tiene en la actualidad 27
años de edad, no puede hablar ningún idioma
inteligible, por lo que los detalles sobre su
pasado y ascendencia son difícilmente
clarificables, además está aún aterrorizada por
la presencia de otros humanos.
El sorprendente rescate se produjo el pasado
sábado, cuando la joven aparentemente trató de
robar comida a unos leñadores que la atraparon
y trasladaron hasta el poblado de O'Yadaw.
Se cree que la muchacha vivió sola en la espesa jungla tropical durante casi dos décadas. Desapareció en 1988
cuando estaba cuidando de un búfalo en esta remota zona selvática que se encuentra a unos 325 kilómetros al
noreste de la capital de Camboya, Phnom Penh.
Cuando Sal Lou, un policía local, se enteró del hallazgo, se acercó corriendo al poblado. Asombrado
reconoció a su supuesta hija, desaparecida desde hacía décadas. Lou y su esposa, Rocham Yit, pudieron
identificarla rápidamente gracias a una cicatriz en la espalda, manifestó Sun.
El policía y su mujer nunca habían perdido la esperanza de recuperar tanto a su hija como a un primo suyo,
Rocham Boeung, que también desapareció cuando ambos fueron a buscar el ganado y que entonces tenía seis
años.
"No tenemos ni idea de cómo ha sobrevivido con todos los animales salvajes, y ella no puede comunicarse
con nosotros. Creemos que la cicatriz que tiene en la muñeca se debió a que cayó en una trampa para
animales durante un período prolongado. Los residentes de la zona creen que los espíritus la capturaron,
pero que la han liberado ahora porque ya no la necesitan", explicó Sun.
La mujer todavía se resiste a ponerse vestidos y a emplear utensilios como los habituales palillos para comer.
Es imposible comunicarse con ella. Se limita a tocarse el estómago indicando que quiere comer cuando tiene
hambre. "Si no duerme, simplemente se sienta y mira a derecha e izquierda", dijo Sal Lou.
El jefe de la Policía del distrito de Oyaoa, Mao San, se refirió a ella como "mitad humana y mitad animal".
Muchas cuestiones en torno a la desaparición de la joven y a qué ocurrió el tiempo que pasó en la selva
continúan sin esclarecerse. No obstante, próximamente, expertos médicos realizarán pruebas de ADN a la
joven y a los supuestos padres para comprobar si coinciden.
Criados por animales
El de Rochom Pngieng es el último caso de hallazgo de un niño salvaje, o feral. Se han conocido pocas
personas que han vivido apartadas de la sociedad durante un largo período de su infancia, pero han sido
estudiados por su interés.
El más famoso es quizás el hallazgo en 1799 de Víctor de Aveyron en el sur de Francia. El médico-pedagogo
Jean Marc Gaspard Itard quiso integrarlo en la vida social pero los resultados fueron prácticamente nulos.
En 1969 el cineasta François Truffaut realizó una película sobre el tema: El niño salvaje.
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Dossier Ética: Los niños salvajes: naturaleza y cultura.
Un psicólogo español acude en ayuda de la 'mujer salvaje' de Camboya
La joven fue hallada la semana pasada desnuda y malnutrida tras pasar 18 años perdida en la jungla
EFE - Oyadaw (Camboya)
ELPAIS.com - Sociedad - 23-01-2007
Un psicólogo español de la Universidad de Oviedo, Héctor Rifá, ha llegado hoy al pueblo de Oyadaw, en el
noreste de Camboya, donde vive la mujer salvaje encontrada la semana pasada tras pasar 18 años perdida y
sola en la jungla para estudiar su estado y tratar de ayudarla en su readaptación. Rifá se encuentra desde esta
tarde hora local en la localidad tras un viaje por carretera de cerca de 22 horas desde Phnom Penh, la capital
del país, situada a unos 700 kilómetros de distancia. Piensa pasar unos días con la mujer y su supuesta
familia -aún no se han realizado las pruebas de ADN que confirmen su identidad- "para observar las
interacciones, como se relaciona con la familia, con el poblado" y para "aconsejar a la familia sobre la mejor
forma de adaptación", según ha explicado Rifá. El psicólogo, que vive en Phnom Penh, donde trabaja para la
Universidad de Oviedo al frente de un proyecto de la ONG Psicólogos sin Fronteras financiado por la Agencia
Asturiana de Cooperación Internacional, se interesó por este caso tras salir a la luz hace una semana la
historia de Rochom Pngieng, que al parecer tiene 28 años y que supuestamente se perdió en la selva hace 18.
La joven fue encontrada desnuda, malnutrida y sin capacidad para hablar o emplear utensilios normales
como los cubiertos y fue identificada por el policía local Sao Loo y su mujer como su hija, que desapareció
hace 18 años cuando cuidaba ganado. A su llegada a la pequeña casita de localidad de Oyadaw, que es la
capital del distrito del mismo nombre, el psicólogo ha encontrado a la madre espulgando el pelo de su
supuesta hija, que estaba en cuclillas debajo de un árbol de anacardos. "Pensé que la encontraría más
asustada", ha explicado Rifá, que de momento quiere, sobre todo, "observar cuáles son sus percepciones, y
hacerle pruebas para ver cómo está de audición, de habla, cómo reacciona ante objetos como un espejo, a los
olores...".
Recuerdos de la infancia
"Si es cierto que se perdió a los 10 años tiene que recordar, por ejemplo, con lo que bebía de pequeña", ha
dicho, en referencia a unos cuencos de calabaza que se emplean en el campo en Camboya. "Quiero observar y
explorar, pero sin ideas preconcebidas. Espero que sólo esté desadaptada", ha afirmado el psicólogo, quien
ha señalado que "al día de hoy no está enferma, no es una paciente de nada, y mentalmente, seguro que
estaba bien hasta el día que la capturaron". Según el psicólogo, a las casi dos décadas que ha pasado en la
jungla se suma que cuando era una niña la familia vivía en una aldea remota de la misma zona, pero hace
algunos años se trasladaron a Oyadaw, la capital de distrito, "y aunque es el campo, están al borde de una
carretera, con televisión, coches...".
"Ahora hay que recuperar el momento en que se encontraba cuando desapareció y situarla", ha afirmado,
para añadir que intentará que se adapte primero a su comunidad: "Son indígenas, de los Nong, y no hablan
camboyano sino su lenguaje, y lo mejor es que esté lo más cerca posible de la gente". Para ello, el psicólogo
piensa pasar unos días "con la familia, que me acepten, observar las reacciones, aunque ellos ya han pedido
ayuda, pero sin ideas preconcebidas". Con una esterilla y una mosquitera Rifá se va a instalar junto a la
familia, a la que va a aconsejar nombrar a un portavoz para aliviarles del acoso de la prensa y de la publicidad
que ha recaído sobre la localidad.
Rifá planea regresar dentro de una semana para continuar el estudio de este caso. El sorprendente rescate de
la mujer se produjo el 13 de enero, cuando aparentemente trató de robar comida de unos leñadores y fue
atrapada y llevada a Oyadaw. En la zona se difundieron todo tipo de teorías sobre la reaparecida, pero sus
padres, que nunca perdieron la esperanza de recuperar tanto a su hija como a un primo suyo, Rocham
Boeung, entonces con seis años y que también desapareció, la identificaron rápidamente gracias a una
cicatriz en la espalda, según un portavoz de la policía local.
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