PEQUEÑOS ANIMALES Atlas de anatomía radiográfica normal & variantes anatómicas en perros y gatos Autor: Donald E. Thrall Presentación: tapa dura Formato: 25 x 35 cm Páginas: 216 Ilustraciones: en blanco y negro, laminas color Edición: 2014 E l apoyo visual ideal que le ayudará a realizar la técnica y la interpretación de imágenes radiológicas para un diagnóstico preciso mediante la identificación de las diferencias entre la anatomía normal y anormal, abarcando un concepto amplio de lo que es normal, incluyendo animales obesos, muy delgados, inmaduros o de razas específicas, entre otros. Contenido Capítulo 1. Introducción Capítulo 5.Los miembros pélvicos Capítulo 2. El cráneo Capítulo 6. El tórax Capítulo 3. La columna Capítulo 7. El abdomen Capítulo 4. Los miembros torácicos Editorial Inter-Médica S.A.I.C.I. • Junín 917 – Piso 1º “A” • C1113AAC • Ciudad Autónoma de Buenos Aires – República Argentina Tels.: (54-11) 4961-7249 – 4961-9234 – 4962-3145 • FAX: (54-11) 4961-5572 E-mail: [email protected] • E-mail: [email protected] • http://www.inter-medica. com.ar 18 Atlas de anatomía radiográfica normal y variantes anatómicas en el perro y el gato término dolicocefálicas describe las razas de cabeza larga y angosta, como los Collie y los Wolfhound. El término mesaticefálico describe las razas con cabeza de proporciones intermedias, como el Ovejero alemán, el Beagle y el Setter. Las razas braquicefálicas son las de cabeza corta y ancha, como el Boston terrier y el Pequinés. Un estudio radiográfico del cráneo siempre debe incluir una vista lateral y una dorsoventral (o ventrodorsal) (figs. 2-1 y 2-2). En general, se toman también otras vistas, según la región de interés. No obstante, éstas siempre deben combinarse con las imágenes estándares lateral y dorsoventral (o ventrodorsal). Las proyecciones oblicuas no deben remplazar a las estándares, ya que estas últimas suelen brindar información para interpretar mejor las vistas oblicuas. Además, es imposible interpretar correctamente las vistas oblicuas a menos que se use un sistema de marcas externas fácilmente entendible. Esto permite la correcta identificación de las superficies proyectadas, lo cual es particularmente importante cuando no hay una enfermedad unilateral obvia. Este tema se trata en la sección “Dentición”. El cráneo consta de aproximadamente 50 huesos, muchos de los cuales son pares. Muchos no son identificables con radiografías simples, y la mayoría se fusiona con los huesos adyacentes, lo que impide que se delineen específicamente. Los grandes huesos más importantes del cráneo que son visibles radiográficamente son el incisivo, el nasal, el maxilar, el lacrimal, el frontal, cigomático, el pterigoides, el esfenoides, el parietal, el temporal y el occipital. Estos huesos se esquematizan en la figura 2-3. GENERALIDADES El cráneo es la parte más compleja y especializada del esqueleto, por lo que es difícil evaluarla con las radiografías convencionales. La superposición de las numerosas y complejas estructuras óseas limita la utilidad de la radiografía, mientras que son mucho más adecuadas las modalidades de cortes transversales de la tomografía computarizada tomografía computarizada y la resonancia magnética, que resuelven el problema de la superposición y se caracterizan por una excelente resolución de contraste. Sin embargo, las radiografías tomadas en posiciones adecuadas y con buen detalle y contraste pueden brindar información que ayude al manejo apropiado del paciente o elegir la mejor modalidad de imágenes alternativa. Aunque a menudo conviene más tomar las radiografías del cráneo con el animal consciente o apenas sedado, esto rara vez permite obtener radiografías en buena posición. Las radiografías del cráneo mal posicionado son particularmente difíciles de interpretar y no suelen tener valor diagnóstico. Dado que el cráneo es tan complejo, la estandarización de las vistas se hace aun más importante que en cualquier otra parte del cuerpo. Tomarse el tiempo para inmovilizar adecuadamente al paciente y ubicarlo en la posición óptima aumenta considerablemente las probabilidades de obtener información significativa. El cráneo tiene más variantes de forma y tamaño en los perros doméstico que en cualquier otra especie de mamíferos. Hay distintos parámetros de clasificación de los perros basados en la morfología del cráneo. El 7SHUV UHZHS *H]PKHK UHZHS 4H_PSHY :LUV MYVU[HS )}]LKH JYHULHUH & ( ( *\LYWVKLSH THUKxI\SH )\SSH 9HTH THUKPI\SHY [PTWmUPJH 3HYxUNL 9 5HYPUHZ ;LYJLYVZPUJPZP]VZ PaX\PLYKVZ ` *HUPUVZ Z\WLYPVYLZ 74 Z\WLYPVYLZ (YJVJPNVTm[PJV ) 4 Z\WLYPVYLZ (ZWLJ[VSH[LYHS KLSHYHTH THUKPI\SHY )}]LKH JYHULHUH *HUHSH\YPJ\SHY OVYPaVU[HS (Y[PJ\SHJP}U;4 *}UKPSVVJJPWP[HS ) Figura 2-1. A, Radiografía lateral de un gato doméstico pelo corto de 3 años. El tentorio óseo, que separa el aspecto caudal del cerebro del aspecto rostral del cerebelo, está particularmente desarrollado en los gatos en comparación con los perros. Hay un tubo endotraqueal colocado. B, Radiografía dorsoventral de un gato doméstico pelo corto de 18 años. TMJ, Articulación temporomandibular. Capítulo 2 n El cráneo 19 )}]LKHJYHULHUH :LUVMYVU[HS (ZWLJ[V KVYZVJH\KHS KLSHJH]PKHK UHZHS ;LU[VYPV}ZLV 9VZ[YHSTHYNPU VMVULTHUKPI\SHY YHT\Z * * ( 4HUKxI\SH 5HZVMHYxUNL )VYKL]LU[YHSKLSHHTWVSSH[PTWmUPJH 9 (ZWLJ[VJYHULHS KLSHI}]LKH JYHULHUH (ZWLJ[VJYHULHS KLSHHTWVSSH [PTWmUPJH ;41 Figura 2-2. A, Radiografía lateral de un gato doméstico pelo corto de 3 años. El tentorio óseo, que separa el aspecto ) caudal del cerebro del aspecto rostral del cerebelo, está particularmente desarrollado en los gatos en comparación con los perros. Hay un tubo endotraqueal colocado. B, Radiografía dorsoventral de un gato doméstico pelo corto de 18 años. TMJ, Articulación temporomandibular. DENTICIÓN Los incisivos se ubican en el hueso del mismo nombre, mientras que los caninos, los premolares y los molares se encuentran en el maxilar (fig. 2-4). El maxilar es el gran hueso que, junto con el incisivo y el nasal (mucho más pequeños), contiene la mayor parte de la cavidad nasal y las apófisis maxilares ciegas, ubicadas hacia ventrolateral a cada lado de dicha cavidad. Hacia ventral, el maxilar forma el paladar duro, que es la separación física entre las cavidades nasal y oral. Caudalmente, se fusiona con el hueso frontal, que comprende los senos frontales y el aspecto rostral de la bóveda craneana. En el perro, las fórmulas dentales anatómicas son las siguientes (I, Incisivos; C, caninos; PM, premolares; M, molares): Tabla 2-1 Incisivos Caninos Premolares Molares Erupción de los dientes en perros1 Dientes deciduos (semanas) Dientes permanentes (meses) 3-4 3 4-12 n/a 3-5 4-6 4-6 5-7 Deciduos: I3/3, C1/1, PM3/3 Permanentes: I3/3, C1/1, PM4/4, M2/3 Los cuartos premolares maxilares y los primeros molares mandibulares en el perro se llaman a veces dientes carnasiales, nombre que hace referencia a sus funciones desgarradoras. La tabla 2-1 presenta los momentos de erupción en los perros. Las fórmulas dentales anatómicas son las siguientes: Deciduos: I3/3, C1/1, PM3/2 Permanentes: I3/3, C1/1, PM3/2, M1/1. En los gatos, las raíces de los cuartos premolares superiores se extienden hasta la pared orbital. Los carnasiales felinos son los mismos que en los perros: los últimos premolares superiores y los primeros molares inferiores. La tabla 2-2 presenta los momentos de erupción en los gatos. Tabla 2-2 Incisivos Caninos Premolares Molares Erupción de los dientes en gatos1 Dientes deciduos (semanas) Dientes permanentes (meses) 2-3 3-4 3-6 n/a 3-4 4-5 4-6 4-5 42 Atlas de anatomía radiográfica normal y variantes anatómicas en el perro y el gato con el de las demás vértebras cervicales.2 Las apófisis transversas del atlas son grandes y se denominan alas (fig. 3-6).3 Esta vértebra tiene dos orificios en cada lado, los orificios laterales izquierdo y derecho, que se ubican en la parte craneodorsal del arco vertebral (véase la fig. 3-6, A1) y los orificios transversales izquierdo y derecho, ubicado en las alas (véase la fig. 3-6, B1). La arteria y la vena vertebrales pasan a través de los orificios transversal y lateral; el primer nervio espinal cervical sale por el orificio lateral. TEl atlas se origina en tres centros de osificación, un par de arcos vertebrales, que se convierten en el arco vertebral, y el intercentro 1, que se convierte en el cuerpo (figs. 3-7 y 3-8).4,5 Los arcos vertebrales se fusionan dorsalmente poco después de los 100 días, y el cuerpo se une con el arco poco después, entre los 110 y los 120 días.2 El intercentro 1 COLUMNA CERVICAL Las vértebras cervicales son siete, y la variación en tamaño y forma entre ellas es mayor que en cualquier otra región de la columna. La primera vértebra cervical, llamada atlas, se articula con los cóndilos occipitales en la articulación atlantooccipital. No hay disco intervertebral entre los cóndilos occipitales y el atlas. La articulación atlantooccipital permite la flexión y extensión pero no movimientos laterales ni de rotación; por ello, se la suele denominar como la “articulación del sí”. El atlas no tiene las típicas apófisis articulares craneales y caudales; en su lugar, posee fóveas articular en craneal y caudal, para articularse con los cóndilos occipitales y el centro 1 del axis, respectivamente. El atlas tampoco contiene apófisis espinosa, y su cuerpo está reducido en comparación 6YPMPJPVSH[LYHS KL* A 3mTPUHKVYZHS KL* (W}MPZPZLZWPUVZH KLSH[SHZ 3mTPUHKVYZHS KL* ( *\LYWV KL* (SHZKLSH[SHZ Z\WLYW\LZ[HZ 6YPMPJPV PU[LY]LY[LIYHS LU[YL*`* 6YPMPJPV PU[LY]LY[LIYHS LU[YL*`* (W}MPZPZ `\N\SHY *}UKPSV VJJPWP[HS KLYLJOV (Y[PJ\SHJP}U H[SHU[V VJJPWP[HS /\LZV OPVPVKLZ *YLZ[H VJJPWP[HS (W}MPZPZ VKVU[VPKLZ 6YPMPJPV [YHUZ]LYZV KL* (SHKLSH[SHZ (W}MPZPZ LZWPUVZH KLSH[SHZ *HY[xSHNV SHYxUNLV TPULYHSPaHKV (W}MPZPZ [YHUZ]LYZH KL* (W}MPZPZ HY[PJ\SHYJYHULHS KL* B )VYKL JH\ZHSKL SHSmTPUH KL* ) Figura 3-6. Radiografía lateral de un Pastor de Shetland de 7 años (A), radiografía ventrodorsal de un Beagle de 6 años (B), y sus correspondientes imágenes rotuladas (A1, B1). Capítulo 3 <UP}UKVYZHS LU[YLSVZHYJVZ UL\YHSLZKLSH[SHZ n La columna vertebral 43 *}UKPSV VJJPWP[HS *LU[YV KLSWYVH[SHZ (YJVUL\YHS KLSH[SHZ (YJVUL\YHS KLSH[SHZ 6YPJPV [YHUZ]LYZV KLSH[SHZ 0U[LYJLU[YV 0U[LYJLU[YV Figura 3-7. Reconstrucción en tres dimensiones del aspecto ventral de la región atlantoaxial de un Akita de 11 semanas. Se han rotulado los componentes óseos de la región, inmadura. rara vez se ve en las radiografías como estructura independiente, dado que se superpone con el aspecto ventral de los arcos vertebrales adyacentes del atlas; no obstante, a veces puede aparecer como un fragmento, sobre todo cuando el paciente se posiciona con un ligero ángulo (véase la fig. 3-8). La segunda vértebra cervical, el axis, es la mayor de la región. Su rasgo más destacable es la gran apófisis espinosa, cuya porción craneal se superpone sobre la lámina del atlas (véase la fig. 3-6, A). Al igual que en la unión atlantooccipital, no hay no disco intervertebral entre C1 y C2. Dada la exclusiva articulación entre estas dos vértebras, C2 no tiene apófisis articulares craneales; sin embargo, sí tiene apófisis articulares caudales, que forman la articulación intervertebral entre C2 y C3. La falta de apófisis articulares craneales en C2 permite ver sin obstrucciones el orificio intervertebral C1-C2 en las radiografías laterales (véase la fig. 3-6, A y A1). Como se describe en la página 45, esto no ocurre en sitios más caudales de la columna cervical, en los que las apófisis articulares se superponen sobre los orificios intervertebrales en las vistas laterales. Los nervios espinales que salen a través de los orificios intervertebrales se numeran generalmente según la vértebra que forma el aspecto craneal del orificio; por ejemplo, el tercer nervio espinal lumbar sale por el orificio formado por los pedículos de L3 y L4. Sin embargo, el primer nervio espinal cervical atraviesa el orificio lateral, craneal al orificio intervertebral entre C1 y C2; el segundo nervio espinal cervical pasa por el orificio intervertebral entre C1 y C2, y así sucesivamente. Por lo tanto, hay ocho nervios espinales cervicales pero sólo siete vértebras cervicales. Esto es diferente en las regiones torácica y lumbar de la columna, donde la cantidad de nervios espinales es igual a la cantidad de vértebras. Otro rasgo exclusivo del axis es la apófisis odontoides, una protuberancia oblonga que se extiende hasta el aspecto ventral del canal vertebral de C1. Esta apófisis es difícil de identificar en las radiografías laterales, debido a que se superpone con porciones de C1, pero generalmente sí se la puede observar en las vistas ventrodorsales (véase la fig. 3-6, B y B1). Si la visualización de la apófisis odontoides es prioritaria, se puede tomar una radiografía ventrodorsal con el paciente intencionalmente inclinado apenas hacia la izquierda o la derecha; la estructura suele ser más conspicua en esta imagen ligeramente oblicua. Normalmente, la articulación atlantoaxial no permite ningún movimiento de flexión, debido a la estabilización que brinda el ligamento apical de la apófisis odontoides, el ligamento transversal del atlas y el ligamento atlantoaxial dorsal. El ligamento apical de la apófisis odontoides tiene tres pilares que se extienden cranealmente: el del medio se introduce en el aspecto ventral del foramen magno, y los dos laterales, más robustos, se insertan en el hueso occipital. El ligamento transversal del atlas es fuete y conecta un lado del arco ventral del atlas con el otro, por encima de la apófisis odontoides, sosteniéndola así contra el cuerpo del atlas.6 La articulación atlantoaxial sí permite movimientos laterales y rotatorios. Dada la limitación de los movimientos de flexión y extensión en la articulación atlantoaxial, se la denomina a veces como la “articulación del no”. En ocasiones, a causa de malformaciones congénitas o traumas (o ambos), hay una inestabilidad en la articulación atlantoaxial, que permite mayor flexión que la normal. Una buena forma para evaluar la alineación de la articulación atlantoaxial es comparar la orientación de la lámina dorsal del atlas con la correspondiente del axis (fig. 3-9). En circunstancias normales, estas láminas están casi perfectamente alineadas (véase la fig. 3-9). El grado de superposición entre la apófisis espinosa de C2 y la lámina dorsal de C1 varía entre individuos, al igual que la distancia entre la lámina de C1 y la apófisis espinosa de C2, lo cual resta valor a estas relaciones para evaluar la alineación atlantoaxial. Sin embargo, la orientación paralela o lineal de las láminas de C1 y C2 es relativamente constante y sirve como parámetro para medir la normalidad de dicha alineación (fig. 3-10). Figura 3-8. Radiografía lateral de un Chihuahua de 8 semanas. El cuerpo de CI, llamado intercentro 1, aún no se ha fusionado con los arcos vertebrales y se ve como una opacidad en el aspecto ventral de la vértebra (flecha negra). La delineación del intercentro 1 del atlas en este perro está potenciada por la ligera inclinación presente; nótese que las ampollas timpánicas no están superpuestas. Figura 3-9. Radiografía lateral de un Beagle de 7 años. Las láminas dorsales de C1 y C2 están marcadas con una línea de puntos. Las láminas de estas vértebras deben estar paralelas, o apenas en un ligero ángulo, como se ve en esta imagen. La relación normal es levemente angular; este ligero ángulo, designado aquí como ángulo theta (θ), puede ser apenas agudo o apenas obtuso en la intersección; en este perro, es apenas agudo. 188 Atlas de anatomía radiográfica normal y variantes anatómicas en el perro y el gato URETRA La uretra normal no es visible radiográficamente ni en el perro ni en el gato. Si se sospechan cálculos uretrales en un perro macho, se puede tomar una radiografía lateral con los miembros pélvicos tirados hacia craneal. Esta proyección permite visualizar la uretra sin obstrucciones. En las radiografías abdominales laterales en posición normal, los miembros pélvicos se superponen usualmente sobre la uretra (fig. 7-31). Cuando se los lleva hacia craneal para evaluar la uretra en las radiografías laterales, es esencial tirarlos bien hacia adelante, de modo que ninguna parte de ninguna de las dos patas quede superpuesta sobre ninguna porción de la uretra; de lo contrario, se puede interpretar erróneamente la presencia de un cálculo uretral debido al artificio de superposición (fig. 7-32). Otra variante normal que se puede confundir con un cálculo uretral es la opacidad creada cuando el hueso del pene tiene más de un centro de osificación. Este pequeño centro de osificación se puede confundir con un cálculo uretral, una fractura del hueso del pene o un cuerpo extraño (fig. 7-33). Figura 7-32. Radiografía lateral de la región uretral de un Schnauzer estándar de 10 años, con los miembros pélvicos tirados hacia craneal con el objetivo de visualizar bien la región uretral para poder detectar cualquier cálculo presente. En este caso, la tracción de los miembros pélvicos hacia craneal no fue suficiente, de modo que la superposición de una fabela gastrocnémica sobre el hueso del pene crea una opacidad (flecha negra) que se podría malinterpretar como un cálculo uretral. A Figura 7-33. En este Wheaten terrier de pelo blando de 7 años, el hueso del pene se ha originado en dos centros de osificación, uno grande que formó la mayor parte de la estructura, y uno pequeño más craneal. Este último podría confundirse con un cuerpo extraño, una fractura o a un cálculo uretral, aunque ésta sería una ubicación inusual para un cálculo. A veces, hay un pequeño centro de osificación secundario caudal al cuerpo principal del hueso, en vez de craneal, como se ilustra aquí. En estos casos, tal apariencia puede malinterpretarse como un cálculo uretral. ESTÓMAGO B Figura 7-31. Radiografía lateral (A) y la correspondiente imagen marcada (B) de un Chow chow de 8 años en el que se sospechaba un cálculo urinario. Los miembros pélvicos han sido tirados hacia craneal para brindar la vista sin obstrucciones de la uretra. La flecha negra señala el hueso del pene. La línea de puntos en B indica el trayecto de la uretra normal. Con la posición que tiene este paciente, la línea de puntos representa la región que se debería examinar exhaustivamente para detectar cálculos radioopacos. El estómago se encuentra justo caudal al hígado. El fondo está a la izquierda de la línea media, en la parte dorsal del abdomen; el píloro está a la derecha, en la parte ventral; y el cuerpo atraviesa la línea media de izquierda dorsal a derecha ventral, conectando el fondo con el píloro. Como ya se mencionó, el píloro gástrico en el gato está ubicado más hacia la línea media que en el perro (véase la fig. 7-9). El estómago comúnmente contiene líquidos y gases. Las posiciones relativas de ambos fluidos dentro del estómago dependen de la posición del paciente (fig. 7-34). La redistribución de gas y líquido en función del decúbito (izquierdo, derecho o dorsal) tiene un marcado efecto en la apariencia radiográfica del estómago. Como se mencionó previamente, rara vez se toman radiografías dorsoventrales del abdomen, por lo que en este texto no se ilustra la apariencia radiográfica con el paciente en decúbito esternal. Generalmente, además de las vistas laterales del abdomen, se obtienen radiografías en decúbito dorsal (proyección VD). En esta posición, el líquido del estómago cae hacia el fondo y el gas se acumula en el antro y quizás en el cuerpo, según su volumen (véanse las figs. 7-34 y 7-35). La apariencia del fondo en una radiografía VD depende de la cantidad de grasa adyacente Capítulo 7 n El Abdomen 189 Figura 7-34. Tomografía computarizada transversal de la porción craneal del abdomen de un perro. El estómago está delineado por la línea de puntos. Se ha rotado la imagen para ilustrar la posición relativa del fondo gástrico (FG) y el píloro (P) en las radiografías dorsoventral (DV), ventrodorsal (VD), lateral derecha (LD) y lateral izquierda (LI). El lumen del estómago ha sido sombreado para ilustrar el efecto de la gravedad en la redistribución del líquido (blanco) y el gas (negro) en función de la posición del cuerpo. Esta redistribución tiene un marcado efecto en la apariencia radiográfica del estómago. El principio de esta ilustración es válido sólo si hay líquido y gas en el estómago. Si hay sólo líquido o sólo gas (o sólo ingesta) la apariencia del estómago se verá menos afectada por la posición del cuerpo. H, Hígado; B, bazo. F F B A F C Figura 7-35. Radiografías ventrodorsales de un Labrador retriever de 6 meses (A), un Yorkshire terrier de 4 años (B) y un Greyhound de 4 años. Todos estos animales tienen gas en el píloro y en el cuerpo del estómago. En A, el fondo (F) se ve claramente como una opacidad redonda, lleno de líquido homogéneo. En B, el fondo tiene menos líquido que en A; el líquido en el fondo queda oculto dentro de la silueta de la pared gástrica y crea la falsa impresión de que ésta está engrosada (cabeza de flecha de líneas negras). En la mayoría de los pacientes, las radiografías no permiten evaluar en forma precisa el grosor de la pared gastrointestinal, ya que los contenidos luminales causan el borramiento de los límites de la pared. En C, el material del fondo es más heterogéneo y su margen serosal se ve con menos claridad, lo cual crea un efecto de masa. El conocer la posición del fondo y saber que éste usualmente contiene líquido o comida en la vista ventrodorsal reduce la posibilidad de interpretar sus imágenes como masas de tejido blando. En C, la línea curva superpuesta sobre el cuerpo del estómago (cabeza de flecha de líneas negras) es un margen del diafragma; esta apariencia es típica de las radiografías ventrodorsales de los perros de tórax profundo, como este Greyhound.