156 B O L E T Í N D E LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA orillas del camino á P e ñ a s de San Pedro, designada en aquellos parajes con el n o m b r e de Cerro de la Ermita. Este cerrete p r e senta algún interés, porque en gran parte está constituido por calizas lacustres del tramo superior del terciario, en posición h o rizontal y sobre las arcillas inferiores. Semejantes calizas merecen algún detenimiento. Desde luego, y al menos en lo que atañe al Cerro déla Ermita, el banco.de calizas de agua dulce es de u n considerable espesor y m á s notable además por su extensión; en la localidad han obtenido m u c h a piedra para el afirmado de los caminos, y en la base m i s m a del Cerro de la Casilla existe u n a cantera en donde se explotan las calizas de que nos ocupamos, á las que designan en la localidad con el nombre de piedra falsa. Aflora en muchos sitios, y en los que no aparece al exterior, se halla recubierta por u n a capa de tierra vegetal s u m a m e n t e delgada. Las calizas que en m a s a componen este banco son blancas, compactas, de m e d i a n a consistencia, mates, de fractura plana ó concoidea y rara vez terrosa. La m a y o r parte de ellas, entre m u chísimos ejemplares que recogí, presentan u n a estructura e s t r a tificada, acusándose m u y bien los depósitos diferentes que, s u perpuestos, h a n terminado por constituir la roca. Esta presenta en su base u n a marcada ¡estructura testácea, es decir, formada por capitas sucesivas y delgadas q u e se h a n ido superponiendo, conservándose paralelas y horizontales casi en la m a y o r parte de ellos ó plegándose y contorneándose u n a s en otras; en su cima esta estructura se convierte en terrosa, por la acción del d i n a m i s mo de los agentes exteriores. Este tipo de caliza lacustre se d i s tingue por algunas venillas de silex que le atraviesan en su parte superior y en toda su masa engloba sílice interpuesta q u e se hace notar cuando se somete la roca á la acción de los ácidos, y en cuanto al color no son del todo enteramente blancas, sino que tienen u n ligero tinte rosado, como cárneo. Las calizas más p u r a s y también conjuntamente las de más g e n u i n o color blanco, son las compactas, sin señal n i n g u n a del paralelismo definido de sus capas sucesivas, facies que a b u n d a también m u c h o ; al atacarlas por los ácidos dejan u n residuo arcilloso, fácilmente reconocible; su fractura es plana, ó desigual cuando se hallan alteradas en su superficie en la que ya pasan & terrosa, y en grado tal, que llegan á tiznar los dedos. Este grupo de ellas, que presenta semejante particular aspecto, es en esta lo-