11.- LA “ETAPA AZUL”: 1939-1945. 1.1Evolución política.

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11.- LA “ETAPA AZUL”: 1939-1945.
1.1Evolución política.
El aparente predominio de los falangistas en los años iniciales del régimen ha hecho que se
denomine “azul” la etapa comprendida entre 1939 y 1945, es decir, los años que van desde el
principio y el final de la II Guerra Mundial. La represión ejercida sobre los derrotados es la nota
que mejor define a esta etapa. Todos quienes no habían apoyado al Movimiento podían ser
juzgados. A la Ley de Responsabilidades Políticas de 1939, le sigue la Ley de Represión de la
Masonería y el Comunismo de 1940 y un endurecimiento de los códigos penal y de Justicia
Militar.
El nuevo régimen se basaba en la subordinación absoluta de los vencidos en la guerra.
Adquirió las características de un Estado policial militarizado. Los vencedores aplicaron una
política de terror en las zonas donde se sabían más rechazados: las regiones agrarias del sur, las
cuencas mineras y las áreas industriales del País Vasco y Cataluña. La pena de muerte, que había
sido suprimida durante la República, fue restablecida.
El principal objetivo político en la posguerra fue eliminar cualquier vestigio de oposición
como garantía de la propia supervivencia del nuevo régimen. Fue así como, a pesar de existir una
amplia mayoría social que rechazaba la dictadura, resultó imposible organizar una oposición eficaz
y más teniendo en cuenta que buena parte de ella se encontraba en un exilio forzoso. Una gran
parte de los refugiados en el exilio regresó, siendo recluidos en campos de concentración y tuvieron
que pasar por largos procesos de investigación sobre su colaboración con la República.
La depuración de funcionarios fue otro recurso clave para dar consistencia al nuevo estado.
Los funcionarios sospechosos eran apartados de sus puestos. Profesores de todos los niveles y
funcionarios de ayuntamientos, diputaciones y ministerios fueron sustituidos por excombatientes o
exprisioneros franquistas, así como por personal ideológicamente afín, que lograba sus plazas a
partir de títulos académicos improvisados por medio de exámenes patrióticos.
Durante los años 40, el régimen franquista adoptó la retórica y la imagen del falangismo
español (nacionalsindicalismo). Sus uniformes azules, sus paradas marciales y desfiles, sus himnos,
sus banderas y sus emblemas, como el yugo y las flechas, inundaron todos los rincones de España.
Pero los falangistas tuvieron que compartir la dirección del nuevo Estado con el ejército
(nacionalpatriotismo), la Iglesia (nacionalcatolicismo), y otros sectores políticos de la derecha
conservadora, subordinados siempre a la suprema voluntad de Franco.
1.2 España en la segunda guerra mundial.
En 1939 la España franquista mantenía unas relaciones excelentes con las potencias del Eje
por los apoyos políticos y militares que le habían proporcionado durante la guerra civil. A pesar de
todo al estallar la guerra en septiembre del 1939, el gobierno de Franco se declaró neutral.
La colaboración con las potencias fascistas fe constante y, en junio de 1940 franco decidió
adoptar una política de no beligerancia con la que mantenía abierta la posibilidad de intervenir a
favor de Alemania, y conservaba la esperanza de participar en el reparto del imperio colonial
francés y británico.
A pesar de que Hitler desestimó las peticiones que Franco le formuló en una entrevista en
Hendaya, el ministro de Asuntos Exteriores, Serrano Súñer, continuó facilitando el
aprovisionamiento de los barcos alemanes en puertos españoles la exportación de materiales
estratégicos, como el wolframio, el hierro…
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El momento de máxima colaboración se produjo en junio de 1941, cuando se
decidió enviar al frente ruso un cuerpo de voluntarios al que se llamó la División Azul. A medida
que el signo de la guerra cambiaba de sentido y que se hacía más patente la pérdida de posiciones
de la Alemania nazi, el gobierno franquista se acomodó a la nueva situación, sustituyendo al pro
nazi Serrano Súñer por un ministro de Asuntos Exteriores anglófilo, volviendo a la política de
neutralidad y retirando del frente a la División Azul.
1.3. La autarquía.
Las secuelas económicas de la guerra civil se vieron agravadas por la equivocada política
económica aplicada por el franquismo. Igual que ocurrió en el ámbito político, el Estado franquista
quiso controlar los aspectos fundamentales dela vida económica: fijó los precios, racionó el
consumo, estableció los cupos de producción…Pero lo más grave de esta política económica
intervencionista fue el cariz autárquico que adoptó.
Los dirigentes del régimen persiguieron la autosuficiencia económica del país. Fue así
como se limitaron las inversiones extranjeras al 25% del capital de las empresas para evitar la
pérdida de soberanía nacional, se redujeron al mínimo las importaciones y se planificó la actividad
económica para aprovisionarse con recursos de procedencia nacional.
Dado que existían sectores productivos que, a pesar de ser necesarios, no atraían el capital
privado, el Estado franquista creó en 1941 el INI que actuó en sectores estratégicos como la
siderurgia, la química y las industrias navales.
El racionamiento y los precios oficiales dieron lugar al estraperlo o mercado negro al
margen de la ley, cuyos precios eran tres veces superiores a los oficiales. Ello fomentó el
acaparamiento de productos para desviarlos hacia este comercio clandestino.
La renta per cápita española anterior a la guerra nos e recuperó hasta 1953. El
desequilibrio entre precios y salarios fue el principal responsable. El hambre y la desnutrición se
convirtieron en algo habitual, mientras un reducido grupo de nuevos ricos amasaba grandes
fortunas.
2. REACCIÓN Y EVOLUCIÓN POLÍTICA: 1946-1957
2.1 Evolución política.
El aislamiento internacional al que fue sometido el régimen provocó una reacción
nacionalista en el interior del país que favoreció la propaganda de Franco. El régimen trató de ser
aceptado por las democracias occidentales, por lo que se fue despojando de todas las consignas
fascistas.
En los años 50, en plena Guerra Fría, la posición geoestratégica de España y el
anticomunismo activo del régimen franquista, propiciaron el apoyo de los Estados Unidos,
firmando unos acuerdos bilaterales, por los que, sin pertenecer a la OTAN, se establecían en
España diversas bases estadounidenses (Zaragoza, Torrejón y Rota) a cambio de ayudas
económicas que serán fundamentales para el desarrollo económico y la modernización del país.
También entra España a formar parte de las Naciones Unidas en 1959, por lo que se había
roto con el aislamiento internacional de las etapas precedentes.
2.2 Evolución económica y social.
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Las tensiones provocadas por el resurgimiento de los problemas económicos se sumaron a
las motivadas por el creciente enfrentamiento entre las diversas familias del régimen, el obrerismo
y por las protestas universitarias.
La oposición obrera demostró su capacidad de movilización en las convocatorias de
huelga, como la huelga de tranvías de Barcelona en 1951, las huelgas en las fábricas del País Vasco
en 1956 o las de la minería asturiana en 1957-58. Las comisiones de obreros que, al margen de los
sindicatos oficiales, comenzaron a organizar las protestas en defensa de sus derechos fueron el
antecedente del sindicato Comisiones Obreras, que tuvo un papel fundamental en la lucha
antifranquista de los años sesenta. La Ley de Convenios Colectivos permitirá desde 1958 la
negociación directa de los salarios y las condiciones de trabajo entre empresarios y obreros,
establecía los jurados de empresa y los enlaces sindicales.
3.- ENTRE EL APERTURISMO Y EL INMOVILISMO POLÍTICO (década de los 60/70)
3.1. Evolución política.
Los profundos cambios socioeconómicos que se estaban produciendo no estuvieron
acompañados de las transformaciones políticas.
En los años sesenta, los centros de poder se repartieron entre dos de las familias políticas
fundamentales: los tecnócratas del Opus Dei y los reformistas del Movimiento. Carrero Blanco se
alineó con los tecnócratas, que proponían una liberalización económica para modernizar el país
pero mantenían intactos los principios autoritarios y ultracatólicos del régimen. Su objetivo a medio
plazo era entronizar una monarquía autoritaria, en la figura de don Juan Carlos de Borbón, que
permitiera la perpetuación del franquismo una vez fallecido Franco.
El Plan de Estabilización de 1959 supone el fin del período de la autarquía, comenzando
la apertura económica. Estos cambios supusieron el inicio de ciertas medidas liberalizadoras que
propiciaron el crecimiento económico y contribuyeron a que el régimen mantuviera la estabilidad
alcanzada en la década anterior. Este crecimiento actuó como elemento legitimador de la dictadura,
pues el nivel de vida de buena parte de la población aumentó, pero, a la vez, la oposición también
se fortaleció.
En junio del 62 se produce el gesto más importante de la oposición política, el demonizado
Conturbenio de Munich, un comunicado dado por un congreso de políticos moderado en dicha
ciudad alemana, instaban al gobierno a tomar medidas que democratizaran el país. Franco
reaccionó suspendiendo el artículo 14 del Fuero de los españoles referido a la libertad de
residencia. Se adoptaron medidas represivas e incluso algunos asistentes al congreso fueron
desterrados.
A finales de los 60 aumenta la oposición y ante su declive físico el dictador nombra a
Carrero Blanco vicepresidente del gobierno, y en 1973 pasa a ser Presidente del Gobierno.
En los últimos años del régimen se agudiza el terrorismo. En el Juicio de Burgos se
redactan penas de muerte. Surgen decretos de represión del terrorismo. En 1973 se abre un proceso
contra dirigentes de Comisiones Obreras. El 20 de diciembre ETA asesina a Carrero Blanco. Tas su
muerte se nombra a Carlos Arias Navarro, representante del “bunquer” En 1975 se condena a
muerte a presos de ETA. Franco muere el 20 de noviembre del 1975.
El final del franquismo se plantea ante un contexto internacional desfavorable ante la crisis
de las dictaduras del sur (Coroneles en Grecia y Los Claveles en Portugal). En el Sáhara Español se
produce la “marcha Verde” que termina con su entrega a Marruecos.
3.2. Evolución social.
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En la década de los años 60, la oposición al régimen se extendió rápidamente entre sectores
cada vez más amplios de la sociedad. Incluso la Iglesia participa de manera muy activa en la
oposición (renovación planteada en el Concilio Vaticano II y asumida por los sacerdotes jóvenes).
La respuesta del régimen siguió siendo la represión, lo que hizo aumentar también el rechazo entre
la opinión pública internacional.
En el ámbito social, se introdujo una serie de mejoras en el sistema de prestaciones sociales
con la Ley de Bases de la Seguridad Social de 1963 que integraba en una seguridad social única el
antiguo sistema de seguros diversificados (enfermedad, invalidez, vejez…) y la dotaba de unos
presupuestos que permitieron multiplicar las instituciones sanitarias y aumentar las prestaciones.
La estructura política autoritaria del régimen fue incapaz de resolver las contradicciones de
una sociedad en transformación. Surge así un sindicalismo ajeno al oficial: Comisiones Obreras
(CC.OO.) y aumentó la conflictividad laboral y las huelgas. La agitación estudiantil reclamaba
cambios democráticos y los nacionalismos comenzaron a despertar, apareciendo ETA como banda
terrorista. Además, la Iglesia se distanció del régimen.
En estos años se produce la emigración interior y exterior, principalmente de la población
agraria, que se desplazó masivamente a las ciudades y zonas costeras para cubrir los puestos de
trabajo de la industria primero y del turismo después, o bien a Europa. La mano de obra emigrada
se convirtió en mano de obra abundante y barata que fue considerada idónea desde una perspectiva
empresarial a pesar de su escasa cualificación. Los que marcharon a Europa fueron una fuente de
divisas, al repatriar buena parte de sus salarios.
La apertura ideológica se confirmó con la Ley de Libertad religiosa de 1967, por la que se
concedía el libre ejercicio de culto a prácticas religiosas no católicas.
El desarrollo económico de los años 60 trajo consigo algunas consecuencias:
a) Cambios significativos en la estructura de la sociedad española: aumento demográfico,
predominio de la ciudad, de las actividades terciarias y nueva estructura social.
b) El desarrollo agrícola e industrial, con el consiguiente predominio de la clase obrera, el
ascenso de las “nuevas clases medias”: oficinistas, vendedores y técnicos.
c) La mejora del nivel de vida hizo que la sociedad española se modernizase. La dieta
aumentó, se accedió a la propiedad de la vivienda, las casas se dotaron de electrodomésticos y el
automóvil, el famoso Seat 600, y las vacaciones empezaron a estar al alcance de las familias. La
juventud participó de la rebeldía de la juventud europea: modo de vestir con vaqueros, pelo largo y
ropa informal, música pop-rock (Beatles), renovación cultural y política (“mayo del 68”, Che
Guevara), regionalismo…
d) La educación experimentó un alza: subió el número de escuelas y maestros. En 1963 se
inició una decidida campaña de alfabetización, con lo que disminuyó el analfabetismo,
especialmente el femenino. La enseñanza media también mejoró y la mujer accedió a las aulas de
los institutos y de la Universidad.
e) Con el desarrollo, la mujer empezó a incorporarse al trabajo productivo, especialmente
en actividades terciarias, con lo que alcanzó derechos laborales, modificando su concepto del
trabajo, del matrimonio y de la familia.
Sin embargo el bienestar económico no fue general, formándose verdaderas bolsas de
pobreza, donde predominan las zonas de chabolas y barracas carentes de servicios sanitarios,
higiénicos, educativos… La crisis económica de 1973 agravó las desigualdades sociales. Aunque se
había creado una poderosa clase media, los más ricos (1% de la población española) poseían más
renta que el con junto de la clase más humilde. El principal problema fue el aumento del paro,
cuyas tasas se dispararon a lo largo de toda la década de los 70.
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