“Con los pobres de mi tierra quiero yo mi suerte echar”

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¡SOS, nos estamos ahogando! ¡SOS, nos estamos quemando!
“Con los pobres de mi tierra quiero yo mi suerte echar”
¿Qué tienen ellos que a nosotros nos falta?
Fernando López sj ([email protected]), Equipo Itinerante de la Amazonia1
El Equipo Itinerante (EI) fue fundado por el P. Claudio Perani SJ en 1998. Es un espacio
interinstitucional de servicio a los pueblos de la Amazonia. El servicio misionero itinerante
complementa los otros servicios más institucionales e insertos de la iglesia amazónica. El EI está
formado por varias instituciones (actualmente 10) que sustentan la misión enviando recursos
económicos y personas, laicas y religiosas. El proyecto tiene cuatro componentes fundamentales:
itinerancia, inserción, interinstitucionalidad e interfronterizo. Su mística y espiritualidad: “Estar
con quien nadie quiere estar, estar donde nadie quiere estar y estar como nadie quiere estar”. Su
misión prioritaria es allí donde otros no llegan, en las fronteras (geográficas o simbólicas), donde
las heridas están más abiertas y la vida más amenazada. Hoy, el EI tiene tres núcleos insertos en
medio de los pobres y excluidos: en Manaus (1998) y en las triples fronteras amazónicas de BrasilPerú-Colombia (2004) y de Brasil-Venezuela-Guyana (2008). Si llegan refuerzos hay perspectivas
de abrir un nuevo núcleo en la triple frontera amazónica de Brasil-Bolivia-Perú.
La Comunidad Itinerante de Manaus fue la primera que se abrió (2000). Hoy está formada por 5
personas de 5 instituciones diferentes (2 laicas, 2 religiosas y 1 religioso). Viven insertas en dos
palafitos del barrio Arthur Bernardes formado por unas 550 familias. El barrio está cerca del
centro de Manaus, al margen del “igarapé” (“arroyo” en tupí-guaraní, literalmente: “camino de la
canoa”) de la Cachoeira Grande (Cascada Grande), que desemboca al rio Negro, afluente del
Amazonas. La mayor parte de las familias del barrio son de origen indígena o mestizo. Salieron del
interior y vinieron a probar suerte en la gran ciudad, porque no hay políticas públicas que respondan
a las necesidades básicas (salud, educación, trabajo, etc.) de las aldeas ni de las comunidades
rurales o ribereñas. Las familias salen de una realidad pobre pero digna en la selva para acabar en la
marginalidad indigna y deshumana de la “selva de asfalto y hormigón”. Ellos no imaginaban que el
“desarrollo de la ciudad” les llevaría a la marginalidad más absoluta.
La vida sobre tablas es dura. Los palafitos y los puentes que conectan unos con otros son de madera
y están a cuatro metros de altura. Seis meses al año, por debajo de las casas pasa el agua del
arroyo que arrastra la basura de la ciudad y los deshechos del barrio. La basura y los buitres lo
inunda todo. No existe infraestructura de saneamiento. Los baños y las duchas van directamente al
arroyo. La luz y el agua de muchas casas son “gatos”, es decir, conectadas de modo irregular a la
red de distribución urbana. Con mucha creatividad y sentido del humor, toda la vida de las personas
(ancianos, jóvenes y niños) y animales (perros, gatos, ratones, buitres, etc.) trascurre sobre la
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El artículo fue elaborado con la contribución de varios compañeros y compañeras del Equipo Itinerante que participaron directamente
de la inundación y el incendio vividos en el año 2012. Para más información entrar en contacto: Luis Delgado ([email protected]),
Arizete Miranda CNS-CSA ([email protected]); Graça Gomes CF ([email protected]); Fernando López sj
([email protected]); Elena Gonzalez N. ([email protected]); Jovenilde Alves ([email protected]); Equipo Itinerante
([email protected]).
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estrechez de las tablas. No hay muchos espacios de privacidad. El contacto de unos con otros es
casi obligatorio: en las pasarelas estrechas y en las casas pegadas pared-con-pared. Son continuas
las conversaciones de ventana-a-ventana y de puerta-a-puerta. Un exigente ensayo de convivencia,
tolerancia, alianza, reciprocidad, solidaridad, flexibilidad. Una oportunidad única para crecer en la
capacidad de amar-perdonar-servir.
En el año 2012 la comunidad Arthur Bernardes vivió dos experiencias muy fuertes: La mayor
inundación de la historia y el incendio mayor de Manaus.
S.O.S. ¡Nos estamos ahogando!
En Julio del 2012 tuvo lugar la mayor inundación del río Amazonas registrada en la historia. Solo
tres años antes (Julio/2009) hubo otra creciente histórica. Los vecinos más antiguos del barrio no
recuerdan nada igual en los más de 40 años que viven en la zona. Dicen que es el cambio climático.
De hecho, el desequilibrio climático y ambiental del planeta ya se siente fuerte en toda la región
amazónica. En esta última creciente todo el barrio quedo inundado. El rio entró en todas las casas, y
eso que los palafitos están a más de 4 metros del suelo. Las dos casas del EI también quedaron
anegadas con más de un metro de agua. Todos los vecinos tuvieron que construir “marombas”:
arrancar las tablas del suelo y hacer un falso piso levantado donde poner a salvo y en seco las cosas.
Durante dos meses se vive doblados, con el techo de uralita o chapa de aluminio pegado a la cabeza.
Los palafitos se convierten en un horno muy caliente y húmedo (sol por arriba y agua por abajo). A
medio día llega a 50ºC la temperatura. Con la inundación los baños y duchas quedan bajo agua y no
se pueden utilizar. Las necesidades se hacen en un “orinal” improvisado (lata, palangana, etc.) y se
tiran directamente al río (sin avisar: ¡“agua va!”). La ducha es en cuclillas con un balde y un cuenco.
Impresiona la fuerte solidaridad de la gente. Los vecinos se ayudan unos a otros cargando las cosas
y prestándose sus precarias instalaciones, herramientas y utensilios. Es admirable ver con que
sabiduría enfrentan las dificultades, con buen humor y alegría, con garra y esperanza.
Lamentablemente solo con la presión de la comunidad el gobierno reacciona: marchas,
manifestaciones, bloqueos de avenidas, denuncias en la prensa, etc. para que lleguen las ayudas. La
Asociación de Vecinos Arthur Bernardes (AVAB) ha sido fundamental en todo el proceso
organizativo del barrio. La sede–palafito la construyó la comunidad con la solidaridad de Caritas
Tenerife-España. Gracias al esfuerzo, lucha y presión de la AVAB se consiguió el compromiso del
gobierno para urbanizar la zona y que las familias tuvieran derecho a una vivienda digna.
Inicialmente el proyecto gubernamental proponía sacar todas las familias del lugar con una pequeña
indemnización. Bajo el pretexto de “sanear los arroyos” de Manaus, para que no contaminen el río
Amazonas, el gobierno intenta hacer su negocio y una fuerte “limpieza social”: sacar los pobres del
centro de la ciudad y especular con estos terrenos céntricos. La AVAB denunció esta injusticia y
unió a las familias del barrio para conquistar su derecho a una vivienda digna para todos y en el
mismo lugar, cerca de sus trabajos, donde históricamente han vivido. El proyecto de urbanización,
previsto para diciembre 2011, comienzó un año después.
Una vez más la historia se repite: Las acciones del gobierno llegan tarde y lentas. El pronóstico de
la crecida del río Amazonas se sabía varios meses antes. La AVAB alertó varias veces a las
autoridades para agilizar las acciones de emergencia, antes de que el agua inundara las casas y
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pasarelas del barrio. Pero el gobierno llegó después del río anegara todo el barrio. Y solo con
fuertes presiones y denuncias de la AVAB en la prensa local. Las familias se movilizaron e hicieron
una protesta pacífica cerrando con troncos, neumáticos, colchones viejos, etc. las avenidas que dan
acceso al centro de la ciudad. Los vecinos pedían disculpas a los transeúntes y les explicaban las
razones del bloqueo. Todo el centro de la ciudad quedó paralizado. No tardó en llegar el Batallón de
Choque de la Policía Militar para reprimir la manifestación. Para evitar la represión se articuló una
estrategia no-violenta: los niños del barrio se pusieron a jugar al futbol en medio de la avenida
delante de la policía, entre ella y los manifestantes; las mujeres con niños de pecho se colocaron en
primera fila, dando de mamar a sus pequeños; los jóvenes y adultos se situaron detrás con las
pancartas, cantando consignas y exigiendo sus derechos. Impresiona la organización y la sabiduría
no-violenta del pueblo. Los medios de comunicación convocados registran e informan de todo… Por
fin, después de 5 horas de manifestación llegan los representantes del gobierno y se consiguen
agilizar algunas ayudas concretas para responder eficazmente a la emergencia… La AVAB advierte a
las autoridades: “Si el gobierno no cumple con nuestras justas reivindicaciones la próxima semana
continuaremos las manifestaciones pacíficas cerrando más avenidas”. Con paciencia y persistencia,
con esfuerzo y sufrimiento, con unión y organización, con presión y acciones no-violentas, con humor
y creatividad el pueblo avanza…
S.O.S. ¡Nos estamos quemando!
¡Del agua al fuego! Solo tres meses después (27/11/2012) un incendio repentino acabó rápidamente
con el barrio. De los 550 palafitos se quemaron unos 520. Más de 500 familias, unas 2000 personas,
quedaron en la calle, perdieron sus viviendas y sus pocas pertenencias. Gracias a Dios y a la
habilidad de supervivencia de los pobres, no hubo pérdidas humanas. Si murieron animales
domésticos que quedaron atrapados en los palafitos y las pasarelas del barrio.
De mañana temprano (8 hs.) algunos niños, asustados y gritando, llegaron corriendo: “¡Tías, fuego,
fuego!”. Arizete y Gracia, religiosas del EI, fueron al centro comunitario para ver lo que pasaba. Al
otro lado del campo de fútbol un palafito estaba ardiendo. Enseguida llamaron a los bomberos pero
nada… Un corto circuito de un “gato de luz” fue la causa. A esa hora la mayoría de las personas
trabajadoras están fuera del barrio, igual que los niños y jóvenes que estudian por la mañana. Solo
quedan las personas mayores, algunas amas de casa y los niños y jóvenes del turno escolar de tarde.
Entre todos intentaron apagar el fuego pero no pudieron. Y por más que insistieron llamando a los
bomberos, nadie respondía o si respondían decían que ya estaban en camino; pero nunca llegaban. En
pocos minutos el fuego ya estaba fuera de control; saltaba de palafito en palafito devorándolo todo.
La gente corría desesperada de un lado para otro. Una anciana con dificultades para andar gritaba
pidiendo auxilio. Arizete y Gracia, junto con otros vecinos, rápidamente fueron a socorrerla. Todo
el mundo intentaba salvarse y salvar las pocas cosas que tenían. Arrojaban sus pertenencias por las
ventanas o desde las pasarelas hacia el campo de futbol (en el centro del barrio), o hacia el arroyo
que bordea la comunidad.
La “Voz de la Verdad” (radio comunitaria de altavoces) como siempre ayudó mucho. Daba
indicaciones precisas a los vecinos: “Primero ayuden a salvar a los niños y ancianos; después saquen
las cosas de más valor…” Hasta que el fuego también alcanzó y destruyó la radio. Muchas personas
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cargando a los niños y algunas cosas, saltaban al agua y atravesaban el arroyo huyendo de las llamas.
La imagen era espantosa. El barrio parecía un campo de guerra.
Los bomberos aparecieron tres horas después de haberlos llamado. El primer grupo llegó con un
camión sin agua y sin mangueras. Una vez más los instrumentos del estado llegan tarde y sin
competencia para defender los derechos y la vida de los pobres. De nuevo queda evidente la
profunda crisis del sistema, la injusticia institucionalizada y la complicidad del poder político
doblegado servilmente a la dictadura del capital económico. La orden es lucrar a cualquier costo,
incluso haciendo “limpieza urbana”, sacando a los pobres del centro de la ciudad para “maquillar su
cara” y vender una “imagen linda” para el Mundial de Fútbol (2014) y las Olimpiadas (2015). ¿Cuándo
se inaugurará el Mundial contra la Pobreza Global y las Olimpiadas por la Justicia Socio-Ambiental y
Solidaridad Universal?
Arizete y Gracia expresan lo vivido “codo a codo” con los vecinos: “Durante varios días después no
podíamos dormir… Nuestros cuerpos temblaban y ardían calientes, por dentro y por fuera, frente a
tanta injusticia y dolor compartido con nuestros hermanos y hermanas del barrio. Las lágrimas nos
sorprendían continuamente, comenzaban a rodar por nuestras mejillas sin pedir permiso. Una
mezcla intensa de dolor e impotencia, de indignación y coraje, de ternura y humanidad profunda se
apoderó de nuestros corazones… Por encima de todo, nos impresionó la fraternidad y solidaridad de
las personas hermanadas en la lucha por defender la vida, el “buen vivir” para todos y para mañana,
no solo para unos cuantos y para hoy. Todos unidos fraternalmente bajo la bandera de la vida:
vecinos y desconocidos, familiares y amigos, diversas instituciones (Caritas, Derechos Humanos,
SARES, CIMI, Arte Revelación, etc.), grupos religiosos de distintas confesiones (evangélicos,
católicos, espíritas, etc.). Todos a una, hombres y mujeres de distintas etnias, condición social,
nacionalidades y credos “corazonando” unidos en defensa de la vida”.
Juvenilde (religiosa) y Elena (laica), jóvenes que están haciendo experiencia en el EI, comparten
también lo vivido: “Salimos de itinerancia para unas aldeas indígenas a tres días de Manaus.
Llevábamos la imagen rutinaria del barrio: un pueblo alegre, acogedor y muy vivo... Al regresar, dos
semanas después, todo parecía irreal: fuego, destrucción y cenizas, rostros de dolor y desolación…
Pero a pesar de todo, la comunidad expresaba esperanza y firmeza, lucha y resistencia. Un pueblo
admirable, que ante los escombros y cenizas de todas sus pertenencias, gime de dolor pero no se
rinde ni retrocede, llora pero no se dobla, con dignidad mantiene la cabeza bien alta, resiste firme y
exige que sus derechos conquistados sean respetados”. Juvenilde y Elena afirman con convicción:
“El amor es fuego que arde y no se ve, es herida que duele y no se siente. Precisamos ser fuertes
sin perder la ternura.”
También fue importante la presencia en esos días de Arthur y Luzimar, novicios jesuitas que hacían
una experiencia de inserción con el EI. Ellos afirman que aquellos días han marcado para siempre
sus vidas y vocaciones: “Nos queda grabado a fuego en el corazón el rostro de cada persona: lloros,
gritos, sufrimiento y tristeza… Pero en medio de tanto dolor sobresalía la fuerza y solidaridad de
todos. Desde un pequeño gesto cargando un caldero hasta arriesgar la propia vida para salvar la de
otro… Solo nos queda una gratitud muy profunda al Dios de la Vida y al pueblo que lucha incansable
por sus sueños y por su vida. Ellos nos enseña que donde hay vida hay esperanza”.
Varias preguntas quedan en el aire y el humo: ¿Qué podemos aprender de esto pueblo que no se
queda sentados ni de brazos cruzados, esperando a que la solución venga de arriba? ¿Qué tienen
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ellos que a nosotros nos falta, o nos han cortado o robado? ¡Es tiempo de esperanza, es tiempo de
insurgencia y de una nueva conciencia global! Y la revolución comienza en las entrañas de cada uno,
en el estilo de vida que por opción asumamos.
El EI reafirma su convicción: “Con los pobres de mi tierra quiero yo mi suerte echar”. Una llamada a
la coherencia personal-grupal-institucional de vida, a hacerse solidariamente presentes donde las
heridas de la humanidad y de la Madre-Tierra están más abiertas y la vida más amenazada.
Vídeo del incendio en youtube: http://www.youtube.com/watch?v=w24Kf2N1qN0
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