Prim, ¿una historia contaminada?

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Prim, ¿una historia contaminada?
Mikel Arizaleta
Viernes, 15 de Abril de 2016 19:11
Al escribir estas notas he revisado la estupenda tesis a cátedra de la historiadora alemana
Ingrid Galster, fallecida en septiembre del 2015 y autora de su disertación hecha libro: Lope de
Aguirre o La posteridad arbitraria, por ese empeño solitario y terco de buscar la verdad por
encima de teorías ancestrales, dichos o juros y perjuros ministeriales, como los que ahora
brotan ante los papeles de Panamá.
“En la calle del Turco le mataron a Prim,/sentadito en su coche con la Guardia Civil. /A las dos
de la tarde / le dijeron a Prim / Vaya usted con cuidado / que lo quieren herir./ Seis tiros le
tiraron / a boca de cañón. / ¿Quién será el infame, / quién será el traidor?”.
En el romance de ciego no es verdad el segundo verso; Prim no iba escoltado por la Guardia
Civil; un malentendido con la escolta hizo que el general se encontrase solo con su ayudante
Nandín y el coronel Moya ante el atentado.
Durante unas investigaciones realizadas en septiembre del año 2012 por la Comisión Prim en
su cadáver exhumado, se demostraría que Prim no murió directamente por las heridas del
atentado: un surco desde la parte posterior del cuello, hallado por los expertos en el examen
externo del cadáver momificado, fue definido como compatible con lesiones externas por
estrangulamiento a lazo. Según estos estudios forenses, a Prim alguien quería verle muerto, y
bien muerto. Cuando se falló el primer intento, se le remató en su propia casa.
Otros estudio menos fundado, un contra-informe menos creíble realizado durante el año 2013,
niega esta posibilidad y se reafirma en la tesis clásica. Las conclusiones de ambos trabajos
están en la red.
*
Joan Prim i Prats nació en Reus el 6 de diciembre de 1814 y murió en Madrid el 30 de
diciembre de 1870 a las ocho y cuarto. Un militar y político liberal español del siglo XIX que
llegó a ser presidente del Consejo de Ministros de España.
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Murió asesinado.
Según recoge el Diario Oficial del Estado, el día del atentado (27.12.1870) el general Serrano
comunicó que el Presidente del Consejo de Ministros había sido "ligeramente herido al salir del
Congreso en la tarde de ayer por disparos contra su coche en la calle del Turco y a quien se le
había extraído el proyectil (que no proyectiles) sin accidente alguno ni complicación".
Un tanto sorprendida e incrédula, la Gazeta de Madrid informa el 31 que “el día 29 de
diciembre de 1870 (víspera del óbito) se afirmó que el día anterior (28) se levantó el apósito
que se había aplicado al presidente sin haber tenido lugar los accidentes que suelen
presentarse en esta clase de heridas tan sujetas a complicaciones. El estado del enfermo no
puede ser más halagüeño".
El día 30 del desembarco de Amadeo de Saboya en Cartagena se comunica que Joan Prim i
Prats, que el Presidente del Consejo de Ministros ha muerto “debido a una fiebre producida por
los grandes destrozos causados por las balas en codo, muñeca y hombro del lado izquierdo,
desembocando en una intensa congestión cerebral, que le produjo la muerte a las ocho y
cuarenta y cinco minutos".
¿La causa oficial ofrecida desde la Presidencia del Estado es la verdadera causa o asistimos
de nuevo a engaño político adobado con colaboración forense y trama organizada? ¿Mentira
oficia como patrimonio histórico? La versión oficial atribuía la causa del fallecimiento a una
septicemia. Una nueva investigación plantea la posibilidad, con pruebas muy acreditadas, de
un asesinato por estrangulación a lazo.
Con motivo del bicentenario en el 2014 del nacimiento de Joan Prim i Prats surge en el 2012 la
Comisión Prim de Investigación, formada por expertos de la Universidad Camilo José Cela, que
han estudiado el cuerpo embalsado del que fuera presidente del gobierno, estuvo dirigida por el
investigador y criminólogo Francisco Pérez Abellán del departamento de Criminología de la
Universidad Camilo José Cela. Hubo una selección de profesores, criminólogos, criminalistas,
expertos en investigación criminal, forenses, historiadores, juristas, alumnos y fotógrafos
científicos dispuestos a colaborar. “Fue una indagación de bocadillo de chorizo y pensión pero
alentada por el entusiasmo. Por primera vez la universidad española se abría sin reservas a la
investigación”, dirá Pérez Abellán.
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Al término publican Las conclusiones de la comisión de investigación sobre Prim, consiguiendo
hallazgos históricos:
“Hemos resuelto un crimen del siglo XIX con los avances tecnológicos del siglo XXI”, indicó el
Presidente de la Comisión, Francisco Pérez Abellán, para quien la realidad de la muerte del
general “está en su momia”, conservada en Reus (Tarragona) perfectamente 142 años
después y así dar respuesta a algunos de los interrogantes históricos de su muerte.
a.- que Joan Prim no murió en el atentado sino que fue asesinado, concretamente
estrangulado, lo que vuelve a reabrir un importante debate histórico. De hecho, para poder
llevar a cabo la investigación pudieron examinar el cuerpo, tras exhumarlo.
b.- estamos en condiciones de afirmar que en su tiempo no se le practicó autopsia ni nada que
se le parezca por lo que el dictamen de la muerte no pudo ser exacto ni científico. (La autopsia
incluye necesariamente apertura de cavidades que del estudio del cadáver momificado se
infiere que no se realizaron).
c.- las heridas de bala recibidas por el general Prim la tarde-noche del 27 de Diciembre de
1870 en la calle del Turco de Madrid (hoy Marqués de Cubas), contrariamente a lo que la
historia ha aceptado hasta ahora, según el examen del cuerpo embalsamado, fueron de
gravedad sin ninguna duda, dejando en evidencia el falso comunicado del Gobierno de la
época, y aunque no alcanzaron ningún órgano vital, los impactos del hombro izquierdo como
destaca el "informe de autopsia" del sumario 306/1870 resultarían "mortal "ut plurimum", esto
es mortal de necesidad, ( y no el incorrecto "ut plurimunt" como se ha venido difundiendo).
d.- las lesiones por arma de fuego dejaron al general impedido desde el momento de la
emboscada y es prácticamente imposible que se produjera la supervivencia de tres días. La
ausencia de curas efectivas e importantes a nivel del codo izquierdo y dedo de la mano
derecha (semi-amputado de un disparo) indicaría que las lesiones inicialmente de menor
entidad fueron, como es lógico, postergadas y finalmente no se le realizó esa cura. El cuarto
dedo de la mano derecha así lo demuestra.
e.- los surcos observados en el cuello "compatibles con una posible estrangulación a lazo"
encajan así en una necesidad de los asesinos de Prim de no permitir la recuperación del
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mismo, del que asustaban tanto su fortaleza física como su fortuna de salir indemne de las
peores batallas y recuperarse de las más graves heridas. Los surcos, marcas, etc,
sospechosas de estrangulación para los expertos en investigación criminal miembros de la
Comisión y los forenses han sido investigadas hasta descartar artefactos postmortem capaces
de producirlas y procedimientos de embalsamamiento, aunque en este aspecto la Dra. María
del Mar Robledo, Doctora en Medicina Legal y Forense y especialista en Antropología Forense,
experta en la materia, seguirá la investigación hasta despejar la última duda y establecer el
diagnóstico diferencial.
De hecho la doctora María del Mar Robledo Acinas y Ioannis Koutsourais, forenses, han
analizado la momia del entonces presidente, dejando constancia de la misma mediante las
fotografías realizas por el fotógrafo profesional y científico Ioannis Koutsourais, dos forenses de
esta Comisión Prim, plasmando sus resultados en su libro Las muertes de Prim, escrito tras la
investigación, dejando en claro que la septicemia no fue el motivo del fallecimiento: "La versión
oficial cuenta que la causa de la muerte del general Prim es una infección de algunas de las
lesiones que presenta el cuerpo, que son lesiones que no habían sido operadas. Dos días
después del atentado, se dice, le interviene el mejor cirujano de España y le extrae alguno de
los proyectiles. Pero el cuerpo no muestra ninguna evidencia de que se le haya practicado
intervención quirúrgica alguna", señala María del Mar Robledo.
Y en este libro se aporta por primera vez documentado el segundo gran descubrimiento: La
puñalada en la espalda de Prim. Bombazo universal. “Una vez establecido el orden auténtico,
Prim fue primero fusilado a trabucazos en la calle del Turco. Gravemente herido se le apuñaló
por la espalda buscando su corazón, indefenso y despojado de sus ropas en el lecho del dolor,
para finalmente ser rematado a lazo ante la impaciencia de los asesinos”. El análisis de la
momia del político, que se hizo en el Hospital Sant Joan de Reus, con métodos como el TAC,
radiología y endoscopia permitieron descubrir una herida en la espalda de la que apenas se
sabía nada. "Percibimos una lesión en la parte superior izquierda que inicialmente
identificamos como un orificio de salida de esa gran lesión que tenía en el hombro. Una vez
analizada en profundidad nos dimos cuenta de que no era viable la versión oficial porque la
ropa que llevaba el general en el momento del atentado no tenía sangre, no había ninguna
marca de sangre, por lo tanto no se había producido de esa manera. Fue entonces cuando lo
asociamos a una lesión por un arma blanca que se tuvo que producir posteriormente, es decir,
una vez que llega a su casa", remarca la experta.
En el 2013 la sociedad Bicentenario general Prim 2014 encarga un estudio médico-legal de la
momia del general Prim a la Escuela de Medicina Legal de la Universidad Complutense , que lo
entrega en diciembre del 2013 y en la que se confirma el parte oficial, lo que se venía diciendo
durante años: “La naturaleza de las heridas sufridas, y los tratamientos disponibles en la época,
justifican la muerte por una complicación infecciosa a los tres días del atentado, evolución
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clínica por otra parte reflejada en numerosos testimonios”.
Lo cierto es que la Comisión Prim fue la primera en sacar al general de su ataúd y en
comprobar que, en contra de lo afirmado, no había rastro de que se le hubiera practicado antes
autopsia alguna, y cuyo examen, análisis y estudio de la momia de Prim se lleva a cabo en
presencia de los alumnos de la universidad Rovira i Virgili, así como de los que llegaron en
autobús desde Madrid procedentes de la Universidad Camilo José Cela, retransmitido por
circuito cerrado de TV en el auditórium del Hospital San Joan de Reus. El hospital universitario
municipal de Sant Joan de Reus dispone de un auditórium magnífico, casi por estrenar, que se
llenó de estudiantes ansiosos de aquella experiencia única.
Doscientos años después les habló la momia, recordando aquellas palabras de Unamuno:
. … Sí, lector solitario, que así atiendes / la voz de un muerto, / tuyas serán estas palabras
mías / que sonarán acaso / desde otra boca, /sobre mi polvo / sin que las oiga yo que soy su
fuente. / ¡Cuando yo ya no sea / serás tú, canto mío! / ¡Oye la voz que sale de la tumba / y te
dice al oído / este secreto: / Ya no soy yo, hermano!”
REBELIÓN
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