NUESTRO DIALOGO INTERNO Vigila Vigila Vigila Vigila Vigila tus pensamientos, se convertirán en palabras. tus palabras, se convertirán en actos. tus actos, se convertirán en hábitos. tus hábitos, se convertirán en tu carácter. tu carácter, se convertirá en tu destino. El diálogo interno es vital para procesar la información que nos llega, pero claro, depende de cómo la procesemos actuaremos de una manera u otra, de forma positiva o negativa. El diálogo interno nos suele pasar desapercibido ya que estamos demasiado acostumbrados a él, así que lo primero es prestar más atención a lo que nos decimos y como lo decimos, además sobre que pensamos sobre nosotros mismos. Debemos de empezar a crear un diálogo interno positivo. Aprender a escuchar nuestro diálogo interior Lo que piensas es lo que eres «Somos lo que hacemos (pensamos) repetidamente, por tanto, la excelencia no es un acto sino un hábito.» Aristóteles Aprende a tomar el control de tu pensamiento. El hábito bueno, al igual que el malo, se construye por repetición. Lo que sucede en mi vida, ¿es el resultado de pensamientos propios o ajenos, constructivos o destructivos, positivos o negativos que me repito constantemente? Si he aceptado pensamientos ajenos, entonces lo que soy, tengo o hago, no es exactamente lo que yo quiero. ¿Se te ocurre cómo experimentar tu cambio de ánimo al pensar de otra forma? Práctica: Acepta lo que piensas, lo que sientas, lo que sucede; no te critiques ni te juzgues. Entabla un debate contigo mismo y pregúntate ¿puedo afirmar completamente seguro que esto que pienso es verdad? ¿Qué pruebas tengo? Pregúntate ¿qué aprendizaje trae esa experiencia, qué puedes modificar, qué nueva actitud es posible construir? Por ejemplo: si critican algo que hiciste y tú acostumbras a enfadarte, respira, relájate y dile a tu interlocutor: “no había pensado en esa posibilidad, ¿cómo lo harías tú?”. Con esto, continúas dominando la conversación y construyendo tu personalidad y puedes seguir hablando y quizás aprendiendo algo nuevo, al transformar la crítica en aporte constructivo para ti, o bien, disolviéndola con tu actitud positiva. ¿Eliges lo que piensas? Lo que sucede en mi vida (lo que recojo) es el resultado de los pensamientos que he tenido (lo que siembro). Lo que piensas es lo que eres Esta frase es clave. ¡Para cambiar algo en mi vida, hay un pensamiento que debo cambiar! Si los pensamientos (causas) me hacen sentir muy bien, es de esperar que lo que empiece a suceder (efectos) me agrade mucho también. Vamos a redactar un ejemplo de un cliente con ansiedad, J.L.: M.P.: ¿Hay algo en tu vida que preferirías cambiar? J.L.: Claro, como cualquier persona. Específicamente, quiero cambiar mi relación controladora con mis hermanas y familia. Yo tiendo a asumir el papel de proveedor y benefactor que jugó mi padre. Esto me cansa mucho y hace que los demás se sientan desvalorizados. M.P.: ¿Y qué pensamientos predominan en tu mente respecto a esto? J.L.: Por supuesto que lo veo. Yo inmediatamente - casi automáticamente - asumo mi papel y actúo en forma controladora como ya es habitual. Yo ya tengo muy claro lo que quiero hacer y lo que quiero evitar. Mi problema es que actúo por hábito, casi como un vicio. Si tienes pensamientos que te hacen sentir que sí puedes, que te hacen sentir libre, que te hacen crecer, vas a disparar una serie de mecanismos que te construyen y fortalecen. Si tienes pensamientos sobre tus limitaciones, tus fracasos y, en general, lo que no encaja, disparas los mecanismos que provocan minusvalía, frustración y derrota en tu vida. Aquí se encuentra la relación del binomio “causa-efecto”. Siembro y eso que he sembrado es lo que cosecho. Si en mi mente permito pensamientos que son instrucciones de otras personas, pierdo el control. Cuando comprendí que los pensamientos que tenía no eran míos pude conectar con mi propia esencia. Lo conseguí sintiendo si en verdad, desde mi pura esencia, vibraba con armonía o no. Por ejemplo, cuando ves noticias malas, te preocupas, sigues viendo y te vas sintiendo peor, y si no estás de acuerdo con algún argumento, te pones rabioso… Pero no se trata de controlar directamente todo por medio de la voluntad o la determinación. Este es un camino largo y agotador. En vez de luchar en contra de lo que te mortifica, ¡Es que ya no soporto que me dominen! Me siento esclavizado. Soy presa de la tristeza, el miedo y el enojo. La manera práctica de hacerlo es siendo muy selectivo con tus pensamientos. De esta manera vas a: • Sentirte liberado. • Asumir el control de tu vida. • Generar los mejores sentimientos. • Darle sentido y valor a tu vida. • Alcanzar tu bienestar y paz. Dentro del si- mismo y funcionamos con el Ser interior cuando: - Experimentamos plenitud, paz interior, bienestar, amor, una vívida e intensa sensación de estar vivo. - Estamos completamente conectados y centrados con nosotros mismos, habitando dentro de nuestro cuerpo. - Somos plenamente conscientes del cuerpo, emociones, pensamientos, etc... - Percibimos el adentro de nosotros y el afuera (mundo) con claridad. - Sabemos de forma directa e intuitiva lo que quieres de verdad. - Te comportas acorde a tus principios internos sin dificultad ni escisión. - Actúas sin trabas ni bloqueos hacia lo que te interesa y respetando a los demás. - Eres consciente de lo que eres y no solo de lo que haces, sientes, piensas, posees... - Sientes que tienes plenitud de recursos y eliges tus actos, sentimientos, actitudes... - Estás en una perspectiva positiva de quien eres y del mundo, todo está bien... Los 5 puntos básicos, cinco pasos para conseguir lo que uno desea: 1. Formular el objetivo en positivo. Nuestro cerebro no entiende el “NO”. Si formulo un objetivo utilizando la negación mi cerebro será incapaz de entenderlo y llevarlo a la práctica. Por ejemplo, un objetivo como: “No trabajar tantas horas” deberá formularse como “Gestionar mejor el tiempo en el trabajo” 2. Establecer objetivos concretos. Objetivos pequeños, sencillos de llevar a la práctica y centrados en una única cosa. Si nuestro objetivo es muy grande, será mejor parcelarlo en objetivos más pequeños y decidir por cual empezamos. 3. Hacer un balance de lo que se pierde y lo que se gana. O sea, preguntarme que perderé al lograr mi objetivo. A veces nos es muy difícil llegar al objetivo porque su logro implica la pérdida de cosas demasiado importantes para uno mismo. 4. Ser consciente de los recursos. Saber con qué y con quién cuento para realizar el objetivo. 5. Diseñar y hacer un plan de acción. Construir una hoja de ruta, programar llegar hacia el objetivo Cada uno de nosotros es único y tiene sus propias experiencias y maneras de describir a su modo lo que experimenta... y cuando se ha realizado el proceso de transformación esencial en ejemplos concretos como está lista de propósitos que describimos: Capacidad de acceso a una amplia gama de emociones nuevas y distintas. o Experiencia de mayor fluidez emocional, salir del atrapamiento de ciertas emociones. o Resolución de ciertas emociones concretas abrumadoras o limitadoras. o Sensación de correspondencia de las emociones con las situaciones actuales y las actuales circunstancias y no procedentes de problemas pasados pendientes de resolver. o Las emociones están a tu servicio y apoyan tus actos. o Gozas de un sentimiento básico de paz y bienestar. o Tener control sobre las conductas habitualmente reactivas o adictivas. o Cambio de conductas no deseadas a otras deseadas con mayor facilidad. o Seguir las conductas acordes a nuestros valores auténticos. Reafirmación y autoestima propia consigo y con los demás, sin necesidad de competir. o Expresión libre de necesidades y deseos, impulso sano a conseguirlos, teniendo a la vez en cuenta los deseos y necesidades de los otros. o Sentirse bien plenamente, tanto solos como rodeados de gente. o Aceptarse y aceptar a los demás tal y como son. o Cuidar nuestras relaciones sin sentirnos dependientes de ellas para nuestro bienestar. o Confiar en los demás, aunque percibamos sus limitaciones y características. o Aceptar las responsabilidades de las decisiones que hemos elegido, al tiempo que quedamos en paz con las áreas que quedan fuera de nuestro control. o Sentirnos bien, ya esté la atención en nosotros o en otras personas. o Ser capaces de buscar la verdad atendiendo al otro en vez de querer llevar la razón. o Ser capaz de perdonar los errores y limitaciones de uno mismo y de los demás al tiempo que aprendes de ellos. o Sentirnos bien, pese a lo que los demás piensen de nosotros. o Ser más honrado o auténtico con uno mismo y con los demás. o Experimentar más amabilidad, empatía y compasión hacia otros y con uno mismo. o Ser más la persona que deseamos ser. o Autorreconocernos. Autorreconocimiento o Ecuanimidad respecto a los demás. o Alto grado de autoestima. o Seguridad para mostrarnos abiertos a cualquier reacción. o Integridad personal. o Sentido de identidad. o Mayor equilibrio y plenitud. Los propósitos positivos: Cada uno de nuestros comportamientos, sentimientos tienen un propósito positivo, incluso aquellas cosas que nos disgustan de nosotros. A veces las personas hablamos como si tuviéramos varias partes implicadas en una decisión, y a veces esas partes aparecen en pugna. Descubrir el propósito positivo de cada parte suele ser lo contrario de lo que normalmente hacemos, ya que normalmente nos dedicamos a luchar con nuestros hábitos y tendencias. La lucha contra uno mismo no da buenos resultados, pues siempre que derrotes a un enemigo interior a quien derrotas es a una parte de ti mismo. Sin embargo si descubres los propósitos positivos más recónditos que cada una de nuestras partes tienen para nosotros, las transformas en aliados internos, especialmente aquellas que nos causan problemas, y todas salen ganando... y nosotros también. Exploración del propósito positivo: 1- Elegir la parte con la que quieres trabajar: Escoge una conducta, sentimiento o reacción que tengas y no te guste, o una emoción que te parezca desequilibrada. Un tema que no te exija demasiado esfuerzo. De moderada intensidad. Más adelante cuando aprendas bien el proceso podrás hacerlo con los de mayor intensidad. Puedes ayudarte de las frases siguientes pendientes de completar: -una parte de mí hace que yo..............(Hacer)..............................y me gustaría parar. -una parte de mí hace que yo sienta........ (Sentir).........................y me gustaría parar. -una parte de mí piensa que................ (Pensar)............................y me gustaría parar. 2- Dónde, cuándo, quién Escribe dónde, cuándo, y con quién aparece esta parte tuya. 3- El incidente concreto Piensa en el momento en que esto ocurre. Haz tu película interna de ti mismo realizando o sintiendo el comportamiento no deseado, o dibújalo. 4- Relájate y concéntrate en tu interior. Tómate un instante para cerrar los ojos, relajarte y concentrarte en tu interior. 5- Revívelo. Entra mentalmente en el incidente específico en el que esta conducta, sentimiento o reacción tuvo lugar. Ve a través de tus ojos como si estuvieras allí, oye por tus oídos, siente los sentimientos que se dan cuando ocurre... 6- Nota la respuesta. Observa tu sensación interna cuando esta conducta, sentimiento o reacción se da, cuando comienza a suceder. Percibe las imágenes, sonidos y sentimientos internos que acompañan a ese comportamiento, sentimiento o reacción que no desees. 7- Localiza y da la bienvenida a esa parte Dado que no elegiste conscientemente esta conducta, sentimiento o reacción, es como si una parte tuya lo hubiera hecho, así que puedes empezar a averiguar dónde vive esa parte. ¿Qué sentimientos se muestran más intensos en alguna parte determinada de tu cuerpo? Si escuchas una voz interior ¿dónde se halla localizada? Si ves imágenes ¿en qué parte de tu espacio personal las ves? Suavemente invita a esa parte a que pase a tu conciencia. Si la parte se localiza en el cuerpo ponle la mano en la zona que la sientas con más fuerza, te ayudará a darle la bienvenida y a reconocerla. 8- Da las gracias a esa parte Aunque todavía no sepas del todo lo que esta parte quería para ti, supones que abriga un propósito positivo, y por eso le agradeces que se manifieste y que haga lo que hace por ti. Colma de atenciones a esa parte. Hónrala. 9- Pregunta por el propósito Pregúntale a esa parte ¿qué quieres de mí cuando haces....? Tras formularle la pregunta con amor y atención, espera la respuesta. Tal vez sea una imagen, un sonido, una voz, un sentimiento, o una combinación de todo...A veces tarda un poco más, no importa, concédele su tiempo... 10- Agradece la respuesta Cuando tengas la respuesta, agradéceselo. Si crees que la respuesta que te ha dado es positiva, agradéceselo doblemente, dale las gracias por su intención. 11- Sigue hasta descubrir el propósito positivo. Si no crees que ese propósito es positivo pregúntale: “Si tienes ese propósito... ¿qué harías por mí que aún te gustase más? Agradece cada respuesta que recibas. Sigue haciendo la pregunta hasta que obtengas un propósito que te resulte positivo. Ahora que tienes un propósito positivo con el que estás de acuerdo, aunque no te guste la conducta, el sentimiento o la reacción a que dan lugar, ya has logrado un cambio. ¿Te sentiste más conectado con esa parte cuando descubriste su propósito positivo? Sucede lo mismo con las partes internas que con la gente: cuando encontramos un terreno común nos es más fácil apreciarles como amigos o aliados. Si no lo logras, debes insistir más, mostrar más y mejor todo tu aprecio a esa parte, aunque todavía no sepas su intención.