A UN HOMBRE DE GRAN NARIZ Érase un

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A UN HOMBRE DE GRAN NARIZ
Francisco de Quevedo
Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una alquitara medio viva,
érase un peje espada muy barbado.
Era un reloj de sol mal encarado,
érase un elefante boca arriba,
érase una nariz sayón y escriba,
un Ovidio Nasón mal narigado.
Érase el espolón de una galera,
érase una pirámide de Egipto,
las doce Tribus de narices era.
Érase un naricísimo infinito,
muchísimo nariz, nariz tan fiera
que en la cara de Anás fuera delito.
Alquitara: alambique. Utensilio con un gran tubo por el que fluye el líquido destilado. Peje: Pez. La nariz era larga
como un pez espada, pero con muy grandes aletas (barbas=pelos) en la punta. A su vez, la palabra peje está tomada
también en este otro sentido: peje=mal sujeto. El verso indica que era una nariz enorme de la que asomaban pelos;
pero también era la nariz de una mala persona.
Un reloj de sol porque de su cara salía la nariz como una barra larga (o gnomon) del reloj de sol; pero era un reloj de
sol está mal encarado si no le da el sol: el rostro del narigón era, pues, sombrío. Mal encarado significa también que
tiene mala cara. Un elefante boca arriba. Este verso tiene también dos sentidos. Se trata de una nariz
monstruosamente grande como un elefante con las patas arriba; pero simultáneamente, el narigudo era como una
elefante por encima de la boca. Sayón: falda grande que cae acampanadamente hacia el suelo. Escriba: alusión al
mundo judaico. Los escribas eran los intérpretes de la ley de Dios en el judaísmo. La nariz era ancha como el sayón y
grande e inclinada como la espalda de alguien que está escribiendo. Ovidio Nasón era un famoso poeta latino de la
familia de los Nasones. Naso en latín significa "nariz".
Espolón es la punta en que remata la proa de una nave. Las doce Tribus. Extraordinaria hipérbole, pues da a
entender que la nariz equivalía a la suma de las narices de los miembros de las doce tribus de Israel. Popularmente, se
atribuye a los judíos la peculiaridad de tener la nariz grande.
En la cara de Anás. Tan grande era la nariz que resultaría ofensiva aun si se pusiera en el rostro de un judío chato.
Quevedo juega con la falsa etimología de "A-nas", "sin nariz". A propósito de este dato, hay que recordar que el poeta
fue declarado antisemita.
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