LA ADMINISTRACIÓN LOCAL RENOVADA DE ANDALUCÍA Joaquín Martín Cubas DERECHO LOCAL. SISTEMA DE FUENTES de Verdasco Caballero, Francisco. Marcial Pons. Madrid. 2009 Joaquín Martín Cubas Profesor de Derecho Constitucional Universidad de Valencia El ordenamiento jurídico español se ha convertido en un complejo sistema de normas jurídicas producidas por muy distintas fuentes y niveles de gobierno. El entramado federal del Estado de las Autonomías con cuatro diferentes niveles de gobiernos -todos ellos con diferentes competencias normativas sobre muy distintos ámbitos materiales- ha generado la necesidad de establecer criterios claros y sistemáticos para interpretar adecuadamente la norma aplicable en cada caso. Por esta razón es de agradecer libros como el de Francisco Verdasco Caballero que pretende poner orden en tan abigarrado conjunto de fuentes normativas a partir de un principio constitucional, el principio de autonomía local, que funciona, a su juicio, como criterio ordenador en el sistema de fuentes del derecho local. El autor parte de la diversidad de fuentes normativas existentes para el ámbito local que, como él mismo apunta, "no nacen a partir de una sistematicidad preconcebida ni planificadora" y, por ello y en consecuencia, podemos encontrarnos con normas contradictorias, desfasadas, incompletas, preconstitucionales y constitucionales: la Constitución, los tratados internacionales, los estatutos de autonomía, las leyes -del Estado y de las Comunidades Autónomas-, los reglamentos -también estatales o autonómicos- y, por fin, las normas de las propias entidades locales: ordenanzas, reglamentos, bandos y decretos de alcaldía, presupuestos y planes urbanísticos. Pues bien, a juicio de Fernando Verdasco, todo el ordenamiento español en materia local está vertebrado por un mandato constitucional de progresiva optimización de la autonomía local, incluido en los artículos 137 y siguientes de la Constitución: "La realidad positiva es hoy que el ordenamiento local no se articula sólo a través de criterios formales o neutros (jerarquía y competencia), sino también a través de criterios materiales o teleológicos: optimización escalonada de la autonomía local". A partir de aquí, la obra de Verdasco se estructura en un análisis capítulo a capítulo de las diferentes normas con las que el usuario del derecho en materia local se puede encontrar. En primer lugar, analiza la Constitución para concluir que en la actualidad sólo cabe un concepto principal de la autonomía local garantizado por la Constitución. Es verdad que durante los primeros años de jurisprudencia constitucional, el Tribunal Constitucional mantuvo una concepción institucional de la autonomía local, pero progresivamente ésta ha desaparecido de la doctrina constitucional. Frente a la concepción institucional que subraya el Tribunal desde la STC 32/1981 hasta la STC 109/1998, han ido aflorando otros fenómenos divergentes en la doctrina constitucional: 1. La autonomía garantizada por la Constitución progresivamente se está concretando en estándares mínimos de autonomía local como, por ejemplo: estándares limitativos a los controles sobre las entidades locales (la Constitución impide todo control administrativo de oportunidad); estándares funcionales que garantizan el disfrute de poder decisorio propio y el derecho a participar de los asuntos de interés local (en planeamiento urbanístico, cuanto menos); estándares de suficiencia financiera (el poder presupuestario se concreta en dos estándares: "en primer lugar, la plena disponibilidad por las corporaciones locales de sus ingresos sin condicionamientos indebidos y en toda su extensión, para poder ejercer las competencias propias… y, en segundo lugar, la capacidad de decisión sobre el destino de los fondos, también sin condicionamientos indebidos"). 2. De hecho, desde el principio de la jurisprudencia constitucional, junto con la categoría garantía institucional, también han convivido otras categorías hermenéuticas como principio o derecho y hoy RECENSIONES 209 NUEVAS POLÍTICAS PÚBLICAS. Anuario multidisciplinar para la modernización de las Administraciones Públicas día se puede sostener que los artículos 137 y 140 de la Constitución garantizan directamente unos mínimos de autonomía funcional a los municipios y remiten implícitamente a las leyes la elevación de esos mínimos. 3. Por otro lado, se ha producido una cierta subjetivización de la garantía: los artículos 137, 140 y 141 establecen "un derecho de la comunidad local a participar en cuantos asuntos les atañe"; ante la jurisdicción contencioso administrativa, las entidades locales no pueden defender más que su autonomía (artículos 63.2 LBRL y 19.e) LJCA); o la actual regulación del "conflicto en defensa de la autonomía local" (artículos 75 bis a 75 quinquies LOTC). 4. Y, por último, se constata que la garantía local de autonomía ya no tiene a la ley ordinaria como única interlocutora, sino también a los tratados internacionales y a los estatutos de autonomías, como se analizará más adelante. Francisco Verdasco concluye, así pues, que la autonomía local que garantiza la Constitución, según la jurisprudencia constitucional hoy día, presenta un contenido dual: 1. Se garantiza inmediata y directamente a cada entidad local un mínimo de autonomía directamente invocable por los municipios ante la jurisdicción. 2. Junto a esa garantía mínima, la Constitución contiene un mandato a todos los poderes públicos para que, cada uno en su ámbito de poder propio, desarrolle, favorezca o promueva al máximo de lo posible la autonomía local hasta el límite que resulte de la necesaria ponderación de este principio de autonomía local con otros bienes, principios o valores constitucionales. Hay muchos ejemplos en la jurisprudencia constitucional de razonamientos y argumentos propios de esta caracterización principal de la autonomía local: RECENSIONES 210 1. En ocasiones el TC equipara el mandato de autonomía municipal del art. 140 CE con el mandato principal de autonomía exigido en el art. 3 de la Carta Europea de Autonomía Local. 2. En ocasiones el TC realiza un test de razonabilidad constitucional como en la STC 32/1981 cuando afirma que "el debilitamiento de su contenido sólo puede hacerse con razón y nunca en daño del principio de autonomía". 3. En ocasiones, el TC interpreta diversas normas constitucionales procurando la máxima satisfacción posible de la autonomía local como en las SSTC 233/1999 y 132/2001 donde el TC afirma que la autonomía municipal no es canon de constitucionalidad, sino un bien constitucional que reclama su máxima satisfacción posible por medio de una interpretación restrictiva (flexible) de las reservas de ley tributaria y sancionadora. El derecho comunitario europeo, por el contrario, no se ha ocupado de garantizar la autonomía local en la medida en que, en este sector del ordenamiento, ha primado el principio de subsidiariedad como norma de articulación competencial entre la UE y los Estados miembros, pero no como una norma directamente referida a la posición institucional de las entidades locales. De hecho, el art I-5 del nuevo Tratado de la Unión Europea no garantiza directamente la autonomía local sino más bien que allí donde los Estados miembros garanticen la autonomía local, esta garantía también vincula a la UE. Con todo, como señala Francisco Verdasco, la falta de homogeneidad en la garantía de la autonomía local es relativa merced a la ratificación por todos los estados europeos de la Carta Europea de Autonomía Local de 1985. La Carta Europea de la Autonomía Local sí contiene garantías funcionales y orgánicas a favor de los entes locales a los que es aplicable; en España: municipios, provincias e islas (quedan fuera las entidades locales instrumentales, de base asociativa y las creadas por las CCAA). Ahora bien, que las garantías de la Carta LA ADMINISTRACIÓN LOCAL RENOVADA DE ANDALUCÍA Joaquín Martín Cubas se apliquen en nuestro país no es óbice para señalar el escaso alcance de la eficacia de esas garantías. De hecho, los preceptos de la Carta rara vez son ratio decidendi en los pleitos en que se invocan (por ejemplo, STS de 25 de octubre de 1995). Eso no quita, a juicio de Fernando Verdasco, para que ese carácter complementario pueda resultar relevante porque la interpretación puede ser determinante de una comprensión amplia de la garantía constitucional de la autonomía local. Además, adelanta que en un futuro inmediato es previsible una mejora cualitativa en la aplicación judicial de las garantías de la Carta como consecuencia derivada de la progresiva interiorización autonómica del régimen local y del restringido acceso a la casación contenciosa: "como es sabido, el TS sólo conoce -en casación- de la aplicación del Derecho estatal o comunitario; no del derecho autonómico. De ahí que una progresiva autorestricción estatal en la regulación del régimen local lleve aparejada como consecuencia accesoria el progresivo cierre de la casación contenciosa, a no ser que se sustancien y resuelvan los pleitos conforme a las normas de la Carta que a estos efectos es derecho estatal". En definitiva, según Francisco Verdasco, se observa, al menos de forma indiciaria, una interpretación y aplicación restrictiva de las garantías de la Carta: sus preceptos son interpretados como orientaciones o encargos al legislador, no como normas de eficacia directa. Queda, en cualquier caso, la posibilidad de interpretar la Constitución conforme a la Carta, cuestión sobre la que Francisco Verdasco se muestra crítico porque sería tanto como dejar en manos del Estado, vía tratado internacional, la interpretación de la autonomía local; por lo que admite únicamente la posibilidad de interpretar la Carta, como cualquier otra norma sobre autonomía local, como mínimos superables. En relación a los Estatutos de Autonomía, para Fernando Verdasco, dos son las notas destacables de los nuevos estatutos: nueva distribución de competencias entre el Estado y cada Comunidad Autónoma; y regulación directa de algunos aspectos de la organización y la autonomía local en el propio texto estatutario. Se llega así, por un lado, a una situación de notable asimetría competencial entre Comunidades Autónoma en materia local; y, por otro lado, se observa que a partir de ahora, la autonomía municipal se garantiza frente a la ley no sólo por la Constitución, sino también por los Estatutos de Autonomía: proscripción de los controles de oportunidad; garantías de competencias propias sobre amplias materias de interés local; garantía de mayor autonomía para los grandes municipios; reconocimiento de las potestades de auto organización, de libre asociación y normativa; garantía de autonomía financiera y de gasto; atribución de poder tributario normativo, garantía de financiación de origen supralocal incondicionada; y garantía de conexión entre competencias o servicios y medios financieros. Francisco Verdasco se interna, a partir de aquí, a analizar la eficacia real de esas garantías, distinguiendo el caso de las garantías jurisdiccionales de los controles políticos. Así, por ejemplo, por medio del conflicto de defensa de la autonomía local (art 75 LOTC) las entidades locales pueden defender la autonomía local que les garantiza el Estatuto de Autonomía frente a las leyes del Estado, si bien en este caso no procedería una declaración de inconstitucionalidad, sino una preferencia aplicativa de la garantía estatutaria frente a lo dispuesto en la ley estatal. Por otro lado, se puede plantear la posibilidad de que los Estatutos de Autonomía incorporen controles políticos de la autonomía local garantizada por los propios Estatutos como el Estatuto catalán que ha diseñado un "Consejo de Gobiernos Locales" como órgano de representación con derecho de audiencia en la tramitación de los procedimientos legislativos y reglamentarios. Como es sabido, la configuración del régimen local es tarea primordial de la ley. Pues bien, a juicio de Fernando Verdasco, especial importancia tiene la nueva distribución territorial del poder por tres razones fundamentales: una, porque ahora disponemos de dos tipos de leyes de régimen local, la RECENSIONES 211 NUEVAS POLÍTICAS PÚBLICAS. Anuario multidisciplinar para la modernización de las Administraciones Públicas estatal (básica) y la autonómica (de desarrollo); dos, porque la regulación sectorial para las entidades locales cae mayoritariamente en el ámbito competencial de las CCAA; y tres, porque la tradicional regulación reglamentaria del Estado ha ido cediendo espacio a favor de la ley. Pues bien, en el derecho local la ley estatal cumple una triple función: uno, configura la planta local y fija las estructuras organizativas esenciales para el funcionamiento de las entidades locales; dos, regula el funcionamiento de aquellas entidades locales; y, tercero, establece estándares de autonomía local, necesariamente más elevados que los fijados por la Constitución. Ahora bien, como señala Francisco Verdasco, no toda norma estatal sobre régimen local contiene un estándar de autonomía local. Esta precisión es importante porque allí donde la ley estatal no establece estándares de autonomía, la posición de la ley es la común en el sistema constitucional. Admite, entre otras cosas, regulaciones posteriores (fundamentalmente por ley autonómica) que impongan nuevos límites o deberes a las entidades locales. En relación a un posible conflicto normativo entre estatuto de autonomía y legislación básica de régimen local, es preciso señalar que el Estatuto de Autonomía prevalece; dicho de otra manera, la LRBRL está infraordenada respecto al Estatuto "en el sentido que su contradicción implicará la inaplicabilidad de la norma básica estatal en ese territorio". Son varias las ocasiones en que el TC así lo ha entendido (STC 214/1989, STC 206/2001, STC 27/1987, por citar algunas) de tal forma que la LRBRL no cumpliría ya la función de mínimo normativo de la autonomía local en toda España, sino sólo allí donde esa regulación no resulte desplazada por el Estatuto de Autonomía; por lo que, a juicio de Fernando Verdasco, se pone en cuestión el propio concepto de norma básica como mínimo común denominador normativo para toda España. Otra cosa ocurre respecto a las leyes autonómicas, pues en nuestro sistema constitucional las normas básicas estatales pueden ser canon indirecto de validez de las normas autonómicas, de todas, no sólo de las normas autonómicas de desarrollo. Por RECENSIONES 212 ejemplo, en materia urbanística STC 213/1988. Ahora bien, que lo pueda ser no significa que efectivamente lo sea en todas las CCAA. Eso dependerá de la atribución de competencias de cada EA. En todas las CCAA existe competencia legislativa sobre régimen local, si bien las actuales leyes autonómicas tienen un carácter secundario en el conjunto del derecho local por el carácter fragmentario y limitado de la competencia legislativa autonómica; la funcionalización de la legislación básica estatal; y la propia falta de iniciativa legislativa. Incluso en aquellas comunidades que cuentan con una ley propia de régimen local, con frecuencia no ofrecen un modelo diferente al de la LRBRL. La única excepción puede ser la Ley de Régimen Local de Navarra. Diferente es el caso de la ley autonómica en las distintas materias sectoriales de interés y competencias locales: en algunas CCAA con fuerte iniciativa legislativa como Navarra o Cataluña las distintas leyes sectoriales atribuyen competencias a los municipios y regulan su forma de actuación. Asimismo, tanto el gobierno de España (art 97) como los gobiernos de las CCAA (art 152.1) disponen de potestad reglamentaria directa. En este caso el problema se centra en definir el alcance de esa potestad reglamentaria en el ámbito local. A juicio de Francisco Verdasco, lo normal habrá de ser que la regulación estatal o autonómica se canalice a través de las leyes; pues los reglamentos, en tanto normas complementarias y subordinadas a la ley, tendencialmente ocupan el nivel de ordenación normativa que el art 137 ha querido garantizar a los entes locales. Posiblemente, como concluye Francisco Verdasco y en aplicación del principio de autonomía local, el ámbito propio del reglamento gubernativo haya quedado reducido en buena parte a la fijación de especificaciones técnicas sobre aspectos o cuestiones trascendentes del estricto interés local. Y es que, se deduce de todo lo anterior, hoy día "las ordenanzas locales han de tener, por fuerza, unas posibilidades de regulación superiores a las que tienen las normas reglamentarias estatales de LA ADMINISTRACIÓN LOCAL RENOVADA DE ANDALUCÍA Joaquín Martín Cubas ejecución de ley". El poder normativo local goza hoy de fundamento constitucional directo: la garantía de autonomía local. Es más, el art 4.1.a) LRBRL contiene una concreta configuración del poder normativo local más allá de la garantía primaria del artículo 137 CE: una atribución universal de potestad normativa. Y, no sólo eso, también se puede identificar un criterio al menos supletorio de prevalencia aplicativa de las normas locales frente a los reglamentos estatales o autonómicos. de un órgano directamente representativo, exige una interpretación restrictiva de las reservas de leyes limitativas de la autonomía local, pues de otra forma "una intensa reserva de ley formal comportaría una acumulación de poder normativo en las instancias territoriales superiores contraria a la distribución territorial del poder diseñada en la Constitución". Por otro lado, la garantía constitucional de la autonomía local no es que excluya de raíz las reservas legales de ley pero sí se exige razón suficiente. Es verdad, por otro lado, que la ley prevalece sobre la norma local, pero la simple afirmación de esta jerarquía normativa no impide, por sí, la optimización del poder normativo local. El poder local no depende tanto de la subordinación jerárquica de sus normas como de la válida aprobación de leyes en ámbitos de interés local. La clave está en la extensión e intensidad de las normas supraordenadas. El derecho comunitario también vincula a las entidades locales. La cuestión controvertida es so la vinculación o conexión entre cada ordenamiento local y el derecho comunitario puede ser o no directa. A juicio de Fernando Verdasco, una ordenanza municipal contraria a un nuevo reglamento comunitario resulta ya inaplicable. Ahora bien, sólo será posible la ejecución directa de un reglamento comunitario si el municipio dispone de competencia específica en la materia y la materia no está reservada a ley. El poder local se encuentra limitado, desde luego, allí donde hay reserva constitucional de ley, pues en estas materias el legislador no puede renunciar a fijar algunos criterios legales mínimos. Pero allí donde no haya reserva legal y el interés local sea muy acusado, la función legislativa ha de ser también limitada (principal o de mínimos). Por lo dicho, no se puede hablar con propiedad de ámbitos constitucionalmente excluidos a la ley, sino, más bien, de diversos grados o intensidades de regulación legal constitucionalmente admisibles. A falta de una reserva constitucional expresa a lo sumo se podría argumentar que la reserva de ley en materia local proviene del propio principio democrático que exige que las materias relevantes o graves para la comunidad política se adopten por ley. Se dan estas reservas: para el Estado, al regular las bases del art 149.1.18; para las CCAA las reservas contenidas en la LRBRL; también se podría hablar de una reserva internacional de ley en virtud de la Carta. En cualquier caso, según Francisco Verdasco, el hecho de que la ordenanza local tenga una legitimación democrática directa, en el marco de un procedimiento que asegura el pluralismo político, en el seno Respecto a las relaciones entre reglamentos y normas locales, será la ley quien defina las mismas. Aún así, según Francisco Verdasco, el art 4.1.a) LRBRL, interpretado de conformidad con el principio constitucional de autonomía municipal, contiene, como hemos visto, un criterio residual de primacía aplicativa de las normas locales, frente a los reglamentos gubernativos. Así, pues y por ejemplo, hoy día el ROF carece de sustento competencial: la eficacia directa del ROF sólo puede darse en las CCAA que no hayan aprobado leyes de régimen local. Es más, se puede interpretar que donde no hay regulación expresa por la CCAA no hay laguna, sino una concepción amplia de la autonomía local. Por último, Francisco Verdasco analiza la pluralidad de formas normativas locales: la ordenanza, reglamentos orgánicos, bandos, decretos de alcaldía, planes urbanísticos, relaciones de puestos de trabajo. Este amplio elenco de formas normativas se articula en torno a dos criterios: el de competencia y el de procedimiento, aunque en realidad la articulación del poder entre todos los órganos municipales no se construye sobre criterios de jerarquía sino de compe- RECENSIONES 213 NUEVAS POLÍTICAS PÚBLICAS. Anuario multidisciplinar para la modernización de las Administraciones Públicas tencia. No hay preeminencia absoluta del pleno sobre el alcalde y la junta de gobierno, sino una distribución de poder equilibrada entre esos tres órganos. Precisamente por ello, según Francisco Verdasco, no resulta plenamente exacto hablar, como con frecuencia se hace en los últimos años, de parlamentarización del gobierno local. La jurisprudencia hasta hoy ofrece pocos criterios para identificar el ámbito propio de la ordenanza municipal. A lo más se puede afirmar que en la jurisprudencia prima una idea sustancial de ordenanza calificada por su forma de regulación y no por la materia a que se refiere: regulación con vocación de permanencia, con carácter general, fijando derechos y obligaciones para los administrados o refundiendo o armonizando normas preexistentes. Esto es, lo propio del pleno es regular con carácter general y abstracto las distintas materias de competencia local. Por eso, bajo la forma de ordenanza no pueden adoptar decisiones que caigan en la esfera competencial del alcalde. Con frecuencia la doctrina muestra una posición contraria a la atribución de poder normativo propio del alcalde. Más esta oposición no se ajusta a los términos de derecho positivo actual ni a la jurisprudencia constitucional. Se puede convenir que los bandos y decretos ocupan normalmente una posición secundaria RECENSIONES 214 o complementaria respecto de las ordenanzas y reglamentos municipales, pero no excluir su carácter de normas jurídicas. Por otro lado, el derecho local también ofrece ejemplos de formas normativas diferenciadas pero atribuidas a un mismo órgano de gobierno: el pleno. Es el caso del reglamento orgánico, el presupuesto, la plantilla de personal, los planes urbanísticos o los convenios colectivos. Se puede hablar aquí de una reserva de procedimiento. Estamos, pues, en presencia de una obra aclaratoria del intrincado sistema de fuentes en el derecho local cuya lectura es altamente recomendable, sino necesaria, para el operador jurídico en la vida de los gobiernos locales. La distribución territorial del poder fijada en la Constitución española de 1978, complementada por los Estatutos de Autonomía de las Comunidades, y la fijación del principio de autonomía para el poder local han alterado profundamente el paisaje jurídico en este ámbito de poder. El derecho local debe ser analizado a partir de la más reciente doctrina constitucional y después de las últimas reformas de los Estatutos de Autonomía desde unos nuevos parámetros de interpretación constitucional en los que Francisco Verdasco demuestra que se mueve con gran soltura sin renunciar por ello al rigor exigible a la buena doctrina administrativa y constitucional