¿Anorexia nerviosa purgativa o bulimia nerviosa purgativa? La

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¿Anorexia nerviosa purgativa o bulimia nerviosa purgativa?
Mohammed Jamil El Bahi
Psicólogo/Psicoterapeuta
Col: AN01915
www.psicoaverroes.es
La distinción entre los diferentes trastornos alimentarios, con sus
respectivos subtipos resulta difícil en la práctica clínica, debido al
considerable solapamiento de síntomas que presentan por lo general.
A veces cambios aparentemente menores en la conducta o en la
actitud del paciente, por ejemplo, la sensación de control o su
ausencia sobre la conducta compulsiva, puede cambiar el diagnóstico
de un subtipo de anorexia nerviosa (anorexia nerviosa tipo purgativo)
a otro subtipo de bulimia nerviosa. Otras veces, incluso un mismo
paciente puede cumplir los criterios de varios diagnósticos a lo largo
de la evolución de su cuadro y registrar cambios a nivel de conductas
y creencias.
A pesar de las controversias existentes en torno a la clasificación de
los trastornos de la conducta alimentaria, en la actualidad se perciben
como un continuo en el cual se agruparían principalmente en función
de la cantidad de peso perdido, grado de autocontrol y el empleo de
conductas reguladoras del mismo. La justificación de dicha
agrupación parte de las necesidades específicas de tratamiento que
requiere cada cuadro clínico.
El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSMIV (APA) subclasifica a los pacientes con anorexia nerviosa y bulimia
nerviosa en función primero del peso, ya que para el diagnóstico de
anorexia se requiere un peso por debajo de lo normal (IMC inferior a
17.5) y en segundo lugar de la presencia o ausencia de conductas
purgativas aplicadas al control del peso: vómitos autoinducidos, uso
de laxantes y enemas, uso de diuréticos, etc. En este sentido, se
distingue entre la forma restrictiva de la anorexia nerviosa y la forma
compulsiva-purgativa de la misma. El paciente es incluido a una u
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otra categoría en función de la presencia o ausencia de atracones y
conductas purgativas entre sus síntomas.
De igual modo, en lo relativo a la Bulimia nerviosa, el DSM-IV
diferencia entre el subtipo purgativo y el subtipo no purgativo, siendo
característico de los pacientes del primer grupo la autoprovocación
del vómito y el uso de laxantes, diuréticos..., con el fin de controlar el
peso, en tanto que los pacientes del grupo bulimia nerviosa no
purgativa suelen aferrarse a otras medidas compensatorias, tales
como la dieta o el ejercicio excesivo.
La anorexia purgativa, se enmarca dentro de la anorexia nerviosa,
pero a diferencia de la anorexia restrictiva, guarda semejanzas con la
bulimia nerviosa ya que la persona alterna periodos de restricción con
atracones o purgas recurrentes que se compensan con vómitos,
laxantes y/o diuréticos..., estando la paciente con un peso muy por
debajo de lo normal para su edad y estatura .La anorexia purgativa
se asocia con la anorexia restrictiva ,la cual se produce con
posterioridad como consecuencia de la restricción alimentaria ,el
orden inverso también es posible.
La paciente con anorexia purgativa suele utilizar los atracones como
forma de mitigar los repetidos ataques de hambre que experimenta y
posteriormente, vomita o se purga para mantener su peso en niveles
muy bajos; de manera que le permite deshacerse de todo lo
consumido. Desde el punto de vista de salud física, aunque la
frecuencia de las comilonas no sea tan frecuente como el caso de la
bulimia nerviosa purgativa, quizá sea éste el tipo de trastorno a de la
conducta alimentaria de mayor riesgo ya que el paciente no sólo
sobrelleva los efectos de la inanición, sino además impone a su
cuerpo el efecto de una sucesión de atracones seguidos de purgas o
vómitos.
Al igual que la bulimia purgativa, es característico sentir vergüenza y
sensación de pérdida de control y por estas razones, es muy probable
que la anoréxica bulímica sea más propensa a la depresión.
En la bulimia nerviosa purgativa, la paciente suele presentar un peso
normal, o incluso, superior al que corresponde a su talla. Aunque la
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paciente está tan obsesionada con el peso y la talla como la paciente
con anorexia, mantiene su peso dentro de unos límites aceptables.
Por esta razón, este tipo de trastorno suele pasar desapercibido., por
la falta de signos visibles. La paciente con bulimia nerviosa purgativa
suele comer en público y hasta puede llevar una “dieta normal” (al
contrario que en la anorexia bulímica), recurriendo a los atracones
para aliviar la ansiedad interna extrema. No obstante, su conducta
alimentaria es tan desadaptativa como la de cualquier otro paciente
con trastorno alimentario. Su patrón de alimentación suele ser
irregular; su ingesta depende de si está en pleno atracón o
recuperándose de él. Los atracones y los vómitos se convierten en un
ciclo que domina su vida cotidiana. Su conducta le suele provocar
autodesprecio hacia sí misma y sensación de falta de control que se
generaliza a otros ámbitos, la paciente teme renunciar a ella por
temor a engordar.
El objetivo de la delgadez se considera como algo primordial tanto en
la bulimia nerviosa tipo purgativo como en la anorexia tipo purgativo.
A menudo, la bulimia nerviosa es posterior a una anorexia restrictiva.
Los episodios de descontrol alimentario (atracones) que suelen actuar
como eje de los comportamientos purgativos, pueden presentar
grandes diferencias cuantitativas y cualitativas entre pacientes
anoréxicos y bulímicos, de manera que, mientras que en los
pacientes bulímicos tipo purgativo ,los métodos purgativos pueden
ser verdaderamente “compensadores”, en el sentido de contribuir a
evitar el sobrepeso derivado de una ingesta alimentaria masiva, sin
embargo , en los pacientes con anorexia nerviosa purgativa son un
método de “sobre-restricción”, al asentar sobre una conducta
alimentaria ya de por sí mermada, en la que la consideración de
“atracón” del episodio no vendría en cierto sentido dada por la
cantidad desmesurada de comida ingerida, sino por la sensación
distorsionada del paciente de que las cantidades ingeridas son
excesivas o de que su ingesta ha sido descontrolada. Las anoréxicas
controlan meticulosamente la ingesta de alimentos y eso calma su
ansiedad ya que les hace sentir control sobre sí mismas. Por esta
razón es más probable que una bulímica admita tener un problema,
debido a la sensación de falta de control, mientras que a una
anoréxica le costará mucho más admitir su necesidad de ayuda.
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A nivel emocional y patológico, los pacientes con conductas
purgativas, por otra parte, parecen presentar rasgos específicos,
tanto en el caso de la anorexia nerviosa como de la bulimia nerviosa.
Así, los pacientes que presentan anorexia purgativa tienden a tener
más antecedentes de sobrepeso y a ser más estrictos en el control
ponderal que las anoréxicas restrictivas, presentando mayor dificultad
para el control de impulsos. Las anoréxicas tipo purgativo además de
compartir elementos con la bulimia nerviosa en cuanto a
características
comunes
,
presentan
mayores
niveles
de
psicopatología y mayor número de conductas autoagresivas que las
pacientes con bulimia no purgativas, siendo más frecuente, entre
ellas el consumo de tóxicos, tienden a ser más impulsivas,
sexualmente más activas y con mayor predisposición a la depresión.
Ambos tipos comparten esquemas disfuncionales en torno al peso y la
figura. Su preocupación casi obsesiva por la comida, el peso y la
percepción negativa de su imagen, acentúa su sensación de fracaso,
baja autoestima al no lograr el "cuerpo ideal”, aumentando así su
vulnerabilidad y sus dificultades a nivel interpersonal y socio-familiar
(bajo rendimiento académico, problemas laborales, aislamiento y
deterioro de las relaciones sociales y familiares).
A nivel físico, el recurrir a las conductas purgativas en ambos tipos
puede llegar a generar distintas alteraciones físicas considerables:
Determinados
cambios
electrocardiográficos,
complicaciones
gastrointestinales alteraciones metabólicas entre otras, favoreciendo
la aparición de complicaciones clínicas específicas que dificultan más
aún el abordaje terapéutico de estos pacientes.
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