CREADOS PARA AMAR La Iglesia, a través de todas las conferencias episcopales del mundo, se vale de mensajes pastorales para transmitir la doctrina en relación con realidades humanas de trascendental importancia. Es el caso del mensaje pastoral sobre el matrimonio católico de 1987. Lee con atención los parágrafos 37 y 38 de dicho mensaje, al respecto: Desde los mismos albores de la historia, el ser humano se entendió a sí mismo como alguien necesariamente vinculado con otros seres y necesitado en especial de una compañía de su misma naturaleza para compartir con ella su existencia. Ha sido constante persuasión de la filosofía y de la ciencia definir al ser humano como un ser en relación, es decir, llamado a la comunión con los demás. En esta realización y en esta apertura es donde encuentra la plena realización de su ser, mientras que la soledad es causa de frustraciones y de enfermedades. Esta tendencia innata a abrirse a otros no se agota ni se queda satisfecha con relaciones interesadas, superficiales e impersonales; por el contrario, el ser humano busca otras que, partiendo de lo más hondo de su propia persona, lleguen también a la profundidad personal del otro, para formar así la comunión y el desinteresado intercambio que configuran el amor humano. El amor verdadero no es sólo una característica entre muchas, sino que constituye “la vocación fundamental e innata de todo ser humano”. Y así tiene que ser, puesto que ha sido hecho a imagen y semejanza de Dios, de Dios que es amor. SER COMPLEMENTO DE ALGUIEN Querido amigo o amiga: Inmenso el poder de Dios. ¿Habrá algo más reconfortarle que doblar las rodillas en tierra mientras el sol quema nuestra espalda, y vamos desenterrando uno a uno el fruto de aquella semilla que unos meses atrás hemos sembrado? ¡Sudorosos pero llenos de felicidad tomamos en nuestras manos esos manojos fecundados, y nos parece mentira que ese granito pequeño que habíamos enterrado, al morir, brinde nuevos frutos! Leemos en el libro del Génesis y encontramos la narración de la creación por parte de Dios. Él interviene personalmente en la creación de la primera pareja humana. Dios quiso que cada uno fuera distinto y complementario del otro. Y en el alma del hombre y de la mujer infundió esa mutua atracción. De ahí la manifestación y sostenimiento del amor en la pareja, y cuando el noviazgo es plenamente consciente y libre colma de felicidad la vida conyugal. Joven amiga o amigo: si te quedas con el placer y rehúsas la obligación, si piensa en la posesión del cuerpo pero no del alma, si pretendes sólo saciar tu egoísmo, el hastío acabará con tu vida, y tú acabarás con la hermosura de ser complemento de alguien especial. Si bien es cierto que las costumbres han cambiado y se van introduciendo cada vez más en los auténticos valores del ser humano, menospreciando algunas veces los sentimientos y la sensibilidad del verdadero amor, esto no justifica dejar de lado el fondo del alma que conoce y expresa quiénes somos. Por eso, joven amigo o amiga, trata con los amigos que quieras, date tiempo para conocerte y apreciar tu entorno, de crecer y madurar en el ámbito psicológico y biológico, en el ámbito mental y espiritual, de tal manera que dependa de ti el respeto, el amor digno y puro, no se trata de ser “zanahorio” o “zanahoria” (expresión que designa persona tonta, lela, simplona, sin malicia, ingenua), sino de aprender a ser libre y auténtico o auténtica. Recuerda que amar no es flirtear. Fraternalmente; Fr. Mario Gómez Villegas, OFM