Salgo de mí y me dejo tocar por ellos… como María

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Salgo de mí y me dejo
tocar por ellos… como María
LLAMADAS DE CONVERSIÓN
La conversión empieza cuando se reconoce que la llamada del
Señor va dirigida a cada uno de nosotros, de manera muy personal,
y cuando empezamos a dar pasos concretos para responder a ella.
Dudo mucho de que un reto tan importante a nivel colectivo como el
de “salir de prisa, con María, hacia una nueva tierra” pueda llevarse
a cabo si no se da al mismo tiempo un desplazamiento, un itinerario
interior en cada uno de nosotros. ¿Tendremos la audacia de
ponernos en camino, tras los pasos de María de la Visitación, que
concibió a Jesús en su corazón antes que en su seno?
LLAMADA:
UNA PRESENCIA FUERTEMENTE SIGNIFICATIVA
ENTRE LOS NIÑOS Y JÓVENES POBRES
Queremos ver el mundo con los ojos de los niños y jóvenes pobres y cambiar
nuestros corazones y actitudes como lo hizo María.
Nos sentimos impulsados a actuar con urgencia para encontrar estilos nuevos y
creativos de educar, evangelizar, defender los derechos de los niños y jóvenes
pobres, mostrándonos solidarios con ellos.
Afirmamos que la evangelización es el centro y la prioridad de nuestras acciones
apostólicas, proclamando a Jesucristo y su mensaje (Mendes).
Como Hermanos y laicos Maristas, que vivimos en el mundo globalizado de hoy,
estamos llamados a tener un horizonte internacional en nuestras mentes y
corazones.
El futuro del mundo depende del aliento de los niños que van a la escuela.
Soñar sin actuar es huir de la realidad.
1.- Textos para la reflexión personal.
1.1.- ¿Se acuerdan Uds. como era ver el mundo a través de los ojos de un niño? Si lo han
olvidado, permítanme que refresque su memoria. Los niños se centran en lo obvio, en lo que los
adultos vemos claramente pero que nos empeñamos en ignorar. Muy a menudo, las noticias que
nos traen son claras, dichas sencillamente y con honestidad.
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Esta mañana, al inicio de nuestro XXI Capítulo general, les invito a tomar como propios los
ojos de los niños pobres. Porque debemos valorar, lo que podamos y lo más completamente que
nos sea posible, hasta qué punto la vida y la misión de los Hermanitos de María de Marcelino
Champagnat son vividas hoy con celo y pasión, en consonancia con las llamadas de la Iglesia y
los signos de los tiempos. Debemos preguntarnos si, como nuestro fundador, estamos o no, por
encima de todo, enamorados de Jesucristo creíblemente visible entre los niños pobres y los
jóvenes que captaron el corazón de Marcelino. (Sean Discurso al Cap. Gral.)
1.2.- Creemos que la llamada es absolutamente clara en su objetivo y no deja mucho lugar para
las interpretaciones: “avanzar… en la cercanía a los niños y jóvenes más pobres y
excluidos”. Los capitulares, aún reconociendo el trabajo llevado a cabo en nuestras
instituciones educativas, expresan un sentido de urgencia, pues “nos queda mucho camino por
recorrer”: “avanzar… decidida e inequívocamente”; “nos quema el deseo de que nuestras
instituciones sean más evangelizadoras y promotoras de justicia”; “buscamos nuevas
presencias que expresen nuestra opción preferencial por los pobres”. El Capítulo nos ofrece
además dos grandes ejes como criterios para evaluar nuestras obras educativas: “la
evangelización y la opción preferencial por los pobres y excluidos”.
La llamada dirigida al Instituto es inequívoca, pero nuestra percepción es que, en realidad, se
dan entre los hermanos “profundas diferencias de opinión” sobre esta cuestión. ¿Cómo llevar
a cabo un mandato tan claro como el de “impulsar el desplazamiento y las nuevas presencias de
hermanos, comunidades y obras hacia los pobres” y al mismo tiempo contribuir a superar esas
diferencias de opinión que han creado barreras invisibles entre nosotros?
Hemos transmitido nuestro profunda convicción de que ésta es una llamada para unir y no para
dividir; para aunar fuerzas más que para gastarlas en discusiones estériles: todos estamos
llamados a “avanzar… en la cercanía a los niños y jóvenes más pobres y excluidos”,
aunque no todos estamos llamados a hacerlo de la misma forma, como ya reconocía el XIX
Capítulo general. (Informe del Cons. Gral. al XXI Capítulo).
1.3.- De unos años a esta parte se ha escrito y se ha hablado mucho y con vehemencia sobre
las obras de nuestro Instituto y los niños y jóvenes pobres que componen una buena parte de
la actual población mundial. ¿Qué relación existe entre ambas cosas? O enfocando mejor la
pregunta: a la luz de nuestro carisma, del voto de pobreza y las llamadas de la Iglesia y los
Capítulos generales y provinciales a servir a los marginados de la sociedad, ¿dónde hemos de
invertir nuestras energías apostólicas como grupo en estos momentos y en el futuro?... Pero la
mayoría de los Hermanos no ha llegado todavía a dar las respuestas finales a esas mismas
preguntas. Cada vez que lo han intentado han salido a la superficie profundas diferencias de
opinión…
Enseguida surge la interpelación: “¿Nos están diciendo que tenemos que abandonar un
sistema de escuelas que ha costado muchos años organizar y que se ha mantenido con el
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sacrificio de tantos?”. Estas instituciones –señalan- han constituido un medio adecuado de
evangelización y nos han permitido ofrecer un inestimable servicio a la Iglesia así como al
tejido social de los países donde están establecidas.
Por lo tanto, ninguno que se precie de ser un miembro del Instituto de Marcelino está
excusado de plantearse el desafío de nuestras obras en relación con la población de los niños
y jóvenes pobres de nuestro mundo. Y hay varias formas de empezar a hacerlo. Una es
fomentar el espíritu de celo y entrega personal en nuestra vida apostólica. Otra manera de
ayudarnos a conocer mejor las realidades de los que nos rodean es abrazar en la mayor
medida posible las condiciones de vida de los más desfavorecidos entre aquellos que
atendemos. Vivir insertos entre los marginados de la sociedad también nos da más
credibilidad como evangelizadores…
QUIÉNES SON LOS POBRES. Sea cual sea el modo de describir la pobreza o el rostro
que presenta en la situación que nos rodea, cuando el fundador habló de los pobres, él se
refería claramente a los niños y jóvenes que eran económicamente débiles. Es preciso tener
esto bien en cuenta, ya que en nuestro mundo hay unas cuantas formas de pobreza y al menos
otras tantas definiciones. Pero como hermanos de Marcelino no estamos llamados a dar
respuesta a cada una de ellas.
¿Cuál es la razón de que numerosos Hermanos y seglares se muestren reacios a abrazar la
opción por los pobres? Seguro que no es por mala voluntad. Más bien se debe a que unos
cuantos tienen miedo al cambio radical que creen que se producirá en el Instituto y en la
Iglesia si se toma una iniciativa de esa índole. De ahí que traten de evitar o evadirse del
asunto, ya sea restándole importancia o tergiversando su significado.
El Capítulo reafirmó la importancia de la educación como ámbito privilegiado de
evangelización y de promoción humana. Pero, como hemos comentado insistentemente, la
asamblea recogió el deseo ardiente de que nuestras instituciones sean claros signos de
valores evangélicos en cuyo entorno se promueve la justicia social. Al proclamar el derecho de
la educación para todos, nos desafiaron a encaminar nuestra misión marista en esa dirección.
2.- TRABAJO PERSONAL.
 Dedica todo el tiempo que necesites para pasar de la lectura a la mente, y de la
mente al corazón. Trata de escuchar al Espíritu y deja que marque tu norte.
 Señala las frases que en este momento más te interpelan.
3.- COMPARTIR.
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«Somos audaces para penetrar en ambientes quizá inexplorados,
donde la espera de Cristo se manifiesta en la pobreza material y
espiritual... Permanecemos siempre abiertos al Espíritu Santo, que
nos interpela a través de la realidad de sus vidas y que nos
impulsa a acciones valientes» (C. 83).
3.1.- ¿Qué respuesta das tú a las llamadas de la Iglesia y de nuestros últimos Capítulos
Generales que nos invitan a orientar el Instituto hacia los desfavorecidos?
3.2.- ¿Qué pasos darías para implicar a todos y cada uno de los hermanos de la unidad
administrativa, así como a los seglares Maristas?
4. Volver a escuchar
“Los pobres nos evangelizan al estar entre ellos”.
El niño Justo y sus hermanitas
Mientras la mayoría de niños descansa, Justo trabaja.
Cuando todos duermen, sus hermanas ya están cocinando.
Desde que su madre murió, la vida no ha sido la misma.
Fue el propio Justo quien tuvo la idea de trabajar. Se le ocurrió un día, cuando vio a su abuela
enferma. “Si quiero seguir estudiando voy a tener que pagar yo mismo mis cuadernos”, reflexionó. A
sus 12 años comprendió que era tiempo de ser adulto. Así que fue a la parada de camionetas y les
pidió a los choferes que lo contrataran. Ahora tiene uno de los empleos más peligrosos en este país:
es ayudante de piloto. Los sábados y domingos trabaja de 8 de la mañana a 8 de la noche y gana
Q15 diarios. Sus hermanas Vitia, Flor y Esperanza se levantan a las 3:30 para preparar comida que
van a vender a la puerta de una fábrica cercana de donde viven, el asentamiento La Paz, en Villa
Nueva. Terminan justo a tiempo para llegar a clases.
Flor y Esperanza, de 12 y 14 años, van a estudiar, pero Vitia, de 16, no. Tiene que quedarse a
preparar lo que venderán al final de la tarde y a ayudar a la abuela. La infancia de los niños terminó
hace ocho años, cuando su madre falleció.
Un dolor fuerte en el vientre la obligó a salir de madrugada a buscar un médico. En el hospital de
Amatitlán le dijeron que esperara al especialista. La madre esperó. Y esperó más. Cuando habían
pasado cuatro horas decidió viajar a la capital, pero ya era tarde. Murió ese mismo día.
Fue entonces cuando los cuatro niños crecieron de golpe. Se quedaron al cuidado de la abuela, que
padece de presión alta y hace milagros para darles alimento a sus nietos.
¿Qué les gustaría recibir por Navidad?, no piensan en juguetes o cosas materiales. Vitia levanta la
vista, tratando de disimular las lágrimas y dice: “Yo lo único que quiero es seguir estudiando”.
Esperanza quisiera poder subir de grado en la escuela, tiene 12 años y va a primero primaria, su
maestra descubrió que es disléxica y por ello no logra aprender a leer y escribir. Aunque Esperanza
piensa que sus problemas escolares se deben a la “tristeza”: “todos hablan de su mamá y como yo no
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tengo me pongo triste”. Flor añora una fiesta donde se reúna a su familia, falta un año para que
cumpla 15, pero ella ya sueña con su vestido. De mayores, Flor y Esperanza quieren ser maestras;
Vitia, aeromoza, y Justo quiere ser conductor de bus. La abuela desea dejar de temblar de miedo
cada vez que Justo tiene que ir a las camionetas. Ya vivió un asalto y no sabe ni cómo se salvó de las
balas, “Dios me lo cuidó”, dice segura.
Los sueños caben en la pequeña casa de tablones de madera, lámina roída y piso de tierra donde
viven. Los sueños son lo único que iluminan la vivienda gris, en el filo de un barranco, a la sombra de
un sol que se niega a salir.
“Si ponemos fe en Dios y realizamos las cosas con
perseverancia todo se puede lograr”
¡Hola! Me llamo Jorge Benito Romero Ramírez soy un joven con capacidades diferentes no
puedo caminar lo hago con ayuda de muletas, vivo con mi abuelita, mis tíos y primos por
parte de mi padre, en un barrio rural llamado la Guatara, a 20 minutos de Macará, Provincia
de Loja, país Ecuador. Mi madre me abandono cuando yo tenía 8 meses y mi padre se hizo
de otro compromiso y vive en otra ciudad de Ecuador.
Para llegar al colegio a tiempo tengo que madrugar, pagar un carro y llegar al colegio, en la
actualidad en mi país hay mucha ayuda para las personas con capacidades diferentes y
estoy en un programa impulsado por el MIES, en el que me ayudan para solventar los gastos
de mis estudios.
Con mi abuelita tengo mucho cariño y lo suficiente para vivir aunque a veces pasamos
algunos aprietos, lo que más admiro de ella es su perseverancia porque yo me rehabilite
físicamente y también que trate de ser otra persona. Es así que me apoya para que siga
estudiando a pesar de mis limitaciones.
Uno de los momentos más felices de mi vida fue llegar a estudiar en la Unidad Educativa
Marista de Macará y sentir la aceptación y apoyo de mis compañeros y profesores y ver
cómo me toman en cuenta para participar en las diferentes actividades programadas por la
institución, algunas veces me siento triste cuando no puedo hacer lo que mis compañeros
hacen, jugar futbol, basket o correr. En fin tengo que aceptar mi realidad y seguir siendo feliz
y más aún ahora que ya mismo iniciamos clases y me voy a volver a encontrar con mis
compañeros seguir apoyándonos y continuar adelante. El mensaje que yo les daría a los
jóvenes es que no se rindan que si ponemos fe en Dios y realizamos las cosas con
perseverancia todo se puede lograr.
¿Qué pasos significativos debería dar usted primero y también debiéramos dar en
nuestra Provincia (o en el Sector):
a) Para que los hermanos realmente fuéramos expertos en la evangelización de los niños y de los
jóvenes (pobres).
b) Para que los hermanos realmente fuéramos expertos en la defensa de los derechos de los
niños y jóvenes pobres?
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5. ATRÉVETE A: VER EL MUNDO CON OJOS DE UN NIÑO POBRE
“Retomo el punto donde empezó Sean, al inicio de este Capítulo. Me parece que fue
muy inspirador. Ha sido una gran motivación para nuestro Capítulo, y lo hemos
repetido más de una vez: “ver el mundo desde abajo”.
Recuerdo algo que ocurrió hace más de veinte años. Hubo una iniciativa en Madrid
en la que se invitaba a la gente a que, por un día, vivieran como mendigos, como
pobres que piden limosna. Varios hermanos escolásticos hicieron la experiencia de
sentarse en un pasillo del Metro y mendigar. Fue muy interesante analizar las
reacciones de las personas, unos se acercaban, otros decían una palabra… Por un día
pudieron ver el mundo desde abajo.
En el Informe del Consejo general, recordarán que hablábamos de las víctimas de la
globalización y cómo los niños son las primeras víctimas. Y el Papa actual, en su homilía
de la noche de Navidad, hacía mención de estos niños a los que se niega el amor de sus
padres; hablaba de los niños de la calle, de los niños soldados, de los niños víctimas de
la industria de la pornografía u otras formas abominables de abuso. Y decía
literalmente: “El Niño de Belén nos invita a hacer todo lo posible para que termine la
tribulación de esos niños, a hacer todo lo posible para que la luz de Belén llegue al
corazón de los hombres”.
¿Qué aprendizajes, qué tareas nos podemos llevar para casa?
a) Seguir esa invitación del Papa a hacer todo lo posible. Hacer todo lo posible para
seguir avanzando en el camino de poner al Instituto, prioritaria y visiblemente, al
servicio de los niños y jóvenes pobres, cualquiera que sea el rostro de esa pobreza. En
nuestras obras actuales, en obras nuevas… hacer todo lo posible. Y cuando miramos el
mundo a través de los ojos de los niños pobres reconocemos también el eco de esa
pregunta que me encontré en el famoso libro “¿Quién se ha llevado mi queso?” –un
libro para hombres de negocios muy famoso en su tiempo-. ¿Qué harías si no tuvieras
miedo? Esa es, probablemente, una buena puerta para hacer todo lo posible.
b) Expertos en la evangelización y en la defensa de los derechos de los niños y los
jóvenes
Me parece que hay dos aspectos muy vinculados a estas opciones de futuro. El H.
Sean, en su Circular sobre la vida apostólica, decía que ojalá se nos pudiera reconocer
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en el futuro como expertos en la evangelización de los niños y los jóvenes. A través de
la Pastoral Juvenil Marista, pero también en todos nuestros centros, sean del tipo que
sean: ser expertos en evangelización. Y yo añadiría también: ser expertos en la defensa
de los derechos de los niños y de los jóvenes. Ojalá que dentro de ocho años, cuando
miremos hacia atrás, podamos decir que el Instituto ha dado pasos muy significativos
en esta dirección.
Nos alienta para ello Janus Kostka, un célebre psiquiatra infantil polaco, escritor,
pedagogo, defensor de la causa de los niños, que murió en Treblinka, en un campo de
exterminio, donde había sido deportado con los niños de su orfanato a quienes rehusó
abandonar. Escribió esto: “Ustedes dicen que ocuparse de los niños es agotador; y
tienen razón. Y agregan que esto cansa porque debemos ponernos a su nivel: tenemos
que rebajarnos, inclinarnos, encorvarnos, empequeñecernos… Pero hay algo en lo que
ustedes se equivocan: Lo que más cansa no es esto, sino el estar obligados a elevarnos
hasta la altura de sus sentimientos, levantarnos, estirarnos, ponernos sobre la punta de
los pies, acercarnos a ellos pero sin herirlos”.
6. Para tu reflexión y oración
 Entra en el corazón del texto del Apocalipsis: 21, 1-5
 ¿Qué cielo y qué tierra nueva ves posible en tu entorno? ¿Cómo podría ser ese cielo y
esa tierra nueva en tu comunidad, en tu colegio, en tu país?
 ¿Qué lágrimas ha secado Dios por tu intermedio este año?
 En este próximo año, las lágrimas de qué niños y jóvenes pobres o de qué situaciones
concretas, cercanas a ti, querrá secar Dios por tu intermedio?
 Contempla la morada de Dios entre los hombres. Es tu comunidad. Son tus alumnos y
tus colegas. Es tu familia. Es esa persona que te cuesta aceptar o convivir con ella.
Contempla a Dios en esas moradas. Toma Mt 25, 31-46 y examina rostros concretos
aplicables a las situaciones que plantea Jesús. ¿Sientes alguna llamada especial?
 Todo lo antiguo ha pasado: ¿Cuál es el rostro rejuvenecido que Dios quiere para el
Instituto hoy? ¿Cuál es el rostro rejuvenecido que te gustaría ver en tu Provincia?
 ¿Qué te ilusiona de los mensajes de hoy, tanto bíblicos como de los Superiores
generales? ¿Hay algo que te produce temor, desconcierto? ¿Brotan en tu interior
algunas resistencias? Que esas ilusiones, temores o resistencias sean materia de tu
oración, de tu diálogo amoroso con quien sabes golpea amorosamente, a diario y de
muchas maneras, tu corazón.
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 No puedes hacer hoy la experiencia de transformarte en un mendigo de Quito y ver el
mundo desde esa situación. Pero sí puedes hacer el esfuerzo de situarte en los ojos de
un niño o de un joven pobre y describir el mundo que ves. Inténtalo y escríbelo.
 ¿Qué han significado los niños y los jóvenes pobres en mi vida?.
 ¿Qué llamados a la conversión experimento? Proyecciones hacia el futuro.
Anótalo todo para, con ello, elaborar tu Proyecto Personal.
 Dedica un tiempo grande para orar todo esto que late en tu corazón. Escribe esa
oración si lo crees necesario y te puede ayudar a concretar las cosas y las
llamadas.
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