se informa que existe un “enorme porcentaje de enfermos (oficiales

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DECADENCIA DE LA INSTITUCIÓN (1916-1942)
se informa que existe un “enorme porcentaje de enfermos
(oficiales y tripulantes) por lo que la situación de cada uno de
los repartos navales se hace desesperante”.
Por ejemplo, se manifiesta que el teniente de fragata Rafael
Moran Valverde sufre de diabetes y cuando es dado el pase al
cañonero “Calderón” se encontraba enfermo con paludismo.
Otros casos: teniente de fragata Ing. Abraham Game (colibacilo
intestinal), alférez de fragata César Endara (un absceso en la
ingle), alférez de fragata asimilado Darquea (órganos interiores
lesionados).
Capitán de fragata Rafael Morán Valverde, héroe del combate naval de Jambelí.
Archivo Histórico del Inhima.
A finales de junio se dispone trasbordos en la Marina; al teniente de fragata César Puente
Godoy del cañonero “Calderón” le trasbordan al Buque Escuela “Presidente Alfaro”; en el
“Calderón” le nombran comandante al teniente de fragata Rafael Morán Valverde y al alférez
de fragata Cesar Endara que estaba de oficial artillero va de segundo comandante; el alférez
de fragata Manuel Nieto Cadena es trasbordado de la Capitanía de Guayaquil al cañonero
“Calderón” como oficial artillero.
Una vez recibido el cargo de oficial artillero del cañonero “Calderón”, la primera gestión del
alférez Nieto fue verificar el estado de funcionamiento de los cañones y sus proyectiles de 3
pulgadas, que eran reconocidos como “viejos”; estos fueron utilizados permanentemente
entre 1913 y 1916 durante la participación de la Armada en la revolución de Carlos Concha
en Esmeraldas y la munición con seguridad era la adquirida por el general Alfaro para ser
utilizados durante el problema limítrofe que se presento con Perú en 1910 (arbitraje del rey de
España era beneficioso para Perú) y estaba guardada en el Fuerte de Punta de Piedra ubicado
en la rivera del río Guayas, a unas millas al sur de Guayaquil.
Unos días antes, esos proyectiles fueron reactivados por el alférez Endara, pero no se habían
hecho ninguna prueba, ni de los proyectiles peor de los cañones; pero como ya se preveía muy
cercano el ataque del Perú, a pesar de que la Armada no estaba preparada en cuanto al material
para la defensa del país; los buques, al menos los considerados “operativos” debían alistarse
de alguna forma. Esto era debido a que no se podía obtener la autorización del Comandante
General de Marina para mover el buque y hacer las pruebas de los cañones y la munición,
debido a la situación económica del país, que en general era desastrosa; no había dinero ni para
realizar el mínimo mantenimiento de los buques.
A mediados de mes de julio el Comandante de Marina da la orden de que el buque “Calderón”,
salga a verificar si a través del canal que existe junto a Punta de Piedra, podía este buque pasar
del río Guayas al estero Salado. Estando navegando muy despacio en esa dirección, ayudados
de una sonda manual, mas o menos a una media hora, el buque se quedó varado, quedando
muy “graciosamente” encima de un banco de arena; en esas circunstancias se decide hacer la
prueba de los cañones.
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