Diablitos contra invasores

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Diablitos contra invasores
Redacción Travelview
La comunidad Boruca continúa siendo una de las manifestaciones más interesantes de la cultura indígena en Costa Rica. Sus
asentamientos se extienden a unos 30 kilómetros al suroeste de la localidad de Buenos Aires, donde conviven con sus
tradiciones ancestrales. Una de las expresiones más famosas de su identidad la constituye la llamada Danza de los Diablitos,
una fiesta que se remonta a la época de colonización española y que simboliza la encarnizada lucha entre los
conquistadores y la comunidad indígena. La fuerza del invasor español se representa con el toro y los diablitos son los
indígenas que luchan por defender sus costumbres, creencias y lengua propia. El baile suele durar tres días (con sus noches)
y se inicia el 31 de diciembre de cada año. “Esta fiesta simboliza la encarnizada lucha entre los conquistadores y la
comunidad indígena. El toro representa al conquistador y los diablitos a los nativos” Un ritual cuasi sagrado rodea
a este baile. Sacos y chaquetas viejas sirven para disfrazar a los indígenas que toman parte en la fiesta, aunque lo más
destacado de todo son sin duda las máscaras que llevan. Se trata de auténticas obras de arte esculpidas en madera de
cedro y pintadas con mucho esmero. Cada una de ellas es distinta y el que la confecciona la dota de los rasgos y la
expresión que desea mostrar en la fiesta. La máscara del toro también suele realizarse en madera y se le añaden unos
falsos ojos de vidrio. La persona que se disfraza del animal lleva un armazón de bejuco que dota de gran volumen a la
prenda. Por otro lado, los diablos menores deben respetar en todo caso las indicaciones de los diablos mayores y del jefe,
que indican cómo debe desarrollarse el juego. La música es otra parte indisoluble de la Danza de los Diablitos. La flauta, el
tambor, el acordeón e, incluso, el violín y la guitarra marcan el ritmo de la representación teatral. Para los tres días de fiesta
se preparan con antelación especialidades autóctonas como los tamales y la chicha.
La danza empieza con el nacimiento de los diablitos en la noche anterior de la fiesta. El grupo de nacidos pasa cantando
casa por casa, donde se les ofrece comida y bebida. Desde el primer día aparecerá el toro en escena, que acabará matando
uno a uno a todos los diablitos y, por último, al Diablo Mayor (que representa al cacique). Tras los asesinatos, el toro corre a
refugiarse al monte, pero los diablitos reviven y comienzan a buscarle. Finalmente dan con él y le matan. En la última parte
de la fiesta los diablitos celebran el triunfo sobre el invasor, paseando el “cadáver” del toro y bebiendo su “sangre” (la
chicha), para después acabar quemando sus restos en la hoguera.
“Los diablitos celebran el triunfo sobre el invasor, paseando el cadáver del toro y bebiendo su sangre,
representada con la chicha” En la actualidad esta gran fiesta es un reclamo turístico de primer orden, sobre todo para los
viajeros que se encuentran en el Valle Central y, en concreto, en localidades como San Isidro General, Buenos Aires, Palmar
o Golfito. Si te animas a visitar a los Boruca y a disfrutar de esta simbólica danza no olvides llevar la cámara de fotos.
Recuerda también que a los extranjeros no se les deja participar en la danza, aunque sí convertirse en espectadores
privilegiados. Además de con la Baile de los Diablitos, el pueblo Boruca cuenta con muchas otras costumbres ancestrales,
una interesante tradición oral e, incluso, una lengua propia. Si quieres descubrir más sobre su cultura visita esta página web:
http://www.boruca.org/es/
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