el éxodo en la historia de la salvación

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ANGELO PENNA
EL ÉXODO EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN
L'Esodo nella storia della salvezza, Rivista Bíblica Italiana, 15 (1967) 337-356
A propósito del tema de la liberación de Egipto, la bibliografía reciente registra un
cambio notable de enfoque y de centros de interés. Del estudio del trasfondo histórico
(cronología, explicación de los fenómenos extraordinarios, identificación del itinerario)
se ha pasado a una investigación literaria y teológica que señala cómo se ha desarrollado
el concepto de liberación y ha sido repensado en el AT y, más ampliamente, en toda la
historia de la salvación. Esta trasposición de intereses no anula el problema históricoliterario, pero lo reduce a su exacta dimensión.
La narración de Éxodo 1-15
La consideramos aquí desde el punto de vista ideológico, prescindiendo de las
cuestiones de historicidad y origen literario, así como de la tradición acerca del periodo
del desierto, es decir, del relato de la Alianza.
El hecho de la salida de Egipto es presentado principalmente en su aspecto religioso.
Como narración histórica estos quince capítulos no resisten la comparación con otros
libros (por ejemplo 1 Mac) más ricos en indicaciones cronológicas y topográficas. El
relato del Éxodo es estilísticamente elaborado, dramático, con descripción de los rasgos
esenciales de la personalidad de sus protagonistas (Moisés, Aarón, el faraón), pero ante
todo quiere documentar la intervención de Dios en la historia de los pueblos. Todo lo
demás queda en segundo plano o se omite.
La iniciativa de la acción corresponde a Dios. Esto se pone de relieve a menudo, no sólo
con la referencia a varias teofanías y revelaciones, sino también con la facilidad con que
se superan los obstáculos. Dicha iniciativa se explica gracias al esquema en cuatro
tiempos usado por el redactor del libro de los Jueces: gemido de los oprimidos, recurso
a Dios, Éste oye la súplica e interviene a causa de su alianza con Abraham, Isaac y
Jacob. La mención de los patriarcas relaciona la liberación con los beneficios
concedidos a los progenitores del pueblo y prepara oportunamente el gran tema de los
cc 19-24 (Alianza con el pueblo, en continuidad con la Alianza de Dios con los
patriarcas). Pero el texto pone de relieve que se ha realizado un progreso: la nueva
acción de Dios superará sus intervenciones anteriores. De aquí la referencia extensa a
las célebres plagas, descritas como una serie de signos portentosos, realizados por Dios
"con brazo extendido y con grandes castigos".
La iniciativa de Dios se presenta como efecto de su generosidad y misericordia y como
recompensa a la fe de los oprimidos. También se hace notar que la liberación va a ser
sólo el inicio de una serie de ulteriores beneficios: unión íntima de Dios con el pueblo,
don de la tierra prometida.
La narración del Éxodo no es excesivamente original, ni en el vocabulario ni en su
teología (Dios único, omnipotente, generoso para con Israel). Es original su narración
de las plagas en ágil sucesión y la conexión intrínseca entre la liberación de Egipto y la
fiesta de la Pascua. Para esta tradición, la Pascua tiene origen histórico y un significado
conmemorativo bien determinado.
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El texto de 12,1 a 13,6 presenta varios problemas literarios; es evidente que ha sido
retocado a causa de preocupaciones rituales para explicar el origen histórico de la
celebración pascual. Bajo este aspecto ha sido estudiado a menudo. En cambio no ha
sido examinado suficientemente en su influjo sobre escritores y costumbres posteriores.
Es claro que ha contribuido al progreso ideológico cristiano que, al señalar en el hecho
de la salida de Egipto la figura de otra liberación en sentido moral (redención), ha visto
en ciertos detalles del relato la preparación de aspectos específicos de los sacramentos
(salvación a través del agua: bautismo; banquete pascual: eucaristía). Es un cambio de
perspectiva: una explicación histórica, una conmemoración anual, se convierte en
elemento profético para el futuro.
En resumen, en la narración del Éxodo, la teología predomina sobre la preocupación
histórica en sentido moderno. Los hechos del pasado no pueden olvidarse sin caer en la
ingratitud para con Dios; su recuerdo puede ser garantía de perenne protección divina.
Denteronomio
En la bella fórmula de Dt 26, 5-10 usada en la ofrenda de las primicias, se encuentra la
narración del éxodo según el esquema en cuatro tiempos que se ha mencionado.
Además, el libro contiene múltiples alusiones a la salida de Egipto. Recogeremos
algunas que presentan el hecho bajo una nueva luz.
Dios interviene no sólo para que los israelitas se conviertan en su pueblo, sino, sobre
todo, para que sean su propiedad inalienable (4, 20; 9, 26-29). El vocabulario, que en el
Éxodo comparaba Dios al go'el o vengador de la sangre y al liberador de los prisioneros,
le atribuye aquí la acción de padah, es decir, "rescatar" (7, 8; 9, 26; 13, 6; 15, 15 ... ).
Se recuerda a menudo la liberación de Egipto como argumento para la observancia de la
Ley, tanto en general (6, 20ss), como referida a preceptos concretos (15, 15: liberación
de los esclavos el año séptimo; 24, 17: leyes en favor de los huérfanos, viudas y
extranjeros).
La perenne actualidad de la liberación de Egipto aparece en la motivación del precepto
del descanso sabático. Mientras Éx 20, 8-11 lo relaciona con el descanso de Dios
después de la creación (Gén 2, 2s), Dt 5, 12-15 lo relaciona con la esclavitud en Egipto,
y extiende por lo mismo el derecho del descanso a los esclavos y al mismo ganado.
Igualmente se notan diversidades acerca de la Pascua, que incluye ahora una
peregrinación a Jerusalén (Dt 16, 1-8). Los detalles rituales de su celebración se
comentan en sentido simbólico, moralizante y religioso.
La intervención de Dios no se explica sino por su amor hacia Israel (4, 34.37; 7, 7s),
amor de predilección e inmerecido, del que la liberación fue un signo, y que garantiza
nuevas intervenciones de Dios en el futuro si Israel corresponde al mismo.
La nueva mentalidad del Deutcronomio se desprende también de la frecuente mención
de la elección (que no aparece en Éxodo) ligada a veces a la liberación de Egipto. Es
una mentalidad afín a la del profeta Oseas.
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Isaías
El tema de la liberación de Egipto se había mantenido en los salmos históricos (78; 95;
105; 135; 136...) que rememoran la ayuda de Dios a su pueblo. La liturgia israelita, por
lo tanto, recordaba vivamente un hecho que era considerado a la vez como nacimiento
de la nación y como signo de la generosidad de Dios.
Entre los profetas antiguos baste citar a Oseas ("cuando Israel era niño yo le amé, y de
Egipto llamé a mi hijo" Os 11, l), más próximo al Deuteronomio que al Éxodo, puesto
que subraya el amor de predilección como motivo de la iniciativa divina.
El Proto-Isaías recuerda dos veces la salida de Egipto. En 10, 2426 se relaciona la
opresión egipcia y su castigo con la presente opresión asiria y su futuro castigo. El paso
del mar Rojo es recordado en 11, 6, para proclamar la seguridad del retorno de los
deportados a Asiria. No se puede decir, por lo tanto, que el Éxodo sea un tema
característico de Isaías. Pero sí que éste explicita lo que los libros históricos suponen:
que la intervención milagrosa se repetirá como se ha repetido desgraciadamente la
opresión.
En el Deutero-Isaías sigue siendo raro el recuerdo de la opresión (52, 4) y más frecuente
el de la liberación: así, por ejemplo, en 63, 11-14 (con abundantes detalles), en 43, 16s
(se subraya la destrucción del enemigo sumergido en el mar) y en 51, 10 (la ayuda
providencial que facilitó la salida). Tan grandes prodigios -se insiste- se repetirán para
con los deportados.
En cambio, el tema del desierto es predilecto del Deutero-Isaías (40, 3s; 41, l9s; 42, 11;
43, 19s; 44, 3s; 48. 21; 49, 9-11). Parece innegable que se trata de una referencia
implícita a la vida errante de Israel en el Sinaí. Basta a este respecto leer el cuadro
poético de 63, 11-14: "¿dónde está el que sacó de la mar al pastor de su rebaño?, ¿dónde
está... el que hendió las aguas entre ellos para hacerse un nombre eterno...?".
Además se recuerda el Éxodo en textos que afirman la repetición de los antiguos
prodigios (48, 21: el agua que manó de la roca) o que a veces presentan diferencias de
detalle con el Pentateuco (52, lls; cfr Éx 12, 33s: Dt 16, 3).
En conclusión, la liberación de la esclavitud de Babilonia se presenta como una
repetición del glorioso período mosaico. Lo dicho sobre alusiones a la vida en el
desierto se confirma por el examen del vocabulario, que utiliza las expresiones
características del Éxodo (gra'al y jasa'), pero también tiene en cuenta la visión del
Deuteronomio, con su característico padah y su acento pue sto sobre el amor de Dios.
Ningún otro libro del AT interpreta tan abiertamente como Isaías la historia de Israel en
un sentido de marcha continuada, tensa hacia el futuro. La referencia al pasado no es
mero recurso a la experiencia, sino que presupone la convicción de que los hechos están
encadenados. La liberación de Egipto garantiza la del exilio, pero es también prenda de
otra salvación de alcance moral y escatológico.
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Jeremías
Para Jeremías, el período del desierto fue una época ideal en el aspecto religioso (2, 2),
que volverá a repetirse (31, 2s). Ello no impide que Jeremías considere el desierto como
algo temible (2, 15; 4, 25s; 9, 9ss; 10, 22). El paso por él sólo fue posible gracias a la
conducción de Dios "...que nos llevó por el desierto, por la estepa y el páramo, por tierra
seca y sombría, tierra por donde nadie pasa" (2, 6).
Alude a menudo a la liberación de Egipto (7, 22-25; 11, 4; cfr. Bar 1, 19s) y lo
contrapone al exilio de Babilonia (23, 7s; cfr 16, 14).
Isaías y Jeremías no mencionan claramente la fiesta de la Pascua, pero aluden a ella. En
Is 30, 29 se describe la celebración de la caída de la hegemonía asiria refiriéndose a una
solemnidad y a una teofanía: "vosotros cantaréis como en la noche en que se celebra
fiesta, con alegría de corazón, como el que al son de flauta va a entrar en el monte de
Yahvé". Los exegetas concuerdan en identificar con la Pascua esta fiesta cuyo nombre
se calla. De modo implícito se confrontan las dos liberaciones: la de Asiria y la de
Egipto.
Jer 31, 7s describe en tono litúrgico la restauración después de la vuelta de Babilonia.
La unión de la profecía de retorno con el cuadro de una ceremonia de acción de gracias
puede haber sido sugerida por la explicación de Éx 12, lss. De hecho los Setenta
tradujeron Jer 31, 8 explicitando la referencia a la Pascua.
Los dos textos proféticos, por tanto, actualizan el significado de la fiesta; no sólo
conmemoración, sino también profecía para el futuro. Además, quizá se inicia en ellos
la tradición targúmica acerca de los cuatro significados de la Pascua; tres
conmemorativos (creación, revelación a Abraham y liberación) y uno profético (venida
del Mesías salvador).
Sabiduría
Una parte notable del libro (10, 1512, 2; 16, 1 -19, 22) describe con énfasis poético los
hechos de la salida de Egipto. El autor parafrasea libremente y añade detalles, quizá por
entusiasmo poético, pero más probablemente haciéndose eco de interpretaciones que se
desarrollaban con el paso del tiempo, como aparece en el Targum. Mientras se describe
de forma impresionante el tormento de los egipcios, bajo el azote de las plagas, se
acentúa la alegre serenidad israelita, característica de la celebración de la Pascua (10,
20s; 18, 6s).
La tragedia de los egipcios, que son aniquilados, y la actitud litúrgica de los israelitas,
que atraviesan el mar Rojo cantando himnos al Señor (19, 8-10), se presentan como
contemporáneas para explicar el significado siempre actual de la Pascua: continuamente
Dios asiste y glorifica a su pueblo (19, 22) y el símbolo más elocuente de esta asistencia
es la liberación de Egipto.
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¿Tipología auténtica?
No faltan escritos, principalmente en lengua francesa, sobre el simbolismo de los
hechos de la historia de Israel en general y la liberación d t; Egipto en particular.
Recuérdese, por ejemplo, "S acramentum futuri", de Daniélou.
Las interpretaciones alegóricas del Éxodo, incluso de detalle, son abundantes
especialmente entre los Padres alejandrinos. Cualesquiera que fuesen sus principios
hermenéuticos, consideraban 1 Cor 10, 1-10 como una interpretación auténtica, que
ningún cristiano podía ignorar. Allí, en efecto, se encuentra una tipología muy detallista
(columna de fuego protectora; paso a través del mar-bautismo; maná y agua milagrosaeucaristía y presencia vivificante de Cristo). A esta tipología pueden añadirse otros
hechos acaecidos en la península sinaítica (elección, Alianza, entrega de la Ley)
aplicables al cristiano, como se hace en la carta a los Romanos y en la amplia
exposición sobre las dos Alianzas en Hebreos.
Todo el plan de salvación se revela en su complejidad en sus varias etapas, de las cuales
la liberación de Egipto no es la menos importante. Añádasela trasposición de
significado que experimentó la Pascua al pasar a fiesta cristiana, principalmente en lo
que se refiere al rito del cordero (Jn 1, 29; 19, 36; 1 Cor, 5, 7; Apoc 5, 6.9.12).
Por lo que se refiere a los sucesos que acompañaron a la liberación de Egipto, Pablo
llevó a cabo una "cristianización" de la historia de Israel. ¿Qué motivos le impulsaron?
La comparación entre 2 Tim 3, 8 y el Targum palestinense sobre Éx 7, 11 establece una
relación indudable entre la exégesis paulina y la rabínica. Sea cual sea la procedencia de
la imagen de la roca, su identificación con Cristo se debe a la mentalidad cristocéntrica
del Apóstol. Según él, no sólo los dos Testamentos forman parte de un único plan
salvador, sino que toda la historia de la salvación está llena de Cristo. En el AT no está
Jesús tan sólo prefigurado, sino que está presente, eternamente actual. Ésta es también la
concepción de los Padres, especialmente de los más antiguos (Ignacio: Ad. Phil 9, 1;
Ireneo: "los dos Testamentos han sido establecidos por Cristo, nuestro Señor, que
estuvo en relación con Abraham y Moisés y que estos últimos días nos ha dado la
libertad", AH IV, 9, 1; cfr. también, Justino y Clemente de Alejandría).
Los exegetas modernos parten de una perspectiva distinta. Insisten en la armonía del
plan de salvación y en su progresiva puesta en práctica. En tal sentido no puede
considerarse la liberación de Egipto como un hecho aparte. En la visión bíblica do la
historia, dicha liberación, radicada en el pasado, prepara y garantiza otras liberaciones
históricas que, a su vez, son preludio de una redención más universal y de otra especie.
La narración del Éxodo tiene, por lo tanto, un valor tipológico para el cristiano. ¿Lo
tenía en el ámbito vetorotestamentario? Es difícil afirmarlo. En ningún texto del AT
aparece el recurso consciente a la tipología.
Conclusión
1) Las narraciones del Éxodo y del Deuteronomio no son una historia profana, sino una
historia de la salvación cuyo elemento esencial es la intervención divina a favor del
pueblo de Israel.
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2) El recuerdo frecuente de la liberación de Egipto pretende ser evocación de un hecho
histórico. Pero ante todo es una forma de acto de fe. Israel cree en la intervención de
Dios en su historia primitiva. Esto se deduce de las fórmulas de las profesiones de fe y
lo subrayan los autores inspirados, que presentan la sucesión de acontecimientos como
un motivo de la fe (Éx 14, 31).
3) Era natural que en los momentos difíciles el pensamiento volviese a las experiencias
de salvación y que se formulasen plegarias implorando su repetición.
4) Esta actualización era favorecida y casi impuesta por el calendario lítúrgico que
anualmente proponía la consideración de aquellos episodios en el marco impresionante
de la fiesta de la Pascua.
5) Los grandes profetas, Isaías y Jeremías, contribuyeron no poco con sus oráculos a
difundir la idea de que la liberación de Egipto no constituía una culminación ni mucho
menos un final, sino el principio o bien una etapa dentro de un extenso ciclo de
intervenciones divinas. En la segunda parte de Isalas, aunque falta una verdadera
tipología, hay una aproximación a la idea neotestamentaria : no sólo los antiguos
acontecimientos se repiten, sino que prefiguran los escatológica.
6) Los pasajes exegéticos de los manuscritos de Qumrán, empezando por el pesher de
Habacuc, los antiguos targumîm y cierta textos del AT (como la versión griega de Isaías
y el libro de la Sabiduría), demuestran la tendencia de Israel a actualizar los escritos
antiguos.
7) El valor prefigurativo del Éxodo se entrevé en ciertos pasajes del AT y aparece
claramente en el NT. Para su lectura el cristiano encuentra una clave preciosa en Pablo,
que proyecta sobre aquellos lejanos episodios la luz de la figura unificadora de
Jesucristo, centro de toda la Escritura.
Tradujo y extractó: JOSE MARÏA MARQUÉS
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