Los atributos positivos en los niños pueden reducir el riesgo de psicopatología en el futuro ■ Los estudios del desarrollo infantil consideran como atri- butos positivos a ciertos elementos del carácter que, al estar presentes, podrían generan un efecto de protección que evitaría el desarrollo de problemas psicopatológicos posteriores. Entre estos atributos se incluyen a características tales como el ser afectuosos, responsables o generosos. De ser cierto, el facilitar la emergencia de tales atributos, más que intentar reducir los síntomas psiquiátricos, podría ser una forma útil para promover el bienestar de quienes están en riesgo de padecer problemas de este tipo. El problema es que la evidencia para sustentar este concepto aún es muy débil. Son pocos los estudios en niños y adolescentes que abordan este tema y, además, no hay estudios longitudinales que realicen un seguimiento de estos aspectos desde la infancia temprana. Por otro lado, se conoce poco para determinar si estos atributos positivos no son otra cosa más que lo opuesto a la ausencia de síntomas psiquiátricos: por ejemplo la presencia de un atributo positivo podría simplemente reflejar la ausencia de un carácter impulsivo. No obstante, es crucial demostrar si los atributos positivos tienen un valor predictivo a lo largo del tiempo. Finalmente los estudios que se han hecho en este tema no consideran aquellos posibles factores de confusión que dificultarían demostrar la existencia de una relación entre los atributos positivos y los desenlaces de las manifestaciones psiquiátricas, como por ejemplo las características familiares y las sociales. Resulta entonces de interés un trabajo de reciente publicación que trata de resolver las limitaciones de los estudios previos sobre los atributos positivos. El estudio, llevado a cabo en el Reino Unido, utilizó los datos de una encuesta longitudinal que recabó información de múltiples aspectos de una muestra de niños y adolescentes de la población general. De manera particular utilizaron el método de los multi-informantes, es decir consideraron la información obtenida tanto de los niños y jóvenes como la de sus padres. Primero determinaron cómo los padres evalúan los atributos positivos de sus hijos. Para ello utilizaron una escala denominada “Inventario de las Fortalezas de los Jóvenes”. En segundo lugar determinaron si los atributos positivos de los niños son en realidad un constructo distinto de lo que los padres consideraban como trastorno o síntoma mental. Finalmente probaron la hipótesis de que los niveles eleva- Vol. 26, Número 2, Febrero 2015 dos de atributos positivos reducirían el riesgo de presentar fenómenos psicopatológicos en un seguimiento a lo largo de tres años. Para reducir el riesgo de sesgo de selección compararon por pares a los grupos de altos y bajos atributos intentando que fueran lo más similar posible en términos de estatus socioeconómico y de otras variables familiares. Su muestra se conformó por 7 977 participantes. Con los niños de entre cinco y 10 años de edad las entrevistas se realizaron con la presencia de los padres, y con los de edades de entre 11 y 16 años se entrevistó primero a los padres. Utilizaron una entrevista clínica estructurada con preguntas relacionadas a los criterios diagnósticos tanto del DSM como de la CIE, enfocándose en la presencia de trastornos externalizados e internalizados. También aplicaron el cuestionario de fortalezas y dificultades que valora la presencia de 25 atributos tanto positivos como negativos. Este instrumento se divide en cinco escalas que generan información sobre síntomas emocionales, problemas de conducta (hiperactividad, desatención), problemas con sus pares y conducta pro-social. Durante las entrevistas con los padres se recabó la información socio-demográfica que incluyó aspectos tales como el grupo étnico de pertenencia, la vivienda, los ingresos, el grado de educación de la madre, el tipo de familia y los síntomas ansiosos o depresivos en los padres. También se buscó información sobre las condiciones de salud general de los hijos y los antecedentes de problemas de aprendizaje. Dentro de sus resultados encontraron que existió una buena correlación entre los padres y los hijos para identificar la presencia de los atributos positivos. Por medio de un análisis de vías, encontraron que los atributos positivos son elementos diferentes a los de la presencia de síntomas, por lo que concluyen que este concepto es un constructo independiente que no define sólo la ausencia de psicopatología. La presencia de niveles altos de atributos positivos detectados al inicio del estudio predijo la existencia de menos trastornos psiquiátricos a lo largo del seguimiento a tres años, independientemente del dominio sintomático valorado. El nivel de predicción varió entre las diferentes condiciones psicopatológicas. Así, a mayor reducción de atributos reportados por los padres, se incrementó la probabilidad de la presencia de un trastorno psiquiátrico futuro en un 76%, en términos globales, en un 45% en trastornos emocionales, y en un 85% en los trastornos externalizados. Los autores consideran que estos resultados muestran que la hipótesis de los atributos positivos como factor de protección de psicopatología coincide más con un modelo de vulnerabilidad que con un modelo en el que, tanto los atributos positivos como la psicopatología, sean parte de un mismo continuo. La diferencia en la predicción entre 13 los trastornos externalizados e internalizados la atribuyen a diferentes factores: en primer lugar a que la prevalencia de éstos cambia a lo largo de las diferentes edades y, en segundo lugar, a que los trastornos externalizados generan más conflictos dentro de la familia, por lo que es posible que en estos casos los padres tiendan a encontrar menos atributos positivos. Con los resultados obtenidos, los autores consideran que es de utilidad medir los atributos positivos, además de los síntomas, en todas las evaluaciones de problemas de salud mental en niños y adolescentes. Esto le permitiría a los clínicos identificar a los casos con mayor riesgo de complicaciones o de pronóstico negativo y diferenciarlos de los de menos riesgo. Esta diferencia podría modificar el enfoque terapéutico y las medidas de prevención. Finalmente, el valorar a los atributos positivos ayudaría a reducir el riesgo de estigmatización de estos casos. El estudio no 14 deja de tener ciertas limitaciones. En primer lugar, como en todos los estudios longitudinales existe el riesgo de selección. Es posible que aquellos sujetos que se negaron a participar hayan sido los que tuvieran un nivel mayor de psicopatología de base. No obstante, la aportación que hace este trabajo es que los clínicos deberán considerar la posibilidad de incluir en sus valoraciones la determinación de presencia de atributos positivos como un elemento adicional que permita tener un panorama más completo de cada caso individual. Bibliografía VIDAL-RIBAS P, GOODMAN R, STRINGARIS A: Positive attributes in children and reduced risk of future psychopathology. Br J Psychiatry, 206:17-25, 2015. Vol. 26, Número 2, Febrero 2015