1 EXCELENCIA Y NEGOCIO Juan Ginebra Torra I. PRESENTACIÓN Quizás influido por el aforismo latino que dice que hay que leer "non multa, sed multum"1, que anima a las relecturas, he comenzado las lecturas de tantas ponencias que hemos producido en los largos años de nuestros Encuentros de Profesores. En el marco de esta actitud me he encontrado con una nota técnica de Antonio Valero2 en el IESE de abril de 1986 que en forma de tesis numeradas se refiere a la Política de empresa y que, con el conciso estilo propio de Antonio, expresa no pocas cuestiones y conceptos que han llenado nuestras ponencias. La nota de Antonio me ha golpeado en el sentido de que no pocos de nuestros trabajos me parecen, junto a ella, unos desarrollos de análisis formales que ya están implícitos allá y que se alejan de la practicidad operativo-conceptual propia de un comentario de José Luis Lucas que en alguna convocatoria nos instaba a que los contenidos se concretaran en notas técnicas o documentos similares dirigidos a la actividad académica o al desarrollo realmente propio de la actividad directiva. Y siento que, repetimos, no pocas veces nos hemos ido a disquisiciones casi epistemológicas y poco centradas en la propia acción directiva o en el uso académico. Con este sentimiento y este deseo de relectura, también de mis propios trabajos, me he encontrado con una nota técnica mía para el 1 "No muchas cosas, sino mucho". 2 "Política de Empresa y Administración de Empresas (Conceptos, Procedimientos y Técnicas)". Antonio Valero y Vicente. IESE Barcelona, 0-386-048; IPADE México, DGN-329. 14 RESPUESTAS EMPRESARIALES A LOS DESAFÍOS DEL ENTORNO IPADE ¡de 1987! —que me ha parecido que después de 25 años sigue siendo totalmente válida—. Y también he encontrado unos comentarios que en la fase de borrador de dicha nota me escribió Carlos Llano, discrepando de varias de mis afirmaciones y de mi postura de conjunto sobre el tema, lo cual creo que confiere al documento un interés suplementario por lo que los incluyo en un Anexo. Las discrepancias de Carlos afectan sustancialmente a la dialéctica eficacia-eficiencia-paz humana y aparecen en parte contestadas en el texto final de esta nota (en la que sólo he actualizado los tiempos de los verbos). A veces pienso que Carlos y yo estábamos hablando de temas distintos. II. ¡AY CON LA EXCELENCIA! En 1978 General Motors3 vendió casi la mitad de los coches del mercado U.S.A., ganaba 3.500 millones de dólares en unas ventas de 63.000 y generaba un flujo de 7 mil millones. Aunque los japoneses empezaban a presionar mucho en el mercado de coches chicos, G.M., se planteaba entonces con gran seguridad en sí misma, tirar ya a la lona a sus competidores. Éste era el propósito estratégico de su presidente Murphy y su director Elliot M. Estés. Para ello establecieron un presupuesto de 40.000 millones. El proyecto contemplaba vencer la importación y dejar definitivamente maltrechos a Ford y a Chrysler. Y esta elección es la que intentó realizar R. Smith que sucedió a Murphy dos años después. En 1986 (ocho años después y seis con Smith) y tras haber gastado no 40.000 sino 60.000 dólares, no eran Ford y Chrysler los que tenían problemas. Quien los tenía era G.M con los mayores costos del sector y con caídas tremendas en la participación de mercado... Por primera vez desde el Ford T, esta compañía se volvía a poner por delante en beneficios. 3 Business Week. 10 de Noviembre de 1986 y 16 de marzo de 1987. EXCELENCIA Y NEGOCIO 15 Y se hizo pública la dura crítica con que un miembro del Consejo, H. Ross Perot, se enfrentó a Roger Smith. Pero a Perot lo silenciaron para que no molestara. Y la General Motors siguió cuesta abajo. No es fácil, evidentemente, diagnosticar las causas de tantos males. Para los comentaristas automovilísticos todo estaría en su viraje a los coches más chicos y económicos cuando el petróleo subía y en "la falta de cintura" —como dirían hoy los muchachos europeos— para cambiar la finta cuando el petróleo bajó de nuevo. Pero para Perot el mal estaba en la falta de capacidad directiva para acabar con una burocracia que es lo contrario del "do it, fix it, try it". Y ciertamente los datos avalaban pensar en la inercia de lo que en otra ocasión nosotros llamamos "el socialismo capitalista"4: profesionales que se ocupan de empresas que no son de nadie, estructuras recargadas, procesos encorsetados... Y, ¡claro!, incorporaciones tecnológicas que no se integran como se supuso, o restructuraciones organizativas que se pensó hacer en un año y no se han completado después de tres, o peleas por bajar los costos de mano de obra mientras se pierden costos en los inventarios, o en la estructura, o en piezas defectuosas. Su punto de equilibrio creció un 30% desde 1981. "Hasta un año después de que un modelo entraba en producción no sabían si ganaban dinero en él", se lamentaba un antiguo directivo de la empresa. Y eso que Roger Smith era un hombre de números financieros. Quizás precisamente era éste un importante detalle. Smith parece que no era un hombre "de línea", y por eso, tal vez, la compañía estaba sobrecargada de supervisores que no escuchan "a la gente que está en el tajo". Siguiendo la preciosa metáfora de Carlos Llano 5 podríamos glosar que "los sabios y los espías" se comían a "los parias". Decididamente, la General Motors perdió el trofeo a la excelencia. Por eso se irritaba Perot señalando lo inconveniente de gastar 60.000 millones en un intento de mejorar la participación de mercado para, a la postre, perder más dinero, cuando, con bastante menos, según señaló un ejecutivo de la compañía, ¡se podía haber comprado la Toyota y la Nissan juntas! 4 "Lo que no se enseña en las Escuelas de Negocios" Ptes. I,II (P) DGN-54 Juan Ginebra I.P.A.D.E. 5 "Análisis de la acción directiva" Carlos Llano. Ed. Limusa. 16 RESPUESTAS EMPRESARIALES A LOS DESAFÍOS DEL ENTORNO Este baile de miles de millones de dólares perdidos nos puede quizá ser útil para introducir, una vez más, el tema ya tan manoseado de la excelencia empresarial. Sin apartarnos de la propia G.M. podemos, de entrada, retener que en su planta de Fremont (joint-venture con Toyota) se conseguía entonces más eficacia y calidad que en las otras, altamente robotizadas con "inteligentes" inversiones. En Fremont se ponía el acento directivo sobre la línea, que además vivía muy pegada al tajo... y su tamaño y su Dirección, tenían "escala humana". Es decir, sí había por entonces el afán de buscar aires nuevos, pero les costaba entrar a fondo en la necesaria autocrítica y escapar de la complaciente Dirección de Personal que empujaba la "calidad de la vida". McKinsey les ayudo a cortar tantas cosas inútiles que hacían los directivos (un 20% de su tiempo) y a replantearse la estrategia de la gama de productos (le llamaron des-proliferación), etc. Pero no pudieron acabar con sus enormes cargas de estructura cuyas depreciaciones llegaron a ser un 126% de todos los activos fijos de Chrysler. Todavía, ya en el nuevo milenio, como recordábamos en un trabajo nuestro de 20066: "Éste era un tema que debió golpear drásticamente a los ejecutivos de General Motors cuando en la feria de Shanghái vieron enfrentarse su ‘Van’ económica de 9.000 dólares con otra igualita… pero de 6.000 dólares, construida por cierto por una filial de Shanghái Auto, empresa asociada con General Motors en otras varias cosas. Y no es el acontecimiento que debería sorprender, pues la encarnizada pelea por el mercado mundial automotriz, que tiene un 14% de exceso de oferta, está ya claramente decantado a favor de Asia, como señala la comparación, en modelos equivalentes, entre las 38,8 horas hombre que emplea la General Motors para su armado y las 18,4 con que lo hace la planta Tahara de Toyota. Y algo similar les ocurre a Ford o a Volvo. Y algo peor a Mercedes, BMW o Audi". *** 6 "Empresa y Globalidad, unos apuntes estratégicos y éticos". Instituto Internacional San Telmo, Sevilla. EXCELENCIA Y NEGOCIO 17 Si nosotros hemos traído aquí estas referencias es para señalar cómo compañías de primer rango pueden estar —¡por largos años!— viviendo realizaciones directivas bien mediocres o bien malas. Algunos lo superaron de hecho tratando de abandonar el estilo complaciente de dirigir: la General Electric de Jack Welch cambió a una gran dureza en la dirección, cortando gente y operaciones poco rentables, peleando largas jornadas con gran personalismo en la conducción, tensionando a sus colaboradores y bajando a lo operativo hasta levantar las ganancias de G.E. en un 54% en cinco años, aunque sus ventas sólo aumentaban un 13%. Parece realmente que Welch es excelente por saber dónde ganar el dinero. Claro que, según cuentan sus propios directivos, Welch era mejor director operativo que sus propios directores operativos… III. EXCELENCIA PERSONAL Y EMPRESA EXCELENTE A finales de los años 80 Carlos Llano cerraba, en el IPADE, un seminario sobre Ingeniería Industrial. En aquella conferencia de clausura aludió ampliamente a la cuestión de la Excelencia. Y lo hizo — como siempre— con los precisos matices de su pensamiento clásico: cimentando en Aristóteles sus puntos de partida, se extendió en la idea de una Excelencia no competitiva; no se trata de sobresalir en contra del vecino; la Excelencia es una pelea personal de superación de uno mismo; no es cuestión de que el zapatero del barrio supere al fabricante de calzado, ni de que el cojo gane un maratón. Algunas de sus palabras se publicaron después7: la excelencia en el hombre supone que éste sea fiable, cumplidor de sus compromisos, veraz, justo, fuerte y servidor de los demás. Y Llano ligaba a la calidad de la persona la calidad de sus servicios. En su espléndida exposición predominaba un vigoroso llamamiento ético que el estagirita habría rubricado gozosamente. Pero en el terreno que aquí nos ocupa sentimos que se hace necesario poner también a consideración la distinción que Aristóteles hacía8 entre "el obrar" y "el hacer" en el sentido de que el fin del "obrar" es 7 "Calidad en la persona humana" (P) FHN-52 IPADE 1987. 8 "Ética Nicomaquea", Cap. II. Ed. Porrúa. 18 RESPUESTAS EMPRESARIALES A LOS DESAFÍOS DEL ENTORNO la propia "acción" y el del "hacer" es "la cosa hecha". Pensamos que esto nos permite distinguir entre dos acepciones distintas de la palabra excelencia. El imperativo ético nos plantea la excelencia en el obrar. Avanzar en excelencia es avanzar en la acción: trabajar mejor, hacer los zapatos mejor que antes. Superarme a mí mismo. El imperativo empresarial nos pide la excelencia en el hacer; la cosa hecha por tal empresa es mejor que la del competidor; es mejor el servicio…, o es mejor el negocio. Respecto de la empresa no basta con la mejora "con respecto a mí mismo". La empresa excelente lo es "respecto a la vecina". Porque, por definición, vive en un mundo competitivo. Y por esta razón, queramos o no queramos, en negocios siempre se hablará así: Si tal empresa sobresale o no con respecto a tal otra. Está en la naturaleza de las cosas. En lo que nos fijamos en un determinado momento es en que Ford, con sólo el 60% de las ventas de General Motors, la superó en beneficios; o en cómo terminó la pelea entre Coca y Pepsi por su participación de mercado; o en qué acabará pasando a Microsoft o a Apple en su pelea tecnológica y comercial con Samsung y tantas otras compañías que las están casi cercando… Queramos o no queramos, la pelea por el mercado es como una guerra; es una guerra. Y así se va viendo cada vez con más claridad9. Y no se pueden dejar de largo las opiniones de un Douglas Ramsey10, cuando sugiere que de una vez dejemos de hablar de publicidad y hablemos de "propaganda" y en lugar de la investigación comercial nos refiramos al "servicio de inteligencia". Ciertamente el mentor de la excelencia empresarial es más Clausewitz que Aristóteles y que Milton Friedman. Y la buena preparación de base para un buen ejecutivo está lejos de la licenciatura en Administración y más cerca de la Academia militar. Todos los exmilitares que hemos conocido en altos niveles ejecutivos empresariales eran grandes tipos… 9 Ver "Marketing warfare" A. Ries & J. Trout, Mc Graw-Hill 1986. 10"The Corporate Warriors" Hoghton Mifflin. EXCELENCIA Y NEGOCIO 19 Y sin que todo esto niegue que, simultáneamente y con la misma fuerza, además de competidoras dos empresas son también colegas. Colegas que pueden pactar y aliarse y hacer cosas juntas. El teorema de la guerra tiene un teorema dual, el de las "redes" estratégicas y de poder. IV. RECORRIDO HISTÓRICO POR LOS ANÁLISIS SOBRE EXCELENCIA La moda de hablar de excelencia nos vino hace unos años de la mano de Peters y Waterman con el título de su conocido libro "En busca de la excelencia"11. Pero no empezó con ellos el afán de tipificar en una suerte de decálogo las pautas que pueden llevar a una empresa al éxito duradero. En cierto modo este afán de resumir, de llegar a la esencia misma del bien hacer, está latente en todas aquellas personas que se acercan al mundo de la empresa como "facultativos", ya sean consultores o simplemente académicos. Y a veces también en los hombres de acción. Cuando Alfred Sloan escribe su trabajo "My years with General Motors" trata también de enviarnos su mensaje de síntesis: "La organización es importante, es un factor crucial. Y para una empresa grande la eficiencia, la excelencia, se alcanza fraccionando la ejecución en unidades descentralizadas y manteniendo centralizado el control". Estás podrían ser las palabras con que presenta al mundo su famosa "estructura federal". Hace unos años le correspondió a McKinsey & Co. el afán de prescribir algunos principios generales que sirvieran para orientar el trabajo de quien quería conseguir un alto nivel, un nivel sobresaliente, en la gestión de las empresas. Pero su orientación no fue tanto a las pautas de acción o de pensamiento como a la identificación de las variables clave que afectan el hacer. Y se popularizaron sus "7S" (Structure, Strategy, Systems, Skills, Staff, Style, Shared values). 11"In search of excellence" Peters &Waterman. Harper&Row 1982. 20 RESPUESTAS EMPRESARIALES A LOS DESAFÍOS DEL ENTORNO En la misma línea (casi de mero recurso mnemotécnico) estarían las "4P" (Product, Place, Price, Promotion) con lo que los profesores de marketing se refieren a los aspectos importantes a considerar en el análisis comercial. Pero el trabajo de Peters y Waterman pretendió concretar más e ilustrarnos no ya sobre comportamientos o modos de acción que puedan resultar paradigmáticos. Las 8 reglas de la excelencia las repite hoy cualquier conferenciante de cualquier nivel: 1. Inclinación a la acción (do it, fix it, try it) 2. Pegarse al cliente. Aprender del cliente. 3. Autonomía para emprender, es decir innovación. 4. A la productividad a través de la gente. 5. Corrección pegada a la acción. 6. Conocer el oficio. 7. Estructuras simples y raramente de matriz. 8. Control y descentralización al mismo tiempo. En un trabajo posterior ("A Passion for Excellence")12 a Peters y Austin les da por un mayor afán de síntesis y llegan a sus cuatro puntos cardinales: Cuidar al cliente; Innovar constantemente; Motivar al personal; y Dirección por paseo13. Y todavía más tarde, Tom Peters nos dio otra versión14 con ocasión de unos comentarios en los que opina que "hoy en EE.UU. no hay compañías excelentes". Ahí eran 5 sus consideraciones: La calidad del producto, La Productividad en manufactura, La Estructura plana, El sentido de que la gente es un activo y La responsabilidad global (que no resulta un concepto demasiado preciso). 12Lasser Press Mex. 1986 (Random House 1985). 13En el libro original: Managing by walking around. Otros autores lo han traducido como “Gestión itinerante” y se refiere a la importancia de pisar el terreno, de estar en contacto directo con trabajadores, clientes, proveedores, etc. (N. del Ed.). 14Fortune Abril 27,1987. EXCELENCIA Y NEGOCIO 21 Por cierto que podemos observar en estas tres referencias cómo Peters ha ido ampliando puntos de vista. Si recogemos todo el conjunto no repetido llegamos a un total de unas 10 características pues a las 8 iniciales se añaden la "calidad del producto" y la "responsabilidad global". Con menos afán de síntesis y de atractivo periodístico, otros han tratado la cuestión desde un marco más general de "factores que influyen en el bien hacer de una empresa". Barto Roig15 identificó los siguientes comportamientos de la empresa excelente: 1. Son cerebro-intensivas en sectores con barreras de entrada alta y bajas barreras de salida (cuando lo inventado se hace obsoleto ya tienen otro invento en el mercado). 2. Cuidan que la diversificación tenga un hilo conductor que las hace consistentes. 3. En su integración vertical abandonan los procesos "básicos" y se acercan al mercado. 4. Tienen terror a los gastos fijos. 5. No tienen fronteras, piensan en global. 6. Su innovación se da en el marco de la acción, del cliente y de la autonomía de iniciativa. 7. Cuentan con el experto exterior (experto con experiencia). 8. No creen demasiado en lo racional. 9. Montan festejos y "pachangas" 10. Enteran a todos de todo. 11. Se trocean las unidades de acción y decisión. 12. Tienen alguna singularidad casi irrepetible. 13. Tienen estructuras fluidas y acomodables sin servidumbre de organigramas. 15 "Empresas y Empresarios en busca de la excelencia". DGN-318, IESE 1985. 22 RESPUESTAS EMPRESARIALES A LOS DESAFÍOS DEL ENTORNO Por supuesto creemos que este acercamiento a la cuestión de la excelencia directiva es muy superior a las síntesis excesivamente simplificadoras que antes hemos señalado en esta breve referencia histórica. Como ya hemos señalado también Tom Peters en su conjunto de opiniones fue extendiendo los parámetros relacionados con la excelencia. V. SOBRE LAS RECETAS Y LAS BANDERAS Y EL ANGELISMO Precisamente aquellas síntesis simplificadoras y la copiosa lluvia de documentos que generó —especialmente el libro de Peters y Waterman— desembocaron, como tantas otras veces, en una verdadera epidemia de deformaciones. Hay directivos que toman todo aquello algo así como recetas de cocina. Y, dependiendo de la mayor o menor afición a la síntesis, eligen unos u otros de los recetarios —el de McKinsey, el de Peters y Waterman o el más resumido de Peters y Austin—, y empiezan a estudiar cómo implantarlos iniciando generalmente su acción por un cierto diagnóstico de cómo está su organización en cada uno de dichos puntos: ¿Qué tanto atendemos al cliente?, ¿cómo va nuestra innovación?, ¿está motivado nuestro personal?, ¿nos conviene cambiar nuestro organigrama?, ¿cómo fomento el "empresario interior"? Pero se da también el uso como "bandera": se cuelga en las paredes de las oficinas el recetario impreso a modo de unos "mandamientos de excelencia" para que sirva tanto como estandarte del titular de la oficina, como de entretenimiento para visitantes (siempre luce más serio que colgar los jocosos "mandamientos del jefe" —1° El jefe siempre tiene razón…—). Y se hacen la ilusión que con este "pregonar" la excelencia, algo se va a ir contagiando a la organización. Cuando, más adelante, la moda haya cambiado del todo y las exigencias publicitarias de las editoriales lancen otro best seller aquella "excelencia" de papel impreso, más o menos rancio, quedará quizás allí colgada, como tantas otras cosas curiosas. Hasta que algún nuevo ocupante de la oficina haga limpieza. EXCELENCIA Y NEGOCIO 23 Dentro de estas deformaciones hemos de aludir a lo que se nos antoja llamar "el angelismo directivo". Nos referimos con ello a la tendencia, casi lírica, a confundir la belleza con la eficacia. El paradigma de la excelencia empresarial vendría recogido por una llamada, casi una arenga, en pro de un producto de calidad, de un trato al cliente hasta el apapachamiento16 y, cara adentro, de una gran condescendencia con el personal para que todo el mundo se sienta a gusto y "se realice". Por supuesto todo ello adobado con unos cuantos granitos de liderazgo, que a veces no se sabe bien en qué consiste. Este angelismo nos recuerda la actitud de los viejos vendedores que confundían las argumentaciones de venta con las tranquilas disertaciones sobre el último partido del Real Madrid o la postrera actuación del Toro Valenzuela17. Son estas actitudes que, en palabras de José Luis Lucas, te hacen sentir ganas de decir: "¡Por favor, no me cuente usted su vida!". Y con ello no estamos en contra de los estudios de factor humano más profundos como los que nos señalan18 la importancia que para la adecuada convivencia en el seno de una empresa tiene el fomento del espíritu "S" (seguridad, sabiduría, solidaridad, servicio…) frente al espíritu "P" (hombres movidos por el poder, posición, posesión, prestigio, preponderancia…). Pero aun desde esta perspectiva sentimos que para una mejor comprensión conviene insistir en que las razones por las que se propugna a los "S" son bastante más profundas que las de la simple eficacia, ya que apuntan fundamentalmente a esa realización humana plena a que debemos aspirar en nuestros núcleos de convivencia social, entre los cuales la empresa ocupa un privilegiado lugar, porque en ella se despliegan la mayor parte de las biografías actuales. Y apuntan también a razones de eficiencia (la relación eficacia/conflicto). 16En México, Apapachar: Dar palmaditas cariñosas o abrazos (N. del Ed.). 17 El Toro Valenzuela fue un famoso pitcher mexicano que jugaba en un equipo de béisbol de EE.UU. (N. del Ed.). 18 "Motivaciones asociativas y motivaciones de preponderancia". Carlos Llano (P) FHN-134, IPADE 1983. 24 RESPUESTAS EMPRESARIALES A LOS DESAFÍOS DEL ENTORNO Pero si nos atenemos sólo a la eficacia nuestra postura debería ya matizarse mucho más. Pues también los hombres "P" pueden hacer la excelencia. Es curioso en este sentido señalar una serie de trabajos que aparecieron en los últimos años. En uno de ellos19 se comenta la perspectiva con que "los cazadores de cerebros" se refieren a una serie de personas que ya son hoy ejecutivos brillantes en EE.UU. y sobre los cuales, al parecer, se puede apostar como futuros "número uno" en las mejores empresas de aquel país. La lectura de los atributos con que aquellos expertos califican a tales personas, es bien ilustrativa. Los atributos que más aparecen son: frío, sagaz, astuto, trabajador infatigable (work-aholic), borrascoso, agresivo, enérgico, duro. Sólo a uno se alude como "sensitivo con la gente". Su perfil es más de "P" que de "S". Y en la misma línea toda una serie de nombres, ya "números uno", cuyas ejecutorias la gente coincide en reconocerlas como "excelentes" al mismo tiempo que las personas las consideran como "agresivas" a veces, como "arbitrarias" otras y como "antipáticas" o "bruscas" las más. Aunque también se les ve como "trabajadores infatigables", que exigen a los otros reflejos y flexibilidad y que —y eso conviene subrayarlo en relación con otros comentarios anotados ya en este mismo trabajo— se preocupan más por compararse con las demás empresas que consigo mismo. Es ilustrativa a este respecto la anécdota de un ejecutivo de Pepsi-Co que "esperaba un buen bono por su mejora de un 15% en su operación" (se había comprometido sólo a un 12%) y lo que recibió de su Director, Pearson, fue una gran bronca porque "el 15% quedaba bastante por debajo del crecimiento que tuvo el mercado". Y lo es también la historia de L. Tisch al poco de estar dirigiendo el canal CBS cuando llamó a un colaborador para que le contara con detalle el trabajo que él desarrollaba. Al terminar la entrevista le preguntó: ¿Y cuántos trabajan para ti? —Doce —fue la respuesta. —¿Podrías señalar el mejor? —Sí; fulano. —¡Pues quédate con él y despide a los otros! 19 Ver Fortune 21 de abril, 1980, 6 de agosto 1984, y 3 de febrero 1986. EXCELENCIA Y NEGOCIO 25 Quizás el prototipo de todos ellos es el Mr. Haws, de "Multiproducts"20. En cuanto a los resultados conseguidos por estas personas son, salvo alguna excepción, francamente notorios, cuando no excelentes (como los de Pearson triplicando las ventas de Pepsi en 8 años y cuadruplicando beneficios). Por supuesto ellos son conscientes de que tensionan a la gente precisamente para conseguir que esta gente "eleve el uso de sus talentos a niveles que nunca pensaron que eran capaces de alcanzar". Quizás, precisamente, por la motivación intrínseca que esto supone —sentirse crecer, sentirse rebasar los propios límites— se da también una bastante generalizada apreciación positiva de tales personas por parte de sus subordinados, más allá de cualquier consideración de teorías Z, X, A o Y. Y es que en definitiva el trabajo no daña a los buenos. ¡Lo que daña es la sinrazón! Se puede tensar, si se es congruente. Y si se es justo: Un destacado ejecutivo y buen amigo nos comparaba una vez a dos jefes que había tenido: "El primero me tensionaba mucho. Cuando te encargaba algo no aceptaba "que le regresaras el problema" haciéndole preguntas. Y te soltaba que "si tantas explicaciones tenía que darte le sobrabas como directivo: que él con unas cuantas secretarias podría dirigir la compañía…". Te daban ganas de llorar… aunque lo cierto es que cuando no era un "devolver el problema", sino un planteo de decisión que previamente tú habías trabajado en serio, te acogía con gran apertura… Era un hombre exigente… pero ¡qué gran Director! ¡Y qué absoluto sentido de la justicia tenía! ¡Y qué empresa edificó!". "El otro, en cambio, era realmente un hombre blando. A fuerza de serlo, más que dirigir dejaba que las cosas marchasen… la delegación era "entregar" departamentos enteros… Y, personalmente, ¡qué hombre más "bueno"!… Pero ¡cómo herían sus injusticias! ¡Cómo te atropellaba imponiéndote modos de hacer que violaban tus más irrenunciables 20 "Multiproducts". DG-82 versión española IPADE. 26 RESPUESTAS EMPRESARIALES A LOS DESAFÍOS DEL ENTORNO criterios personales! ¡Y con qué falta de discernimiento determinaba la jerarquía de sus colaboradores!, daba la impresión que ni siquiera percibía cuándo en sus decisiones se implicaba la justicia. No había exigencia; salvando aquellas cosas ocasionales, era incluso cómodo trabajar allí. Y me escapé de allí porque me ahogaba tanta mediocridad. Lo que había era dejadez". Decididamente, no son problema las tensiones para los buenos ejecutivos. En realidad, como decía otro amigo nuestro, "la piel del ejecutivo se estira". Tal vez los inadecuados tratamientos que se han dado al tema de la excelencia empresarial nacen de no profundizar más en las paradojas que se nos presentan a la observación y que sólo se nos resuelven a un nivel más profundo de análisis al que más adelante nos referimos. La falta de éste análisis es el caldo de cultivo para la receta dogmática. Y éste es el origen, como dice B. Roig21, de una serie muy larga de falsos dogmas. Éstos son algunos de los que él cita: • Lo grande es mejor por economías de escala. • Lo mejor para competir es el bajo costo. • Hay que analizar (antes de actuar) todos los elementos cuantitativos. • El desorden es malo. • Ha de haber control (cuantitativo, de calidad…). • La auditoría dice cómo va un negocio. • Antes de actuar hay que escuchar todas las opiniones. Naturalmente esta lista podría extenderse mucho más: Es un falso dogma que haya que dar siempre la razón al cliente: la casi cínica frase de Ford "deseo que el cliente pueda elegir, siempre y cuando lo elija como éste y negro" no le impidió hacer una empresa excelente. 21 Op.cit. EXCELENCIA Y NEGOCIO 27 Y es un falso dogma que sólo haya tres alternativas para competir (el costo, la "uniqueness" o el "focusing") Hay por lo menos tres mil tres. La guerra es más rica en alternativas que el atacar de frente, o por el flanco, o retroceder. Y es un falso dogma que forzosamente haya que innovar. Ahora están algunos descubriendo que a veces es preferible no lanzar ninguna marca nueva y "resucitar" aquella vieja marca que tenemos del tiempo de la abuelita. Y es un falso dogma que para decidir sea "tan importante" la información. Como dice R. Ackoff, demasiado de lo bueno, es malo. Y no pocas veces ocurre esto con la información. Y todos estos falsos dogmas, como hemos dicho, sólo se pueden evitar tratando de alcanzar un nivel más profundo sobre el que asentar el concepto de excelencia empresarial: La piedra angular ha de ser el Negocio. VI. EXCELENCIA Y NEGOCIO En la cultura latina ha existido siempre una cierta resistencia al uso de la palabra "negocio". Nos parece demasiado comprometida éticamente. Preferimos hablar de Dirección de Empresas, de actividad empresarial, o de Escuelas de Administración de Empresas, que de negocios y Escuelas de Negocios. Quizás tenga algo que ver con esta tendencia lo que un colega nos decía haber detectado: Que algunos empresarios iban a las escuelas de Dirección no tanto por sentir que allá profundizarían en sus negocios, sino más bien como quien va a un monasterio: para huir precisamente, por un tiempo, del agobiante mundo del propio negocio. A mí, la frase me preocupó, porque no me entusiasma nada que puedan confundir a los profesores con un grupo de viejos monjes descifrando viejos códices. En cualquier caso, algunos sí estamos preocupados por la empresa en lo que tiene de Empresa de Negocios. 28 RESPUESTAS EMPRESARIALES A LOS DESAFÍOS DEL ENTORNO En realidad sentimos que éste es el único nivel en que se resuelven las paradojas a que conducen los otros análisis: es excelente tratar bien al cliente; aunque hay empresas excelentes (antes hemos citado la Ford del modelo T) que se limitan a "dejar que les compren". Es excelente que nuestra gente se sienta realizada; pero la excelente Pepsi de Pearson parece que buscaba más que se sienta exprimida. Es excelente ser innovadores, pero el afán innovador de De Gaulle con su "Concorde" acabó con la gran ejecutoria del "Caravelle", y en Barcelona hubo por años y años y años una empresa excelente produciendo siempre el mismo polvo de cacao (Cola-Cao) con el mismísimo bote de cartón y el mismísimo dibujito sobre fondo amarillo… Desde que A. Valero y J.L. Lucas plantearon la necesidad de fijar la atención en el Proceso de Negocio de una compañía, en los flujos de dinero, en las operaciones que hacen que se gane o se pierda, o que se gane mucho más que el competidor22, no se debería fijar la atención en otros parámetros que no comprendiesen éste como fundamental y vertebrador: La excelencia empresarial es excelencia de Negocio, en negocio sostenido por años y años, o el concepto se nos queda en las manos, todo lo más, como perfume intelectualista… Porque, naturalmente, estamos hablando de empresas de negocios y no de empresas culturales o benéfico-docentes. Es al verla como negocio que podemos decir hoy que la Ford de Peterson era mejor que la General Motors (un 3% más de beneficio con sólo un 60% de su venta) y que aún ganó excelencia comparada con lo que ella misma era cuando la dejó Lee Iacocca (con la misma venta multiplicó por 4 su beneficio antes de impuestos)… Y es hablando en términos de negocio como debemos hoy admirar realmente la excelencia empresarial de empresas como Amgar que se paga 22 veces sus cifras de ventas o como Metro Mobile a 46 veces sus cifras de ventas. O como Pascual Hnos, que partiendo de cero en 30 años se convirtió en un importante y rentable imperio comercial. Y en sentido contrario, es justamente en términos de negocio que podemos decir que la quizás otrora presentada como empresa excelen22 Tesis doctoral. José Luis Lucas "El Proceso de Negocio y el Sistema de Objetivos y Políticas". IESE, 1975. EXCELENCIA Y NEGOCIO 29 te, Walt Disney Co, en 1986 ya era un desastre por su "ingenua" dirección que la condujo en muy poco tiempo a una caída de más del 37% en el valor de sus acciones y a ser pasto de los "corsarios" que tan bien suelen castigar las direcciones incompetentes. Y la base de hacer negocio no es, a veces, ni siquiera "tener producto". Unos años atrás se llegó a decir que el drama de los EE.UU. era que ellos hacían los avances, pero Japón creaba las ventajas. Que es otra manera de decir que los estadounidenses inventan productos y los japoneses negocios (lo cual es ya el colmo de la decadencia U.S.A.), cosa que ocurre a muchas personas que en sus empresas, como dicen por mi tierra, "se hacen más sabios que ricos". A propósito del "tener producto" recuerdo incluso una divertida vivencia personal: En una etapa de mi vida dedicada a la política me tocó reunirme con un grupo de exportadores españoles. Uno de ellos era un gran exportador de tornos, especialmente a los países escandinavos. Yo traté de encomiar su labor exportadora. Y él con mucha sorna, me señaló: "Bueno, mi torno es el peor del mercado. Creo que en Suecia los usan ¡como anclas!" Y no es que soltara una "boutade". Ciertamente su torno era malo, pero a los suecos les salía más a cuenta que un utillaje para algunas fases de una línea de producción. Y al fijarlo en una determinada posición daba suficiente fiabilidad. Se nos dirá quizá que nuestra óptica es excesivamente reduccionista y lastimosamente materialista. Pero, repetimos, a nuestro entender la Excelencia de la empresa de negocios sólo se puede medir congruentemente por lo que tenga de Negocio. De negocio honesto, por supuesto, pero de negocio al fin. Y de negocio que perdure mucho tiempo. En realidad, esa condición de permanencia en el negocio, en el sentido que estamos aludiendo a ello, implica no pocos de los otros atributos que se suelen citar como relacionados con la Excelencia empresarial; pero no con carácter de "condición necesaria". Y éste es el camino por el que la óptica y perspectiva del negocio resuelve las paradojas que antes hemos citado: se puede ser una excelente empresa de negocios sin apapachar al cliente, o sin innovar en producto, o sin "motivar" mucho a la gente, o sin… El descubrimiento de por dónde sigue la veta y el 30 RESPUESTAS EMPRESARIALES A LOS DESAFÍOS DEL ENTORNO cuidado de todo ello en forma permanente es realmente lo distintivo. Aunque naturalmente, repetimos, esto suele ir acompañado de bastantes de los otros atributos. Y hasta quizá podemos aceptar que no es posible sin, por lo menos, algunos de ellos. VII. COSAS QUE HACEN EXCELENTE UN NEGOCIO En virtud de cuanto acabamos de decir, los elementos que conducen a excelencia (no nos gusta hablar tajantemente de la Excelencia como estado) serán los elementos que faciliten descubrir mejor y vivir mejor las Operaciones de Negocio, es decir aquellas que "producen dinero" de un modo concreto, sin subterfugios ni grandes frases: aquella manera de comprar, o de transportar, o de plantear al cliente la oferta específica, o de ahorrar un directivo… En este terreno sentimos que no caben grandes expresiones de síntesis, ni paradigmas brillantes, ni contundentes recetas de cocina. Lo que debemos generar es un gran movimiento de comunicación que por vía de "clínica", de asociación de ideas, casi de insinuación, induzca en las mentes un nuevo estado de ánimo que nos haga mejorar. Es con este espíritu que a continuación anotamos, sacadas de aquí y de allá y de nuestra experiencia, una serie de cuestiones heterogéneas que ayudan a mejorar: 1. Cuidar el tamaño. No confundir el crecer con el engordar. Fue, creo, un presidente de Motorola que decía que nunca se deben poner en una planta más de 1.000 personas. Yo no dudaría —a nivel de una planta— en bajar el número a 500. Las personas se convierten en cuestión o problema por parte del gerente en lugar de apoyos que le ayuden a perseguir el peso23… y en lugar de perseguir pesos persigo personas… La empresa grande hace más institución que organización. Y la institución no hace negocios. 23 Evidentemente se refiere a la moneda mexicana (N. del Ed.). EXCELENCIA Y NEGOCIO 31 2. Trocear. Si no tengo más remedio que crecer tengo que fraccionar. Es lo que hizo A. Sloan con la General Motors (y lo que deshizo R. Smith). 3. Que tu empresa tenga "dueño". Por aquello del ojo del amo. La gran empresa anónima en general sólo engorda burócratas. Y como lo que es del común no es de nadie24 difícilmente acosan al dinero como es debido. Las actuales olas de "corsarios" son, en algunos países, una sana reacción contra tantos "socialistas del capitalismo", contra tanta "corpocracia" que, como gusta decir Perot, es más pesada que la armada China. 4. Imprimir sentido de la acción. Éste es uno de los grandes hallazgos de Peters y Waterman: "Do it, fix it, try it". El dinero es como una perdiz y sólo el sentido de la acción nos lleva a dispararle a tiempo para conseguir que la perdiz que vuela caiga a la cazuela. 5. Mantener estructuras planas. Es una condición indispensable para lo anterior. Y, como dice Roig, estructuras fluidas y acomodables sin servidumbres de organigramas. Hay que sospechar de los Teoremas del Desarrollo Organizacional: la General Motors tiene 14 niveles directivos donde Toyota tiene 5. Dicen que "es para que nadie se equivoque". Pero más bien resulta "para que nadie tenga iniciativa". Para que nadie sepa encontrar "la lana". 6. Y tener las puertas abiertas. Lo que hizo muy bien Hewlett Packard porque supo trocear. Y en toda empresa pequeña casi sale sólo lo de las puertas abiertas (aunque siempre hay, también en las pequeñas, quien las bloquea con secretarias…). 7. Pero no andar con guantes de seda. Con esa "cultura" del no herir jamás a nadie como si esto fuera siempre un activo. Por ese camino se acaba cayendo en lo que se ha llamado la "hábil incompetencia"25. Habilidad porque se hace ya sin pensar e incompetencia porque este apapacho siempre conduce a resultados no buscados. Y jamás conduce al dinero. 24 "Lo que no se enseña en las escuelas de Negocios". (P)DGN-54 ptes. I,II del mismo autor. IPADE, 1985. 25 "Skilled incompetence". Cris Argyris H.B.R. Sept.-Oct. 1986. 32 RESPUESTAS EMPRESARIALES A LOS DESAFÍOS DEL ENTORNO 8. Buscar y medir el dinero. Pregúntate por cada cosa que decidas o que hagas. Y no compres o hagas nada que no te dé una clara respuesta en este sentido. Las empresas se llenan de cosas inútiles, que cuestan dinero. Y que a veces hacen gastar más dinero, pero no ganarlo. 9. Haz la computadora innecesaria Es un caso particular de lo anterior. Con esta expresión empujaba un gran director su campaña de simplificación directiva26. Y bajó y bajó en personas y en papeles y en horas de esas máquinas: ¿Para qué le hace realmente falta a un jefe de ventas las estadísticas de los últimos tres años? Lo que él tiene que saber es qué está pasando "que ya está a mitad del mes y todavía no ha cubierto una cuarta parte de la cuota correspondiente". 10. Pelear por la productividad una y otra vez y otra vez. Hay ahí mucho dinero a ganar o perder. Cuando se ha dirigido una planta y se ha vivido cómo caen y caen los tiempos cuando éstos se pelean, se da uno cuenta de dónde está el dinero. Es éste un campo donde más envejecen los Procedimientos de Avance, es decir los mecanismos de impulso del hacer27. No es sorprendente que así lo hayan descubierto Hayes y Cark28con referencia a uno de tales Procedimientos, la medición. Y tampoco sorprenden las atinadas advertencias de Cohen y Zysman29 en relación con la indeclinable dedicación a la manufactura, a cuyo abandono adjudican incluso una de las causas del inicio de la decadencia en EE.UU. que por ese camino "deja de controlar lo que no puede producir". 11. Jugar fuerte en la inversión productiva. Porque de ella —si está bien hecha, claro— suele nacer un arma competitiva duradera, por lo que supone de barrera de entrada. No pocas veces encuentra uno ahí la explicación del por qué tal o cual otro competidor "hace cosas en precios" que no se entienden, porque parece que "ha de perder dinero…". 26 "Ibi-Elenes" (P) DG-125 Juan Ginebra y Carlos Ruíz. IPADE, 1987. 27 "Procesos y Procedimientos de Avance". Antonio Valero y Juan Ginebra DGN-73 IESE, 1983. 28 "Why some factories are more productive than others". H.B.R. Sept-Oct. 1986. 29 "Manufacturing Matters". Basic Books 1987. EXCELENCIA Y NEGOCIO 33 12. Pero mantener agilidad para cerrar cualquier planta. Para no incurrir en deseconomías de escala. Y porque es el signo de los mercados modernos. Hay que estar dispuesto a producir donde convenga y a abrir lo que haga falta. Y a cerrar lo que se deba. Como lo ha sabido hacer siempre Bloomingdale´s y hasta decirlo: "Cerré esto porque perdíamos dinero"30. Como se ha dicho31, el buen capitán de un velero aprende a "mover velas y navegar en zigzag cuando el viento cambia". 13. Medir constantemente la rentabilidad sobre activos. Es esta una cosa muy concreta que podríamos considerar como un corolario de los dos puntos anteriores: ¿Qué valor de mercado tienen en cada momento nuestros activos? ¿Están rindiendo en función de ello? ¿Nuestro rendimiento es acorde con toda la masa de bienes que lo genera? Si no es así, si el rendimiento sobre fondos propios está en realidad apalancado por el bajo costo de los fondos ajenos (costos por debajo de mercado) nuestra excelencia puede ser circunstancial. 14. No querer cambiar de oficio. La diversificación es, las más de las veces, una trampa ilusoria. Cuando la intentamos solemos descubrir lo que valía nuestro oficio y nuestro prestigio en nuestro trabajo de siempre. No quiere esto decir que jamás se deba entrar en otro campo. Pero hemos de pasarle a su conveniencia la carga de la prueba. La vieja bendición bíblica propone "que envejezcas en tu oficio" y no lo contrario. Perseguir el dinero es algo distinto en cada sector. Y parece que las compañías sensatas ya se están dando cuenta, a juzgar por un reciente estudio de M. Porter32 que señala que en un grupo de empresas destacadas (muchas de las grandes de EE.UU.) más de la mitad de sus adquisiciones se vendieron de nuevo antes de transcurrir diez años de su compra, y concretamente llega casi al 75% la reventa de aquellas empresas adquiridas en áreas de negocio de verdadera diversificación, es decir no relacionadas con el negocio básico. 30 Bloomingdale´s Hofer/Murray/Charan/Pitts. (Extraído del libro Strategic Management). Ed. West Publising 1980. 31 "Of floating factories and mating dinosaurs". A.L. Mcdonald H.B.R. Nov.1986. 32 H.B.R. Mayo 1987. 34 RESPUESTAS EMPRESARIALES A LOS DESAFÍOS DEL ENTORNO 15. Mantener la empresa económicamente tensa. Aunque se dan empresas excelentes que, como Hewlett Packard, al parecer han jugado siempre a no apalancarse (con ello tienen más paz para pensar en otras cosas) también es factor común de excelencia hacer que los directivos anden tensos por las finanzas. Es un buen acicate para perseguir negocios. Bien lo sabía aquel buen amigo mexicano que compró una empresa "con saliva"33: ¡Cómo peleó por conseguir que Celanese le hiciese entregas semanales (para reducir inventario) en lugar de mensuales! 16. No jugar a "organizarse". Siempre se suele pecar de más por "organizacionitis". Cuánto daño ha hecho la "evasión estructural", es decir empeñarse en resolver cualquier problema a golpes de organigrama: ¿tenemos mal ambiente en la casa? Le llamamos mal clima organizacional (siempre viene bien maquillar los nombres) y nombramos un "gerente de clima organizacional". ¿No acertamos a elegir bien nuestro futuro? Nombramos un "gerente de Planeación estratégica". Cualquier día aparecerá la tentación de resolver nuestras crisis de negocio nombrando un "gerente de utilidades". Sentimos que el bien hacer directivo se pregunta siempre: ¿organizarse, para qué? y sólo acomete el cambio si aparece una clara relación de causa y efecto. Muchos problemas no son de estructura, ni son de pensamiento estratégico. Son de Procedimientos de Avance34, de mecanismos de impulsión que hagan converger todas las voluntades y las acciones hacia el propósito elegido. 17. Contar con gente "normal". Como dice R. Alvarado35 "No busques héroes… En general no los hay y tampoco sabrás qué hacer con ellos si los encuentras". Para ser buen ejecutivo tampoco es necesario ser premio Nobel. Gente normal, que trabaje un buen montón de días al año. Que el dinero, el negocio, es cuestión de seguirlo para conseguirlo. En esto se podría contar la conocida anécdota del Lord inglés que recibe a su amigo de 33 Expresión mexicana para referirse a "Hacerse con una empresa sin pagar un peso" (N. del Ed.). 34 Op.cit. 35 "Encontrando la excelencia" (P) DGN-84 IPADE, 1987. EXCELENCIA Y NEGOCIO 35 EE.UU. en su viejo palacio de Devonshire y al que maravilla con el excelente "green" de su jardín: "¿Cómo lo consigue?", le pregunta el norteamericano. "Cortar y regar, cortar y regar", es la respuesta. "Pero eso hago yo en mi tierra y no obtengo esta maravilla…", a lo que el Lord se sonríe: "Bueno, hay que hacerlo 400 años…". Y esto es también lo que expone Ray Kroc, el hombre que hizo McDonald´s36: "Buscar gente de currículos muy ordinarios para que hagan cosas extraordinarias". Entre ellas quizás no pensar tanto y atenerse a "lo que hay que hacer". 18. Aprovechar los impedimentos de la competencia. Que por supuesto los tiene. A veces está encadenada a una inversión mal hecha; otras a un pasivo burocrático que deberá acabar liquidando, con lo que quedará maltrecha. En ocasiones "perdió pie" por jugar demasiado a la expansión en la época de vacas gordas… O está encadenada a una materia prima que "es del grupo" y que ya no es la más adecuada…Y tantas y tantas cosas más. 19. Y pensar en las redes de poder. Hay que descubrir, de una vez, que la Política de Empresa es, antes que nada y como su nombre lo indica, un saber político; la misma política que dirige países y grupos sociales, a la que a veces envidiamos y a veces denostamos. Saberes políticos con las peculiaridades propias del objeto al que se dirigen: la Empresa de Negocios. Es desde esta perspectiva que se puede hablar del competir como de la guerra. Como decía Clausewitz, la guerra (competir) es la política (dirigir) continuada por otros medios. Esta nueva óptica que propugnamos es la que permite entender mejor todos los recientes trabajos de algunos autores sobre las "redes de poder": se vende por "marketing mix" pero no del todo. Junto a las 4P (algunos hablan de 5: product, price, place, positioning y promotion) hay que subrayar la 6ª P: El Poder. Casi todo el mundo de los negocios se mueve dentro de un conjunto de redes de poder. Cada empresa ocupa 36 "McDonald´s: Behind the arches" J.F. Love. Bantam, 1987. 36 RESPUESTAS EMPRESARIALES A LOS DESAFÍOS DEL ENTORNO un vértice de varias de estas redes, que además se interaccionan: se vende en gran parte por red de poder. Y las finanzas nos resultan fáciles o difíciles según nuestra situación en la correspondiente red… No es posible dirigir en forma excelente un negocio sin esa capacidad política de entender y manejar todo esto. VIII. HACER LA EXCELENCIA Este inventario de acciones de un "buen dirigir" no pretende ser exclusivo. No puede ser exhaustivo. Todo este pequeño ensayo ha querido apuntar precisamente a dos cosas; la primera de ellas es que no tiene sentido hablar de excelencia empresarial si no se fundamenta en el negocio y se queda sólo en aspectos "estratégicos" más o menos importantes; y la segunda es que no se puede caer en el recetario, en los 3, o los 7, o los 17 puntos que producen la excelencia. Nuestros 19 puntos nos parecen simplemente interesantes de considerar. Y no agotan nada. Otras personas con otras experiencias podrán referirnos otras cosas. Y así, entre unos y otros, cada cual podrá ayudarse, en su dirigir, a dirigir mejor; sin tampoco grandes pretensiones de cosa definitiva, de aureola, de inmortalidad. Sí querríamos, sin embargo, que estas líneas ayuden a producir un cambio personal. La excelencia como dice Llano, es un proceso, no un estado. Es para hacerla, para irla conquistando. Y no solamente para pensarla. Especialmente desde las Escuelas de Negocios conviene insistir, una y otra vez, que en este campo es válido lo que con carácter más general se puede decir de toda nuestra labor pedagógica: nuestro propósito no se puede limitar a que los alumnos adquieran una mejor comprensión intelectual de lo que es dirigir; lo que hemos de conseguir es que dirijan mejor. Y eso —como el tocar el piano— no guarda necesaria relación con el conocimiento intelectual de lo que es un piano. Lo que ocurre es que para avanzar hacia la excelencia en una empresa de negocios es preciso sentir en carne propia la pasión de la excelencia personal. Aunque no es una condición suficiente, resulta una condición imprescindible. A la postre, Aristóteles tiene una buena EXCELENCIA Y NEGOCIO 37 parte de razón, por lo menos en su aspecto negativo: no se puede esperar la excelencia (competitiva) de una empresa de negocios si las personas que la forman no se entregan a la búsqueda de su excelencia personal (no competitiva más que consigo mismo). La excelencia en el hacer exige la excelencia en el obrar. Y esto supone reflexión, y probar, y medir. Una vez más, "Do it, fix it, try it". Y supone la modestia de "descomplicarse". De hacer, simplemente, una cosa detrás de otra: K. Olsen, el brillante Director de DEC insiste en ello con algunas de sus populares parábolas37: "Hay distintas maneras de enfrentarse a un puzle. Una es mirar las partes, cuando se ve dos que encajan, encajarlas. La otra es mirar todo el puzle y no mover nada hasta no estar convencido de qué parte encaja con cual. Así se piensa a veces en negocios: No hacer nada hasta que todo esté claro… "En una reunión militar y después de mucho barullo se decidió tomar cierta colina. Un teniente regresó a su compañía y dijo: —Sincronicen los relojes. A las siete dejaremos las trincheras y vamos a colocar nuestra bandera sobre aquella colina. Otro teniente regresó a su compañía y dijo: —Qué terrible reunión; ningún general estaba de acuerdo. Unos decían que es suicida tomar la colina. Otros, que mejor tomar otra. Finalmente acordaron que a las siete tomaríamos aquella colina. Pero yo pienso que alrededor de las siete iré de nuevo al cuartel general a plantear de nuevo todo porque, obviamente, no saben de qué están hablando… El primer oficial fue afortunado. Tenía metas simples. Todos simpatizaron con el segundo oficial: claramente no era su culpa que sus hombres no salieran de la trinchera… 37 Fortune Oct 27, 1986. 38 RESPUESTAS EMPRESARIALES A LOS DESAFÍOS DEL ENTORNO ANEXO COMENTARIOS DE CARLOS LLANO38 Es claro, por otro lado, que tú y yo tenemos un concepto distinto de eficacia. *** En general, tu nota —y en ello no estoy de acuerdo— no sólo parece indicar los beneficios del logro aunque sea con conflicto, sino casi que lo mejor del logro es hacerlo conflictivamente. No pareces tener en cuenta la sabia máxima de Williams James en el sentido de que la eficacia de la acción se mide por esta proporción: máximo logro/ mínimo conflicto. *** Esta visión olímpica de la empresa aparece también en la forma externa de tu nota y puede generar rechazo a los 19 puntos o recomendaciones asentadas en la parte final de tu nota con los que me encuentro totalmente de acuerdo. *** A mi juicio, la pelea entre Coca y Pepsi no sólo no es ejemplificable sino indeseable. Hay personas que logran conciertos inteligentes, y no peleoneros, con sus competidores, y les va muy bien —en general, mucho mejor que los que se pelean, pues suelen terminar todos mal—. Este enfoque conflictivo del negocio, parece que deja a un lado el punto de vista de ganar-ganar, que es el primero que debe buscarse en mi opinión, y tiende a dar más importancia al ganarle a alguien que al ganar algo, y más importancia a ser competidor que ser competente. En el fondo, llegas a creer que este tipo de procedimiento de negocios está en la naturaleza de las cosas, e incluso lo dices así expre38Miembro del grupo fundador del IPADE y fundador de la Universidad Panamericana, de Méjico. Profesor de Factor Humano, con diversas publicaciones centradas en la Antropología de la Acción Directiva. 39 EXCELENCIA Y NEGOCIO samente. De manera que aquél que desarrolla una empresa de características diferentes, original y propia, y trabaja en ella sin el deseo de sobresalir sobre el vecino estaría actuando contra la naturaleza de las cosas. Pienso decididamente que es lo contrario. *** ¿Con qué parámetros vas a medir la comparación de las empresas? ¿Con las de Fortune? A mí no me parecen las principales, si en la empresa que gana más y que crece más se encuentra el personal con el riesgo permanente de que le corten el cuello. *** Finalmente pienso que si este sentido bélico (o incluso comparativo) como prevaleciente en la empresa es al menos discutible, más lo es entre las personas, ya que éstas por definición son mutuamente incomparables.