La-mision-continental-Pedagogia-Aparecida-278

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DIOCESIS DE SONSON – RIONEGRO
PLAN DE PASTORAL
2011-2015
Objetivo
Propiciar una experiencia discipular de Jesucristo capaz de
transformar la vida, para anunciar y construir el Reino de Dios en
espíritu de comunión, mediante eficientes procesos de evangelización
en continuidad con los planes de pastoral anteriores.
Experiencia discipular de Jesucristo
Una experiencia discipular de Cristo es fundamental en la vida cristiana y así lo ha
ratificado con frecuencia el Papa Benedicto XVI y lo ha dejado claro la
Conferencia de Aparecida. El cristianismo no es una ideología o corriente política
que se asume por imposición, conveniencia o tradición; el cristianismo es una
persona a quien se busca, se conoce y se sigue: Jesucristo.
Búsqueda y encuentro: Todo ser humano busca, de alguna manera, a Dios. Esa
búsqueda responde a un deseo que está presente en el corazón de cada
persona, como lo atestigua san Agustín y lo confirma el catecismo de la
Iglesia. Pero en la vida cristiana, esta búsqueda responde a un llamado de
Dios. De esta manera, la fe es siempre búsqueda y encuentro.
Quienes serán sus discípulos ya lo buscan (Cf. Jn 1, 38), pero es el Señor quien
los llama: “Sígueme” (Mc 1, 14; Mt 9, 9). Se ha de descubrir el sentido más hondo
de la búsqueda, y se ha de propiciar el encuentro con Cristo que da origen a la
iniciación cristiana, (Aparecida, 278)
Conocimiento y conversión: Una vez que se da el encuentro del hombre con
Dios y de Dios con el hombre, se inicia una etapa de conocimiento y
conversión. Nadie ama ni sigue a quien no conoce. Conocer a Dios es
fundamental en la vida cristiana; pero este conocimiento no es el resultado de
un ejercicio mental de tipo racional o científico, sino consecuencia de una
experiencia vital de orden espiritual que implica conversión. Sólo puede
conocer a Cristo aquel que ha tenido un encuentro personal con él a través de
la oración, los sacramentos, la palabra de Dios.
Pero surgen inmediatamente otras preguntas: ¿Quién conoce a Dios? ¿Cómo
podemos conocerlo? No podemos entrar aquí en un complejo debate sobre esta
cuestión fundamental. Para el cristiano el núcleo de la respuesta es simple: sólo
Dios conoce a Dios, sólo su Hijo que es Dios de Dios, Dios verdadero, lo conoce.
Y Él, “que está en el seno del Padre, lo ha contado” (Jn 1, 18). De aquí la
importancia única e insustituible de Cristo para nosotros, para la humanidad. Si
no conocemos a Dios en Cristo y con Cristo, toda la realidad se convierte en un
enigma indescifrable; no hay camino y, al no haber camino, no hay vida ni
verdad, (Benedicto XVI, Discurso Inaugural de Aparecida)
Discipulado: Viene luego el discipulado. Una vez que se conoce a Cristo, es
imposible negarse a seguirlo. Quien ha conocido verdaderamente a Dios, no
desea otra cosa distinta fuera de Él. El discipulado es, por tanto, consecuencia
inevitable de esta búsqueda que palpita en el corazón humano de Dios y de su
conocimiento a través de Cristo.
La primera invitación que Jesús hace a toda persona que ha vivido el encuentro
con Él, es la de ser su discípulo, para poner sus pasos en sus huellas y formar
parte de su comunidad. ¡Nuestra mayor alegría es ser discípulos suyos! Él nos
llama a cada uno por nuestro nombre, conociendo a fondo nuestra historia (Cf. Jn
10,3), para convivir con Él y enviarnos a continuar su misión (Cf. Mc 3,14-15).
(Benedicto XVI, Mensaje final de Aparecida).
Comunión: No se puede vivir el discipulado de manera solitaria y aislada. El
discípulo de Cristo vive, crece y madura su fe en comunidad. La Iglesia juega
un papel fundamental en la vida cristiana a tal punto que nadie puede decir
que conoce, ama y sigue a Cristo, fuera de la Iglesia. Es un error la actitud de
aquellos que afirman que Cristo sí, Iglesia no. Esta actitud indica que aún no
conocen a Cristo.
No puede haber vida cristiana sino en comunidad: en las familias, las parroquias,
las comunidades de vida consagrada, las comunidades de base, otras pequeñas
comunidades y movimientos. Como los primeros cristianos, que se reunían en
comunidad, el discípulo participa en la vida de la Iglesia y en el encuentro con los
hermanos, viviendo el amor de Cristo en la vida fraterna solidaria. También es
acompañado y estimulado por la comunidad y sus pastores para madurar en la
vida del Espíritu, (Aparecida, 278)
Misión: Finalmente, quien conoce y ama a Cristo siente inevitablemente la
necesidad de anunciarlo a los demás.
El discípulo, a medida que conoce y ama a su Señor, experimenta la necesidad
de compartir con otros su alegría de ser enviado, de ir al mundo a anunciar a
Jesucristo, muerto y resucitado, a hacer realidad el amor y el servicio en la
persona de los más necesitados, en una palabra, a construir el Reino de Dios. La
misión es inseparable del discipulado, por lo cual no debe entenderse como una
etapa posterior a la formación, aunque se la realice de diversas maneras de
acuerdo a la propia vocación y al momento de la maduración humana y cristiana
en que se encuentre la persona, (Aparecida, 278)
Estos cinco momentos: búsqueda y encuentro, conocimiento y conversión,
discipulado, comunión y misión forman parte de un mismo proceso en el horizonte
de la evangelización y del trabajo pastoral. Es necesario, por tanto, tener en
cuenta que:
 Dado que la búsqueda de Dios se puede menguar, opacar o tergiversar, es
necesaria una acción pastoral que despierte, aumente y oriente esta
búsqueda sin concesiones ni dilaciones.
 Se deben, simultáneamente, propiciar los lugares y espacios (proféticos,
litúrgicos y caritativos) para favorecer una experiencia más profunda y vital
de Cristo que lleve a la conversión.
 Se debe propiciar el seguimiento de Cristo mediante el testimonio y el
ejemplo de tantos que viven con alegría y autenticidad su fe.
 Hay que fortalecer el espíritu de comunión en nuestras comunidades
eclesiales. Los cristianos se deben sentir Iglesia y amar a la Iglesia a través
de una vinculación estrecha con la parroquia.
 Es necesario que los discípulos de Cristo sean realmente testigos de su fe
en la familia, la parroquia, en sus lugares de trabajo y, de ser posible, en
otros horizontes más allá de su comunidad parroquial.
Reflexión
Primer paso: Búsqueda
 La vida es una búsqueda permanente.
- Podríamos afirmar que vivir es buscar.
- Nos buscamos a nosotros mismos.
- Buscamos personas para recibir cariño, afecto, ayuda, etc.
- Buscamos cosas: dinero, bienes,
- Buscamos lugares y momentos especiales.
- Buscamos conocimientos.
- Buscamos la felicidad.
- Podríamos decir que todo en la vida es fruto de una búsqueda.
- Cuando una persona deja de buscar, su vida empieza a perder
sentido.
- Toda búsqueda en la vida está animada por la esperanza.
 La búsqueda de Dios
- La búsqueda de Dios responde a una necesidad vital del ser humano:
todo ser humano siente la necesidad de buscar a Dios.
- La búsqueda de lo trascendente y divino viene desde los orígenes
mismos de la humanidad: el hombre ha buscado desde siempre a
Dios.
- La búsqueda de Dios ha tenido y tendrá siempre diversas
motivaciones: miedo, curiosidad, perplejidad, etc.
- A veces no buscamos a Dios con la misma intensidad con que
buscamos otras cosas en la vida.
“¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé!
Tú estabas dentro de mí, y yo fuera, y por fuera te buscaba,
y me lanzaba sobre las cosas hermosas creadas por Ti.
Tú estabas conmigo y yo no estaba contigo.
Me retenían lejos de Ti todas las cosas, aunque,
si no estuviesen en Ti, nada serían.
Llamaste y clamaste, y rompiste mi sordera. Brillaste y resplandeciste
y pusiste en fuga mi ceguera.
Exhalaste tu perfume y respiré y suspiro por Ti.
Gusté de Ti y siento hambre y sed. Me tocaste y me abraso en tu paz”.
San Agustín
Segundo paso: Encuentro con Dios
 Encontrar a Dios es el primer objetivo de nuestra búsqueda.
- Dice Jesús en el Evangelio que quien busca, encuentra.
- Buscar y no encontrar suscita diversos estados de ánimo: ansiedad,
angustia, desesperación, negación, etc.
- Mucha gente cree que aún no ha encontrado a Dios.
- El ateísmo es fruto, generalmente, de la frustración que surge de no
encontrar a Dios.
 Mucha gente busca a Dios donde difícilmente podrá encontrarlo.
- Hay mucha clase de encuentros: Encuentros físicos, encuentros
virtuales, encuentros paranormales y encuentros espirituales.
- A Dios lo podemos encontrar a través de la naturaleza, a través de los
otros y a través de acontecimientos.
- Dios no está lejos de nosotros: está dentro de nosotros mismos.
 A Dios lo encontramos porque él nos busca también a nosotros.
- Dios está buscando al hombre desde el momento mismo de la
creación.
- Nos creó para buscarnos.
- Toda la historia de la salvación expresa la búsqueda divina del
hombre
- La Encarnación del hijo de Dios es la máxima manifestación de la
búsqueda divina de la humanidad.
- El encuentro del hombre con Dios y de Dios con el hombre siempre
se da, el problema es que no siempre lo percibimos, generalmente
porque el mundo nos ha absorbido.
Tercer paso: Conocimiento de Dios
 Consecuencias del encuentro con Dios
- El principal fruto del encuentro del hombre con Dios y de Dios con el
hombre es la fe.
- Y por la fe surge en el hombre el deseo de conocer a Dios.
- A partir de este momento comienza la etapa del conocimiento de
Dios.
 Tipos de conocimiento. Podemos tener de Dios:
- Un conocimiento intelectual o conceptual.
- Un conocimiento experiencial o interior.
- Un conocimiento místico. Es una gracia especial.
 Medios. Conocemos a Dios a través de:
- Su Palabra: La Sagrada Escritura
- Los sacramentos
- La oración
- La caridad
Estate. Señor, conmigo siempre, sin jamás partirte,
y cuando decidas irte, llévame, Señor, contigo;
porque el pensar que te irás me causa un terrible miedo
de si yo sin ti me quedo, de si tú sin mí te vas.
Llévame en tu compañía, donde tú vayas, Jesús,
porque bien sé que eres tú la vida del alma mía,
si tu vida no me das, yo sé que vivir no puedo,
ni si yo sin ti me quedo, ni si tú sin mí te vas.
Por eso, más que a la muerte temo, Señor, tu partida,
y quiero perder la vida mil veces más que perderte;
pues la inmortal que tú das, sé que alcanzarla no puedo,
cuando yo sin ti me quedo, cuando tú sin mí te vas. Amén.
Cuarto paso:Conversión
 Toda conversión nace a partir de una crisis y genera crisis
- Una vez que se produce el encuentro de Dios con el hombre (la oveja
perdida) y del hombre con Dios y se da un cierto conocimiento,
- Cuando una persona está bien no siente la necesidad de cambiar.
- El nuevo estilo de vida que adopta quien ha encontrado a Dios genera
controversia, genera crisis.
 Consecuencias de la conversión
- Se da un cambio de personalidad: hay una especie de segundo
nacimiento.
- Se crea un nuevo estilo de vida: tras la conversión hay un cambio en la
forma de vivir.
- Se da una nueva cosmovisión: quien se convierte interpreta de
manera distinta todo lo que sucede a su alrededor.
- Hay una ruptura de relaciones.
- Se siente el deseo de convertir a otros.
 La conversión en el contexto bíblico
- La conversión se define fundamentalmente como un retorno a Dios, a
la casa del Padre.
- La conversión es condición indispensable para el discipulado y la
misión.
- La conversión es un paso de la muerte a la vida, de la oscuridad a la
luz.
 La conversión es obra divina
- Sin la gracia de Dios es imposible cambiar.
- La conversión es obra de Dios en nosotros. Como el escultor sobre el
mármol.
- A nosotros sólo nos toca dejarnos transformar por Cristo.
 Dinámica de la conversión
- La conversión nos tiene que llevar a una sincera renuncia al pecado y
debe introducirnos en el misterio de Dios.
- La conversión es un proceso dinámico de enamoramiento espiritual en
respuesta al amor de Dios derramado en nuestros corazones por el
Espíritu Santo (Cf. Romanos 5, 5)
- La conversión es gradual y continua. Dura toda la vida.
Quinto paso:Discipulado
 De la conversión al discipulado.
- Es discípulo el que sigue a Jesús después de haber tenido un
encuentro personal con Él y, por su puesto, haber iniciado un proceso
de conversión.
- La conversión lleva al discipulado. Nadie puede ser verdadero
discípulo de Cristo si no vive un proceso de conversión sincera.
- El discipulado es un proceso, no un curso o un evento.
- No hay reto más grande que seguir a Jesús. Ser cristiano es ser
discípulo. "Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo
padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus
pisadas" (1a Pedro 2:21).
 El discípulo en la época de Jesús
- El discípulo pasaba el mayor tiempo posible con su maestro y a
menudo vivía con él en la misma casa. Se esperaba que los discípulos
no sólo estudiaran la ley y todas sus ramificaciones, sino también que
se familiarizaran con un tipo específico de vida, lo que sólo podía
realizarse estando constantemente pendientes de su maestro.
- Los alumnos trataban a sus maestros con la mayor deferencia y
respeto. "Seguir" a un maestre significaba aceptar su enseñanza,
pero cuando lo acompañaban, se suponía que los discípulos
caminaban literalmente detrás de él.
- El maestro trataba de criar a sus discípulos como hijos: los cuidaba,
proveía para ellos (generalmente el rabino costeaba esta educación)
y alababa o amonestaba a sus discípulos según su parecer.
 Diferencias entre creyente y discípulo
- El discípulo vive con Cristo: los llamó para estar con él. El creyente
sólo lo busca cuando lo necesita.
- El discípulo sigue al maestro a donde sea. Esta dispuesto a todo; el
creyente no.
- El discípulo no desea otra cosa distinta que estar con el maestro. El
creyente tiene otros intereses antepuestos.
- El discípulo vive en una permanente novedad su fe; el creyente se
rutiniza.
- El discípulo ama a su maestro; el creyente sólo quiere ser amado.
Sexto paso: Misión
 Discipulado y misión
- Discipulado y misión son dos caras de una misma moneda: todo
discípulo debe ser misionero y para ser misionero tiene que ser
discípulo.
- El discípulo es por naturaleza misionero. Siente la necesidad de
anunciar a Dios.
- Desde el primero de los obispos hasta el último de los fieles somos en
la Iglesia discípulos y nada menos ni nada más que discípulos. Y
también misioneros.
 Objetivos de la misión
- Hacer discípulos de Cristo: id y haced discípulos.
- Ser sal y luz del mundo. Iluminar el mundo con la luz del Evangelio.
 Características de la misión
- Debe ser permanente. El discípulo no puede dejar en ningún
momento de anunciar a su maestro, a tiempo y a destiempo.
- Debe ser universal: siempre y en todas partes. A todos los hombres.
- No puede ser “light”, es decir, sin sacrificio. La misión implica siempre
sacrificio y renuncia para cargar la cruz.
- Deber ser creativa e innovadora para responder a los signos de los
tiempos.
- Debe estar animada por la fuerza del Espíritu Santo que es quien da
los dones y carismas necesarios para la misión.
 Los caminos de la misión
- El testimonio de vida. El mundo necesita más testigos que maestros.
La misión consiste en trasmitir a los demás la experiencia de Cristo,
en contagiarles a Cristo, en dar testimonio que Cristo nos ha
cambiado la vida y en hacerlo persona a persona.
- La palabra profética: hay que “hablar” también de Jesucristo sin pena
ni temor.
- Acciones concretas de evangelización y caridad.
Estos seis pasos se deben vivir a nivel personal y comunitario al
mismo tiempo.
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