DICTAMEN Nº 146 / 2009 Materia sometida a dictamen: Revisión de oficio de la Resolución del Director General de Gestión de Personal del Departamento de Educación, Cultura y Deporte, de fecha 30 de enero de 2009, por la que se jubiló “por incapacidad permanente para su profesión” a funcionaria docente. ANTECEDENTES Primero.- En escrito fechado el día 11 de mayo de 2009, que tuvo entrada en el Registro de la Comisión Jurídica el día 18 del mismo mes, la Consejera Educación, Cultura y Deporte ha solicitado Dictamen a la Comisión Jurídica Asesora del Gobierno de Aragón en el procedimiento instruido para revisar de oficio -“de conformidad con lo dispuesto en el artículo 12, apartados 2.b) y 3, del Decreto 132/1996 (sic), de 11 de julio, por el que se aprueba el Reglamento de Organización y Funcionamiento de la Comisión Jurídica Asesora”- la Resolución de 30 de enero de 2009 del Director General de Gestión de Personal, del mismo Departamento, por la que se jubiló “por incapacidad para el servicio de la funcionaria del Cuerpo de Maestros C.P.”. Al mencionado escrito de la Consejera se ha adjuntado la documentación relacionada en un índice, en el que se detallan no sólo los documentos sino, además, están numerados los folios correspondientes a cada documento, con un total de 99. Segundo.- En la propuesta de Resolución aportada (folios 93 a 99 del expediente), carente de fecha y firma, se ha considerado procedente “Declarar la nulidad de la Resolución de la Dirección General de Gestión de Personal de fecha 30-1-2009, por la se acuerda la jubilación de C.P. por incapacidad permanente para el servicio; restableciéndose, en consecuencia, su situación de servicio activo, con todos los efectos económicos y administrativos”, habiéndose iniciado el procedimiento de revisión de oficio a solicitud de la Dirección General que dictó la Resolución cuya revisión se pretende por haber sido dictada “constando informe negativo del Equipo de Valoración de Incapacidades. 1 (E.V.I.), cuyo Dictamen es preceptivo y vinculante para todas las jubilaciones de este tipo que se dicten desde el 1-1-2009”. En los “antecedentes de hecho”, apartado I de la propuesta de Resolución, se recogen los siguientes extremos, que se reproducen: • Con fecha 10-9-2008, el Servicio Provincial de Educación, Cultura y Deporte de Zaragoza instó de la Dirección General de Gestión de Personal de este Departamento la iniciación de oficio del procedimiento de jubilación por incapacidad de la funcionaria del Cuerpo de Maestros C.P. • Por Resolución de la Dirección General de Gestión de Personal de 18-9-2008 se inició dicho expediente (sic) de jubilación, remitiéndose en la misma fecha al Equipo de Valoración de Incapacidades la documentación obrante en el expediente a efectos de la emisión del preceptivo Dictamen evaluador. • El Dictamen del Equipo de Valoración de Incapacidades de fecha 3-12-2008, con entrada en este Departamento el 2-12-2008, considera que C.P. no está afectada por una lesión o proceso patológico, estabilizado e irreversible o de incierta reversibilidad que la imposibilita totalmente para las funciones propias de su Cuerpo. • Con fecha 14-1-2009 se remite el referido Dictamen a la Inspección Médica del Servicio de Educación , Cultura y Deporte de Zaragoza que, con fecha 16-12009, informa que la interesada está incapacitada para el desarrollo de su actividad profesional y, por tanto, debe procederse a su jubilación de oficio. • Por Resolución de 30-1-2009, la Dirección General de Gestión de Personal acuerda la jubilación por incapacidad permanente para su profesión de la funcionaria docente C.P. • El 4-2-2009 se remite el expediente de jubilación antedicho a la Dirección General de Gestión de Costes de Personal y Pensiones Públicas del Ministerio de Economía y Hacienda, a fin del reconocimiento de pensión de jubilación a C.P. • El 9-3-2009 tiene entrada en la Dirección General de Gestión de Personal escrito de 3-3-2009 de la Dirección General de Gestión de Costes de Personal y Pensiones Públicas, devolviendo el expediente e indicando que no se puede tramitar la pensión de jubilación ordinaria por incapacidad permanente contra el Dictamen negativo del Equipo de Valoración de Incapacidades cuando el hecho causante, la jubilación, se haya producido a partir del 1-1-2009, y ello porque, con efectos de esta fecha, en este tipo de jubilaciones el Dictamen del E.V.I. es preceptivo y vinculante en virtud de lo establecido en el artículo 28.2.c) del texto refundido de la Ley de Clases Pasivas del estado, en su redacción dada por la disposición final primera de la Ley 2/2008, de 23 de diciembre (BOE de 24-122008), de Presupuestos Generales del Estado para 2009. • Por todo lo expuesto dicho órgano directivo, la Dirección General de Gestión de Personal, propone la revisión de oficio de su Resolución de 30-1-2009, dejando sin efecto la jubilación por incapacidad para el servicio de C.P. 2 Además de los extremos que se acaban de reproducir, también consta en el antecedente primero que se propone “la iniciación del mencionado procedimiento de revisión de oficio del mencionado acto, al poder concurrir la causa de nulidad prevista en el artículo 62, apartado 1.f) de la Ley 30/1992, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común”. En los restantes antecedentes (del segundo al noveno) se expresan las actuaciones llevadas a cabo en el procedimiento con posterioridad a su iniciación hasta la emisión de informe por la Dirección General de los Servicios Jurídicos. Tras relacionar la normativa aplicable en el apartado II, los “fundamentos de derecho” constituyen el contenido del apartado III, y en ellos se expresa la competencia de la Consejera de Educación, Cultura y Deporte para dictar la resolución que ponga fin al procedimiento iniciado e instruido para la revisión de oficio de la Resolución de 30-1-2009 mencionada, del Director General de Gestión de Personal del mencionado Departamento (f.d. primero), así como el procedimiento a seguir a tal fin (f.d. segundo), y el planteamiento de la revisión fundado “en la causa de nulidad prevista en la letra f) del artículo 62.1 de la citada Ley 30/1992” (f.d. tercero). En el fundamento de derecho cuarto se detalla la normativa de “clases pasivas” para fundamentar la competencia de la Dirección General de Gestión de de Personal del Departamento de Educación, Cultura y Deporte para acordar la jubilación ahora sometida a revisión de oficio, se indica que en cumplimiento de lo dispuesto en la misma se dio traslado a la interesada de la iniciación de oficio del procedimiento de su jubilación, y se señala que, “realizados todos los trámites necesario”, se remitió a la Dirección General de Costes de Personal y Pensiones Públicas del Ministerio de Hacienda el documento exigido para “la iniciación del procedimiento de reconocimiento de pensión de jubilación del régimen de Clases Pasivas del Estado, pues éste es el único órgano competente para el reconocimiento de las prestaciones derivadas del Sistema de Clases Pasivas y su posterior gestión, según se desprende de toda la normativa citada” (Texto Refundido de la Ley de Clases Pasivas del Estado, aprobado por el R. D. Legislativo 670/1987, de 30 de abril, modificado por la Disposición Final primera de la Ley 2/2008, de 23 de diciembre, de Presupuestos Generales del Estado para el año 2009; Resolución de 29-12-1995 de la Secretaría de Estado para la Administración Pública, por la que se regula el procedimiento de jubilación; R.D. 172/1988, de 22 de febrero, por el que se regula el procedimiento de concesión de pensión, y Orden de 30-9-1988, por la que dictan normas complementarias del R.D. 172/1988) “y del artículo10 del Real Decreto 1884/1996, de 2 de agosto, por el que se regula la estructura orgánica del Ministerio de Economía y Hacienda”. Respecto al citado Texto Refundido de la Ley de Clases Pasivas, en el fundamento de derecho quinto se reproduce -modificado por la Ley 2/2008 con efectos de 1 de enero de 2009 y vigencia indefinida- el contendido del apartado 2.c) de su artículo 28, según el cual el Dictamen médico que en cada caso corresponda (en el que se considera el E.V.I.) pasó a tener carácter preceptivo y vinculante para el órgano competente para dictar la resolución que declare la situación jubilación por incapacidad permanente. De acuerdo con lo expuesto anteriormente, se dice en el primer párrafo del fundamento derecho sexto, y último, de la propuesta de resolución, “se comprueba que la resolución de la Dirección General de Personal de fecha 30-1-2009, por la que se acuerda la jubilación de C.P. por incapacidad permanente para el servicio, se ha dictado 3 incumplimiento lo establecido en el artículo 28.2.c) del citado Real Decreto Legislativo 670/1987, de 30 de abril, en su modificación efectuada (....), en cuanto lo acordado en dicha Resolución se separa del dictamen preceptivo y vinculante emitido por el E.V.I.”. Por tanto, se añade en el segundo párrafo, “queda justificada la revisión de la mencionada Resolución de la Dirección General de Gestión de Personal de fecha 30-1-2009, al concurrir en la misma la causa de nulidad prevista en el artículo 62.1.f) de dicha Ley 30/1992, al haber adquirido C.P. derecho en base a un acto contrario al ordenamiento jurídico, careciendo del requisito esencial (Dictamen preceptivo y vinculante del E.V.I) para su adquisición. Tercero.- El procedimiento de revisión de oficio de la Resolución de 30 de enero de 2009, del Director General de Gestión de Personal del Departamento de Educación, Cultura y Deporte (folios 31 y 32), se inició, a propuesta del mismo Director General , fechada el día 24 de marzo de 2009 (folios 1 a 6), por Orden de la Consejera del citado Departamento, de 27 de marzo de 2009 (folio 65) por haber sido dictada la resolución a revisar con previo “informe negativo del Equipo de Valoración de Incapacidades, cuyo Dictamen es preceptivo y vinculante para todas las jubilaciones que se dicten desde el 1 de enero de 2009”, por lo que se “acuerda la iniciación del procedimiento de revisión de oficio previsto en el artículo 102 de la Ley 30/1002, de 26 de noviembre de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del procedimiento Administrativo Común, por cuanto esta actuación pudiera incurrir en la causa de nulidad de pleno derecho contenida en el artículo 62.1.f) de dicha Ley 30/1992”. La mencionada propuesta de iniciación del procedimiento de revisión fue suscrita con fecha 24 de marzo de 2009 por el Director General de Gestión de Personal, como consta en la Orden de iniciación del procedimiento, en la que se recogen los antecedentes que precedieron a la Resolución cuya revisión se propone, y en la que se ha dado especial relieve al contenido del dictamen de E.V.I de 3 de diciembre de 2008, que sirvió de base para una propuesta de resolución en sentido denegatorio de la jubilación. Ahora bien, remitido el mencionado dictamen a la Inspección Médica del Servicio Provincial de Zaragoza, ésta, en informe de 16 de enero de 2009, señaló que la interesada estaba incapacitada para el desarrollo de su actividad profesional, y así se reconoció en la Resolución que la declaró, por esta causa, en situación de jubilación, acto cuya revisión se propone con base en lo dispuesto en el texto vigente desde el 1 de enero de 2009 del artículo 28.2.c) del Texto Refundido de la Ley de Clases Pasivas, en relación con los apartados 1.f) y 2 de la Ley 30/1992 Concedida audiencia a la interesada, ésta compareció en el Servicio de Régimen Jurídico y Coordinación Administrativa, dependiente de la Secretaria General Técnica del Departamento de Educación Cultura y Deporte, el día 7 de abril de 2009 (folio 70), formulando alegaciones (folios 80 a 83) de oposición a la revisión por entender aplicable la legislación anterior, con la que se inicio el procedimiento, hasta su resolución y, al mismo tiempo, alegó que con ella debió finalizarse si se hubiera adoptado la resolución en plazo que, al haber sido incumplido, supone un anormal funcionamiento de la Administración. Además, la aplicación de la nueva normativa produciría daños a la interesa generadores de responsabilidad. Por otra parte, se alega la falta de concurrencia de las causas señalas en el artículo 62 de la Ley 30/1992 y la fecha del hecho causante la retrotrae la alegante a la de la emisión del informe del E.V.I. en aplicación por analogía de la Circular 4/2003, de 8 de septiembre, del INSS. En consecuencia, a juicio de quien alega, deben archivarse las 4 actuaciones relacionadas con el procedimiento de revisión, y confirmarse la Resolución cuya revisión se plantea, ya que, “en otro caso, la compareciente iniciará el correspondiente proceso de solicitud de Resp. Patrimonial de la Admón. Pública, por daños y perjuicios ocasionados por el funcionamiento anormal de la Administración Pública”. Posteriormente, se solicitó informe de la Dirección General de los Servicios Jurídicos, que fue emitido por uno de sus Letrados con fecha 6 de mayo de 2009 (folios 86 a 92) en sentido favorable a la propuesta de resolución de la revisión de oficio. En este informe se incluyen, en primer lugar, los “antecedentes de hecho”, en correspondencia con los ya expuestos, desde la propuesta inicial de jubilación por incapacidad permanente efectuada por la Directora del Servicio Provincial de Educación, Cultura y Deporte de Zaragoza, de 10 de septiembre de 2008, hasta la propuesta de resolución para la revisión de oficio de la Resolución de 30 de enero de 2009. Las “consideraciones jurídicas” I a III de este informe están relacionadas con cuestiones formales y es en la IV, y última, donde: 1. Se cita y reproduce la causa f) de las nulidad de pleno derecho admitidas en el artículo 61.1 de la Ley 30/1992. 2. Se afirma que “se constata la existencia de un error ya que la adquisición del derecho a jubilación por incapacidad permanente para el servicio ha de seguir la tramitación legalmente establecida. 3. Se indica que, en concreto, la norma aplicable es el artículo 28.2.c) del Texto Refundido de la Ley de Clases pasivas, con el texto resultante de la modificación introducida por la Ley 2/2008. 4. Se sustenta que con esta norma para que pueda ser declarada una jubilación por incapacidad permanente ha de contarse con un informe previo, preceptivo y vinculante, del E.V.I. 5. Se considera que la exigencia de este informe o Dictamen ha de aplicarse a todas las jubilaciones que por la citada causa que se declaren desde el día 1 de enero de 2009, por no tener la Ley 2/2008 plazo alguno de transitoriedad para los expedientes (sic) iniciados y en trámite antes de su entrada en vigor. 6. Se constata que la Sra. P. “ha adquirido un derecho en base a un acto contrario al ordenamiento jurídico, pues no se ha acreditado un requisito esencial (Dictamen preceptivo y vinculante del E.V.I.) para la adquisición de tal derecho (la jubilación por incapacidad permanente para el servicio). 7. Se concluye que el informe se emite en sentido favorable para la propuesta de de revisión de oficio de la Resolución de 30 de enero de 2009, dictada por el Director General de Gestión de Personal del Departamento de Educación, Cultura y Deporte, por la que se declaró la jubilación por incapacidad permanente de la Sra. P.. 5 Cuarto.- Con carácter complementario se estima conveniente aludir a los siguientes documentos, dentro de los que obran en el expediente: A. Solicitud de la Directora del Servicio Provincial de Educación, Cultura y Deporte de Zaragoza, dirigida a la Directora General de Gestión de Personal, de 10 de septiembre de 2008 (folio 7), en la que, por la situación de baja por enfermedad de la Sra. P. desde el día 6 de septiembre de 2007 y a la vista del informe médico del Servicio Provincial”, interesa “la iniciación del procedimiento de jubilación por incapacidad permanente para el servicio. B. Resolución del Director General de Gestión de Personal, de 18 de septiembre de 2008, acordando la iniciación del expediente (sic) de jubilación (folio 14). C. Dictamen evaluador , de 3 de diciembre de 2008, del Equipo de Valoración de Incapacidades (folio17), en el que, “analizadas las secuelas descritas y las tareas realizables” por la funcionaria, el citado Equipo dictaminó: No está afectada por una lesión o proceso patológico, estabilizado e irreversible o de incierta reversibilidad, que le imposibilita (sic) totalmente para el desempeño de las funciones de su Cuerpo, Escala, Plaza o Carrera. No la lesión o proceso patológico citados le inhabilitan por completo para toda profesión u oficio. No necesita la asistencia de otra persona para realizar los actos más elementales de la vida. D. Propuesta denegatoria de la jubilación, por lo indicado en el Dictamen evaluador del Equipo de Valoración de Incapacidades, suscrita por el Jefe de Servicio de Personal Docente, fechada el día 14 de enero de 2009 (folio 24). E. Informe de la Inspectora Médica, de 16 de enero de 2009 (folios 28 a 30), que concluye considerando que la Sra. P. “está incapacitada para el desarrollo de su actividad profesional y por tanto debe procederse a su jubilación de oficio de la citada funcionaria para la profesión docente”. F. Comunicación de la Jefe de Área de Pensiones Generales de la Subdirección General de Gestión de Clases Pasivas, de 25 de febrero de 2009 (folio 47), con la que se devolvió la documentación remitida, relacionada con la jubilación por incapacidad permanente de la Sra. P., por ser negativo el Dictamen del E.V.I, y porque con la aplicación desde el día 1 de enero de 2009 de lo establecido en el artículo 28.2.c) del Testo Refundido de la Ley de Clases Pasivas, con la redacción dada en la Disposición Final primera de la Ley 2/2008, la Dirección General de Costes de Personal y Pensiones Públicas “no puede tramitar pensión de jubilación ordinaria por incapacidad permanente contra el Dictamen de E.V.I., cuando el hecho causante, la jubilación, se haya producido a partir de uno de enero de 2009”. 6 CONSIDERACIONES JURÍDICAS I En primer lugar, hemos de indicar que en fecha 8 de abril de 2009 se ha publicado en el Boletín Oficial de Aragón la Ley 1/2009, de 30 de marzo, del Consejo Consultivo de Aragón, en cuya disposición transitoria primera, bajo la rúbrica de “Constitución del Consejo Consultivo” se señala que “El Presidente y los miembros del Consejo Consultivo deberán ser nombrados y tomar posesión de su cargo en el plazo de tres meses a partir de la entrada en vigor de la presente Ley, momento en el que se entenderá constituido el Consejo Consultivo y la Comisión Jurídica Asesora dejará de ejercer sus funciones”. Dado que todavía el Consejo Consultivo de Aragón no se ha constituido, esta Comisión sigue ejerciendo sus funciones, entre las que se encontraba, en la anterior regulación legal –artículo 56.1.e) del Texto Refundido de la Ley del Presidente y del Gobierno de Aragón)- la de emitir Dictamen preceptivo en los procedimientos que se instruyan sobre “la revisión de oficio de los actos administrativos nulos de pleno derecho y los recursos administrativos de revisión” –como es el caso al tratarse de un supuesto de revisión de acto por causa de nulidad- precepto hoy en día derogado en virtud de la Disposición Derogatoria única de la Ley 1/2009. Sin embargo, no hay en la nueva regulación legal precepto transitorio alguno aplicable a los supuestos, como el que estamos examinando, de procedimientos iniciados antes de su entrada en vigor pero que van a concluir tras la entrada en vigor de la misma (que se produjo, ex disposición final segunda de la Ley 1/2009, el mismo día de su publicación), por lo que para determinar la competencia de este órgano consultivo –en funciones- hay que estar a lo dispuesto en el artículo 15.5 de la precitada ley. Por tanto, en el supuesto que estamos examinando, a esta Comisión Jurídica Asesora, actuando en funciones, le corresponde la competencia para dictaminar, con carácter preceptivo, el caso sometido a dictamen. En relación a la competencia del Pleno o de la Comisión Permanente, no cabe sino referirse –aunque parezca un contrasentido aparente- a la regulación ya derogada, puesto que mal cabe hablar de competencia de órganos del Consejo Consultivo de Aragón cuando éste no se ha constituido todavía. Por tanto hemos tenido que referir la competencia en anteriores Dictámenes, posteriores a la entrada en vigor de la Ley 1/2009, a la Comisión Permanente en función de lo que indicaba el art. 64 en relación con el 63, del Texto Refundido de la Ley del Presidente y del Gobierno de Aragón, actualmente derogada en lo que permanecía vigente tras la Ley 1/2009, salvo el Capítulo III del Título V, por la Ley 2/2009, de 11 de mayo, del Presidente y del Gobierno de Aragón, sin que la Disposición Transitoria segunda de esta Ley tenga referencia alguna a procedimientos que no sean los de elaboración de anteproyectos de ley y de disposiciones generales ya iniciados a su entrada en vigor, por lo que esta situación normativa ha de ponerse en relación con el artículo 102.1 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común (en lo sucesivo citada 7 con las siglas LPAC) y, especialmente, con los artículos 12.2.b) y 21.1 del Reglamento de Organización y Funcionamiento de la Comisión Jurídica, aprobado por el Decreto 132/1996, de 11 de julio (en adelante ROFCJA) cuya vigencia se mantendrá hasta la aprobación del Reglamento Orgánico del Consejo Consultivo (Disposición Transitoria segunda de la Ley 1/2009), por lo que atribución de competencia ha de entenderse que se mantiene con regulación a nivel reglamentario. II En el procedimiento seguido, según se desprende del expediente enviado -con el índice exigido en el artículo 11.3 del ROFCJA, y formado por un conjunto de fotocopias simples y también de documentos originales-, ha existido una orden de iniciación del órgano competente, la Consejera de Educación, Cultura y Deporte, y una instrucción en la que se ha dado audiencia a la interesada, y ha emitido informe un Letrado de los Servicios Jurídicos, cumplimentando lo señalado en el artículo 3.3.f) del Decreto 167/1985, de 19 de diciembre. La propuesta de resolución que ponga fin procedimiento, elaborada e incorporada al expediente alterando el orden procedimental establecido en el artículo 84.1 de la LPAC, antes, no está fechada ni firmada por el proponente, y, como última actuación, se complementa la instrucción del procedimiento con la emisión del preceptivo informe de esta Comisión Jurídica que ha de ser favorable para la declaración de nulidad del acto cuya revisión se pretende, por así exigirlo el artículo 102. 2 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común (LPAC). III Examinadas las cuestiones formales que suscita la documentación remitida como expediente, la cuestión fundamental a considerar radica en el examen de la correspondencia de los hechos que han dado lugar al procedimiento seguido con los supuestos de nulidad de pleno derecho admitidos en el artículo 62.1 de la LPAC y, más concretamente, con el de su punto f), en el que se fundamenta la solicitud de revisión, que sanciona como tales “los actos expresos o presuntos contrarios al ordenamiento jurídico por los que se adquieran facultades o derechos cuando se carezca de los requisitos esenciales para su adquisición”. Pero antes de entrar en el análisis de la posible concurrencia de esta causa de nulidad de pleno derecho, dentro de las específicamente admitidas en el artículo 62.1 de la LPAC, se estima conveniente efectuar algunas consideraciones de carácter general en la medida en que puedan contribuir a facilitar el análisis jurídico de la cuestión planteada, si bien sólo podrán ser enjuiciadas las causas de nulidad y no cualesquiera otras de mera legalidad, cuyo cauce de impugnación no es el excepcional del artículo 102 de la LPAC, y de esta forma limitar el sentido favorable o contrario a la revisión pretendida de la 8 Resolución de 30 de enero de 2009, que motiva la emisión de este Dictamen, ya que, como ha señalado la Sentencia de del Tribunal Supremo de 3 de marzo de 2009 (recurso de casación 9007/2004 – f.d. sexto): “la acción de nulidad no está concebida para canalizar cualquier infracción del ordenamiento jurídico que pueda imputarse a un acto administrativo, sino sólo aquellas que constituyan un supuesto de nulidad plena previsto en el artículo 62.1 de la Ley 30/1992”. Pues bien, ante el texto parcialmente reproducido del artículo 62.1 de la LPAC, esta Comisión Jurídica considera de interés señalar, o recordar, una vez más (Vid. los recientes Dictámenes 134 y 141/2008, de 17 de julio y 23 de septiembre de 2008, respectivamente), que en la aplicación del mismo no caben interpretaciones extensivas, sino todo lo contrario, pues constituye una potestad administrativa excepcional, criterio que exige un cuidado extremo tanto para no caer en posiciones restrictivas que hagan inaplicable la norma como para evitar encuadrar de forma flexible o generalizada actos contrarios al ordenamiento jurídico. Así el Tribunal Supremo ha advertido que esta potestad excepcional debe ser ejercida con estrictos criterios interpretativos, ni expansivos ni restrictivos, y también que el dictamen preceptivo del Consejo de Estado –lo que ha de hacerse extensivo actualmente al de esta Comisión Jurídica (hasta que se constituya el Consejo Consultivo de Aragón)- no es eludible cuando la Administración entienda que no concurren vicios de nulidad absoluta (Vid. S.T.S. de 1 de febrero de 2000; -f.d. sexto-), y la Sentencia del Tribunal Supremo de 5 de marzo de 1998 –f.d. tercero- ha indicado: el que las declaraciones de nulidad deban administrarse con moderación, no implica que no deban pronunciarse, cuando se da con claridad el supuesto legal que las determina, criterio que puede enlazarse con el manifestado por el Consejo de Estado en su Dictamen de 16 de octubre de 2003, recaído en el expediente 2.862/2003, por haber significado que la revisión de oficio por causa de nulidad de pleno derecho implica una potestad tan exorbitante que debe aplicarse con mucho tiento. Dicho esto, se estima asimismo conveniente reiterar lo expresado por el Consejo de Estado en las consideraciones previas y generales de su Dictamen 3.432/2002, de 23 de enero de 2003, según el cual la revisión de los actos administrativos favorables a los administrados directamente por la Administración, sin recurrir a los Tribunales, es un acto de naturaleza excepcional que, por incidir en derechos consolidados debe ser de interpretación, por lo menos, rigurosa, y también en su Dictamen nº 528/2005, de 11 de mayo, en el que puso de relieve que la revisión de oficio de los actos administrativos constituye un cauce de utilización ciertamente excepcional y de carácter limitado, ya que comporta que, sin mediar una decisión jurisdiccional, la Administración pueda volver sobre sus propios actos, dejándolos sin efecto. De aquí que no cualquier vicio jurídico permita acudir sin más a la revisión de oficio, sino que ella es sólo posible cuando concurra de modo acreditado e indubitado un vicio de nulidad de pleno derecho de los legalmente previstos. El mismo Alto Órgano Consultivo en el Dictamen de 8 de febrero de 2007, recaído en el expediente 2.536/2006, volvió a poner de manifiesto que: La potestad de revisión ha sido calificada por este Consejo de estado en reiteradas ocasiones como “excepcional” (entre otros muchos, Dictámenes......). En el Dictamen de 16 de mayo de 1996 (expediente 672/96) se decía que “la Ley configura este privilegio de la Administración, que viene a quebrar la certeza jurídica y colocar a la 9 Administración pública en situación muy desigual respecto del particular, de una manera excepcional”. El carácter extraordinario de la revisión también ha sido manifestado por la jurisprudencia, sirvan de ejemplo las Sentencias del Tribunal Supremo de 10 de noviembre de 1992 (f.d. tercero) y 25 de enero de 2005 (f.d. quinto). Suprimida por la Ley 4/1999, de 13 de enero, la revisión de oficio por la Administración de los actos anulables, la prerrogativa que constituye la revisión ha quedado limitada a los actos nulos de pleno derecho, reduciéndose así el ámbito de tan excepcional posibilidad legal frente al principio de sujeción de la revisión de los actos administrativos por los órganos jurisdiccionales del orden contencioso-administrativo (Vid. arts. 9 y 10.1 del la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial). En correspondencia con lo ya señalado, de forma constante la Jurisprudencia ha recordado (Vid. S.T.S. de 27 marzo de 1985) que en la esfera administrativa ha de ser aplicada con mucha parsimonia y moderación la teoría jurídica de las nulidades, advirtiendo que la apreciación de los supuestos vicios de nulidad debe ponderarse la importancia que revista el derecho a que afecte, las derivaciones que motive, la situación y posición de los interesados en el expediente, y, en fin, cuantas circunstancias concurran, y en la Sentencia de 5 de marzo de 1998 ha indicado: el que las declaraciones de nulidad deban administrarse con moderación, no implica que no deban pronunciarse, cuando se da con claridad el supuesto legal que las determina, cual ocurre en el presente caso, en el que la convocatoria impugnada es contraria a un precepto legal inequívoco, y se ha mostrado siempre estricta en la interpretación de los supuestos de nulidad, tanto durante la vigencia de la Ley de Procedimiento Administrativo de 17 de julio de 1958 (LPA - art. 47) como de la LPAC (art. 62), ejemplo de ello es la Sentencia del Tribunal Supremo de 24 de abril de 1993 (recurso de apelación 1185/1991) -al poner de relieve que la jurisprudencia de este Tribunal ciertamente, como alega la Administración apelada, se pronuncia por una interpretación restrictiva, tanto de la aplicación de los supuestos de nulidad de pleno derecho del art. 47 de la LPA, como de su declaración por la vía del art. 109 de la misma, cauce impugnatorio para el que recomienda la máxima prudencia [SSTS -antigua Sala 3.ª- de 20-2-1984; antigua Sala 4.ª- de 12-3-1986 y de 22-10-1990 -actual Sala 3.ª, Sección 5.ª-, dada la necesidad, según se indica en las dos últimas, de «articular un procedimiento de impugnación ordinario con la invocación de un precepto de aplicación extraordinaria o excepcional, cual el art. 109 de la Ley de Procedimiento Administrativo..., lo cual requiere al hacerlo de una cuidadosa ponderación, sobre todo habida cuenta de que la no sujeción a plazo para efectuarlo, como, en cambio, se prevé para el sistema general de revisión, entraña un riesgo evidente para la estabilidad o seguridad jurídica (f. d. quinto). Como ha tenido ocasión de poner de relieve esta Comisión en anteriores Dictámenes (sirva de ejemplo el Dictamen 134/2007, de 17 de julio), ante el texto de la Ley parcialmente reproducido en el inicio de esta Consideración Jurídica, se considera de interés señalar, o reiterar, que en la aplicación del mismo no caben interpretaciones extensivas, sino todo lo contrario, pues constituye una potestad administrativa excepcional, criterio que exige un cuidado extremo tanto para no caer en posiciones restrictivas que hagan inaplicable la norma como para evitar encuadrar de forma flexible o generalizada en este apartado 1.f) del artículo 62 los actos contrarios al ordenamiento jurídico por los que se adquieran derechos. Para ello el texto legal da como referencia un concepto jurídico indeterminado: la carencia de los “requisitos esenciales” para adquisición del derecho de que se trate. 10 Pero la preocupación por la seguridad jurídica, expresamente recogida en el artículo 9.3 de la Constitución, y su relación con la prerrogativa de la revisión de oficio de sus actos por la Administración también se encuentra en los Dictámenes del Consejo de Estado y muestra de ello es el Dictamen 1.393/1998, de 9 de julio, al referirse a la apreciación de un vicio de invalidez en un procedimiento revisor y advertir que “por sí solo, no legitima la puesta en acción de la potestad la puesta en acción de la potestad excepcional de revisión de un acto firme, pues para declarar su nulidad de pleno derecho –como en el caso se pretende- debe concurrir de modo patente un vicio cualificado de los tipificados en el artículo 62 de la Ley 30/1992. Es claro que el carácter estricto con el que se han de interpretar tales vicios, porque su concurrencia lleva aparejada la radical invalidación del acto, con su expulsión del ámbito merecedor de cualquier cobertura o tutela jurídica. (...) En particular, procede recordar el criterio riguroso que se viene aplicando para subsumir un caso en el supuesto del artículo 62.1.f), por cuanto una mínima laxitud en cuya virtud se pudiera transitar desde el vicio de legalidad a la apreciación, por su concurrencia, de la ausencia de un requisito esencial (entendiendo por tal el legalmente exigido) arrasaría la distinción entre grados de invalidez y atentaría gravemente contra la seguridad jurídica, al permitir cuestionar “en cualquier momento”, no sólo los actos incursos en un vicio de singular relevancia para el interés público concreto y para el genérico comprometido en la legalidad del actuar administrativo, sino todos los actos en los que una prescripción legal hubiera sido vulnerada o un requisito legal se hubiera desconocido. Y con ocasión del anteproyecto de Ley de modificación de la LPAC, el Consejo de Estado en su Dictamen de 22 de enero de 1998 vertió una clara advertencia sobre la confusa utilización del término nulidad en los textos legales y como ejemplo de ello efectuó la siguiente referencia: Una Ley reciente –la Ley 50/1997, de 27 de noviembre, del Gobierno- ofrece un ejemplo muy expresivo de lo que quiere decirse. Su artículo 23.4 dispone que “son nulas las resoluciones administrativas que vulneran lo establecido en un reglamento, aunque hayan sido dictadas por órganos de igual o superior jerarquía que el que lo haya aprobado”. A juicio de este Consejo de Estado, ha de ser vedada la posibilidad de una interpretación que entienda configurado en tales términos un supuesto de nulidad de pleno derecho, cuando las resoluciones de que se trata quedan incursas en un vicio de anulabilidad por infracción del ordenamiento jurídico. Así se desprende de la naturaleza de la ilegitimidad que describe la norma cuanto, de modo nítido, de su precedente en el artículo 30 de la Ley de Régimen Jurídico de la Administración del Estado que se formula en términos prohibitivos y cuya vulneración determinaba la invalidez en grado de anulabilidad. Nada sugiere que el legislador haya querido cambiar el tipo y los efectos de la invalidez de que se trata, aunque alguien pretendiera inferir otra cosa de la expresión legal “son nulas...”. IV Enlazando con lo dicho en el inicio de la precedente Consideración Jurídica, se estima procedente indicar, como ha puesto de relieve el Consejo de Estado, y también la doctrina científica y, por ahora, la jurisprudencia de los Tribunales Superiores de Justicia, que una interpretación amplia de los “requisitos esenciales” comportaría fácilmente una desnaturalización de las causas legales de invalidez, por cuanto la carencia de uno de ellos determinaría de modo automático la nulidad de pleno derecho, vaciando de contenido no pocos supuestos de simple anulabilidad, lo que representaría un grave peligro para la 11 seguridad jurídica dada la falta de plazo para proceder a la revisión de los actos nulos, tanto a iniciativa de la propia Administración como de los interesados, lo que haría quebrar uno de los principios básicos del Derecho administrativo español que limita la nulidad de pleno derecho a las violaciones más graves del ordenamiento jurídico. Y fue el Consejo de Estado, aunque así no se haya dicho, quien asumió la teoría de la evidencia para dar respuesta a la especial gravedad de vicios que afecten a los actos administrativos para los que no exista un expreso pronunciamiento del legislador. Por eso, de forma reiterada puede leerse en sus Dictámenes, después de hacer referencia al apartado 1.f) del artículo 62 de la LPAC, que a diferencia de la Ley 30/1992, la Ley de Procedimiento Administrativo de 1958 no contemplaba esa causa de nulidad radical. El origen de la introducción de esa causa de nulidad radical puede encontrarse en la doctrina de este Consejo de Estado, que durante la vigencia de la Ley de 1958 entendió en diversos expedientes que la ausencia de los presupuestos esenciales para adquirir un derecho es un vicio que determina la nulidad de pleno derecho, es el caso del Dictamen 741/2004, de 10 de junio, que, a su vez, reprodujo lo dicho en el Dictamen 1.979/1994, de 1 de diciembre, pero en otras ocasiones la apelación se ha hecho a la legislación urbanística por la determinación que en ella existía, y existe, de la imposibilidad de adquirir por silencio administrativo licencias en contra de esta legislación o del planeamiento urbanístico, ejemplo de ello son los Dictámenes 115, de 31 de mayo, y 250 y 251 de 19 de abril de 2001. La calificación de un requisito como esencial (causa de nulidad formulada con perfiles poco claros, en palabras del Consejo de Estado al referirse al apartado 1.f) del art. 62 Dictamen 1.494/1997, 8 de mayo-) habrá de estar siempre estrechamente relacionada con los hechos en los que se pretenda fundamentar la declaración de nulidad que han de mostrar de forma notoria o manifiesta su carencia. A tal efecto se recuerda la importante distinción entre “requisitos necesarios” y “requisitos esenciales”, que viene propugnando el Consejo de Estado en sus Dictámenes a raíz de la inclusión del supuesto recogido en el apartado 1.f) del artículo 62 de la LPAC, que, como es sabido, no aparecía en el artículo 47.1 de la Ley de Procedimiento Administrativo de 1958, ya que no todos los requisitos exigidos, o necesarios, para adquirir derechos merecen la calificación de esenciales (Vid. Dictamen del Consejo de Estado 2.817/2000, de 11 de octubre, y los en él citados, así como el Dictamen 1.381/2001, de 12 de julio y los mencionados en el mismo). A su vez, esta distinción, no siempre fácil ni susceptible de ser delimitada con precisión, comienza a ser asumida de forma clara por la jurisprudencia de los Tribunales Superiores de Justicia, de lo que es muestra la Sentencia de la Sala de lo ContenciosoAdministrativo del T.S.J. de Cantabria de 31 de enero de 2003, que además advierte, en línea con lo ya dicho y lo señalado por el Consejo de Estado en sus Dictámenes 2.897, 2.817 y 2.896/2000, de 4 de octubre el primero y 11 de octubre los dos restantes, que “una interpretación de la expresión <<requisitos esenciales>> que llevase a abarcar dentro de ellos cualquiera condición que sea necesaria para la validez del acto declarativo de derecho, llevaría inevitablemente a reconducir a la categoría de nulidad radical todo supuesto de ilegalidad de un acto declarativo de derecho, en la medida que dicha ilegalidad se funda siempre en la ausencia de una de las condiciones o requisitos establecidos en el Ordenamiento Jurídico”, añadiendo a continuación en el mismo fundamento de derecho (cuarto), reproduciendo lo dicho por el Consejo de Estado en los Dictámenes mencionados en la citada Sentencia: Por ello, tal y como se ha apuntado por dicho Órgano Consultivo, entre otros, en el Dictamen 575/1999, de 25 de marzo de 1999, ha de reservarse la 12 expresión utilizada en por el artículo 62.1.f) para aquellos vicios de legalidad en los que falta en el acto no cualquier elemento (necesario para su conformidad a derecho), sino aquéllos que le son realmente inherentes y que le otorgan su configuración propia. Por otra parte, el Consejo de Estado ha significado en su Dictamen 563/2002, de 4 de abril: Dispone el artículo 62.1.f) de la ley 30/1992, que son nulos de pleno derecho “los actos (....)”. Para que este vicio se produzca no resulta suficiente que se produzca una vulneración objetiva del ordenamiento, con independencia de la gravedad que revista, sino que es preciso que esta vulneración consista precisamente en la carencia, en la persona que adquiere una facultad o derecho, de un requisito esenciadle carácter subjetivo, y en el posterior de 28 de octubre de 2004 (nº 2.373/2004) señaló que tales requisitos esenciales no tienen que ver con la mera ilegalidad (dictamen nº 576/99, de 15 de abril) ni con los meros requisitos necesarios (dictamen 2.047/97, de 5 de junio), sino que ha de referirse a una condición subjetiva de quien adquiere las facultades o derechos de cuya nulidad se trata (dictamen 1.530/2002, de 18 de julio), como por ejemplo sería el caso de una titulación imprescindible para el ejercicio de una función, como en otros casos ha estimado este Alto Cuerpo, abundando en este criterio lo sustentado razonadamente por la Sala de lo contencioso-administrativo del Tribunal Superior de Castilla-La Mancha en su Sentencia de 24 de marzo de 2003 (f. d. cuarto). Al mismo tiempo, esta Comisión Jurídica Asesora ha significado de forma reiterada que la conveniencia de aportar a sus dictámenes la doctrina del Consejo de Estado responde, por una parte, a la autoridad que, por su prestigio, tiene y le reconoce la doctrina científica más acreditada, en la que tan frecuentes son sus citas al considerar los supuestos que pueden dar lugar a la revisión de oficio, y, por otra, a su extensión cuantitativa y cualitativa frente al todavía escaso tiempo transcurrido desde que los órganos consultivos autonómicos han asumido, parcialmente, funciones que antes tenía el Consejo de Estado y que no cabe ignorar, máxime por la razón anterior, y, finalmente, por la escasez de pronunciamientos jurisprudenciales del orden contencioso-administrativo interpretando y aplicando el apartado 1.f) del artículo 62 de la LPAC, e incluso de análisis de su contenido por la doctrina científica. Finalmente, en el Dictamen del mismo Alto Órgano Consultivo número 319/2002, de 23 de mayo, se hallan, recogiendo doctrina anterior, los siguientes e importantes criterios para entender cuándo un supuesto es susceptible de ser encuadrado en la causa de nulidad incluida en el apartado 1.f) del artículo 62 de la LPAC, al decir en la III de las Consideraciones: Cuando el artículo 62.1.f) de la Ley 30/1992 tacha de nulo de pleno derecho el acto que permite adquirir derechos careciendo de los requisitos esenciales para su adquisición, no se refiere al acto contrario a Derecho; presupone que se trata de un acto contrario a Derecho , que sería, por tanto anulable, pero exige algo más. En dicho precepto se requiere que esa contrariedad al Ordenamiento Jurídico se manifieste: En primer lugar, en que el acto atribuye derechos, que se adquieren. En segundo lugar, que faltan los requisitos esenciales para su adquisición. 13 Tales requisitos no pueden ser, obviamente, todos cuantos la Ley exige. La falta o infracción de cualquiera de ellos depararía la anulabilidad pero no la nulidad. Han de ser unos requisitos que la Ley llama “esenciales”, y tales son los que definen la propia estructura del acto administrativo sin venir referidos en otro motivo de nulidad, cual es la falta de capacidad del sujeto (en los casos en que no sea una Administración Pública o en que el particular coadyuve al acto), la falta de objeto (distinta de la imposibilidad o configuración como ilícito penal del mismo), de la causa o del fin del acto administrativo. Así pues, cualquier infracción de la Ley por faltar alguno de los supuestos que aparecen como requisitos no significa que se esté en el supuesto de nulidad de pleno derecho. Ello debe ponderarse junto a la circunstancia de que este motivo viene por la Ley definido también como presupuesto para el ejercicio de una potestad administrativa de revisión que es exorbitante, puesto que coloca a la Administración Pública en situación de desigualdad respecto al particular. La interpretación, en consecuencia, deberá atender, asimismo, a esta situación especial. Y como ha puesto de relieve el Tribunal Supremo en su Sentencia de 17 de enero de 2006 (recurso de casación 7776/2001 - f.d. cuarto), la revisión de los actos administrativos firmes se sitúa entre dos exigencias contrapuestas: el principio de legalidad, que postula la posibilidad de revocar actos cuando se constata su ilegalidad, y el principio de seguridad jurídica, que trata de garantizar que una determinada situación jurídica que se presenta como consolidada no pueda ser alterada en el futuro. El problema que se presenta en estos supuestos es satisfacer dos intereses que son difícilmente conciliables, y la solución no puede ser otra que entender que dichos fines no tienen un valor absoluto. Añadiendo en el fundamento de derecho sexto que el artículo 106 de la LPAC fija claramente límites, con la finalidad de dar prevalencia al principio de seguridad sobre el de legalidad, lo que ya venía recogiendo la jurisprudencia anterior del mismo Tribunal, de la que se citan las sentencias de 11 de mayo de 1981, 7 de junio de 1982 y 7 de mayo de 1992. V Se considera necesario resaltar, al igual que en Dictámenes anteriores, la conveniencia de efectuar un análisis previo del marco normativo, para después poner los hechos en relación con el mismo, sobre la base de los criterios vertidos en las precedentes Consideraciones Jurídicas III y IV. En primer lugar, se estima conveniente reiterar algo que ya se ha reflejado en los antecedentes de este Dictamen por las actuaciones habidas en el procedimiento de jubilación, primero, y de revisión de oficio de la resolución que puso fin a este procedimiento, después: lo dispuesto en el artículo 28.2.c) del Texto Refundido de la Ley Clases Pasivas (TRLCP), tras su modificación por la Disposición Final primera de la Ley 2/2008, de 23 de diciembre. Al texto vigente de este apartado, según resulta del apartado uno de la citada Disposición Final, le precede la siguiente introducción: Con efectos de 1 de enero de 2009 y vigencia indefinida se introducen las siguientes modificaciones en el Texto Refundido de la Ley de Clases Pasivas del Estado, aprobado por Real Decreto Legislativo 670/1987, de 30 de abril. A su vez, el punto c) del apartado 2 del artículo 28 del TRLCP, que no fue afectado por las modificaciones introducidas en este artículo por la Ley 4/1990, de 29 de junio, fue 14 objeto de modificación por la mencionada Ley 2/2008 al adicionarle un inciso final a su texto referido al carácter que adquiría, en virtud de esta Ley, el dictamen del órgano médico (en el caso que se considera del Equipo de Valoración de Incapacidades). Este es el texto vigente de este apartado referido a las jubilaciones por incapacidad permanente, dentro de las clases de jubilación admitidas en el apartado 2 del artículo 28: 2. La referida jubilación puede ser: c) Por incapacidad permanente para el servicio o inutilidad, que declarará de oficio o a instancia de parte, cuando el interesado venga afectado por una lesión o proceso patológico, somático o psíquico que esté estabilizado y sea irreversible o de remota o incierta reversibilidad, cuya lesión o proceso le imposibiliten totalmente para el desempeño de las funciones propias de su Cuerpo, Escala, plaza o carrera, de acuerdo con el Dictamen preceptivo y vinculante del órgano médico que en cada caso corresponda. La primera conclusión a la que se llega, después de comparar el sentido de la declaración contenida en la Resolución de del Director General de Gestión de Personal, de 30 de enero de 2009, es que esta resolución se separó del criterio desfavorable del E.V.I., de 3 de diciembre de 2008, acerca del estado de la funcionaria que fue declarada jubilada por la causa señalada (Vid punto C del antecedente cuarto de este Dictamen), aceptando, sin embargo, el de la Inspectora Médica, de 19 de enero de 2009 (Vid. punto E del mismo antecedente. Ha de tenerse en cuenta, como advirtió en su informe el Letrado de los Servicios Jurídicos, que la Ley que introdujo la modificación que ha dado lugar al texto vigente del artículo 28.2.c) del TRLCP, carece de una Disposición Transitoria para los procedimientos iniciados antes de su entrada en vigor, en contraste con el Real Decreto 172/1988, de 22 de febrero, sobre “Procedimientos de jubilación y concesión de pensión de jubilación de los funcionarios civiles del Estado”, al establecer su Disposición Transitoria única: “Los procedimientos en curso a la entrada en vigor de este Real Decreto continuarán tramitándose hasta su finalización, de acuerdo con la normativa anteriormente vigente”, lo que se repite en la Disposición Transitoria primera de la Orden de 30 de septiembre de 1988, del Ministerio de Relaciones con las Cortes, que dictó “normas complementarias del Real Decreto 172/1988, de 22 de abril, sobre procedimientos de jubilación y de concesión de pensión de jubilación de los funcionarios civiles del Estado”, o en la Disposición Transitoria única de la Resolución de la Secretaría de Estado para la Administración Pública, de 29 de diciembre de 1995, que modificó “los procedimientos de jubilación del personal civil incluido en el ámbito de cobertura del Régimen de Clases Pasivas del Estado”, e incluso en el punto 4 del apartado único de la Resolución de 14 de julio de 1998, de las Secretarías de Estado de Presupuestos y Gastos y para la Administración Pública, “por la que se aprueban los Modelos de Impresos para determinados procedimiento de reconocimiento de Pensiones del Régimen de Clases Pasivas del Estado”. Por el examen realizado acerca de los efectos de la modificación introducida por la Ley 2/2008 ha quedado relacionada la normativa aplicable a las jubilaciones por incapacidad permanente, y apuntado que, como señala el texto del artículo 28.2.c), los correspondientes procedimientos pueden iniciarse de oficio, como ha sucedido en el caso objeto de consideración en este Dictamen, o a instancia de parte, y serán distintos los procedimiento según la iniciativa para su iniciación, así resulta de los artículos 5, 7 y 8 del R.D. 172/1988, y los apartados tercero y cuarto de la Orden de 30 de septiembre de 1988, 15 en lo que respecta a la iniciación de .los procedimientos pero no para su tramitación, y existe en ambas normas la exigencia de que “la resolución (de jubilación, sin distinciones) “se notificará al funcionario e acuerdo con las previsiones de los artículos 79 y 80 de la Ley de Procedimiento Administrativo (....). Una última indicación se estima procedente efectuar sobre los procedimientos que se están considerando: la diferenciación, tanto en el R.D. como en la Orden citados, entre los procedimientos de jubilación y los procedimientos de concesión de pensión de jubilación, y es que para los casos de jubilaciones por incapacidad permanente no está prevista su coordinación, a diferencia de los de jubilación forzosa por edad. Un examen de estas disposiciones permite, por una parte, estimar que se han seguido el procedimiento establecido para la jubilaciones, iniciadas de oficio, por incapacidad permanente, supuesto de la funcionaria docente del Cuerpo de Maestro, que finalizó con la Resolución de 30 de enero de 2009, y, por otra, que no se trata de un procedimiento bifásico, que traería consigo que la Resolución que se considera fuera un acto trámite no susceptible de revisión (artículo 102.1 de la LPAC) sino de dos procedimientos que, como se ha indicado, están claramente diferenciados, lo que hace improcedente efectuar cualquier pronunciamiento acerca del contenido de la comunicación de la jefe de Área de Pensiones Generales de la Subdirección General de Gestión de Clases Pasivas, de 25 de febrero de 2009 (Vid. punto F del antecedente cuarto de este Dictamen). Por tanto, la cuestión queda centrada, o reducida, a considerar si la Resolución de 30 de enero de 2009, del Director General de Gestión de Personal del Departamento de Educación, Cultura y Deporte, que declaró la jubilación por incapacidad permanente de C.P. -hecho causante de la pensión según el artículo 28.1 del TRLCP- está o no incursa en la causa de nulidad de pleno derecho del punto f) del artículo 62.1 de la LPAC, como se sustenta en el procedimiento de revisión, desde la propuesta de iniciación hasta la propuesta de resolución, incluido el informe del Letrado de los servicios Jurídicos. Que se haya observado el procedimiento, como se acaba de indicar, no significa que la Resolución sea conforme a derecho, pues al ser dictada en contra del Dictamen médico del E.V.I. es evidente que no lo es. Ahora bien, esta disconformidad no supone que el acto administrativo que se examina sea nulo de pleno derecho por la causa citada, pues ningún “requisito esencial” –la emisión de previo dictamen médico por el E.V.I.- falta, pero, sin embargo, sí falta un requisito “necesario” que este dictamen médico sea favorablecomo claramente se desprende si se ponen en relación las Consideraciones Jurídicas anteriores III y, especialmente, IV con el acto que se revisa, lo contrario equivaldría a calificar como nulos de pleno derecho todos los actos administrativos que se dicten en disconformidad, si se quiere manifiesta, con el ordenamiento jurídico, arrasando, en palabras del Consejo de Estado. Sin embargo, si el acto se hubiera dictado con omisión del dictamen médico del E.V.I. podría admitirse que estaba incurso en la causa de nulidad de pleno derecho e) del artículo 62.1 de la LPAC, pero no por haberse dictado en contra del mismo. Por todo ello las vías de revisión han de ser otras pero no procede que sobre las mismas se haga pronunciamiento alguno en este Dictamen que, como se ha indicado al inicio de la Consideración Jurídica IV de este Dictamen, ha de limitarse a examinar si el acto, cuya revisión de oficio se pretende, está incurso en la causa de nulidad del artículo 62.1.f) de la LPAC. 16 Eliminado: Con formato: Fuente: Arial, 11 pt Con formato: Fuente: Arial, 11 pt Con formato: Fuente: Arial, 11 pt Con formato: Fuente: Arial, 11 pt Eliminado: . Con formato: Fuente: Arial, 11 pt Por todo lo expuesto, la Comisión Jurídica Asesora del Gobierno de Aragón emite el siguiente DICTAMEN: “Que en disconformidad con el contenido de la propuesta de resolución, no procede estimar la concurrencia de la causa de nulidad de pleno derecho establecida en el artículo 62.1.f) de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, en la Resolución del Director General de Gestión de Personal del Departamento de Educación, Cultura y Deporte, de 30 de enero de 2009, por la que se declaró la jubilación por incapacidad permanente de C.P., funcionaria docente del Cuerpo de Maestros”. En Zaragoza, a veintitrés de junio de dos mil nueve. 17