Poemas del Barroco - E

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Antología de la poesía barroca
RODRIGO CARO (1573-1647)
A LAS RUINAS DE ITÁLICA
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Estos, Fabio, ¡ay dolor!, que ves ahora
campos de soledad, mustio collado,
fueron un tiempo Itálica famosa.
Aquí de Cipïón la vencedora
colonia fue. Por tierra derribado
yace el temido honor de la espantosa
muralla y lastimosa
reliquia es solamente.
De su invencible gente
sólo quedan memorias funerales,
donde erraron ya sombras de alto ejemplo.
Este llano fue plaza, allí fue templo;
de todo apenas quedan las señales.
Del gimnasio y las termas regaladas
leves vuelan cenizas desdichadas.
Las torres que desprecio al aire fueron
a su gran pesadumbre se rindieron.
Este despedazado anfiteatro,
impío honor de los dioses, cuya afrenta
publica el amarillo jaramago,
ya reducido a trágico teatro,
¡oh fábula del tiempo!, representa
cuánta fue su grandeza y es su estrago.
¿Cómo en el cerco vago
de su desierta arena
el gran pueblo no suena?
¿Dónde, pues fieras hay, está el desnudo
luchador? ¿Dónde está el atleta fuerte?
Todo despareció: cambió la suerte
voces alegres en silencio mudo;
mas aun el tiempo da en estos despojos
espectáculos fieros a los ojos,
y miran tan confusos lo presente,
que voces de dolor el alma siente.
Aquí nació aquel rayo de la guerra,
gran padre de la patria, honor de España,
pío, felice, triunfador Trajano,
ante quien muda se postró la tierra
que ve del Sol la cuna, y la que baña
el mar también vencido gaditano.
Aquí de Elio Adriano,
de Teodosio divino,
de Silio peregrino
rodaron de marfil y oro las cunas.
Aquí ya de laurel, ya de jazmines
coronados los vieron los jardines
que ahora son zarzales y lagunas.
ANTOLOGÍA DE LA POESÍA BARROCA
1º Bto. Unidad 4, tema3
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La casa para el César fabricada
¡ay! yace de lagartos vil morada.
Casas, jardines, césares murieron,
y aun las piedras que de ellos se escribieron.
Fabio, si tú no lloras, pon atenta
la vista en luengas calles destruidas,
mira mármoles y arcos destrozados,
mira estatuas soberbias, que violenta
Némesis derribó, yacer tendidas,
y ya en alto silencio sepultados
sus dueños celebrados.
Así a Troya figuro,
así a su antiguo muro,
y a ti, Roma, a quien queda el nombre apenas,
¡oh patria de los dioses y los reyes!
Y a ti, a quien no valieron justas leyes,
fábrica de Minerva, sabia Atenas,
emulación ayer de las edades,
hoy cenizas, hoy vastas soledades,
que no os respetó el hado, no la muerte,
¡ay!, ni por sabia a ti, ni a ti por fuerte.
Mas, ¿para qué la mente se derrama
en buscar al dolor nuevo argumento?
Basta ejemplo menor, basta el presente.
Que aún se ve el humo aquí, aún se ve la llama,
aún se oyen llantos hoy, hoy ronco acento.
Tal genio o religión fuerza la mente
de la vecina gente
que refiere admirada
que en la noche callada
una voz triste se oye que llorando
«Cayó Itálica», dice: y lastimosa
Eco reclama «Itálica» en la hojosa
selva que se le opone, resonando
«Itálica», y el caro nombre oído
de Itálica, renuevan el gemido
mil sombras nobles en la gran ruïna.
¡Tanto aun la plebe a sentimiento inclina!
Esta corta piedad que, agradecido
huésped, a tus sagrados manes debo,
les dó y consagro, Itálica famosa.
Tú (si lloroso don han admitido
las ingratas cenizas de que llevo
dulce noticia asaz, si lastimosa)
permíteme, piadosa
usura a tierno llanto,
que vea el cuerpo santo
de Geroncio, tu mártir y prelado.
Muestra de su sepulcro algunas señas
y cavaré con lágrimas las peñas
que ocultan su sarcófago sagrado.
Pero mal pido el único consuelo
de todo el bien que airado quitó el cielo.
Goza en las tuyas sus reliquias bellas
para envidia del mundo y las estrellas.
ANTOLOGÍA DE LA POESÍA BARROCA
1º Bto. Unidad 4, tema3
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FRANCISCO DE QUEVEDO (1580-1645)
SALMO XVII
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Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes, ya desmoronados,
de la carrera de la edad cansados,
por quien caduca ya su valentía.
Salíme al campo: vi que el sol bebía
los arroyos del hielo desatados,
y del monte quejosos los ganados,
que con sombras hurtó su luz al día.
Entré en mi casa; vi que, amancillada,
la anciana habitación era despojos;
mi báculo, más corvo y menos fuerte;
vencida de la edad sentí mi espada.
Y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte.
SONETO
Lleva por subtítulo: «ADVERTENCIA A ESPAÑA DE QUE ANSÍ COMO SE HA HECHO
SEÑORA DE MUCHOS, ANSÍ SERÁ DE TANTOS ENEMIGOS INVIDIADA Y PERSEGUIDA, Y
NECESITA DE CONTINUA PREVENCIÓN POR ESTA CAUSA.»
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Un godo, que una cueva en la montaña
guardó, pudo cobrar las dos Castillas;
del Betis y Genil las dos orillas,
los herederos de tan grande hazaña.
A Navarra le dio justicia y maña;
y un casamiento, en Aragón, las sillas
con que a Sicilia y Nápoles humillas,
y a quien Milán espléndida acompaña.
Muerte infeliz en Portugal arbola
tus castillos. Colón pasó los godos
al ignorado cerco de esta bola.
Y es más fácil, ¡oh España!, en muchos modos,
que lo que a todos les quitaste sola
te puedan a ti sola quitar todos.
ANTOLOGÍA DE LA POESÍA BARROCA
1º Bto. Unidad 4, tema3
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SONETO
Lleva por subtítulo: «REPRESÉNTASE LA BREVEDAD DE LO QUE SE VIVE Y CUÁN NADA
PARECE LO QUE SE VIVIÓ.»
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«¡Ah de la vida...»! ¿Nadie me responde?
¡Aquí de los antaños que he vivido!
La Fortuna mis tiempos ha mordido;
las Horas mi locura las esconde.
¡Que sin poder saber cómo y adónde
la salud y la edad se hayan huido!
Falta la vida, asiste lo vivido,
y no hay calamidad que no me ronde.
Ayer se fue; mañana no ha llegado;
hoy se está yendo sin parar un punto:
soy un fue, y un será, y un es cansado.
En el hoy y mañana y ayer, junto
pañales y mortaja, y he quedado
presentes sucesiones de difunto.
SALMO XVIII
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Todo tras sí lo lleva el año breve
de la vida mortal, burlando el brío
al acero valiente, al mármol frío,
que contra el tiempo su dureza atreve.
Antes que sepa andar el pie, se mueve
camino de la muerte, donde envío
mi vida oscura: pobre y turbio río
que negro mar con altas ondas bebe.
Todo corto momento es paso largo
que doy, a mi pesar, en tal jornada,
pues, parado y durmiendo, siempre aguijo.
Breve suspiro, y último, y amargo,
es la muerte, forzosa y heredada:
mas si es ley, y no pena, ¿qué me aflijo?
ANTOLOGÍA DE LA POESÍA BARROCA
1º Bto. Unidad 4, tema3
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SONETO
...¡Fue sueño ayer; mañana será tierra!
¡Poco antes, nada; y poco después, humo!
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¡Y destino ambiciones, y presumo
apenas punto al cerco que me cierra!
Breve combate de importuna guerra,
en mi defensa soy peligro sumo;
y mientras con mis armas me consumo,
menos me hospeda el cuerpo, que me entierra.
Ya no es ayer; mañana no ha llegado;
hoy pasa, y es, y fue, con movimiento
que a la muerte me lleva despeñado.
Azadas son la hora y el momento
que, a jornal de mi pena y mi cuidado,
cavan en mi vivir mi monumento.
SONETO
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Retirado en la paz de estos desiertos,
con pocos, pero doctos, libros juntos,
vivo en conversación con los difuntos
y escucho con mis ojos a los muertos.
Si no siempre entendidos, siempre abiertos,
o enmiendan o fecundan mis asuntos;
y en músicos callados contrapuntos
al sueño de la vida hablan despiertos.
Las grandes almas que la muerte ausenta,
de injurias de los años, vengadora,
libra, ¡oh gran don Josef!, docta la imprenta.
En fuga irrevocable huye la hora;
pero aquella el mejor cálculo cuenta
que en la lección y estudios nos mejora.
ANTOLOGÍA DE LA POESÍA BARROCA
1º Bto. Unidad 4, tema3
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LUPERCIO LEONARDO DE ARGENSOLA (1559-1613)
SONETO
Dentro quiero vivir de mi fortuna
y huir los grandes nombres que derrama
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con estatuas y títulos la Fama
por el cóncavo cerco de la luna.
Si con ellos no tengo cosa alguna
común de las que el vulgo sigue y ama,
bástame ver común la postrer cama,
del modo que lo fue la primer cuna.
Y entre estos dos umbrales de la vida,
distantes un espacio tan estrecho,
que en la entrada comienza la salida,
¿qué más aplauso quiero o más provecho,
que ver mi fe de Filis admitida
y estar yo de la suya satisfecho?
CONDE DE VILLAMEDIANA (1582-1622)
SONETO
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Debe tan poco al tiempo el que ha nacido
en la estéril región de nuestro años,
que, premiada la culpa y los engaños,
el mérito se encoge escarnecido.
Ser un inútil anhelar perdido,
y natural remedio a los extraños;
avisar las ofensas con los daños,
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y haber de agradecer el ofendido.
Máquina de ambición, aplausos de ira,
donde sólo es verdad el justo miedo
del que percibe el daño y se retira.
Violenta adulación, mañoso enredo
en fe violada han puesto a la mentira
fuerza de ley y sombra de denuedo.
ANTOLOGÍA DE LA POESÍA BARROCA
1º Bto. Unidad 4, tema3
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ANDRÉS FERNÁNDEZ DE ANDRADA (1575-1648)
EPÍSTOLA MORAL A FABIO
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Fabio, las esperanzas cortesanas
prisiones son do el ambicioso muere
y donde al más activo nacen canas.
El que no las limare o las rompiere,
ni el nombre de varón ha merecido,
ni subir al honor que pretendiere.
El ánimo plebeyo y abatido
elija, en sus intentos temeroso,
primero estar suspenso que caído;
que el corazón entero y generoso,
al caso adverso inclinará la frente,
antes que la rodilla al poderoso.
Más triunfos, más coronas dio al prudente
que supo retirarse, la Fortuna,
que al que esperó obstinada y locamente.
Esta invasión terrible e importuna
de contrarios sucesos nos espera
desde el primer sollozo de la cuna.
Dejémosla pasar como a la fiera
corriente del gran Betis, cuando airado
dilata hasta los montes su ribera.
Aquel entre los héroes es contado
que el premio mereció, no quien le alcanza
por vanas consecuencias del estado. [...]
Iguala con la vida el pensamiento,
y no le pasarás de hoy a mañana,
ni aun quizá de un momento a otro momento.
Casi no tienes ni una sombra vana
de nuestra grande Itálica, y ¿esperas?
¡Oh error perpetuo de la suerte humana!
¿Qué es nuestra vida más que un breve día,
do apenas sale el sol, cuando se pierde
en las tinieblas de la noche fría?
¿Qué más que el heno, a la mañana verde,
seco a la tarde? ¡Oh ciego desvarío!
¿Será que de este sueño se recuerde?
¿Será que pueda ver que me desvío
de la vida viviendo, y que esté unida
la cauta muerte al simple vivir mío?
ANTOLOGÍA DE LA POESÍA BARROCA
1º Bto. Unidad 4, tema3
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Como los ríos, que en veloz corrida
se llevan a mar, tal soy llevado
al último suspiro de mi vida.
De la pasada edad, ¿qué me ha quedado?
¿O qué tengo yo, a dicha, en la que espero,
sin alguna noticia de mi hado?
¡Oh, si acabase, viendo cómo muero,
de aprender a morir antes que llegue
aquel forzoso término postrero;
antes que aquesta mies inútil siegue
de la severa muerte dura mano,
y a la común materia se la entregue!
Pasáronse las flores del verano,
el otoño pasó con sus racimos,
pasó el invierno con sus nieves cano;
las hojas que en las altas selvas vimos
cayeron, ¡y nosotros a porfía
en nuestro engaño inmóviles vivimos!
Temamos al Señor, que nos envía
las espigas del años y la hartura,
y la temprana lluvia y la tardía.
No imitemos la tierra siempre dura,
a las aguas del cielo y al arado,
ni la vid cuyo fruto no madura. [...]
Quiero, Fabio, seguir a quien me llama,
y callado pasar entre la gente,
que no afecto los nombres ni la fama. [...]
¡Mísero aquel que corre y se dilata
por cuantos son los climas y los mares,
perseguidor del oro y de la plata!
Un ángulo me basta entre mis lares,
un libro y un amigo, un sueño breve
que no perturben deudas ni pesares. [...]
No quiera Dios que siga los varones
que moran nuestras plazas, macilentos,
de la virtud infames histrïones;
esos inmundos trágicos y atentos
al aplauso común, cuyas entrañas
son infaustos y oscuros monumentos.
¡Cuán callada que pasa las montañas
el aura, respirando mansamente!
¡Qué gárrula y sonante por las cañas!
¡Qué muda la virtud por el prudente!
¡Qué redundante y llena de ruïdo
por el vano, ambicioso y aparente!
ANTOLOGÍA DE LA POESÍA BARROCA
1º Bto. Unidad 4, tema3
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Quiero imitar al pueblo en el vestido,
en las costumbres sólo a los mejores,
sin presumir de roto y mal ceñido.
No resplandezca el oro y los colores
en nuestro traje, ni tampoco sea
igual al de los dóricos cantores.
Una mediana vida yo posea,
un estilo común y moderado,
que no le note nadie que le vea. [...]
Sin la templanza ¿viste tú perfecta
alguna cosa? ¡Oh muerte!, ven callada
como sueles venir en la saeta;
no en la tonante máquina preñada
de fuego y de rumor; que no es mi puerta
de doblados metales fabricada.
Ya, dulce amigo, huyo y me retiro
de cuanto simple amé: rompí los lazos.
Ven y verás al grande fin que aspiro,
antes que el tiempo muera en nuestros brazos.
PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA (1600-1681)
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Es verdad; pues reprimamos
esta fiera condición,
esta furia, esta ambición
por si alguna vez soñamos;
y sí haremos, pues estamos
en mundo tan singular,
que el vivir sólo es soñar;
y la experiencia me enseña
que el hombre que vive, sueña
lo que es, hasta despertar.
Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando:
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte, ¡desdicha fuerte!:
¿que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte?
ANTOLOGÍA DE LA POESÍA BARROCA
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Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.
Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida?, un frenesí;
¿qué es la vida?, una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
1º Bto. Unidad 4, tema3
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LUIS DE GÓNGORA (1560-1627)
SONETO
Mientras por competir con tu cabello,
oro bruñido el sol relumbra en vano,
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mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente el lilio bello;
mientras a cada labio, por cogello,
siguen más ojos que al clavel temprano,
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello;
goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lilio, clavel, cristal luciente
no solo en plata o viola truncada
se vuelva, mas tú y ello juntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.
LOPE DE VEGA (1562-1635)
SONETO
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Esta cabeza, cuando viva, tuvo
sobre la arquitectura destos huesos
carne y cabellos, por quien fueron presos
los ojos que mirándola detuvo.
Aquí la rosa de la boca estuvo,
marchita ya con tan helados besos,
aquí los ojos de esmeralda impresos,
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color que tantas almas entretuvo.
Aquí la estimativa en que tenía
el principio de todo el movimiento,
aquí de las potencias la armonía.
¡Oh hermosura mortal, cometa al viento!,
donde tan alta presunción vivía,
¿desprecian los gusanos aposento?
ANTOLOGÍA DE LA POESÍA BARROCA
1º Bto. Unidad 4, tema3
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FRANCISCO DE QUEVEDO
SONETO DEFINIENDO EL AMOR
Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
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es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado;
es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado;
es una libertad encarcelada
que dura hasta el postrero paroxismo;
enfermedad que crece si es curada.
Éste es el niño Amor, éste es su abismo.
¡Mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo!
LOPE DE VEGA
SONETO
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Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;
no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
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satisfecho, ofendido, receloso;
huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor suave,
olvidar el provecho, amar el daño;
creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe.
ANTOLOGÍA DE LA POESÍA BARROCA
1º Bto. Unidad 4, tema3
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CONDE DE VILLAMEDIANA
SONETO
Determinarse y luego arrepentirse;
empezar a atrever y acobardarse;
arder el pecho y la palabra helarse;
desengañarse y luego persuadirse.
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Comenzar una cosa y advertirse;
querer decir su pena y no aclararse;
en medio del aliento desmayarse,
y entre el amor y el miedo consumirse.
En las resoluciones detenerse;
hallada la ocasión no aprovecharse,
y perdido de cólera encenderse.
Y sin saber por qué, desvanecerse;
efectos son de amor; no hay que espantarse,
que todo del amor puede creerse.
A UNA DAMA QUE SE PEINABA
Al sol Nise surcaba golfos bellos
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con dorado bajel de metal cano,
afrenta de la plata era su mano
y afrenta de los rayos sus cabellos.
Cuerda el arco de Amor formaba en ellos
del pródigo despojo soberano,
y el ciego dios, como heredero ufano,
lince era volador para cogellos.
Bello pincel, no menos bello el mapa
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en piélago de rayos cielo undoso
era, y su menor hebra mil anzuelos,
que en red que prende más al que se escapa
cadenas son, y, de oro proceloso,
trémulas ondas, navegados cielos.
ANTOLOGÍA DE LA POESÍA BARROCA
1º Bto. Unidad 4, tema3
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LUIS DE GÓNGORA
A UNA DAMA MUY BLANCA
VESTIDA DE VERDE
Cisne gentil, después que crespo el vado
dejó y de espuma al agua encanecida,
que al rubio sol la pluma humedecida
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sacude de las juncias abrigado;
copos de blanca nieve en verde prado,
azucena entre murtas escondida,
cuajada leche en juncos exprimida,
diamante entre esmeraldas engastado,
no tiene que preciarse de blancura
después que nos mostró su airoso brío
la blanca Leda en verde vestidura.
Fue tal, que templó su aire el fuego mío,
y dio, con su vestido y su hermosura,
verdor al campo, claridad al río.
SONETO
La dulce boca que a gustar convida
un humor entre perlas destilado,
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y a no envidiar aquel licor sagrado
que a Júpiter ministra el garzón de Ida,
amantes, no toquéis, si queréis vida,
porque entre un labio y otro colorado
Amor está, de su veneno armado,
cual entre flor y flor sierpe escondida.
No os engañen las rosas que, a la Aurora,
diréis que aljofaradas y olorosas
se le cayeron del purpúreo seno:
manzanas son de Tántalo, y no rosas,
que después huyen del que incitan ahora;
y sólo del amor queda el veneno.
ANTOLOGÍA DE LA POESÍA BARROCA
1º Bto. Unidad 4, tema3
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BARTOLOMÉ LEONARDO DE ARGENSOLA (1561-1631)
SONETO
Yo os quiero confesar, don Juan, primero:
que aquel blanco y color de doña Elvira
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no tiene de ella más, si bien se mira,
que el haberle costado su dinero.
Pero tras eso confesaros quiero
que es tanta la beldad de su mentira
que en vano a competir con ella aspira
belleza igual de rostro verdadero.
Mas, ¿qué mucho que yo perdido ande
por un engaño tal, pues que sabemos
que nos engaña así Naturaleza?
Porque ese cielo azul que todos vemos
ni es cielo ni es azul. ¡Lástima grande
que no sea verdad tanta belleza!
LOPE DE VEGA
CÁNSASE EL POETA DE LA DILACIÓN
DE SU ESPERANZA
¡Tanto «mañana», y nunca ser mañana!
Amor se ha vuelto cuervo, o se me antoja.
¿En qué región el sol su carro aloja
desta imposible aurora tramontana?
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Sígueme inútil la esperanza vana,
como nave zorrera o mula coja;
porque no me tratara Barbarroja
de la manera que me tratas, Juana.
Juntos Amor y yo buscando vamos
esta mañana. ¡Oh dulces desvaríos!
Siempre «mañana» y nunca mañanamos.
Pues si vencer no puedo tus desvíos,
sáquente cuervos destos verdes ramos
los ojos. Pero no, ¡que son los míos!
ANTOLOGÍA DE LA POESÍA BARROCA
1º Bto. Unidad 4, tema3
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ANÓNIMO
A CRISTO CRUCIFICADO
No me mueve, mi Dios, para quererte
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el cielo que me tienes prometido;
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor; muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme ver tu cuerpo tan herido;
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
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que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No tienes que me dar porque te quiera;
pues aunque cuanto espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
LOPE DE VEGA
SONETO
¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta cubierto de rocío
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pasas las noches del invierno escuras?
¡Oh cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!
¡Cuántas veces el Ángel me decía:
«Alma, asómate agora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía»!
¡Y cuántas, hermosura soberana,
«Mañana le abriremos», respondía,
para lo mismo responder mañana!
ANTOLOGÍA DE LA POESÍA BARROCA
1º Bto. Unidad 4, tema3
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FRANCISCO DE QUEVEDO
SONETO
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La vida empieza entre lágrimas y caca,
luego viene la mu, con mama y coco,
síguense las viruelas, baba y moco,
y luego llega el trompo y la matraca.
En creciendo, la amiga y la sonsaca;
con ella embiste el apetito loco;
en subiendo a mancebo, todo es poco,
y después la intención peca en bellaca.
Llega a ser hombre, y todo lo trabuca;
soltero sigue toda perendeca;
casado se convierte en mala cuca.
Viejo encanece, arrúgase y se seca;
llega la muerte, y todo lo bazuca,
y lo que deja paga, y lo que peca.
LUIS DE GÓNGORA
Ándeme yo caliente
y ríase la gente.
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Traten otros del gobierno,
del mundo y sus monarquías,
mientras gobiernan mis días
mantequillas y pan tierno,
y las mañanas de invierno
naranjada y aguardiente,
y ríase la gente.
Coma en dorada vajilla
el Príncipe mil cuidados,
como píldoras dorados,
que yo en mi pobre mesilla
quiero más una morcilla
que en el asador reviente,
y ríase la gente.
Cuando cubra las montañas
de blanca nieve el Enero,
tenga yo lleno el brasero
de bellotas y castañas,
y quien las dulces patrañas
del Rey que rabió me cuente,
y ríase la gente.
ANTOLOGÍA DE LA POESÍA BARROCA
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Busque muy en hora buena
el mercader nuevos soles,
yo conchas y caracoles
entre la menuda arena,
escuchando a Filomena
sobre el chopo de la fuente,
y ríase la gente.
Pase a medianoche el mar
y arda en amorosa llama
Leandro, por ver su dama;
que yo más quiero pasar
del golfo de mi lagar
la blanca o roja corriente,
y ríase la gente.
Pues Amor es tan crüel,
que de Píramo y su amada
hace tálamo una espada
do se junten ella y él,
sea mi Tisbe un pastel,
y la espada sea mi diente,
y ríase la gente.
1º Bto. Unidad 4, tema3
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FRANCISCO DE QUEVEDO
Poderoso caballero
es don Dinero
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Madre, yo al oro me humillo:
él es mi amante y mi amado,
pues de puro enamorado,
de continuo anda amarillo;
que pues, doblón o sencillo,
hace todo cuanto quiero,
poderoso caballero...
Nace en las Indias honrado,
donde el mundo le acompaña,
viene a morir en España
y es en Génova enterrado;
y, pues quien le trae al lado
es hermoso, aunque sea fiero,
poderoso caballero....
Es galán, y es como un oro;
tiene quebrado el color;
persona de gran valor,
tan cristiano como moro;
pues que da y quita el decoro
y quebranta cualquier fuero,
poderoso caballero...
Son sus padres principales,
y es de nobles descendiente,
porque en las venas de Oriente
todas las sangres son reales;
y, pues es quien hace iguales
al duque y al ganadero,
poderoso caballero...
Mas ¿ a quién no maravilla
ver en su gloria sin tasa,
que es lo menos de su casa
doña Blanca de Castilla?
Pero, pues da al bajo silla
y al cobarde hace guerrero,
poderoso caballero...
ANTOLOGÍA DE LA POESÍA BARROCA
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Sus escudos de armas nobles
son siempre tan principales,
que sin sus escudos reales
no hay escudos de armas dobles;
y, pues a los mismos robles
da codicia su minero,
poderoso caballero...
Por importar en los tratos
y dar tan buenos consejos
en las casas de los viejos
gatos le guardan de gatos;
y, pues él rompe recatos
y ablanda al juez más severo,
poderoso caballero...
Y es tanta su majestad
(aunque son sus duelos hartos),
que con haberle hecho cuartos,
no pierde su autoridad;
pero, pues da calidad
al noble y al pordiosero,
poderoso caballero...
Nunca vi damas ingratas
a su gusto y afición,
que a las caras de un doblón
hacen sus caras baratas;
y, pues hace las bravatas
desde una bolsa de cuero,
poderoso caballero...
Más valen en cualquier tierra
-¡mirad si es harto sagaz!sus escudos en la paz,
que rodelas en la guerra;
y, pues al pobre le entierra
y hace propio al forastero,
poderoso caballero...
1º Bto. Unidad 4, tema3
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LOPE DE VEGA
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A cazar va el caballero
por los montes de París,
la rienda en la mano izquierda,
y en la derecha el neblí.
Pensando va en su señora,
que no la ha visto al partir,
porque, como era casada,
estaba su esposo allí.
Como va pensando en ella,
olvidado se ha de sí.
Los perros siguen las sendas
entre hayas y peñas mil.
El caballo va a su gusto,
que no le quiere regir,
Cuando vuelve el caballero,
hallóse de un monte al fin.
Volvió la cabeza al valle
y vio una dama venir
en el vestido serrana,
y en el rostro serafín.
«Por el montecico sola,
¿cómo iré?
¡Ay Dios! ¿Si me perderé?
¿Cómo iré, triste, cuitada,
de aquel ingrato dejada?
Sola, triste, enamorada,
¿dónde iré?
¡Ay Dios! ¿Si me perderé?»
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«¿Donde vais, serrana bella,
por este verde pinar?
Si soy hombre y voy perdido,
mayor peligro lleváis.
–Aquí cerca, caballero,
me ha dejado mi galán,
por ir a matar un oso,
que ese valle abajo está.
–¡Oh mal haya el caballero
en el monte al lubricán
que a solas deja su dama
por matar un animal!
–Si os place, señora mía,
volved conmigo al lugar,
y porque llueve, podréis
cubriros con mi gabán.
Perdido se han en el monte
con la mucha oscuridad;
al pie de una parda peña
el alba aguardando están.
La ocasión y la ventura
siempre quieren soledad.
SONETO DE REPENTE
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Un soneto me manda hacer Violante,
que en mi vida me he visto en tal aprieto;
catorce versos dicen que es soneto:
burla burlando van los tres delante.
Yo pensé que no hallara consonante
y estoy a la mitad de otro cuarteto,
mas si me veo en el primer terceto,
no hay cosa en los cuartetos que me espante.
Por el primer terceto voy entrando,
y parece que entré con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando.
Ya estoy en el segundo, y aun sospecho
que voy los trece versos acabando;
contad si son catorce, y está hecho.
ANTOLOGÍA DE LA POESÍA BARROCA
1º Bto. Unidad 4, tema3
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