REVISIÓN 9 R e v. Soc. Esp. Dolor 9: Supl. I, 9-15, 2002 Gabapentina en el tratamiento de la neuralgia postherpética J. R. González-Escalada* González-Escalada JR. Gabapentine for the manage ment of post-herpetic neuralgia. Rev Soc Esp Dolor 2002; 9: 9-15. Key words: Post-herpetic neuralgia. Gabapentine, antiepileptics. Neuromodulators. Neuropathic pain. Allodynia. C a + channels type L. RESUMEN SUMMARY Post-herpetic neuralgia (PHN) is a painful condition, very common in aged patients that have suff e red acute manifestations of herpes zoster. Early administration of antiviral therapy seems to reduce the incidence of the disease. Drugs used for its management include tricyclic a n t i d e p ressants, local lidocaine through patches, i.v. lidocaine, i.v. ketamine, weak opiates and some anticonvulsants. Gabapentine (GB) belongs to the groups of t h i rd-generation antiepileptics, characterized by an excellent effectivess-safety profile. While its mechanism of action is not well known, it apparently binds with high a ffinity to a Ca+ channel type L subunit and increases the p roduction and pre-synaptic secretion of GABA. This double mechanism of action reduces neuronal hypere x c itability, improving the hyperalgesia and allodynia that a re present in multiple models of neuropathic pain. On the other hand, the synergy between its two mechanisms of action provides increased benefit in the PHN with minimum incidence of adverse effects. Two multicenter, randomized, double blind and placebo-controlled studies have shown that GB is better than placebo and exerts its activity since the first doses, its benefit lasting over long periods of time, while the treatment is administered. The e ffect of GB does not seem to be dose-dependant, although its has been observed that higher doses result in i m p roved analgesia after the fourth week of therapy. © 2002 Sociedad Española del Dolor. Published by Arán Ediciones, S.L. La neuralgia postherpética (NPH) es una patología dol o rosa, muy frecuente en los enfermos de edad que han padecido un cuadro agudo de herpes zoster. La administración precoz de tratamiento antiviral parece disminuir la incidencia de la enfermedad. Entre las drogas empleadas para su tratamiento se encuentran los antidepre s i v o s tricíclicos, la lidocaína tópica en parches, la lidocaína intravenosa, la ketamina intravenosa, los opioides débiles y algunos anticomiciales. La gabapentina (GB) form a parte del grupo de los antiepilépticos de tercera generación, que tiene como característica un excelente perf i l efectividad-seguridad. Aunque su mecanismo de acción no es bien conocido, parece que se fija con gran afinidad a una subunidad del canal de Ca+ tipo L y aumenta la p roducción y secreción presináptica de GABA. Este doble mecanismo de acción, produce una disminución de la h i p e rexcitabilidad neuronal, mejorando la hiperalgesia y la alodinia presente en múltiples modelos de dolor neuropático. Por otro lado, la sinergia entre sus dos mecanismos de actuación, posibilitan un mayor beneficio en la NPH con una mínima incidencia de efectos adversos. Dos estudios multicéntricos, randomizados, doble ciego y c o n t rolados con placebo, han demostrado que la GB es superior a placebo y ejerce su actividad desde las primeras dosis, permaneciendo el beneficio durante largos periodos de tiempo, mientras se administra el tratamiento. El efecto de la GB no parece ser dosis dependiente, aunque se ha observado que dosis mayores hacen re p u n t a r la analgesia a partir de la cuarta semana de tratamiento. © 2002 Sociedad Española del Dolor. Publicado por Arán Ediciones, S.L. Palabras clave: Neuralgia postherpética. Gabapentina, antiepilépticos. Neuro m o d u l a d o res. Dolor neuro p á t i c o . Alodinia. Canales de Ca+ tipo L. *Jefe de la Unidad para el Estudio y Tratamiento del Dolor Hospital Ramón y Cajal. Madrid 19 10 J. R. GONZÁLEZ-ESCALADA ÍNDICE 1. INTRODUCCIÓN 2. NEURALGIA POSTHERPÉTICA 3. GABAPENTINA 4 . G A B A P E N T I N A EN LA N E U R A L G I A P O S THERPÉTICA 5. CONCLUSIÓN 1. INTRODUCCIÓN La neuralgia postherpética (NPH) es una patología frecuente en la población de edad y común en las clínicas del dolor. Su tratamiento no es fácil y con mucha frecuencia, el médico se enfrenta a pacientes que responden de forma caprichosa, individual y poco uniforme a las diferentes terapias. Si bien es verdad que el manejo del dolor neuropático ha mejorado sustancialmente en los últimos años, aún no disponemos de fármacos suficientemente eficaces para esta patología. La NPH constituye además, un buen modelo experimental para testar la efectividad de las drogas frente al dolor patológico. La gran riqueza en síntomas neuropáticos, la uniformidad y localización precisa de sus principales manifestaciones, permiten recoger gran cantidad de información sobre el comportamiento del producto farmacéutico que se pretende evaluar. Sin embargo, no siempre es fácil la extensión de su pretendida eficacia a otros procesos de la misma índole, ya que el perfil sintomático de este grupo de pacientes tiene características excesivamente peculiares. Así, es común que se desarrolle una marcada alodinia y que ésta termine siendo el centro de atención del paciente prevaleciendo sobre el resto de las manifestaciones dolorosas. El fármaco que fracase frente a esta alteración, tiene pocas posibilidades de salir airoso de un tratamiento de prueba para mejorar a estos pacientes. La NPH comparte con otros síndromes dolorosos del sistema nervioso, su resistencia a multitud de tratamientos. Los fármacos del grupo de los A I N E s , empleados por vía sistémica, son absolutamente ineficaces y estos enfermos también se muestran refractarios a la acción de los opiáceos. En los últimos años se están empleando drogas y técnicas denominadas “ n e u romoduladoras”, e n t r e las que se encuentran los antidepresivos y los anticomiciales. La efectividad de estos fármacos sigue siendo controvertida, pero es indudable que constitu- R e v. Soc. Esp. del Dolor, Vol. 9, Supl. I, Septiembre 2002 ye una de las escasas armas farmacológicas de las que disponemos (1). Estudios de meta-análisis parecen demostrar una eficacia similar entre los antidepresivos y los anticonvulsivantes, estipulando que son necesarios 2,5 tratamientos para encontrar un respondedor (2). Los resultados son parecidos para ambos grupos de fármacos, pero los antidepresivos tricíclicos, a pesar de su modesta acción, son los que cuentan con mayor respaldo científico ya que fueron los primeros en demostrar cierto efecto analgésico (3,4). Sin embargo, en los últimos años están apareciendo numerosos estudios que demuestran una indudable acción analgésica de los fármacos anticomiciales, existiendo numerosos estudios comparativos que coinciden en señalar que la incidencia de respondedores es muy similar entre ambos grupos (5). En la presente revisión se realiza un detallado análisis de las últimas publicaciones realizadas sobre la actividad de la gabapentina frente a la NPH; la GB es un anticomicial empleado ampliamente en dolor neuropático (6). 2. NEURALGIA POSTHERPÉTICA Se trata de un síndrome que se define como: la presencia de dolor neuropático persistente, localizado en el dermatoma donde se ha manifestado un cuadro agudo de herpes zoster, y que dura más allá de tres meses después de haber desaparecido las lesiones dérmicas. El cuadro agudo del herpes zoster se debe a la rea ctivación del virus varicela-zoster, que ha permanecido latente en un ganglio dorsal desde la primoinfección infantil que cursó clínicamente como una varicela. En esta reactivación, el virus se extiende central y periféricamente desde el ganglio dorsal, produciendo una intensa inflamación de la piel, los nervios periféricos, la raíz nerviosa y ocasionalmente la médula espinal. La gran mayoría de los pacientes sufren intenso dolor neuropático como reflejo del daño neuronal (7) y mejoran en las primeras semanas. Sin embargo, por causas desconocidas, un pequeño porcentaje de enfermos queda con dolor permanente que dura meses o años. Esta patología se presenta en el 40% de los pacientes con más de 50 años que sufren una cuadro de herpes zoster y en el 75% de los pacientes con más de 70 años. Estudios recientes han demostrado una reducción de la incidencia de NPH cuando se emplean de forma precoz medicaciones antivirales en la fase aguda (8). Estos pacientes manifiestan una clínica que se caracteriza por la presencia de cuatro tipos de dolor, al20 G A B A P E N T I N A EN EL T R ATA M I E N TO DE LA N E U R A L G I A P O S T H E R P É T I C A gunos de ellos espontáneos y otros provocados. Entre los espontáneos se encuentran siempre: un dolor constante, profundo y quemante y un dolor intermitente, lancinante, intenso y paroxístico que recorre todo el área dolorosa en forma de sensación fulgurante dejando toda la zona hipersensible o dolorida durante minutos. Este dolor en ocasiones se describe como “calambrazo” o descarga eléctrica y posiblemente es el origen de la denominación popular de “culebrilla”, con el que vulgarmente en algunas zonas rurales se describe este mal. Los otros dos tipos de dolor son provocados por estimulación de la zona: el primero se trata de un dolor disestésico que se puede provocar con mínimos contactos táctiles (alodinia táctil) o tras contactos térmicos (alodinia térmica). La alodinia táctil se expresa de forma muy virulenta en muchos pacientes y es especialmente sensible a estímulos dinámicos; la alodinia térmica se expresa como percepción dañina tras estímulos térmicos en rangos no nocivos o bien como percepciones paradójicas, es decir, sensación de calor tras exposición al frío o viceversa. El segundo tipo de dolor provocado, se manifiesta como dolor muy duradero, más allá de la consumición del estímulo nocivo que provoca su aparición y se denomina hiperpatía. Unido al dolor, la NPH presenta toda una corte de síntomas sensoriales deficitarios, que conforman como resultado una percepción muy distorsionada ante una gran variedad de estímulos. Como estos estímulos se provocan tras maniobras rutinarias durante la actividad diaria, muchos enfermos refieren que su dolor les causa gran interferencia en las tareas cotidianas. Como señalábamos más arriba, la alodinia es la manifestación central. La presencia de alodinia dinámica a mínimos estímulos táctiles, como es la maniobra de deslizamiento de un algodón, resulta positiva en el 65% de los pacientes con NPH. Con estímulos dinámicos más intensos la alodinia está presente en el 87% de los pacientes (9). El dolor constante, disestésico y escociente perdura más allá que el dolor paroxístico, que suele desaparecer tras las primeras fases de la enfermedad. Este último dolor es más constante y manifiesto en la fase aguda. 3. GABAPENTINA La gabapentina (GP), un derivado del ácido gamma-aminobutírico (GABA), fue sintetizado y probado en animales entre 1977 y 1980, comprobando que era capaz de prevenir las crisis convulsivas desencadenadas por la inhibición farmacológica de la síntesis de GABA. 21 11 Aunque inicialmente se buscaba una acción antiespástica por su analogía con el baclofeno, su acción anticonvulsivante motivó su inclusión entre las drogas antiepilépticas. Los anticomiciales decrecen la excitabilidad de la membrana neuronal, interactuando con los receptores de los neurotransmisores o con los canales iónicos. Este efecto sobre la neurona previene los estados convulsivos, pero también puede ser aplicado al dolor neuropático, donde se ha demostrado, al igual que en aquéllos, la existencia de un aumento de la excitabilidad neuronal (10). Los antiepilépticos clásicos actúan sobre los canales del sodio, los canales del calcio y los receptores GABA A. Otros de tercera generación lo hacen también sobre otros receptores como los GABA B, A M PA-Kainato e incluso sobre la conductancia de potasio (11 ) . La referida prevención de las crisis convulsivas desencadenadas por inhibición del GABA por la GP, sugería una actividad agonista sobre los receptores cerebrales donde actuaba este neurotransmisor (12). Estudios posteriores han demostrado que este producto no interactúa directamente con los receptores G A B A A ni GABA B. Tampoco parece modular la función GABA A como lo hacen las benzodiacepinas, ni inhibir la recaptación o degradación de GABA c o m o hacen otros anticomiciales. Sin embargo, recientemente se ha reconsiderado la hipótesis de un mecanismo de acción indirecto sobre este neurotransmis o r, ya que se ha encontrado un incremento de la actividad del enzima ácido glutámico-decarboxilasa, que promueve la conversión de glutamato a GABA. Además hay autores que sugieren un posible mecanismo de acción mediante el incremento en la producción y secreción presináptica de GABA ( 1 3 ) . Aunque se ha demostrado que la acción antiepiléptica de la GB no es consecuencia de su acción sobre las subunidad alfa de los canales del sodio tipo I I A (14), sin embargo la exposición de las neuronas espinales a dosis terapéuticas de GB durante larg o s periodos de tiempo, produce una inhibición de estos canales con una disminución de la respuesta a estímulos sostenidos de alta frecuencia. Estos datos sugieren que la GB puede ejercer una acción indirecta, crono-dependiente, sobre estos canales (15). Recientemente se ha especulado sobre la acción de GB sobre los canales del calcio voltaje-dependientes. Si bien la GB no parece afectar a las descargas rítmicas de las neuronas talámicas que dependen de los canales del calcio de bajo umbral (tipo T), sí parece unirse con alta afinidad a los canales del calcio de alto umbral de tipo L (16). Así como la implicación que pueda tener su unión a la subunidad α 2δ, presen- 12 J. R. GONZÁLEZ-ESCALADA tes en gran cantidad en las laminas superficiales de la corteza cerebral está pendiente de establecerse en epilepsia, también deberá delimitarse la trascendencia que pudiera tener en dolor su posible unión a la subunidad α1 de estos canales, presentes en gran cantidad en las neuronas de la médula espinal (17). Todos estos datos inducen a pensar que aunque el mecanismo de acción último de la gabapentina nos permita seguir trabajando en numerosas hipótesis, lo cierto es que su acción en la neurofisiología involucrada en el dolor patológico es indudable (18). Desde el punto de vista clínico, las primeras experiencias con el fármaco han demostrado que se comporta como una alternativa analgésica ante el dolor neuropático (19). Como era de esperar, este fármaco no es todopoderoso y por tanto sólo cabe esperar de él, que inhiba parte de la percepción dolorosa y con ello mejore la calidad de vida y el sufrimiento de estos pacientes (5). Los efectos secundarios son leves, pasajeros y poco frecuentes, considerándose un fármaco seguro en las experiencias publicadas (20) . 4. GABAPENTINA EN LA NEURALGIA POSTHERPÉTICA Las primeras experiencias publicadas en modelos de ratas en las que se indujo una lesión neurológica periférica, indicaron que la GB era capaz de desarrollar efectos antinociceptivos en el dolor neuropático experimental. Recientemente se ha comprobado su efectividad en un modelo de dolor mononeuropático producido por la constricción persistente del nervio ciático en rata (21). La NPH es una manifestación clínica de una mononeuropatía y por tanto cabía esperar una buena respuesta terapéutica. Por otro lado la GB ha demostrado ser especialmente efectiva en el alivio de la alodinia y la hiperalgesia en modelos animales (22) lo que le hace especialmente tentador en el tratamiento de la NPH, donde dichas manifestaciones constituyen el núcleo del cuadro clínico. Rowbotham y cols. (23) publican los resultados de un estudio multicéntrico, aleatorio, doble ciego y controlado con placebo, de 8 semanas de duración, que se llevó a cabo en grupos paralelos desde agosto de 1996 a julio de 1997; el ensayo se diseñó para determinar la eficacia y seguridad de GB en la reducción del dolor secundario a NPH. En este trabajo participaron 16 centros ambulatorios norteamericanos y fueron randomizados 225 pacientes. El estudio constaba de una fase previa de inclusión, un periodo de titulación para el ajuste de dosis y un periodo estable de cuatro semanas de du- R e v. Soc. Esp. del Dolor, Vol. 9, Supl. I, Septiembre 2002 ración. La dosis máxima dentro del periodo de titulación era de 3.600 mg.día -1 de GB. Se permitía el uso de antidepresivos tricíclicos u opioides, siempre que se hubiesen iniciado antes del estudio y se mantuvieran en dosis estables. Para la inclusión en el estudio se exigía la persistencia del dolor neuropático secundario a un cuadro de herpes zoster más allá de 3 meses de haberse curado las lesiones cutáneas, con una intensidad mínima de 40 mm en la EVA . La dosis inicial de GB fue de 300 mg que se incrementó paulatinamente durante las cuatro semanas de titulación, repartiendo la dosis en tres tomas diarias, hasta una dosis máxima de 3.600 mg.día -1. Sólo se reducía el incremento de dosis si se apreciaban efectos adversos intolerables. El parámetro principal de eficacia se midió con una escala numérica de Likert de 11 puntos. Como parámetros secundarios se evaluaron: una escala de evaluación del sueño, el cuestionario abreviado de McGill, la calidad de vida (SF36) y el estado de ánimo (POMS). De los 225 pacientes que se consideraron válidos, 116 se incluyeron en el grupo placebo y 109 en el grupo de GB. Las características demográficas y clínicas de ambos grupos no mostraron diferencias significativas. La media de puntuación del dolor durante el periodo basal previo fue similar en ambos grupos (6,5 y 6,3 respectivamente). La medicación concomitante administrada no mostró diferencias significativas entre ambos grupos; un 62,9% y un 65,1% respectivamente de cada grupo no recibió medicación concomitante. Al final del estudio, la puntuación diaria del dolor en la población con intención de tratar disminuyó significativamente (33,3%) en el grupo de pacientes que recibió GB (p<0,001) con una respuesta muy superior a la que se observó en el grupo placebo (7,7%) (Fig. 1). La disminución de la escala del dolor se observa en la segunda semana, durante el periodo inicial de ajuste de dosis, con una nueva reducción en la semana 4, cuando se alcanzaba la dosis máxima y comenzaba el periodo estable de tratamiento (Fig. 2). Las variables secundarias: test de calidad de vida, dolor total e interferencia del sueño, también mostraron mejoría en ambos grupos, con diferencias significativas a favor del grupo que fue tratado con GB frente al grupo placebo (p<0,001). Todos los sujetos incluidos alcanzaron el periodo estable, y de ellos el 64,6% del grupo de GB llegaron a la dosis máxima de 3.600 mg.día -1. Se produjeron abandonos por efectos secundarios en ambos grupos, sin que se apreciaran diferencias significativas entre ellos (9,5 vs 13,3%). En los pacientes tratados con GB los efectos secundarios registrados con mayor frecuen22 G A B A P E N T I N A EN EL T R ATA M I E N TO DE LA N E U R A L G I A P O S T H E R P É T I C A Fig. 1—Reducción de la puntuación diaria del dolor. Rowbotham M y cols. (27). cia fueron: somnolencia (27,4%), mareo (23,9%), edema periférico (9,7%), infección (8%) y ataxia (7,1%). Los pacientes de edad avanzada presentaron una mayor incidencia de efectos adversos relacionados con el sistema nervioso central (mareo, somnolencia y ataxia). La incidencia de estos efectos secundarios en las personas de menor edad no mostraron diferencias significativas entre los grupos de placebo y GB. Rice y cols. (24), realizaron un segundo estudio multicéntrico con GB en NPH que fue publicado en el año 2000. El estudio reclutó a 411 pacientes en las consultas externas de 43 hospitales y tres clínicas ambulatorias del Reino Unido. De ellos 334 fueron randomizados y distribuidos aleatoriamente en tres grupos paralelos, a los que se realizó una evaluación doble ciego, de la eficacia y seguridad de GB frente a placebo en el tratamiento de la NPH. En el estudio, de 7 semanas de duración, se aplicaron a cada grupo: Fig. 2—Gabapentina en la neuralgia postherpética: niveles de disminución de la escala del dolor desde la visita basal a las progresivas semanas de tratamiento con gabapentina (claro) y placebo (oscuro). Rowbotham M y cols. (27). 23 13 placebo, GB en dosis de 1.800 mg.día -1 y GB a dosis de 2.400 mg.día -1. Se estableció un periodo inicial de dos semanas de duración para el ajuste final de dosis y de 5 semanas de tratamiento estable. Los pacientes seleccionados debían tener dolor con una intensidad igual o superior a 4 en la EVA y cumplir los criterios señalados en el estudio anterior para cumplir con el diagnóstico de NPH. A diferencia del estudio anterior no se permitieron tratamientos concomitantes con opioides o AINEs, exigiéndose un periodo de lavado durante la semana previa al estudio. El parámetro principal de eficacia se evaluó comparando la escala del dolor en la visita basal con el registrado al finalizar el estudio, según una escala de Likert de 11 puntos. Se consideraron parámetros secundarios: la interferencia del sueño, la escala abreviada de McGill, el test de calidad de vida SF-36 y el test de estado de ánimo POMS. Las características demográficas y clínicas en los tres grupos mostraron una distribución similar sin diferencias significativas entre ellos. La variable primaria de eficacia muestra diferencias mayores entre las puntuaciones del dolor de la consulta basal y final para los grupos que recibieron GB, con diferencias significativas con respecto al grupo placebo (p<0,01). No hubo diferencias entre los grupos que recibieron 1.800 ó 2.400 mg.día -1 de GB (34,5 v s 34,4%). La mejoría con GB apareció durante la primera semana de tratamiento y se mantuvo estable durante la duración de todo el estudio (Fig. 3). La tasa de enfermos respondedores (reducción del dolor del 50%), fue mayor en el grupo de pacientes tratados con 2.400 mg.día -1 de GB (34%) o 1.800 m g . d í a -1 (32%) que en el grupo de placebo (14%), mostrando diferencias significativas entre estos grupos (p<0,001). Los parámetros secundarios de eficacia mejoraron en los grupos tratados con GB, con diferencias significativas frente al grupo placebo: interferencia del sueño (p<0,01), SF-MPQ (p<0,05), SF-36 (p<0,05). La impresión de beneficio del paciente y el clínico también mostraron diferencias entre los grupos tratados con GB y el grupo placebo (p<0,005 y 0,001, respectivamente), apreciándose que existe mejor impresión de efectividad para los grupos con mayores dosis de GB. Los efectos secundarios fueron similares al estudio anterior, tanto en su incidencia como en la distribución porcentual, de tal manera que la somnolencia (17-20%) y el mareo (31-33%) se presentaron como efectos de mayor incidencia, seguido de edema periférico (5-11%) y boca seca (4,5-6%). Todos los efectos fueron leves y la incidencia de abandonos por 14 J. R. GONZÁLEZ-ESCALADA Fig. 3—Disminución del dolor con dosis de 1.800 m g . d í a-1 (claro), 2.400 mg.día -1 (menos claro) y placebo (oscuro). Rice AS y cols. (28). efectos adversos fueron escasos en los tres grupos: (4, 12 y 14%, respectivamente). Desde que se publicó la primera experiencia con GB en la NPH (25), se han realizado estudios comparativos con otros fármacos y algunos metaanálisis recientes (26) concluyen que la GB posee una efectividad similar al de los antidepresivos tricíclicos, la lidocaína tópica o la oxicodona retardada. En este sentido, la mejor tolerancia a la GB que demuestran los diversos estudios, determinan que este fármaco sea definido como una elección mejor que a los antidepresivos tricíclicos nortriptilina o amitriptilina. En otras revisiones se analiza este fármaco frente a otras alternativas como lidocaina i.v., ketamina i.v. y antidepresivos, concluyendo que la GB, por su perfil de eficacia y seguridad, es una droga de primera línea para la NPH (27). 5. CONCLUSIÓN Aunque las primeras experiencias con GB en dolor neuropático fueron esperanzadoras (28), numerosos autores se mostraron escépticos ya que el volumen de información que se incorporaba a la literatura estaba plagado de casos anecdóticos aislados y estudios abiertos no controlados, que hicieron reclamar estudios frente a placebo (29). Sin embargo, en los últimos años se han acumulando datos que indican que aquellos estudios preliminares eran el anuncio del nacimiento de un nuevo analgésico del grupo de los neuromoduladores y cuyo perfil de actividad se dirige certeramente hacia un grupo de pacientes refractarios a muchas otras terapias analgésicas (30). La NPH es una patología con índices elevados de enfermos refractarios a las terapias analgésicas. Los dos estudios multicéntricos referidos más arriba R e v. Soc. Esp. del Dolor, Vol. 9, Supl. I, Septiembre 2002 aportan un número considerable de pacientes, coincidiendo de forma terca en sus resultados. De ambos estudios cabe deducir la incuestionable actividad antinociceptiva de la GB en la NPH, tanto en dosis medias/altas (1.800 mg.día -1 y 2.400 mg.día -1) como en dosis máxima (3.600 mg.día -1). Sin embargo, aunque no se apreciaron diferencias en la efectividad de las dos primeras dosis, comparándolas con los resultados del ensayo previo, se podría deducir que con dosis máximas se produce un repunte de analgesia durante la cuarta semana. También cabe deducir que la GB es una droga muy bien tolerada y con pocos efectos adversos. El seguimiento del tratamiento y la satisfacción del médico y del paciente con los beneficios conseguidos con el fármaco, hacen pensar que fue bien tolerada en la mayoría de los pacientes. Los resultados de estos estudios coinciden con los experimentos de Takasaki y cols. (31) que han desarrollado un modelo de NPH experimental en ratones y han observado que el efecto antinociceptivo de la GB en los ratones enfermos es similar al que se publica en humanos. Estudios en curso tratan de diversificar los resultados, evaluando la efectividad de GB en las diferentes manifestaciones de la NPH. Otros estudios han revisado los datos publicados hasta la fecha y concluyen que la GB es una alternativa de primera línea para el tratamiento de la NPH (32). En todos los estudios publicados se hace referencia de manera constante en la excelente tolerancia al fármaco (33). En los dos estudios referidos, la incidencia de efectos secundarios ha sido escasa, los efectos adversos han sido leves y pasajeros y sólo un pequeño número de pacientes se vieron obligados a suspender el tratamiento. El número de pacientes que abandonaron el tratamiento con GB no llega a duplicar al número de los que lo hicieron por el mismo motivo utilizando placebo. Esta aparente seguridad, sobre todo si se tiene en cuenta que muchos pacientes con NPH sobrepasan los setenta años (34), le confiere al fármaco un perfil eficacia-seguridad que supera al resto de los fármacos, situando a la GB como un fármaco de primera línea para el tratamiento de estos enfermos. CORRESPONDENCIA: J. R. González-Escalada Castellón Unidad del Dolor Hospital Ramón y Cajal Carretera de Colmenar Viejo, Km. 9,1 28034 Madrid e-mail: [email protected] 24 G A B A P E N T I N A EN EL T R ATA M I E N TO DE LA N E U R A L G I A P O S T H E R P É T I C A BIBLIOGRAFÍA 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11 . 12. 13. 14. 15. 16. 25 Tremont-Lukats IW, Megeff C, Backonja MM. A n t iconvulsants for neuropathic pain syndromes: mechanisms of action and place in therapy. Drugs 2000; 60: 1029-52. Siddall PJ, Cousins MJ. Clinical aspects of present models of neuropathic pain. Pain Reviews 1998; 5: 101-23. Max MB. Antidepressants as analgesics. En: Fields HL, Liebeskind JC (eds). Pharmacological approaches to the treatment of chronic pain: new concepts and critical issues. Progress in Pain Research and Management. Vol 1. Seattle: IASP Press, 1994. p. 229-46. McQuay HJ, Tramer M, Nye BA, Carroll D, Wi ff e n PJ, Moore RA. Systematic review of antidepressants in neuropathic pain. BMJ 1996; 68: 217-27. 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