Inglaterra, “la Isla del Doctor Moreau”

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Inglaterra, “la Isla del Doctor Moreau”
Publicado por : Email: [email protected] el martes, septiembre
18, 2007
Estamos asistiendo a una
mentalidad vigente que con la mera excusa del “avance
científico” es capaz de programar “hombres-animales” de
laboratorio intentando vulnerar expresamente la voluntad del
Creador.
Herbert George Wells (1866-1946) es un escritor inglés que con sus
alusiones científicas inaugura un género hasta entonces
prácticamente desconocido como era la Ciencia-Ficción. Se
destacan entre sus obras: El hombre invisible, el primer hombre en
la luna, la máquina del tiempo, la guerra de los mundos (la versión
cinematográfica última -la más conocida quizás- data del año 2005
y la protagoniza Tom Cruise), y la isla del Dr. Moreau.
La Isla del doctor Moreau (1896) pretende ser una obra que
incursiona científicamente en el mundo de la biología. No es de las
mejores del autor británico. Lo mismo se diga de las versiones
cinematográficas, a pesar de que la última esté protagonizada por
Marlon Brando (1996).
La isla del Doctor Moreau está plagada de monstruos deformes
reconvertidos por el doctor Moreau que intenta asimilarlos a los
humanos. Algunos son experimentos fracasados y otros
prometedores.
Herbert G. Wells tiene como antecedente a Frankenstein ya que
ambos argumentos apuntan a la creación de seres nuevos y a la
experimentación ética con estos personajes.
En “The Island of Dr. Moreau”, los seres no son creados de
cuerpos muertos y devueltos a la vida, si no de animales que han
sido mutilados, operados y rejuntados por la simple investigación
científica y donde se les ha intentado inculcar valores morales y
éticos con resultados desiguales.
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2.- La sombra de “La isla del Doctor Moreau” y la enseñanza de
la Iglesia.
Sin duda alguna Herbert G. Wells no pensó ni soñó jamás que sus
escritos fruto de la imaginación y de sus especulaciones personales
pudieran tener el alcance de lo que podríamos llamar hoy Ciencia
Ficción de Anticipación.
Y es Inglaterra, país de origen de Wells, la que tendrá el triste
mérito de incursionar en los experimentos del doctor Moreau.
En efecto, por las noticias que llegan “la Autoridad de Fertilización
Humana y Embriología (HFEA por su sigla en Inglés), organismo
encargado de la regular la investigación con embriones y la
fertilización humana en Inglaterra, aprobó la creación de embriones
humano-animal para la investigación médica. El hecho ocurre luego
de una consulta pública que demostró que la mayoría de la
población aprueba la técnica que podría facilitar la investigación de
enfermedades neurológicas como el Alzheimer o el Parkinson”.
(Fuente: Ciencia- Semana Com).
Al respecto nos enseña la Iglesia que: “el conocimiento siempre
más extenso del patrimonio genético [genoma] humano, la
individualización y el trazado del mapa de los genes (mapa
genético), con la posibilidad de transferirlos, modificarlos o
sustituirlos, abre inéditas prospectivas a la medicina y
contemporáneamente plantea nuevos y delicados problemas éticos”
(Carta de los agentes de la salud, nº 12).
Continúa la información diciendo que “el procedimiento para la
creación de estos embriones consiste en retirar del óvulo animal el
núcleo y reemplazarlo por un núcleo de célula humana. Se cree que
la identidad genética del animal se pierde al retirar el núcleo y el
híbrido resultante sería 99% humano. (Ciencia –Semana Com).
Continúa al respecto iluminando clarísimamente la enseñanza
magisterial de la Iglesia recordando que “las intervenciones que no
son propiamente curativas, sino que miran a la "producción de
seres humanos seleccionados según el sexo u otra cualidad
preestablecida", o en cualquier caso que alteren la dotación
genética del individuo y de la especie humana, "son contrarias a la
dignidad personal del ser humano, a su integridad y a su identidad.
(Carta, nº 13).
Se pretende justificar la experimentación con embriones aduciendo
que “el embrión sólo podría observarse durante unos días pues, la
legislación ha impuesto un tope de quince, hasta que se empieza a
formar la placa neural. “Se podría tomar, por ejemplo, un núcleo de
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una célula de un enfermo de Alzheimer y se introduce en el óvulo
animal, desprendido de su núcleo, se obtienen células clonadas sin
que manifiesten el problema, se cultivan para observar el desarrollo
de la enfermedad y poder establecer sus causas”, explicó Emilio
Yunis Turbay (médico genetista). (Ciencia- Semana Com).
Pero aún así, teniendo en cuenta la dignidad de la persona humana,
tales manipulaciones “de ningún modo pueden ser justificadas en
vista de eventuales consecuencias benéficas para la humanidad
futura": "ninguna utilidad social o científica y ninguna motivación
ideológica podrán jamás motivar una intervención sobre el genoma
humano que no sea terapéutica, es decir, que en sí misma sea
finalizada según el desarrollo natural del ser humano". (Carta de los
agentes de la salud, nº 13).
3.- Qué nuevo ser tendremos?
Desde la antigüedad el hombre ha pensado en seres mitad hombre
y mitad animal. Son los llamados entes de razón que existen en la
mente pero no en la realidad.
Con la perspectiva futura que señala la voluntad de quienes
procuran estos engendros científicos, lo que parecía un sueño
concluirá en convertirse en realidad.
Podemos imaginarnos galerías interminables en las que se
exhibirán seres monstruosos de distinta especie, animales
humanizados o humanos animalizados, profiriendo gritos o sonidos
que quieren ser lenguaje, utilizados sólo para el experimento,
anticipo de la degradación humana más profunda.
De seguir así la carrera por cualquier tipo de experimentación
científica, ¿qué “valores” morales se tratarán de transmitir a estos
seres de la nueva reingeniería de la vida humanoide?
Estamos asistiendo a una mentalidad vigente que con la mera
excusa del “avance científico” es capaz de programar “hombresanimales” de laboratorio intentando vulnerar expresamente la
voluntad del Creador.
Como ya dije en otra oportunidad, la tentación del hombre moderno
de querer ser como Dios, abre un camino que no llevará más que al
ocaso del hombre mismo y a una autosuficiencia humana que
pretende incursionar en aquello que no le está permitido, a espaldas
de lo que el mismo Dios estableció como bueno o como malo.
No le es lícito al hombre interferir en la genealogía de las especies
humana y animal, mezclándolas o fusionándolas para obtener un
híbrido –realidad muy diferente a los híbridos vegetales-, sino que
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ha de respetar siempre el designio de Creador que está presente y
que fácilmente descubrimos en cada naturaleza creada.
4.- Repercusiones de la noticia.
Indudablemente el tema que nos ocupa es de capital importancia,
por lo que no es de extrañar que muchas voces se hayan levantado
para dejarse oír.
Las hay de todo tipo. Las que vociferan contra la Iglesia Católica
porque ha denominado como monstruosa la “supuesta investigación
científica”.
En efecto, los barullentos de siempre se escudan en la teoría –
discriminándonos a los que reclamamos el respeto absoluto del
orden natural-, repetida a coro de que el “avance científico” justifica
toda acción.
No es de extrañar esta afirmación habida cuenta que la consigna
maquiavélica del fin que justifica los medios se ha metido de lleno
en tantas “cabezas pensantes” que se legitima de continuo lo que
ofende y agravia a la dignidad de la persona humana.
Pero, gracias a Dios, son muchas las voces que ante tanto desatino
llaman a la cordura de todos teniendo en cuenta que está en juego
no sólo la salud de la sociedad toda, sino también la existencia
humana misma.
De seguir así, la pretensión de erigirse el hombre en “Ser Supremo”
terminará en la destrucción del hombre por el hombre mismo.
Sólo habrá posibilidades de verdadero crecimiento en el respeto por
la dignidad humana si se tiene en cuenta que “el continuo progreso
de la medicina requiere de parte del agente de la salud una seria
preparación y formación continua, para mantener, también mediante
estudio personal, la exigida competencia y el debido prestigio
profesional”, y de que sea “cultivada una sólida "formación éticoreligiosa de los agentes de la salud", que "promueva en ellos el
culto de los valores humanos y cristianos y la delicadeza de su
conciencia moral". Es necesario "hacer crecer en ellos una fe
auténtica y el verdadero sentido de la moral, en la búsqueda sincera
de una relación religiosa con Dios, en la cual encuentra fundamento
todo ideal de bondad y de verdad". (Carta nº 7).
5.- Volver a las fuentes.
Estas iniciativas y otras que podrían aparecer en el futuro, invita a
una seria reflexión sobre la dignidad de la persona humana tantas
veces vulnerada.
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De allí el llamado que hemos de hacer a cada hombre y mujer que
habita este mundo para transitar por la senda de la cordura, que no
es más que respetar la naturaleza de las personas y de las cosas
tal como el mismo Dios la estableció.
Nunca la defensa irrestricta de la naturaleza creada según el
pensamiento del autor divino puede llevar a la caída del hombre.
Sí, en cambio, somos testigos que cuando se obra violentando lo
creatural, no sólo se establece el rechazo de nuestro Señor sino
que también se avizora la destrucción del mismo hombre y de su
mundo.
Baste como ejemplo de esto último, el considerar cuán nefasta ha
sido para los pueblos la maquinaria nazi que invocando el deseo de
implantar en el mundo “una raza superior”, llegó a las
excentricidades y atrocidades más desgarradoras en el campo de la
experimentación humana y en el no reconocimiento como hermanos
de todos los que vivimos este mundo.
Ciertamente la grandeza del hombre tantas veces destacada en la
Sagrada Escritura, carecerá de presencia y fundamento en “la Isla
del Doctor Moreau”, ya que se volverá contra sus autores la
degradación de los seres realizada a espaldas de la recta razón
iluminada por la fe.
---------------------------------------------------------------------------------------------------Padre Ricardo B. Mazza, Director del CEPS “Santo Tomás
Moro.
Santa Fe de la Vera Cruz, 18 de Septiembre de 2007.
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