Victoria Urbano Nació en 1926 en Costa Rica y murió en 1984. La dramaturgia femenina costarricense tiene como primer peldaño el nombre de Victoria Urbano, quien fuera poeta y escritora de cuentos, ensayos y dramas. Doctora en Filosof ía y Letras por la Universidad de Madrid, catedrática de Literatura y Lengua Española en Lamar State College of Technology (Texas, Estados Unidos) donde fue premiada en tres ocasiones por sus ensayos de crítica literaria. Obtuvo los siguientes galardones: premio del Instituto de Cultura Hispánica de Madrid (1968), premio León Felipe de Literatura de México (1969) y premio Fray Luis de León, en España (1970).Además se le distinguió con el título vitalicio de Profesora Regente en dicha universidad. Fue presidenta y fundadora de la Asociación de Literatura Femenina Hispánica, en Estados Unidos. También fue representante del Instituto de Estudios Hispanoamericanos de la Universidad de Texas, y vicecónsul de Costa Rica en Beaumont y Houston. Participó en gran cantidad de revistas y diarios estadounidenses. Su primera obra dramática, El fornicador, la escribió a inicio de los 50, la cual deja ver a través del ojo crítico de los personajes femeninos a “ella”, nombre simbólico que aludía a la madre y la hija, a la transformación de San José en ciudad caótica, la cual iba perdiendo la educación y la cortesía de sus ciudadanos, para dar paso a la violencia y al pachuquismo; una San José “donde los hombres deshonran a las mujeres con solo mirarlas”. Los personajes femeninos, con su sentido crítico, nos llevan a considerar cierta similitud entre la fornicación como práctica de muchos hombres casados y, la fornicación de los políticos, que pese a estar comprometidos con su país le roban el honor y la dignidad al pueblo. De esta manera El fornicador atacó problemas como la doble moral costarricense, la politiquería mediocre y la represión sexual. La obra fue dirigida y llevada a escena en Costa Rica por la directora María Bonilla, en el año 1988, cuatro años después de fallecida la autora en Houston, Texas. Respecto de la obra, Bonilla expresó: “se trata de un texto sorprendente para la época en que fue escrita, porque no es realista, y a la vez tiene un lenguaje absolutamente teatral y poético, escrita en un tiempo donde lo que se presentaba en nuestro país eran las zarzuelas”. María Bonilla nos recuerda que a los autores costarricenses no se les pone en escena más que a principios de siglo, cuando ella no había nacido. En los años 50 se creó el Teatro Universitario, pero lo que se representaba básicamente eran obras francesas, contemporáneas; período que coincide con la partida de Victoria Urbano hacia Estados Unidos. A Urbano, El fornicador le salió de algún lugar del corazón con un lenguaje muy de avanzada, producto de su sentido crítico y audacia intelectual. Esta pieza de teatro se arraiga en la historia y el ser costarricenses, ya que se trata de una obra de compleja estructura, y como señalara María Bonilla “la pieza es fundamental para los costarricenses porque es un espejo roto por el balazo de un político, donde nuestra verdadera imagen, la que está detrás de nosotros mismos, puede empezar a dejar de ser clandestina”. Con el legado de Victoria Urbano, la dramaturgia femenina costarricense ha encontrado su raíz. No sólo podemos hablar de ella como la pionera dramática, sino además reconocer que empezó escribiendo un teatro inteligente, donde expresó una fuerte preocupación social, un cuestionamiento a la identidad, una crítica aguda al machismo y al sistema patriarcal y, entre otros valiosos rasgos, una composición innovadora, bastante ingeniosa para la época. Existen datos sobre dos obras dramáticas posteriores Agar, la esclava y La hija de Charles Green, las cuales fueron presentadas en España.