INSPECTORÍA VIGEN DEL CAMINO FMA - LEÓN OCTUBRE 2016 CRECE LA VIDA EN EL NUEVO CURSO “EL BUSCADOR” Ésta es la historia de un hombre buscador. Un buscador es alguien que busca, no necesariamente alguien que encuentra. Tampoco es alguien que sabe lo que está buscando. Es, simplemente, una persona para la que su vida es una búsqueda. Un día, este buscador sintió que debía ir a la ciudad de Kammir. Había aprendido hacer caso de esas sensaciones que provenían de un lugar desconocido de sí mismo, así que lo dejó todo y partió. Después de dos días de marcha por los polvorientos caminos, divisó a lo lejos Kammir. Un poco antes de llegar al pueblo, le llamó la atención una colina a la derecha del sendero. Estaba tapizada de un verde maravilloso y había muchos árboles, pájaros y preciosas flores. La rodeaba por completo una especie de vaya pequeña de madera lustrada… una portezuela de bronce le invitaba a entrar. De pronto, sintió que olvidaba el pueblo y le dio la tentación de descansar en aquel lugar. El buscador atravesó la portezuela y empezó a caminar lentamente entre las piedras blancas, que estaban distribuidas como al azar entre los árboles. Dejó que su mirada vagara por el paisaje y, tal vez porque los ojos eran los de un buscador, descubrió sobre aquellas piedras una inscripción… “Abedul Tare, vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días”. Se sobrecogió un poco al darse cuenta de que esa piedra no era simplemente una piedra. Era una lápida. Sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estaba enterrado en ese lugar. Mirando a su alrededor, el hombre se dio cuenta de que la piedra de al lado tenía otra inscripción: se acercó a leerla y vio que decía: “Llamar Kacib vivió 5 años, 8 meses y 3 semanas”. El buscador se sintió terriblemente conmocionado. Aquel hermoso lugar era un cementerio y cada piedra una lápida. Todas tenían inscripciones similares: un nombre y el tiempo de la vida exacta del muerto. Pero lo que le impactó fue comprobar que el que más tiempo había vivido apenas pasaba sobre los 12 años. Embargado por un dolor terrible, se sentó y comenzó a llorar. El cuidador del cementerio que pasaba por allí, se acercó, lo contempló por algún tiempo y le preguntó si lloraba por algún familiar. -No, ningún familiar – dijo el buscador¿Qué pasa con este pueblo? ¿Qué es lo que ocurre en esta ciudad? ¿Por qué hay tantos niños muertos en este lugar? ¿Cuál es la maldición que pesa sobre esta gente que ha llegado a construir un cementerio de niños? El anciano sonrió y dijo: puede usted serenarse, no hay tal maldición, lo que pasa es que aquí hay una vieja costumbre. Le contaré: cuando un joven cumple 15 años, sus padres le regalan una libreta como esta que tengo colgada del cuello, y es tradición entre nosotros que a partir de ese momento, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abre la libreta y anota en ella: que fue lo disfrutado…- a la derecha cuanto duró ese gozo. ¿Conoció a su novia y se enamoró de ella? ¿Cuánto tiempo duró esa pasión y el placer de conocerla? ¿Una semana? ¿Dos? ¿Tres semanas y media? Y después… la emoción del primer beso ¿Cuánto duró la emoción del minuto del beso? ¿Dos días, una semana?... ¿y el embarazo y el nacimiento del primer hijo? ¿Y el casamiento de los amigos? ¿Y el viaje más deseado? ¿Y el encuentro del hermano que viene del país lejano? ¿Minutos, horas, días? Así vamos anotando en la libreta cada momento. Cuando alguien se muere es costumbre abrir su libreta y sumar el tiempo de lo disfrutado, para escribirlo sobre su tumba. Porque ese es para nosotros, el único y verdadero tiempo vivido. Quizá yo también tenga mayor conciencia de lo que significa vivir intensamente… Si tuviese una libreta para anotar la intensidad de mi vida, y lo que deseo encontrar… Realmente vale la pena vivir intensamente, y eso me hace pensar en buscar … ¿CUÁL ES MI CAMINO? La vida no es un camino trazado que traemos al nacer. Aquí no existe un GPS para nuestro trayecto. Pues a medida que vamos caminando, crecemos, aprendemos, maduramos… de tal forma que el camino va cambiando conforme a nuestros intereses, creencias, vivencias y experiencias. Jesús dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Realmente es el único camino estable que nos puede dar luz para elegir el nuestro. Cuando tus vivencias te presentan caminos alternativos en los que tengas que elegir, párate a pensar con calma, no te aceleres, déjate aconsejar, contempla y si puedes reza. Pon aquello que quieres llegar a ser o a hacer en manos de Aquel que es el verdadero Camino. Y sin lugar a duda, El te acompañará en ese trayecto que tú misma elijas. Dios no quiere máquinas, nos hizo de carne y hueso para ofrecernos la libertad de elegir en cada momento aquello que queremos y nos ofreció su mano bondadosa del Padre que sabe ir más allá de los caminos trazados, de forma que experimentemos continuamente la caída, el fango, la dureza de la tierra, el cansancio del camino y la alegría de seguir siempre por el camino escogido, teniendo como compañía inigualable su sombra continua. “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; voy a prepararos un lugar. Cuando yo me haya ido y os haya preparado un lugar, de nuevo volveré y os tomaré conmigo, para que donde yo esté, estéis también vosotros. Donde yo voy vosotros no conocéis el camino. Dijo Tomás: No sabemos adónde vas; ¿cómo podemos saber el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre son por mí” Juan 14, 1-6 Este Evangelio es esperanzador. Es uno de los relatos más significativos en nuestro caminar muchas veces incierto. Hemos iniciado un “NUEVO CURSO” que para nosotras tiene una connotación diferente. Queremos que sea pleno de los mejores sentimientos que cada una llevamos dentro. Al encontrarnos con Jesús, tenemos motivos para AGRADECER APROVECHAR LAS OPORTUNIDADES QUE SE PRESENTAN De nuevo se abre un camino nuevo que tenemos que vivir con: Ilusión Esperanza Trabajo Compromiso Búsqueda “SAL… es la invitación que nos hace el papa Francisco a salir de nosotros mismos, de nuestras fronteras y de la propia comodidad, para, como discípulos misioneros, poner al servicio de los demás los propios talentos y nuestra creatividad, sabiduría y experiencia. Es una sabiduría que implica un envío y un destino. … de tu TIERRA” La expresión resulta evocadora del origen del que parte el misionero que es enviado a la misión y también del destino al que llega. La misión ad gentes es universal y no tiene fronteras. Solo quedan excluidos aquellos ámbitos que rechazan al misionero. Aun así, también en ellos se hace presente con su espíritu y su fuerza. JOVEN ¿ESTÁS INSATISFECHA? MIRA EL MENSAJE MISIONERO ¿Qué te sugiere la respuesta de samuel? ¡TE DESEO UN FELIZ CURSO 2016-2017!