La Asamblea de Jerusalén

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Sermones sobre la Epístola a los Gálatas
por Pedro Puigvert
Sermón 3 - LA ASAMBLEA DE JERUSALÉN/ Gá. 2.1-10
Empieza el capítulo con el tercer "después" (1:18,21) que sugiere que Pablo no omite ninguna
información y de manera más concreta que no se olvida de ninguna visita a Jerusalén para
relacionarse con los líderes. La asamblea que está a punto de describir es el primer encuentro con
los dirigentes después de los quince días que permaneció con Pedro y entre ambas fechas habían
transcurrido catorce años de ministerio en Siria/Cilicia, probablemente en Antioquía. Esta visita la
hizo acompañado de Bernabé y Tito, sus colaboradores. El primero había sido su valedor cuando fue
a Jerusalén la primera vez y el que le recogió en Tarso para llevárselo a Antioquía. Tito era un gentil
convertido que había manifestado cualidades y lo llevaron consigo para que adquiriera experiencia
en tratar problemas que le serviría en el futuro para solventar conflictos en Corinto y Creta. El marco
histórico donde debemos insertar estos versículos es Hch. 15, cuando se celebró la asamblea de
Jerusalén para solventar el problema judaizante, en el que estaba en juego la misma naturaleza del
evangelio, situación que ahora se reproducía en Galacia.
1. Los preparativos para la asamblea (vv. 2-3)
No tenemos ninguna referencia sobre esta revelación del v. 2, pero se supone que se trata de
una convicción personal sugerida en algún momento de comunión con Dios. Su objetivo era
que antes de iniciarse la asamblea, los que tenían cierta reputación, literalmente "los que
parecían", es decir, los prominentes, pudieran conocer el contenido del mensaje del evangelio
que él presentaba a los gentiles. La misma expresión "reputación de ser algo" se repite en el
v. 6 y también en el v. 9 "los que parecían columnas", a los que identifica como Santiago,
anciano de la iglesia de Jerusalén y el que presidió la asamblea y Pedro y Juan apóstoles. En
esta época convivían en la misma iglesia apóstoles y ancianos. Como a la muerte de los
apóstoles no hay sucesión, los ancianos fueron los dirigentes que asumieron el gobierno de
las iglesias locales. La expresión "el evangelio que predico" sugiere que todavía lo estaba
predicando cuando escribió esta carta. A la luz del v. 7 podríamos pensar que les ofreció un
informe de su ministerio evangelístico hasta aquel momento que luego repitieron a la
asamblea (Hch. 15:12). Los líderes de Jerusalén verían que esencialmente era el mismo
evangelio que ellos predicaban a los judíos, aunque evidentemente el énfasis en no
circuncidarse no era necesario entre los judíos porque ya lo estaban. Su informe resultó tan
convincente y verdadero que en un ambiente judaizante como aquel ni siquiera Tito fue
obligado a circuncidarse (v. 3). La frase "no correr o haber corrido en vano" está tomada del
lenguaje atlético y se refiere a que si faltara el reconocimiento de los líderes de Jerusalén
sobre la autenticidad del evangelio que predicaba, su servicio apostólico habría sido y
seguiría siendo inútil y estéril. La esencia del evangelio no la iba a cambiar ninguna autoridad
humana, ni siquiera los que eran apóstoles porque es inalterable, pero su misión no podría
realizarla de forma efectiva sin la colaboración de los apóstoles. Había el peligro de que se
produjera una división entre la misión a los gentiles y la iglesia madre de Jerusalén.
Apreciamos la manera tan delicada de presentar una cuestión entre líderes para evitar que se
generalizara un conflicto eclesial de fatales consecuencias. Tomemos ejemplo.
2. El problema judaizante (w. 4-5)
El apóstol se refiere a ellos como "pseudo-hermanos", es decir, personas que pasaban por
ser cristianas, pero que en realidad no lo eran. Sin duda la referencia es para que se la
apliquen los gálatas por haberse dejado engañar por ellos. Pablo no los considera auténticos
creyentes, para él son falsificadores para quienes la verdadera libertad del evangelio no
significa nada. Su objetivo es traer a los creyentes y a los predicadores y conversos de la
misión gentil a la esclavitud, lo que en el contexto de la carta significa "bajo la ley". No importa
quienes fueran, su apariencia y sus intenciones eran las mismas que las de aquellos que
ahora trataban de imponer el yugo de la ley sobre las iglesias de Galacia. El mismo verbo
"introducidos" se encuentra también en 2 P. 2:1 para referirse a los falsos maestros que
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por Pedro Puigvert
introducirán herejías destructoras. Considera que el espionaje de los falsos hermanos no
tiene buenas intenciones porque esperan acabar con la libertad que los cristianos tenemos en
Cristo, una libertad que surge del evangelio por gracia, en que un creyente gentil puede
relacionarse con creyentes judíos y compartir la mesa sin restricciones alimenticias. Los
falsos hermanos enseñaban que los gentiles no podían salvarse si no se circuncidaban (Hch.
15:1). Esta doctrina se perpetuó en los ebionitas. Sin embargo, el apóstol y sus colaboradores
se mantuvieron firmes, porque de otro modo la verdad o integridad del evangelio se habría
visto comprometida. El verdadero evangelio anuncia que la justificación y la recepción del
Espíritu son dones de la gracia de Dios, concedidos a todos los que creen en Jesús, tanto
judíos como gentiles. De haber cedido en esto ante quienes exigían la circuncisión de los
creyentes gentiles se habría eliminado el carácter de ese evangelio libre de la ley y esto es lo
que quería también para los gálatas. Podemos observar lo trascendente que es mantenerse
firme en la predicación de este único evangelio frente a las distorsiones que se han hecho de
él y se están haciendo, porque en la actualidad también hay judaizantes que pervierten la
libertad que tenemos en Cristo y se introducen en nuestras iglesias para hacer proselitismo.
3. El acuerdo de la asamblea (vv. 6-10)
Pablo reanuda el hilo principal de su narración que había dejado al final del v. 2 en relación
con aquellos que gozaban de reputación en Jerusalén a los que había presentado el
evangelio que predicaba y ellos no le habían dado ningún complemento que le otorgara más
autoridad de la que tenía al predicarlo. Cuando abre paréntesis "lo que hayan sido en otro
tiempo nada me importa" posiblemente está pensando en su conexión con Jesús, pues dos
eran apóstoles y el tercero era el hermanastro del Señor, pero no le concedieron ninguna
autoridad superior a la que ya tenía, porque él la había recibido directamente del Cristo
glorificado. Por el contrario, lo que hicieron fue reconocer que se le había confiado el
evangelio a los gentiles como a Pedro a los judíos, subrayando así el paralelismo entre
ambas misiones, que tiene el respaldo tanto de los hombres reputados como de Pablo mismo
(v. 8), pues habían sido asistidas por el poder de Dios mediante señales, como testifican, los
primeros 14 capítulos de Hechos. Todo esto debía tomarlo en consideración los alborotadores
de las iglesias de Galacia y creer en el mismo evangelio que Pedro y Pablo compartían. Antes
de celebrarse la sesión pública de la asamblea, los líderes llegaron a un acuerdo, sellado por
un apretón de su mano derecha que también incluye a Bernabé, que sería ratificado por el
concilio. Notemos que los nombres de los que eran pilares están en el mismo orden que sus
escritos en el canon del NT, con la primacía de Santiago y no de Pedro. Sin embargo, no
podemos pensar que la distribución de los campos de misión implicara limitaciones de unos y
otros. Los pilares no les impusieron nada, solamente les rogaron que siguieran acordándose
de los pobres.
Conclusión. Este pasaje pone de relieve la importancia de guardar la doctrina en la iglesia y que
cuando surgen conflictos doctrinales deben resolverse en un espíritu fraternal.
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