EL FRAGMENTO DE CRISTAL Había una vez en un pueblo donde el invierno era frío y nevado 5 amigos, Alex, Carlos, Pedro, Claudia y Andrea, que no sabían dónde se metían al aceptar esta aventura. Todo comenzó el 1 de diciembre a las cinco de la tarde cuando Alex se encontró un trozo de piedra con unos signos muy raros. -¿Qué es esto? Dijo Alex -Parece un trozo de piedra ,dijo Carlos -¡No me digas! Le dijo claudia -No, parece un trozo de un jeroglífico, dijo Andrea que era la más lista -¡Que guay! Vayamos a mi casa a investigar sobre esto, dijo Pedro Los cinco se fueron a casa de Pedro y tras un largo tiempo de buscar y no encontrar, dieron con la respuesta. -Mirad, es exactamente igual que el trozo que encontramos y aquí está el jeroglífico, dijo Andrea. -Genial, ahora sólo falta descubrir qué pone, dijo Claudia contenta. -Será un poco más difícil, esto se hizo en el Antiguo Egipto, no creo que hayan muchos programas que traduzcan ese tipo de lenguaje. -Pues en el traductor Google, dijo Carlos -Carlos, deja pensar a los mayores, dijo Alex. -Como iba diciendo, será difícil traducirlo . -Eso, dejádmelo a mí, dijo Pedro que era un máquina con la tecnología, mañana tendré la respuesta. A la mañana siguiente en el colegio vieron que Pedro venía con un papel en la mano. -Chicos, chicas, tengo la respuesta -Que bien, dijeron todos. -Y… ¿Qué pone? Dijo Claudia Pedro comenzó a leer: “Si estáis leyendo esto es que sois los elegidos. Tal vez no os lo creereís pero la Navidad está protegida dentro de un fragmento de cristal. Cada 100 años el malvado Krocat sale de lo más oscuro para robar ese fragmento. Contaréis con tres pistas y tenéis que pararlo antes del 24 de diciembre. ¡Buena suerte!” -¡Madre mía! ¿eso dice? ¿que somos los elegidos para salvar la Navidad? Dijo Alex. -Espera, espera, vamos despacio ¿como se llama el malo? Dijo Carlos. -Carlos cállate. Gritaron todos -Vale, vale -Bueno chicos, no hay elección , somos los elegidos ¿equipo 5? Dijo Pedro convencido -¡Equipo 5! Gritaron todos . De repente apareció un sobre de la nada. ¡Era la primera pista! Alex abrió el sobre y comenzó a leer: “Antes de comenzar tenéis que saber que hubo otros elegidos y llegaron demasiado tarde. Les tocó luchar contra Krocat y desgraciadamente el fragmento se cayó y se partió en tres trozos. El primer trozo lo encontraréis en la montaña con cara de león”. -¿Una montaña con cara de león? -¿Qué puede ser? -¡Ya lo tengo! La montaña del parque de atracciones, dijo Andrea. -Pues claro, pero… ¿Qué le diremos a los padres? Dijo Claudia. -Les diremos que nos vamos 2 semanas con el cole, dijo Pedro. Y así fue. Cada niño le dijo a sus padres la excusa. Cogieron lo necesario y se encontraron en el parque. -¡Vamos allá! Los 5 recorrieron un largo camino hasta llegar a su destino. -Mirad, al león le brilla un ojo, es el fragmento, Dijo Claudia. -Vale, pero ten cuidado. En un abrir y cerrar de ojos Alex estaba bajando con el fragmento. Al instante apareció el segundo sobre. En él ponía: “Muy bien, el segundo fragmento lo encontraréis donde la arena cae sin parar”. Vamos chicos pensad arena, arena, arena… ¡ya lo tengo! Dijo Claudia que era muy buena resolviendo problemas. -Es el reloj de arena del museo del tiempo. -¡Es verdad! Ese reloj gigante que hay. ¡Pues vamos! Dijo Alex. Los amigos tardaron 4 días en llegar allí, cuando llegaron pasaron la noche ahí. Al amanecer abrieron el museo y vieron que el fragmento se encontraba dentro del reloj. - Y, ¿ahora qué hacemos? Dijo Pedro. -Mira, hay un tapón, dijo Claudia. Los 5 fueron, abrieron el tapón y Andrea que tenía los brazos pequeños estiró la mano y sacó el el segundo fragmento. Todos se alegraron, en pocos minutos apareció el tercer y último sobre en el que ponía: “Habéis conseguido lo más fácil, pero llega la hora de la verdad, el tercer fragmento está en el bosque, pero tened cuidado, pronto llegará Krocat y es muy rápido”. -¡Rápido, al bosque! Alex, Pedro, Carlos, Claudia y Andrea llegaron al bosque. Allí estaba Krocat que tenía un reto para ellos. - Hola, seguro que venís a por eso, pues trendréis que vencerme en una carrera. -¿Y ahora qué hacemos? Dijo Alex. -Dejádmelo a mí, dijo Carlos. Krocat y Carlos se pusieron en la línea de salida y cuando oyeron “ya” los dos salieron pitando, pero la carrera la ganó Carlos. No se lo podían creer, Carlos no era muy inteligente, pero gracias a la rapidez que tenía escondida salvó la Navidad. Sus amigos no volvieron a discriminarlo y lo tomarían como uno más. FIN