Teatro Corsario presenta EL MÉDICO DE SU HONRA

Anuncio
Teatro Corsario presenta
EL MÉDICO DE SU HONRA
Introducción
En 2012 la compañía Teatro Corsario cumple treinta años de trayectoria
sobre las tablas y lo celebra abordando la puesta en escena de un texto de
los que podemos considerar esenciales. Paralelamente a los espectáculos de
títeres para adultos dirigidos por Jesús Peña, Teatro Corsario ha puesto en
pie, bajo la batuta de Fernando Urdiales, una veintena de obras de autores
como Lope de Vega, Tirso de Molina, Shakespeare, Sófocles, etc., y un
autor especialmente querido: don Pedro Calderón de la Barca. Esta
compañía, a partir de Calderón, ha alcanzando un gran éxito en los más
prestigiosos festivales de teatro clásico con obras como El gran Teatro del
Mundo, Amar después de la muerte, Clásicos locos (entremeses barrocos),
La vida es sueño o El mayor hechizo, amor.
El nuevo espectáculo de Teatro Corsario y Calderón es El médico de su
honra, en versión del también director de la obra, Jesús Peña.
Sinopsis
El médico de su honra es una de las más apasionantes obras de Calderón.
Cuenta la historia de don Gutierre, un hombre obsesionado con la sospecha
del posible amor entre su esposa Mencía y el hermano del rey, el infante
don Enrique. Para que el supuesto adulterio no se haga público, don
Gutierre decide ser el “médico de su honra” y llevar a cabo un diabólico
plan.
Comentario del director
¿Qué hay en común entre el maquiavélico personaje de don Gutierre y los
maridos criminales de nuestro tiempo? ¿Qué oscuros pensamientos llevan a
esos hombres a matar con fría premeditación a la persona que dicen amar?
Muchos de los abominables guardianes de la honra consideran propiedad
privada a las mujeres con que comparten su vida. Enarbolan la bandera de
la honra como un derecho sagrado mientras los derechos de ellas son
abolidos.
El médico de su honra es, entre otras muchas cosas, el retrato de un hombre
que se carga de razones para defender su honra; y de su inocente víctima.
Para los aprensivos personajes de la obra hay algo más terrible que el
propio agravio: la posibilidad de que otros lo sepan; y aún peor, que lo
difundan.
Calderón, que disfruta sometiendo a sus personajes a situaciones extremas,
concibe unas circunstancias en el límite de lo verosímil; para que no haya
escapatoria, para recordarnos que debemos deshacer la maraña de los
prejuicios si queremos pensar con claridad. Esa misma claridad es el
objetivo de esta versión. Calderón comunica con nosotros sin que le afecten
los siglos; sus reflexiones, a la vista de lo poco que hemos cambiado los
seres humanos en determinados aspectos, no pueden ser pasadas por alto.
He optado por una puesta en escena sobria, despojada; un espacio acotado
por muros de madera que configuran una suerte de refugio que sugiere las
estancias de una casa, de un jardín o de un palacio, contando con efectos
lumínicos para la diferenciación y la creación de atmósferas. Ese refugio es
el reino del secreto. Los personajes de la obra se vuelcan en la defensa de
su dignidad hasta el punto de que cualquier grieta o acceso al refugio en el
que se instalan es capaz de abrir un boquete que conduce a la catástrofe;
miran con recelo los huecos abiertos en la escenografía, las puertas a punto
de abrirse, las esquinas desde donde pueden ser observados, escudriñados.
Si bien esta propuesta prescinde de ornamentos, en modo alguno renuncia a
la belleza, al deleite pictórico habitual en Corsario, al vestuario detallista y
a la sonoridad de las voces y la música especialmente compuesta. Me he
propuesto que los actores no alberguen duda alguna sobre los significados
de las palabras, que las hagan suyas más allá de la belleza de los versos.
Me he permitido prescindir de algunos versos retóricos y he aligerado
partes de la trama que escapaban al ritmo requerido en un espectáculo
contemporáneo. Nada debe distraer al espectador del significado de cuanto
se expresa por boca de los actores. Es una apuesta, en definitiva, por lo
esencial, en la confianza de que esta historia (fascinante, a mi modo de ver)
cale profundamente en su público.
Jesús Peña
Descargar