El mundo actual demanda un conocimiento tecnológico que se ha

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UNIVERSIDAD DE LA SALLE
Licenciatura en Lengua Castellana, Inglés y Francés
EDUCACIÓN, LENGUAJE Y COMUNICACIÓN
Semillero de investigación
Jairo Galindo (tutor)
Noviembre de 2013
PRESENTADO POR:
Paola Vega
Ernesto Quitian
Andrés Murillo
Diego Ortiz
MUNDO DIGITAL, UNA MIRADA DESDE SUS ACTORES
El mundo actual demanda un conocimiento tecnológico que se ha posicionado como uno de los
retos más importantes de nuestra era. Este desafío llega hasta las escuelas, representando, en
muchos casos, una dificultad para la implementación y desarrollo de programas que respondan a
las necesidades de los estudiantes. Este hecho se ve agravado si tomamos en cuenta que hoy no
sabemos (ni se puede saber) cuáles serán las necesidades tecnológicas a las que se enfrentarán
nuestros alumnos en su futuro académico y profesional. Esto plantea un reto que no siempre es
muy bien asumido por los maestros, pues muchas veces son los estudiantes quienes realmente se
cuestionan sobre las ventajas del uso de las TIC. Cada uno de estos actores (docentes y
aprendices) tiene una visión diferente sobre el uso de estas tecnologías digitales: mientras que
muchos profesores ven en ellas una herramienta de comunicación institucional o de aprendizaje,
para nuestros estudiantes, representan un elemento lúdico. Este fenómeno es conocido como las
“brechas digitales”, entendidas como un problema, una ruptura o un desfase generacional en el
uso de las herramientas digitales (Marc Prensky, 2010). El gran reto para la educación del siglo XXI
es hacer de estas herramientas un instrumento de aprendizaje activo en las escuelas.
Antes de abordar el tema de las “brechas digitales”, consideramos importante entender
precisamente quienes son los actores de esta “relación digital”: en un lado de esta relación están
los nativos y los residentes digitales y en el otro, los visitantes y los inmigrantes digitales. Esto
también implica una revisión de cuáles son las competencias en el manejo de la información que
deben tener los educadores del siglo XXI. Esto abarca un tema muy amplio que debe ser tenido en
cuenta por el maestro quien, en su papel de facilitador en la construcción del conocimiento, debe
ser consciente de los saberes con los que él cuenta para hacer efectivo el uso de las TIC en la
enseñanza. Es necesario que el docente esté capacitado para enfrentar el reto cotidiano de asumir
situaciones que requieran de su total habilidad para el acceso al mundo digital.
Así mismo, el concepto de “brecha digital” es un concepto que se actualiza y cambia
constantemente, pues lo que hoy representa una ruptura, mañana puede que sea superada. Por
esto, en este texto queremos revisar también las “nuevas brechas digitales”, es decir, cuáles son, a
la fecha, las brechas que atraviesan la educación.
En primer lugar, es importante definir a los actores que intervienen y que podemos agrupar en dos
categorías: por un lado, están los nativos y los inmigrantes digitales y, por el otro, los visitantes y
los residentes digitales. Los nativos digitales, nacieron en la era digital y son usuarios permanentes
de las tecnologías. Sienten atracción por todo lo relacionado con las nuevas tecnologías. Con las
TIC, satisfacen sus necesidades de entretenimiento, diversión, comunicación, información y, tal
vez, también de formación. Estos nativos digitales se caracterizan por acoger rápidamente la
información contenida en la red, son capaces de interactuar con bases de datos, programas, textos
digitales, etc., de manera simultánea y de múltiples fuentes. Estos habitantes del mundo digital
han convertido los celulares, los videojuegos, la Internet, el email y la mensajería instantánea en
parte integral de sus vidas y en su realidad tecnológica, cuestión que los distingue de los
inmigrantes digitales, llegados más tarde a las TIC. Éstos son los que se han adaptado a la
tecnología y hablan el mismo “idioma” que los nativos pero con distinto “acento” (Prensky 2001).
Estos inmigrantes son el fruto de una migración digital que los ha acercado a un entorno
tecnificado creado por las TIC. En contraste con los nativos digitales, los inmigrantes no tienen la
capacidad de abordar la información de manera simultánea y prefieren el paso a paso, prefieren
las lecturas de manera tradicional y no en línea como los nativos digitales; son el resultado de un
mundo digital cambiante que ha movilizado estas personas a aprender el “lenguaje digital” propio
de las TIC.
Por otro lado están los residentes y los visitantes digitales términos que acuñó David White. Se
basa en la idea de que los usuarios se enganchan a la red dependiendo del contexto y de las
motivaciones, más que de la edad o la experiencia que tengan, especialmente desde la llegada de
los medios sociales (White 2011), así como los nativos y los inmigrantes digitales tienen diferentes
comportamientos en la interacción con las TIC, estos visitantes y residentes también marcan una
diferencia que los define: por un lado los residentes son personas que viven un porcentaje de su
vida en línea. Estos residentes digitales son casi siempre usuarios de las redes sociales, usan
algunas herramientas de la web para facilitar su cotidianidad e interactúan con casi todos los
servicios prácticos que la red les permite. En comparación, están los visitantes digitales que son
personas que usan la web sólo como una herramienta organizada siempre que sea necesario. A
menudo, el visitante utiliza redes sociales y deja pasar un largo tiempo para entrar en línea en
lugar de sentarse frente a una pantalla para mantener su presencia (en cualquier momento durante
el día) como lo haría un residente. En este caso el visitante se caracteriza porque siempre tiene
una necesidad adecuada y orientada a utilizar la web, pero no "residen" allí.
Ya habiendo observado las diferencias existentes entre los actores digitales, es imperativo
desarrollar entonces el término de “brecha digital” que si bien, es él quien actúa como razón de
análisis de este trabajo.
Existen múltiples definiciones del concepto “brecha digital” conceptos desde los más simples a
unos más estructurados con múltiples variables que engrosan su significación. Por un lado, el
término proviene del inglés “digital divide” usado en la administración del presidente Clinton para
referirse al criterio de distancia de los usuarios conectados y no conectados al internet.
(http://es.wikipedia.org/wiki/Brecha_digital,) 10/11/2013. Sin embargo, esta definición, que si bien
es ambigua, permitió que se desarrollen unas más complejas donde se denomina la brecha digital,
como la diferencia que existe entre individuos y sociedades que tienen acceso a los recursos
tecnológicos de cómputo, telecomunicaciones e Internet (Rodríguez, 2006). Por otro lado, Serrano
(2008) define la brecha digital como la separación que existe entre las personas (comunidades,
estados, países…) que utilizan las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) como una
parte rutinaria de su vida diaria y aquellas que no tienen acceso a las mismas y que aunque las
tengan no saben cómo utilizarlas.
Sin duda las diferentes denominaciones existentes entre las brechas digitales, destacan que
dichas brechas no son hoy las mismas que existían ayer; hoy por ejemplo, la brecha del acceso a
las tecnologías va siendo cada vez más corta y en efecto, actualmente, más allá de hablar de
brechas informáticas encontramos brechas de otro tipo, rupturas y separaciones sociales de gran
magnitud. Encontramos brechas generacionales y brechas conceptuales, siendo estas últimas
trascendentales debido a la visión del estudiante con respecto a las tecnologías de la información.
La gran mayoría de aprendices tienen un conocimiento amplio, o al menos nociones de los usos
que se pueden dar a la Internet, sin embargo, y en muchos casos pese a dicho conocimiento, se
evidencia un analfabetismo digital, el cual se define simplemente como el saber usar de las
tecnologías de información digitales enfocadas al conocimiento y a la construcción del autoaprendizaje.
Cabe destacar el papel que juega cada uno de estos actores en la utilización de las TIC. De esta
manera, nos cuestionamos si los actores principales están haciendo un total uso de las mismas,
pues, de las ventajas que esto conlleva, también se hace necesario la realización de actividades
que estén sujetas a los cambios. La misma sociedad requiere que día a día estemos más
actualizados e informados respecto a los impactos que pueda traer a nivel tecnológico. Esto nos
obliga, de igual manera, a tener bien definido los nuevos conceptos en los cuales se mueve la
cultura digital asumiendo los nuevos retos. Prensky en su libro “Inmigrantes digitales” quiso
destacar la diferenciación de conceptos entre los nuevos actores digitales, estableciendo la
diferencia que se origina desde su nacimiento, pues no todos estos actores cuentan con las
mismas competencias al momento de hacer un acercamiento real de la utilización de las
herramientas tecnológicas. En efecto, entre uno y otros hay una marcada habilidad para el uso de
las TIC, así entonces entre uno y otro existe una gran diferencia mental y un procesamiento de la
información. Entre una generación y otra, muchos de ellos a tempranas edades ya tuvieron un
elemento digital en sus manos, los cuales generan y marcan un proceso de ingreso al ambiente
digital real y el que no lo es.
Ahora bien, estas brechas digitales y la relación con sus actores nos orientan a crear una relación
con el uso de las TIC y ponerlas al servicio de la educación, lo que representa, para los docentes,
el reto final de educar nativos digitales en un mundo aun siendo educado por inmigrantes digitales.
Según R. Ferreiro, en su investigación “El reto de la educación del siglo XXI: la generación N”, es
importante resaltar que los “nuevos estudiantes” necesitan dos tipos de enseñanza: en primer
lugar, los nativos digitales suelen dedicar mucho tiempo en la red o en la televisión, por lo que su
actividad física y social puede llegar a ser escasa. Por esto, es necesario que la educación supla
esta carencia: la actividad física y las actividades que promuevan las relaciones sociales y
culturales deben estar siempre en toda planeación curricular. En segundo lugar, la educación, o
mejor, los educadores debemos dominar el mismo lenguaje que nuestros estudiantes manejan,
para lograr una comunicación más efectiva y así, potencializar los procesos de enseñanza y de
aprendizaje. Este lenguaje, claramente incluye el lenguaje digital de las TIC y nos une en un mismo
espacio con nuestros educandos. El reto aquí se refiere más al aspecto pedagógico de las
tecnologías, que al aspecto tecnológico de la pedagogía. “Y es que no se trata de insertar lo nuevo
en lo viejo, o seguir haciendo lo mismo con las tecnologías de punta” (Ferreiro, 2006). Es necesario
que el profesor de este siglo tenga la habilidad de diseñar y crear nuevos ambientes de
aprendizaje que respondan a las necesidades de los estudiantes, por un lado, y que sean
coherentes con las nuevas tecnologías, por el otro. Para esto, el docente debe hacer un buen uso
de ellas, teniendo en cuenta la naturaleza y la finalidad del proceso de formación. Las tecnologías
no deben ser vistas sólo como un instrumento, sino como el punto de partida, la finalidad y el
objeto de la educación.
Como siempre, el rol del maestro en este proceso es decisivo. Éste debe ser visto como un
profesional de la educación (como lo que es) y no como un técnico. Sin embargo, para que estos
procesos tengan éxito, es necesario que el docente sea un conocedor de sus estudiantes, de sus
necesidades y de sus “nuevos lenguajes” y un diseñador de nuevos ambientes de aprendizaje.
Aquí lo importante es crear una “situación educativa centrada en el estudiante y que fomente su
autoaprendizaje, la construcción social de su conocimiento, y como parte de este proceso, el
desarrollo de su pensamiento crítico y creativo mediante el trabajo en equipo cooperativo y el
acceso directo a la información mediante los recursos tecnológicos seleccionados como idóneos
por la naturaleza del contenido, los objetivos educativos e instruccionales, entre otros” (Ferreiro,
2006). Esto plantea varios retos para el docente. Al conocimiento y a la destreza en el uso de la
tecnología, se le suman los estilos de aprendizaje, los ritmos y los talentos de nuestros
estudiantes. El docente debe desarrollar una serie de competencias profesionales, pedagógicas,
didácticas y sociales para educar a las generaciones venideras.
A manera de conclusión de esta revisión, nos sugirieron los siguientes cuestionamientos que nos
permitirán avanzar en la búsqueda de la relación “brechas pedagógicas y brechas digitales”:
1. ¿Cómo el docente puede favorecer a través de las TIC el proceso de aprendizaje desde el
punto de vista del estudiante nativo digital?
2. ¿Qué competencias y habilidades debemos desarrollar los maestros?
3. ¿Hasta qué punto el conocimiento de los nativos digitales sobre las tecnologías de la
información permite el desarrollo de una alfabetización digital?
4. ¿Hasta qué punto dicha ventaja amplía más las brechas existentes entre nativos e
inmigrantes digitales?
5.
REFERENCIAS

Prensky, M. (2001). Digital Natives, Digital Immigrants. On the Horizon vol. 9 No.5.
Disponible en línea en:
http://www.marcprensky.com/writing/Prensky%20%20Digital%20Natives,%20Digital%20Immigrants%20-%20Part1.pdf

Ferreiro, R (2006). El reto de la educación del siglo XXI: la generación N. En Revista
Debate Año 6, Núm. 5. Disponible en línea en:
http://www.udgvirtual.udg.mx/apertura/index.php/apertura4/article/view/78/90.

Alejandro Piscitelli “Nativos e inmigrantes digitales: ¿brecha generacional, brecha
cognitiva, o las dos juntas y más aún?” Revista mexicana de Investigación Educativa,
enero-marzo, año/vol.11, nº 028 Disponible en línea en:
http://tallblog.conted.ox.ac.uk/index.php/2008/07/23/not-natives-immigrants-but-visitorsresidents/

White, D, Visitantes y Residentes: una nueva tipología para la participación en línea por y
Alison Le Cornu. , Volumen 16, Número 9 hasta 5 septiembre 2011 Disponible en línea en:
http://www.uic.edu/htbin/cgiwrap/bin/ojs/index.php/fm/article/viewArticle/3171/3049

RODRÍGUEZ GALLARDO, ADOLFO: La brecha digital y sus determinantes, México:
UNAM, Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecnológicas, 2006.

SERRANO, Arturo y Evelio Martínez: La Brecha Digital: Mitos y Realidades, México,
2003. Editorial UABC, ISBN 970-9051-89-X
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