Historia Misteriosa de Egipto

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HISTORIA MISTERIOSA
DE EGIPTO
( Colección de Artículos Extraídos de Internet)
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
INDICE
Las Dinastías del Egipto Antiguo _________________________________________ 2
EL TIEMPO PRIMERO ________________________________________________ 4
INTRODUCCION HISTORIA DE EGIPTO________________________________ 8
LA ESFINGE: VIGILANTE DE LOS DIOSES ____________________________ 14
LA GRAN PIRÁMIDE (I): EL ENIGMA MEJOR GUARDADO ______________ 18
LA GRAN PIRÁMIDE (II): CUANDO FUE CONSTRUIDA _________________ 24
LA GRAN PIRÁMIDE (III): CÓMO SE CONSTRUYÓ _____________________ 26
LA GRAN PIRÁMIDE (IV):QUIÉN LA LEVANTÓ ________________________ 30
LA GRAN PIRÁMIDE (V): PARA QUÉ SE HIZO _________________________ 32
LA LEYENDA DE HORUS: EL SEÑOR DEL CIELO ______________________ 36
LOS MAESTROS DE LA PIEDRA: UN LEGADO DE LOS DIOSES __________ 40
¿AVIONES O PAJAROS?: AERONAUTICA EN EL ANTIGUO EGIPTO ______ 43
EL MISTERIOSO DISCO DEL PRINCIPE SABU _________________________ 46
EVOLUCIÓN E INVOLUCIÓN EN LAS PIRÁMIDES DEL IMPERIO ANTIGUO
___________________________________________________________________ 49
EL MILAGRO DE LOS TRÉPANOS EGIPCIOS __________________________ 54
¿ELECTRICIDAD EN EL ANTIGUO EGIPTO?___________________________ 58
AKHENATON Y EL MUNDO DE TELL-AMARNA ________________________ 63
ANTIGUOS EGIPCIOS EN AUSTRALIA ________________________________ 70
REFLEXIONES SOBRE LA ATLANTIDA-II: ____________________________ 76
EL PUEBLO DOGON_________________________________________________ 82
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Las Dinastías del Egipto Antiguo
MITOLOGICAS: Reinado de los Dioses y Semi-dioses
Ubicació Años de
Periodo
Años
Origen Faraones
n
Reinado
-------
-------
INICIO
....:20970 B.C.
Tiempo
primero
20970: 11970 B.C.
Isla
9.000 años
Elefantina
Tiempo
primero
11970:10970 B.C.
1.000 años
10970:10270 B.C.
700 años
10270:9770 B.C.
500 años
9770:9320 B.C.
450 años
9320:8970 B.C.
350 años
Tiempo
primero
Tiempo
primero
Tiempo
primero
Tiempo
primero
Tiempo
primero
Segundo
8970:8670 B.C.
Elefantina
300 años
8670:7100 B.C.
1.570 años
Semi-dioses
7100:3450 B.C.
3.650 años
Caos y
Anarquía
3450:3100 B.C.
350 años
---------
La Tierra cubierta por fango y agua.
Llegada de los Dioses en una barca celestial.
Celestial PATH: dios principal, Dios del Cielo y de la Tierra.
RA: (hijo de Path, llegó en una barca celestial igual que
Celestial su Padre). Dios del Sol y padre de los Dioses
Padre de SHU y de TEFNUT
SHU: (hijo de RA )
Celestial
Dios del Aire. Padre de GEB y de NUT
GEB: (hijo de SHU y NEFNUT)
Celestial
Dios de la tierra. Padre de Osiris, Isis, Seth, Neftis.
OSIRIS (hijo de GEB y NUT)
Celestial
Dios de la otra vida.Padre de Horus
SETH (hijo de GEB y NUT)
Celestial
(Dios del mal, de las Tormentas,...)
HORUS (Hijo de Osiris e Isis).
Celestial
Dios de la Vida
Calestial THOT (primer rey divino del Segundo Periodo)
Semi- 30 Gobernantes mitad hombres mitad dioses
Divinos sucesivos reinado.
Después de este periodo de Caos, aparecen la
Caos primera dinastía de gobernantes Humanos, con
NARMER.
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HISTORICAS: Reinado de hombres
Dinastía
Años
Capital Necrópolis
Origen Faraones
1
3100:2890 B.C.
Menphis
Abydos
Egipcia
2
2890:2686 B.C.
Menphis
Abydos,
Sakkara
Egipcia
3
2686:2613 B.C.
Menphis
Sakkara,
Dahshur, Giza
Egipcia
4
2613:2498 B.C
Menphis
Sakkara
Egipcia
5
2498:2345 B.C.
Menphis
Sakkara
Egipcia
6
2345:2181 B.C.
Menphis
Sakkara
Egipcia
7
8
9
10
2181:2173 B.C.
2173:2160 B.C.
2160:2130 B.C.
2130:2040 B.C.
Menphis
Menphis
Ihnasia
Ihnasia
Sakkara
Sakkara
Ihnasia
Ihnasia
Egipcia
Egipcia
Egipcia
Egipcia
11
2133:1991 B.C.
Thebes
Thebes, (Orilla
occidental)
Egipcia
12
1991:1786 B.C
Thebes
Thebes, (Orilla
occidental)
Egipcia
13
3100:2890 B.C
Thebes
14
1603:1786 B.C.
Sakha
Thebes, (Orilla
occidental)
Sakha
15
1603:1567 B.C.
Afaris
c
16
1603:1567 B.C.
Afaris
17
1650:1567 B.C.
Thebes
Afaris
Valle de los
reyes
Narmer, Hor Aha, Ger, Jet, Den, Ag Eb, Seer
Khet,Qa,
Hotep Sekhemwe, Ra Neb, Ni Neter, Ber Eb SenSekhem Eb, Seng, Neter Ka, Nefer Ka Ra, Kha
Sekhem, Kha Sekhemwe
Neb ka Sa Nakht, Jeser Neter Jet, Sekhem Jet, Kha
Ba, Houni
Snefru, Khofu-Cheops, KhaefRaChefren,
MenKauRa-Mycerinos, Sheb es Ka Ef
User Ka Ef, Sa Hu Ra, Nefer Er Ka Ra Ka Kay,
Sheb Es Ka Ra, Nefer Ef Ra, Ni User Ra, Men Kau
Hour, Ged Ka Ra Asisi, Unas
Titi, User Ka ra, Pepi I, Meri En Ra I, Pepi II, Meri
En Ra II, Men Kau Ra Nit Akerti
......................
Nefer Ka Ra II, Wag Ka Ra, Nefer Kau Hor
Kheti I, Nefer Ka Ra, Kheti II
Meri Hathor, Kheti Wah Ka Ra, Meri Ka Ra
Antef I, Antef II, Antef III, Monthu Hotep Neb hepet
Ra, Monthu Hotep II Sa Ankh Ka Ra, Monthu
Hotep III Neb Tawe Ra,
Amen Em Hat I, Senosert I-Sesostris I, Amen Em
Hat II, Sesosert II-Sesostris II, Senosert III-Sesostris
III, Amen Em Hat IV, Sobek Nefru
Egipcia Sobek Hotep, Nofer Hotep,
Egipcia .........................
Khean, Abufis, A User, Neb Khenesh Ra, A Qenen
Asiatica
Ra
Asiatica ................
Egipcia Seqen En Ra I, Seqen En ra Ta A II, Kames
18
1567:1320 B.C.
Thebes
Valle de los
reyes
Egipcia
19
1320:1200 B.C.
Thebes
Valle de los
reyes
Egipcia
20
1200:1085 B.C.
Thebes
Valle de los
reyes
Egipcia
21
22
23
24
1085:945 B.C.
945:715 B.C.
818:715 B.C.
727:664 B.C.
Tanis
Libya
Bubastis
Sais
Tanis
...........
Bubastis
Sais
Egipcia
Libia
Egipcia
Egipcia
25
780:656 B.C.
Kush
................
Nubia
26
664:525 B.C.
Sais
Sais
Egipcia
27
28
29
30
31
525:404 B.C.
404:399 B.C.
399:380 B.C.
380:341 B.C.
341:332 B.C.
Persia
Sais
Mandis
Mandis
Persia
...........
Sais
Mandis
Mandis
...........
Persia
Egipcia
Egipcia
Egipcia
Persia
Ahmose, AmenHotep I - Amenophis I, Thot-mes I Tuthmosis I, Thot-mes II -Tuthmosis II, Hatshepsut,
Thot-mes III -Tuthmosis III, AmenHotep II Amenophis II, Thot-mes VI -Tuthmosis VI,
AmenHotep III - Amenophis III, AmenHotep VI Amenophis VI, Sem En Kha Ra, Tutankhamon, Ay,
Hor Em Heb,
Ramses I, Seti I, Ramses II, Meri En Ptah , Amen
Em Sesi, Set II, Si Ptah, Tawesret,
Seth Nakhat, Ramses III, RamsesIV, Ramses V,
Ramses VI, Ramses VII, Ramses VII, Ramses VIII,
Ramses IX, Ramses X, Ramses XI
Semendes, Harehur, Psusennes I, Banedjem,
Shashanq, User Kon I, Tak Lot II, Shashanq III,
Beto Bastes
Net Nakht, Bak En Renf,
Ba Ankhi, Sha Baka, Sha Ba Taka, Taharka, Tanut
Amon
Psemmatik I, Nekau II, Wah Eb Ra-Ibris, Ahmose
II, Psemmatik III
Cambyses, Dara I, Akserkis I, Artakserkis,
Amyrtes
Naif A Rod, Heker,
Nakht Neb Ef , Djed Her, Nectanebo II
...........
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EL TIEMPO PRIMERO
LOS OSCUROS ORIGENES DE LA CIVILIZACION EGIPCIA
Segun la tradición egipcia los primeros reyes de Egipto no fueron hombres, sino dioses. Al principio de
los tiempos, cuando los dioses descendieron sobre la Tierra, la encontraron cubierta por el fango y el
agua. El principal de los dioses, al que los egipcios denominaron "Dios del Cielo y de la Tierra", Ptah, fue
el encargado de realizar grandes obras hidráulicas y de canalización, que lograron ganar terreno a las
aguas. Ptah ubicó su residencia en la Isla Elefantina, cerca de la actual Asuán, y desde allí controló las
crecidas del Rio Nilo, asentando las bases para la civilización.
El Dios Ptah.
Después de 9.000 años de reinado, el Dios Ptah cedió el gobierno de Egipto a su hijo Ra, que al igual que
su padre llegó a la Tierra en una barca celestial. El reinado de Ra duró 1.000 años, y le continuaron en el
trono cinco dioses más, Shu (700 años), Geb (500 años), Osiris (450 años), Seth (350 años) y Horus (300
años).
Esta Primera Dinastía de Dioses-Reyes rigió en un "Tiempo Primero" o "Zep-Tepi", el antiguo Egipto
durante 12.300 años, sucediendole una segunda dinastía con el Dios Thot a la cabeza que alcanzó una
duración de 13.870 años. Posteriormente a estos dos periódos, el poder fue cedido a gobernantes
semidivinos, mitad hombre mitad dioses, durante 3.650 años en los que se sucedieron, uno trás otro,
treinta reyes.
En total fueron 17.520 años de poder y control de los dioses y semidioses, que finalizaron en un oscuro
periodo de caos y anarquía, del que no existe la más mínima referencia, y que duró 350 años. Es en este
momento cuando aparece la Primera Dinastía de gobernantes humanos, en la figura del faraón Narmer,
primer gobernante reconocido oficialmente por la egiptología, pues el resto de lo anteriormente expuesto
pertenece al mundo de la mitología y la fantasía. Es imposible, aseguran tajantemente los expertos, que,
antes de la aparición de la I Dinastía o Periodo Tinita (3.100 a.C.-2.700 a.C.), pudieran existir durante un
tiempo tan prolongado semejante número de gobernantes, eso sin mencionar su origen divino y extremada
longevidad.
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Un grupo de dioses viaja a bordo de una embarcación.
Pero los egipcios estaban muy seguros de sus orígenes y de su historia. El tiempo era algo que
controlaban muy bien los antiguos egipcios, precisamente gracias a sus dioses, quienes, según ellos, les
enseñaron a dividir el año (renpet) en doce meses (abed), de treinta días cada uno y divididos en tres
semanas (mellu) de diez días cada una. Este calendario alcanzaba 360 días, y era complementado con
cinco días especiales (jeriu-renpet). El año estaba formado por tres estaciones que venían claramente
determinadas por el Río Nilo. La Primera Estación era la de la crecida del río (ajet), de mediados de junio
a mediados de octubre. La seguía la Estación de la Germinación (peret) que finalizaba a mediados de
febrero. Por último la Estación de la Cosecha (shemu).
Existían otros tipos de calendario, pero todos seguían una minuciosa y escrupulosa exactitud, transmitida
generación tras generación. Con total seguridad, si un antiguo egipcio escuchara hoy en día que la
cronología de los Dioses-Reyes que gobernaron Egipto mucho antes de Narmer, no es más que una
fantasía, se llevaría un gran disgusto y un no menor enfado.
Hace 2.500 años, Heródoto escribía en su "Libro II de la Historia" que, en su visita a Egipto, los
sacerdotes de tebas le habían mostrado personalmente 341 estatuas, cada una de las cuales correspondía a
una generación de sumos sacedotes desde 11.340 años atrás en el tiempo. Le dijeron que las figuras
representaban a hombres, pero que antes de esos hombres en Egipto reinaron los dioses, que habían
convivido con los seres humanos. De todo ello guardaban datos muy precisos, ya que siempre, desde el
principio de los tiempos, ésa había sido su misión.
Otro historiador griego, Diodoro, que visitó Egipto en el Siglo I d.C., también habló y aprendió de los
sacerdotes egipcios sobre su historia y tradición. Al igual que Heródoto pudo escuchar de boca de los
sacerdotes que los humanos reinaban en el Valle del Nilo desde hacía poco menos de 5.000 años. Uno de
los primeros cronistas de la Iglesia Cristiana, Eusebio, logró recoger numerosas crónicas que hacían el
mismo tipo de referencias que Heródoto y Diodoro. Pero tal vez ninguno como Manetón, sumo sacerdote
y escribano egipcio, supiese acaparar en sus textos la increíble historia de Egipto.
Manetón fue contemporáneo del General de Alejandro Magno Ptolomeo, fundador de la Dinastía
Ptolomeica (304-282 a.C.). Vivió en la Ciudad de Sebennitos y fue Gran Sacerdote en el Templo de
Heliópolis, donde escribió los Tres Volúmenes de su Historia de Egipto, cuyos originales han
desaparecido, y que conocemos en gran medida gracias al historiador griego Julio Africano, que recopiló
numerosos fragmentos de su obra.
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Distintos investigadores aseguran ver en estos dibujos (tumba de Ramsés VI, Valle de los Reyes) seres
con escafandras provenientes de las estrellas, tal y como aseguraban las antiguas tradiciones egipcias.
Manetón o Manetho (verdad de Thot), relataba en esta obra que los dioses reinaron sobre Egipto durante
13.900 años, y los semidioses que les continuaron otros 11.000 años más. Gracias a su clase sacerdotal,
pudo acceder a numerosa información restringida que había sido recogída durante cientos y cientos de
años. Según sus fuentes el primer Rey de Egipto fue Hefestos, quien inventó el fuego, le siguieron
Cronos, Osiris, Tifón y Horus. Después, los "Shemsu-Hor" o seguidores de Horus, de origen semidivino,
gobernaron durante 1.255 años. Les continuaron otros reyes por un periódo de 1.817 años. Otro periódo
más de 1.790 años formado por treinta reyes que gobernaron en Menfis y 350 años más de otros diez
soberanos que reinaron en Tanis. En total, sólo el reinado de los semidioses hasta la aparición de los reyes
de la Epoca Dinástica Temprana, alcanzó 5.813 años, una auténtica patada a la historia y a la cronología
establecida por la moderna egiptología.
Este mismo problema ha aparecido con las Listas de Reyes Sumerios, aparecidas en distintos textos como
el W-B/144 ó W-B/62, donde se establecen fantásticos gobiernos de los dioses que se remontan a docenas
de miles de años antes de lo establecido por la arqueología oficial. Aunque tal vez el caso más conocido
por todos nosotros sea el de los Patriarcas Bíblicos, auténticas "máquinas de hacer años", como los
míticos Adán, Set, Enós, Cainán, Mahaleel, Jared, Enoc, Matusalén, Lamec, Noe, Sem, Arfaxad, etc, etc.
La edad alcanzada por cualquiera de ellos, haría estremecer los presupuestos destinados a jubilaciones de
la Seguridad Social.
En esta antiquísima tabla mesopotámica existente en el Museo Británico, y en caracteres cuneiformes,
aparece segun el investigador Zecharia Sitchin el mapa de la ruta seguida por los dioses para llegar a
nuestro planeta a traves del Sistema Solar.
A pesar del innegable esfuerzo de la arqueología por establecer una cronología "lógica" de los antiguos
reinos e imperios, el prejuicio a la hora de establecer la existencia física de los dioses que todas las
culturas establecen como los fundadores de la civilización en la Tierra, hacen imposible profundizar en
una verdadera historia que continúa oculta a todos nosotros.
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La cada vez más reconocida antiguedad de algunos de los monumentos que nos han llegado, como es el
caso de la Esfinge de Giza y de la cual tratamos en otro de los apartados de este temario de Egipto Oculto,
han hecho posible que algunos investigadores hayan reconsiderado el revisar las cronologías dogmáticas a
lo largo de los dos últimos siglos. Por desgracia los máximos responsables continúan aferrados a una serie
de intereses y al mantenimiento de un estatus que tratan de defender a toda costa.
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INTRODUCCION HISTORIA DE EGIPTO
(http://www.ctv.es/USERS/carlos_orion/egipto.htm)
Dinastías de Egipto - Un poco de historia
Mucho antes de que el mítico faraón Narmer unificara los dos reinos del Bajo y Alto Egipto sobre el
2.900 a.C., distintas culturas y pueblos se asentaron desde tiempos remotos en las proximidades del Rio
Nilo. Pinturas rupestres en Sebil, cerca de Kom Ombo o en la cordillera de Hammamat durante el
mesolítico y paleolítico, son un claro testimonio de las distintas culturas que fueron apareciendo con
anterioridad al Egipto de los faraones. Existen yacimientos arqueológicos de las culturas neolíticas de
Merimde y Tasa, 5.000 a.C., la Badariense y Amratiense o Nagada I, que datan alredor del 4.200 a.C., o
la más próxima a la aparición del Egipto dinástico, la Gerzeense o Nagada II en torno al 3.200 a.C.
Y por fin llegamos al comienzo de la Epoca Dinástica Temprana, que aún hoy queda envuelta en un mar
de dudas e interrogantes, pues no hay un consenso entre los investigadores a la hora de identificar a aquél
que los griegos denominaron con el nombre de Menes. Mientras unos lo asocian a Narmer, el primer
faraón de la I Dinastía, otros lo identifican con su sucesor Horus-Aha. En cualquier caso tampoco existe
un acuerdo total en el resto de periodos y dinastías a lo largo de la extensa Historia de Egipto, pues hay
diferencias en algunas ocasiones por bailes de fechas y nombres que no acaban de cuadrar entre las
distintas cronologías que se barajan, pero básicamente son las que a continuación trataremos de exponer.
ÉPOCA DINÁSTICA TEMPRANA (Periodo Tinita) (3.100 a.C. - 2.700 a.C.)
Este periodo está formado por la I y II dinastías. El mayor progreso económico y cultural del Bajo Egipto
determina también una superioridad en el terreno militar, que finaliza con la victoria del Rey Narmer
sobre sus vecinos del Alto Egipto. Se establece la capital del nuevo reino en la ciudad de Tinis. HorusAha sucede a Narmer y termina de completar el trabajo de unificación. El último faraón de este periodo
fue el faraón de la II Dinastía Khasekhemui.
IMPERIO ANTIGUO (2.700 a.C. - 2.180 a.C.)
En este periodo se inicia una época de esplendor en Egipto. Abarca a las dinastías III, IV, V, VI, VII y
VIII. El primer faraón fue Sanakht-Nebka. Su sucesor Zoser inicia una expansión militar que le lleva a
conquistar nuevos territorios. Establece su capital en la ciudad de Menfis y encarga a su consejero
Imhotep la realización de una mastaba monumental, que terminaría siendo la conocida por todos
comoPirámide Escalonada de Sakkara. Pero es con Snefrú (2.620 a.C.) ,el fundador de la IV Dinastía,
cuando comienza oficialmente la época de las grandes construcciones de Pirámides. Tres ,nada menos, se
le atribuyen a este faraón, la primera en Meidum y las otras dos en Dashur, conocidas como la Pirámide
Roja y la Pirámide Acodada o Romboidal.
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El Faraón Zoser, constructor de la Pirámide Escalonada de Sakkara. III Dinastía
Máscara funeraria del Faraón Tutankhamón. XXVIII Dinastía
Le continúan su hijo Keops, Kefrén y Micerinos, a quienes se le adjudican la construcción de las
Pirámides de Giza. En el 2.480 a.C., Userkaf funda la V Dinastía, que es continuada por Sahure,
Neferirkare, Raneferef, Niuserre y Unas. En este periodo, y siempre según la egiptología oficial, los
constructores de las pirámides de estos faraones, casi todas ellas en la Necrópois de Abusir, olvidan ,
como por arte de magia, (tan sólo en 100 años) las técnicas de construcción, y realizan verdaderos
monigotes en comparación con las últimas pirámides de la IV Dinastía en Giza. Teti en el 2.340 a.C funda
la VI Dinastía, que continúa con la expansión geográfica, seguido posteriormente por Usirkare y Pepi I.
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Con Pepi II, último faraón de la VI Dinastía, se derrumba la organización del estado acompañada de una
grave crisis social que sume a Egipto en un periodo de decadencia. Las VII y VIII Dinastías pasan con
más pena que gloria. Egipto es un caos y se conocen muy pocos datos de este momento de su historia.
I PERIODO INTERMEDIO (2.180 a.C. - 2.040 a.C.)
La situación caótica y de desgobierno que asola Egipto conduce a distintos pueblos asiáticos a invadir la
zona del Delta. Sucesivos intentos de restablecer el orden y la legitimidad faraónica, conducen al faraón
Kheti I, a proclamar la IX Dinastía lejos de la anárquica Menfis, exactamente en la ciudad de
Heracleópolis. La situación no mejoró mucho. Distintas luchas políticas por el control del poder provocan
la caída de los gobernantes de la IX Dinastía y la llegada de la X Dinastía.
Esta vez la rivalidad surge al sur, pues en la ciudad de Tebas se proclama faraón Antef I, y funda la XI
Dinastía. La guerra es inevitable entre ambas dinastías y no finaliza hasta que en el año 2.050 a.C. el
faraón tebano Mentuhotep, toma la ciudad de Heracleópolis unificando de nuevo Egipto.
IMPERIO MEDIO (2.050 a.C. - 1.640 a.C.)
Este periodo iniciado por Mentuhotep, faraón de la XI Dinastía, abarcó también a las dinastías XII, XIII y
XIV.
Nuevos disturbios provocan la caída del último de los faraones de la XI Dinastía, lo que causa la
aparición en el año 1.991 a.C. de la XII Dinastía por parte de Amenemhat I. Se abre un periodo de calma
y prosperidad, Distintos faraones como Sesostris I, Amenemhat II, Sesostris II, Sesostris III y
Amenemhat III se van sucediendo.
Un faraón usurpador, Ammenemes-Sebekhotep I, funda la XIII Dinastía en el 1.786 a.C., pero su poder
no dura mucho. Unos tras otros, distintos faraones se suceden sin orden ni control, a pesar de que a duras
penas se mantiene la unidad de Egipto. Entre cambio y cambio es fundada la XIV Dinastía bajo una
enorme presión de los pueblos asiáticos. Estas tribus nómadas desencadenan una invasión a gran escala
en la zona del Bajo Egipto en el año 1.640 a.C. Son los conocidos como "hicsos", que significa "jefes de
los paises extranjeros", los que tras cruentas luchas alcanzan el poder dando paso a otro nuevo periodo en
la historia de Egipto.
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El Faraón Amenofis IV cambió su nombre por el de Akhenatón e impulsó el monoteísmo. XXVIII
Dinastía
Ramsés II, uno de los mayores constructores de todo Egipto. XIX Dinastía
II PERIODO INTERMEDIO (1.640 a.C. - 1.550 a.C.)
Los nuevos gobernantes extranjeros fundan la XV Dinastía. Introducen importantes novedades, sobre
todo en el arte de la guerra, incorporando el caballo y el carro que les aportan continuas victorias en el
campo de batalla. Le sucede la XVI Dinastía que sigue sus luchas contra los núcleos de resistencia
egipcia. Es en uno de estos núcleos, en Tebas, donde Kamosis funda la XVII Dinastía. (1.550 a.C.), y,
aprendiendo de las técnicas guerreras de sus enemigos, inicia una sangrienta reconquista palmo a palmo
hasta el completo desalojo de los hicsos.
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IMPERIO NUEVO(1.550 a.C. - 1.070 a.C.)
El hermano y sucesor de Kamosis, el faraón Ahmosis funda la XVIII Dinastía.
Comienza uno de los periodos más brillantes y prósperos para Egipto, que se prorroga durante más de 200
años. Egipto recupera su unidad política y territorial, y además ocupa importantes territorios,
estableciendo un importante imperio. Tras la desaparición de Ahmosis, le continuan Amenofis I,
Tutmosis I, Tutmosis II, la Reina Hatsepsut, Tutmosis III, Amenofis II, Tutmosis IV, Amenofis III,
Amenofis IV (el hereje faraón Ahkenatón, 1.379-1.362 a.C.), Semenkhare, el famoso Tutankhamón, Ay y
Horemheb.
En el 1.308 a.C., Ramsés I sucede a Horemheb y funda la XIX Dinastía. Le sucede Seti I, padre del
faraón más prolífico en cuanto a construcciones se refiere de todo Egipto, Ramsés II, que después de
quedar en tablas en la famosa batalla de Qades contra el rey hitita Muwatalli, consiguió un largo periodo
de paz y desarrollo económico.
Ramsés III inicia la XX Dinastía que va deteriorándose progresivamente hasta el último de los faraones
de este periodo, Ramsés XI, que desaparece del escenario dando paso a Herior, fundador de la XXI
Dinastía.
III PERIODO INTERMEDIO(1.070 a.C. - 712 a.C.)
Se inicia un proceso irreversible de desintegración del Imperio Egipcio. Las dinastías se superponen, y
mientras que en el norte, en la ciudad de Tanis reina una dinastía, en Tebas al sur reina otra. Generales
libios controlan el norte de Egipto, y más al sur el reino de Nubia se independiza al final de este periodo,
estableciendo la Dinastía Kushita o XXV Dinastía.
Hasta ese momento se suceden las dinastías XXI, XXII (Dinastía Libia), XXIII y XXIV. Es durante este
periodo que los asirios aprovechando la division y debilidad de los egipcios, penetran en Egipto y ocupan
Tebas.
PERIODO TARDIO (712 a.C. - 332 a.C.)
Se inicia con la Dinastía Saítica o XXVI (Periodo Saíta) que instaura un rey extranjero (procedente de
Sais) y aliado de los asirios: Psamético I. Su control fue limitado en el norte de Egipto, mientras que al
sur el peligro nubio era creciente. Los faraones sucesivos, Nekao, Psamético II, etc, lograron poco a poco
establecer casi un siglo de paz y prosperidad y cierto florecimiento económico y artístico, que no se veía
desde el Imperio Nuevo.
En el año 525 a.C. el persa Cambises irrumpió en Egipto terminando con su independencia. Se proclama
la XXVII Dinastía (Dinastía Persa, 525-404 a.C.). Al menos dos intentos por conseguir la independencia
fracasan durante este periodo.
La Dinastía siguiente, la XXVIII, no es más que una mera espectadora de la situación política
internacional y un títere de Persia. Pero, por fin, Neferites I, fundador de la XXIX Dinastía consigue
liberar Egipto y mantiene continuas guerras contra los persas. Problemas de sucesión conducen a
Nectanebo I a fundar la XXX Dinastía. Irremediablemente en el año 343 a.C., Nectanebo II es derrotado
en el campo de batalla por Artajerjes III, que instaura la segunda dominación persa de Egipto y la XXXI
Dinastía. Durante este tiempo los egipcios sufren una durisisma represión que anula cualquier intento de
rebelión.
PERIODO HELENISTICO-ROMANO (332 a.C. - 565 d.C.)
En el año 332 a.C., Alejandro Magno entró sin resistencia en Egipto, siendo aclamado como faraón y
libertador de la opresión persa. Funda la ciudad de Alejandría. Tras su temprana muerte, el basto Imperio
Griego es repartido entre sus generales, y Egipto le corresponde a Ptolomeo, que entabla continuas
guerras y alianzas contra los hasta hace poco compañeros de armas, ahora reconvertidos en reyes. Se
produce una inmigración masiva de personas procedentes de Grecia que no es muy bien vista por los
egipcios, que llegaron incluso a provocar revueltas. La Dinastía Ptolomeica (doce reyes y siete reinas) se
sucede entre conspiraciones, asesinatos y guerras con Siria. En el año 69 a.C. el Rey Antíoco de Siria
invade Egipto y sitia la ciudad de Alejandría. Sólo la mediación de Roma logra salvarla del avance sirio.
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Luchas por el control del poder en el Imperio Romano, consiguen aliar a Marco Antonio y la Reina
Cleopatra VII, pero sus enemigos consiguen derrotarlos y aislarlos, lo que provoca el suicidio de ambos.
Octavio en el año 30 a.C. se apodera de Egipto y pasa a formar parte como una simple provincia más del
Imperio de Roma. La llegada de emperadores cristianos al trono de Roma, radicaliza la política religiosa.
En el año 535 d.C., y una vez dividio el Imperio Romano, un decretro del Emperador Justiniano de
Bizancio, ordena el cierre de todos los templos paganos. En el Templo de Filae, último reducto del culto a
Isis, los intransigentes cristianos pasan a cuchillo a todos los sacerdotes.
Es el fin, como tantos otros, de un antiguo imperio que tras más de 3.000 años dejó una huella
imperecedera que ha llegado hasta nosotros envuelta en un halo de misterio y de grandeza. Es la leyenda
de una cultura milenaria que permaneció enterrada entre las arenas del desierto, y que el tiempo ha
devuelto al justo lugar que le correspondía, gracias al esfuerzo y la ilusión de aventureros e
investigadores, que, tras más de dos siglos de trabajo, han arrojado algo de luz a una etapa histórica de la
humanidad que permanecía en la sombra. Es en definitiva, la historia del Egipto Oculto, la tierra de los
dioses.
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LA ESFINGE: VIGILANTE DE LOS DIOSES
UN MITO BAJO LAS ARENAS
Al igual que las pirámides que se encuentran en el mismo emplazamiento que La Esfinge de Giza, ésta
tampoco tiene ninguna inscripción que la identifique con su constructor.
Entre los años 1.816 y 1.818 el Capitán Giovanni Battista Caviglia se encargó de desenterrar La Esfinge y
los templos que la rodean. Su proximidad a la Pirámide de Kefren fue inmediatamente razon más que
suficiente para asociar su construcción a la figura de este faraón, defendiéndose incluso la idea de que el
rostro de La Esfinge es la del propio Kefren (2.520-2.494 a.C.). Desde entonces esta teoría ha
permanecido inamovible hasta nuestros tiempos, y es una de las piezas fundamentales de la cronología
establecida de la historia de Egipto por parte de la egiptología oficial.
Estado de La Esfinge a finales del siglo XIX.
Con sus 57 metros de longitud y casi 20 metros de altúra, construídos en un sólo bloque de roca natural,
ha permanecido gran parte de su historia enterrada por las arenas del desierto. Así la vieron los ejércitos
de Napoleón a finales del Siglo XVIII, y en el 1.400 a.C. el Faraón Tutmosis IV, quien según cuenta la
leyenda, un día, cuando aún era principe, se tumbó cansado a la sombra de la cabeza de La Esfinge que
sobresalía de la arena y se durmió. De repente La Esfinge abrió la boca y le habló, diciendole que era el
Dios Harachte-Chepere-Ra-Atón, y que a cambio de desenterrarla le prometía entregarle la corona de
Egipto, y hacerle poseedor de riquezas inimaginables.
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Entre las garras de La Esfinge se encuentra la Estela de Tutmosis IV (XVIII Dinastía), que nos narra el
sueño de este faraón.
Sin embargo personajes de la talla de Herodoto, que visitaron Giza y nos dejaron testimonio de la
grandeza de sus pirámides, no hicieron referencia a la presencia de ninguna esfinge.
A la izquierda cabeza de alabastro del Faraón Kefrén.
Oficialmente el rostro de La Esfinge de Giza (a la derecha) representa a este mismo faraón.
OTRA VEZ LA ESTELA INVENTARIO
En el tema "Evolución e involución en las pirámides del Imperio Antiguo", ya hablabamos de la
existencia de una estela mandada erigir por el Faraón Keops y descubierta por Auguste Mariette, en la
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que se relataba que tanto la Gran Pirámide como La Esfinge, ya existían mucho antes de la aparición de
los gobernantes de la IV Dinastía. Esta estela conocida con el nombre de la Estela Inventario, jamás fue
tomada en serio por los egiptólogos, pues suponía el admitir que todos sus conocimientos y medallas
académicas mantenídas durante un siglo, quedaban en papel mojado, teniendo que reescribir de nuevo
toda la historia de Egipto desde el principio.
Era más cómodo hacer oídos sordos e ignorar tan molesto y peligroso elemento desestabilizador de sus
irrefutables "verdades" sobre la antigua historia de Egipto.
NUEVAS Y MOLESTAS EVIDENCIAS
Sin embargo, "alucinados" jamás han faltado que molesten el plácido sueño en el que viven los "grandes
maestros de la egiptología". Y es que con el termino de "alucinados" y aficionados, se refirió el
prestigioso arqueólogo y Jefe de Excavaciones de Giza, el señor Zahi Hawass, cuando a comienzos de los
años noventa distintos investigadores con el norteamericano John Anthony West a la cabeza cuestionaron
la datación de La Esfinge basándose en las huellas de erosión que sobre el cuerpo del monumento se
pueden apreciar, y que retrasaban su construcción como mínimo en 13.000 años.
Una vez más y al igual que con las cronologías recogidas por distintos autores como Manetón, La Esfinge
también señalaba que la historia de Egipto se remontaba mucho tiempo atrás a la que se nos quería hacer
creer. J.A.West en colaboración con el geofísico Thomas Dobecki y el geólogo Robert Schoch de la
Universidad de Boston, llevaron a cabo un análisis minucioso de la roca caliza de La Esfinge, en el que se
concluía que la erosión era producto de la lluvia. ¿Lluvia en Egipto?, pero ¿cuándo?. Este era el punto
crucial, pues ésta misma lluvia existió antes del cambio climático que asoló al Desierto del Sahara al
finalizar la Ultima Era Glacial.
Vista aérea de La Esfinge, donde se puede apreciar la gran desproporción existente entre su cabeza y el
resto del cuerpo.
Pero todos estos datos hubiesen quedado en el olvido sino hubiesen contado con el apoyo de cientos de
geólogos, tras la presentación de un informe muy detallado por parte de J.A.West a la Sociedad de
Geología Norteamericana, la cual prometió fondos económicos y ayuda técnica para la continuación de
los estudios en Giza. ¿Cuál fue entonces la reacción de la egiptología oficial?. Muy sencillo teniendo en
cuenta lo que se jugaban. Presionaron al Gobierno egipcio para que prohibiese la realización de pruebas
geológicas cerca de La Esfinge, y trataron de desprestigiar este tipo de estudios geológicos que habían
irrumpido en una parcela de "uso y disfrute exclusivo", de la egiptología oficial.
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Nuevos datos e informes siguieron apareciendo, incluso a traves de medios tan prestigiosos como el "New
York Times", donde se cuestionaba a través de un informe forense otro de los axiomas de la egiptologia
clásica, que mantenía que la cara de La Esfinge era la del Faraón Kefren. Los resultados demostraban que
en poco o nada se parecían. Del mismo modo también conmocionó a la opinión pública otro informe de
R. Schoch y T. Dobecki en el que se denunciaba la presencia en el subsuelo de La Esfinge, de numerosas
cámaras y galerías secretas, incluso algunas conectadas con las pirámides.
GOLPE A LA RAZON
La ira y la rabia de la comunidad arqueológica oficialista terminó por hacer ceder al Gobierno de Egipto,
que a partir del año 1.993 prohibió todo tipo de investigaciones a locos extranjeros que no constasen con
la aprobación y el beneplacito del Sr. Zahi Hawass y sus colegas academicos.
Las señales de erosión denuncian una antiguedad muy superior a la estimada por la egiptología oficial.
Posteriormente nuevos detalles han aparecido para tener en cuenta, como el propuesto por Robert Baubal
y Graham Hancock, que hacen especial hincapié en la gran desproporción existente entre la cabeza y el
resto del cuerpo de La Esfinge, con el detalle de que la cabeza apenas sufre de la misma erosión que se
puede apreciar a simple vista en el cuerpo, además de ser diferente, dado que no parece que sea producto
de la lluvia. Esta situación les ha hecho pensar que con casi total seguridad la cabeza original de La
Esfinge se perdiese despues de alguna remodelación sufrida con posteridad, ya en tiempos climatológicos
más semejantes a los actuales.
Son muchos los textos antiguos y leyendas que apoyan que el rostro de La Esfinge representaba a un dios,
como así cuenta en la estela que mandó erigir el propio Tutmosis IV entre las garras de La Esfinge,
después de su experiencia personal a traves del sueño en el que le habló La Esfinge y le prometió el trono
de Egipto, a cambio de que la desenterrara.
Tal vez un dios de los que dominó Egipto en el "Zep-Tepi" o Tiempo Primero, como lo denominan los
antiguos textos egipcios y que, procedentes de las estrellas gobernaron durante miles de años a las orillas
del Rio Nilo.
La respuesta, como tantas otras, permanece perdida y en parte oculta por la intransigencia de aquellos que
se creen en poder de la verdad absoluta. Sólo a ellos se les debe reprochar tan triste y lamentable actitud
que en nada beneficia nuestro innegable derecho a conocer y saber nuestra historia, dejando a un lado
banderas o credos, pobres lastres creados por la ignorancia y la arrogancia del ser humano.
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LA GRAN PIRÁMIDE (I): EL ENIGMA MEJOR GUARDADO
¿Cuándo, cómo, por quién y para qué?, son las típicas preguntas que asaltan la curiosidad de todos
aquellos que han contemplado la imponente figura de la Gran Pirámide. A pesar de los miles de libros que
se han escrito durante muchos años y el haber llamado la atención de miles de científicos, filósofos y otra
larga legión más de admiradores, las respuestas a estas cuatro preguntas siguen constituyendo uno de los
enigmas más ocultos de toda la humanidad.
A cada una de estas preguntas dedicamos un tema por separado, dada su complejidad, por lo que en el
presente capítulo nos dedicaremos exclusivamente a describir las características físicas y curiosidades que
en la Gran Pirámide se pueden apreciar.
Panorámica de las Pirámidas de Giza. A la izquierda la Gran Pirámide
EL EXTERIOR DE LA GRAN PIRÁMIDE
En la actualidad el exterior de la Gran Pirámide aparece muy deteriorado. Basta pensar que durante siglos
ha servido de cantera a innumerables edificaciones de la cercana Ciudad de El Cairo. Se cree que
permaneció con su estructura original hasta los siglos XII o XIII, pues según las crónicas fue durante este
momento histórico cuando Egipto sufrió enormes terremotos que pudieron afectar al revestimiento que
recubría toda la pirámide, que estaba pintado de un color amarillento.
Este revestimiento del cual todavía se pueden apreciar algunos bloques de más de tres metros cuadrados,
ha maravillado a distintos estudiosos por el perfecto paralelismo a lo largo de sus aristas y por haber sido
colocados utilizando yeso rápido de fraguado. El mismísimo Petrie pudo comprobar sobre el terreno que,
no existía señal algúna de arrastre de los bloques, ni puntos de engarce para cuerdas, con lo que
inevitablemente cada uno de estos bloques tuvo que ser colocado al primer intento, nada más y nada
menos que cerca de 27.000 bloques perfectamente pulidos y encajados a la primera, sin margen de error
para posteriores rectificaciones.
Debajo de este impresionante revestimiento, casi dos millones y medio de bloques, en su mayoría de
piedra caliza, aunque existen bloques de mayor dureza, granito, en su interior. Su altura de 146,6 metros
(en sus orígenes) y una masa aproximada de tres millones de metros cúbicos asentados sobre una
superfície de cincuenta y tres mil metros cuadrados (8 campos de fútbol), le hacen alcanzar los siete
millones de toneladas, midiendo cada uno de sus lados 230 metros. Es una pirámide perfecta en la que sus
lados se alzan en un ángulo de 52 grados.
Toda esta gigantesca mole está asentada sobre una plataforma nivelada artificialmente, con errores
mínimos que no alcanzan los 2,5 centímetros en algunos puntos, siendo la base perfectamente cuadrada,
lo que no deja de constituir por si mismo un auténtico logro técnico, incluso para nuestra época. Los
bloques de piedra que la forman estan cortados con gran precisión, ajustándose unos a otros
milimétricamente, sin necesidad alguna de argamasa. La media de peso en cada uno de los bloques oscila
entre las dos y dos toneladas y media, aunque existen bloques que sobrepasan fácilmente las sesenta
toneladas, realizados en granito procedente de las canteras de Asuán, mil kilómetros más al sur.
La alineación de la Gran Pirámide se ajusta al norte verdadero, con un margen de error de 5 minutos de
arco, lo que le sirvió a los cartógrafos de Napoleón hace dos siglos para triangular y trazar el mapa del
Norte de Egipto. Demasiada casualidad, como la egiptología oficial nos quiere hacer ver, para una
lineación casi perfecta.
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LA ENTRADA A LA GRAN PIRAMIDE
En el año 813 d.C., Abdullah Al Mamún accedió al poder en la Ciudad de Bagdad. Sus ansias de
conocimientos le llevaron a fundar universidades y a ser un mecenas de la literatura, las ciencias y el arte.
Dentro de sus dominios, la Gran Pirámide se le presentaba como una gran oportunidad de acrecentar su
innata necesidad de saber más y más, envuelto todo ello en una nube de misterio que distintas leyendas
alimentaban desde tiempos remotos, en las que se hablaba de grandes tesoros ocultos en el interior del
milenario monumento. Así, en el año 820 rodeado de un nutrido equipo de técnicos y colaboradores, se
dispuso a perforar un tunel para acceder al interior de la Gran Pirámide. Tras repetidos intentos sobre la
dura piedra y gracias a la aplicación de hogueras sobre los bloques para ponerlos al rojo vivo, combinado
con vinagre frio y golpes de ariete, consiguieron abrir poco a poco un túnel en dirección norte-sur, con
una desviación final al este que les llevó a traves de 38 metros a comunicar con el Canal Ascendente y el
canal que desciende hasta la Camara del Caos.
No queda más remedio que pensar que fue demasiada casualidad que Al mamún eligiese un punto exacto
en la Cara Norte de la Gran Pirámide, situado 10 hileras más abajo de la entrada original secreta para
acceder al interior de la pirámide. De algún modo Al Mamún tuvo que tener acceso a información en la
que se hablase de la entrada original, aunque los obreros dijesen que oyeron caer una piedra en el interior,
y guiándose por este ruido llegaron a alcanzar a uno de los canales interiores. Tan sólo 27 metros más
arriba de la galeria en la que irrumpieron, lograron encontrar la entrada original.
Dibujo de época, de la entrada principal a la Gran Pirámide
Hoy en día, ésta entrada abierta por Al Mamún es la utilizada habitualmente por los visitantes para
acceder al interior de la Gran Pirámide.
EL INTERIOR DE LA GRAN PIRAMIDE
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Gráfico del interior conocido de la Gran Pirámide
Una vez en las entrañas de la Gran Pirámide, y desde la intersección del pasaje de la entrada original y el
abierto por Al Mamún, nos encontramos con la posibilidad de elegir dos opciones. La primera de ellas es
la de ascender a través de la estructura de la pirámide por el conocido Canal Ascendente, y la otra es la de
introducirnos por debajo de la base de la pirámide por el Canal Descendente excavado sobre el terreno.
Este Canal Descendente se adentra a más de 30 metros de profundidad del nivel de la meseta donde se
asienta la Gran Pirámide, en un recorrido de 105 metros, por un estrecho y claustrofóbico pasillo que
apenas sobrepasa el metro de ancho y 1,22 metros de altura, finalizando en un pequeño pasaje horizontal
más estrecho y bajo, que alcanza los nueve metros y que desemboca en la Cámara del Caos, un habitáculo
que sobrepasa ligeramente los 3 metros de altura y con unas dimensiones de 14,5 metros de largo por 9
metros de ancho. Destaca en su pared sur un corredor que tras escasos metros finaliza sin llegar a ningun
objetivo aparente.
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Canal Descendente
Excavada en la roca, se sitúa sobre la vertical del centro de la pirámide. Esta cámara, también llamada
"inacabada", se cree que inicialmente estuvo proyectada para albergar al difunto faraón, pero planes
posteriores hicieron abandonar tal idea, quedando sin terminar y dando un aspecto que bien le ha valido
su nombre de Cámara del Caos.
Volviendo de nuevo al punto de intersección de los Canales Descendente y Ascendente, se pueden
apreciar tres bloques de granito que taponaban el acceso al Canal Ascendente y que tuvieron que ser
rodeados en su momento por los hombres de Al Mamún, dada su extraordinaria dureza para ser
perforados.
Este canal se encuentra perfectamente pulido a lo largo de sus 25 metros de longitud. Al igual que el
Canal Descendente, su estrechez y altura son agobiantes, 1,05 metros de ancho y 1,20 metros de alto.
Finaliza en la conocida como Gran Galería, a unos 23 metros de altura sobre el nivel de la base de la
pirámide. En el inicio de la Gran Galería se encuentra otro pasaje que discurre horizontal durante sus 38
metros de recorrido, lo que le da el nombre de Canal Horizontal. Sus características son muy similares a
la del Canal Ascendente, con la peculiaridad de que a escasos 5 metros del final existe un escalón de
medio metro, que aumenta la altura del canal hasta finalizar en la Cámara de la Reina.
Hornacina existente en el interior de la Cámara de la Reina
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La Cámara de la Reina es una habitación abovedada, completamente vacía que se encuentra en el centro
del eje norte-sur de la pirámide y donde se haya una gran hornacina excavada en la pared oriental de unos
4,5 metros de altura. Sobre las paredes norte y sur, se localizan los accesos a los mal llamados Canales de
Ventilación, unos pequeños boquetes cuadrados de 22 centímetros de lado que, tanto en su inicio como en
su final estaban taponados. Fue a través de uno de estos canales que en 1.993, el ingeniero alemán Rudolf
Gantenbrink descubriese con un pequeño robot, cuando limpiaba estos canales, la existencia de una
puerta con dos pomos metálicos que supuestamente accede a una cámara desconocida, y que la desidia de
los responsables del lugar han ignorado hasta el momento.
De vuelta a la Gran Galería, se pueden apreciar a lo largo de sus 45 metros que discurren en un ángulo de
26 grados, 14 hornacinas a cada lado, que en su origen se cree, albergaron las figuras de 28 reyes, la de
los antepasados de Keops y él mismo. El techo situado a 8 metros de altura se va estrechando de abajo a
arriba, con siete voladizos superpuestos. El ancho de la galería es de poco más de dos metros, todo un
lujo, aunque el paso se ve limitado a un metro aproximadamente, por dos pasamanos o bancadas de piedra
de medio metro de ancho a cada lado. Llama poderosamente la atención la perfección absoluta en el
trabajo realizado por los canteros y artesanos que trabajaron los bloques de piedra que forman la galería,
pues el error arquitectónico de los ejes de simetría se mide sólo en micras, una referencia para cualquier
arquitecto de la actualidad difícil de superar.
Imágenes de la Gran galería. A la izquierda y la derecha representaciones de la época napoleónica.
Despues de subir un gran escalón situado al final del recorrido de la Gran Galería, se accede a una
antecámara llamada Cámara de los Rastrillos, con numerosas ranuras cortadas con precisión y que en su
momento sirvieron para dar soporte a distintos mecanismos de protección que impidiesen el paso a la
contigua Cámara del Rey, situada más al interior, y de los que aún hoy en día se pueden apreciar, como
un trozo de losa de granito asegurada en su ranura con argamasa, que actuaba como un tapon. Poco antes
de penetrar en la Cámara del rey la altura baja considerablemente, siendo necesario prácticamente
arrastrarse para poder entrar.
Lo primero que llama la atención, es un cofre de granito rojo sin tapa que mide 229x99x104 centímetros,
asociado con el feretro de Keops, aunque jamás se encontrase ningún indicio que apoyase esta hipótesis.
Por cierto, jamás ha quedado claro cómo pudieron introducir este cofre por los exiguos pasillos de la
pirámide si exceptuamos su ubicación a cielo descubierto, cuando aún se estaba construyendo la
pirámide. Los lados de esta cámara sobrepasan los diez metros, y sus muros están formados por cinco
hileras de bloques donde se apoyan nueve colosales bloques de granito de más de 300 toneladas. Al igual
que en la Cámara de la Reina, existen dos Canales de Ventilación, aunque a diferencia de estos, en esta
ocasión si tienen salida al exterior de la pirámide.
"Sarcófago" de granito rojo de la Cámara del Rey
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Sobre la Cámara del Rey, y a lo largo de los siglos XVIII y XIX, fueron descubiertas diferentes cámaras a
las que se consideraron como de descarga, a pesar de que técnicamente no cumplen esta función técnica.
La primera de ellas fue descubierta por Nathaniel Davidson en el año 1.765. En 1.837 Howard Vyse
descubrió cuatro más, la última de ellas con el techo a dos aguas. Fue precisamente en esta última cámara
de descarga llamada Camára del Coronel Campbell, donde H. Vyse encontró poco antes de que se le
terminara el presupuesto para volverse a Inglaterra, el cartucho con el nombre del Faraón Keops en su
interior, y que desde entonces a pesar de la polémica y sospechas de fraude, ha constituido la prueba
fundamental para atribuir la construcción de la Gran Pirámide a Keops y articular la cronología del
Imperio Antiguo.
Existe una galería que en el año 1.638 el ingles John Greaves descubrió casualmente, al observar la
ausencia de un sillar al inicio de la Gran Galería, y a la que bautizó con el nombre de Pozo. J. Greaves se
adentró poco más de 15 metros, hasta una cavidad natural a la altura de la base de la pirámide. Pero no
fue hasta el año 1.817 que Giovanni Battista Caviglia limpió en su totalidad esta galería llena de
escombros, hasta comunicar con las proximidades de la Cámara del Caos, en el Canal Descendente,
despues de recorrer casi 70 metros de un tortuoso y difícil recorrido.
Todos los expertos coinciden en que este canal o pozo fue excavado posteriormente a la realización de la
Gran Pirámide, pero es un atentico misterio el establecer quién, cuándo y para qué se realizó.
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LA GRAN PIRÁMIDE (II): CUANDO FUE CONSTRUIDA
Las fechas en las que se apoya la egiptología oficial para datar la construcción de la Gran Pirámide, se
basan, ante todo, en el relato de Heródoto y en el cartucho con el nombre de Keops que H. Vyse
descubriera en la última cámara de descarga.
Tanto en uno como en otro caso, las fechas sitúan el reinado del faraón Keops (¿2.589-2.566 a.C.?),
durante la IV Dinastía en el Imperio Antiguo, que se correspondería a la cronología que nosotros hemos
utilizado al principio de este temario, entre los años 2.700 a.C. y 2.180 a.C., y que como ya indicábamos
entonces, es una más de las muchas que existen, pues a pesar de la certeza absoluta que algunos pretenden
demostrar en cuanto al conocimiento de fechas, no hay nada más alejado de la realidad.
Existen diferencias abismales, no sólo para datar el reinado de Keops, sino el de cualquier otro faraón de
éste Imperio Antiguo. Mientras que el sacerdote Manetón situa a Keops como el segundo faraón de la IV
Dinastía y vigésimo octavo desde el fundador de la I Dinastía, el mítico Menes, situándolo en el año
4.800 a.C., otras cronologías lo ubican en periodos mucho más recientes que oscilan entre el 2.750 a.C. y
el 2.589 a.C., eso sí, como segundo faraón de la IV Dinastía.
¿Por qué no hay unanimidad de criterio en las fechas?. Sencillamente porque nadie quiere admitir su
ignorancia en el conocimiento del antiguo Egipto.
HERÓDOTO
El historiador griego Heródoto de Halicarnaso visitó Egipto en el Siglo V a.C., más de 2.000 años
después de la construcción de la Gran Pirámide según su propia datación basada en los relatos que
llegaron a sus oídos y que describe en su II Libro de la Historia.
Heródoto
Por sí mismo, este periodo de más de 2.000 años, debería constituir un serio revés para la credibilidad de
sus escritos. En su obra recoge las narraciones que sus guías le cuentan, como la utilización de 100.000
hombres, reemplazados cada tres meses por nuevos trabajadores que inicialmente necesitaron diez años
para la construcción del terraplén y las infraestructuras que facilitarían en otro periodo de veinte años
más, la realización final de la pirámide-tumba del soberano Keops.
En cualquier caso, no debemos olvidar que estos hechos no son constatados personalmente por Heródoto,
sino que él sólo se limita a recopilar información de la gente que allí le rodea, y que con casi toda
seguridad era desconocedora real del complejo arqueológico de Giza, como lo demuestra que en ningún
momento se hiciese referencia a la existencia de La Esfinge, cubierta de arena por el paso de los siglos.
Algo tan poco científico como el uso de mitos y leyendas, constituye una de las argumentaciones básicas
de la egiptología oficial.
HOWARD VYSE
Pero a la prueba documental que Heródoto presentaba, le faltaba una física que terminase definitivamente
con cualquier duda que muy razonablemente pudiera surgir de los "cotilleos" que Heródoto había
recogido en Egipto.
Y con esa idea llegó el 29 de Diciembre de 1.835 el coronel retirado del ejercito británico, Richard
Howard Vyse, perteneciente a una ilustre familia a la que su forma de vida y andanzas no habían
enorgullecido precisamente, en pocas palabras, este militar nieto del Conde de Staffor era la oveja negra
de tan aristocrática familia.
Howard Vyse
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Por aquellos tiempos estaba muy de moda la investigación de las culturas del Medio Oriente y Egipto, y
después de hacerse con un visado especial del consulado británico, se dispuso a cubrirse de gloria
colaborando con el italiano G.B. Caviglia en la zona arqueológica de Giza. Pero en febrero de 1.837,
despues de varias discusiones y enfrentamientos, H. Vyse expulsó a Caviglia. El tiempo pasaba y H. Vyse
no conseguía los resultados apetecidos que le proporcionasen la fama y el éxito que tanto anhelaba y que
le reconciliase con su familia y el resto de la alta sociedad inglesa, como él mismo reflejó en su diario el
día 27 de Enero de 1.837.
Sus esfuerzos en esos momentos se centraban en las sospechas de una cámara superior (ya Caviglia pensó
en esta posibilidad) a la descubierta por Davidson en 1.765. Hombre directo y pragmático, encargó a su
colaborador el ingeniero J.S. Perring, los preparativos para hacer saltar por los aires a base de pólvora uno
de los sillares del techo de la Cámara de Davidson. Así y de este modo, los días 30 de marzo, 27 de abril,
6 y 26 de mayo, H. Vyse y J.S. Perring fueron descubriendo el resto de cámaras de descarga, que
bautizaron con los nombres de Wellington, Nelson, Arbuthnot y Campbell. En las dos últimas de estas
cámaras observó algunos signos de color rojo, como los que utilizaban los antiguos canteros egipcios, y
en la última de las cámaras detectó la presencia de un cartucho con el nombre de un faraón, CH-U-F-U
(Keops). La gran noticia dio la vuelta al mundo, su deseo se convirtió en realidad, de ser un don nadie
pasó vertiginosamente a ser uno de los hombres más conocidos y afamados de todo el mundo.
Entre los dos millones y medio de bloques que forman la Gran Pirámide, H. Vyse había encontrado una
unica señal existente con el nombre de su constructor, en un lugar no destinado a ser visto por nadie.
Excepto a sus colaboradores más allegados, prohibió la entrada a todo el mundo, enviando copias de los
jeroglíficos encontrados a quienes las solicitaron. Entre ellos el Doctor Samuel Birch, especialista en
jeroglíficos, quien dió la primera voz de alarma al extrañarse de que el cartucho estuviese escrito en
caracteres semihieráticos, un tipo de escritura de jeroglíficos lineales que no existían aún en la época del
Imperio Antiguo. Incluso el afamado Richard Lepsius también quedó muy sorprendido por la utilización
de estos signos.
Algunos investigadores como Zecharia Sitchin argumentan la utilización de la obra de Sir John
Wilkinson, Materia Hieroglyphica, como la fuente que inspiró a H. Vyse para copiar la escritura de los
jeroglíficos, desconociendo un error que el propio J. Wilkinson rectificó más tarde, y que incluyeron sin
darse cuenta Vyse y Perring, al introducir en el nombre de CH-U-F-U un símbolo erroneo que equivalía a
RA-U-F-U. Del mismo modo sorprende el excelente estado de las pinturas realizadas en una mezcla de
ocre rojo, que impiden apreciar su antiguedad con claridad.
Muchas dudas pues atenazan esta "indudable" prueba presentada por la egiptología oficial, para establecer
la construcción de la Gran Pirámide en torno al año 2.750 ó 2.580 a.C., por decir alguna fecha.
CONCLUSIONES
Hay un viejo refrán que dice: "Quien tiene boca, se equivoca", y precisamente no es lo que queremos
hacer nosotros. Tan sólo pretendemos llamar la atención sobre puntos muy poco claros de toda esta
historia, y que algunos se han propuesto establecer como auténticos dogmas de fe.
En primer lugar recordar que el relato de Herodoto está basado en mitos y leyendas, las mismas que en
otros casos no son ninguna prueba seria para aquéllos que sí defienden en esta ocasión a Heródoto.
En segundo lugar, existen suficientes indicios para hacernos pensar en una actitud fraudulenta por parte
de H. Vyse, que ponen en tela de juicio la magnitud de sus descubrimientos y resaltan la necesidad de
nuevas pruebas que contrasten con las puestas en duda, la autenticidad de una cronología impuesta y
encajada a base de martillazos.
Po último recalcar la existencia de evidencias físicas como la Estela Inventario, a la cual dedicamos unas
lineas en el Tema "Evolución e involución en las pirámides del Imperio Antiguo", que nos hablan de la
existencia de la Gran Pirámide o La Esfinge mucho antes de que apareciera la figura de Keops. La
presencia física de pirámides en la I Dinastía, como la que aparece en la Tablilla de Narmer, que
demuestran su presencia mucho antes de la supuestamente primera pirámide atribuida al Faraón Zoser de
la III Dinastía.
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A la izquierda se puede ver una de las dos caras de la Tablilla del primer faraón Menes (Narmer) en el
Museo Egipcio de El Cairo. En la parte superior izquierda, ya en la imagen del centro, se aprecia al
propio faraón victorioso marchando sobre los territorios conquistados con su Corona Roja del Bajo
Egipto. En el dibujo de la derecha y ampliando aún más la imágen de Nemes, aparece detrás de él la
inequívoca figura de una pirámide. Faltaban varios siglos para que el Faraón Zoser durante la III Dinastía
realizase la primera pirámide.
O simplemente, las muchas leyendas como la recogida también por Herodoto, que datan a la Gran
Pirámide en épocas antediluvianas. Y es que como dice otro viejo dicho: ..."La misma luz que guia a
algunos, ciega a otros"... .
LA GRAN PIRÁMIDE (III): CÓMO SE CONSTRUYÓ
Son muchas las preguntas en cuanto a su diseño y realización que la Gran Pirámide nos plantea. Sin duda,
a parte de la increíble realización técnica que presenta esta construcción, lo que más sorprende a nivel
popular es el desplazamiento y ubicación de los más de dos millones y medio de bloques que la forman.
Su alineación norte-sur no supera el metro de error, menos de 1/15 de grado. El perímetro de la base sobre
la que se asienta es un plano horizontal que raya la perfección y que para sí muchos edifícios modernos lo
quisieran. Donde la esquina sudeste es nada más que un centímetro y medio más alta que la esquina
noroeste, y se dan datos tan sorprendentes, calificados de simple casualidad, como que al dividir la
superficie de la base por la altura doble de la pirámide, se obtiene el número Pi (3,1416).
A pesar de que la egiptología oficial admite que los antiguos egipcios no dispusieron de poleas, carros o
herramientas de hierro, atribuyen su construcción a base de fuerza bruta, rampas, trineos, grúas y otros
artilugios de los que jamás dejaron constancia escrita en ningún lugar, pero que no dudan que fueron
utilizados por aparecer representados en la construcción de otras obras, aunque muchas de estas sean de
periodos muy tardíos.
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En estas dos imágenes aparecen distintos modelos de rampa propuestos por la egiptología oficial. Tanto
en uno como en otro caso, la enorme obra de construcción de las rampas podría casi equipararse a la
propia elaboración de la pirámide. En el caso de la izquierda con una constante variación del ángulo de
subida según fuera aumentando la pirámide en altura, y en la rampa de la derecha, se multiplicaría
enormemente el esfuerzo de recorrer con enormes bloques de piedra tan largo y tortuoso camino hasta
ascender a los niveles superiores.
Si bien la piedra caliza proveniente de las canteras próximas de la orilla este del Nilo podían ser trabajdas
por los punteros de cobre (el material más duro del que disponían), más extraño resulta el corte, pulido,
traslado y ubicación de bloques de granito procedentes de las canteras de Asuán. Se cree, que se tuvo que
utilizar una gran cantidad de madera para fabricar los diferentes utensilios que sirvieron de apoyo a la
elaboración de la Gran Pirámide, a pesar de la inexistencia de este preciado material en Egipto, y que se
piensa trajeron de el Libano.
Luego a base de rampas de ladrillos de adobe y arena, que continuamente tenían que corregir por el
cambiante ángulo de inclinación a medida que subía la pirámide, se supone que arrastraban los bloques
con rodillos y trineos hasta su lugar final de colocación, aunque otros egiptólogos se aferran a la posible
utilización de las "máquinas" que segun Heródoto, subían los bloques de una hilera a otra de la pirámide,
y de las que no dejó ninguna descripción material ni de su uso, pues una vez más solo se limitó a narrar lo
que le contaron.
Con trineos de estas características, se supone que arrastraron los más de dos millones y medio de bloques
de piedra de la Gran Pirámide por la arena del desierto y empinadas rampas
COMIENZAN LAS DUDAS
Semejante esfuerzo material, económico, humano y logístico, plantea una serie de dudas razonables que
molestan enormemente a aquellos que no ven ningun tipo de dificultad extraordinaria (en más de una
ocasión hemos oído decir que una pirámide no es más que un amontonamiento simple de piedras) y que
se podrían resumir muy bien en una reflexiones de Erich von Däniken (ya sabemos que su solo nombre
produce más de una jaqueca) hace en su libro "Los Ojos de la Esfinge", y que pasamos a reproducir:
"...Pongamos que en un año hubieran 300 días laborables. Si se dividen los 125.000 bloques por los 300
días laborables (125.000 bloques = 2.500.000 bloques divididos por 20 años), se obtiene que cada día se
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añadían a la obra 416,6 bloques. Al ver cifras tan grandes uno se vuelve generoso. Supondré pues, que
esos pobres obreros se pasaban trabajando cada día de 12 a 24 horas, ¡una jornada laboral inhumana!.
416 Sillares al día, divididos por 12 horas, dan como resultado 34 bloques por hora; si dividimos
nuevamente esta cifra por 60 minutos, se obtiene que esa pobre gente trabajaba a destajo colocando un
bloque cada dos minutos. Este simple cálculo se basa en la suposición de que los bloques ya estuvieran
preparados y listos para el uso; sin embargo, no era éste el caso: las piedras tenían que ser aserradas de
una gran roca y luego labradas y pulidas hasta obtener la forma y la medida deseadas; por último, había
que transportarlas al lugar de las obras.
A pesar de los recursos técnicos de que disponemos hoy en día, nunca podríamos alcanzar un nivel tan
alto. En contra de este cálculo, que da por resultado un valor medio, se han utilizado argumentos
capciosos, que intentan demostrar la imposibilidad de hablar de promedios diciendo que se necesitaba
trabajar mucho menos para levantar los niveles inferiores que los superiores. Además, objetan, a medida
que crecía el monumento se precisaban cada vez menos monolitos. Pero, ¿qué tiene que ver eso con la
existencia de un valor promedio?. No hay que olvidar que cuanto más aumentaba la altura de la pirámide,
tanto más se elevaba la hipotética rampa; cuando más se levantaba el grandioso edifício tanto mayor era
el esfuerzo necesario para izar los enormes bloques de piedra..."
A nuestro juicio, solo añadiríamos un pequeño detalle más a este promedio del Sr. Däniken, que cifra en
un bloque cada dos minutos la media de colocación alcanzada por los constructores de la Gran Pirámide.
Este cálculo cuenta con que cada una de estas moles fue insertada al primer intento, sin rectificaciones ni
reajustes en el tallado de su superficie, por jemplo, a 130 metros de altúra. ¿Cómo se explica este hecho?.
¿Se ajusta el cálculo de los 300 días a la realidad?. En el tema "El Tiempo Primero, los oscuros orígenes
de la civilización egipcia", ya comentabamos el control que sobre el tiempo y el calendario mantenían los
antiguos egipcios. Su división del año en tres estaciones, determinaba todo tipo de actividades laborales,
religiosas, políticas y sociales. La primera estación era la de la Inundación (Ajet), desde mediados de
junio hasta mediados de octubre, periodo de la crecida del Nilo y la preparación de los campos de cultivo.
La segunda de estas estaciones era la de la Germinación (Peret), que desde mediados de octubre a
mediados de febrero, constituía un periodo de espera en las actividades agrícolas. Por fin con la llegada de
la última de las estaciones, la de la Cosecha (Shemu), todo Egipto se lanzaba a la ardua tarea de la
recolección.
Si aplicamos un poco de sentido comun, sólo la Estación de la Germinación (Peret) constituía un periodo
adecuado para volcarse en las tareas de trabajo en la Gran Pirámide, e incluso así, dado el enorme fervor
religioso de los egipcios, numerosas fiestas salpicaban también esta estación. Por tanto el cálculo hecho
sobre 300 días es ,cuanto menos, bastante generoso.
EL DIOS DE LA CASUALIDAD
Este dios no figura entre el panteón egipcio que nosotros sepamos, pero fue el que más ayudó a los
antiguos egipcios a finalizar la laboriosa Gran Pirámide. Al menos esa es la conclusión a la que nos
vemos forzados a llegar ante la increíble cantidad de casualidades técnicas detectadas en la construcción
del monumento.
Pertrechados de una exigua cantidad de herramientas, y de una simplicidad abrumadora, consiguieron
realizar verdaderos trabajos que hoy en día sólo despues de semanas o meses de planificación y estudio
por parte de nuestros ingenieros, pueden llevarse a cabo no sin una gran dificultad. Y es que el gran Dios
Casualidad tuvo que hacer horas extras para que F.Petrie se quedara boquiabierto comprobando las
medidas tan exactas de la Cámara del Rey, cuya pared norte según sus cálculos mide 10,4797 metros y la
del sur 10,4782 metros, tan sólo 1 décima de milímetro por metro de error, cantidad que coincide (eso si,
sólo por causalidad, no lo olvidemos) con las modernas normas para prismas ópticos. Los mismo ocurrió
con las medidas de los lados de la base de la pirámide, donde sólo se aprecia un error de 3 milímetros,
siendo trazados estos lados con cuerdas de palma, muy a pesar de que hoy en día con nuestros
ultramodernos sistemas serían necesarios para aproximarse a este margen de error, si es que queremos
llamarle así, sofisticados equipos ópticos.
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Algunas de las "sofisticadas" herramientas empleadas por los constructores de la Gran Pirámide. Su
resultado y eficacia igualan e incluso superan a las utilizadas actualmente. Para la egiptología oficial lo
más natural del mundo.
Y cómo no, también es obra del Dios Casualidad, la alineación con los puntos cardinales, la inclinación
de los lados en un ángulo exacto de 52 grados, en el que la altúra de la pirámide en relación con su
circunferencia es la misma que la del radio de un círculo con su circunferencia, la base cuadrada, y tantos
otros detalles que indican un claro y elevado grado de conocimiento de matemáticas, geometría,
astronomía, física, etc, por parte de sus constructores, a los que por poner un sólo ejémplo, se les creía
dotados de unos niveles matemáticos comparables a los de un niño de 9 ó 10 años escogido al azar en
cualquier colegio de educación básica.
Unas pocas docenas de tumbas de los supuestos constructores de la Gran Pirámide fueron descubiertas no
hace mucho tiempo en sus proximidades, para la alegría de los egiptólogos oficialistas. Estas tumbas
constituyen una de las pruebas irrefutables de sus teorías, pues "increíblemente", algunos de los huesos de
estos esforzados trabajadores llevan impresas las señales de semejante esfuerzo, aunque no entendamos
muy bien (será que no hemos visto las radiografías) que estas lesiones y fracturas fuesen realizadas por
los bloques de la Gran Pirámide. ¿Acason olvidarán que existen otras construcciones en Giza, realizadas
durante distintas épocas?.
ALQUIMISTAS EN EL ANTIGUO EGIPTO
Una vez más, poco sabemos de cómo fue construída la Gran Pirámide, sólo existen especulaciones
basadas más en deseos que en evidencias materiales o documentales, aunque se nos antoja muy difícil
creer en el modo que nos aseguran los sectores más ortodoxos de la egiptología, sobre todo porque no
cuadran las cifras, y mucho menos los resultados obtenidos con los medios "técnicos" supuestamente
empleados.
Lo que si parece, es que existió en algún momento el conocimiento de algúna técnica capaz de ablandar
las rocas, y que facilitaría la labor de corte, tallado y traslado de éstas, aunque por sí misma, ésta teoría no
nos arroje luz a todas las incognitas que tenemos al respecto.
No sólo en Egipto, sino en otros muchos lugares del mundo, especialmente Sudamérica, existen indicios
de etas prácticas alquimistas. En el caso de Egipto, ya hemos comentado los trabajos de Joseph
Davidovits, cuando nos referíamos a la Estela del Hambre en la Isla de Sehel, donde argumenta la
existencia de una relación de componentes necesarios para preparar este "cemento o ablandador divino".
La presencia de pelos, uñas y fibras textiles encontradas en análisis de rocas, así como el índice de
humedad de los bloques de la Gran Pirámide distinto al de las rocas naturales, hacen factible la
posibilidad de esta hipótesis. El investigador español Manuel José Delgado, ha descubierto docenas de
pequeñas piedras que muestran el efecto del reblandecimiento en su estructura, en la meseta de Giza.
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Sea como fuere, no deja de ser un acto de soberbia, no sólo ya el establecer a ciencia cierta cómo fue
construída la Gran Pirámide, sino burlarse o negar la posibilidad de otras teorías, pues si hay algo cierto
dentro de este rompecabezas, es el de la existencia de un saber oculto y perdido de los antiguos egipcios.
LA GRAN PIRÁMIDE (IV):QUIÉN LA LEVANTÓ
Ya veíamos en el Capítulo II, cuando nos referíamos a su posible fecha de construcción que, aparecía
como autor el Faraón keops, nombre helenizado de Khufu, hijo del mayor constructor de pirámides y
fundador de la IV Dinastía, el faraón Snefrú.
El mantenimiento de este nombre se sustentaba, como hemos visto también, tanto en pruebas
documentales históricas como pruebas físicas. El relato de Heródoto por un lado y los jeroglíficos con el
nombre de Keops encontrados en las últimas cámaras de descarga por parte del inglés H. Vyse, han sido
más que suficientes pruebas para dar por cerrado un capítulo de la historia de la humanidad.
Llegados a este punto (con permiso de nuestros eminentes egiptólogos) debemos plantearnos la siguiente
pregunta: ¿No existen otros relatos de la antigüedad, ni otras pruebas físicas que contradigan el nombre de
Keops como el constructor de la Gran Pirámide?. ¿Debemos siempre creernos todo lo que nos cuentan sin
rechistar y no ser chicos malos?.
Esta minúscula estatuilla del Museo Egipcio de El Cairo, es la única existente del todopoderoso
constructor del edificio más impresionante de la historia de la humanidad. Su legado es practicamente
nulo si exceptuamos la hasta ahora considerada como su pirámide.
LAS OTRAS PRUEBAS DOCUMENTALES
Antes de ver otro tipo de pruebas que no indican precisamente a la figura del Faraón Keops la autoría de
la Gran Pirámide, sería muy, pero que muy interesante, saber que el mismo Heródoto deja muy claro en
su obra, y citamos textualmente que...: "...si alguno hubiere a quien se hagan creíbles esas fábulas
egipcias, sea enhorabuena, pues no salgo fiador de lo que cuento, y sólo me propuse por lo general
escribir lo que otros me referían...". Poco más que añadir a este sincero comentario aclaratorio, a buen
entendedor pocas palabras bastan y..., quien quiera seguir aferrándose a las teorías oficiales para aparentar
ser un "individuo serio y respetable", allá él, nosotros no comemos de ninguna mano.
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Y ésta misma sensación de "incredulidad" o "prudencia" a la hora de relatar este capítulo de la historia, no
ha sido propiedad exclusiva de Heródoto. Otros historiadores preocupados en establecer una prueba fiable
y un nombre seguro que identifique al autor de este monumento, han tropezado con el mismo problema.
Euemero, Duris de Samotracia, Aristágoras, Dionisio, Artemidoro, Alejandro Polihístor, Butóridas,
Antístenes, Demetrio, Demóstenes, Apión, etc, constituyen una larga relación de historiadores, filósofos,
pensadores, etc, a quienes, al igual que a Heródoto, siempre les quedó esa sensación de duda alimentada
por el paso de siglos y siglos encargados de borrar cualquier vestigio fiable de una realidad perdida.
Diodoro de Sicilia, otro de los historiadores que visitó Egipto al igual que Heródoto, sufrió el mismo
impacto causado por el tiempo, y en esta ocasión los nombres que le señalan sus guías son diferentes a los
que les fueron dados a Heródoto. Ahora los constructores de las Pirámides de Giza son Armoeus,
Ammosis e Inaron. Para hacernos idea de este descontrol de fechas y tiempo transcurrido, el propio
Diodoro escribe: "...como dice la gente del lugar, desde los tiempos en que se levantó el edificio hasta el
día de hoy han transcurrido más de mil años, y hay quien afirma que los años pasados llegan a los tres o
cuatro mil...". Como podemos ver, es totalmente gratuito aferrarse a fechas concretas, y quien ésto hace,
no es más que por vanidad e interés.
Ayer al igual que hoy, sólo nos movemos en el terreno de la especulación, nada ha cambiado desde
entonces. Unos señalan con el dedo y otros son señalados. El continuar sustentando como prueba
irrefutable el relato de Heródoto (del cual él mismo desconfía), no es más que una señal inequívoca de
soberbia y prepotencia. Bien vale defenderlo como hipótesis pero... nada más.
Existen numerosas leyendas árabes que señalan la autoría de la Gran Pirámide y sus dos compañeras, a
reyes míticos como Harmais, Saurid, Idris, etc. El cronista árabe Ben Wasif Sah Al-Katib nos narra en su
obra "Noticias sobre Egipto y sus maravillas" que el Rey Saurid fue uno de los soberanos antediluvianos
de los que nos hablan sacerdotes egipcios como Maneton, en sus increíbles cronologías divinas y
humanas. Este rey hizo construir las dos grandes pirámides de Giza para salvaguardar todos los
conocimientos de la humanidad de un diluvio que él vio en un sueño, y que acabaría con gran parte de la
civilización.
El relato de Heródoto cumple las premisas necesarias para resultar "creíble", pues encaja a la perfección
con una teoría preestablecida de antemano y que obedece más a unos deseos que a una prueba sólida. Una
vez más somos víctimas de los prejuicios de nuestra época que tienden a ignorar otras realidades, y que
sólo el tiempo podrá destapar.
INTERESES CREADOS
Del mismo modo que existe un claro interés en hacer prevalecer la crónica de Herodoto, una fábula
egipcia según palabras del propio autor, sobre el resto de relatos que nos han llegado, ese mismo interes
reaparece de nuevo al magnificar unos más que sospechosos jeroglíficos descubiertos por H. Vyse, en una
cámara cuyo propósito no era precisamente el de servir de lugar de paso para que algún visitante alabase
el nombre de tan magnífico constructor.
Por el contrario no han faltado todo tipo de ataques, cuando no la más absoluta indiferencia, a la estela
descubierta por el fundador del Museo Egipcio de El Cairo, el francés Auguste Mariette, y conocida con
el nombre de la Estela Inventario, en la que el mismísimo Keops (y eso sí que duele) deja muy clarito
para la posteridad su testimonio de que la Gran Pirámide ya existía hace mucho tiempo atrás, y a la que
identifica como un antiquísimo monumento en honor de la Diosa Isis. El sólo se limitó a hacer pequeños
trabajos de rehabilitación y a construir una pequeña pirámide satélite para una de sus mujeres, dato éste
comprobado por los arqueólogos.
La rotundidad de dichas afirmaciones sirven por sí solas para poner patas arriba toda la Histotia de
Egipto. Muy poco amigos de revoluciones, los egiptólogos han preferido ignorar la estela de Mariette,
tachándola de fraudulenta, más que por puebas materiales (imposibles de demostrar), por el contenido de
sus lapidarias conclusiones. Es por ello que ni encaja, ni es creíble a sus oídos. ¿Cuándo demostrarán
merialmente que la Estela Inventario es falsa?. Nunca. Como una piedra que es, no se puede datar.
Entonces..., ¿por qué estan tan seguros?.
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No nos engañemos, no existen pruebas documentales y físicas claras que determinen la propiedad de la
Gran Pirámide, lo mismo que no existe un consenso claro de tan siquiera situar cronológicamente el
reinado del Faraón Keops, y si para dormir más tranquilo alguien desea creerlo así, está en su pleno
derecho.
Lo que si existe es un interes manifiesto por parte de indiviuos que han hecho de una parte de nuestra
historia, la historia de todos, una parcela de uso y disfrute privado. No pretendemos ser pesimistas, pero
vemos muy difícil el desarrollo de una investigación pluridisciplinaria y sin ningún tipo de prejuicios que
saque a la luz éstas y otras incógnitas que forman parte del Egipto Oculto.
LA GRAN PIRÁMIDE (V): PARA QUÉ SE HIZO
Si hasta ahora no nos ha quedado nada claro el cuándo, cómo y quién construyó la Gran Pirámide, el
tratar de hablar de para qué uso se destinó, resulta totalmente gratuito por faltarnos las referencias
suficientes que nos puedan dar alguna pista medianamente fiable. Existe una larga lista de posibles
aplicaciones, aunque la que prevalece, como no podía ser de otra manera, es la de su utilización como
munumento funerario o como teoría más atrevida entre los circulos oficiales, la de estar destinada a ritos
y celebraciones religiosas de carácter especial.
A nosotros particularmente se nos antoja un tanto difícil y extraño, el paso de una pomposa comitiva de
sacerdotes medio arrastras por los tortuosos pasajes y galerías que recorren la Gran Pirámide, pasillos de
un metro de ancho y poco más de altura, no resultan los más apropiados para ningún tipo de rito o
celebración. Incluso el paso del difunto faraón por estos exiguos corredores se aproxima más a una
película de los hermanos Marx que a cualquier ceremonia que podamos imaginarnos, pongamos por
ejemplo, en el grandioso Templo de Karnak.
Con la técnica y perfección demostrada por los arquitectos egipcios, ¿qué más les hubiera dado hacer las
galerías de mayor tamaño, más acordes con la grandeza de su faraón o de los dioses a los que adoraban?.
Para investigadores como Pedro Guirao, la Gran Pirámide fue diseñada según los principios de la
Geometría Hermética de Hermes-Toth. Constaría de una parte energética positiva y de otra negativa para
facilitar la comunicación entre nuestra dimensión y otras.
Nada de lo realizado en la Gran Pirámide parece escapar a un diseño premeditado por parte de sus
constructores. Alineaciones y medidas parecen estar milimétricamente dispuestas, obedeciendo a un plan
maestro totalmente desconocido para nosotros. Si los antiguos egipcios eran capaces de mover moles de
800 toneladas, ¿qué dificultad habrían tenido en hacer pasajes más holgados y solemnes para el paso de
sus comitivas funerarias o religiosas?. ¿Por qué la Gran Galería tiene un altura desproporcionada respecto
al resto de los pasajes?.
Y LOS MUERTOS, ¿DÓNDE ESTÁN?
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Esta pregunta nos la tenemos que plantear por la sencilla razón de que jamás se ha encontrado ningún
difunto en el interior de una Pirámide. La solución a esta incógnita ha sido siempre resuelta culpando a
los ladrones de tumbas, que no sólo robaban las joyas y demás riquezas, sino que extraían el cadaver para
ultrajar su memoria.
Esta teoría no deja de tener gran parte de lógica. Son muchos los años transcurridos para haber dado la
oportunidad a diferentes generaciones de ladrones y saqueadores de barrer con todas las riquezas
depositadas en el interior de tumbas y pirámides. Ahora bien, como toda teoría tiene un pero. Al igual que
ha habido tumbas que han sido descubiertas intactas, sin señal alguna de saqueo, como sería el famoso
caso de la Tumba de Tutankhamón en el Valle de los Reyes, también han aparecido pirámides en las
mismas condiciones de inviolabilidad.
Para otros investigadores, como es el caso de Alan F. Alford, la Gran Pirámide no es más que un
gigantesco generador energético a modo de central nuclear.
SEKHEMJET, OTRA PIEZA QUE NO ENCAJA
Sekhemjet, fué uno de los últimos faraones de la III Dinastía, que siguiendo la moda impuesta por Zoser,
hizo construir su pirámide en la necrópolis de Sakkara, allá por el año 2.600 a.C. Se desconoce
exactamente si llegó a finalizar la estructura completa de la pirámide o bien si ésta fue reutilizada
posteriormente por sus sucesores, sirviendo sus bloques para nuevas construcciones. El caso es que la
cámara funeraria subterránea quedó en el más completo de los olvidos durante miles de años hasta que en
1.951, el arqueólogo Zakaria Goneim descubrió entre los cascotes de la pirámide, la puerta de entrada.
Para poder acceder a la cámara funeraria, fueron necesarios casi tres años de limpiezas de escombros
acumulados en el corredor de bajada, lo que nos dará una idea de la dificultad que hubieran encontrado
posibles ladrones.
La flor y nata de la egiptología, política, medios de comunicación y curiosos, se dieron cita el día 8 de
marzo de 1.954, para poder ver por fin el cadaver de un faraón en el interior de una pirámide, la prueba
definitiva con la que callar de una vez por todas a aquellos "intrusos" y "alucinados", que habían osado
poner en duda las afirmaciones de la egiptología oficial.
El mismísimo señor Ministro de Cultura de Egipto, tuvo el honor de dar el último mazazo sobre el muro
que daba acceso a la cámara funeraria, donde se encontró un imponente sarcófago de alabastro rodeado de
joyas y otros restos del ajuar funerario, y un sorprendente ramo de flores , que aún marchitas por el paso
de miles de años, yacían sobre la parte superior del feretro. El perfecto estado del sarcófago, realizado en
un sóla pieza de un gran grosor, con una puerta corredera, provoco retrasar la operación de apertura de
éste, hasta el 26 de julio. Este retraso aumentó más el interés entre los medios de comunicación y la
opinion pública, que siguieron expectantes el gran acontecimiento.
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Sarcófago de Sekhemjet.
En el día señalado, los más modernos equipos de conservación para recibir a tan importante invitado de
4.600 años de antiguedad, se quedaron mudos de sorpresa cuando el propio Zakaria Goneim, tras
introducir su cabeza en el interior del sarcófago, aseguraba desconsolado que, no había nada ni nadie en el
interior del feretro. Posteriores análisis quimicos reafirmaron categoricamente la total ausencia de restos
orgánicos. Entonces..., ¿dónde estaba el muerto?.
Y de nuevo volvemos al terreno de la especulación (¿cuántas veces van ya?), al tratar de averiguar el
verdadero uso de las pirámides, y más concretamente el de la Gran Pirámide.
A menudo se asegura (no deja de ser una huida hacia adelante) que las pirámides sólo eran las tumbas de
las almas de los difuntos faraones, y que sus cuerpos eran depositados en otro lugar. Parece que el sentido
pragmático de los antiguos egipcios era totalmente nulo, y que el sustento diario les venía regalado del
cielo, porque sino, no se entiende una tumba de 2.500.000 de bloques de piedra, y la ruina de un estado y
toda una dinastía real como una y otra vez nos aseguran que sucedió con la locura de Keops y compañía.
CONCLUSIONES
Tumba, templo, biblioteca en clave del saber humano, reactor nuclear, baliza para naves espaciales,
generador de energías desconocidas o simple montón de piedras producto de la locura del hombre, la
Gran Pirámide, sea cual sea su función o funciones sigue constituyendo uno de los enigmas de mayor
envergadura al que el hombre se puede enfrentar. Lo es ahora y lo fue también en tiempos de Heródoto,
Diodoro de Sicilia o Napoleón.
Su inmensa figura recortada por el cielo de la meseta de Giza, desafía la lógica humana y se burla siglo
tras siglo de todas las conclusiones precipitadas de aquellos que tratan de amoldar sus formas e historia a
su conveniencía, conocimientos y prejuicios de cada época.
Y nosotros..., ¿no nos mojamos?, ¿no damos nuestra opinión?, ¿preferimos seguir criticando a diestro y
siniestro sin aventurarnos a formalizar una teoría como el que más?.
Sólo podemos asegurar que existen suficientes indicios que señalan a la Gran Pirámide, como la primera
y más antigua pirámide de Egipto. Que Keops no fué su constructor, por lo que su datación en la IV
Dinastía es totalmente errónea. Que su diseño, al igual que otros monumentos asociados al Antiguo
Imperio, nada tienen que ver con el resto de los existentes en Egipto, y que denuncian el uso de unos
conocimientos y una tecnología, que nos llevan a sospechar cualquiera de los tres siguientes puntos, y que
son parte de la filosofía de organizaciones como la Ancient Astronaut Society, fundada a mediados de los
años setenta por Gene M. Phillips:
-A-. Existió en la antiguedad una civilización totalmente desconocida para nosotros, con un alto
desarrollo cultural y tecnológico.
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-B-. Hace miles de años, la Tierra fue visitada por alguna civilización exterior a nuestro planeta. Su paso
dejo huella en distintas civilizaciones antiguas en forma de tecnología y conocimientos que fueron
involucionando progresivamente, tras la marcha de estos visitantes.
-C-. La combinación de ambos puntos anteriores.
El uso y la utilización de la Gran Pirámide, vendrían pues determinados por las necesidades de esta
civilización desconocida y que nuestra lógica, factor determinante para la creación de nuestros parámetros
técnicos y culturales de enjuiciamiento, no son capaces de asimilar.
Creemos pues, que sólo una revisión en toda regla de nuestra historia y de sus enclaves arqueológicos
más importantes, serían capaces de arrojar algo de luz a nuestro pasado, y por qué no, también a nuestro
futuro.
Sabemos que por infinidad de lastres religiosos, políticos, económicos y demás intereses que nuestra
sociedad mantiene, hoy por hoy, cualquier tentativa revisionista, no deja de ser más que una utopía.
TRES CLASES HAY DE IGNORANCIA: NO SABER LO QUE DEBIERA SABERSE, SABER
MAL LO QUE SE SABE, Y SABER LO QUE NO DEBIERA DE SABERSE.
F. de la Rochefoucauld
El tiempo y sólo el tiempo pondrá a cada uno en el lugar que se merece.
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LA LEYENDA DE HORUS: EL SEÑOR DEL CIELO
ANTECEDENTES
Esta leyenda arranca mucho antes del nacimiento de Horus. Se podría decir que su inicio se gesta cuando
los dioses y hermanos Geb (Dios de la Tierra) y Nut (Diosa del Cielo) cedieron el gobierno de Egipto a
sus cuatro hijos, los Dioses Osiris y Seth, y las Diosas Isis y Neftis.
Era costumbre la unión entre hermanos y hermanas para poder aspirar a una mejor linea de sucesión al
trono. Independientemente, no estaban mal vistas las relaciones amorosas fuera de estos matrimonios de
conveniencia, pero para presentar un heredero al trono la primera regla era que el hijo nacido fuera de la
esposa legítima, y si ésta no podía concebir, el primer hijo nacido de cualquiera de las concubinas o
amantes. Pero un dato muy importante a tener en cuenta era que, si en cualquier momento, aun habiendo
nacido el primogénito heredero, nacía un hijo del rey con su propia hermana, éste sustituía
automáticamente al primero en la sucesión legítima a la corona de Egipto.
En el reparto de territorios que Geb y Nut hicieron entre sus hijos, el menos satisfecho fue Seth, por lo
que comenzó a enemistarse con su hermano Osiris, su gran rival en el trono de Egipto. De estos cuatro
hermanos, sólo Seth y Neftis eran hijos naturales de Geb, pues Nut concibió a Osiris con su abuelo Ra, y
a Isis con el Dios Thot.
Osiris en el centro junto a su esposa y hermana la diosa Isis (a la derecha). De su unión nacería Horus (a
la izquierda).
La sucesión al trono como se puede ver se complicó aun más al contraer matrimonio Osiris con Isis y
Seth con Neftis. Si bien Seth era el primogénito y heredero legítimo de su padre Geb, Osiris reclamó la
corona porque su padre era el gran Ra, quien gobernó con anterioridad a Geb, y no solo eso, de su unión
con Isis nacería un futuro heredero que bloquearía toda posibilidad a la descendencia de Seth, quien
empezó a urdir una venganza contra su hermano Osiris para arrebatarle el trono de Egipto.
LA MUERTE DE OSIRIS
Coincidiendo con la visita de la Reina Aso de Etiopía, el Dios Seth preparó una gran fiesta de bienvenida
en su palacio, invitando al resto de los dioses, incluido su odiado hermano Osiris. Para esta ocasión
mandó preparar a sus mejores artesanos un gran cofre recubierto de piedras preciosas de gran valor con
las medidas exactas en su interior de su hermano Osiris. Una vez terminado el banquete y los agasajos de
honor a la Reina Aso, hizo sacar el espléndido cofre a la vista de todos los invitados, proponiendo un
juego para amenizar a todos los presentes. Como si del cuento de la Cenicienta se tratase, prometió
regalar el magnífico cofre a aquel que pudiera introducirse en él sin ningún tipo de dificultad que
impidiera su posterior cierre. Uno detrás de otro, y alegres por la música y el buen vino, fueron
intentándolo todos los invitados sin resultado. Cuando le llegó el turno a Osiris, rápidamente Seth ordenó
cerrar la tapa con clavos, procediendo a su sellado derramando plomo derretido por encima del cofre.
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Seguidamente mandó arrojar el cofre al mar. Con este golpe de mano, Seth se hizo con el Trono de
Egipto, sin que los demás dioses reaccionaran y convencidos de la muerte de Osiris.
Sólo su esposa y hermana, la Diosa Isis, comenzó a buscar el cofre, al que localizó junto a la costa de la
Ciudad de Biblos, en el actual Libano. Tras ocultarlo en un lugar que ella creía seguro, comenzó los
preparativos para resucitar a su fallecido marido. Pero Seth se enteró de los planes de Isis y logró
encontrar el lugar donde se encontraba escondido el cadáver de Osiris. Esta vez cortó a su difunto
hermano en 14 pedazos y los dispersó por todo Egipto. Isis no cesó en su empeño de devolver a la vida a
Osiris, y uno a uno durante varios años, fue recuperando todos los pedazos de su desmembrado esposo,
excepto el pene. Pero esto no fue impedimento para que Isis concibiese un Hijo de Osiris, Horus, al que
ocultó en los pantanos de la ira de su tío Seth.
Osiris una vez muerto, reinó en el mundo inferior o de los muertos.
Seth por su parte para terminar con todos los problemas de sucesión, raptó a Isis para obligarla a casarse
con él, pero algunos dioses cansados de la actitud de Seth, ayudaron a escapar a Isis. En su huida regresa
a los pantanos y encuentra gravemente enfermo por la picadura de un escorpión a su hijo Horus. Sólo la
ayuda del padre de Isis, el Dios Thot, logra salvar a Horus, quien en secreto comienza a ser educado y
preparado para llegado el momento, vengar a su padre y recuperar su legítimo derecho a la corona de
Egipto.
LA VENGANZA DE HORUS, EL COMIENZO DE LA LEYENDA
Llegado el momento oportuno Horus hizo acto de presencia ante el Consejo de los Dioses, reclamando el
Trono de Egipto ante la sorpresa de todos los presentes, incluido su tío Seth. Rapidamente urdió una
nueva treta, y mandó retirarse al resto de los dioses para que deliberaran su decisión, mientras en un tono
conciliador, invitó a Horus a su casa para hacer las paces.
Esta sorprendente historia, que más bien parece un tratado de ingeniería genética, como lo es el propio
nacimiento de Horus, continúa con la violación de Horus por parte de su tío Seth, quien vierte su semen
sobre Horus, sin llegar a depositarlo en su interior como Seth pensó. Informada Isis del suceso por su hijo,
le ordena vertir su semen en una copa y posteriormente lo arroja sobre la comida de Seth, sin éste saberlo.
En ese momento y ante los dioses que aún dudaban sobre la decisión a tomar sobre la reclamación del
joven Horus, éste proclama que la semilla de Seth no está en su interior, sino que su propia semilla es la
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que está dentro de Seth. Los dioses ordenan a Thot examinar el cuerpo de Seth, y éste confirma la
presencia del semen de Horus en su interior.
Imagen de Horus niño.
Ofendido y burlado ante el resto de los dioses, Seth huye con ánimo de revancha, mientras que Horus es
aclamado como el nuevo soberano de Egipto. Los problemas lejos de terminar, no han hecho más que
empezar, pues Seth comienza una guerra desde sus dominios asiáticos de devastadoras consecuencias.
LA GUERRA DE HORUS Y SETH
De las batallas que se iniciaron entre Horus y Seth nos han quedado numerosos relatos como los que se
pueden observar hoy en día sobre los muros del Templo de Edfú, principal ciudad de culto a Horus en el
antiguo Egipto y donde según la leyenda guardaba su "disco alado", con el que libró duros combates
aéreos contra su odiado tío Seth.
En ayuda de Horus apareció un gran aliado, su bisabuelo Ra, que acompañado de un gran ejército de
guerreros, se unió a las huestes de los "Shemsu-Hor", o seguidores de Horus. La primera batalla fue sobre
territorio nubio, cerca de la Ciudad de Asuán, y resultó un éxito para el ejército de Horus, quien, decidido
a lanzar una ofensiva final contra las tropas de Seth, estableció una importante fundición de armas
metálicas hechas en "hierro divino", en su ciudad de Edfú, y donde entrenó a un ejercito de "mesniu" u
hombres de metal, los primeros humanos que participaron en las guerras de los dioses.
Una batalla tras otra todo Egipto quedó bañado en un mar de sangre, donde dioses y humanos lucharon
codo con codo, una auténtica masacre que quedó grabada en el recuerdo de los antiguos egipcios. Poco a
poco Seth se fue replegando en sus posiciones, y su derrota parecía próxima. Ante el acoso y la
superioridad de efectivos de Horus y sus aliados, Seth cayó por fin prisionero, y fue llevado ante el Dios
Ra, quien ordenó su entrega a Horus e Isis, para que procediesen como creyeran conveniente.
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Seth, el "chico malo" de la película.
Horus inició una orgia de sangre entre los compañeros prisioneros de Seth que fueron capturados junto a
él, dejando el ajusticiamiento de Seth para el final. Pero ante la sorpresa de Horus, su madre Isis sintió
lastima de su hermano Seth y le dejó escapar. La furia incontenida de Horus se volvió entonces contra su
madre, a la que decapitó personalmente. Pero Thot le reinsertó de nuevo la cabeza.
Seth, tras permanecer escondido algún tiempo y reagrupar a algunas fuerzas dispersas, reinició los
combates. Esta vez Horus al frente de sus tropas y sobre una "columna ardiente voladora" estaba
dispuesto a dar el golpe final a las extenuadas fuerzas rebeldes. En la última de las batallas el vehículo
aéreo de Horus resultó alcanzado, aunque él resultó ileso, pero no sin antes derribar la nave de Seth, quien
perdió los testículos en el incidente.
Cansados de tantos horrores y muerte, el Consejo de los Dioses decretó una tregua, y llamó a ambos
contendientes ante su presencia, la derrota de Seth era tan inminente que, no teniendo ya nada que perder
accedió a presentarse ante el consejo.
Se decidió que Seth se retirase a sus dominios fuera de Egipto perdonándole la vida. A cambio, él
aceptaba el derecho de Horus a tener la corona de Egipto como el único y legítimo heredero. Finalizada la
guerra, tanto Ra como Horus agradecieron a los humanos su ayuda en la contienda, ofreciéndoles
libaciones y ofrendas, y permitiéndoles edificar santuarios y templos junto a los de los dioses, así como
una cuota de autogobierno a traves de sus intermediarios, los sacerdotes, quedando para siempre en la
memoria histórica del pueblo egipcio, y que el paso de los siglos nos ha hecho llegar en forma de leyenda.
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LOS MAESTROS DE LA PIEDRA: UN LEGADO DE LOS DIOSES
Recuerdo que iba cabizbajo dándole vueltas a la cabeza en busca de alguna respuesta lógica, mientras a
duras penas esquivaba a los turistas que se agolpaban alrededor de la Esfinge de Giza, del por qué existía
tal desproporción entre la cabeza del supuesto Faraón Kefrén, respecto al resto del leonino cuerpo de tan
colosal y enigmática figura, cuando de repente por culpa de un despistado japonés (bueno, la culpa fue
realmente mía), me di casi de bruces con uno de los impresionantes y enormes bloques del templo que a
los pies de la Esfinge se encuentran, y que es conocido con el nombre de El Templo del Valle.
Rápidamente mis pensamientos se difuminaron, esta vez desplazados por una nueva incógnita que vino a
sustituir a la anterior, y es que mi capacidad de asombro no tenía límites al observar aquellas gigantescas
moles de piedra caliza recubiertas de bloques de granito, perfectamente cortados, pulidos y encajados
milimétricamente con una maestría insuperable, en un tiempo donde el metal más duro que se conocía era
el cobre, y la polea y la rueda estaban a años luz de ser incorporadas a la Historia de Egipto.
Templo del Valle y de la Esfinge, situados a los pies de el milenario monumento. Impresionantes bloques
de granito rojo recubren con increíble maestría el interior del Templo del Valle
Me era difícil, muy difícil, imaginar a los constructores de este templo manejar estos bloques de piedra
que superaban fácilmente las 100 y 150 toneladas, en su proceso de elevación y colocación, donde entre
bloque y bloque, y sin caer en la más minima exageración, no entra ni el más fino de los pelos. Quién
haya visto en alguna ocasión en la actualidad a los albañiles colocando unas sobre otras las filas de
ladrillos, habrá podido observar sin duda, que es muy común el quitar y poner varias veces un mismo
ladrillo que no termina de encajar, hasta que éste termina bien colocado. Sin embargo, la impresión que
dan estos bloques, es la de haber sido puestos sin vacilación al primer intento, sin ninguna dificultad,
como por arte de magia.
¿Cuántas veces tendrían que repetir este mismo proceso de correción, para terminar de encajar
correctamente estos gigantescos bloques, que no presentan señales aparentes de roces o golpes en sus
pulidas caras o aristas?.
No es de extrañar por tanto que algunos investigadores duden de la autoría por parte de los egipcios de
semejantes maravillas hechas en piedra, circunstancia que incluso les ha llegado a ocasionar por parte de
los más exaltados defensores de las teorías oficialistas, del triste calificativo de "racistas", por
menospreciar las posibilidades y capacidad de trabajo de los habitantes del Valle del Nilo. Este pobre
comentario, más propio de una rabieta infantil que de un análisis objetivo, tiende a desviar el punto de
discusión central que se cierne en torno a la perfección y elaboración técnica de estos trabajos en piedra.
Estas dudas, más que razonables, parten de la imposibilidad material a la hora de afrontar semejantes
obras, por la falta de los medios técnicos adecuados en la época que fueron realizados,
independientemente de que fuesen hechas por egipcios, ingleses, chinos o alemanes. No es el quién, sino
el cómo y con qué se trabajó la piedra, pues si bien en algunos tipos de material como lo es la piedra
caliza es posible cincelar y tallar a base de punteros de cobre y golpes de piedras más resistentes y duras
como la dolerita, en otros casos donde aparecen rocas del tipo de la diorita o el granito, no parece tan
lógico semejante proceso, unido cómo no, al desplazamiento de estos gigantescos bloques. Esta acusación
de "racistas", se vuelve contra ellos mismos si planteamos la siguiente cuestión: ¿Eran tan estúpidos y
bobos los antiguos egipcios, que en vez de cortar y transportar un bloque de 300 toneladas en granito para
una determinada construcción, jamás pensaron en utilizar 30 bloques de 10 toneladas de piedra caliza?.
UNA INDUSTRIA LÍTICA
Gracias a algunos relieves como el de la Tumba de Mareruka correspondiente a la IV Dinastía, los
arqueólogos han podido averiguar cuál era el proceso en la elaboración de vasos, fuentes, platos y otros
elementos domésticos más que rodeaban la vida cotidiana de los antiguos egipcios. El problema surgió
cuando se intentó comprobar sobre el terreno la capacidad de las herramientas egipcias para el tallado y
vaciado de estos objetos.
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Elaboración de vasos y vasijas
"Sofisticadas" herramientas empleadas por los
artesanos egipcios
Se supone que empleaban un taladro de cobre en forma de tubo, sujeto fuertemente a un palo de madera y
con algún tipo de abrasivo en su interior, y al otro extremo dos bolsas de cuero llenas de arena, para
contrarrestar con su peso el giro del taladro sobre el elemento a perforar. Y así se iniciaba un largo y lento
proceso, hasta conseguir el vaciado del futuro vaso o fuente. Un proceso tan lento que da que pensar, pues
si con pequeños vasos de piedra caliza no superiores a los 15 centímetros la labor de vaciado duraba casi
5 horas, pulido y tallado aparte (15 horas más), en rocas como la diorita se empleaban 75 horas solo para
el vaciado y más de 300 para su completa finalización, y no hablemos ya de vasos y copas de mayor
tamaño.
Pero queriendo aún complicar más todas estas circunstancias, lo que no se explica nadie es el vaciado de
los llamados vasos panzudos, muy estrechos por la boca y más anchos a media altura. ¿Cómo lograron su
vaciado si el taladro no podía entrar por su boca?, y muchos de ellos realizados en diorita y granito, en la
época del Imperio Antiguo (2.700 a.C.-2.040 a.C.), como los miles y miles extraídos de la Necrópolis de
Sakkara, que inundan las vitrinas del Museo Egipcio de El Cairo. Ni siquiera en la Epoca Tardía Saíta
(712 a.C.-332 a.C.), sus reputados artesanos se atrevieron a trabajar la diorita. Y como guinda final a tan
suculento pastel de incógnitas, sólo añadir que algunos de los vasos encontrados estaban pulidos y
rematados ¡antes incluso de haber sido vaciados!, lo que demuestra que el proceso de vaciado era algo
que no preocupaba en exceso a estos maestros artesanos, pues ante nuestro asombro podemos ver que no
les causaba gran esfuerzo proceder a su vaciado sin dañar los dibujos e inscripciones que en ellos
aparecían.
EL CEMENTO DE LOS DIOSES
En el Congreso de Egiptología de Grenoble (1.979), se presentó un estudio de 20 muestras de bloques
procedentes de la Gran Pirámide. En este informe los bloques de piedra se presentaban un nivel de
humedad superior al de las piedras naturales, junto con una desigual distribución de esa misma humedad
en el interior de cada bloque, siendo la homogeneidad totalmente diferente, lo que indicaba un origen
distinto a cada uno de ellos.
El profesor J. Davidovits y el Dr. Morris, en diferentes análisis químicos y microscópicos, detectaron la
presencia en el interior de algunos bloques de fibras textiles, uñas y algún que otro pelo procedente de los
operarios que supuestamente los fabricaron. De todo esto se deduce que los antiguos egipcios pudieron
poseer fórmulas químicas para el ablandamiento de las rocas o de algún otro proceso para la elaboración y
fabricación en moldes a pie de obra de los bloques de piedra. Esta posibilidad facilitaría la construcción
sin problemas de corte, traslado y ubicación de grandes mastodontes pétreos, así como el tallado y el
trabajo artesanal en los distintos tipos de roca.
La famosa Estela del Hambre, situada en las proximidades de Asuán, en la Isla de Sehel, sería una de las
pistas que avalan la teoría del ablandamiento y construcción artificial de piedra que apuntan algunos
investigadores, como el propio Davidovits, pues en esta estela y siempre según ellos, se puede leer una
extensa relación de productos y sustancias que el Dios Khnum dio al Faraón Zoser para que pudiese
fabricar bloques para su templo.
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Manuel José Delgado, una de las personas que más saben sobre los misterios del antiguo Egipto observa
la Estela del Hambre, en la Isla de Sehel
Extrañas señales sobre el Obelisco Inacabado de Asuán
¿Es un exceso de imaginación tener en cuenta la teoría del reblandecimiento de la piedra?. Tal vez sí, tal
vez no, pero no menos lo es el suponer que todo el trabajo que nos han legado los egipcios y que
generación tras generación ha maravillado al mundo moderno, es producto de primitivas herramientas que
en la mayoría de los casos no han demostrado experimentalmente su valía, y cuya utilidad tan sólo se le
supone teóricamente.
El misterio de los maestros de la piedra continúa, del mismo modo que tantas otras incógnitas que rodean
el antiguo Egipto.
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¿AVIONES O PAJAROS?: AERONAUTICA EN EL ANTIGUO
EGIPTO
Cuando en el año 1.898 era encontrado en una tumba de la necrópolis de Sakkara un objeto de madera
que fue catalogado inmediatamente como la figura de un halcón, nadie imaginó ni siquiera por un
momento que, 74 años después, ese mismo objeto iba a ser la pieza central de la primera exposición de
aeromodelismo del antiguo Egipto.
Esta figura de madera después de su descubrimiento fue a parar como tantas otras al Museo Egipcio del
Cairo con el número 6.347, donde permaneció expuesta largo tiempo entre otras reproducciones de
pájaros. Pero había algo que la diferenciaba enormemente de las demás. Su envergadura alcanza los 18
cm. y tiene una longitud de 14 cm. El ala izquierda es ligeramente superior al ala derecha, 7,7 cm. y 7,65
cm. respectivamente. La cola es vertical, a diferencia de la de cualquier ave que siempre es horizontal, y
presenta una forma oblicua que junto a la asimetría de las alas facilita el vuelo si es lanzado al aire,
planeando un largo recorrido hasta volver de nuevo al punto de partida, como si de un boomerang se
tratara.
Pieza 6.347, expuesta en una de las vitrinas del Museo Egipcio de El Cairo.
Las singulares características que presentaba esta supuesta figura de halcón terminaron por llamar
poderosamente la atención al Dr. Khalil Messiha (aficionado al aeromodelismo) en el año 1.969, cuando
procedía al examen de la pieza, y en donde descubrió una inscripción que había pasado totalmente
desapercibida hasta ese momento que decía "pa-dimen", que significa "regalo de Amón", uno de los
principales dioses del panteón egipcio. Este dios de origen tebano era identificado como dios del viento,
de lo oculto y de lo invisible, al que se le solía representar con la piel de color azul y dos grandes plumas
sobre el tocado de su cabeza, Inicialmente su forma de animal sagrado era la de un ganso, aunque
posteriormente adoptó la figura de un carnero, como los que se pueden apreciar en el Templo de Karnak.
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Todos las formas y tamaños indican una intención clara producto de un conocimiento y una experiencia
prolongada en el campo de la aeronáutica.
Como si de un dios del viento se tratara, todas las formas de esta pieza examinada por el Dr. K. Messiha
eran especialmente aerodinámicas, y el diseño de sus alas estaba diseñado para crear el vacío sobre ellas.
Incluso comprobó que la extensión de las alas de algunos de los compañeros de pájaros que se exponían
junto a la pieza 6.347, eran idénticamente proporcionales a la de aviones como el Caravelle. A este
estudio se unió el hermano del Dr. Khalil, ingeniero de vuelo, precisando que:
"......El ángulo diedro negativo cumple las mismas funciones que el positivo: una sección muestra que la
superficie del ala es parte de una elipse que proporciona estabilidad durante el vuelo; y las formas
aerodinámicas de la estructura disminuyen la resistencia del aire, lo cual es un hecho que fue descubierto
en aeronáutica tras años de trabajos experimentales......"
En pocas palabras, el diseño de este curiosos pájaro no era producto en ningún caso de la casualidad, sino
más bien el producto de una técnica acumulada a través de un conocimiento detallado y preciso, y a partir
de una experiencia continua en el campo de la aeronáutica durante un largo periodo de tiempo. ¿Era eso
posible hace más de 4.000 años?.
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La similitud entre las formas de la pieza 6.347 y las de un halcón difieren enormemente en el momento
de analizar la cola y las alas. No existe ningún ave catalogada en el mundo que disponga de una cola
vertical como la de esta extraña pieza encontrada en la necrópolis de Sakkara.
La repercusión alcanzada por el estudio de la pieza 6.347 del Museo Egipcio alcanzó al propio gobierno
de Egipto, quien en la figura de su Ministro de Educación, Mohammed Gamal El-Din Mujtar, encargó
otro estudio a una comisión técnica para un total examen de todas las piezas de pájaros expuestas en el
museo. Esta comisión fue nombrada el 23 de diciembre de 1.971, y entre otros expertos de distintas
especialidades figuraban el Director del Museo de Antigüedades Egipcias, el Dr. Abdul Quader Selim y el
Presidente de la Federación Egipcia de Aeronáutica, el señor Kamal Naguib.
El resultado del estudio de la comisión no pudo ser más sorprendente y fructífero. El 12 de enero de
1.972, tan sólo 20 días más tarde del inicio de los análisis sobre la figura 6.347 y sus compañeras, era
inaugurado en el pabellón de antigüedades del Museo Egipcio, y auspiciada por los ministerios de
Educación y del Aire, la primera exposición de aeromodelismo de la época de los faraones.
Junto con el "halcón" estudiado por el Dr. K. Messiha y su hermano, otros trece pájaros o aviones fueron
presentados como aeroplanos del antiguo Egipto por el representante del Primer Ministro, el Dr. Abdul
Quader. Este increíble acto causó el recelo y la indiferencia de la comunidad científica, que dio la espalda
a tan clara evidencia de los antiguos conocimientos egipcios.
Desde entonces continúa expuesto intermitentemente como una pieza más en una de las salas del Museo
Egipcio, levantando sólo el interés de algún que otro curioso aficionado a la paleoastronáutica o de algún
conocedor de tan increíble pero verdadera historia.
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EL MISTERIOSO DISCO DEL PRINCIPE SABU
En la primera planta del Museo Egipcio de El Cairo y entre dos salas muy próximas a la Sala de las
Momias, uno no puede por menos que pararse sorprendido al ver en una pequeña vitrina, aunque no sin
cierta dificultad por los reflejos de la luz sobre el cristal que lo cubre, un objeto solitario parecido a una
rueda o disco de piedra.
El polemico disco de esquisto procedente de una tumba de la I Dinastía
Este extraño objeto al que nos referimos ha desconcertado y sigue desconcertando a todos los egiptólogos
que han tenido ocasión de estudiarlo detenidamente. El primero de ellos fue su descubridor, Brian Walter
Emery, uno de los egiptólogos más importantes del Siglo XX, autor de un clásico de la egiptología,
Egipto Arcaico, 1.961, que sigue constituyendo, después de muchos años, un claro referente bibliográfico
para el estudio y comprensión de los orígenes de la Antigua Civilización Egipcia.
Realizando unas excavaciones en el año 1.936, en la zona arqueológica de Sakkara, fue descubierta la
Tumba del Príncipe Sabu, hijo del faraón Adjuib, gobernante de la I Dinastía (3.000 a.C.). Entre los
utensilios del ajuar funerario que fueron extraídos, a B. Walter Emery le llamó poderosamente la atención
un objeto que definió inicialmente en su informe Las Grandes Tumbas de la I Dinastía como: -...un
recipiente con forma de tazón de esquisto...-. Años más tarde, en su obra citada con anterioridad, Egipto
Arcaico, hacía un comentario que viene a resumir perfectamente la realidad y situación de este incómodo
"cachibache": -...no se ha conseguido ninguna explicación satisfactoria sobre el curioso diseño de este
objeto...-.
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Frontal y horizontalmente, este objeto de 5.000 años no deja de recordarnos a una de nuestra modernas
piezas empleadas en la industria tecnológica
Este objeto al que se refería B. Walter Emery en sus informes, tiene 61 centímetros de diámetros, y 10,6
centímetros de altura en la zona central. Está fabricado es esquisto, una roca muy quebradiza y frágil, que
requiere un tallado muy laborioso. Su forma se asemeja a la de un plato o volante de coche cóncavo, con
una especie de tres cortes o palas curvas que recuerdan a la hélice de un barco, y en el centro de ésta, un
orificio con un reborde que sobresale como si fuera el rceptor de algún eje de una rueda o de algun otro
mecanismo desconocido, dispuesto para girar.
Como bien es sabido por todos, la postura que mantiene la egiptología oficial respecto a la aparición y uso
de la rueda por parte de los antiguos egipcios, es muy clara y no deja lugar a ninguna duda. Su
introducción en Egipto nos aseguran, fue debida a la invasión de los hicsos al final del Imperio Medio,
1.640 a.C., que la utilizaron, entre otras cosas, en sus carros de guerra, y que era conocida también en ese
momento por otros muchos pueblos de Oriente Medio. La pregunta entonces es inevitable: si no es una
rueda, ¿qué es el extraño objeto que apareció en la Tumba de un príncipe de la I Dinastía, 1.400 años
antes de la invasion de los hicsos?.
A pesar de la complejidad de este problema, el tema se agudiza aún más a raíz de los estudios técnicos
que diferentes investigadores han llevado acabo, impulsados por el sorprendente y extraño diseño de este
artilugio.
La disposición de su diseño indica claramente que algún tipo de eje atravesaba este enigmático objeto por
el orifício situado en su zona central.
El también egiptólogo Cyril Aldred llegó a la conclusión de que, independientemente de lo que fuese
aquel objeto, su diseño se correspondía sin duda, a una reproducción de un objeto metálico anterior
mucho más antiguo. De hecho, esta rueda de esquisto apareció en la Tumba del Príncipe Sabu, junto con
otros extraños objetos de cobre, prácticamente el único metal que conocían los egipcios en aquella época.
La duda nos asalta al pensar cómo pudieron diseñar un objeto tan delicado y tan complejo
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estructuralmente, hace más de 5.000 años. Una estructura que en el caso de sus tres extraños cortes o
palas curvas, nos induce a pensar casi inmediatamente en la utilización de este objeto en un medio
líquido. Este detalle, junto al orificio sobresaliente en la parte central, nos hace sospechar también que
este objeto sólo sea una pequeña parte de algún mecanismo más complejo, y que se salvó gracias a una
reproducción en piedra que por alguna desconocida razón, realizó un artísta, con unas no menos
desconocidas herramientas.
Pero..., ¿qué mecanismos existían hace 5.000 años en el Valle del Nilo?.
Dentro de la típica política de los arqueólogos y egiptólogos oficialistas, este objeto no es más que una
bandeja o el pedestal de algún candelabro, con un diseño producto de la "siempre recurrida casualidad".
Aunque también es casualidad, que este curioso objeto coincida con el diseño de una de las piezas que la
Compañía Lokheed de Misiles y del Espacio, desarrolló para ser encajada herméticamente dentro de un
cárter lleno de lubricante. Sea lo que sea, este objeto encontrado en una tumba de Sakkara con una edad
que como mínimo alcanza los 5.000 años, sigue constituyendo uno de los misterios mejor guardados que
se pueden encontrar en el... Egipto Oculto.
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EVOLUCIÓN E INVOLUCIÓN EN LAS PIRÁMIDES DEL
IMPERIO ANTIGUO
EL INICIO DEL FARAÓN ZOSER (III DINASTÍA)
Está comúnmente aceptado a la hora de establecer la cronología en la realización de las pirámides que la
primera de todas ellas fue la construida por el arquitecto y sabio consejero del faraón Zoser de la III
Dinastía, el mítico Imhotep. Su construcción data alrededor del 2.650 a.C., y se eligió para su ubicación
una zona próxima a la ciudad de Menfis, la Necrópolis de Sakkara, ya utilizada anteriormente por otros
reyes, príncipes y altos mandatarios mucho tiempo atrás.
Hasta ese momento, la construcción de las tumbas funerarias venía determinada por la realización de una
excavación en el terreno, a la cual posteriormente se le añadía una gran losa, y que fue evolucionando con
el tiempo hacia tamaños mucho mayores. Este tipo de tumbas son conocidas con el nombre de
"mastabas", y eran complementadas con una serie de construcciones anexas, tales como capillas, templos,
patios, etc.
Se supone que en un acto de engrandecimiento de la figura de el faraón Zoser, su arquitecto Imhotep ideó
superponer una mastaba sobre otra, logrando crear un efecto de pirámide escalonada. Algo nunca visto
hasta entonces y que agradó enormemente a los futuros mandatarios y constructores de tumbas. Un
ejemplo a seguir, y por qué no, también a mejorar.
Este primer intento de emular a la Pirámide de Zoser, partió cómo no, de su sucesor, el Faraón
Sekhemkhet, pero fracasó estrepitosamente y jamás se finalizó. De nuevo su sucesor, el Faraón Khaba,
repitió el intento de construir una nueva pirámide escalonada, pero al igual que Sekhemkhet se tuvo que
conformar con una simple mastaba, pues sus arquitectos tampoco lograron la meta propuesta. Se cree, que
algunos sucesores más de la III Dinastía intentaron repetir la experiencia, pues existen restos
arqueológicos sin identificar que así lo confirman, pero con resultados igualmente negativos.
Pirámide Escalonada de Zoser. III Dinastía. Pirámide de Meidum del Faraón Snefrú de la IV Dinastía,
tras el derrumbamiento de su revestimiento.
SNEFRU, EL GRAN CONSTRUCTOR DE LA IV DINASTIA
Por fin, aunque aquí no hay unanimidad entre los investigadores, el último faraón de la III Dinastía,
llamado Huni, se aproximó en gran medida a la materialización del viejo proyecto de sus antedecesores,
pero, como si de una maldición se tratase, no pudo ver finalizado su sueño. Su sucesor y fundador de la
IV Dinastía (2.620 a.C.), el Faraón Snefrú, terminó de completar la obra iniciada por Huni. Esta pirámide
localizada en Meidum, al sur de Sakkara, es considerada como la segunda pirámide de la historia de
Egipto, y si bien en un principio se concibió como una pirámide escalonada, después bajo el reinado de
Snefrú, se proyectó un revistimiento completamente liso y con un ángulo muy próximo a los 52 grados.
Los motivos para la variación del diseño de la pirámide son completamente desconocidos.
La alegria del éxito duró muy poco. El enorme peso de las piedras que recubrian toda la estructura de esta
falsa pirámide unido a su ángulo tan inclinado, provocaron el derrumbamiento de toda la fachada. Las
obras en la pirámide quedaron abandonadas, pero no así la idea de Snefrú de construir de nuevo otra
pirámide con la experiencia acumulada y la lección bien aprendida.
Cambió de escenario, esta vez más cerca de Sakkara, en Dashur, e inició de nuevo la construcción de una
nueva pirámide, pero esta vez en dos fases de diseño, que le darían una forma muy característica, y por la
que se le conoce con el nombre de Pirámide Romboidal o Acodada. La primera de las fases comenzó con
un ángulo de 52 grados. La segunda introdujo una modificación a 43 grados para segurar la culminación
de la obra sin problemas de inclinación . No hay quien falta a la opinión de que Snefrú inició ambas
construcciones a la vez, la de Meidum y la de Dashur, y que el fracaso en la aplicación de un ángulo tan
inclinado en Meidum, sirvió de aviso para la rectificación en la inclinación de la de Dashur. En cualquier
caso, el éxito acompañó esta vez a Snefrú y a sus arquitectos que llevados por el orgullo decidieron
construir otra pirámide. Aquí surge otra polémica, pues es muy difícil imaginar que, en tan sólo 24 años
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de reinado del Faraón Snefrú, se lograse tan colosal obra. Planificar el corte, tallado, transporte y
ubicación de nada menos que varios millones de metros cúbicos de piedras correspondientes a sus tres
pirámides y otras construcciones menores anexas, es, insistimos, muy difícil de creer, pues supondría
mucho más trabajo que la construcción de la Gran Pirámide, que alcanza casi los 4 millones de metros
cúbicos de piedra, y en la que se asegura que se invirtieron 20 años de trabajo. Pero la versión oficial
mantiene la figura de Snefrú a pesar de todas estas más que razonables dudas.
Pirámide Acodada o Romboidal del Faraón Snefrú en Pirámide Roja de Dashur. IV Dinastía.
Dashur. IV Dinastía
Volviendo al tema que nos ocupaba, esta tercera pirámide de Snefrú (cuarta en la cronología que estamos
tratando), es la conocida como Pirámide Roja de Dashur, nombre que le es aplicado por la tonalidad
rojiza de sus piedras, que con un ángulo de 44 grados, significó un completo éxito.
GIZA, LOS HEREDEROS DE SNEFRU
A la muerte de Snefrú, le sucedió su hijo Khufu (2.596 a.C.), más conocido por el nombre griego de
Keops. Y se nos cuenta que aprendió muy bien la lección de su padre a la hora de planificar y construir
una pirámide, por lo que se dispuso imediatamente a poner manos a la obra para la realización de una
nueva pirámide, esta vez en la meseta de Giza.
Y tanto y tan bien fue lo que aprendió de su padre que sobra decir que la Pirámide de Keops es la máxima
expresión en cuanto a la construcción de una pirámide en toda la Historia de Egipto y del resto del
mundo, lo que le ha dado el sobrenombre de la Gran Pirámide, nombre por la que la conocen desde la
antigüedad, y que le mereció figurar entre una de las Siete Maravillas del Mundo. La consecución del
ángulo exacto de 52 grados, la convierte en una pirámide perfecta. Sus 53.000 metros cuadrados de base y
sus más de 2.500.000 bloques de piedra colocados con una orientación exacta en relación a los puntos
cardinales, constituyen el techo máximo al que se llegó en la realización de pirámides.
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Pirámides de Giza, correspondientes a los Faraónes de la IV En primer plano la Pirámide de Userkaf, fundador de la
Dinastía, Keops, Kefrén y Micerinos
V Dinastía, al fondo la Pirámide Escalonada de Sakkara
de la III Dinastía.
.
Los sucesores no directos de Keops (pues su hijo el Faraón Radedef ,que gobernó ocho años, por razones
desconocidas eligió otro emplazamiento para construir su pirámide), Kefrén y Micerinos, planificaron su
trabajo dentro de un plan maestro, con la disposición geográfica de la Gran Pirámide, para la realización
de un conjunto funerario donde dispusieron cada uno de ellos de una nueva pirámide. La de Kefrén,
ligeramente de menor tamaño que la de Keops, alcanzó unos niveles de perfección muy parecidos a los de
la Gran Pirámide, lo mismo que la tercera, la de Micerinos, aunque esta ya de mucho menor tamaño.
Estas tres pirámides son el colofón en la evolución de la construcción de pirámides, que iniciara el
arquitecto y maestro Imhotep aproximadamente 50 años antes, o al menos es lo que nos han contado los
egiptólogos. Pero sigamos adelante, pues aquí no finalizó la construcción de las pirámides.
ABUSIR, LA INVOLUCION DE LA V DINASTIA
En el 2.480 a.C., Userkaf funda la V Dinastía, apenas 100 años después de la finalización de la Gran
Pirámide. La egiptología oficial al llegar a este momento de la historia, puntualiza en el enorme esfuerzo
económico y humano realizado durante el periodo de los gobernantes de la IV Dinastía. Los nuevos
dirigentes de la V Dinastía fueron víctimas del derroche sufrido con anterioridad, y sus construcciones
incluidas las pirámides se vieron enormemente afectadas.
Pirámide de Neferirkare en Abusir, V Dinastía.
Pirámide de Teti I, correspondiente a la VI Dinastía.
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Esta teoría trata de explicar las enormes diferencias insalvables en la técnica, calidad y tamaño de las
pirámides construidas por Userkaf y sus descendientes, como lo fueron Sahure, Neferirkare, Raneferef y
Niuserre. Estas Pirámides son hoy en día auténticos montones de arena y escombros.
Si bien es posible imaginar una pirámide de menor tamaño y con menos calidades en sus materiales por
falta de fondos necesarios, mucho más dificil es creer en la pérdida de la técnica de unos maestros, que
,apenas tres o cuatro generaciones antes, lograron realizar una de las Siete Maravillas del Mundo. Frente a
las 2,5 toneladas de peso, que mantienen como media los bloques más pequeños de la Gran Pirámide, en
los de Abusir, es muy difícil llegar a ver bloques con más de 400 Kilos. Por no hablar de su disposición,
donde la calidad alcanzada en la IV Dinastía llegaba a una perfección tal, y aún hoy se puede seguir
viendo, que entre las juntas de unos con otros resulta imposible introducir la punta de un alfiler.Todo
locontrario a las pirámides de la V Dinastía, donde existen autenticos coladores entre sus bloques.
La misma decadencia e involución se observa en las últimas pirámides del Imperio Antiguo de la VI
Dinastía. Ni Teti, Pepi I, Usirkare y Pepi II, lograron ni tan siquiera aproximarse muy ligeramente a las de
la IV Dinastía. Y lo mismo se puede decir del resto de pirámides construidas posteriormente a lo largo de
la Historia de Egipto. ¿Por qué se olvidó el oficio en tan poco tiempo?.
LA ESTELA INVENTARIO, UNA PATADA A LA HISTORIA
¿Y si toda la cronología hasta ahora contada fuese un error?.
En el año 1.850 fue descubierta por Auguste Mariette (el mismo que fundó el Museo Egipcio de El
Cairo), una estela de piedra caliza en un templo cercano a la Gran Pirámide que en su tiempo ordenó
restaurar el Faraón Keops y dedicado al culto de la Diosa Isis. Esta estela que se puede ver en este mismo
museo, por el contenido de sus inscripciones bien podría tener el nombre de la "Estela Maldita". Ningún
egiptólogo que se tenga por serio y respetuoso con el orden establecido en la historia, admite que esta
estela sea verdadera, sino una falsificación de mal gusto de algunos sacerdotes que la copiaron de una
más antigüa e introdujeron algunas modificaciones irrespetuosas hacia los gobernantes de la IV Dinastía,
con los que no debían simpatizar mucho.
Pirámide de Unas en Abusir, V Dinastía.
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Estela Inventario, procedente del Templo de Isis en Giza.
La razón para que todo este asunto tan rocambolesco sea así, es verdaderamente inquietante. Las
inscripciones que contiene son lo suficientemente claras para negar la propiedad de la Gran Pirámide al
mismísimo Keops, así como las otras dos existentes a Kefrén y Micerinos. Y lo más curioso de esta
historia es que, fue el propio Keops quien redactó esta estela, y donde él mismo solamente se erige como
constructor en Giza, de una de las pequeñas pirámides satélite que están junto a la Gran Pirámide, y que
dedicó a una de sus mujeres, llamada Henutsen.
La Gran Pirámide y sus compañeras, permanecían allí desde tiempos inmemorables, cuando los dioses
gobernaban Egipto, y eran propiedad de la Diosa Isis, al igual que el templo donde se encontró la estela y
que Keops ordenó restaurar. También esta estela hace referencia a la existencia de la Esfinge, que
corrobora algunas dataciones geológicas que la sitúan varios miles de años antes de la aparición de
Kefrén, su supuesto constructor.
Poco antes de que Mariette descubriera esta estela, conocida con el nombre de Estela Inventario, la
egiptología dio por sentado uno de sus dogmas inamovibles, por lo que se la ignoró y rechazó. Y es que
este dogma, apoyado en una curiosa y oportuna inscripción localizada en una de las inaccesibles cámaras
de descarga de la Gran Pirámide, junto a un relato que le contaron unos sacerdotes egipcios cientos de
años después de su supuesta construcción al historiador Heródoto, constituyen y establecen la piedra
angular de la egiptología a la hora de datar toda la Historia de Egipto.
¿No serían las Pirámides de Giza, el modelo que siguieron el resto de las constructores de pirámides?.
¿No fueron más que unos "okupas" los faraónes Keops, Kefrén y Micerinos?. Pero no son estas las
preguntas que más preocupan a nuestros serios egiptólogos, sino quiénes fueron los constructores de las
Pirámides de Giza si es que éstas fueron en realidad las primeras, pues no se conoce ninguna cultura con
una capacida minimamente aceptable para haberlas realizado en una época anterior a la aparición de la I
Dinastía.
Es por ello que se ha preferido zanjar cualquier tipo de polémica, ignorando premeditadamente la
existencia de La estela Inventario. Y por otro lado, potenciando el "cotilleo" que recibió de oídas
Heródoto, junto con el más que sospechoso cartucho que encontró Richard Howard Vyse, con el nombre
de Keops. Este cartucho que contenía el nombre de Keops, estaba realizado en un tipo de escritura que los
expertos denominan como "hierática", ¡¡y aquí esta lo más sorprendete de esta rotunda prueba de la
egiptología oficial!!, este tipo de escritura apareció varios siglos más tarde a la misma existencia del
Faraón Keops y el resto de los gobernantes de la IV Dinastía.
¿Alquien entiende algo de esta historia de intereses y fraudes?. ¿Por qué se sigue manteniendo a capa y
espada una Historia que, como mínimo tiene considerables lagunas, sombras y no pocas dudas?.
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EL MILAGRO DE LOS TRÉPANOS EGIPCIOS
Más de un siglo de silencio
Hace ya más de un siglo, que a petición del arqueólogo y egiptólogo William Matthew Flinders Petrie
(1.835-1.942), el ingeniero de la Antigua presa de Asúan, especialista en herramientas industriales y
petrografía, Benjamín Baker, elaboró el conocido como "Informe Baker".
William Matthew Flinders Petrie
Este informe aparece en la obra de W.M. Flinders Petrie, "Pyramids and Temples of Gizeh", y trata sobre
la utilización de antiguas herramientas por parte de los canteros y artesanos egipcios. Las conclusiones a
las que llegó B. Baker después de exhaustivos análisis y ensayos sobre el terreno fueron rotundas y
sorprendentes, pudiéndose deducir de todo ello afirmaciones como la siguiente: -...si un ingeniero
moderno fuera capaz de reproducir la herramienta antigua no solamente se haría millonario, sino que
revolucionaría la industria moderna...-. ¿Cuáles fueron las razones para que B. baker llegara a esta
increíble afirmación?.
En 1.883, W.M. Flinders Petrie presentó en el Instituto Antropológico de Londres un estudio sobre los
taladros efectuados sobre bloques de roca de gran dureza, tales como el granito y la diorita. Entre éstos,
aparecían los trépanos que se pueden observar en dos bloques de granito rojo de unos 12 centímetros de
diámetro, que se encuentran en la Gran Pirámide, el primero de ellos tirado en el suelo, a la izquierda de
la entrada original, situada por encima de la utilizada actualmente para acceder a su interior, y que fue
realizada por Abdullah Al Mamún a la búsqueda de los tesoros que diferentes leyendas señalaban en el
interior de la Gran Pirámide, y el segundo de los bloques, en el Pozo de la Cámara del Caos, a una
considerable distancia del primero.
Uno de los trépanos estudiados por Petrie
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Ilustración del libro de Petrie, Pirámides y Templos de Gizeh, donde aparece el Informe Baker.
Entre varios de los datos técnicos aportados por Petrie, se podía ver el de un trépano realizado sobre un
bloque de granito con un diámetro de 5,6 centímetros, y en el que se apreciaba en su interior un surco en
espiral de cinco vueltas, con una diferencia de una a otra de 2,3 milímetros, lo que viene a significar casi
un metro de avance en un sólo intento de perforación. En el caso de los bloques de la Gran Pirámide, las
cifras también eran desconcertantes, pues se apreciaba que en cada vuelta el trépano se introducía 2,5
milímetros en la roca de granito rojo, un dato inexplicable si tenemos en cuenta que con nuestra más
moderna tecnología, los trépanos de diamante sintético solo logran un avance de 0,05 milímetros por
vuelta, exactamente cincuenta veces menos que los supuestamente primitivos y rudimentarios trépanos
egipcios.
En otro de los trépanos observados de 11,43 centímetros de diámetro, y realizado en un durísimo bloque
de diorita, se podía apreciar que el surco en espiral alcanzaba las 17 vueltas, nada más y nada menos que
6 metros de una sola tirada. Entre la sorpresa y la incredulidad, siguieron apareciendo nuevos datos de
trépanos de todo tipo de diámetro, desde los 70 centímetros a incluso los minúsculos de 1 centímetro de
diámetro, pero no por ello con menos efectividad a la hora de penetrar en la dura roca.
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Nuestros más modernos materiales de penetración de máxima dureza según la escala de Mohs alcanzan el
nivel 11 sobre 10, que es el que posee el diamante, una piedra que los egipcios desconocían. Estos
materiales de nivel 11, como son el diamante negro y el borazón, quedan muy lejos de conseguir los
logros alcanzados por las antiguas herramientas egipcias.
Atendiendo a la escala de Mohs, que establece un nivel del 1 al 10 en la dureza de los materiales, a B.
Baker después de aplicar una simple regla de tres, no le quedó más remedio a la vista de las irrefutables
pruebas y evidencias que permanecen aún hasta el día de hoy , el asegurar que el material empleado por
las herramientas perforadoras de los antiguos egipcios tendrían que tener como mínimo una dureza de
nivel 500. Un aténtico contrasentido si tenemos en cuenta el nivel 11, que es el máximo alcanzado por la
tecnología del Siglo XX a partir de elementos sintéticos, y un nivel 10 que es también el máximo que se
puede encontrar en la naturaleza.
El investigador español Manuel José
Delgado observa unos trépanos realizados en
un bloque de granito negro correspondiente
al Templo de Sahure, en Abusir
Trépanos correspondientes a la entrada
original de la Gran Pirámide realizados
sobre granito rojo.
Dentro de las conclusiones finales que aportaba el Informe Baker, destaca la siguiente:
-...La única diferencia en el funcionamiento del taladro antiguo y el moderno es una enorme presión sobre
los taladros que nuestros modernos trépanos de acero y diamante no pueden resistir. La máxima presión
que puede soportar un taladro moderno es de unos 50 kilos, pero la herramienta egipcia soportaba más de
2.000...-.
Es bien conocida por la egiptología la realización de perforaciones en roca, a base de hacer girar muy
laboriosamente materiales abrasivos como la arena, introducidos en un cilindro de cobre y colocado sobre
una vara de madera, aplicada posteriormente sobre la superficie de la roca y de forma continuada por
varios relevos de operarios. Esta labor repetida insistentemente de hacer girar la vara de madera, formaba
un tarugo de piedra en el interior del cilindro de cobre, que era extraído a golpes seguidamente con un
cincel de cobre y una maza de madera. La operación llevaba mucho tiempo y esfuerzo, e iba siempre en
proporción con la dureza de la roca a perforar, pudiéndose emplear docenas de horas, y no menos
cilindros de cobre para tal tarea. Y es en este dato, donde se escudan nuestros arqueólogos para explicar la
consecución de los trépanos a los que nos hemos referido con anterioridad.
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Lo que no tiene explicación y han preferido ignorar, al igual que todo el contenido del trabajo sobre los
trépanos de Petrie, y el propio Informe Baker, es la existencia en el interior de estos taladros de los típicos
surcos producto de una elaboración mecánica, y que nada tienen que ver con los burdos sistemas de
abrasión que se emplearon en rocas de menor dureza, y sin la perfección en el trazado como las que
estudió Petrie y Baker. Es más, la seriedad y el reconocimiento generalizado que sobre la persona y el
trabajo de Petrie existen dentro de la comunidad arqueológica, hacen que nadie se haya atrevido a atacar
abiertamente sus conclusiones sobre los trépanos egipcios. Más bien se ha preferido aislar o ignorar tan
molesta e incómoda parte de sus investigaciones, al igual que otros estudios existentes sobre la metrología
de las pirámides, un tema tabú dentro de la egiptología, pues como bien es sabido entre los círculos
oficiales, los egipcios no tenían grandes conocimientos matemáticos para haberlos aplicado en su
momento a la construcción de las pirámides, como algunos investigadores creen haber detectado, por
ejemplo la presencia del número Pi en la realización de la Gran Pirámide.
A pesar de todo, los datos están ahí, señalando como un dedo acusador a la egiptología oficial, que
prefiere dirigir su mirada hacia otra parte, y recordando a todos que existe una historia que revisar y
reescribir, dentro del Egipto Oculto.
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¿ELECTRICIDAD EN EL ANTIGUO EGIPTO?
A menudo la curiosidad y la sorpresa han hecho acto de presencia cuando se trata de averiguar cómo en el
antiguo Egipto se logró tal perfección artística y técnica en condiciones de total oscuridad, dentro de los
numerosos corredores subterráneos que podemos encontrar en infinidad de tumbas de diferentes
necrópolis. Tal vez el ejemplo más representativo lo tengamos en las proximidades de Luxor, en el
conocido Valle de los Reyes. ¿De total oscuridad?, se preguntaran algunos, ¿es que acaso no existían las
antorchas o candiles para iluminar estos pasajes?.
La respuesta es por supuesto que sí, pero no podemos dejar pasar por alto que jamás se han hallado
manchas o partículas de herrumbre en las paredes o techos de estos pasadizos, señales características
propias de los candiles, velas o antorchas en su constante humear. ¿Fueron realizadas previamente las
pinturas en el exterior, y posteriormente colocadas en el interior de los monumentos funerarios?.
Con un mínimo de esfuerzo, podremos observar que la inmensa mayoría de los dibujos e inscripciones
están realizados sobre roca virgen, que ha sido picada y pulida, para posteriormente ser decorada. Otras
rocas pesan varias toneladas, y su manejo es difícil de imaginar sin que éstas sufrieran golpes y arañazos
propios del desplazamiento por los estrechos corredores desde el exterior, cosa que, al igual que el humo
de las antorchas, no se aprecia por ninguna parte. En definitiva, este tipo de manipulación hubiese hecho
peligrar la labor de los artistas egipcios.
Dibujos en la Tumba del Faraón Horemheb, en el Valle de los Reyes
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Cámara del sarcófado del Faraón Amenhotep II, completamente decorada (Valle de los Reyes)
Y como la imaginación no tiene límites, hay quien ha llegado a proponer la utilización de espejos para
reflejar la luz solar en el interior de estas oscuras galerías. El único problema es que los espejos
encontrados en Egipto no parecían ser de muy buena calidad. Cada vez que reflejaban la luz, al menos
una tercera parte de ésta era absorbida o dispersa, con lo que después de combinar varios espejos entre la
entrada a la tumba y el interior de las distintas cámaras y galerías, no llegaba a su objetivo ni el más
mínimo rayo de luz.
Entonces ¿cómo fue posible la ejecución de semejante labor artística en las oscuras galerías del Valle de
los Reyes y de otros monumentos subterráneos del antiguo Egipto?.
UNA HIPOTESIS PROHIBIDA
El cronista árabe Abdul el Latif, (1.150 d.C.) ya hacía mención del recubrimiento metálico del obelisco de
Sesostris I que se encontraba en Heliópolis (1.970 a.C.). Pero no es la única referencia existente, son
muchas las crónicas que nos narran la utilización de estos gigantescos obeliscos a modo de pararrayos,
que protegían las inmediaciones de los templos. Algunos de ellos estaban recubiertos de una aleación de
oro, plata y cobre que recibía el curioso nombre de "electrum".
A comienzos de los años ochenta, los investigadores Peter Krassa y Reinhard Habeck, dieron la voz de
alarma al lanzar una hipótesis revolucionaria basada en la utilización de la energía eléctrica en el antiguo
Egipto. Así parecían atestiguarlo numerosos relieves esculpidos sobre las paredes de distintos templos,
como los de Edfu, Kom Ombo y Dendera.
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Relieve del Templo de Dendera, donde se pueden apreciar estos extraños objetos en forma de bombilla
El investigador y Director de la Revista Más Allá, Javier Sierra, posa junto a unas inscripciones en el
Templo de Edfú donde pueden apreciarse dos objetos en forma de lámpara
En estos relieves podemos encontrar claras representaciones de unos objetos que inmediatamente nos
harán recordar a nuestras clásicas lámparas o bombillas. En el caso de Dendera, donde se encuentran los
relieves más conocidos, se representan estas bombillas con una forma un poco más alargada que una pera,
y dejando ver en su interior a una serpiente ondulante (filamento), emergiendo de una flor de loto en
forma de "casquillo". Están sujetas por un pilar djed, símbolo de energía, estabilidad y poder, muy
extendido por todo Egipto. Estas "bombillas" están "conectadas" por una especie de cable a un pedestal,
en el que está arrodillado el dios del aire. Todo este conjunto está custodiado por un babuino que
probablemente represente al dios Thot, protector del conocimiento y de las ciencias, que con un cuchillo
en cada mano parece guardar celosamente tan pintoresca y extraña representación
Algunos arqueólogos como el alemán Alfred Waitakus y el ingles John Harris, aseguran que los
jeroglíficos que rodean a algunas de estas representaciones, hablan de luminosidad, conocimiento y del
gran poder de Isis.
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Un babuino armado de dos cuchillos
parece vigilar una de estas curiosas
bombillas
Dos de las supuestas bombillas en el Templo
de Kom Ombo
Si se está libre de prejuicios y en relación a lo anteriormente expuesto, la realización de las diferentes
inscripciones localizadas en el Valle de los Reyes y del resto de los pasadizos y tumbas del antiguo
Egipto, bien podrían haber sido efectuadas con la ayuda de la electricidad. Un conocimiento en estado de
involución, que en manos de la casta sacerdotal era guardado celosamente como un gran legado de los
antiguos dioses.
OTROS EJEMPLOS EN LA ANTIGUEDAD
¿Fue Egipto un caso aislado en el conocimiento de la energía eléctrica?
La respuesta es rotunda: no, no lo fue. Diferentes pruebas materiales, así como testimonios de la
antigüedad, nos aseguran con toda certeza del conocimiento de diferentes pueblos de este prodigioso
legado de sus dioses.
Corría el año 1.936, cuando un grupo de obreros dirigido por el ingeniero alemán Wilhelm Köning
realizaba la construcción de un sistema de alcantarillado en la colina de Rabua, muy próxima a Bagdad
(Irak), cuando se toparon con un extraño objeto de arcilla en forma de jarrón. Este objeto tenía 15
centímetros de alto, y poseía un tapón de asfalto donde hacia el interior partía un tubo cilíndrico de cobre
de 26 milímetros de diámetro y 19 centímetros de altura. A su vez, del tubo sobresalía una varita de hierro
de 1 centímetro cubierta de plomo ligeramente corroída por algún tipo de ácido.
A pesar de que las autoridades y los "expertos" tacharon este pequeño jarrón o vasija de "objeto de culto"
(muy típico en estos casos), el propio Köning tras introducir un electrolito común en el interior del
recipiente, logró hacer funcionar este "objeto de culto" como una batería.
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Pila eléctrica descubierta por Wilhelm Köning en 1.938 (Museo de Bagdad)
En el mismo yacimiento fueron descubiertos otros objetos que habían sido sometidos a un proceso de
galvanización. Estos databan del 2.000 a.C., por lo que se llegó a la conclusión que hace más de 4.000
años los antiguos moradores de estas tierras de mesopotamia, utilizaban pilas eléctricas.
No nos debe sorprender este tipo de hallazgos. Existen numerosas referencias incluso en la antigua Roma
o Grecia, que nos hablan de ciertas bombillas incandescentes de color rojizo, como de la que nos habla
San Agustín, que no podía ser apagada ni por los vientos ni por la lluvia, y también otra en Antioquía que
estuvo encendida mucho más de quinientos años. O en el Templo de Numa Pompilio en Roma, famoso
porque en su cúpula brillaba siempre una luz encendida. Pausanias vio en el Templo de Minerva en el año
170 de nuestra era, una lámpara de oro que daba luz por un año sin que fuese alimentada por ningún
combustible.
En el 1.565 d.C., el padre jesuita Atasnasio Kircher recogía en su obra "Edipo Egipcíaco", trozos de un
documento hindú con los pasos a seguir para la construcción de una batería eléctrica. Dice así este
documento: "...colocar una plancha de cobre, bien limpia, una vasija de barro; cubrirla con sulfato de
cobre, y luego cubrirlo todo con serrín húmedo, para evitar la polarización. Después poner una capa de
mercurio amalgamado con zinc encima del serrín húmedo. El contacto producirá una energía por el doble
nombre de Mitra-Varuna. Se dice que una cadena de cien vasijas de este tipo proporcionan una fuerza
muy activa y eficaz...".
El griego Luciano (120-180 a.C.) nos dejó la descripción de una bella alhaja en Hierápolis (Siria), que
estaba engarzada en una cabeza de oro de la diosa Hera, de la cual "...emanaba una gran luz...", tanto
que..."...el templo resplandecía como si hubiese estado iluminado cor una miríada de cirios...". Luciano
no nos dejó revelada la explicación a este misterio, pues los sacerdotes se negaron a descubrirle el secreto.
Plutarco escribió en el Siglo I, sobre una "lámpara perpetua", que él tuvo ocasión de ver en el Templo de
Júpiter-Amón. En este caso los sacerdotes que custodiaban el templo tampoco le revelaron el misterioso
funcionamiento de tan milagrosa luminaria, tan sólo le contaron que ésta ardía continuamente hacía
muchos años y que ni el viento ni la lluvia habían podido apagarla.
Todos los indicios señalan a que en algún momento de la historia de la humanidad, la electricidad era
usada y conocida por las castas sacerdotales, aunque su origen procediese de los dioses a quienes servían,
y que según los propios sacerdotes, convivieron con los hombres en tiempos remotos dandoles entre otros
conocimeintos, el de la electricidad.
Egipto no fue una excepción, pero al igual que en el resto de los pueblos de la antigüedad, éste secreto y
reservado conocimiento, se fue diluyendo progresivamente con el paso de los años y los avatares de la
historia.
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AKHENATON Y EL MUNDO DE TELL-AMARNA
(WWW.EGIPTO.COM)
UN NUEVO ORDEN RELIGIOSO
Akhenatón hijo de Amenofis III reinó entre 1353 y 1335 a.C, es conocido como el Faraón Hereje, este
título define en esencia el carácter que imprimió a su reinado. Cuando Amenofis IV, luego Akhenatón,
fue coronado Faraón de Egipto el país era una potencia próspera y la corona gozaba de cuantiosos
recursos, Akhenatón dedicará esta riqueza y su energía personal a imponer un nuevo sistema religioso
basado en el culto a un solo dios, Atón el disco solar será el centro del culto religioso durante este
período, este hecho singular chocó de tal forma con la religiosidad y las estructuras socio-culturales de
Egipto que tras su muerte su nombre fue eliminado sistemáticamente de todas las representaciones
oficiales.
Para entender la singularidad que representa la figura de Akhenatón debemos hacer una mínima reflexión
sobre el concepto religioso del Antiguo Egipto. La palabra clave para describir el sentir religioso de
Egipto es la simultaneidad, la existencia de multitud de seres divinos no suponía un problema en los
esquemas teológicos egipcios, al contrario esta diversidad formaba un sistema perfectamente coherente e
integrado en la cultura egipcia.
El cambio que impuso el faraón hereje fue radical, afectó a la iconografía tradicional, a la arquitectura
templaria, a la prácticas religiosas y en general a la vida intelectual que se desarrollaba entorno a la
religión. No es extraño que tras la muerte de Akhenatón las cosas volvieran a su cauce, no por los siglos
de tradición anteriores a el faraón sino porque su reforma religiosa fue un fuerte impacto en las
estructuras políticas y económicas. Entre los mayores enemigos del nuevo régimen debemos situar a la
poderosa clase sacerdotal tebana, vió como su poder recaía directamente en la manos del faraón, único
interlocutor del dios Atón.
AMON Y EL TEMPLO DE KARNAC EN TEBAS
El momento en que Akhenatón llegó al poder, como el faraón Amenofis IV, no podía ser más próspero,
reina el equilibrio tanto en los territorios externos (posesiones egipcias en Siria, Palestina y control sobre
el sur nubio) como en el interior del país. Como veremos a continuación, este período de esplendor fue
fruto de largas luchas.
La dinastía XVIII se inició tras un hecho muy significativo en la historia de Egipto, nos referimos a la
expulsión de los hicsos, pueblo de origen asiático que se instaló en el Bajo Egipto durante un siglo
aproximadamente. La expulsión de los extranjeros, como eran considerados por los egipcios, se produjo
gracias a las enérgicas campañas emprendidas por Ahmose (1550-1525 a.C). Durante este conflicto el
dios Amón fue símbolo de la victoria. Tras el reinado de Ahmose el templo de Karnac, consagrado al dios
Amón, se vio abocado a una revitalización de enormes proporciones, adquiriendo una gran fuerza como
centro espiritual, la clase sacerdotal allí instalada jugará, a partir de ahora, un importante papel político.
Como ejemplo del poder que llegarán a asumir los sacerdotes de Karnac podemos citar la legitimación del
poder de Tutmosis III (1479-1425 a.C) y la reina Hatshepsut (1473-1458 a.C) que fue otorgada por Amón
a través de la intervención de sus sacerdotes. Karnac se convirtió de esta manera en un elemento de poder
al que en el futuro se enfrentará la monarquía egipcia.
Tras el reinado de Hatshepsut el templo de Amón empezó a amenazar la independencia de la monarquía.
Debemos remontarnos al reinado de Amenofis II (1427-1401 a.C) para comprender el alcance de los
recelos con que los faraones anteriores a Akhenatón contemplaron la influencia política de Karnac.
Amenofis II comprendió el peligro que representaba la omnipotencia de Amón, se estrategia para
contrarrestar el gran potencial de Karnac fue infundir un nuevo esplendor a Heliópolis, uno de los centros
espirituales más antiguos del Egipto. Tutmosis IV (1401-1391) sucede a Amenofis II, su reinado marca
una revitalización del interés por el culto solar. Tutmosis venerará al dios solar tanto en Heliópolis como
en Giza, incluso en Karnac levanta un obelisco en honor al dios solar, será en este momento cuando se
recupere la representación del dios sol a través de la imagen de Atón, es decir, el disco solar (símbolo de
la energía de Ra), a pesar de todas estas iniciativas la divinidad principal en Egipto sigue siendo AmónRa.
Las ventajas que proporcionaba el culto solar a la monarquía eran indudables: sencillez teológica,
universalidad de la religión egipcia que era mejor aceptada en las tierras conquistadas. Sin embargo, lo
que persiguieron estos faraones fue lograr un equilibrio entre los diferentes cultos y evitar así la
supremacía de la que hacia gala la clase sacerdotal tebana.
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La lucha por contrarrestar el poder de Karnac sería larga y culminó con el nuevo orden religioso
impulsado por Akhenatón, aunque como veremos el restablecimiento de un poder absoluto sostenido por
el faraón no fue la única motivación que los historiadores atribuyen a Akhenatón para explicar el giro
histórico que propició durante su reinado.
Debemos hablar ahora de Amenofis III, padre del futuro "faraón hereje". Su actuación política y la actitud
de aquellos que le rodearon explica en gran medida la evolución.
Amenofis III (1391-1353 a.C) sorprende por varias razones, en primer lugar tenemos que destacar su
decisión de convertir a una mujer que no poseía sangre real en reina de Egipto, las razones de esta
decisión la retomaremos más adelante. Otro aspecto destacable es el carácter pacífico que imprimió a su
reinado, Amenofis prefirió en muchas ocasiones optar por la vía diplomática antes de entrar en conflicto
con reinos que habían sido tradicionalmente enemigos de Egipto, este es el caso de los hititas con los que
el faraón firmó un acuerdo que aseguraba la paz entre las dos potencias, algunos autores opinan que esta
actitud pudo suponer el comienzo de la decadencia de la política exterior egipcia que hasta entonces y
desde el inicio del Imperio Nuevo fue muy agresiva. Es indudable que la actuación de Amenofis III
influyó en su joven hijo, aunque no estaba destinado a ocupar el trono pudo asimilar profundamente la
experiencia política de su padre; en este sentido, y como veremos más adelante, la pasividad de
Akhenatón en política exterior propició que Egipto perdiera la hegemonía que ejerció en Oriente Medio.
Un aspecto que debemos analizar es la forma en que Amenofis III combatió la influencia que la clase
sacerdotal tebana tenia sobre el panorama político y económico en Egipto. Los monarcas anteriores
habían conseguido mantener el poder de Karnac bajo control, pero no dejaba de representar una amenaza
para el poder absoluto que debía ostentar el faraón. El alejamiento de Amenofis III con respecto al dios
Amón se manifiesta en algunas de las importantes iniciativas constructivas que puso en marcha, podemos
mencionar como significativas la construcción del gran templo de Luxor, cuya intención pudo ser resaltar
el papel indiscutible que el faraón debía ocupar entre las divinidades, así lo sugiere la magnífica escultura
en cuarcita roja que representaba al faraón bajo la apariencia de Ra-Atón. Otro ejemplo es la construcción
de la residencia palaciega del faraón, nos referimos al palacio de Malgata que fue edificado
significativamente en la orilla opuesta al templo de Karnac.
Nos parece oportuno dedicarle ahora una líneas a la reina Tiye, madre de Akhenatón. La opinión
generalizada la señalan como miembro de una familia procedente del norte de Egipto que ocupaba una
posición notable, aunque no pertenecía a la estirpe real, este hecho debe ser destacado ya que Tiye no
solamente tendrá un importante papel en la vida política durante el reinado de Amenofis III y
posteriormente en de Akhenatón sino que su origen y condición social de Tiye pudieron ser
fundamentales en la educación de Akhenatón que en principio no era el príncipe elegido para suceder al
faraón y se le pudo orientar más hacia aspectos espirituales, la inclinación de la reina y su familia es un
aspecto más a considerar en la revolución religiosa llevada a cabo por Akhenatón; el culto solar estaba
arraigado en el Norte, donde Heliópolis seguía considerándose como un importante núcleo religioso, y
mantenía una abierta rivalidad con Tebas que había contribuido a la decadencia de heliopolitana durante
el Imperio Nuevo.
Como hemos visto las circustancias personales de Akhenatón y el panorama político en el momento que
inició su reinado contribuyeron a que se produjera el paréntesis conocido como período amárnico.
AKHENATON
La figura de Akhenatón a provocado un verdadero conflicto de opiniones entre los estudiosos. Algunos
historiadores le consideran como un hombre sumergido en una espiritualidad desconocida hasta entonces
en la Antigüedad, incapaz de resolver los complicados asuntos del Estado, pero creador de un culto
monoteísta completamente novedoso. Otros opinan que fue un personaje dominado por la ambición
personal, capaz de arrastrar al país al borde del desastre. El objeto de este trabajo es un acercamiento a la
figura del "Faraón Hereje" a través de la bibliografía existente, por tanto tendremos en cuenta todas las
opiniones.
El contacto personal de Akhenatón con el culto solar se pudo producir desde su infancia, era habitual que
los hijos del faraón visitaran al antigua capital Menfis y la cercana Heliópolis, así las divinidades solares,
entre las que Atón ocupaba un destacado lugar, estuvo presente en la formación del joven príncipe.
Además de este contacto, Akhenatón se desenvolvía en una corte donde sus propios padres y algunos
importantes intelectuales como Amenhotep, arquitecto y científico o los también arquitectos Suti Y Hor,
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fomentaron una apertura teológica que posiblemente estuviera vinculada a intereses políticos, pero que
indudablemente contribuyeron a la formación del carácter y pensamiento religioso del futuro faraón.
El comienzo del reinado de Amenofis IV aún encierra numerosas dudas, se ha debatido con gran
intensidad la cuestión de si existido un período de corregencia entre padre e hijo. Debemos señalar que la
corregencia fue una práctica habitual en Egipto, podemos suponer que cumplía una doble función: un
cierto "rodaje" para el futuro soberano y una forma de reafirmar la decisión del faraón sobre su heredero.
La opinión más generalizada apunta a la existencia de una corregencia, teoría que parece bastante
verosímil si tenemos en cuenta diversas fuentes arqueológicas como la escena grabada en el tercer pilono
de Karnac donde podemos ver a Amenofis III junto a la figura de otro rey que aparece en un plano
segundario. Algunos historiadores se inclinan a pesar que este período fue corto, la brevedad de la
corregencia podría explicar el tono arrogente con el nuevo faraón se dirige a sus vecinos extranjeros, este
comportamiento se aprecia en algunas de las cartas de el-Amarna. Esta manera de actuar indican la poca
experiencia y juventud del nuevo soberano, también nos habla del carácter de Akhenatón y nos induce a
pensar que en su juventud no fue un personaje abocado a la reflexión y la espiritualidad.
La coronación de Amenofis IV es un hecho que empieza a romper tradiciones y marcar un intencionado
alejamiento del culto a Amón. Nos referimos al lugar elegido para la coronación, realizada en Hermonthis
en lugar de Karnac como era habitual. La ceremonia posiblemente estuvo dirigida por Aanen, hermano de
la reina Tiye, sacerdote de Heliópolis.
Las primera empresas constructivas emprendidas por Akhenatón tendrán como objetivo que el dios Atón
tenga una mayor presencia en el entorno tebano, así que su intervención en Karnac estará consagrada a
glorificar al dios solar, lamentablemente la destrucción sistemática de la obra arquitectónica realizada por
Akhenatón en Karnac no permite un análisis mas profundo de la forma en que Akhenatón manifestó su
deseo de introducir el culto solar en Tebas y en el propio Karnac. De los cuatro templos solares
construidos en Karnac queda muy poco, sin embargo, nos ha llegado, inscrita en los restos de los
santuarios, la primera imagen del disco solar extendiendo sus rayos que terminan en pequeñas manos y
que será una constante iconográfica en todo el período amarnico. Otro detalle, que consideramos de gran
importancia, es que el nombre de Atón aparece dentro de un cartucho, óvalo destinado a resaltar el
nombre de los monarcas, de esta forma se asocia al dios con la realeza directamente. Pudo ser el primer
paso de Akhenatón de equiparar al faraón con la divinidad solar.
El culto al dios solar Atón está plenamente desarrollado en el cuarto año del reinado de Akhenatón .
Karnac acoge el culto a Atón y se multiplican la ofrendas a esta divinidad. Los ritos religiosos a otros
dioses siguen realizándose, la postura de Akhenatón no se ha radicalizado, sin embargo, es en este
momento cuando el faraón toma una decisión fundamental, es decir, celebrar su primera fiesta sed,
ceremonia por la que el faraón era regenerado espiritual y físicamente por la energía de las divinidades. El
ritual de la fiesta sed tenía lugar cuando habían transcurrido treinta años de reinado aunque los faraones
solían celebrar su fiesta sed antes de este período de regencia. Akhenatón debió "batir un record" ya que
la celebración de su sed tuvo lugar tras cuatro años de gobierno, ¿cuál era la intención del faraón?
Podemos presuponer que Akhenatón se estaba preparando para llevar a cabo un cambio sustancial en la
estructura religiosa, política y social de Egipto y que de alguna manera intentaba legitimar esta postura,
así lo indica la decisión de celebrar el ritual de regeneración bajo la protección de Atón en uno de los
templos levantados por el faraón en Karnac y dedicado al culto solar.
Algunas de la imágenes que se conservan describiendo la fiesta sed de Amenofis IV muestran a la pareja
real, Amenofis y Nefertiti, como encarnación de las divinidades Ra y Hathor. Estas imágenes se han
interpretado como el paso previo y decisivo hacia el nuevo orden religioso que impondrá Akhenatón en
estrecha colaboración con la esposa principal, la bella Nefertiti, personaje que fue fundamental en el
paréntesis histórico que representa el reinado del Faraón Hereje.
Lo que se desprende de la celebración de la fiesta sed de Amenofis IV es la claridad de ideas del faraón
en cuanto al futuro de la monarquía y la celeridad con que estaba dispuesto a emprender acciones
decisivas para recuperar el papel omnipotente que el faraón de Egipto había tenido en la Antigüedad. La
reforma religiosa sería un vehículo ideal, pero desde la profunda convicción teológica que el propio
Akhenatón poseía.
NEFERTITI
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Creemos que ha llegado el momento de dedicar un espacio a la persona que compartió y participó
activamente en los profundos cambios llevados a cabo por Akhenatón, nos referimos a la reina Nefertiti.
Lo primero que debemos señalar es la incidencia con la que Nefertiti aparece representada junto al faraón
en actos oficiales y ceremonias importantes, este hecho nos recuerda a la propia madre de Akhenatón,
Tiye también estaba muy presente en la vida política junto a su esposo Amenofis III, puede que el fuerte
carácter de Tiye marcara, de alguna manera, el rumbo que tomó la relación de Akhenatón y Nefertiti.
El origen de Nefertiti es una cuestión aún no clara. La hipótesis de su procedencia extranjera cobró forma
por el significado de su nombre "la bella que ha venido", se la identificó con la hija del rey hitita
contemporáneo de Amenofis III, la cual fue enviada a Egipto con el objetivo de protagonizar un
matrimonio que reforzara la relaciones diplomáticas entre las dos potencias. Otra posibilidad propuesta
por estudiosos nos habla de una Nefertiti egipcia, hija de alto funcionario Ay, que tuvo un importante
papel en la corte de Amenofis III y posteriormente formó parte del círculo de Akhenatón.
Al margen de este debate lo que parece indudable es el protagonismo del que gozó Nefertiti en los
asuntos del Estado, algunas de la representaciones conservadas así lo demuestran. La reina aparece
revestida de los símbolos del poder y en actitud de ejercerlo. En este sentido hay que interpretar un relieve
conservado en Bostón, procedente de Hermópolis, donde la reina es representada en actitud de golpear a
un enemigo arrodillado y además está coronada, debemos recordar que esta iconografía estaba reservada
para el faraón.
La estética de todo el período amarnico se aparta conscientemente de la trayectoria artística egipcia, esta
forma de marcar diferencias nos ayuda a construir algunas ideas en cuanto al papel de Nefertiti. Los
colosos de Akhenatón procedentes de Karnac participan en esta nueva estética, el faraón aparacere como
un ser asexuado que encarna tanto el principio masculino como el femenino haciendo una síntesis de la
pareja real que reúne el principio creador, representa lo primigenio. Esta idea es vértebra de la teología
atoniana que identifica a Atón con la fuerza creadora y la pareja real es una encarnación de este principio.
FUNDACIÓN DE EL-AMARNA
El nuevo orden religioso de Akhenatón se había manifestado abiertamente con la celebración de su
primera fiesta sed en Karnac, donde la figura del faraón se destacaba junto a la divinidad solar. Pero el
paso que consolidará definitivamente la revolución religiosa y afianzamiento del poder absoluto de la
monarquía será la fundación de una nueva capital la ciudad de Akhetatón "Orinzote de Atón", donde el
culto a Atón se verá glorificado y las instituciones oficiales reunidas en torno a la figura del faraón.
Nos parece interesante introducir aquí una notas referentes a la importancia arqueológica del yacimiento
de el-Amanrna, donde se encontraron los restos de la ciudad fundada por el "Faraón Hereje". ElAmanarna es significativo nos sólo por su extensión y antigüedad, sino por haber sido escenario de una de
los episodios más interesantes de la historia del Antiguo Egipto. Sorprendente es el estado de
conservación de algunas de la piezas que se han extraído, como ejemplo podemos destacar los bellísimos
bustos de la reina Nefertiti conservados en Berlín y en el Museo Egipcio de El Cairo.
La ciudad permaneció oculta durante mucho tiempo. Desde el primer tercio del S. XVIII se conocían
indicios de la existencia de un yacimiento arqueológico en este lugar, ya que una de las grandes estelas
que delimitaron la demarcación de la ciudad, dicha estela había sido observada por los viajeros
occidentales. Sin embargo, los primeros restos de la ciudad propiamente dicha no fueron hallados hasta
finales del s. XVIII, descubrimiento que llevó a cabo la expedición enviada por Napoleón Bonaparte. Esta
expedición no tenía como objetivo fundamental la investigación arqueológica, de modo que las ruinas de
el-Amarna tendrían que esperar para descubrirnos su increíble contenido.
En 1824 y 1826 el egiptólogo inglés G. Wilkinson hizo un estudio de algunos relieves conservados en elAmarna, sus imágenes causaron verdadero asombro ya que la iconografía era muy distinta a lo que hasta
entonces se conocía de la cultura egipcia . Los personajes protagonistas de las escenas fueron
identificados cuando se tuvo acceso a la lectura de los jeroglíficos (gracias a la labor del francés J.F
Chanpollion), pero la naturaleza extraña de las representaciones seguía presente ya que la única divinidad
que aparecía era el dios Atón. Mas adelante, 1843 y 1845, los estudios realizados por K.R Lepsius fueron
arrojando más luz a la historia de el-Amarna y Akhenatón. Para Lepsius lo sorprendente de el-Amarna fue
el sistemático esfuerzo de los sucesores de Akhenatón para borrar su identidad de los monumentos.
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Algunas excavaciones se sucedieron desde que Lepsius realizó su estudio, pero no representaron ningún
avance considerable. La siguiente incursión digna de citarse será la realizada en 1892 por un jovencísimo
Howarde Carter, treinta años después realizará un descubrimiento sin precedentes, nos referimos a la
tumba de Tuntankhamón. Carter no formaba parte de la expedición inglesa dirigida por Flinders Petrie,
que trabajaba en esos momentos en el-Amarna. Carter fue enviado por cuenta del barón Amherst de
Hackney (coleccionista de arte). Los dibujos que Carter realizó son de una extraordinaria calidad. Junto
con los dibujos de Carter los estudios de Petrie fueron fundamentales para el avance en la investigación
del período amarnico. Petrie llegó a identificar diferentes zonas de la ciudad: ubicaciones palaciegas,
templarias, etc. El material arqueológico obtenido por Petrie fue extenso, lo que nos da una idea
aproximada de la opulencia de la que se rodeó Akhenatón en su nueva capital. A principios del s. XX otro
inglés y alumno de Petrie, se concentró en el estudio de las tumbas de el-Amarna, el trabajo de N.G
Davies es, incluso hoy en día, fundamental en cualquier investigación sobre este período.
Fue en 1912 cuando el equipo del alemán Borchart descubrirá la villa del escultor del rey. En el taller de
Thutmose se hallaron las que quizás sean la piezas más representativas de este período, nos referimos a la
fantástica colección de retratos, tanto reales como privados, a la que pertenece el bello busto de Nefertiti
depositado en Berlín.
A partir de la excavación alemana las expediciones a el-Amarna se sucedieron en el período de entre
guerras, los más beneficiados en estos años fueron sin duda los ingleses, cuyo afán colonialista se
extendió al terreno arqueológico (no solamente en Egipto).
La bibliografía sobre el "Faraón Hereje" y su ciudad es cada vez mas abundante, aunque el yacimiento es
ya bastante conocido has surgido en nuestro días iniciativas que profundizan sobre algunos aspectos, este
es el caso de la investigación arqueológica emprendida por B.J. Kemp, quien ha proporcionado un
interesante enfoque del urbanismo amarniano. Como hemos podido comprobar el interés que despierta la
personalidad y proyentos de Akhenatón entre los estudiosos está muy lejos de agotarse.
FUNDACIÓN DEL HORIZONTE DE ATÓN
El cuarto año del reinado de Amenofis IV será decisivo en la implantación del culto a Atón. El faraón
decide abandonar Tebas, epicentro religioso de Egipto, e instalarse en una ciudad donde la exclusividad
atoniana no se cuestione. Dado que esta ciudad no exitía el rey de Egipto decide fundarla, asegurándose
así el control absoluto sobre la vida religiosa en su entorno. Al abordar la construcción de una nueva
capital Amenofis IV
es consciente del papel que cumplía Menfis como centro administrativo y el de Tebas como núcleo
espiritual, por este motivo la ciudad de Akhetatón ( Horizonte de Atón) será construida entre ambas,
intentado asumir un equilibrio entre dos ciudades que representaban es esplendor del Imperio Antiguo y
el Nuevo respectivamente. Sin duda, la intención de Akhenatón fue marcar el inicio de una etapa
diferente en al que la figura del monarca, identificado con la divinidad, no tendría paragón. En este
sentido Akhenatón creará un verdadero escenario en el que representaría, en todo su esplendor, la pompa
real.
La rápida construcción de Amarna no permitió un planificación urbanística detallada. Sin embargo, los
edificios oficiales fueron prioridad para los arquitectos del faraón, consiguieron crear un marco destacado
en el que se desarrollaría la actividad pública de la familia real. Estos edificios se ubicaron a lo largo de
una larga y recta avenida, llamada "Camino Real", comunicaba la ciudad central con la zona más al norte.
En el extremo norte de la ciudad central se elevó la "Casa del Faraón" en eje con el "Palacio del
Norte"ubicado en el extremo norte de la avenida. Traspasando los límites de la ciudad norte encontramos
otro edificio regio, el llamado "Palacio de la Rivera Norte" parapetado tras una poderosa muralla. Este
último edificio , por su aislamiento y medidas de protección, pudo ser la residencia habitual y carácter
privado de Akhenatón. Cerca del "Palacio Norte", situadas al otro lado de la avenida principal, se han
encontrado algunas casas de gran tamaño que pudieron pertenecer a los cortesanos mas allegados al
faraón. Cerrando este extremo norte de la ciudad se encontraba un gran edificio dedicado al almacenaje
de productos, posiblemente destinados a abastecer la ciudad norte y la residencia real.
El gran templo de Atón antecede a la ciudad central en el extremo sur del "Camino Real", de esta forma el
faraón y su séquito tenía que recorrer la gran avenida de norte a sur para llevar a cabo el culto solar. Este
recorrido pude responder al deseo de Akhenatón de sustituir las tradicionales procesiones que se
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realizaban a través del Nilo, las divinidades eran trasladadas de un templo a otro en sus barcas sagradas,
esta era una práctica fundamental en la liturgia egipcia y en ella participaba el pueblo.
El primer documento referente a la fundación de Akhetatón son la estelas fronterizas que marcan sus
límites. En ellas se registra el juramento solemne de Akhenatón de mantener estos límites, también se
hace referencia a que fue el propio Atón quien eligió el lugar donde debía edificarse una ciudad
consagrada a su culto, de esta forma Akhenatón declara oficialmente que cumple los deseos de Atón.
Como decisión final para marcar el nuevo rumbo que debía tomar la dinastía reinante, Akhenatón ordena
construir su tumba y la de la familia real en Akhetatón en un intento de crear una necrópolis semejante al
Valle de los Reyes. En una de las estelas fronterizas Akhenatón expresa su deseo de ser enterrado en los
límites de Akhetatón, aunque su muerte tuviera lugar en otra ciudad. Sin embargo, las medidas adoptadas
por el faraón fueron en vano, tras su muerte la restauración del culto a Amón se produjo con rapidez y su
ciudad será abandonada paulatinamente.
UN NUEVO NOMBRE PARA EL FARAÓN
Como hemos señalado anteriormente Amenofis IV llevará a cabo diversas iniciativas para establecer un
nuevo orden religioso que implicará cambios sociales, políticos y económicos dentro la enraizada
tradición egipcia. Una de estas iniciativas será la adopción de un nuevo nombre que estará en sintonía con
el culto solar. Recibirá en nombre de Akhenatón que se ha traducido de diversas maneras: "Aquel que es
útil a Atón", "Aquel que es agradable a Atón", etc. Sin embargo, la traducción del historiador C.
Aldred parece muy acertada y cercana a la idea que el faraón tenía de su papel en el mundo, Aldred lo
tradujo como "Espíritu eficaz de Atón", es decir aquel por el cual circula la luz de Atón, el que posee la
luz de Atón y la hace resplandecer.
La adopción de un nombre nuevo no significa que Akhenatón renuncie a aquel con el que fue coronado,
que coexiste con su nueva identidad, se trata mas bien de una estrategia con la legitimar definitivamente
la fundación d
LA IMAGEN DEL FARAÓN
Las imágenes que nos han llegado de Akhenatón y su familia guardan una gran diferencia con el ideal de
belleza anatómica producida en Egipto hasta este momento.
La figura del rey aparece con evidentes deformaciones: abdomen flácido ya abultado, anchas cadera y
muslos, labios gruesos y ojos rasgados.
¿Cuál es el significado de estas asombrosas representaciones regias? Muchos historiadores se ha
cuestionado las razones de esta nueva iconografía, algunos opinan que responde a los rasgos físicos reales
de Akhenatón y se hicieron extensivos, en las representaciones artísticas, al resto de las personas de su
entorno como su propia familia. Sin embargo, hoy en día se acepta más la teoría de que la iconografía de
Akhenatón responde a razones simbólicas. Con esta imagen, andrógina, Akhenatón intentaba resumir en
su persona los principios masculino y femenino, presentando así un concepto de globalidad. Otros autores
piensan que el alejamiento de la iconografía tradicional es una iniciativa más que Akhenatón puso en
marcha para de unas estructuras político-religiosas que creía en franca decadencia.
Teniendo en cuenta que el desarrollo artístico en las sociedades de la Antigüedad estaba muy ligado al
curso político, parece aceptable atribuir este amaneramiento de las formas al deseo del faraón de cambiar
diferentes ámbitos sociales. Debemos considerar además que históricamente es arte ha sido un perfecto
vehículo de transmisión de ideas al servicio del poder.
LAS MUJERES DE AKHENATON
Nos ha parecido interesante dedicar una líneas da las mujeres que rodearon al "Faraón Hereje", tanto la
bellísima Nefertiti como la reina Tiye fueron fundamentales en el desarrollo político de este período.
La esposa principal, Nefertiti, desempeñó un importante papel dentro de la corte amarniense, su
protagonismo religioso, que equivale a responsabilidad política, se puede vislumbrar a través de los
rituales a su cargo en la ciudad de Atón.
La reina se encargaba personalmente de la dirección de muchas ceremonias. Las pruebas de demuestran
el lugar privilegiado que ocupaba Nefertiti, en paralelo al rey, son cuantiosas, se conservan imágenes de
Nefertiti rezando en solitario (Karnac), también aparece reproducida a imagen del propio faraón o
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golpeando enemigos. Una vinculacón tan directa de Nefertiti al poder significa que la reina participaba, al
igual que el faraón, del status de divinidad. La pareja real era el lazo de unión entre el mundo del más allá
y lo terrenal.
Hasta ahora nos hemos referido al papel simbólico, dentro de la "renovada" teología, y al lugar dentro del
Estado que ocupó Nefertiti, pero veremos que en la intrincada vida cortesana Nefertiti tuvo poderosos
enemigos. En este sentido hay que mencionar a una misteriosa segunda esposa, la princesa Kiya. Hasta
1959 no se tuvo noticias de la existencia de esta "segunda esposa", su nombre se descubrió en una jarra de
cosméticos, a partir de este descubrimiento se dio una nueva interpretación a inscripciones borradas e
imágenes mutiladas de el-Amarna que en principio se atribuyeron a Nefertiti. Algunos historiadores como
Lise Manniche recogen la teoría del posible origen extranjero de la princesa, asociándola a la famosa hija
del rey de Mitanni (Estado vecino de Egipto) de cuyas negociaciones matrimoniales se tiene amplia
información a través del inestimable testimonio que representan las cartas de el-Amarna.
El origen noble de Kiya no fue el único motivo de que gozara de un extraordinario favor en el entorno
real, debemos suponer que el hecho de que fuera la madre del único hijo varón, en opinión de algunos
historiadores el fututo Tutankhamón, de Akhenatón tuvo mucho que ver con la posición que ocupó.
Parece fácil deducir de esta situación que la existencia de Kiya y de su hijo representón un difícil
obstáculo en el ascenso de la reina Nefertiti que había sido madre de seis niñas. La muerte de Kiya,
ocurrida en el duodécimo año del reinado de Akhenatón, permitió que la bella reina de Egipto tuviera una
posibilidad de recuperar todo el protagonismo en la esfera cortesana. Gracias a testimonios arqueológicos,
como una estela conservada en Berlín, se puede aventurar la teoría de que la reina llegó a ocupar la
corregencia junto Akhenatón, hecho insólito en la historia de Egipto que nos habla de la poderosa
personalidad de Nefertiti.
Tradicionalmente se ha pensado que la desaparición de Nefertiti del panorama oficial tuvo lugar después
de duodécimo año de reino de Akhenatón, pero la que en realidad desapareció fue la segunda esposa de
Akhenatón, la misteriosa Kiya, y como cabe suponer Nefertiti y sus seguidores se apresuraron a borrar su
rastro suprimiendo la imagen y el nombre de la princesa. Sería precisamente en este momento cuando la
reina cambió de status para convertirse en corregente y este hecho explica el cambio de nombre y por
tanto la desaparición de su personalidad anterior. Los estudios que el egiptólogo John R. Harris comenzó
en los años setenta apuntan hacia la posibilidad de que Nefertiti corvertida en corregente
(Ankhetkheprura) pasara a ser gobernante en solitario (Smenkhkara) como sucesora de Akhenatón. Sin
embargo, y aunque la corregencia de Nefertiti es ampliamente aceptada, todavía no se ha presentado una
prueba concluyente de que Nefertiti asumiera la regencia de Egipto. Esta teoría es un ejemplo más de que
las mujeres egipcias (no olvidemos a la reina Hapshepsut) tuvieron un papel importante dentro del
sistema político, hecho que quizás no tenga parangón en otras culturas de la Antigüedad.
LA MUERTE DEL FARAÓN HEREJE
La muerte deAkhenatón no ha sido definitivamente establecida, pudo tener lugar el decimoséptimo año
de su reinado. Las circunstancias de su muerte tampoco parecen estar claras, entre otras cosas porque no
se sabe con seguridad si la momia encontrada en la Tumba 55 del Valle de los Reyes pertenece a este
singular faraón.
Su muerte pudo producirse de forma natural, siempre se ha cuestionado el frágil estado de salud de
Akhenatón. Cabe la posibilidad, igualmente, de que su muerte fuera provocada, dado el desastroso estado
en el que Akhenatón había colocado al país es una hipótesis que debe tenerse en cuenta.
Lo que sabemos con certeza es que la muerte del faraón supone la irremediable desaparición del culto
atoniano y del nuevo orden socio-político que intento implantar.
La desaparición de la corregente y posiblemente sucesora de Akhenatón no tardo mucho en producirse. El
panorama político no era precisamente estable, la sucesión de un faraón tan problemático no haría mas
que agravar la situación. Indudablemente los enemigos de Akhenatón estarían preparados para actuar ante
la desaparición de el "Hereje" e indudablemente la reina debió encontrarse en serias dificultades para
sacar adelante el proyecto personal de su esposo. La ausencia de restos arqueológicos no han permitido
establecer con seguridad cual fue el destino de Nefertiti, lo que si se puede afirmar es la desaparición de
esta del plano oficial tras la muerte de Akhenatón, posiblemente debido a su muerte
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ANTIGUOS EGIPCIOS EN AUSTRALIA
La imagen más extendida de la navegación de los antiguos egipcios se ha asociado siempre a sus viajes a
través del Río Nilo, sin embargo existen gran cantidad de indicios que señalan inequívocamente su
presencia sobre los mares. En pinturas murales de más de 3.000 años de antigüedad, aparecen escenas de
marineros que desde sus embarcaciones comprueban las profundidades del mar próximas a la costa con
una pesa atada a una larga cuerda. Los barcos egipcios más antiguos que se conocen estaban construídos
sobre un armazón de madera y eran lo suficientemente grandes para albergar como mínimo a 20 remeros.
Iban equipados con un solo mástil dotado de una vela rectangular y uno o dos grandes remos situados en
popa que realizaban la función de timón, siendo capaces de transportar varias cabezas de ganado o el peso
equivalente en mercancías. Su actividad comercial se extendía a varios puntos geográficos del
Mediterráneo y Mar Rojo. En la Piedra de Palermo aparecen datos de tiempos del Faraón Snefru (IV
Dinastía), en los que se narra una expedición comercial de cuarenta barcos a la ciudad de Biblos en tierras
de Canaán para cargar madera de cedro, un material muy apreciado por los antiguos egipcios, así como de
la construcción de un barco de 52 metros de longitud.
Modelo de barco egipcio utilizado por Ramsés III en una batalla contra los filisteos en el año 1.200 a.C.
En uno de los papiros que se guardan en el British Museum aparece el nombre de un gran puerto
comercial, "Per Neferu" (Buen Viaje), punto estratégico para la llegada y salida de las rutas marítimas
comerciales hacia tierras asiáticas. Del mismo modo también aparecen distintas relaciones del material
necesario para la construcción de diferentes clases de barcos. En el templo funerario del Faraón Sahure (V
Dinastía), existen distintos relieves de barcos egipcios que regresan después de una expedición por tierras
asiáticas cargados de esclavos y prisioneros.
LAS GRANDES EXPEDICIONES MARITIMAS
Existe una leyenda que incluso llegó a ser recogida por el historiador griego Heródoto, en la que se relata
que, durante el reinado de Necao II (616 a.C.) se emprendió una expedición por mandato del propio
faraón, y en la que se empleó a los más expertos marineros de aquellos tiempos, los fenicios. Durante un
periodo de dos años, una flota fenicia armada por Necao II realizó un viaje de más de 20.000 kilómetros
alrededor del continente africano.
Los griegos recogieron también historias de otros de los mejores navegantes del mundo antiguo junto a
los fenicios, los cartagineses. El caudillo cartaginés Hannon recorrió en numerosas ocasiones la costa
occidental africana, fundando diferentes colonias como, Karikon, Teichos, Gytte, Akra, Thymiaterión,
etc… En una de las ocasiones organizó una expedición desde Cartago en la que participaron unos 60
barcos y en la que a lo largo de su recorrido se llegaron a fundar siete colonias. No se sabe con exactitud
hasta donde llegaron en su aventura, pero las descripciones nos hablan de una montaña muy alta que
arrojaba fuego y que denominaron "el trono de los dioses", que ha hecho sospechar a los expertos que la
expedición Hannon llegó a alcanzar el Camerún.
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Reproducción pictórica de un barco egipcio de altura procedente del templo mortuorio del Faraón Sahure
En el año 330 a.C., Piteas organizó una expedición rumbo al Círculo Ártico, surcando el Mar Báltico a
través de los peligrosos témpanos flotantes de hielo. En la narración de sus aventuras aparecen aspectos
que confirman completamente la veracidad de esta expedición, como la descripción con todo rigor de las
interminables noches polares, un fenómeno desconocido en el mundo mediterráneo.
Egipto fue en su momento toda una potencia política, económica y militar, y dispuso de todo tipo de
recursos, bien propios o de pueblos satélites como los fenicios, cartagineses o griegos para realizar
grandes expediciones a distintos puntos geográficos del planeta. Pero, ¿hasta dónde llegaron sus límites?
AUSTRALIA DESTINO FINAL
Una de las obras maestras de la literatura egipcia que ha llegado hasta nosotros es la conocida como
"Relato del náufrago". En ella aparecen las aventuras de un desafortunado marinero que naufragó cuando
se dirigía en su barco a recoger minerales de territorio nubio. El barco lo formaba una tripulación de 120
marineros y sus medidas eran 60 metros de eslora por 20 de manga. Sucumbió en medio de una fuerte
tempestad y ante el empuje de olas de 4 metros de altura.
imagen del dios egipcio Anubis del Parque Nacional del
Valle del Cazador en Australia.
A la derecha recopilación de algunos de los más de 250
jeroglíficos egipcios localizados en este mismo lugar, y
que nos narra la llegada accidental de una expedición
egipcia en tiempos de la IV Dinastía.
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Algo parecido tuvo que suceder en la narración que nos hace un conjunto de jeroglíficos ubicado en un
lugar un tanto extraño y alejado de las correrías de los antiguos egipcios. Nos referimos a Australia, y más
exactamente al Parque Nacional del Valle del Cazador, al norte de Sidney. Sobre las rocas de un monte
aparecen más de 250 jeroglíficos egipcios, entre los que destaca en un cartucho el nombre de Djedf-Ra
(Diodefre), hijo de Keops y nieto de Snefru, lo que sitúa este hecho histórico dentro del Antiguo Imperio
y más exactamente durante la IV Dinastía. En estos jeroglíficos se narra la aventura de una expedición al
mando de Djes-Djes-Eb, un noble egipcio que junto a su tripulación naufraga en tierras extrañas, y en las
que después de pasar muchas calamidades fallece por la mordedura de una serpiente venenosa.
Dos cabezas desenterradas cerca del Río Hawkesbury con rasgos semíticos. La primera de ellas (a la
izquierda) de 75 centímetros de altura representa a un hombre con barba y un gorro. La de la derecha
alcanza los 60 centímetros y parece una mujer con los cabellos rizados.
la conocida como "Piedra de Tjuringa", localizada en Australia Occidental, un símbolo clásico del arte
egipcio durante el reinado de Akenatón, donde los rayos solares eran siempre representados con
"pequeñas manos" que tocaban a la humanidad.
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la familia de Akenatón es envuelta por los rayos de Atón (el Sol). Observense las pequeñas manos al final
de los rayos del Sol en ambas representaciones
En Queensland, otra zona de Australia, fueron encontrados varios escarabajos sagrados egipcios y la
estatua de un babuino, un animal desconocido en estos parajes y al que los egipcios usaban al igual que al
pájaro ibis, para representar al dios de la ciencia, Thot. Otra de estas curiosas estatuas fue localizada en
Leura, en las Montañas Azules de Nueva Gales del Sur. En este mismo lugar, cerca de la localidad de
Kyogle, la hija de un agricultor encontró en el campo un amuleto de ámbar con forma de obelisco y
extrañas inscripciones. Expertos del Museo de Departamentos de Minas dictaminaron que el amuleto era
egipcio y que su antigüedad alcanzaba los 5.000 años. En una cueva de Tierra de Arnhem existe el dibujo
de un Ojo de Horus, e incluso en el Museo de Katoomba se pueden ver diferentes monedas localizadas en
distintos punto de Australia de origen egipcio y romano. Dos estatuas fueron halladas junto al Río
Hawkesbury en Nueva Gales del Sur, y en ellas aparecen las cabezas de dos hombres con unos claros
rasgos faciales semíticos. En el Museo de Perth se puede ver un plato descubierto en 1972 de origen
fenicio, donde aparece una estrella de David junto a caracteres fenicios y egipcios.
La conocida como "Piedra Tjuringa", encontrada en Australia central, es una copia idéntica de como los
antiguos egipcios representaban el símbolo de Aton (el Sol) allá sobre el año 1.000 a.C.
A la izquierda el pequeño obelisco de ambar encontrado por la hija de un campesino en Kyogle. A la
derecha la estatua de un babuino. Este animal representaba al dios de la ciencia egpciaThot.
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HUELLAS EN EGIPTO
Pero no sólo existen vestigios de la visita de antiguos egipcios a Australia. También en el propio Egipto
podemos hallar huellas que nos indican que en algún momento de la historia los pobladores de Egipto y
Australia cruzaron sus destinos.
En 1.984 el periódico "Cairo Times" publicó la noticia del hallazgo de fósiles de canguros cerca del Oasis
de Siwa. En la necrópolis de Sakkara, en el conjunto funerario del Faraón Unas (VI Dinastía), se han
localizado escenas de caza de distintos animales, entre los que increíblemente aparecían canguros.
También en Tell al-Amarna, la capital que mando construir Akhenatón se han encontrado dibujos de estos
animales. La presencia de "boomerangs" en relieves egipcios que ya en su momento aparecieron en la
tumba de Tutankamon constituye uno de los mayores misterios, ya no sólo por su presencia en tierras del
Nilo, sino incluso por su utilización por parte de los aborígenes australianos.
A la izquierda imagen de un canguro aparecido en el complejo funerario del Faraón Unas en Sakkara (VI
Dinastía) entre otras escenas de animales. A la derecha, la misma imagen pintada de negro para resaltar
las formas de este animal tipicamente australiano.
colección de boomerangs del Museo Egipcio en El Cairo.
A finales del siglo XVIII fue descubierta la existencia de este extraño artilugio con increíbles capacidades
aerodinámicas producto de muchos años de estudio y que no deja de representar todo un anacronismo
histórico dentro de estos pueblos primitivos. Sin embargo no todos los "boomerangs" utilizados por los
aborígenes tienen la propiedad de regresar a su punto de partida una vez lanzados, e incluso esta
característica era desconocida para muchos de ellos. Sólo algunas tribus eran poseedoras de introducir
esta capacidad en la construcción de los "boomerangs" que fue heredada en tiempos remotos. Esta
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circunstancia nos ha hecho pensar que, la fabricación de los "boomerangs" estaba en pleno proceso
involutivo a la llegada de los descubridores europeos a Asutralia, y que sólo algunas tribus de aborígenes
conservaban una técnica, una estética y una calidad de acabado capaces de obtener la forma aerodinámica
perfecta para ser dotados de la capacidad de regresar de nuevo una vez lanzados. El uso que hicieron los
egipcios de los "boomerangs" parece que fue el de arma de mano, y ocasionalmente como arma arrojadiza
para la caza. A pesar de ello se han encontrado "boomerangs" perfectos, capaces de volver de nuevo al
punto de lanzamiento, una característica que desconocían y que es sinónimo del origen exterior de esto
artefactos.
A la izquierda escena de caza de aves en el antiguo Egipto con boomerangs. A la derecha boomerangs
encontrados por Howard Carter e la Tumba de Tutankamon
PIRAMIDES AUSTRALIANAS
Son varias las noticias que apuntan a la presencia de construcciones piramidales en Australia, algunas de
ellas aprovechando accidentes geográficos naturales para su realización. Naturalmente esta posibilidad ha
sido completamente desechada por los arqueólogos. Una de las más famosas "pirámides" se puede
localizar en Gympie, al norte de Queensland, una construcción escalonada de unos 40 metros de altura,
dónde curiosamente se encontraron numerosas piezas con representaciones de escarabajos sagrados y la
estatua de uno de los "babuinos" a los que hacíamos referencia anteriormente. Según las tradiciones
aborígenes, esta y otras construcciones megalíticas existentes en toda Australia fueron realizadas por una
raza de gigantes (se pueden ver huellas de pisadas fósiles de un tamaño gigantesco de fisonomía humana
en estratos de esquisto en las Montañas Azules, Nueva Gales del Sur). Oficialmente esta construcción es
achacada a agricultores inmigrantes llegados a Australia en el siglo XIX, que levantaron terrazas para el
cultivo, pero que la mala calidad del terreno les hizo abandonar. Otra de estas construcciones piramidales
más famosas se localiza cerca de Port McQuarie, en Nueva Gales del Sur. Para su construcción se
emplearon bloques de piedra que en algunos casos alcanzaban las 40 toneladas. También cerca de
Gordonvale, al sur de Cairns existe otra construcción de tipo escalonado.
En cualquier caso, todas estas evidencias de un pasado desconocido son completamente ignoradas y
desechadas por quienes de una forma interesada han escrito la historia.
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REFLEXIONES SOBRE LA ATLANTIDA-II:
Existen numerosas referencias llegadas desde la antigüedad hasta nuestros días sobre distintas
civilizaciones desaparecidas por cataclismos naturales o castigos divinos. De entre todas ellas, la que
quizá más destaque sea la que hace referencia a la Atlántida, una enorme isla continente que el filósofo
griego Platón dio a conocer en sus diálogos Timeo y Critias. Otros textos de la antigüedad como el códex
maya conservado en el British Museum y conocido con el nombre de manuscrito Troano, relata una
catástrofe sufrida por toda una civilización que desapareció de la noche a la mañana con sus sesenta y
cuatro millones de habitantes:
"...después de haber sido levantado dos veces, el país de Mu fue engullido durante una noche, después de
haber sido minado por debajo de manera ininterrumpida por volcanes subterráneos. El continente subió y
bajó varias veces. Por último, el globo cedió y diez naciones quedaron arrasadas y aniquiladas..."
Platón, filósofo griego (Atenas 428-347 a.C.) Discípulo de Socrates y maestro de Aristóteles, fundó en
Atenas una escuela de filosofía llamada Academia (387 a,C.). Entre sus obras más importantes destacan
La República, Cármides, Protágoras, Fedón, Fedro, El Banquete, Gorgias, Parménides, Teetetes, el
Sofista, el Político, el Timeo y Critias.
Otros textos como las "Tablillas Naacal", descubiertas en la India y otras más en México y el Tibet hacen
referencia al mismo tipo de catástrofe sufrida por los habitantes de Mu. Muchos de estos mitos y leyendas
se entremezclan con el "Diluvio Universal" de la tradición judeocristiana, donde personajes como Noé se
confunden con varios héroes de otras culturas como podrían ser el Decaulión griego, Baisbasbata el
superviviente de los vedas de la India, Yima en Irán, Utnapishtim en Babilonia, Ziusudra en Mesopotamia
o los del otro lado del Océano Atlántico, Coxcox, Tezpi, Tamandere, Bochica, etc... . Todos,
absolutamente todos, supervivientes de grandes cataclismos sucedidos en tiempos remotos.
Del mismo modo, la aparición en diferentes partes del mundo de gigantescos cementerios de animales
prehistóricos con señales de haber sufrido una muerte repentina e inmediata por avalanchas de tierra y
lodo, junto con el descubrimiento de esqueletos de ballenas y otros animales marinos en macizos
montañosos del Himalaya y América del Norte, han hecho sospechar a diferentes expertos en geología y
arqueología que en un pasado lejano la Tierra fue víctima de fuertes convulsiones geológicas que hicieron
cambiar radicalmente su geografía.
¿Todos estos relatos de la antigüedad dan crédito a lo escrito por Platón cuando hace referencia a la
existencia de la Atlántida?
LA ATLANTIDA, EL COMIENZO DE UN MITO
En un texto que en la actualidad no sobrepasaría las 20 hojas y que se interrumpe justo en el momento en
que se va a relatar lo sucedido a los habitantes de la Atlántida, Platón ha logrado impulsar uno de los
mitos más arraigados en la memoria de la humanidad, disparando desde entonces todo tipo de
especulaciones, fantasías e increíbles teorías sobre su ubicación, historia, desarrollo técnico y místico.
Según el filósofo griego, la Atlántida era una gigantesca isla continente situada en el centro del Océano
Atlántico, situada más allá de las Columnas de Hércules, que es como conocían los griegos al estrecho de
Gibraltar y poseedora de todas las virtudes que se puedan desear a cualquier nivel; material,
climatológico, espiritual, técnico, científico, etc. En definitiva, un gran imperio rico, culto y poderoso,
una especie de intento de materializar físicamente un enclave geográfico donde una vez el hombre vivió
una "edad de oro". Los atlántes rendían culto a Poseidón, curiosamente uno de los dioses del panteón
griego. Su organización política y social tampoco difería mucho de la establecida en Grecia. Diez
dinastías reales gobernaban el conjunto de estados en los que se dividía la Atlántida, con una capital
central que ejercía como centro neurálgico de toda la actividad cultural y política del imperio. Pero como
si de un cuento de hadas se tratase, esta inigualable civilización cayó en los excesos terrenales dejando de
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lado las leyes de los dioses, sus normas y convicciones morales, por culpa de "hombres más degenerados
de otras latitudes", dato este que tenemos que tener muy en cuenta en un posterior análisis. Concluye
Platón diciendo que la ira de los dioses hizo desaparecer de la faz de la Tierra hacia el año 9.560 a.C. todo
vestigio de lo que una vez fue el más importante centro de civilización de la antigüedad.
Realidad, mito o un simple cuento con una fuerte moraleja final, este relato de Platón ha constituido para
muchos estudiosos la prueba más irrefutable de la existencia de una civilización madre que dotó
posteriormente de las infraestructuras y conocimientos necesarios a civilizaciones como la egipcia, la
maya o la sumeria. Principalmente por una sencilla razón, la imposibilidad material en el tiempo de que
estas culturas desarrollasen de la forma que lo hicieron todas sus estructuras sociales, religiosas y
técnicas.
Una gran ciudad formada por varios anillos concentricos constituía la capital de la Atlántida. En el centro
de la ciudad se erigía el Templo a Poseidon. Cada cinco años los diez reyes de la Atlántida se reunían en
la capital para hablar de los problemas del imperio.
Mucha gente parece olvidar que el relato de Platón no es más que una historia que de joven, como el
mismo advierte, escuchó narrar a Solón, quien, por su parte, la tomó originalmente durante un viaje de
Sais a Egipto. Por tanto, ¿cómo se ha podido dar tanto crédito a una narración de al menos tercera o
cuarta mano?.
EGIPTO Y LA ATLANTIDA
Como decíamos anteriormente, la necesidad de explicar los numerosos anacronismos históricos
detectados en algunas civilizaciones, ha llevado a numerosos investigadores a buscar respuestas capaces
de dar algo de luz a muchas de las explicaciones oficiales sobre los orígenes de estas primeras culturas
avanzadas de la humanidad. Una de ellas, la civilización egipcia, permanece como uno de los ejemplos
más claros. La antigüedad de algunos de los principales monumentos del Imperio Antiguo como la
Esfinge o las propias pirámides de Giza, cuestionados recientemente con pruebas geológicas e incluso
astronómicas, retroceden sus orígenes varios miles de años atrás a los cifrados oficialmente. Basta
informarse sobre los últimos trabajos realizados por el Dr. Robert Schoch y el Dr. Thomas Dobecki o los
investigadores John Antony West, Robert Bauval, Graham Hancock o Colin Wilson, para darse cuenta
que ha llegado el momento de cuestionarse de una vez por todas la cronología histórica que sobre Egipto
se ha establecido. Y es que el florecimiento repentino de esta civilización en torno al año 3.300 - 3.000
a.C., solo pudo ser debida a la intervención exterior de una cultura superior, pero ¿cuál pudo ser esta sino
existen vestigios de ninguna otra civilización en aquellos tiempos?. La solución no podía ser otra, una
civilización desaparecida bajo las aguas del mar, y que en un último instante dejo su impronta y sus
conocimientos por medio de algunos supervivientes en el Valle del Nilo.
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La Atlántida es el comodín perfecto en el que muchos investigadores se ha refugiado para dar explicación
a muchos de los interrogantes que plantean los orígenes de la civilización egipcia, seguidos por una estela
de seguidores de distintas corrientes esotéricas y de la nueva era, junto con algún que otro místico y
visionario como el famoso vidente americano Edgar Cayce, quien profetizó a comienzos del siglo pasado
que, en el año 1.998 sería descubierta una cámara secreta delante de la esfinge, donde se encontrarían
depositados los archivos de los atlantes, para salvaguardar todos los conocimientos de la Atlántida en un
futuro. Aunque resulte increíble, las profecías de Edgar Cayce que relacionan el origen de la civilización
egipcia con la desaparecida Atlántida han calado profundamente en toda una legión de seguidores, y lo
que resulta aún más increíble es que estas mismas profecías diesen lugar a la fundación de una
organización, el ARE, que ha sido y continua siendo en la actualidad, uno de los grupos más activos y que
más millones de dólares ha dedicado a la investigación arqueológica del antiguo Egipto.
Mapa de los continentes según Platón.
Entre la ortodoxia de la arqueología oficial y las teorías pro-atlantes de esa civilización primigenia que
diese origen a la cultura egipcia, poco parece importar lo que los propios egipcios nos dejaron escrito en
numerosos textos sobre sus orígenes, como en el Libro de la Vaca Celeste, donde se asegura que los
dioses descendieron desde el cielo, procedentes de algún lugar en las estrellas muy alejado de nuestro
planeta.
UNA REALIDAD INCUESTIONABLE
En 1.898 un barco francés que realizaba trabajos del tendido de cables telegráficos entre el nuevo y viejo
mundo, enganchó accidentalmente a una profundidad de 3.160 metros una roca de taquilita. La
particularidad principal de este mineral formado por lava vítrea es que solo se puedo formar por encima
del nivel del mar. Sin duda alguna su formación fue debida a la expulsión de lava por un volcán en una
época en el que aquel lugar existía tierra firme. Del mismo modo, distintos estudios realizados sobre
fondos marinos en el Océano Atlántico han detectado arena costera prehistórica a profundidades
superiores a 3.000 metros, un hecho inaudito si tenemos en cuenta que esta arena solo pudo ser formada
por la acción erosiva que se produce sobre la superficie.
A nadie sorprende en la actualidad la aparición y desaparición súbitamente de grandes porciones de
terreno sobre el mar, al igual que catástrofes capaces de destruir ciudades enteras como la sucedida por la
erupción del Krakatoa en el año 1.883, que desencadenó numerosos movimientos sísmicos y olas gigantes
(tsunamis) de más de 40 metros de altura, que terminaron con la vida de docenas de miles de personas y
la desaparición de 300 pueblos y aldeas.
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Esta imagen correspondiente a un friso de piedra de un templo maya en las ruinas de Cobá representa un
cataclismo producido por la acción de volcanes y grandes inundaciones. Para muchos no es más que una
clara alusión a los hechos descritos por Platón a la hora de describir la destrucción de la Atlántida. Para
otros no son más que parte de las leyendas mesoamericanas del Qinto Sol, que aseguran que la
humanidad ha sido destruida en varias ocasiones, del mismo modo que nuestro mundo actual también lo
será en un futuro.
Los movimientos de las placas continentales, así como el de otras placas de ámbito más local ha
provocado situaciones tan curiosas como la sucedida entre los años 1.822 y 1.853, tras suceder tres
importantes terremotos en la costa de Chile que consiguieron elevar su altura en 9 metros. No menos
sorprendente fue la desaparición a mediados del siglo XIX de la Isla Tuanaki en el Archipiélago de las
Cook, donde en escasas horas se hundió con sus 13.000 habitantes, ante la atónita mirada de algunos de
sus pescadores que regresaban a puerto después de una jornada faenando en el mar.
Estos fenómenos naturales no explican por sí solos la desaparición de todo un continente del tamaño de
"Libia y Asia Menor juntas", según palabras del filósofo griego Platón. Si en algo coinciden todos los
geólogos y expertos en movimientos sísmicos es que, no existen las suficientes señales materiales que
indiquen una catástrofe de semejante magnitud, aunque no se descartan fenómenos mucho más reducidos
tanto en su extensión geográfica como en su intensidad, como pudo ser el caso del conocido "diluvio
universal" del que si se han detectado numerosas evidencias. Esta evidencia que desestima la existencia
de la Atlántida como un gran continente, está apoyada por la misma falta de unidad de criterio de quienes
defienden la desaparición de esta civilización hace casi 12.000 años. Y es que no terminan de ponerse de
acuerdo a la hora de localizar donde se emplazó la mítica Atlántida, a pesar de que Platón fue muy claro
al situarla al otro lado de las Columnas de Hércules, en medio del Océano Atlántico.
¿DONDE ESTA LA ATLANTIDA?
Desde la Isla Bimini en las Bahamas, donde en los años setenta se creyó encontrar murallas y ruinas
sumergidas, pasando por las Islas Canarias y Azores, el Sahara, Irlanda, Brasil, la India, España y hasta
las mismísimas Suecia o Alemania, docenas por no decir cientos de lugares han sido propuestos como la
cuna y el verdadero lugar de origen del mítico pueblo atlante del que Platón tan sólo, y recordemos una
vez más, habló de oídas. La localización de la Atlántida se ha convertido en una obsesión para muchos, en
cierta forma una búsqueda del Santo Grial, una idealización de forma de vida y una filosofía más etérea
que física.
Si es cierto que la Atlántida fue toda una potencia mundial y que su influencia de dejó notar en todos los
rincones del planeta, es de extrañar que no hayan quedado los suficientes vestigios en todo el mundo que
nos ayudasen a localizar su exacta ubicación. La influencia de Grecia o de Roma se hizo notar en cada
uno de los rincones de sus vastos imperios, y aún en nuestros días se sigue percibiendo, ¿por qué no la de
la Atlántida?. Si retomamos una de las causas del fin de la civilización atlante, la influencia de "hombres
más degenerados de otras latitudes", tenemos que suponer la existencia de otras civilizaciones satélites de
la atlante, a la que tuvieron por modelo de progreso y bienestar, y de las que hubiesen dejado registros
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que perpetuasen tanto su propia existencia como la de la Atlántida, o bien colonias atlantes repartidas por
todo el mundo. Sin embargo nuestros únicos registros nos conducen a la primera civilización humana en
Sumeria, en torno al año 3.760 a.C. y al igual que la egipcia, en ningún momento nos habla de sus
orígenes atlantes sino de sus orígenes cósmicos, de sus dioses llegados de las estrellas. Su situación
geográfica muy alejada de lo que hubiera sido el punto de huída de supervivientes atlantes que llevasen la
civilización a Mesopotamia hace poco creíble el relato del filósofo friego. ¿No hubiera sido más fácil el
surgimiento de la primera gran civilización como la sumeria en la costas occidentales de África o Europa?
¿Por qué en puntos tan alejados como los valles del Nilo, el Eufrates y el Tigris o el Indo?.
Catástrofes naturales locales, terremotos, inundaciones y otros cataclismos históricos han conformado en
toda la geografía del planeta las "muchas Atlántidas" que se creen haber localizado en la actualidad, eso
es cierto y no se puede negar, pero Lemuria, Mu o la Atlántida no son nada más que el eco de hechos
puntuales y aislados a lo largo de la historia que ha llevado a la desaparición de pueblos y culturas
enteras, mezclados con un fuerte deseo del ser humano desde hace ya siglos de explicar de una vez por
todas sus orígenes, una llave que permanece perdida en algún lugar recóndito de nuestra pobre memoria
histórica.
Pero,...¿dónde está la Atlántida?, ¿dónde está esa llave que nos abriría el cofre de tantas y tantas
preguntas sin respuesta?.
LA OTRA ATLANTIDA
La presencia de pueblos negroides en América como los olmecas, de estatuas y relieves con rasgos
claramente semíticos, objetos, monedas y otros utensilios por toda la costa Este del continente americano
de Norte a Sur, así como la visita mucho antes de la llegada de Colón al nuevo mundo de pueblos como
los vikingos, son una evidencia muy a tener en cuenta a la hora de establecer dónde y qué fue la
Atlántida.
Cabeza olmeca con claros rasgos faciales negroides. ¿Qué hacia un pueblo de orígen africano en
América?
Pocos son los que hoy dudan que, Cristóbal Colón utilizó mapas que señalaban la presencia de las nuevas
tierras que iba a descubrir. De todos es conocido la existencia de mapas de la antigüedad que se
remontaban a tiempos de los griegos y que a su vez copiaron de mapas aún más antiguos. Tenemos
pruebas como lo son los mapas de Piri Reis, de los que hablamos en uno de los capítulos de Mundo
Oculto, que nos indican claramente que muchos siglos antes de la llegada de Colón existía una
comunicación física entre el viejo y el nuevo mundo. No nos sirve la explicación de naufragios aislados a
través de la historia de navegantes fenicios o cartagineses en las costas de América. La exactitud y la
presencia de datos tan precisos como la representación de la Antártida sin hielos en estos mapas, son la
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prueba inequívoca de que en un pasado los viajes entre estos dos mundos existieron y que por alguna
razón desconocida se perdieron. Pero eso sería otra historia, una historia de intransigencia e intolerancia,
de fuego y de destrucción, como lo fue en su momento la desaparición a manos de bárbaros de la
Biblioteca de Alejandría, o de cualquier otro atisbo de nuestra herencia histórica por parte de la
intolerancia religiosa o política.
Guerrero barbudo con rasgos semíticos en una estela de una puerta del Templo de Kukulcan en Chichén
Itzá, México. De todos es sabido que los pobladores mesoamericanos son imberbes.
La Atlántida no es más que un recuerdo de ese contacto, potenciado por el deseo innato de cada uno de
nosotros de la búsqueda de respuestas a nuestros orígenes. Existen muchas Atlántidas, tantas como las
innumerables huellas y señales que nos hablan de una historia totalmente desconocida y a la que algunos
quieren dar carpetazo. Que siga pues esa búsqueda de la Atlántida, no hay nada de malo en ello, sin duda
contribuirá a encontrar pequeños trozos de nuestra historia perdida.
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EL PUEBLO DOGON
Los dogon son un pueblo que se localiza en la actualidad en la República del Malí (África Occidental), en
la zona conocida como el Sahel, en la altiplanicie de Bandiagara. Su historia y tradiciones no dejarían de
pasar desapercibidas al resto del mundo si en el año 1.951 los antropólogos franceses Marcel Griaule y
Germaine Dieterlen no hubiesen publicado un trabajo titulado "Un sistema sudanés de Sirio", en el cual
hacian un estudio sobre cuatro núcleos tribales sudaneses para averiguar el alcance de sus conocimientos
ancestrales acerca del sistema estelar de Sirio.
Emplazamiento de los dogon en la República del Malí, junto a la frontera de la antigua Alto Volta, actual
Burkina Faso. Se cree que se instalaron en esta zona alrededor del año 1.500 d.C.
En su estudio los dogon aseguraban conocer la existencia de una estrella (Sirio B) que es imposible de ver
a simple vista. Para ellos es las más importante del firmamento y gira alrededor de Sirio A, la más
brillante del cielo en la constelación del Can Mayor. Juntas ambas estrellas, no ofrecen al ojo humano
más que un solo y potente foco de luz en el firmamento, lo que hace imposible distinguir una estrella de
otra. Existía pues, la circunstancia de que los dogones conocían Sirio B, siendo conscientes además de
que era invisible. Los dibujos representativos que hacen de la órbita de Sirio B, alrededor de Sirio A, son
exactamente idénticos a los del moderno diagrama astronómico. Pero no sólo sabían esto. También
aseguran que Sirio B, es una estrella muy pequeña. La llaman "Po Tolo", "tolo" significa estrella y "po" el
nombre de la semilla más pequeña, que los especialistas en botánica denominan "digitaria". La
astronomía oficial sabe que Sirio B es una "enana blanca", una estrella muy pequeña y muy pesada.
Continúan con la afirmación de que a pesar de ser muy pequeña, es muy pesada, la más pesada que existe,
constituida en un material más brillante que el hierro al que denominan "sagala".
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Imagen de Sirio A. El pequeño punto blanco a su derecha es la primera fotografia de Sirio B, obtenida en
1.970 desde el US Naval Observatory. Los dos puntos a la izquierda de Sirio A son reflejos de ésta.
De acuerdo a su mitología, Po Tolo da una vuelta alrededor de Sirio cada 50 años. Según la ciencia oficial
sus cálculos se estiman en la actualidad en 50,040 años. Conocen también la existencia de Sirio C a la que
llaman "emme ya". Los dogones celebran cada 50 años una fiesta que denominan "sigui", determinada
por la rotación de Po Tolo alrededor de Sirio A. Cada jefe dogon tenía que preparar para cada fiesta, un
recipiente impermeable en el que hacía fermentar la primera cerveza ceremonial a consumir en los
festejos, un solo recipiente ritual en común, que una vez finalizada la fiesta, era colocado en la viga
principal de la vivienda del jefe dogon, en donde se sumaba a los de fiestas precedentes. Sumando los
recipientes existentes, se ha podido establecer que las festividades "sigui", ya eran usuales entre los
dogones en el siglo XII. Los dogones aseguran que todos sus conocimientos proceden de unos seres
llegados del sistema de Sirio, que denominan "Mommos", que descendieron a la Tierra en un "arca", que
al aterrizar giraba y volteaba en el aire, siendo roja como el fuego inicialmente, y volviéndose blanca
cuando aterrizó.
Por primera vez, en el año 1.862, el astrónomo americano Alvan Clark logró ver en la estrella de Sirio,
que no era sólo una, sino dos estrellas. Con un objetivo de 47 cm. de diámetro pudo distinguir a la que fue
conocida desde ese mismo momento como Sirio B. Posteriormente, en una época mucho más reciente, se
detectó la existencia de una tercera estrella que completaba el sitema de Sirio, Sirio C, la "emme ya" de
los dogones.
A la izquierda dibujo dogon describiendo la órbita de Sirio B en torno a Sirio A. A la derecha moderno
diagrama astronómico de Sirio A con la órbita de Sirio B.
Todos estos conocimientos del pueblo dogon, extraídos a lo largo del trabajo de muchos años de Marcel
Griaule y Germaine Dieterlen, fueron lanzados al conocimiento público en el año 1.975 por el francés
Eric Guerrier y por el estadounidense Robert K.G. Temple.
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Que un hombre de ciencia como Marcel Griaule (1.898-1.956) extrajera esta información tan
revolucionaria, despertó de inmediato entre sus compañeros todo tipo de rechazos. Pionero de los estudios
etnográficos en África, primer catedrático de etnología de la Universidad de la Sorbona, consejero de la
Unión Francesa, Presidente de la Comisión de Asuntos Culturales... y un largo etcétera de títulos
honoríficos, no fué razón suficiente para que sobre este hombre no se lanzasen todo tipo de sospechas de
fraude, basadas en un "terrible delito", su gran afición a la astronomía.
Bajo el título de "El Misterio de Sirio", el escritor estadounidense afincado en Inglaterra Robert Temple,
dio a conocer al mundo entero que hace 5.000 años la Tierra fue visitada por seres procedentes de Sirio. A
la izquierda su primer libro, (de la colección Fontana Fantástica) de Ediciones Martínez Roca, S.A.
(1.982). A la derecha una nueva edición ampliada del Grupo Editorial Ceac, S.A. (Timun Mas, 1.998).
Poco importa que, a pesar de la gran catidad de páginas del que constaba su largo trabajo sobre los dogon,
iniciado en el año 1.931, sólo dedicara un capítulo al conocimiento de Sirio, y que fuese su compañera
Germaine Dieterlen quien lo publicara varios años después de la muerte de Marcel Griaule. ¿Para qué
montar un fraude si jamás hizo hincapié en él?.
Gran cantidad de antropólogos como Van Beek, Jacky Boujou, Paul Lane, etc, han tratado de verificar los
trabajos de Marcel Griaule varios años despues de su muerte. Ninguno ha logrado los resultados
alcanzados por Griaule. Esta circunstancia ha servido para desprestigiar todo su trabajo. Tampoco importa
en esta ocasión que el conocimiento que le fue dado a Griaule fuese un regalo al que pocas personas
pueden acceder, por ser parte de la tradición secreta de este pueblo africano, un regalo ganado por el
respeto y la admiración a lo largo de muchos años de estudios y de convivencia. Este conocimiento sólo
está al alcance de muy pocos miembros de la comunidad dogon, una casta sacerdotal que guarda
celosamente todo el origen de sus costumbres y tradiciones. Marcel Griaule recibió un conocimiento
secreto que le ha sido negado a otros. Es curioso ver como el fracaso de unos cuantos se ha convertido en
el éxito de los detractores del trabajo de Griaule. Ahora falta por ver si cuando estos mueran, también son
acompañados a su última morada por docenas de miles de dogon en señal de luto y respeto hacia su
figura, como lo fué Marcel Griaule en 1.956.
Otros críticos han prescindido en atacar la figura de Griaule, conscientes de su intachable carrera
profesional, y han preferido desarrollar la hipótesis de la "asimilación cultural". Esta teoría señala la
posibilidad de que en algún momento después del descubrimiento de Sirio B en 1.862, algún grupo de
misioneros europeos hablase a los dogon de que Sirio, la estrella más brillante de todo el firmamento, era
en realidad un sistema doble, y que éstos asimilasen dentro de su cosmogonía esta circunstancia. O
también que algún estudiante dogon de viaje por Europa regresase con estos mismos conocimientos,
introduciéndolos en sus tradiciones y creencias.
Esta teoría parece ignorar la existencia de Sirio C, descubierto muy recientemente (1.995), amén de ser
excesivamente rebuscada. Si bien existen pruebas de asimilación cultural en otros casos, estos requieren
mucho más tiempo para desarrollarse, y más en el caso de los dogon, que celebran su fiesta principal
(sigui), cada 50 años. Pero cualquier hipótesis es buena siempre que niegue la posible visita de seres de
otros mundos en otras épocas a la Tierra.
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