9. La progresión temática y la redacción

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LA PROGRESIÓN TEMÁTICA Y LA REDACCIÓ N
1. LA COHERENCIA TEXTUAL
Los medios de cohesión textual (concordancia, sustitución léxica, conectores discursivos), que ya
hemos estudiado brevemente en otro capítulo, tienen la función de contribuir a expresar formal o
materialmente una cualidad que debe tener todo texto (al menos, todo texto sin intenciones literarias
“transgresoras”): la COHERENCIA.
Podemos definir la coherencia textual como la unidad de sentido y de propósito que tiene un texto.
Por tanto, un texto será coherente en la medida en que todas sus partes (palabras, frases, párrafos, etc.) se
refieran a un mismo asunto general (sin cambios bruscos, inesperados o injustificados), y se dirijan al mismo
fin general: narrar, describir, exponer, proponer, persuadir, divertir, advertir...
En los textos de cierta extensión, la coherencia se manifiesta, entre otras cosas, mediante un
mecanismo lingüístico denominado progresión informativa o temática.
2. LA PROGRESIÓN INFORMATIVA O TEMÁTICA
En la mayoría de los textos (sobre todo, en prosa y sin intención literaria “transgresora”) puede
percibirse una sucesión de información conocida o que se supone conocida por el destinatario del mensaje
(sea por haberse mencionado ya, sea por sobreentenderse del contexto o situación, sea por estar entre los
conocimientos previos del lector), la cual funciona como premisa; y de información nueva o que se supone
no conocida (lo que se añade a la información conocida). En los estudios de gramática textual o análisis del
discurso, la información ya conocida se llama tema o tópico, y la información nueva se denomina rema o
comento.
Por ejemplo, en el siguiente enunciado:
Los medios de cohesión textual contribuyen a la expresión formal de la coherencia,
el tema o información que se supone ya conocida por el lector es la que se expresa por medio de la parte Los
medios de cohesión textual (suposición válida, pues de ellos se ha hablado ya en el capítulo anterior), mientras
que la información que podemos considerar nueva se proporciona en la parte tienen la función de contribuir a
la expresión formal de la coherencia. Por tanto, Los medios de cohesión textual es el tema, y el resto es el
rema.
sujeto
predicado
Los medios de cohesión textual contribuyen a la expresión formal de la coherencia
tema
rema
En el ejemplo anterior, el tema y el rema se corresponden formalmente con el sujeto y el predicado
gramaticales, lo cual ocurre a menudo. Sin embargo, puede suceder, y no es infrecuente, que la
correspondencia sea distinta. Por ejemplo, si damos forma distinta al contenido del enunciado anterior puesto
en cursivas:
Con los medios de cohesión textual se expresa formalmente la coherencia,
podemos notar que el tema los medios de cohesión textual (que aquí también es la información conocida o
premisa) se halla incluido en el predicado (es parte del complemento del verbo), mientras que el rema se
encuentra en el resto de la oración.
Francisco Morales Ardaya
APUNTES PARA LA R EDACCIÓN
predicado
sujeto
(con)
los medios
se expresa formalmente la coherencia
de cohesión textual
tema
rema
Ahora supongamos que a continuación del anterior aparece el siguiente enunciado:
La coherencia es la unidad de sentido y de propósito en cualquier texto.
Ya se había mencionado el concepto de coherencia: este es ahora el tema, la información conocida.
En el nuevo enunciado se ofrece una definición del concepto: esa definición es el rema, lo que se agrega a la
información ya conocida. Se obtiene entonces un enunciado en el cual el tema vuelve a coincidir con el
sujeto, y el rema, con el predicado.
sujeto
predicado
La coherencia es la unidad de sentido y de propósito en cualquier texto
tema
rema
Ciertamente, al principio esto puede parecer un poco difícil de entender; pero lo importante es tener
en cuenta lo siguiente:
a)
el que una información se pueda considerar ya conocida (tema) o nueva (rema) para el receptor
del enunciado depende de las circunstancias, de la medida en que un conocimiento o contexto
sea compartido por los partícipes del acto comunicativo;
b) en una oración, el tema no es necesariamente el sujeto, y el rema no es necesariamente el
predicado;
c) lo que es rema en un enunciado puede pasar a ser el tema de otro enunciado.
Conocer lo anterior puede resultarnos muy útil para mejorar nuestras habilidades compositivas,
puesto que redactar bien implica (entre otras cosas) organizar, en una secuencia o progresión informativa
adecuada, los temas y los remas de los enunciados que constituyen un texto.
Ahora bien, ¿cómo se efectúa adecuadamente una progresión informativa?
Principalmente, por medio de dos procedimientos:
a) la reproducción, a lo largo del texto, de la información ya conocida (tematización),
b) la expresión de las relaciones semánticas entre las proposiciones (uso de los conectores
discursivos).
El punto b) se trata con más detalle en los capítulos Los medios de cohesión textual, sección 5; y
Las relaciones semánticas entre las proposiciones.
3. REPRODUCCIÓN DE LA INFORMACIÓN CONOCIDA
A lo largo de un texto (especialmente si está compuesto de más de una oración) es conveniente que
se vaya recordando al lector las informaciones ya conocidas o temas, para que aquél las relacione sin
dificultad con las informaciones nuevas o remas, de modo tal que la lectura resulte fluida. Esto se logra
mediante ciertos medios de cohesión que ofrece la lengua para reproducir un concepto ya conocido (conocido
por haberse mencionado ya, o por sobreentenderse del contexto o situación, o por hallarse entre los
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Francisco Morales Ardaya
APUNTES PARA LA R EDACCIÓN
conocimientos previos del lector). Tales medios son, principalmente, la repetición léxica, la sustitución
léxica y la elipsis.
a)
La repetición léxica: Consiste simplemente en reproducir el mismo vocablo (referido a un mismo ser o
cosa) en dos o más enunciados sucesivos.
Ejemplo: La Esfinge era un monstruo de la mitología griega con cabeza de mujer y cuerpo de león.
Según cuenta el mito, la Esfinge solía proponer un acertijo a los viajeros.
En la redacción española se usa con parquedad este medio de cohesión, puesto que su empleo frecuente
se considera poco elegante (entre otras razones, porque puede indicar pobreza de vocabulario). La
repetición léxica se reserva, generalmente, para los casos en que tiene un propósito de énfasis o intención
didáctica, o contribuye a aclarar el sentido y a evitar una ambigüedad, o cuando la primera mención del
concepto se halla bastante alejada en el texto (más adelante, se dará un ejemplo de este caso).
b) La sustitución léxica: Consiste en reproducir un vocablo por medio de una palabra distinta, que
funciona como equivalente. Como ya hemos visto, la sustitución puede efectuarse mediante sinónimos,
contiguos semánticos o proformas (véase el capítulo Los medios de cohesión textual). Ejemplo: La
Esfinge era un monstruo de la mitología griega con cabeza de mujer y cuerpo de león. Según cuenta el
mito, ésta solía proponer un acertijo a los viajeros.
c)
La elipsis: Es la omisión del término que se sobreentiende sin dificultad. Ejemplo: La Esfinge era un
monstruo de la mitología griega con cabeza de mujer y cuerpo de león. Según cuenta el mito, (Ø) solía
proponer un acertijo a los viajeros (se ha elidido la Esfinge, pues se deduce fácilmente).
Puesto que la repetición léxica, la sustitución léxica y la elipsis repiten, reproducen o recuperan una
información anterior, se denominan, en conjunto, anáforas o procedimientos anafóricos (del griego
anaphorá = “repetición, relación, ligazón con lo anterior”); y puesto que sirven igualmente para tematizar (es
decir, para convertir en tema) una palabra o frase en un enunciado, reciben también el nombre genérico de
medios de tematización.
Veamos a continuación algunos ejemplos de cómo se manifiesta la progresión informativa (sucesión
de temas y remas) con los medios de tematización (repetición, sustitución y elipsis) en el pasaje narrativo
siguiente (el mismo que hemos transcrito en el capítulo Las relaciones semánticas entre proposiciones):
Layo, hijo de Lábdaco, se casó con Yocasta y gobernó en Tebas. Afligido por no
haber tenido descendencia durante mucho tiempo, consultó en secreto con el Oráculo de
Delfos, el cual le informó de que esa aparente desgracia era en realidad una bendición,
porque cualquier hijo que naciera de Yocasta sería con el tiempo su asesino. En
consecuencia, repudió a Yocasta, aunque sin darle explicación alguna por su decisión, lo
que la ofendió de tal modo que, después de emborracharlo, consiguió que volviera a sus
brazos en cuanto cayó la noche. Cuando nueve meses después Yocasta dio a luz un hijo,
Layo lo arrancó de los brazos de la nodriza, le taladró los pies con un clavo, se los ató el
uno al otro y lo dejó abandonado en el monte Citerón.
Robert Graves. Los mitos griegos. Vol. 2.
Trad. de Esther Gómez Parro. Madrid: Alianza. 2001.
Realicemos el análisis para determinar los temas y los remas, dividiendo el fragmento en unidades de
sentido que llamaremos proposiciones (P):
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Francisco Morales Ardaya
APUNTES PARA LA R EDACCIÓN
P1: Layo, hijo de Lábdaco, se casó con Yocasta...
Layo, hijo de Lábdaco
Tema
se casó con Yocasta
Rema
Es la información ya “conocida”: aunque no sepa exactamente quién es este Layo (hijo de un
tal Lábdaco), se supone que el lector de alguna manera ya sabe (por su bagaje intelectual, o por
el contexto: ya mencionamos más arriba que de qué libro hemos copiado el pasaje) que se trata
de un personaje de la mitología griega.
Es la información
“nueva”: lo que se dice
respecto del tema.
P2: ...(y) gobernó en Tebas.
(Layo)
Tema
gobernó en Tebas
Rema
El mismo de P anterior. Ha sufrido una elipsis, pues se deduce
fácilmente.
Se añade más información “nueva” sobre el mismo
tema.
P3: Afligido por no haber tenido descendencia durante mucho tiempo...
(Layo)
Tema
Afligido por no haber tenido descendencia durante mucho tiempo
Rema
El mismo de P anterior. Ha sufrido una
elipsis por sobreentenderse sin dificultad.
Información nueva que se añade al mismo tema. La concordancia (otro
medio de cohesión) permite saber que afligido (masc. sing.) se refiere, sin
duda, a Layo (masc. sing.).
P4: ... consultó en secreto con el Oráculo de Delfos
(Layo)
Tema
consultó en secreto con el Oráculo de Delfos
Rema
El mismo de P anterior. Elipsis, porque se sobreentiende fácilmente.
Información nueva que se añade al mismo tema.
P5: ...el cual le informó...
el cual
Tema A
le
Tema B
informó
Rema
Información “conocida”, pues ya se mencionó en P4: se
refiere al Oráculo de Delfos. Este concepto se ha
tematizado aquí con la sustitución léxica por proforma:
se ha sustituido por el pronombre relativo el cual, que
concuerda en género y númerocon su antecedente,
Oráculo de Delfos (mas. sing.)
Información “conocida”: se refiere a Layo.
Este nombre se ha tematizado mediante la
sustitución por proforma: con el pronombre
personal le, que concuerda en género y
número con su antecedente, Layo (mas.
sing.)
Lo “nuevo”
que se dice
respecto de los
temas A y B.
P6: ...(de que) esa aparente desgracia era en realidad una bendición...
esa aparente desgracia
era en realidad una
bendición
Tema
Información “conocida”, pues se mencionó en el rema de P3: no haber tenido descendencia
durante mucho tiempo. Esta frase se ha tematizado mediante la sustitución léxica por un
término relacionado semánticamente (lo que se denomina un contiguo semántico): (esa
aparente) desgracia (en efecto, el no tener hijos se considera generalmente una desgracia).
Rema
Lo “nuevo” que se añade al
tema.
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Francisco Morales Ardaya
APUNTES PARA LA R EDACCIÓN
P7: ... (porque) cualquier hijo... (aquí va P8)... sería con el tiempo su asesino.
cualquier hijo
sería con el
tiempo
Rema
Tema A
Información “conocida”: por el
rema de P3 el lector ya sabe que
se está hablando de que Layo
desea tener hijos.
Lo “nuevo”
que se añade
al tema.
su
asesino
Tema B
Continuación del
rema .
A la vez se refiere, por
concordancia (mas.
sing.), al tema A.
Información “conocida”, = de Layo. Se ha
tematizado mediante la sustitución por proforma:
el adjetivo pronominal posesivo su, que se refiere
a la vez a asesino (mas. sing.), y a Layo (3.a pers.)
P8: ... (cualquier hijo) que naciera de Yocasta... (proposición incluida en P7)
que
Tema A
naciera de
Rema
Yocasta
Tema B
Información “conocida”: se refiere a cualquier hijo,
tema de P7. Se ha reproducido el concepto mediante la
sustitución por pro forma: el pronombre relativo que
(= el cual).
Información “nueva”
respecto de los temas
A y B.
Información “conocida”: ya se ha
mencionado en el rema de P1, por el
cual sabemos que Yocasta es la esposa
de Layo.
P9: (En consecuencia) repudió a Yocasta...
(Layo)
Tema A
repudió a
Rema
Yocasta
Tema B
Información “conocida”: ya se ha mencionado en
el tema de P1. Elipsis.
Información
“nueva”.
Información “conocida”: acaba de mencionarse
en el tema B de P8.
P10: ...(aunque) sin darle explicación alguna por su decisión...
sin dar-
(Layo)
-le
explicación
alguna por
su
decisión
Tema B
Tema A1
Rema
Información
“nueva”.
Información
“conocida”.
Elipsis (Layo
es el sujeto
tácito de dar).
Información “conocida”:
se refiere a Yocasta,
tema B de P9. Este tema
se ha tematizado
Continuación
mediante una proforma:
del Rema
el pronombre objeto
indirecto le, que
concuerda en número
con el antecedente,
Yocasta (sing.).
Tema A2
Tema C
Información
“conocida”, = de
Layo. Sustitución
por proforma:
adjetivo
pronominal
posesivo (3.a
pers.).
Información
“conocida”: se refiere a
repudiar a Yocasta.
Sustitución léxica por
contiguo semántico: el
repudiar a alguien es,
generalmente, un acto
voluntario (decisión).
P11: ... lo que la ofendió de tal modo...
lo que
la
Tema A
Tema B
Información “conocida”: se refiere a sin dar
explicación alguna. Esta frase se ha tematizado
mediante la sustitución por proforma: el
pronombre relativo lo que (= lo cual).
Información conocida: se refiere a Yocasta, tema
B de P10. Sustitución por pro forma: el pronombre
objeto directo la, que concuerda en género y
número con su antecedente (fem. sing.).
ofendió de tal
modo
Rema
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APUNTES PARA LA R EDACCIÓN
P12: ... (que) después de emborracharlo...
después de
(Yocasta)
Tema A
emborrachar-
-lo
Tema B
Rema
Información
“conocida”: elipsis por
sobreentenderse
fácilmente.
Continuación
del Rema
Información “conocida”: se refiere a Layo. Se ha
tematizado mediante la sustitución por proforma: el
pronombre objeto directo lo, que concuerda en género y
número con su antecedente, Layo (mas. sing.).
P13: ... consiguió...
(Yocasta)
Tema
consiguió
Rema
Elipsis por sobreentenderse fácilmente: es el mismo tema de P12.
P14: ... (que) volviera a sus brazos en cuanto cayó la noche.
(Layo)
volviera a
sus
brazos en
cuanto cayó la
noche
Rema
El verbo está en forma personal, lo cual es un
Tema B
Elipsis por sobreentenderse índice más de que el sujeto de volviera (Layo) es
Información
fácilmente: el sentido de las distinto del de consiguió (Yocasta), y permite el
“conocida”,
uso de la elipsis del Tema A. Si hubiese sido el
PP anteriores nos indica
implícita en el
mismo tema sujeto, volviera debería estar en
claramente que quien vuelve
adjetivo posesivo su
infinitivo, como lo exige la gramática española:
es Layo.
= de Yocasta.
consiguió volver.
Tema A
Continuación
del Rema
P15: (Cuando) nueve meses después Yocasta dio a luz un hijo...
nueve
meses
después
(después de que Yocasta consiguió
que Layo volviese a brazos de ella)
Yocasta
Tema A
Tema B
Rema
Información “conocida”.
Elipsis por sobreentenderse fácilmente
a partir del complemento nueve meses
después.
Información “conocida”. Se ha tematizado
por repetición léxica, para evitar un empleo
excesivo de elipsis.
dio a luz un hijo
Continuación
del Rema
P16: ... Layo lo arrancó de los brazos de la nodriza...
Layo
lo
Tema A
Tema B
Información “conocida”. Se ha
tematizado por medio de una
repetición léxica, en beneficio de la
claridad.
Información “conocida”: se refiere a un hijo (nacido de
Yocasta). Se ha tematizado mediante sustitución por proforma:
el pronombre objeto directo lo, que concuerda en género y
número con su antecedente (mas. sing.).
arrancó de los
brazos de la
nodriza
Rema
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APUNTES PARA LA R EDACCIÓN
P17: ... le taladró los pies con un clavo...
(Layo)
taladró los
pies con un
clavo
le
Tema A
Tema B
Información “conocida”.
Elipsis por sobreentenderse
fácilmente.
Información “conocida”: se refiere al hijo de Layo y Yocasta.
Tematizado mediante la sustitución por proforma: el pronombre
objeto indirecto le, que concuerda en número con su antecedente
(sing.).
Rema
P18: ... se los ató el uno al otro...
(Layo)
Tema A
Elipsis por
sobreentenderse
fácilmente.
se
Tema B
los
Tema C1
Información “conocida”: se
refiere al hijo, tematizado
mediante la sustitución por
proforma: el pronombre
objeto indirecto se (se usa en
vez de le cuando precede a
un pronombre objeto
directo).
Información “conocida”: se
refiere a los pies del hijo, parte
del rema de P17. se ha
tematizado mediante la
sustitución por proforma: el
pronombre objeto directo los,
que concuerda en género y
número con su antecedente
(mas. pl.).
ató
el uno al otro
Tema C2
Información “conocida”: se
refiere a los pies del hijo.
Rema Se ha tematizado mediante
la sustitución por proforma:
los adjetivos pronominales
uno (= un pie) y otro (= el
otro pie).
P19: ... (y) lo dejó abandonado en el monte Citerón.
dejó abandonado en
el monte Citerón.
(Layo)
Tema A
lo
Tema B
Elipsis por
sobreentenderse
fácilmente
Información “conocida”: se refiere al hijo, tematizado mediante la
sustitución por proforma: el pronombre objeto directo lo, que
concuerda en género y número con su antecedente (mas. sing.).
Rema
EJERCICIO : Realicemos el mismo análisis con los dos fragmentos siguientes:
(A) La esfinge de los monumentos egipcios (llamada androesfinge por Heródoto, para
distinguirla de la griega) es un león echado en tierra y con cabeza de hombre (...).
La esfinge griega tiene cabeza y pechos de mujer, alas de pájaro, y cuerpo y pies de león.
Otros le atribuyen cuerpo de perro y cola de serpiente. Se refiere que desolaba el país de
Tebas, proponiendo enigmas a los hombres (pues tenía voz humana), y devorando a
quienes no sabían resolverlos. A Edipo, hijo de Yocasta, le preguntó:
—¿Qué tiene cuatro pies, dos pies o tres pies, y cuantos más pies tiene es más débil?
Edipo contestó que era el hombre, que de niño se arrastra en cuatro, cuando es mayor
anda en dos y a la vejez se apoya en un báculo. La esfinge, descifrado el enigma, se
precipitó desde lo alto de su montaña.
Jorge Luis Borges y Margarita Guerrero
Manual de zoología fantástica.
2.a ed. México: Fondo de Cultura Económica.
1966, reimpr. 1998.
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Francisco Morales Ardaya
APUNTES PARA LA R EDACCIÓN
(B) Una gruesa y alta serpiente con garras y alas es quizás la descripción más fiel del
dragón. Puede ser negro, pero conviene que también sea resplandeciente; asimismo suele
exigirse que exhale bocanadas de fuego y de humo. Lo anterior se refiere, naturalmente,
a su imagen actual; los griegos parecen haber aplicado su nombre a cualquier serpiente
considerable. Plinio refiere que en el verano el dragón apetece la sangre del elefante, que
es notablemente fría. Bruscamente lo ataca, se le enrosca y le clava los dientes. El
elefante exangüe rueda por tierra y muere; también muere el dragón, aplastado por el
peso de su adversario.
J. L. Borges y M. Guerrero, Ídem.
Del análisis anterior podemos inferir lo siguiente:
a)
Lo que se proponga como tema o información conocida (para el destinatario del mensaje) debe
ser tal, puesto que, si no se respeta este principio, el texto adolecerá de una grave falla
comunicativa: la incomprensibilidad. Asimismo, lo que se ofrezca como rema debe aportar
efectivamente información nueva al texto, a fin de que no se caiga en la repetición monótona
de lo ya sabido. En otras palabras, debe haber un equilibrio entre los temas y los remas.
Muy importante: En cuanto a los textos escolares o académicos (exámenes, trabajos,
ensayos...), que se destinan generalmente solo a la lectura del maestro o profesor, debemos
entender que se trata de una situación comunicativa “artificial”: en efecto, el profesor espera
que nosotros le ofrezcamos toda la información que él pide que aparezca en el texto, aunque él
mismo ya la conoce perfectamente. ¿Por qué, entonces, debemos dar al profesor datos que son
totalmente sabidos por él? ¿Esto tiene algún sentido? En la escuela o en la universidad, sí,
porque el propósito del docente es verificar cuánto conocemos sobre el tema que ha asignado, y
si somos capaces de relatarlo o exponerlo de tal modo que nos hagamos entender claramente.
Por tanto, en tal situación, no debemos omitir información importante suponiendo que el
profesor ya la conoce; al contrario, debemos escribirle como si él no supiera la respuesta del
examen, como si nosotros estuviésemos dando la clase.
b) Los temas aparecen frecuentemente en primer lugar, y posteriormente los remas. Si no ocurre
así, ello se deben a exigencias de la sintaxis o a consideraciones estilísticas. Por ejemplo, las
expresiones conectivas casi siempre encabezan las proposiciones (cuando nueve meses después
Yocasta...), y los pronombre átonos (me, te, lo, nos, se...) aparecen a menudo pospuestos a los
infinitivos y gerundios (emborracharlo).
c) La información conocida puede aparecer tematizada de diversas maneras a lo largo de un
mismo texto (por medio de la repetición, de un sinónimo, de un contiguo semántico, de una
proforma o de la elipsis).
d) Se emplea frecuentemente la elipsis cuando la información omitida puede deducirse fácilmente
y sin posibilidad de equivocación. Si lo omitido es el sujeto de un verbo, este coincide, por lo
general, con el sujeto de la proposición principal anterior.
e) El sustituto léxico, en beneficio de la comprensibilidad, debe remitir fácilmente al término
sustituido. Esto se facilita, en el caso de las proformas, gracias a un mecanismo de la lengua
que ya hemos estudiado: la concordancia. En efecto, la concordancia de género y número
permite saber cuál es el elemento anterior que se ha sustituido.
De estas conclusiones podemos derivar algunas recomendaciones para la redacción (por supuesto,
debe entenderse que éstas son válidas principalmente para desarrollar un estilo correcto medio, y no tanto
para otra clase de estilos, como los literarios o poéticos). Las exponemos a continuación.
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APUNTES PARA LA R EDACCIÓN
4. RECOMENDACIONES PARA LA REDACCIÓN RELATIVAS A LA PROGRESIÓN TEMÁTICA
A. Propongamos como tema una información compartida con el lector.
Procuremos proponer como tema, o información conocida por el lector, solamente aquella que pueda
suponerse verosímilmente como tal (sin embargo, tengamos en cuenta lo que hemos mencionado más arriba
acerca de los textos escolares o académicos). Si hemos de introducir temas que supongamos desconocidos o
no suficientemente conocidos para el lector al cual escribimos, ofrezcamos información suplementaria para
ayudar a la comprensión.
Por ejemplo, el sentido de la siguiente oración:
Edipo reinó en Tebas luego de resolver el enigma de la Esfinge,
no resulta claro para quien no tenga conocimientos de la mitología y geografía griegas (¿Quién es ese tal
Edipo? ¿Qué es Tebas? ¿Qué es la Esfinge?). Así pues, si dirigimos la información a un lector sin tales
conocimientos, podríamos redactar la oración del siguiente modo, ofreciendo datos suplementarios:
Edipo, un personaje de la mitología griega, reinó en la ciudad de Tebas luego de resolver el enigma que le
propuso un monstruo llamado la Esfinge, que tenía cabeza de mujer y cuerpo de león.
Teniendo en cuenta lo anterior, y con ayuda de una obra de referencia (diccionario o enciclopedia),
ofrezcamos los datos suplementarios que puedan hacer más comprensibles los siguientes enunciados:
•
•
•
Heracles cortó las cabezas de la hidra.
La causa de la guerra: el rapto de Helena por Paris.
Odiseo tardó veinte años en regresar a Ítaca.
Por supuesto, no siempre se pueden ofrecer datos suplementarios sin recargar el texto, haciéndolo
pesado y de lectura lenta. Si el texto queda recargado, con demasiadas explicaciones, ello significa que hay
muchas dudas de que el lector tenga los conocimientos previos necesarios para comprender el texto. En tal
caso, lo prudente componer una introducción para el tema, con explicaciones más amplias, o, si no hay más
remedio, cambiar el tema.
Sin embargo, si la información que se da por conocida (aunque realmente no lo sea para el lector)
puede hallarse fácilmente (por ejemplo, en una obra de referencia), y suponemos verosímilmente que es
accesible al lector, entonces no resulta indispensable ofrecer datos suplementarios. Así, con respecto al
ejemplo que hemos dado más arriba, cualquier buena enciclopedia da información sobre quién es Edipo, qué
es y dónde está Tebas, y quién es la Esfinge.
Por consiguiente, cuando presentemos por escrito el tema de una proposición, hagámonos estas dos
preguntas: 1) ¿El tema que proponemos es información efectiva o verosímilmente compartida por nuestro
lector? 2) Si no resulta información compartida, ¿es fácilmente accesible a nuestro lector? (Nuevamente,
tengamos en cuenta lo dicho en la página anterior sobre los textos escolares o académicos, destinados a la
lectura de un profesor.)
B. Procuremos que en cada proposición haya un elemento temático.
Para ayudar al lector a seguir el hilo del discurso, redactemos las proposiciones de tal manera que, en
cada una, haya un elemento temático, es decir, un elemento que recuerde el tema (por medio de la repetición,
de la sustitución o de la elipsis bien empleada). Además, procuremos, si lo permiten la sintaxis y el buen
estilo, colocar los temas en primer lugar y los remas en segundo lugar.
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APUNTES PARA LA R EDACCIÓN
Leamos el siguiente pasaje:
El niño abandonado por Layo en el monte Citerón no pereció. Edipo significa “de pies hinchados”. El llanto
del niño atrajo la atención de un pastor. El pastor lo encontró y lo desató. El recién nacido tenía los pies
muy congestionados a causa de las ataduras. El pastor de Corinto casualmente pasaba por allí. Le dio el
nombre de Edipo.
Aunque puede comprenderse la secuencia de los hechos, el pasaje parece presentar cierta
desorganización. Esto se debe a que la progresión informativa no se ha mantenido adecuadamente. Por
ejemplo, la segunda proposición (Edipo significa...) no tiene ningún elemento que establezca una relación
temática formal con la primera, para mantener la progresión.
Por tanto, podríamos mejorar bastante la legibilidad del fragmento y favorecer una comprensión más
fácil de éste si organizamos los temas y los remas conforme a la progresión que se puede deducir de la
primera proposición:
El niño abandonado por Layo en el monte Citerón no pereció. Su llanto atrajo la atención de un pastor de
Corinto que casualmente pasaba por allí. Este lo encontró y lo desató. Como el recién nacido tenía los pies
muy congestionados a causa de las ataduras, el pastor le dio el nombre de Edipo, que significa “de pies
hinchados”.
Teniendo en cuenta lo anterior, modifiquemos el siguiente párrafo, acomodando la secuencia temarema-tema donde sea necesario (tengamos en cuenta que deberemos cambiar, agregar o quitar palabras para
que la redacción resulte estilísticamente adecuada):
El joven Perseo sabía que, si miraba a los ojos a Medusa, quedaría convertido
inmediatamente en piedra. Llevaba consigo un escudo. Perseo se acercó cautelosamente
al monstruo, pero éste se dio cuenta de la presencia del héroe. En seguida trabaron un
combate durante el cual Perseo se esforzaba por no ver directamente a la Gorgona. Al
fin, Perseo logró acercarse lo suficiente a ella, y le cortó la cabeza con la espada. El
escudo tenía la superficie bruñida como un espejo y reflejaba cualquier imagen. Medusa
era la más horrible de las Gorgonas.
De lo que se ha expuesto puede deducirse que, en la medida de lo posible, es conveniente agrupar
los datos referentes a un mismo asunto, para que no queden injustificadamente dispersos en el texto.
C. Usemos varios medios de tematización en el mismo texto.
A fin de darle variedad al texto y evitar las repeticiones léxicas (véase cap. Recomendaciones de
estilo..., sección A: Tendencias estilísticas generales...), y según lo requieran la comprensibilidad y la
intención expresiva, empleemos diversos medios de tematización.
Leamos el siguiente pasaje:
Cerca de la ciudad griega de Tebas vivía un monstruo llamado la Esfinge, que tenía cabeza de mujer y
cuerpo de león. La Esfinge tenía por costumbre proponer un enigma a todo viajero que pasara casualmente
frente a la guarida de la Esfinge. Si el viajero no podía dar con la respuesta del enigma de la Esfinge, y
hasta entonces siempre había sucedido que ningún viajero había logrado dar la respuesta del enigma, la
Esfinge se arrojaba sobre el viajero y devoraba al viajero.
Quedaría estilísticamente mucho mejor si sustituimos los términos repetidos por los vocablos
adecuados; por ejemplo:
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Francisco Morales Ardaya
APUNTES PARA LA R EDACCIÓN
Cerca de la ciudad griega de Tebas vivía un monstruo llamado la Esfinge, que tenía cabeza de mujer y
cuerpo de león. La bestia (contiguo semántico de monstruo) tenía por costumbre proponer un enigma a todo
viajero que pasara casualmente frente a su (pronombre posesivo, se refiere a la Esfinge) guarida. Si el
viandante (sinónimo de viajero) no podía dar con la respuesta (elipsis de del enigma, pues se sobrentiende
fácilmente que la respuesta es de éste), lo cual (sustituto de toda una proposición: ningún viajero había
logrado dar la respuesta) hasta entonces siempre había sucedido, la Esfinge (aquí es válido recurrir a la
repetición léxica, pues la primera mención del nombre del monstruo se halla bastante alejada) se arrojaba
sobre él (pronombre, se refiere al viajero o viandante) y lo (ídem) devoraba.
Siguiendo el ejemplo anterior, acomodemos la siguiente narración (sustituyamos los términos
subrayados por pronombres relativos):
Antes de ser Escila un monstruo y un remolino, Escila era una ninfa. De Escila se
enamoró el dios Glauco. Glauco buscó el socorro de Circe, el conocimiento de Circe de
hierbas y magia era famoso. Circe se prendó de Glauco, pero como Glauco no olvidaba
a Escila, Circe envenenó las aguas de la fuente. En la fuente Escila solía bañarse. Al
primer contacto de Escila con el agua, la parte inferior del cuerpo de Escila se convirtió
en perros. Los perros ladraban. Doce pies sostenían a Escila y Escila se halló provista de
seis cabezas, cada cabeza con tres filas de dientes. Este hecho de transformarse en
perros y seis cabezas con tres filas de dientes aterró a Escila y Escila se arrojó al
estrecho que separa Italia de Sicilia. Los dioses convirtieron a Escila en roca.
Adaptación de:
Jorge Luis Borges y Margarita Guerrero, Manual de zoología fantástica.
2.a ed. México: Fondo de Cultura Económica.
D. Usemos la elipsis solo si la información omitida es fácilmente recuperable.
Leamos el siguiente fragmento:
En Creta había un gran laberinto, en el cual vivía un monstruo. Minos alimentaba al Minotauro. Un día,
entre las víctimas se hallaba Teseo. Sin embargo, la hija del rey, llena de compasión, le dio al joven un hilo
largo.
¿Qué es o dónde está Creta? ¿Quién es Minos? ¿Quién es el Minotauro? ¿Quién es Teseo? ¿De qué
rey se habla? ¿Por qué la hija de ese rey sentía compasión? ¿Quién es el joven al cual le dio un hilo largo? ¿Y
para qué un hilo largo?
En rigor, en el fragmento dado como ejemplo hay temas y remas en cada proposición, por lo cual, en
principio, hay progresión temática. Sin embargo, la información se presenta de modo tan escueto, que un
lector que desconozca este mito griego no podrá reconocer los temas que le dan coherencia al texto. Ello es
así porque se han elidido u omitido datos esenciales que no son recuperables a partir del texto mismo . Por
tanto, la elipsis no resulta adecuada.
¿Cómo quedaría el fragmento dado como ejemplo si le restituimos todos los datos que aclaran los
hechos? Un ejemplo (un resultado posible) es la narración que aparece en el siguiente punto.
E. Procuremos limitar la elipsis del sujeto para cuando éste sea el mismo del verbo principal de la
proposición anterior.
Como ya sabemos, el uso de la elipsis es válido cuando la información omitida puede ser deducida
fácilmente por el lector a partir de los datos que ofrezcamos en el texto. A esto hay que añadir lo siguiente:
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cuando lo que se elide es el sujeto de un verbo, la elisión, por lo común, es adecuada solamente si este sujeto
omitido coincide con el sujeto del verbo principal de la proposición anterior. Si no se cumplen estas
condiciones, es mejor emplear otro medio de tematización.
Leamos el siguiente relato:
En la isla de Creta había un gran laberinto, en el cual vivía un monstruo, mitad hombre, mitad toro,
llamado Minotauro. Minos, el rey de Creta, que era un hombre despiadado, alimentaba al Minotauro con
jóvenes cautivos. Cierto día, entre las víctimas se hallaba Teseo, príncipe de Atenas. Sin embargo, Ariadna,
la hija del rey, llena de compasión y amor, dio al joven un hilo largo y una buena espada. Así pues, entró al
laberinto y ató el hilo a la puerta. Con ayuda del hilo, no perdió el camino en las sinuosidades del vasto
edificio. Entonces mató al monstruo con la espada, y después, siguiendo el hilo, salió pronto del laberinto.
Huyeron en una nave al otro lado del mar, y por la tarde llegaron a la isla de Naxos. Pero a media noche,
Teseo, ingrato, abandonó a la fiel y enamorada doncella, y regresó solo a su patria.
Notemos que en la proposición “Así pues, entró al laberinto...”, se ha elidido el sujeto: ha ocurrido
una elipsis . Sin embargo, ¿fue conveniente emplear este medio de tematización? Pensemos en una persona
que no conozca el mito griego de Teseo y el Minotauro, y que lea la narración anterior. ¿Quién podría suponer
esta persona que es el sujeto elidido de entró y ató? Puesto que la tendencia natural de todo lector competente
es suponer que el sujeto omitido por elipsis se identifica generalmente con el sujeto de la proposición anterior,
se puede tomar fácilmente como sujeto de entró y ató a Ariadna, (sujeto de dio, verbo de la proposición
anterior), en vez del sujeto correcto: Teseo. Así pues, lo conveniente, en este caso, es que usemos otro medio
de tematización: la repetición léxica o la sustitución.
Arreglemos convenientemente el pasaje subrayado de la narración anterior. Podemos dar varias
soluciones, usando primero la repetición léxica, y luego las distintas formas de sustitución.
Asimismo, acomodemos el siguiente pasaje, que presenta la misma clase de error:
Un día, en su aburrimiento, el náufrago atrapado en la isla desierta vio una figura que
flotaba en el mar. A lo lejos no la distinguía, pero cada vez se acercaba más a la costa.
Entonces se dio cuenta de que era una hermosa mujer. Llegó finalmente hasta la orilla y
la ayudó a levantarse y subir hasta el refugio.
No obstante, cuando el contexto es claro y no hay peligro de ambigüedad, podemos efectuar la
elipsis del sujeto aun cuando no coincida con el de la proposición anterior. Veamos el siguiente ejemplo,
tomado de un fragmento que ya hemos copiado:
Una gruesa y alta serpiente con garras y alas es quizá la descripción más fiel del dragón. Puede ser negro,
pero conviene que también sea resplandeciente.
Notemos que la proximidad de dragón con la forma masculina singular negro, no deja lugar a dudas
sobre quién es el sujeto elidido de puede ser (aunque el sujeto de la proposición anterior es otro: la
descripción). La información omitida se recupera fácilmente por el contexto (en este caso, gracias a la
concordancia del adjetivo), y por tanto, la elipsis sí resulta adecuada.
F. Evitemos la ambigüedad en el empleo de los sustitutos léxicos y los modificadores.
Usemos los sustitutos léxicos (sinónimos, contiguos semánticos, proformas) de tal manera que no se
produzcan ambigüedades o malentendidos. Además, debemos recordar que el empleo de las proformas
exige respetar la concordancia.
Leamos el siguiente ejemplo:
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Los griegos eran buenos navegantes y sus puertos estaban entre los más importantes de la
Antigüedad, que rendían culto a muchos dioses.
¿Quiénes tenían muchos dioses: los puertos de los griegos, o los griegos? Se supone que los griegos
eran quienes tenían muchos dioses, pero tal supuesto no impide que la oración, tal como está construida,
produzca cierto efecto chocante al leerse de corrido. Esta es la razón: en español, el pronombre relativo que,
como todos los pronombre de su clase, tematizan un elemento nominal (sustantivo, generalmente) de la
proposición inmediatamente anterior. Veamos:
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Proposición 1: Los griegos eran buenos navegantes
Proposición 2: Sus puertos estaban entre los más importantes de la Antigüedad
Proposición 3: que rendían culto a muchos dioses.
El lector se enfrenta entonces a un conflicto: o se deja guiar por la sintaxis, la cual le indica que debe
tomar el pronombre que como sustituto léxico de sus puertos (= “los puertos de los griegos”), sintagma
nominal que aparece en la proposición inmediatamente anterior (la número 2); o se deja guiar por la lógica, la
cual le indica que son los griegos, y no sus puertos, los que adoraban a numerosas deidades.
Así pues, para despejar toda ambigüedad y para hacer el discurso más comprensible a la primera
lectura, armonizando la sintaxis con la lógica, debemos cambiar la posición de la última proposición,
poniéndola lo más cerca que se pueda de la palabra a la cual se refiere:
Los griegos, que rendían culto a muchos dioses, eran buenos navegantes y sus puertos estaban entre
los más importantes de la Antigüedad.
Podemos decir que gran parte de los casos de ambigüedad se resuelven colocando el sustituto léxico
lo más cerca que se pueda de la palabra o expresión a la que sustituye.
El mismo cuidado debemos tener en la colocación de los modificadores (adjetivos y adverbios)
respecto de los términos modificados. Notemos el problema de ambigüedad que se presenta en el siguiente
fragmento:
Al ir Aquiles a sacar la espada de la vaina, llegó Atenea del cielo y se detuvo a sus espaldas, lo tomó de su
cabello rubio, invisible para todos salvo para él, y le rogó que contuviera la mano.
Encontramos aquí un problema similar: el adjetivo invisible, ¿modifica a cabello, que le precede
inmediatamente, o a Atenea, una de las diosas de la antigua Grecia? Atendiendo a lo ya expuesto,
modifiquemos el pasaje anterior para armonizar la sintaxis con la lógica.
5. EJERCICIO DE RECAPITULACIÓN
¿Y qué pasó con Edipo?
Sus peripecias no terminan con el hecho de que hubiese resuelto el enigma de la Esfinge.
Se dan a continuación, como proposiciones sintácticamente independientes, los datos que faltan para
que compongamos dos textos corridos sobre la trágica historia de Edipo. Para esto, debemos tener muy en
cuenta las recomendaciones que se han dado para efectuar una progresión temática adecuada. Además, como
ejercicio suplementario, subrayemos el tema o elemento temático de cada proposición, indicando entre
paréntesis a cuál elemento de la proposición anterior se refiere.
He aquí los datos:
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A. Desde que Edipo fue encontrado por el pastor:
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El pastor de Corinto cuidó del niño.
En Corinto gobernaba un rey llamado Pólibo.
La reina, esposa de Pólibo, se llamaba Mérope.
La reina no podía tener hijos.
Ambos reyes ansiaban tener un heredero.
La reina se enteró de la historia del pastor.
La reina pidió al pastor que le diese el niño para criarlo.
Edipo creció como príncipe heredero.
Edipo creía que los reyes de Corinto eran sus padres verdaderos.
Un día Edipo consultó al Oráculo de Delfos.
Edipo recibió una profecía del Oráculo.
La profecía afirmaba algo terrible.
Edipo estaba destinado a matar a su padre.
Edipo se espantó por la profecía.
Edipo no quería cometer el asesinato profetizado.
Edipo huyó de Corinto.
En el camino se encontró con Layo.
Edipo no sabía que Layo era su padre verdadero.
Layo no sabía que Edipo era su hijo.
Layo iba en su carro, acompañado de una escolta.
Layo le ordenó bruscamente a Edipo que se apartara.
Edipo se enfureció y se resistió.
La escolta de Layo atacó a Edipo.
Edipo mató a la escolta y a Layo.
Edipo continuó su camino.
Cerca de Tebas, Edipo se encontró con la Esfinge.
B. Desde que Edipo resolvió el enigma de la Esfinge:
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Tras la muerte de Layo, el trono de Tebas quedó vacante.
Los habitantes de Tebas tomaron una decisión.
Se daría el trono de Tebas a quien destruyese a la Esfinge.
Los tebanos se enteraron de que la Esfinge había muerto gracias a Edipo.
Los tebanos hicieron rey a Edipo.
Según la costumbre, el nuevo rey tenía que casarse con la reina viuda.
La reina viuda era Yocasta.
Yocasta era la madre verdadera de Edipo.
Edipo no sabía que Yocasta era su madre.
Yocasta no sabía que Edipo era su hijo.
Edipo y Yocasta se casaron.
Edipo y Yocasta tuvieron varios hijos.
Tiempo después, Tebas sufría una terrible peste.
No había cura para la peste.
Muchos tebanos murieron de peste.
Nadie sabía la causa de la peste.
Edipo mandó consultar el Oráculo.
Edipo recibió la respuesta del Oráculo.
La causa de la peste era el enojo de los dioses contra un habitante de Tebas.
Un habitante de Tebas había cometido un terrible sacrilegio.
Edipo prometió desterrar al sacrílego.
Edipo necesitaba saber el nombre del sacrílego.
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Edipo decidió consultar con un adivino famoso.
Tiresias era el adivino más famoso de toda Grecia.
Tiresias le dijo a Edipo que no era prudente decir el nombre.
Edipo insistió.
Tiresias previno a Edipo.
Revelar el nombre causaría peores desgracias.
Edipo insistió.
Tiresias contó la verdad.
Edipo y su familia quedaron anonadados.
De pesar y vergüenza, Yocasta se suicidó.
De pesar y vergüenza, Edipo se sacó los ojos.
Edipo se exilió voluntariamente de Tebas.
A Edipo lo acompañó en el exilio su fiel hija.
La hija de Edipo de llamaba Antígona.
Usemos los conectores que sean necesarios (ver Los medios de cohesión textual, sección 5: Los
conectores discursivos) para contribuir a la cohesión del relato, subrayémoslos con una línea doble e
indiquemos la clase de relación semántica que establecen (adición, oposición, etc.; ver el capítulo Las
relaciones semánticas entre las proposiciones).
Asimismo, según el caso lo requiera, podemos alterar la construcción de las oraciones, y cambiar las
formas verbales.
PARA SABER MÁS :
González Araña, Corina, y Herrero Aísa, Carmen (1997). Manual de gramática española. Madrid:
Castalia. Véase la Tercera Parte: El texto, especialmente la sección 2: Propiedades del texto.
Sánchez de Ramírez, Irayda, y Barrera Linares, Luis (1992). Cómo mejorar la coherencia de los textos
producidos por los estudiantes. Tierra Nueva, año 1, n.° 4.
Zayas, Felipe. Las actividades gramaticales desde una perspectiva textual. En: Lomas, Carlos, y Osoro,
Andrés (1994), El enfoque comunicativo en la enseñanza de la lengua. Barcelona (España):
Paidós.
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