Sensualidad y Simulacro. La Experiencia Estética del Erotismo en el

Anuncio
David Allué Aínsa
SENSUALIDAD Y SIMULACRO
La Experiencia Estética del Erotismo en el Arte del Renacimiento
Índice
3
Resumen
1. Batalla
4
Búsqueda de un contexto en la Historia
2. Victoria
7
Maneras incipientes de perseguir un fin
3. Sensualidad
10 Percepción y demostración de bellas formas
4. Simulacro
15 Liberaciones y prisiones del erotismo
5. Pulsión
19 Pensamiento y descarga, un motor de generación
21 Conclusión
22 Bibliografía
Sensualidad y Simulacro. La Experiencia Estética del Erotismo en el Arte del Renacimiento
2
Resumen
En el período del Renacimiento, entre los siglos XV y XVI, bajo la influencia de
formas y temas estilizados y espiritualizados, significó para el hombre el tránsito desde
los “tenebrosos” siglos medievales hacia la culminación de un modo de ser y sentir
nuevo, distinguiendo una primera fase literaria y humanista en el s. XV y una científica
y filosófica en el s. XVI.
Dentro de las diversas formas y repertorios utilizados para expresarse esta nueva
corriente cultural humanista, las letras y las artes representarán un nuevo impulso en su
apreciación y cultivo. Será un movimiento espontáneo y radicalmente individualista,
por su especial simbolismo y búsqueda de un epicentro humano.
La experiencia estética de lo erótico en el arte del Renacimiento, con el surgimiento
de un público cada vez más sensible, se desarrolla desde el pudor hasta la abstracción
del deseo, desde la sensualidad de lo erótico hasta un incipiente simulacro que construye
lo pornográfico, convirtiéndose en el camino hacia su propia autonomización. A través
de las diferentes representaciones artísticas, asistiremos a la expresión de la integridad
humana por medio de ideas, que por sublimes que fuesen, fueron expresadas a través del
cuerpo desnudo.
A través de lo sensorial y de la búsqueda de la belleza, descubrimos que lo erótico
nace y muere en la mirada de ida y vuelta entre sujeto y objeto, donde penetra el deseo y
el amor, potenciando mediante su fuerza activa la generación y erotificación que
constituye la obra de arte.
El arte del Renacimiento busca humanizarlo todo. Para ello, lo erótico, simboliza las
ganas de vivir y sentir, desarmando a fuerza de verdad, la trampa de la hipocresía a la
que antaño estuvo ligado y estableciendo un medio para independizarse de esos
convencionalismos sociales y culturales como medio autónomo.
Sensualidad y Simulacro. La Experiencia Estética del Erotismo en el Arte del Renacimiento
3
1
Batalla
Búsqueda de un contexto en la Historia.
En plena Época Antigua y tras varios siglos de repensar el concepto del arte en
Grecia, llegará la ruptura de su valoración clásica: será en el período helenístico cuando
diferentes actitudes llegarán a considerar una nueva comprensión, «el arte fue dotado de
unas características humanas que le habían sido negadas: se le atribuyó un carácter
intelectual, individual y libre. El objeto del arte visual, de naturaleza externa y
sensorial, comenzó a extenderse a partir de ahora de un modo interno y espiritual»1. La
mímesis clásica, la repetición del gesto del artista, el movimiento inicial divino a modo
de gesta que desea imitar al de los antiguos dioses y así crear la obra de arte, será
suplantada por el nuevo punto de vista: la imaginación, la fantasía, el pensamiento.
Como consecuencia de este cambio, el papel del artista se hizo mayor en su categoría
social.
Pero los cambios no son eternos, en la Edad Media la estética regresa a antiguas
concepciones del arte de la Grecia arcaica, todo ello muy relacionado con el auge del
cristianismo y su actitud intransigente que limitaba esa actitud estética, esa belleza
sensible, convirtiéndose en elemento de separación entre la cultura de la época y la del
clasicismo. Limitaba, pero hizo uso de una utilidad relativa, especialmente de las obras
eróticas de tiempos pasados que hablaban de ese hombre, sus costumbres y “malos
espíritus” y así la hizo servir para juzgar su historia y producciones. No obstante, La
Iglesia no dañó esas obras “indecentes” que tan fácil hubiese sido posible destruir.
El arte dejó de tener de nuevo un papel de privilegio, sus intenciones no eran
estéticas y se subordinaba a objetivos religiosos. La belleza no se buscaba en el arte,
podía encontrarse más fácilmente en el concepto de natura naturata, en la creación
divina y acabada, en contraposición a la natura naturans, la fuerza activa que
posteriormente aludirá no a las formas acabadas, si no a los principios que animan estas
formas. «El arte había dejado nuevamente de ser individualista y se regía por una serie
1
TATARKIEWICZ, Wladyslaw. Historia de seis ideas. Madrid: Tecnos Alianza, 2007, p.137.
Sensualidad y Simulacro. La Experiencia Estética del Erotismo en el Arte del Renacimiento
4
de reglas de hermandades y canónicas…no por la originalidad»2, de esta manera se
convertía en un nuevo revival del sistema de conceptos de la Grecia clásica.
Entrados en el período del Renacimiento, más religioso que cristiano3, el hombre
cree captar a Dios en aquello que es natural y humano, entenderlo más allá de cualquier
formulación teológica, dicho de otra manera, no le
parece necesario estar
constantemente invocando el nombre de Dios ni mostrando una constante angustia por
su salvación personal. Esta visión unitaria, tiene su centro en el hombre, que ha sido
situado por Dios en medio del universo: el macrocosmos será un círculo de perfección
geométrica, el microcosmos el ser humano unido a este y abrazándolo todo, un Dios
omnipresente.
El humanismo será la corriente de pensamiento del Renacimiento, en oposición al
escolasticismo medieval, donde deberemos hablar del retorno a los antiguos y una
búsqueda de liberar la razón de las dependencias que puedan enturbiar su autonomía,
incidiendo en que «todo postulado de autonomía, por grande que sea el grado de
simulacro del que participa, es potencialmente peligroso, si bien es cierto que, el
erotismo, todavía en un modo latente de rebelión del individuo, no iba a constituirse
aquí en un peligro»4. La recuperación de obras clásicas de los grandes filósofos de la
antigüedad y la posibilidad de difusión de estas a través de la imprenta, conllevará una
finalidad moral para así reflexionar sobre la dignidad humana. De esta manera, la
creciente burguesía fraguará su pensamiento filosófico y literario, algo que irá ligado al
optimismo que rezuma esta clase social en su primera gran fiesta, con una creciente
conciencia de su poder frente a otros estamentos.
Pero el antiguo concepto de humanitas se empezó a gestar mucho antes del período
renacentista del Quattrocento y Cinquecento, será resucitado por la escuela de Chartres
en la primera mitad del siglo XII en lo que ha venido considerándose como un
Renacimiento medieval. Será desde ese momento cuando, sobre todo en la península
italiana, la herencia de la civilización romana, heredera de la griega, esté más presente
que nunca en el imaginario de la cultura europea.
El ideal renacentista se extenderá por todo el continente europeo y cambiará el
paradigma antropológico y la visión filosófica del mundo y de Dios. El humanismo
2
Ibídem, p.142.
No debe entenderse que los humanistas del Renacimiento eran ateos, de hecho «las figuras más
destacadas de la época se consideraron sinceramente religiosas.
4
CLARAMONTE, J., Lo que puede un cuerpo. Ensayos de estética modal, militarismo y pornografía,
Murcia: CENDEAC, 2009, pp. 35.
3
Sensualidad y Simulacro. La Experiencia Estética del Erotismo en el Arte del Renacimiento
5
reivindica el amor a la vida y el interés por este mundo, siempre desde un espíritu
crítico respecto a la autoridad eclesiástica. «En el mundo antiguo, el sentimiento trágico
de la existencia planeaba sobre el pensamiento y sobre la vida, especialmente por lo
que hacía referencia a la historia. En el Renacimiento, en cambio, se inicia un
movimiento que miraba hacia el futuro con todo lo que esto implicaba de creatividad.
La esperanza vence el sentimiento de tragedia y la creencia en el progreso se
sobrepone a la resignación ante lo inevitable»5.
5
DE BROCÀ, Salvador. El Renaixement, Alba de la Modernitat. Santa Coloma de Queralt: Obrador
Edèndum, 2012, p.161 [traducción del autor].
Sensualidad y Simulacro. La Experiencia Estética del Erotismo en el Arte del Renacimiento
6
2
Victoria
Maneras incipientes de perseguir un fin
Como movimiento cultural, «El Humanismo encuentra dos grandes medios de
expresión: por un lado el pensamiento filosófico y científico; por otro, las obras de
arte. Cuando el pensamiento renacentista parece amenazar el dogma cristiano, la
Iglesia ofrece al humanismo una salida por medio del Arte»6. Aun así, este movimiento
cultural toma una postura cada vez
más distante con la autoridad eclesiástica,
destacando una Italia con un cierto paganismo de corriente humanista y un norte
europeo influenciado por la Reforma de corriente protestante. En ambas corrientes
existirá un fuerte componente individualista, destacando un refuerzo en la libertad de
los hombres por pensar por ellos mismos, o la reaparición de la razón autónoma. Cierto
que ese individualismo, esa libertad que aspira a lo absoluto, conllevará un orgullo que
permite a esa anarquía del Renacimiento adornarse de lujo y encontrar en el arte y la
literatura su moral. «Antes de toda la eclosión humanista se había querido imponer los
valores del alma quitando al cuerpo y a sus movimientos toda esencia divina. Todo
goce que venga de él es pecado. Varios siglos de semejante moral sólo pudieron
terminar en una profunda rebelión, casi biológica y tanto más profunda cuanto era
espontánea, salida de las fibras vivientes de una humanidad a la que se quería
condicionar contra su naturaleza»7.
Respecto a la teoría renacentista, es importante especificar que no estuvo ligada a un
solo país, ya que el Humanismo se expande por todo el continente europeo. Pero será en
Italia donde las condiciones sociales, intelectuales y artísticas, desarrollaron una línea
sistemática de pensamiento sobre las artes visuales.
La antigüedad será la herramienta que legitime el ideal humanístico. Poco a poco el
arte visual se va liberando del encorsetamiento medieval respecto a fines morales y
religiosos, prevaleciendo el arte por el arte y por la belleza. Una de las tesis formulada
en la estética del Renacimiento y basada en la obra de Vitruvio dice que «la belleza es
6
DE BROCÀ, Salvador. El Renaixement, Alba de la Modernitat. (Cit. nota 4), p.17 [traducción del
autor].
7
LO DUCA, J.M., Historia del Erotismo. http://es.scribd.com/doc/51687376/Lo-Duca-Historia-delerotismo.
Sensualidad y Simulacro. La Experiencia Estética del Erotismo en el Arte del Renacimiento
7
realizada en la naturaleza, siendo ésta un modelo insuperable para el arte, en especial,
dicho modelo lo constituye el cuerpo humano»8.
Los últimos escolásticos habían separado ya el mundo natural del mundo
sobrenatural, concibiendo este último como inaccesible en la búsqueda racional, de este
modo, la ciencia repercutirá en el progreso técnico pero también en el desarrollo
vivencial. La naturaleza pasa de estar representada como un fondo referencial en la
época medieval a estar representada de forma realista, incorporando ese cuerpo humano,
sus acciones y el entorno donde se realizan. Esa representación real del hombre, será en
definitiva la lógica de la nueva cultura. El humanismo del Renacimiento tendrá una nota
característica, «en un arte profundamente simbólico, destacará la referencia al espacio
humano. Las expresiones artísticas de este período se mueven dentro de un espacio
terrenal constantemente en cambio. Un espacio siempre bien delimitado, aunque se
mantenga abierto al universo. Las figuras de este espacio terrenal –destinado a ser
poblado, colonizado, esto es, dominado o controlado- constantemente hacen referencia
al hombre»9.
La concepción del trabajo creativo, desde una premisa más libre, la individualidad, la
imaginación y la inspiración adquieren mayor peso. Por otra parte las bellas artes
experimentaron una ascensión jerárquica en su catalogación, se pasó de las artes
mecánicas a las liberales, pero en ello siempre se manifestará una pugna, donde artistas
e intelectuales reclamarán una nueva posición respecto al concepto moderno de artista,
una victoria que será siempre subjetiva desde el ámbito artístico y social, ya que
generalmente el hombre de este tiempo dedicado a las artes consagradas como liberales,
es un hombre por oposición al hombre plebeyo o al pobre. Serán los hombres liberados,
los nobles, los que no se dedican a trabajos serviles, a las ciencias mecánicas propias de
las clases inferiores, los que podrán recrearse en el estudio de los clásicos gracias al
estatus de riqueza que los definía.
La incipiente Época Moderna traerá lo disposicional, prevaleciendo la idea
individual frente al alineamiento desde lo establecido por las altas esferas. Como
propósito de una autonomía mayor, el hombre liberado ahora de la autoridad
eclesiástica y del poder feudal, se propondrá hacer todo aquello que era capaz. Este
cambio abrupto entre lo tradicional –lo repertorial-, frente al individuo –lo
8
TATARKIEWICZ, Wladyslaw. Historia de la estética III. La estética moderna 1400-1700. Madrid:
Ediciones Akal, 2004, p.52.
9
DE BROCÀ, Salvador. El Renaixement, Alba de la Modernitat (Cit. nota 4), p.99 [traducción del autor].
Sensualidad y Simulacro. La Experiencia Estética del Erotismo en el Arte del Renacimiento
8
disposicional-, se mostrará claramente en el campo y concepto de la estética, al
constatar la posesión de un verdadero poder creativo. No obstante, no será hasta la
pretendida Autonomía Ilustrada10, cuando toda esta experimentación del individuo
despegue con más fuerza frente a los cambios sociales y se produzcan «procesos de
diferenciación de esferas de actividad o modos de atención que se basaban, en buena
medida, en una redefinición de la Naturaleza que tendía a otorgar a sus criaturas
capacidad de auto-organizarse y determinar su propia ley de crecimiento y
desarrollo»11, convirtiéndose más tarde en simulacros de sí mismos como podremos
comprobar.
El artista y su valoración moderna en el humanismo del Renacimiento, concluirá tal
y como Marsilio Ficino decía desde el círculo neoplatónico: “es un mediador entre el
Dios creador y el genio demiúrgico del hombre, un Dios en la tierra que transforma de
una manera creativa aquello de lo que dispone por medio de la naturaleza y
transciende los límites del tiempo y del espacio, mostrando a través de su obra su
inteligencia creadora como máxima expresión humana.”
Una de las lecciones que podemos extraer de los humanistas del s. XVI, será que
«están en los antípodas de un racionalismo que pone tierra de por medio entre las
emociones y la razón y nos sume, en definitiva, en un escapismo moral. Al tratar los
sentimientos como meros efectos de procesos causales, nos los quita de las manos y nos
exime de toda responsabilidad: lo único de lo que somos racionalmente responsables
(al parecer) es de pensar correctamente»12. Nos anteponen la modestia práctica y la
libertad individual que caracteriza el humanismo renacentista, frente al racionalismo del
s.XVII. Incidimos en ello, ya que nos lleva a desmentir el Renacimiento como una etapa
bisagra entre el mundo medieval y el moderno, en todo caso apuntaremos a dos culturas
de la modernidad, o a dos puntos de partida diferentes: uno humanista que nos atañe,
fundado en la literatura clásica y en la acumulación de detalles concretos de la
experiencia práctica y otro científico, basado en la filosofía natural del s.XVII y el
análisis de un núcleo abstracto de conceptos teóricos.
La hipotética victoria respecto al binomio individuo-autonomía, en todo caso, se
había gestado, lo demás serán otras batallas y otros fines por llegar.
10
Véase CLARAMONTE, Jordi. La Republica De Los Fines, Murcia: CENDEAC, 2011, pp. 35-105. Se
desarrolla un amplio análisis sobre una de las formas principales de autonomía en la modernidad.
11
CLARAMONTE, Jordi. La Republica De Los Fines, Murcia: CENDEAC, 2011, pp. 85.
12
TOULMIN, Stephen. Cosmópolis, Barcelona: Península, 2001, pp. 74.
Sensualidad y Simulacro. La Experiencia Estética del Erotismo en el Arte del Renacimiento
9
3
Sensualidad
Percepción y demostración de bellas formas
La respuesta humana a la belleza y al arte, aquello que denominamos experiencia
estética y a lo que los teóricos del Renacimiento llamaron experiencia de la belleza, fue
tratada entonces de dos maneras distintas, desde una forma pasiva o activa. En el círculo
platónico «se basaba la experiencia en la idea que regía a la belleza, junto a la
aristotélica, que estipulaba únicamente una sumisión a la acción de los objetos
bellos»13. La pregunta que ya se hacía entonces era, ¿para qué se necesita estas
experiencias?, con toda probabilidad y a través del cauce del erotismo será posible
encontrar alguna respuesta a ese fin.
El Renacimiento, que se conformará como el primer gran proyecto unitario de la idea
de belleza, fracasará por la falta de medios para llevar a cabo ese gran proyecto,
dejándonos no obstante, en el punto inicial del gran camino de la modernidad. Pese al
subjetivismo moderno de etapas posteriores, debemos decir que todavía en el
Renacimiento predominará el viejo objetivismo, «los escritores del Renacimiento,
opinaban que la belleza es objetiva y que el deber del artista estriba simplemente en
revelar sus leyes objetivas e inmutables»14, aunque al final del s. XVI se mostrará por
parte de ciertos artistas opiniones subjetivistas respecto a la estética del Renacimiento,
donde se pondrá de manifiesto la idea de que la belleza depende del ojo del espectador,
apreciación que destacará por su naturaleza en el campo de lo erótico.
El concepto de lo bello adquirió en este período un protagonismo crucial, desde el
que se extendía la búsqueda de todo aquello llamado arte. «Si los escolásticos
concibieron el arte sin belleza y los neoplatónicos valoraron sólo la belleza fuera del
arte, el Renacimiento fusionó, finalmente, la belleza con el arte. Y contrastando con las
ideas de la escuela neoplatónica, se trataba de un material y de una belleza sensitiva
sin ningún tipo de fundamentación mística o metafísica»15. Hay un evidente cambio de
clima cultural que invita a disfrutar del instante. El platonismo fue el lema de los
13
TATARKIEWICZ, Wladyslaw. Historia de seis ideas (cit. nota 1), p.354.
Ibídem, p.241.
15
Ibídem, p.145.
14
Sensualidad y Simulacro. La Experiencia Estética del Erotismo en el Arte del Renacimiento
10
humanistas del s. XV, pero en el s. XVI, una vez terminada la época de los humanistas,
los filósofos, y sobre todo los estetas, se declararon partidarios del aristotelismo.
A nivel formal, debemos incidir en el severo tratamiento dramático en la expresión
de cuerpos y caras de los artistas del norte en contraposición a la armonía física de los
modelos que destacarán los maestros italianos. Estos últimos serán el resultado de la
reflexión filosófica sobre el amor, produciendo nuevos cánones de belleza y
representando al ideal femenino de entonces, propio del equilibrio hedonístico de los
neoplatónicos, teniendo en cuenta que la percepción de la belleza experimenta cambios
en el tiempo por parte de las sociedades y sus diferentes culturas.
Se percibe en todo ello una presencia de los modelos clásicos y la mirada al mundo
antiguo, tanto en arte y en filosofía, «El resultado es una recuperación del erotismo y de
la desnudez, no sólo femenina»16. No obstante, no hay una intención erótica a la hora de
crear la mayoría de las imágenes, pero sí un cierto sentido de éxtasis por parte del artista
a la hora de mostrarlo y que nos remite directamente al vínculo entre amor y muerte
desde el que subyace lo erótico, un goce y un dolor implícito, algo que veremos más
adelante.
Respecto al cuerpo desnudo, lejos de la idea del ideal de belleza en la representación
en la antigüedad, ahora podrá simbolizar o tener diferentes connotaciones, pureza,
divinidad, vulnerabilidad y fealdad. Si algo debe destacarse como rasgo distintivo de
este período es que «los ojos del Renacimiento desoxidaron a Apolo: la desnudez
planteó inmediatamente el problema figurativo del sexo»17. Por otra parte, es obligado
subrayar lo que resulta evidente, «ningún desnudo…debe dejar de despertar en el
espectador algún vestigio de sentimiento erótico…y si no lo hace, es que estamos ante
un arte malo y una moral falsa»18.
Cierto es que lo erótico en el Renacimiento va desde las representaciones más
sensuales, características del s. XV a lo obsceno, más propio del s.XVI. Esta tendencia a
centrarse en los detalles, actitudes y posturas desembocará en la pornografía, «la
literatura y la producción gráfica que, desde el Renacimiento, podemos denominar con
pleno derecho estilístico como pornografía, es aun una variante de la abundante
producción de género picaresco y satírico, asociado estrechamente a las ideas y a los
16
ZUFFI, Stefano. , Arte y erotismo, Electa, 2001, pp.68.
LO DUCA, J.M., Historia del Erotismo (cit. nota 6)
18
CLARK, Kenneth., El desnudo, Alianza Forma, 2008, pp.22.
17
Sensualidad y Simulacro. La Experiencia Estética del Erotismo en el Arte del Renacimiento
11
circuitos sociales de los humanistas primero y de los librepensadores y libertinos
enseguida»19.
Comentaremos con más precisión hasta que punto llegará la repercusión del desnudo
vinculado con el sexo explícito en diferentes soportes artísticos. Valga un breve apunte
sobre un comentario escrito por Pietro Aretino y la forma de concebir lo erótico en ese
momento: “no hay que ocultar los órganos que han engendrado a tantas bellas
criaturas, mujeres y niños, con un trozo de tela o de seda. Más bien tendríamos que
ocultar nuestras manos que juegan con dinero, hacen falsos juramentos…hieren y
matan”. Creemos que Aretino dio un gran paso en la difusión del concepto de
autonomía a través de lo erótico y su posterior influencia en otros autores, haciendo
énfasis a través de la lujuria y pornografía en sus obras. En su obra, los Sonetos
lujuriosos, inaugura un modo de relación capital para el futuro de esa pornografía: la
unión de sus textos y grabados, realizados por Marcantonio Raimondi a través de la
obra original de Giulio Romano, los Modi. Al afirmar su particular concepción de la
belleza y la sexualidad, deja en el camino todo el prejuicio moral sobre lo erótico y lo
explícito. Parece ser que los sonetos surgirán como respuesta a la censura de la que
fueron objeto los grabados sobre los dibujos y por tanto como respuesta en la defensa
del espíritu creativo del artista. Por otra parte, Los Modi de Giulio Romano « exaltan la
vida a través de la práctica amorosa, no con el sentimentalismo tardo medieval sino
como un hecho humano y crucial. El hombre y la mujer en la búsqueda del disfrute
carnal estarían dignificando la condición humana que escritores y artistas venían
exaltando desde los inicios del Humanismo»20. Es cierto que habrá numeras obras
artísticas en el Renacimiento donde el desnudo se sitúa como parte y eje vertebrador de
la obra plástica y literaria, pero se percibe de forma general una parada súbita, justo en
ese preciso instante donde aparece el acto sexual. «Hasta los Modi no encontramos
otras imágenes evidentes de parejas acopladas sexualmente, pero es indudable que
debieron existir»21.
En el Renacimiento, pese a tener un peso primordial los modelos de pintura público
para el clero y nobleza, con mensajes que intentaban transmitir poder y decoro religioso
o moral, se consiguió por parte de los artistas atender a otro tipo de mercado más
19
CLARAMONTE, J., Lo que puede un cuerpo. Ensayos de estética modal, militarismo y pornografía,
Murcia: CENDEAC, 2009, pp. 20.
20
ÁVILA, Ana, MERLINO, Mario. Los Modi y los sonetos lujuriosos. G. Romano, M. Raimondi, J.-F.M. Waldeck y P. Aretino, Ediciones Siruela, 2008, pp.62-63.
21
ÁVILA, Ana, MERLINO, Mario. Los Modi y los sonetos lujuriosos. G. Romano, M. Raimondi, J.-F.M. Waldeck y P. Aretino, Ediciones Siruela, 2008, pp.92.
Sensualidad y Simulacro. La Experiencia Estética del Erotismo en el Arte del Renacimiento
12
experimentador. Esta clientela incipiente, buscaba una nueva concepción de la
exploración temática y formal, donde aparte de una clara insistencia por temas
religiosos en la pintura, encontramos la práctica de asuntos profanos. El mundo de la
mitología y del clasicismo acabó por convertirse en un gran catálogo de imágenes. Aquí
es donde la pintura mitológica no debía entrañar mayor problema moral, excepto si esta
conllevaba desnudos, pretexto que por otra parte sirvió a los pintores para representar
escenas eróticas. Por ejemplo, Tiziano desarrolló mucha pintura mitológica destinada
para lugares de ámbito privado doméstico. Por ej., Las Poesie para Felipe II ofrecen
escenas donde mitología y sensualidad erótica se funden en una misma visión. La
mitología, el neoplatonismo y la relación de las imágenes con la literatura
proporcionaban este tipo de realizaciones. Pero esa especie de doble moral que
imperaba en el contexto social, llevará, sobre todo durante la Contrarreforma, la
persecución de imágenes indecorosas e impúdicas en lugares públicos y también en los
privados, sólo que aquí, las clases dominantes supieron dar un cierto aire de coartada en
sus encargos de desnudos sobre fábulas y las alegorías que se mostraban bajo un
mensaje moralizante, cuando no promovían valores educativos o enseñanzas sobre la
virtud. En el Renacimiento, la mitología interpretará los diferentes elementos y fuerzas
de la naturaleza, conceptos como la inteligencia, el deseo, la condición humana y las
cuestiones de moral.
Es interesante puntualizar la diferencia que encontramos en representaciones de
desnudos en la iconografía cristiana, aquí a diferencia de la mitología, se justifica en
determinados temas bíblicos, que artistas destacados igualmente sabrán utilizar para
hacer representaciones de desnudos, siempre bajo la atenta mirada de la Iglesia. No
obstante, será destacable en estas obras su marcada sensualidad, sin poder calificarse de
blasfema, pero muy relacionada con la nueva manera de considerar el problema del
placer. «Esa relación se ve favorecida por la relativa intercambiabilidad de los temas
(paganos y cristianos). Hay obras de tema cristiano que están impregnadas de un sutil
erotismo, acaso involuntario, pero no menos importante…»22.
Y precisamente de componente moral se tiñó en demasiadas ocasiones lo erótico en
el Renacimiento, a diferencia del mundo clásico donde no existía la noción de pecado y
culpa, donde sexo y deseo erótico forman parte de la naturaleza, donde se inventa el
desnudo público, como experiencia visual erótica. El humanismo, centrado en la
22
ZUFFI, Stefano. Arte y erotismo, Electa, 2001, pp.69.
Sensualidad y Simulacro. La Experiencia Estética del Erotismo en el Arte del Renacimiento
13
revisión de la antigüedad, nos sigue hablando de un cuerpo desnudo masculino que se
convierte en algo ofrecido a la vista pública, sin embargo el cuerpo femenino desnudo
sigue conservando la fuerza de lo oculto, de algo que hiere y desafía lo sensible: la
prohibición. Baste aquí un ejemplo como El Tríptico del Jardín de las Delicias, de
Hieronymus Bosch de principio del s. XVI, donde se puede hacer entender la poética
del pintor y la interpretación que ha recibido esta obra, donde en tono moralizante se
muestran las consecuencias negativas de la lujuria, la lascivia y el sexo, donde el
epicentro del pecado sería la figura femenina, pensamiento por cierto en la línea
habitual del cristianismo medieval y humanista.
El mundo de ese momento, parco y mojigato, se convirtió mediante la representación
en la pintura del desnudo en general y femenino en particular, en el principal soporte
figurativo para el erotismo y su relación con lo sensible. La condena no se hacía contra
el tema tratado, como a las “figuras deshonestas” que incitaban al pecado. Se promovía
un decoro como decencia sexual, que cada vez será más intenso conforme nos
acercamos al s. XVII. Todo ello recibió múltiples objeciones por parte de tratadistas e
Iglesia, denunciando la objetualización del cuerpo de la mujer y un claro interés erótico
o pornográfico en el encargo de dichas obras23. Es aquí, donde nos encontramos en una
línea de fuego cruzado entre partidarios de lo que se debe discernir como un arte
erótico, sutil e intelectual, con otro arte pornográfico, enfocado a los estímulos visuales
y apetitos inmediatos, algo que en definitiva la mayoría de seres humanos quieren
disfrutar. Pero las diferentes particularidades sociales y culturales harán que las
instituciones aspiren a poder controlar ese pretendido arte pornográfico, manipularlo e
incluso como se ha demostrado, tergiversarlo. No es extraño, que en este punto se
manifiesten los diferentes actos vitales que llevan al artista a su mismo centro, mediante
la concepción de la obra de arte y estableciendo preguntas en ese largo camino de
búsqueda interior. En definitiva, que se genere la obra de arte y nuevos repertorios como
búsqueda del yo autónomo, de la individualidad pretendida y tantas veces frustrada.
23
Según CLARAMONTE, Jordi: en el arte erótico esto se puede ver con especial claridad. Tanto en los
desnudos como en el porno hay convenciones, formas acordadas, o que se han ido estableciendo...eso es
el polo repertorial. Y en la medida en que sea arte y no porno de gasolinera o desnudos cutres para reyes
pajilleros, hay además algo que nos empuja mas allá de las formas ya exploradas de deseo, que nos abre
las carnes y la mente.
Sensualidad y Simulacro. La Experiencia Estética del Erotismo en el Arte del Renacimiento
14
4
Simulacro
Liberaciones y prisiones del erotismo
En lo erótico, es difícil asegurar si hablamos de un arte de objeto frente a un arte de
concepto, este último más relacionado con el período de la ilustración. Pero sí es
evidente el trasfondo de idea y pensamiento en su concepción desde principios de la
modernidad en la manera de pensar la obra de arte, con una intencionalidad de ruptura
que se hace patente en la manera de tratar los temas, sus formas y los fines.
En toda obra de arte con un claro componente erótico, hay una conciencia de la
fuerza intrínseca que la imagen proyecta. El recorrido a lo largo del tiempo de este tipo
de obras, muestra como han sido exaltadas, escondidas o exhibidas en otros casos y en
algunos también destruidas. Estas formas de recepción muestran una alternancia de
relaciones que varían respecto al gusto, el deseo que el artista quiere transmitir con ella
y el gusto personal de quien la ha poseído.
«Antes de convertirse en arma social, el erotismo fue sublimación del instinto. Todo
erotismo antiguo es una referencia continua a los mitos de la vida religiosa, a una
liturgia secreta que permite representarlo, transformarlo en la escena abierta al
universo y ver en la extensión de los placeres carnales un medio para el progreso del
alma»24. Sin tratar todas y cada una de las peculiaridades en la concepción del erotismo
en la antigüedad, nos basta como ejemplo ese sincretismo de diferentes herencias
culturales que significo en el mundo griego, constituyéndose en un todo donde
mitología, mito y metafísica era mucho más que adorno, donde «la invención del
desnudo artístico, trascendental para la historia del arte occidental, es de una
innovación y atrevimiento sin precedentes»25.
Podemos pensar que el origen de lo erótico se debe a los griegos. En todo caso ese
legado lo recogerá Roma, modernizando el término y dotando de mayor modernidad y
acercamiento a lo que entendemos hoy por erótico. Si tomamos al género femenino,
encontraremos por ejemplo la figura en la Grecia antigua de la hetaira, una mujer a
medio camino entre la cortesana sagrada y la mujer-objeto que participa en la noción del
24
25
LO DUCA, J.M., Historia del Erotismo (cit. nota 6)
SÁNCHEZ, Carmen. Arte y erotismo en el mundo clásico, Madrid: Ediciones Siruela, 2005, pp. 19.
Sensualidad y Simulacro. La Experiencia Estética del Erotismo en el Arte del Renacimiento
15
sexo-objeto, pero que influye por su belleza y espíritu en importantes funciones
sociales. Es destacable incidir en esta figura, ya que posteriormente y con toda la
repercusión que tendrá a nivel social en el futuro, se sustituirá esa prostitución sagrada
por otra pagana, propia de la Roma clásica. De esta manera, se percibirá lentamente la
supresión de los límites entre la mujer honesta y la mujer galante.
Posteriormente el traspiés llegará de la mano de los nuevos inquisidores, en este caso
el origen lo marcará la obsesión y el afán por castigar todo lo que suponía una fantasía,
será así la búsqueda de ferocidad jamás saciada por medio de la caza de brujas. Sin duda
el cometido era ahogar a la naturaleza. Por otra parte en la Edad Media, el alejamiento
en el arte no será sólo a nivel estilístico y formal, el cambio en el plano moral y el
alejamiento en todo lo que incite a la pasión y confirmación de la negatividad del
cuerpo, incidirá en el cambio de valores. No será el cuerpo lo que es pecaminoso, sino
el uso errado que se hace de él, incidiendo en que la mujer particularmente está cerca
del diablo, encarnando el vicio sobre la tierra. La presencia del diablo engendró un
monstruo sexual nuevo: la bruja. Por otra parte, «el cristianismo quitó al ser-objeto su
fundamento moral: el fin de la esclavitud retiró la legitimidad del uso del esclavo. La
Iglesia dudó mucho tiempo en reconocer el alma a la mujer, pero fue una mujer a quien
colocó sobre los altares»26. Se sugiere con ello una elección ciertamente crítica hacia la
mujer en el rol desempeñado en la sociedad del momento: bruja o virgen, así se reflejó
habitualmente.
Relacionado con esto, Georges Bataille decía que el cristianismo era la menos
religiosa de las religiones, al haber desterrado el erotismo de la experiencia interior.
Aún así, místicos como Santa Teresa o San Juan de la Cruz en la Edad Media, lograron
fusionar lo erótico y lo espiritual o sacro, siendo la transgresión sacrílega la única capaz
de hacerlo.
Contraponiéndose a todas estas manifestaciones en estos siglos oscuros, encontramos
una sociedad que vive el erotismo sin sentimiento de culpa. Ejemplos tomados de la
literatura erótica medieval serán el Decamerón de Boccacio y su componente irónico y
burlesco del erotismo, que evidentemente tendrá una repercusión directa en el
pensamiento y realización de obras en el Renacimiento. Otra revalorización del
erotismo vendrá de la mano de Dante y Petrarca en el humanismo del s. XIV. Por lo
tanto podemos y debemos hablar del Medievo y de la repercusión en la etapa posterior,
26
LO DUCA, J.M., Historia del Erotismo (cit. nota 6)
Sensualidad y Simulacro. La Experiencia Estética del Erotismo en el Arte del Renacimiento
16
como un período donde se deja espacio a la sensualidad, no obstante, focalizada quizá
en exclusiva en las vicisitudes del matrimonio y el fenómeno de la prostitución.
Entrados en el período renacentista, el erotismo no constituirá un género en sí mismo
en las diferentes representaciones artísticas -la pintura religiosa y la histórica eran los
géneros más dignos en el período renacentista-, menos cuando en la Edad Media había
tenido una incidencia parcial, abocado en las diferentes representaciones plásticas a
lugares y espacios casi confinados y limítrofes. Anteriormente ya se ha dicho que el arte
del Renacimiento fue un arte simbólico, así se mantendrá dentro de las representaciones
eróticas mientras estas induzcan a una sugestión o alusión, pero si el sexo se descubre como
obsceno -y no simbólico, es decir decorativo-, entramos en el mundo de la pornografía,
considerada como el triunfo del sexo, donde el erotismo ya no tiene razón de ser. Si
consideramos que lo erótico puede estar en cualquier parte, en cualquier situación o
sociedad, lo pornográfico sucede cuando tomamos ese impulso erótico y lo
transformamos en algo que tiene derecho a elegir por si mismo. La relación entre lo
erótico y lo pornográfico ha ido variando al mismo paso y ritmo al que han ido variando
las tensiones bajo el dominio de los poderes establecidos.
En el Renacimiento, la representación de la mujer es la gran beneficiaria en
contraposición, como se ha visto, respecto a tiempos anteriores. Sobre todo, en lo que
respecta a su ascenso en el estadio del derecho al amor y a la belleza, vinculado en su
propio proceso de búsqueda autónomo como individuo y que encontraremos en grandes
personajes representados en la literatura de la época, continuándose con el amor
cortesano y relacionándose con un neoplatonismo. Respecto al Medievo, la diferencia
reside en la recuperación de grandes obras literarias latinas y griegas. Particularmente
importante es el reconocimiento social de la cortesana, mujer sutil, cultivada y dueña de
sí misma y de su destino.
Ligado a la imagen de toda esta construcción de personajes, pueden intuirse los
conceptos de fantasía de dominio y la fantasía de aceptación27, que se construyen en
una época donde la búsqueda del «amor, ideal o carnal, se transformó en una hazaña
del alma y del cuerpo. La potencia del macho y la tierna respuesta de la mujer eran
respetadas. El amor-pasional, el amor-hazaña del Renacimiento engendraron el anti-
27
Véase CLARAMONTE, J., Lo que puede un cuerpo. Ensayos de estética modal, militarismo y
pornografía, Murcia: CENDEAC, 2009.
Sensualidad y Simulacro. La Experiencia Estética del Erotismo en el Arte del Renacimiento
17
Tristán, es decir el Don Juan»28. La naturaleza oscura del amor demuestra lo extendida
que debía estar la temática amorosa en el s. XV.
No nos conviene olvidarlo, la sociedad del humanismo renacentista en la cual se
reconstruye y vuelve la mirada a la cultura clásica, participa de lo que fue una lucha de
géneros, donde el predominio de uno se yergue sobre el otro. La imagen de la mujer
continúa siendo la de una mujer domesticada por el hombre, pese a una tímida
progresión de autonomía del individuo que se dio desde el carácter esclavista en la
Grecia antigua hacia un encuentro más equitativo entre hombres y mujeres en el mundo
romano. No obstante, no deja de ser curioso el paso que de alguna forma se deja
traslucir en el mundo clásico, con un cierto humor en el juego erótico y que
posteriormente se transformará en un tratamiento serio de las imágenes eróticas y
pornográficas, llegando así hasta nuestra sociedad, sin apenas motivos humorísticos.
El erotismo ha sido generalmente abordado desde una historia escrita, pintada y
degustada por hombres para satisfacer las fantasías de otros, los cuales fueron
modelando un ideal, toda una variedad de matices atribuidos preferentemente a una
mujer convertida en mito, anclada en estereotipos: virgen, diosa del amor, mujer de fatal
destino. La construcción formal de la obra gráfica y escrita se conforma en torno a un
idealizado y mayoritario desnudo femenino. Para mostrarlo fuera del campo de la
pornografía, de fuerte carga satírica y política, ese cuerpo femenino debe justificarse
ajeno a su campo aparente, en la mayoría de casos por medio de coartadas como la
representación de una Venus o una concubina. Se deberá entonces esperar a siglos
posteriores donde ya no será preciso enmascarar la realidad a fines externos y de esta
manera mostrar lo erótico y femenino de forma natural y por su mismo fin mostrar esa
pornografía como un modo incipiente de autonomía que pretende gestionar la propia
vida y facultades del individuo, «autonomía respecto a la moral, la política e incluso
respecto de los cánones formales de otras poéticas diferentes»29.
Será en este mismo proceso posterior, donde las sociedades han permitido un cierto
avance autónomo de las facultades científicas, eróticas o estéticas, desarrollándose la
pornografía y dando un cierto sentido a lo erótico.
28
LO DUCA, J.M., Historia del Erotismo (cit. nota 6)
CLARAMONTE, J., Lo que puede un cuerpo. Ensayos de estética modal, militarismo y pornografía,
Murcia: CENDEAC, 2009, pp. 6.
29
Sensualidad y Simulacro. La Experiencia Estética del Erotismo en el Arte del Renacimiento
18
5
Pulsión
Pensamiento y descarga, un motor de generación
Unas de las temáticas que encontramos en las diferentes imágenes eróticas que se
han producido por los diferentes artistas, es la del abandono. Algo que ya encontramos
con anterioridad y que ahora aparece en el Renacimiento. El nexo al que nos referimos
es el que conecta Eros y Thánatos, dos pulsiones que tienen una raíz común: la del
deseo de disolución de la personalidad individual. Respecto al sentido de la muerte,
tiende a la anulación definitiva del individuo, contrariamente, en el sentimiento del
amor está en el crecimiento y la anulación consiste en el placer de la conjunción con
otro para convertirse en una única cosa.
Esta unión entre diferentes y su resultado como unidad explícita, creemos que se
convierte en uno de los fines que tiene el hombre por mostrarse a sí mismo y a los
demás y que guarda una estrecha relación en la pulsión primigenia respecto a la
necesidad de capacidad creadora y su constitución o descarga en la obra de arte como
resultado, anticipando respecto a lo erótico que «en el extremo límite de su sublimación,
engendra un estado general de tensión, una suerte de vibración interior propicia a las
creaciones del espíritu; esa noción interesa a todo el dominio del arte. La erotificación
caracteriza la modificación de una excitación o de una actividad a la que cambia en fuente
probable de placer sexual, como la erotificación de la angustia o de la obra de arte »30.
De esta manera, de lo que nos hablan las diferentes manifestaciones artísticas en el
ámbito del erotismo, son del despliegue de posibilidades que aguardan como un modo
más de relación entre la autonomía del arte y los posibles fines de autogestión como
individuos. Enlazan así con un desarrollo de las facultades e ideas que se sucederán en
los diferentes ámbitos en los que se conformarán, con el deseo expreso del no
sometimiento a relaciones serviles y un claro predominio del pensamiento operativo que
actúa sobre lo real. De esta manera, extrayendo la esencia de lo que nos ocupa, obras de
arte e ideas se constituirán desde un principio en el motor de la modernidad que se inicia
en el Renacimiento, aunque detrás de todo ello quedará instalada la gran duda, el
acertijo desde el cual deberemos dilucidar si la posible construcción de la ansiada
30
LO DUCA, J.M., Historia del Erotismo (cit. nota 6)
Sensualidad y Simulacro. La Experiencia Estética del Erotismo en el Arte del Renacimiento
19
autonomía que aportan, es un proceso totalmente propio, o la maniobra orquestada del
poder hacia otros sujetos mediante las fantasías de aceptación que desembocan en la
autodestrucción de los individuos.
Sensualidad y Simulacro. La Experiencia Estética del Erotismo en el Arte del Renacimiento
20
Conclusión
Ciertamente, al intentar abordar y transmitir la manera de ser y sentir lo erótico en el
período del Renacimiento, rozar nuestro cometido aunque sea mediante tangencias, se
convierte en una tarea ardua.
En definitiva, el erotismo en el Renacimiento, será sobre todo un impulso activo en
un período diverso desde la óptica de la tradición y los cambios sucesivos que se
gestaron en los siglos XV y XVI. Los mejores espíritus del Renacimiento, intentarán
siempre un equilibrio entre la inocencia y la libertad de la conciencia y el erotismo
encontrará sus propias manifestaciones en el arte adornado de coartadas estéticas o
mitológicas. Todo dentro de un ámbito en el cual se percibe cierta zozobra hacia las
directrices que adoptará posteriormente el Concilio de Trento, aunque posteriormente el
erotismo seguirá constituyéndose como un modo de producción que se seguirá
manifestando como forma y medio de autonomía.
El Erotismo se convertiría desde entonces, en una categoría que conforma un camino
abierto a muchas posibilidades a través de la obra de arte y del impulso creador del
individuo, no obstante cercenado a menudo por los simulacros en los que se ha
convertido en su devenir histórico. En el presente ensayo, se ha conformado como
medio y modo de relación para abrir ventanas en nuevos paisajes, sirviéndonos para
ampliar nuestro campo receptivo y operacional. Por ello, creemos que podría ser la
forma constituyente de nuevos repertorios y disposiciones, de un impulso en el devenir
de una mayor autogestión iniciada desde el Renacimiento. Lo que nos moverá o debería
mover a conseguir fines concretos y repensar en el equipaje necesario para acometer la
acción.
Citando a Tatarkiewicz: el hombre necesita clases y conceptos como la belleza y el
arte, pero su amplia variedad difícil de captar, hace que les demos forma e intentemos
captar su contenido y cuando nos damos cuenta de que lo hemos hecho mal, lo
intentamos de nuevo.
Sensualidad y Simulacro. La Experiencia Estética del Erotismo en el Arte del Renacimiento
21
Bibliografía
ÁVILA, A., MERLINO, M. (2008). Los Modi y los sonetos lujuriosos. G. Romano, M.
Raimondi, J.-F.-M. Waldeck y P. Aretino. Ediciones Siruela.
BEGUIRISTAIN, M.T., Arte y mujer en la cultura medieval y renacentista. Asparkia:
Investigació feminista, ISSN 1132-8231, Nº 6, 1996, págs. 135-146.
CLARAMONTE, J. (2011). La Republica De Los Fines, Murcia: CENDEAC.
CLARAMONTE, J. (2009). Lo que puede un cuerpo. Ensayos de estética modal, militarismo y
pornografía. Murcia: CENDEAC.
CLARK, K. (2008). El desnudo. Madrid: Alianza Forma.
DE BROCÀ, S. (2012). El Renaixement, Alba de la Modernitat. Santa Coloma de Queralt:
Obrador Edèndum.
LO DUCA, J.M., Historia del Erotismo. http://es.scribd.com/doc/51687376/Lo-Duca-Historiadel-erotismo.
MARCHÁN FIZ, S. (2010). Introducción a la Teoría del Arte.
MARIA RABE, A. (2005). El papel del arte para la vida. Revista de Filosofía, Vol. 30 Núm. 1:
135-146.
SÁNCHEZ, C. (2005). Arte y erotismo en el mundo clásico. Madrid: Ediciones Siruela.
TATARKIEWICZ, W. (2007). Historia de seis ideas. Madrid: Tecnos Alianza.
TATARKIEWICZ, W. (2004). Historia de la estética III. La estética moderna 1400-1700.
Madrid: Ediciones Akal.
TOULMIN, S. (2001). Cosmópolis, Barcelona: Península.
ZUFFI, S. (2001). Arte y erotismo, Electa.
Sensualidad y Simulacro. La Experiencia Estética del Erotismo en el Arte del Renacimiento
22
Descargar