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W. Shakespeare
/// Othello y Romeo y Julieta: La Pasión como Lenguaje del Caos
El amor-pasión es uno de los temas literarios más frecuentes en las obras de Shakespearea través del cual podemos
leer las marcas de una nueva experiencia social e histórica: la experiencia del hombre renacentista en el universo de la
cosmovisión isabelina. Este universo presuponía la noción de orden cósmico como base de la cultura y especialmente
de la literatura y como plantea Tillyard(1): la concepción de orden se da por sentada hasta tal punto, forma parte tan
importante de la mentalidad colectiva, que apenas si se le menciona, salvo en pasajes explícitamente didácticos. Por
esto debemos considerarla como fondo a partir del cual recortar cualquier análisisy por otro lado, además para
comprender en toda su dimensión qué significaba el caos en esta cultura.
Los isabelinos vivían en un mundo que creían ordenado por una jerarquía teocéntrica perfecta cuyo representante
terreno era el rey quién a partir de sí reproducía esta jerarquía en la tierra. El orden cósmico por lo tanto y comenzando
por el rey tenía su correlato en el mundo terreno y organizabael universo en forma total.
Othello:
Las redes de la virtud
En Othello el orden natural de las cosas ha sido alterado. Desdémona, la única hija de Brabantio, un noble
veneciano,se ha casado en secreto con un hombre que está en las antípodas de lo que debiera desear dados su clase y su
lugar en la sociedad de Venecia. Othello es un Moro, un extranjero, un negro, un “otro” que ha enamorado a
Desdémona relatándole sus aventuras de guerra. El orden naturalque marcaría en este caso obediencia al padre, ha sido
transgredido y desde el comienzo de la obra este amor se enmarca en un lugar trágico, lo abyecto será su signo; el texto
a través de Yago, nos adelanta el campo simbólico de esta erótica:
Un ovejuno negro está montando a tu blanca cordera, (I, 1, p.74)¡Un semental berberisco está montando a tu hija!
¡Relincharán vuestros nietos! ¡Corceles serán vuestros parientes! (I, 1, p.76).
La animalidad y no la humanidad es el signo que envuelve esta fusión amorosa.
Eltexto de esta historia comienza en la oscuridad de lanoche y esa no es una metáfora de buen presagio para el amor;
es alterado el sueño y la vida de Brabantio para siempre y también el orden nocturno de la ciudad y esto dejará sus
huellas indelebles en la vida de todos pero especialmente en la vida de los amantes.
La relación de Othello y Desdémona sólo será posible fuera de la ley, pero no sólo de la ley familiar sino pareciera
que también fuera de Veneciay de la erótica natural de los hombres; los parlamentos de Yago como enla cita anterior y
no casualmente,nombran esta fusión amorosa como un ayuntamiento animal. Y como en Shakespeare ninguna palabra
es azarosa, podemos pensar este marco erótico inicial,en el que los amantes, en lugar de hacer el amorjuegan a la bestia
de las dos espaldas como una manera de significar el desborde pasional que transformará a Othello en un asesino.
Othello entra al texto como un Moro, con cualidades despectivas: necio, orgulloso yque prefiere como lugarteniente
a un aritmético, a un teórico, en lugar de alguien que ha probado susméritos en el campo de batalla, como lo es Yago.
La elección de Othello habla más del hombre que del militar: Cassio es un hombre de mundo que conoce los códigos
de la sociedad veneciana y se mueve en ella como pez en el agua lo cual fascina a Othello ajeno por completo a esos
registros mundanos ypor otro lado tan necesitado de ellos para conquistar a Desdémona.
Cuando Yago nombra a Cassio como un teórico (I, 1, p, 71) está de alguna manera aludiendo indirectamente a la
debilidad de Othello, quién no sólo desconoce los artilugios del discurso de los hombres de mundo sino, como lo
demostrará más tarde, desconoce además los desenfrenos y el lenguaje de las pasiones propias y ajenas. En ese sentido
mientrassu crisis como sujeto avanza en el texto nosmuestra también la crisis del autoconocimiento de un hombre
históricamente determinado. Laelección de Othello es realizada por la fuerza de la pasión y por saberse débil en lo que
él cree Desdémona que desea.
Yago, militar y villano,parece más que un personaje,un dispositivo del discurso que construye una red entre la
apariencia externay la realidad interna de cada personaje. Una red en la que todos quedarán presos, más aún, un
engranaje que basa su efectividad en las propias virtudes y pasiones de los personajes.
Yago es como un director de la escena total que conoce a la perfección la dimensión de las pasiones humanas y los
valores y miserias que la digitan: la honestidad, el honor, la corrupción y el poder. Es interesante cómo a partir de la
apariencia externa, de la virtudque caracteriza a cada personaje Yago se vuelve el discursonecesario para operar no sólo
en la realidad interna del personaje sino además en el afuera que lo rodea.
Este mecanismo es mortal para el orden de Othello y Desdémona porque en tanto sujetos de la pasión insisten en ser
quiénes son y en esa insistencia quedan presos de su propia virtud, pero por otro lado, sólo Yago sabe que en esta obra
nada es lo que aparenta y esto es en sí mismo un caos. Su estrategia transforma la apariencia de cada personaje en la
carencia absoluta de la virtud que aparenta y en el mismo movimiento lo transforma a él en un ser virtuoso ante los ojos
de los demás.Como dispositivo Yago cuestiona directamente al lenguaje desde el lenguaje mismo.
Así Desdémona cuando más despliegue en la intimidad el impulso erótico hacia Othello más rápido será tildada por su
marido de ramera y a la vez Yago fortalecerá a los ojos de Othello la virtud de su honestidad, tanto, que en la misma
medida en que Othello se distancia de su esposa,se estrecha la amistad con Yago: “Bienvenido tu amor, Yago” (III, 3,
p.187) dirá Othello.Podríamospensar que lo que muestra este juego de realidades y apariencias es queel sostén de un
orden puede también ser la semilla de su destrucción. Como en Desdémona coinciden virtud y apariencia de honestidad
ella será la más vulgar mentirosa y cada vez que insista por la restitución de Cassio, más cerca estará de su tumba. El
mismo amor que siente por Othello se convierte en la “debilidad” que le permite a Yago transformarla en lo que no es,
de mujer angelical ala encarnación del demonio.
Pienso aYago como dispositivo del discurso, más aún porque su motivación resulta difusa. No logramos discernir si
en realidad está envenenado por no ser lugarteniente, si lo mueve la sospecha de que Othello se haya acostado con
Emilia o si en verdad estaría enamorado de Desdémona. No es casual que su motivación sea difusa y esté diseminada en
todo el texto de esta manera, porque parece estar allí para decirnos permanentemente a los lectores y al resto de la obra:
“No soy lo que aparento” (I, 1, p72).Nos invita a leerlo como a la misma ambigüedad del discurso: dando cuenta de la
realidad y de su tergiversación en el mismo texto.
Otra de sus funciones como dispositivo del lenguaje,sería quizás mostrarnos en algún sentido la imposibilidad de un
orden en el que reinen las pasiones, considerando la dimensión antisocial propia de las pasiones como tal.
Los amantesque desobedeciendo la ley familiar han subvertido el orden moral pero, no obstante o tal vez justamente
por ello, han buscado un orden propio, íntimo, casándose, depositando en el propio amor y en el del amado las bases de
un universo privado que los sostenga como individuos. Ellos han “caído” en un orden pero han generado otro.
La fuerza de esa pasión que los ha unido es también la fuerza cohesiva de eseorden; por esta razón Othello cuando ha
comenzado a sufrir la tormenta de sus celos exclama:
¡Mujer! ¡Criatura adorable! ¡Alma mía maldita! ¡Confúndanse los cielos si dejo de quererte! (III, 3, p.164). Lo que no
puede suceder en el nuevo mundo de los amantes es el fin del amor o la traición sin provocar el caos y esto es lo que
Yago muestra en toda la obra.
Othello, en Venecia donde es extranjero, goza de la honorabilidad que le han otorgado sus batallas, nadie aún conoce
su procedencia y acaso, ésta allí poco importe .Su nombre propio aparece por primera vez en la obra en palabras del Dux
que lo llama: valeroso Othello. Hasta ese momento sus batallas fueron la llave que le abrió el mundo de Desdémona,
pero a partir de su unión con ella y frente a las acusaciones de Brabantio de ladrón y hechicero, deberá construir de
nuevo su honorabilidad:
Nadie sabe aún –y lo haré público cuando el honor y la alabanza propia lo demanden- que nací de estirpe noble y que
merezco sin tener que humillar mi cabeza ante nadie el alto rango que he alcanzado. No amaría, amigo Yago, a la gentil
Desdémona… (I, 1, p.81) dice a Yago.
Una vez que Othello ha narrado cómo sus relatos embelesaron a Desdémona, también la audiencia y el mismo Dux
quedan seducidos por sus palabras.
Othello es un discurso exótico en boca de un hombreque representa lo absolutamente “diferente”y es esto justamente
lo que enamora a Desdémona, no obstante ser evidente, Othello en la tormenta de su pasión no puede verlo, es el
enamorado. Paradójicamente son las palabras en las que él se manifiesta poco dúctil, las que han conquistado el corazón
de su mujer y las que han embelesado al Dux.
Los relatos de Othello, abren el mundo del amor-pasión y de un orden propio que no obstante otros relatos –los de
Yago- cerrarán destruyendo ese mismo orden.
Brabantio adelanta la peligrosa ambigüedad de las palabras:
¡Dulces y a la vez amargas estas sentencias! Inequívocas, pero a la vez equívocas totalmente. Palabras y más palabras
(I, 3, p.100).
Y volviendo a la ambigüedad del lenguaje Yago, diceal comienzo de la obra:
“Que el placer del Moro sea su veneno” (I, 1, p.73) ysi bien a Brabantio este veneno le resulta mortal –nos enteramos
al final de la obra- también a Othello su placer primero termina destruyéndolo. Es decir la pasión que Othello siente por
Desdémona será su misma semilla del caos, es el único orden contra el que Othello no puede.
En Chipre Desdémona se transforma en otra mujer. Aquella que enamoró a Othello por el embelesamiento con que oía
sus hazañas, da lugar a otra Desdémona, que comienza a aparecer en todos los discursos como un deseo erótico que lo
pierde y lo enloquece. La mujer deliciosa que según Cassio es Desdémona aparece en Chipre no antes. También es allí
donde varias voces masculinas hablan o preguntan por Desdémona y nos llegan sus atributos de seducción hilados por la
voz de Yago. Podríamos pensar que laDesdémona de Venecia contemplaba a su marido embelesada por sus narraciones
y la Desdémona de Chipre se disemina por todo el discurso y ejerce en Othello y los demás hombres una fascinación
erótica diferente y nueva. Aparece una mujer desconocida: Othello pregunta en crisis:
¿Y vos? ¿Quién sois vos? (IV, 2, p.229)
Si bien es Yago quién hace la mayoría de las apreciaciones sobre el erotismo de Desdémona Cassio también habla de
su belleza. Cabe destacar sin embargo que el discurso de Cassio tiene una lírica muy diferente al de Yago. Cassio es lo
poético y Yago es lo lujurioso, lo prosaico.
Las huellas de este vértigo en los hechos marcan el habla de los personajes y la pasión habla a través de ellos. El
parlamento de Othello al enterarse de que Desdémonahabría “yacido” con Cassio muestra en su desintegración
lingüística, en su sintaxis inconexa, el caos en que está inmerso y en el que también arrastrará a Desdémona:
“Tiembla mi cuerpo al pensarlo. La naturaleza no vestiría una pasión tan turbia sin propósito alguno; tiemblo y no son
las palabras… ¡Labios! ¡Tiemblo! ¡Nariz, no palabras! ¡Oídos…Tiemblo…! ¡No, no, no es posible! ¿Ya ha confesado?...
¿El pañuelo? ¿El pañuelo? ¡Maldito seas!(IV, 1, p.208).
Estebalbuceo tras el queOthello se desmaya pone en escena la dimensión caótica en que ha devenido su mundo y esta
desesperación durará hasta tanto mate a Desdémona.Su lenguaje al confirmar la inocencia de Desdémona vuelve a tono
del comienzo, pero en lugar de narrar amorosamente sus hazañas como lo hacía para seducirla,ahora se mira a sí mismo
con un sentido trágico:
¿Quién puede oponerse a su destino? ¡Ya no es así! / No temáis, aun viéndome armado/ Se acerca el fin de mi viaje;
esta es mi meta / El faro hacia el que navego por última vez. / ¿Por qué os apartáis temeroso? Miedo estéril. / Amenazad
con tierno junco mi pecho, /Y este se rendirá. ¿Qué sería entonces de Othello?... (V, 2 p.287)
En este fragmento habla unaidentidad, la pasión ha descubierto al hombre. Othello habla desde el más profundo
autoconocimiento, el guerrero ha muerto dejando camino al enamorado, y descubriendo que en su universo no hay orden
posible y por ello responde a Lodovico:
“Aquí está quién un día fue Othello” (V, 2 p.287).
Tal vez lo más difícil del orden privado, de ese orden de amor que los amantes crearon para sí y por el que se
apartaron del estereotipo social sea que la pasión es su reina.Y como sabemos lo que designa a lapasión es un halo de
muerte (2) y así cuando Desdémona sucumbió al hechizo de Othello y al desborde al que el la arrastró;engendraba en
ella su propio caos. Las palabras de la Brabantio, predecían el desenlace:
Mírala bien, Moro, si es que tienes ojos
Si traicionó a su padre podría traicionarte a ti. (I, 3, p.104).
Desdémona elige a Othello por su calidad de “Otro” absoluto y esto la lleva a transgredir la ley desobedeciendo al
padre. Lo que no puede ver Othello perdido en sus celos y en la misma pasión que siente por ella; es queambos se aman
por la misma razón, están atraídos por lacompleta alteridad que cada uno es para el otro.
Pareciera existir entre ellos una convicción oscura, la certeza que hace que Desdémona ante la declaración de Othello
de que la matará acepte la muerte como su destino final casi sin resistencias, como si fuera parte de un pacto tácito.
Podríamos pensar que cada uno de los amantes porta en su propia pasión y en la insistencia de su deseo amoroso la
semilla que termina sumiendo en el caos el orden de su intimidad.
Romeo y Julieta:
Escrito en el nombre
Retomando la idea de la pasión, en Romeo y Julieta ocurre algo similara lo quesucede en Othello, considerando que a
los jóvenes amantes de Verona les está prohibido enamorarse. Si bien ambos pertenecen a la alta burguesía y desde ese
lugar no habría impedimentos como sí los hayen Othello, sus familias son enemigas. El amor entre Montescos y
Capuletos tiene como implicancia básica la transgresión a la ley; y en este caso puntual a la ley del padre.
El orden familiar va a alterarse necesariamente así como también el orden de Verona si pensamos que el orden social
de los nobles descansa en la obediencia a la ley filial.
La pasión que es en sí misma subversiva, y no respeta más orden ni ley que el deseo de los amantes, pero además no
aparece a menos que exista un obstáculo que intente impedirla. Como plantea Kristeva (3) no es casualidad que Romeo
se haya enamorado primero de Rosalina y luego de Julieta, sabiendo que ambas pertenecen a la familia enemiga.
Justamente en la base de este amor está lo prohibido. Es sólo a partir de la imposibilidad que se funda la pasión.
Podríamos pensar que la historia de los jóvenes amantes es una larga espera hacia la unión definitivay es interesante
observar como esta esperava transformando a los enamorados. Sobre todo a Romeo, en quién se puede contrastar un
antes y después de conocer a Julieta. El concepto de amor expresado durante su insistencia en cortejar a Rosalina es
completamente diferente al expresado luego del primer encuentro con Julieta en la fiesta de los Capuleto. Este es un
proceso que se verifica en su lenguaje y en los hechos progresivamente mientras él mismo asiste a su transformación en
tanto sujeto pasional. Rosalina es para Romeo pareciera ser en la obra la antesala del amor:
¡Oh, informe caos de apariencia hermosa!/ ¡Oh, ligera carga!, humo brillante, gélido/ fuego, robusta enfermedad,
sueño/ de ojos abiertos cuya esencia ignoro!/Este es el amor que siento sin amor.(I, 1, p.125)
Estas palabras recuerdan la concepción del amor como enfermedad trabajada al comienzo del textoy a los sonetos que
Petrarca dedica a Laura en los que no había consumación amorosa entre los amantes y bastaba sólo con la
contemplación de la amada.
Este amor que antes de entrar a la fiesta le hace exclamar:
Bajo la pesada carga del amor desfallezco (I, 4, p.161) se transforma frente a Julieta en: Con las alas livianas del amor
salté estos muros / pues que para el amor no hay límites de piedra, / y lo que el amor puede lo ha de intentar amor. / Tus
parientes no han de poder intimidarme.
La soledad del Romeo mientras ama a Rosalina al principio de la obra es una soledad sin espera, un espacio que no
produce transformación en él, podríamos pensarlo como un espacio que no lo pone en cuestión. Mientras que la espera
para reunirse definitivamente con Julieta lo lleva a un proceso de feminización creciente. Como plantea Roland Barthes:
En todo hombre que dice la ausencia del otro lo femenino se declara: este hombre que espera y que sufre, está
milagrosamente feminizado. Un hombre no está feminizado porque sea invertido sino por estar enamorado.(4)
Si pensamos que históricamente la mujer es quién atraviesa la ausencia y le da forma en el discurso, podemos ver que
es Romeo quien corporiza esta feminización:
Oh, mi dulce Julieta, / me ha afeminado tu belleza, y en mi temple / se ablanda el acero del valor. (III, 1, p.269).
Los amantes se casan en secreto, pero no obstante se casan y si bien han desoído la ley familiar intentan salvar su
amor también como Desdémona y Othello en un orden propio. El resto del mundo salvo Fray Lorenzo que los casa y la
nodriza, ignorará hasta el final el matrimonio de los jóvenes. De todas maneras la voluntad de los amantes no alcanza
para salir del caosy el texto de sus propias palabras desde el comienzo anuncia la dificultad:
Mi enemigo es dueño de mi vida (I, 5, p.185) dirá Romeo al comprobar que Julieta es una Capuleto y Julieta dirá:
Nace mi amor, la fuerza que me obliga a amar a quién es mi enemigo (I, 5, p.187).
Esta pasión como ellos mismos reconocen tiene sus raíces en un odio antiguo, que aflora cuando comprueban que el
otro es quién es y al igual queentre Othello y Desdémona funciona atrayéndolos trágicamente aún más allá de la propia
voluntad. El odio que está en la base de ese deseo enajena desde el comienzo mismo del amor toda voluntad.
Lo interesante del lenguaje es que da cuenta de eso, de la imposibilidad de ellos como protagonistas de la historia de
ir en contra de esta pasión, como lo indica Romeo luego de matar a Tybalt:
Soy un juguete de la fortuna (III, 1, p.273).Romeo que sólo empuña las armas por amor a Mercutio y en honor al
código de una amistad fraterna como lo hace Othello que al matar a Desdémona cree estar restituyendo un orden moral,
experimenta luego de esta muerte un enajenamiento. Algo en la identidad de estos hombres ha sido puesto en cuestión,
se abre una brecha en éstos sujetos pasionales y se descubren atravesados por al menos dos órdenes opuestos: el de la
pasión y el de la moral.
La muerte de Tybalt puede leerse como un acto cifrado del triunfo de la muerte. Siendo este personaje la encarnación
del odio por excelencia entre las familias podemos pensar que en realidad triunfa al determinar con su muerte el curso de
los acontecimientos; a partir de allí se precipita todo lo que impedirá el triunfo del amor en vida de Romeo y Julieta.
Retomando la idea de la identidad como una de las instancias que se pone en cuestión entre los amantes a partir de la
pasión, podemos pensar el nombre como fundante de un orden pasional y por lo tanto transgresor siguiendo la idea de
Kristeva, pero también como instancia de profundo cuestionamiento para Romeo y Julieta en tanto sujetos del
Renacimiento. Es decir la pasión los interpela hasta tal punto que el nombre es apenas el punto de partida de la
identidad. El nombre prohíbe y funda la pasión y al mismo tiempo los funda a ellos como sujetos nuevos y es a partir de
este nombre que ellos se preguntarán quiénes son.
El acceso a una subjetividad diferente en una sociedad en la que el orden teocéntrico y
las instituciones que lo habían sostenido estaban en crisis, implicaba ir más allá del nombre;
Julieta dice pensando estar a solas:
Romeo dile adiós a tu nombre, / pues que no forma parte de ti; y, a cambio de ese nombre, / tómame a mí, todo mi ser.
(II, 2, p.199)Y Romeo interviene y responde:Te tomo la palabra. / Llámame sólo “amor”, será un nuevo bautismo. / De
ahora en adelante ya no seré Romeo. (II, 2, p.199)
Cuando Julieta al oír una vozpregunta quién es, él responde: No, no basta con un nombre para decir quién soy. (II, 2,
p.201).
Esta sentencia expresa a un sujeto en crisis, un sujeto atravesado por la experiencia del caos que implica vivir la
experiencia del amor en la dimensión completa de su humanidad, que no asiste a una simple contemplación del otro sino
que vive la fusión total con él yla consecuente pérdida del yo. En la cosmovisión del Renacimiento esta no podía ser
sino una experiencia del caos.
En este sentido el matrimonio secreto funcionaría como una manera de legalizar ante ellos mismos esta pasión
prohibida, inscribiendo el nuevo orden de su intimidad dentro del viejo y además como una posibilidad de consumar la
pasión; consumación que aparece como antesala de la tumba de Julieta donde volverán a estar juntos, pero en la más
absoluta soledad. Este viaje de los amantes para saber quienes son ellos mismos más allá del propio nombre parece
precipitar el texto hacia la muerte. El impulso erótico que les hace insistir en el deseo del otro crece progresivamente
hasta convertirse en una muerte segura.
En la incertidumbre y el caos de la experiencia renacentista Romeo y Julieta optan por la única certeza para preservar
la eternidad de su amor: desposarse con la muerte.
A modo de conclusión:
La crisis de identidad de los protagonistas de Othello y Romeo y Julieta es uno de los temas que ambas obras ponen
en escena; sostenida por la mencionada ambigüedad del lenguaje.
En la relación de las palabras con la vida hay una brecha donde todo lo que “es” puede a la vez “no ser” y esta es la
productividad del lenguaje que en estas obras da cuenta del caos de un orden simbólico. El orden de la pasión se opone
al orden moraly muestra la inevitable emergencia del caos en una sociedad donde los hombres comienzan a ser
interpelados por una experiencia que los involucra completamente en tanto sujetos.
Othello y Desdémona así como Romeo y Julieta han abrazado esta nueva experiencia y demostrado que finalmente ni
la muerte logra restituir orden alguno ni evitar la emergencia de las pasiones.
Marcela F. Abbona
Bibliografía:
Barthes, Roland, Fragmentos de un discurso amoroso, Buenos Aires, Siglo XXI Editores,2002.
Bataille, George, El erotismo, Barcelona, Tusquets, 1997.
Girard, René, Shakespeare. Los fuegos de la envidia, Barcelona, Anagrama, 1995.
Kott, Jan, Apuntes sobre Shakespeare, Barcelona, Seix Barral, 1969.
Kristeva, Julia, Historias de Amor, Buenos Aires, Siglo XXI, 1999.
Shakespeare, William, Othello, Madrid, Cátedra, 2004.
Shakespeare, William, Romeo y Julieta, Madrid, Cátedra, 2004.
Tillyard, E.M.W. La cosmovisión isabelina, México, FCE, 1984.
1 _Cf. Tillyard, E.M.W. La Cosmovisión Isabelina, México, FCE, 1984
2 _Cf. Bataille, George, El erotismo, Barcelona, Tusquets, 1997.
3 _Cf. Kristeva, Julia, Historias de Amor, Bs.As, Siglo XXI Editores, 1999
4 _Cf. Barthes, Roland, Fragmentos de un discurso amoroso, Bs.As,Siglo XXI Editores, 2002.
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