Recuerdos de Lionel Hampton por Juanma Castro Medina Lionel Hampton at the Aquarium, New York, c.June 1946 (photograph: William Gottlieb). Public Domain Cuentan Gérald Arnaud y Maurice Cullaz que en 1930, Louis Armstrong mostró a su banda un artilugio musical nuevo y extraño. El aparato fue creado en 1916 y por tanto ninguno de los chicos estaba familiarizado con él. No era un xilófono ni tampoco era una marimba, aunque se parecía bastante. Era eléctrico y producía un sonido suave y agradable a la par que elegante. Satchmo plantó el cachivache delante del personal y… con voz firme desafió, muy posiblemente de esta manera, a sus empleados: “¿Quién se atreve a tocarlo?” De pronto, un joven con cara de despistado que tocaba la batería, el piano y usaba su voz en la orquesta (pocos saben que de pequeño Hamp solía caminar sin abrigo para intentar “pescar” un resfriado y así tener una voz ronca y profunda como su ídolo Satchmo), saltó como un resorte para ofrecerse. Mirándolo bien, el ofrecimiento podría parecer más que atrevido. Si metía la pata delante de sus colegas, las bromas resultantes serían míticas, y teniendo en cuenta que lo más semejante que había visto al vibráfono era una mesa camilla, sería muy probable que la pifiara. Por menos, a otros les había “caído” un cruel mote que les perseguía de por vida, sin contar con la mofa y la befa nivel semidiós que tenían que aguantar. Con todos estos miedos y con la atención de todos sus compañeros al máximo, el jovenzuelo tomó los macillos y tocó. La melodía que salió de semejante situación fue “Chinese Chopped Suey” y el mozalbete que la ejecutó fue, ni más ni menos que, Lionel Hampton. Desde entonces, Hampton fue incapaz de separarse del instrumento en lo que le restaba de vida, como las lentejas y el pescado que nos ponen nuestras madres, naciendo uno de los mejores vibrafonistas jazz de todos los tiempos. A Armstrong le gustó tanto el sonido de su novedad instrumental, que decidió grabarlo en estudio, motivo por el que escribimos estas líneas. El 16 de octubre de 1930, en Los Ángeles, se recogió lo que a la postre sería el primer solo de vibráfono de la historia del jazz, un acontecimiento que abrió las puertas de esta música al extraño instrumento. El tema escogido fue “Memories Of You”. Hampton, para la ocasión, hace una escueta introducción de unos escasos 40 segundos. Nunca antes un hito tan eterno del jazz fue tan breve. A partir de este momento, la carrera de “Mad Lionel”, como apodaban a Hampton, fue in crescendo: Armstrong, Goodman, además de una carrera en solitario insuperable. Hamp no fue el primero en usar el vibrafono en el mundo del jazz, pero sí fue el que le dio la dimensión protagonista que se merecía. Os dejamos la pieza en cuestión. ¡DISFRUTAD! Doce años después, en 1942, otro solo, en otro lugar y con otros músicos, cerraría el círculo. Esta vez Lionel era el líder de la banda y el novato: un tal Illinois Jacquet, de 19 años… pero eso es otra historia. © Juanma Castro Medina, 2015