REFLEXIONES CON CHRISTOPHER HAMPTON (I)

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REFLEXIONES CON CHRISTOPHER HAMPTON (I)
por Valentín Fernández-Tubau Rodés
¿Cuál es el papel de la investigación en el guion?
¿Qué aporta la investigación al proceso creativo?
Descubramos el punto de vista de Christopher Hampton respecto a este
tema.
Nacido en las Azores, Hampton vivió en Egipto y Zanzibar. Después se
trasladó a Oxford donde estudió inglés y alemán. Pronto empezó una carrera
como dramaturgo y se convirtió en el autor más joven con una obra producida
en el West End de Londres. Es un autor prolífico y se maneja como guionista,
director y productor. Como director hizo Carrington, película que ganó el
premio especial del jurado en Cannes en 1995. Entre sus películas como
guionista destacan Expiación, Más allá de la pasión, Imagining Argentina,
El americano impasible o Las amistades peligrosas.
En el vídeo titulado “Research” (Investigación), de la B.A.F.T.A, Hampton,
hablando de Un método peligroso, de Cronenberg revela :
La totalidad de la primera parte de la película -se va a llamar Un método
peligroso, la película de Cronenberg- viene de que alguien en el hospital -en el
libro sale un hospital en Zurich- me dejó acceder al sótano, donde estaba el
archivo, de forma que pudiera fotocopiar las notas del caso de este paciente en
particular. Ahí estaba la primera parte de la historia, desplegada ante mí, en
formas y con cosas que yo nunca hubiera inventado en blanco y negro, con
anotaciones del propio Jung. Por lo que nunca puedes hacer "demasiada"
investigación, porque a menudo hay buenas sorpresas que hacen que, de
repente, esa cosa vaga, amorfa, en la que has estado trabajando, tenga
sentido.
Hampton subraya los siguientes conceptos:
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
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La investigación aporta contenidos muy importantes que de otra forma
jamás serían posibles.
Por mucha investigación que hagas, nunca es demasiada.
La investigación, a menudo, trae buenas sorpresas
La investigación, a menudo, hace que las piezas sueltas en las que has
ido trabajando cobren sentido.
Se trata de conceptos básicos que deberían ser grabados a fuego en la mente
del guionista, no solo porque lo diga Hampton sino porque eludir la
investigación es el mejor pasaporte al estereotipo y a la escritura zafia.
En los cursos de Creatividad e Ideas Luminosas, y en todos los talleres y
gimnasios que se han puesto en pie tanto de forma independiente como para
cadenas televisivas, asociaciones de guionistas o agencias de publicidad,
resalto con apasionada insistencia que la creatividad no es algo que pueda
seguir un método paso a paso. El proceso creativo produce resultados como
los que describe Hampton: un conjunto de piezas sueltas aquí y allá, que más
tarde adquieren cohesión. La gran falacia de los manuales de guion es
pretender aplicar las leyes del pensamiento analítico – susceptible a métodos
estructurados- al pensamiento creativo – incompatible con las fórmulas-.
La coexistencia de ambos es imprescindible en el guionista, pero cada uno está
regido por leyes psicológicas distintas, y debemos saber cuando aplicar cada
cual. De nada sirve, pues, intentar calzar el zapato de cristal en el pie libre que
anda descalzo por la selva de la imaginación. Si lo conseguimos, dejaremos de
tener acceso a esa imaginación salvaje, estaremos condenados a dar pasitos
ridículos, o simplemente nos estallará el cristal y nos cortaremos.
Efectivamente, sangre roja. Neuronas chamuscadas. Mediocridad. Depresión.
La actividad creativa se puede cultivar, pero no con métodos encorsetados ni
fórmulas falaces sino con cinco actividades prácticas que deben estar
presentes en nuestro proceso, siendo la primera de ellas, la investigación.
La investigación, eludida tanto por el lerdo perezoso como por el ingenuo, es lo
que prepara el terreno para que la creatividad pueda dar fruto. Si
desconocemos la tierra que pisamos, raro será que tengamos una amplia gama
de colores para pintarla. Más bien nos basaremos en el ocre, que rima con
mediocre. Solo familiarizándonos con el mundo en el que nos vamos a
sumergir, lograremos eludir el estereotipo formado por decenas de imágenes
mentales sobadas y recicladas en el almacén de la imaginación colectiva, aquel
que archiva cualquier ingrediente menos la originalidad.
La investigación, por tanto, debe ser el primer paso del guion. Antes incluso de
escribir una sola línea. Y debe llenarnos la mente con tantas ideas que
sintamos que vamos a explotar si no las escribimos.
Me congratula saber que la primera parte de Un método peligroso de
Cronenberg, se deba a la investigación. Que el arranque de ese debate entre
Jung y Freud coloreado por la influencia femenina, partiera del fruto dado por la
investigación de su guionista. De un caso real, al que Hampton tuvo acceso
solo porque investigó. De unas notas reales de Jung que sirvieron no solo para
dar cohesión a esos fragmentos creativos inconexos propios de la génesis de
cualquier guion sino, sin duda también, para ofrecer matices y dimensión a un
personaje esencial en la historia.
Si no puede existir “demasiada” investigación, tampoco puede existir
“demasiado” énfasis en la necesidad del guionista de otorgar la importancia
que merece a este apartado, tantas veces subestimado.
La diferencia entre no hacerlo o hacerlo puede ser la misma que existe entre el
estereotipo y la autenticidad, entre la mediocridad y la originalidad. Que la
pereza no sea el verdugo de nuestro potencial.
Valentín Fernández-Tubau
Guionista, psicólogo, co-fundador de abcguionistas y Ars-Media
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