"Del Hijo empero se dice así: Tu trono, oh Dios, es por los siglos de

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EL TERCER MANDAMIENTO
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"Del Hijo empero se dice así: Tu trono, oh Dios, es por los siglos de
los siglos" (Hebreos 1:8; Versión Moderna). Así que el trono, el
oficio y el NOMBRE de Jesucristo deben ser respetados y reverenciados.
Como en el caso del Padre, el nombre de Cristo representa su
carácter y su gran oficio como nuestro Salvador, nuestro Cabeza y
nuestro futuro Rey de reyes. Porque Dios el Padre le ha dado a
Cristo un nombre "muy por encima de todo gobierno y autoridad y
poder y señorío y sobre TODO NOMBRE que se nombra, no sólo en
este siglo, sino en el venidero" (Efesios 1:21 Versión Moderna).
Pero el hombre que profesa con sus labios honor a Dios el
Padre y a Jesucristo su Hijo, y sin embargo niega la voluntad de
Dios en su vida, comete un CRIMEN mucho más grande contra Dios
que aquel que abiertamente blasfema y no hace profesión de honra
a Dios. La más artificiosa y horrenda forma de quebrantar el tercer
mandamiento es la de la HIPOCRESÍA religiosa.
Hablando de los "religiosos" de sus días, que rehusaban obedecer en todos sus aspectos la voluntad de Dios, Jesús declaró: "Este
pueblo con los labios me honra, pero su corazón lejos está de mí.
Mas en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres" (Marcos 7:6-7). De igual manera, muchos hoy en
día profesan conocer a Dios con sus labios, pero su adoración es en
VANO.
"No todo el que me dice: ¡Señor! ¡Señor! entrará en el reino de
los cielos; mas el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en
los cielos" (Mateo 7:21).
¡Que Dios le conceda un ánimo pronto a OBEDECER la voluntad y la Ley de su Creador! Que aprenda a adorarle en Espíritu y
en verdad. Que aprenda a honrar y reverenciar su gran NOMBRE porque representa su poder creativo, su sabiduría, su fidelidad, su
amor, y bondad y paciencia e infinita misericordia. Representa el
carácter y oficio y dignidad del gran DIOs que dirige y controla este
vasto universo!
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