Epistemología de las Ciencias Sociales. La Fraternidad (2004) CIAFIC Ediciones La fraternidad en la vida y en la misión de la Iglesia. Una aproximación al tema en el ordenamiento jurídico canónico Mons. José María Serrano* No sé si las múltiples perspectivas desde las cuales se va a considerar -o se ha considerado- en estos días el tema de la fraternidad, hacen inútil una introducción general que sin embargo considero imprescindible. Desde esta misma perspectiva que más bien que general es preliminar o propedéutica, permítaseme una como constatación inmediata. Bajo el punto de vista cristiano, la fraternidad es a la vez un presupuesto, una experiencia y una esperanza. Todo con la coloración profética que debe ser propia de toda acción eclesial en el mundo. Es decir un hablar en nombre de Dios profari- y un hablar por -otra vez profari- todos aquellos que carecen de la suficiente voz para hacerse oír en el mundo en nombre de la fraternidad universal. Me gusta, siquiera sea un artificio lingüístico, atribuir a aquellos tres momentos tres palabras que trasmiten la dinámica que une entre sí aquellos conceptos: prólogo, programa, proyecto. La primera requiere un concepto claro de fraternidad cristiana; la segunda impone una reflexión racional que señale las etapas que se pueden cubrir en este camino; la tercera compromete el corazón y la pasión en la empresa. La fraternidad cristiana tiene para mí tres puntos de referencia que la hacen singularmente importante. En primer * Vicedecano de la Rota Romana. La fraternidad en la vida y en la misión de la Iglesia. Una aproximación al tema en el ordenamiento jurídico canónico, Mons. José María Serrano, pp.201-216 201 Epistemología de las Ciencias Sociales. La Fraternidad (2004) CIAFIC Ediciones lugar, es una fraternidad en la que está presente continuamente el Padre y que por tanto supera los planteamientos reductivos de talante edípico o prometeico. El Padre nuestro que cuida de todos y al que todos se dirigen en el esquema fundamental de la oración es un contexto obligado en la gran familia cristiana. Pero al mismo tiempo la fraternidad plantea en una síntesis que se diría ideal, los dos valores que o se salvan juntos o ninguno consigue plenamente su necesaria realización. Me refiero a la solidaridad y a la subsidiariedad. Una solidaridad que en la realización física de la fraternidad tiene vínculos de sangre y por tanto nace desde la misma naturaleza; en el mundo del espíritu se presente, como en tantas otras ocasiones, como una superación de la naturaleza en le orden de la caridad y de la gracia. En cuanto a la subsidiariedad, se advierte en la fraternidad un mutuo respeto entre las personas que se relacionan en una dinámica horizontal en la que en nuestra evolución cultural ha desaparecido hasta la figura del primogénito. Pero más allá de estas genéricas reflexiones que conservan toda su fuerza y aguardan un coherente desarrollo y profundización, me ha parecido oportuno ceñir esta intervención a las normas concretas del derecho canónico. Porque más allá de lo que una reflexión teológica, bíblica, pastoral y hasta mística -por lo que hace a la Iglesia- y la antropología, la sociología y la política -por lo que se refiere al orden secular- pueda aportar al debate, el derecho -y muy en particular el derecho canónico- tiene unas exigencias propias, de método y de contenido, que merecen atención específica. Veamos algunas. En cuanto al método, una aproximación del derecho a la noción y a la actuación de la fraternidad ha de partir de las dos notas esenciales que caracterizan el hecho jurídico: la certeza y la obligatoriedad. A partir de estos dos presupuestos pudieran quedar fuera de una fraternidad jurídica -aún canónica- los movimientos más o menos confusos, de una fraternidad poco diferenciada en los que no se distingue La fraternidad en la vida y en la misión de la Iglesia. Una aproximación al tema en el ordenamiento jurídico canónico, Mons. José María Serrano, pp.201-216 202 Epistemología de las Ciencias Sociales. La Fraternidad (2004) CIAFIC Ediciones fácilmente lo que se pretende y lo que se consigue; por parte de la obligatoriedad o coercibilidad de la fraternidad dentro de la Iglesia se pudieran extrapolar también los movimientos voluntaristas o de incorporación y desistimiento libre, también frecuentes en la espiritualidad y práctica pastoral actual. Lejos de mí considerar que estas figuras de fraternidad no sean importantes en la Iglesia. Es más creo que en algún modo constituyen el manantial y con frecuencia la savia del derecho que recoge sus aspiraciones y normativiza su desarrollo y sus realizaciones. Sin embargo mientras no adquieren un reconocimiento formalmente legítimo pueden constituir instituciones o formas de vida o de asociacionismo prejurídico o metajurídico en los límites del derecho, como aguardando su entrada o superando las modestas, por obligatorias, finalidades que se propone la ley. Como veremos ambas notas -claridad y obligatoriedad- tienen sus caracteres peculiares en unas normas que legitiman el carisma y con él la misteriosidad y una marcada libertad dentro del universo del derecho. La estructura fundamental de la fraternidad dentro del ordenamiento jurídico de la Iglesia es la comunión. Comunión que por un lado podría indicar una excesiva amplitud en el significado del término que se aplica en múltiples sectores desde el litúrgico sacramental -pensemos la eucaristía o en el matrimonio- hasta el pastoral disciplinar -universal, diocesano, parroquial o de comunidades religiosas, de movimientos o de asociaciones...-. Si quisiéramos determinar dos puntos de referencia esenciales en la comunión que determinan la fraternidad jurídica habríamos de tener en cuenta la fe o fraternidad en la creencia (ideológica) y la obediencia disciplinar (acción). De ahí que los dos modos tradicionales y fundamentales de considerar una ruptura de la fraternidad eclesial sean la herejía o disidencia en la fe y cisma o alejamiento de la obediencia eclesial. Es evidente que una puede llevar consigo la otra en cuanto que si se considera la obediencia objeto de fe, el cisma y la herejía se presentan La fraternidad en la vida y en la misión de la Iglesia. Una aproximación al tema en el ordenamiento jurídico canónico, Mons. José María Serrano, pp.201-216 203 Epistemología de las Ciencias Sociales. La Fraternidad (2004) CIAFIC Ediciones juntas. Es interesante notar que estas dos formas institucionales de romper la fraternidad eclesial suscitan crecientemente el interés de la Iglesia que no duda en reconocer a cuantos profesan la fe en Jesucristo y -siquiera sea de acuerdo con su propia conciencia y cultura- pretender seguir el mensaje del Salvador, el nombre de hermanos separados. Después veremos cómo dentro de esta expresión que tratándose de cristianos pudiera sonar a contradictio in terminis- subyace como una impaciencia de que se trate de una situación de paso llamada a desaparecer en la fraternidad universal de los hermanos del Señor Jesús. Por otra parte no dudo que estas comunidades desgajadas del tronco central de la Iglesia conservan en su interior la denominación de hermanos y de comunión. Al lado de estas dos formas que hemos llamado institucionales de ruptura de la fraternidad eclesial, existen otras formas de separación de talante más bien personal que pueden producirse con adhesión a otras confesiones o sencillamente con deserción de la católica. Así la apostasía en el campo de la fe, la ausencia de toda preocupación religiosa, la indiferencia o el abandono de la práctica de la vida litúrgica que de una forma o de otra impiden la actuación práctica de la fraternidad cristiana. El Concilio Vaticano II reconoce la presencia del ateísmo como uno de los fenómenos característicos de nuestro tiempo y al mismo tiempo ofrece la fraternidad de los cristianos como una humilde invitación a integrarse deliberadamente en la historia de la salvación. Una de las frases más bellas y más duras del mensaje conciliar es la que reconoce que la conducta de los cristianos -y por supuesto también su falta de sincera fraternidad- más velan que revelan el dulce rostro de Dios (cf. ‘Gaudium et Spes’, n.19 sub fine). Por otra parte el mismo concilio en su constitución ‘Dignitatis humanae’ sobre la libertad religiosa parece situar sobre unas bases de tolerancia y comprensión mutua el camino La fraternidad en la vida y en la misión de la Iglesia. Una aproximación al tema en el ordenamiento jurídico canónico, Mons. José María Serrano, pp.201-216 204 Epistemología de las Ciencias Sociales. La Fraternidad (2004) CIAFIC Ediciones hacia una reconciliación y fraternidad universal estimulado y en ningún modo dificultada por motivos religiosos. Fue el Papa Juan XXIII en la Encíclica ‘Mater et Magistra’ y Pablo VI quien en su primera encíclica ‘Ecclesiam suam’ exhortaron a los cristianos a encontrar formas de diálogo y colaboración de hecho con los que no comparten la misma fe obras de asistencia social, de progreso cultural,...- que pudieran anticipar en la vida lo que es más arduo en el terreno de la abstracción filosófica y teológica. Pero sin duda a nosotros nos interesa mucho más la imagen positiva de la fraternidad en el ámbito intraeclesial y los medios de que se vale la Iglesia para introducirla, estimularla y perfeccionarla dentro de la ley canónica. En cuanto a la presencia formal de la fraternidad en el ordenamiento de la Iglesia, podríamos partir de la constatación física, o si se quiere gráfica, del vocablo, en sí o en alguna de sus variantes, en las normas del derecho canónico. Hasta 16 veces se encuentra el tema de la fraternidad en los cánones de nuestro derecho común latino. La primera a propósito del Seminario, que por tanto debe ser una escuela de fraternidad -como quien dice una Escuela Normal donde se aprende para enseñar- (can. 245). Notable una doble variante: fomentar la fraternidad dentro del Seminario e iniciar a los seminaristas en la fraternidad con el presbiterio diocesano. La fraternidad podría consistir en este primer momento en una disciplina que hay que aprender para luego practicar. No se regula ulteriormente el ejercicio de tal fraternidad, aunque desde luego habrá que sostener al menos que se trata de una directiva vinculante de un espíritu de fraternidad que primero se probará en el Seminario para garantizar su práctica después de la ordenación en el presbiterio diocesano. Tal fraternidad intraeclesial, aunque interdiocesana encuentra una aplicación concreta en la atención a los emigrantes que pueden llegar desde países de misión y a los que hay que La fraternidad en la vida y en la misión de la Iglesia. Una aproximación al tema en el ordenamiento jurídico canónico, Mons. José María Serrano, pp.201-216 205 Epistemología de las Ciencias Sociales. La Fraternidad (2004) CIAFIC Ediciones acoger con fraterna solicitud y conveniente cuidado pastoral (can. 792). La solicitud ecuménica es otro de los puntos de referencia de la fraternidad que tradicionalmente ofrece en este caso una típica fórmula: hermanos separados. A ella se hace alusión y constituye el centro de interés de todo el documento en el Decreto ‘Unitatis redintegratio’ del Concilio Vaticano II (cf. n.1). En el can. 383 § 3 sin embargo se evita hasta esta expresión que de alguna manera debiera significar en cualquier caso una contradicción: si hermanos no separados. El canon dice: “hermanos que no están en plena comunión con la Iglesia católica” y no podemos por menos de leer en tales palabras un afecto fraterno en esperanza de integridad. Bajo este aspecto la fraternidad se hace misión de la Iglesia y en la Iglesia que sale de ella misma para ensanchar el ámbito de la fraternidad en el mundo. Con todo la denominación ‘hermanos separados’ vuelve a aparecer en el Código a propósito de la edición de los libros sagrados en colaboración con editores católicos (can. 825 § 2). El can. 749 de evidentes resonancias evangélicas (Luc. 22, 31) focaliza el ministerio universal de Pedro hacia la fraternidad, más aún hacia un reforzamiento de la fraternidad a través de la fortaleza de la fe. El servicio de hermano mayor sería así como una versión mucho más cálida y llena de disponibilidad libre del conocido título del romano Pontífice Siervo de los siervos de Dios. Insiste la ley canónica en el espíritu de fraternidad entre los clérigos apoyado en el espíritu de oración (can. 275 § 1): de donde cabe deducir la oportunidad de la oración en común como taller y hogar de fraternidad. Una nueva versión original de la fraternidad eclesial la encontramos en los institutos seculares (can. 716). Que son asociaciones sin votos formales pero con compromiso peculiar de alcanzar la perfección y de santificar el mundo cada uno en La fraternidad en la vida y en la misión de la Iglesia. Una aproximación al tema en el ordenamiento jurídico canónico, Mons. José María Serrano, pp.201-216 206 Epistemología de las Ciencias Sociales. La Fraternidad (2004) CIAFIC Ediciones la esfera de actuación que corresponde a su misión social. El espíritu de unidad y de auténtica fraternidad a la que son llamados estos fieles creo que conserva la autonomía y autorresponsabilidad que caracterizan la institución canónica a la que pertenecen. De ahí que esta fraternidad espiritual, en cuanto aspiración y en cuanto liberada de leyes especiales como pudieran ser los votos religiosos, constituye precisamente un aspecto que ha de ser especialmente cuidado y promocionado puesto que pudiéramos decir sustituye y sintetiza en sí otros vínculos comunes de otras formas de vida de perfección. Más aún el can. 714 ve como muy natural la asociación de miembros de los institutos seculares en formas de vida fraterna. A este mismo rango de fraternidad buscada libremente pertenece la exhortación que el can. 278 hace a los clérigos seculares de unirse en asociaciones en las que encuentren ayuda fraterna con otros miembros para llevar a cabo con mayor facilidad y perfección su ministerio pastoral. Creo que han sido los núcleos pastorales, rurales y urbanos, los que han abierto brecha en esta sociedad plural y especializada a pequeñas comunidades que estamos viendo surgir en otros campos, como la sanidad o la educación por ejemplo. La fraternidad de la vida religiosa constituye un punto de referencia obligado y principal en la espiritualidad eclesial. Para mí no son los votos -a los que como aspiración sin voto somos invitados todos los cristianos en la imitación a Jesucristo- sino precisamente la vida común la que está llamada a caracterizar el carisma de la vida religiosa, de acuerdo también con la enseñanza del Concilio Vaticano II en su documento Perfectae caritatis. No es de extrañar por tanto que en las normas que se refieren al derecho de religiosos, la idea y hasta el término ‘fraternidad’ sea una expresión recurrente. Así la fraternidad religiosa se presenta como testimonial hacia el mundo en el can. 602 como ejemplo de vida familiar y de signo profético de reconciliación universal. Ni que decir tiene que el interés de la La fraternidad en la vida y en la misión de la Iglesia. Una aproximación al tema en el ordenamiento jurídico canónico, Mons. José María Serrano, pp.201-216 207 Epistemología de las Ciencias Sociales. La Fraternidad (2004) CIAFIC Ediciones Iglesia por la familia y por la paz entre los hombres subrayan con fuerza esta exhortación canónica hacia la fraternidad propia de la vida religiosa. En la constitución fundamental de la vida religiosa la ley de la Iglesia coloca a la par los votos y la vida común, de suerte que los compromisos personales con Dios son evidentemente medios que garantizan y facilitan la vida común en la fraternidad (can. 607). Los religiosos -sin distinción entre sacerdotes y legos- y las religiosas son los hermanos y hermanas por antonomasia en la estructura eclesial. El can. 619 da una visión singularmente significativa y hasta emotiva del carisma de la paternidad, vinculada al Superior en la comunidad religiosa. La misión de quien preside va dibujándose a través de inconfundibles misiones paternas ejercitadas con connatural humildad: edificar la comunidad fraterna, alimentarla con el amor de Dios, la Palabra y la Liturgia, servir de ejemplo en la práctica de las virtudes y del espíritu de las Constituciones... quisiera repetir literalmente las palabras del canon pues no podría encontrar otras más exactas y más bellas: “ayuden convenientemente a los hermanos en sus necesidades personales, atiendan con solicitud y visiten a los enfermos, corrijan a los inquietos, ayuden a los tímidos, sean pacientes con todos”... No creo que haya mejor medio de fomentar la fraternidad que un esmerado ejercicio de la paternidad. Si bien, como hemos dicho, el carisma de la vida común es característica esencial de los religiosos, hay otra forma de vida asociada que hace de la comunión fraterna su fisonomía distintiva: son las sociedades de vida apostólica a las que se refieren los cánones 731 ss. Como quiere que el único vínculo vigente entre los miembros de estas sociedades es la vida común, la fraternidad que de tal vida común se deriva ha de ser el aspecto más destacado de su espiritualidad y de su acción apostólica. La fraternidad en la vida y en la misión de la Iglesia. Una aproximación al tema en el ordenamiento jurídico canónico, Mons. José María Serrano, pp.201-216 208 Epistemología de las Ciencias Sociales. La Fraternidad (2004) CIAFIC Ediciones La fraternidad en fin tiene un cauce importante de actuación en situaciones que pudiéramos considerar moral o jurídicamente deficitarias. Me refiero a la corrección fraterna, con profundas raíces evangélicas y paulinas (cf. Mt. 18, 15 y Tit. 3, 10) y que el derecho penal canónico prevé y promueve antes de comenzar cualquier procedimiento formalmente penal (can. 1341). La fraternidad en este caso, la corrección fraterna, envía un aliento de moralidad y de espiritualidad cristiana en el trance más duro del derecho. Es decir, cuando tiene que coartar la libertad, no intimando una acción o un comportamiento al que se puede acceder con adhesión cordial; sino cuando el Legislador se ve obligado a exigir el esclarecimiento de determinados hechos que se hacen acreedores a una imposición de medidas represivas con la finalidad de reparar el escándalo, restablecer el orden de la justicia y conseguir la enmienda del que ha delinquido. La intervención del espíritu fraterno en este caso es de tanta importancia que a pesar del carácter público y por tanto irrenunciable de la acción penal, el mismo ordenamiento subordina su ejercicio a la carencia de eficacia de la mencionada corrección fraterna. Y llegados a este punto no quisiera pasar por alto un problema que la Iglesia tiene abierto en su derecho procesal. Me refiero a las causas matrimoniales y a cualesquiera otras controversias contenciosas que pudieran suscitarse en conflictos de derechos. Las exigencias del proceso son tan características que hay que reconocer que ha de ser difícil hacer compatible la fraternidad con un instituto que se funda en el contradictorio y que desde el principio enfrenta a las partes como demandante y demandado. En cualquier caso con dos reflexiones de mi propia experiencia, podría, de la mano de dos Pontífices, tratar de encuadrar el problema. La primera procede de Pablo VI: el cual, en la primera ocasión en que me recibió como Juez de la Rota, dijo unas palabras que luego me han servido de programa en todo mi La fraternidad en la vida y en la misión de la Iglesia. Una aproximación al tema en el ordenamiento jurídico canónico, Mons. José María Serrano, pp.201-216 209 Epistemología de las Ciencias Sociales. La Fraternidad (2004) CIAFIC Ediciones ministerio judicial: Alguien pudo pensar que el Papa tiene un interés especial por los quehaceres pastorales en la parroquia o por la catequesis en los Colegios de la Iglesia o en los templos; y sin embargo, el Papa es consciente de la importancia del trabajo judicial en torno al matrimonio, pues sabe que los cónyuges que acuden a los Tribunales están atravesando un momento muy difícil en su existencia humana y cristiana y que de la sensibilidad y la competencia con que se desarrollen estas controversias dependerá en gran medida la posibilidad de superar estas situaciones y quién sabe si recuperar a los protagonistas para una más fuerte experiencia religiosa. Creo que el mejor servicio de fraternidad que podemos prestar a los hermanos en dificultad es atenderlos con la mayor competencia y sensibilidad de que seamos capaces. La segunda se refiere al Papa actual. El cual en su primer mensaje a la Rota Romana, en 1979, hacía notar cómo el procedimiento canónico debía ser, como cualquier otro acto eclesial un momento de comunión y de fraternidad. Creo que puede ser una utopía si miramos las cosas con realismo. Pues es cierto que los litigantes a lo largo del juicio enconan sus posiciones y actitudes encontradas. Pero la necesidad de encontrar en cualquier actividad de la Iglesia la inspiración y la creación de un momento de caridad y comunión, nos tiene que llevar a arbitrar los medios necesarios para evitar que en el foro canónico se produzcan idénticas rupturas de armonía y fraternidad como las que son propias de lo contencioso civil. Aparte de este rastreo formal -verbal- del término y de la noción de fraternidad en la ley de la Iglesia, nuestro trabajo sería gravemente deficitario si no hiciéramos una alusión a las fraternidades que nacen como iniciativa de los seglares en el tejido eclesial. Pueden desde luego deducirse del can. 215 en el que se reconoce a los fieles el derecho de fundar y regir asociaciones que se propongan finalidades de piedad y de caridad y responden a uno de los sectores de mayor tradición La fraternidad en la vida y en la misión de la Iglesia. Una aproximación al tema en el ordenamiento jurídico canónico, Mons. José María Serrano, pp.201-216 210 Epistemología de las Ciencias Sociales. La Fraternidad (2004) CIAFIC Ediciones en la vida y en la misión de la Iglesia. Responden a l nombre de cofradías o hermandades y ya desde esta misma denominación muestran bien a las claras su espiritualidad de fraternidad. Creo que conservando su espíritu de fraternidad sería muy importante enderezarlas hacia finalidades esenciales en el mundo asistencial y de caridad o promoción cultural y social. Con frecuencia estas fraternidades se sienten muy vinculadas a una figura, en ocasiones a un símbolo o a una estatua, que les hace vibrar con una solidaridad que sería muy de apreciar en otros sectores de mayor trascendencia. De tales asociaciones fraternas han nacido, por ejemplo, la Acción Católica o las Cáritas diocesanas o parroquiales que no deberían renunciar a su vínculo de fraternidad de origen subordinado a veces a una excesiva tecnificación o burocracia. Junto a estas asociaciones o fraternidades de tipo autónomo, existen otras vinculadas a las congregaciones religiosas o a otras figuras canónicas afines en las que la fraternidad asume un vínculo más por relación al carisma de referencia principal. La ley canónica las prevé en el can. 725 y también ellas pueden ser un testimonio de importancia en la Iglesia por su historia y por las iniciativas que pueden desarrollar. Están en este caso las llamadas órdenes terceras o colaboradores seglares que teniendo en cuenta de la mayor atención prestada desde el Concilio a la espiritualidad seglar creo que tienen un gran porvenir en la vida y en la misión de la Iglesia. Y así llegamos al término de esta exposición. No me resigno a concluir sin hacer una especie de resumen de los puntos principales de esta exposición. En el derecho canónico la fraternidad es una de esas nociones o palabras Urwort, en el iluminado decir de K. Rahner- que se presumen o suponen sin necesidad de definición. Así encontramos otras como comunidad, comunión, persona... La Iglesia tiene conciencia de su importancia y de su naturaleza. En ocasiones la hace objeto de una regulación vinculante en cuanto elemento esencial en la fisonomía de determinados institutos o formas de La fraternidad en la vida y en la misión de la Iglesia. Una aproximación al tema en el ordenamiento jurídico canónico, Mons. José María Serrano, pp.201-216 211 Epistemología de las Ciencias Sociales. La Fraternidad (2004) CIAFIC Ediciones asociación específicamente canónicos. Es una fraternidad elegida pero después obligada. Otras veces se presenta como un carisma no sólo libre en su ofrecimiento sino respetado en su libre ejercicio. Como forma de actuación, institucional o voluntaria, aparece como un camino de salvación y de perfección con diversas realizaciones estables o coyunturales: litúrgicas, pastorales, asistenciales... Aparece como testimonio obligado del amor de Jesucristo y sus primeras manifestaciones se encuentran ya en los primeros documentos de la revelación cristiana. Se configura en fin como un medio que garantiza la reconstrucción eclesial en las células integrantes y en los momentos de crisis, como vehículo de recuperación de aquella caridad esencial sobre la que se edifica la comunión del Cuerpo místico de Jesucristo. DIÁLOGO - Prof. Ruiz Moreno: Monseñor me produce mucha alegría haber escuchado que nuestro modelo tiene un paradigma más familiar que esponsal, a pesar de que el matrimonio es un Sacramento y es fundamento y principio de la familia. Porque la Iglesia lo ofrece como una verdad, además estoy profundamente convencida por experiencia que es así, y creo que la base de la fraternidad está en ese proceso de educación que los padres hacen respecto de sus hijos que no solamente les enseñan a ser buenos hijos sino que también les enseñan a ser buenos hermanos. Todos sabemos que la dinámica de la educación y la familia como promotora de valores no se agota simplemente en que los padres eduquen bien a sus hijos para que sean buenas personas o buenos hijos, sino para que sean buenos hermanos. Y creo que ese énfasis que usted ha puesto en la posibilidad de ser un buen hermano, y que además los distintos Concilios lo patentizan, produce a través de los años una real cualidad en el ser humano de poder ver al otro como un hermano, porque cuando empieza a avanzar en los años entra al colegio, mira a sus pares, cuando llega a la adolescencia hay muchos rincones del alma del ser humano que no están expuestos a los padres por una cuestión justamente de formación de personalidad diferente y son expuestos a sus pares, a sus amigos y ahí es donde pienso que si realmente no ven o no tienen un profundo La fraternidad en la vida y en la misión de la Iglesia. Una aproximación al tema en el ordenamiento jurídico canónico, Mons. José María Serrano, pp.201-216 212 Epistemología de las Ciencias Sociales. La Fraternidad (2004) CIAFIC Ediciones sentido de hermandad no se pueden crear amistades profundas y no se puede ver en la edad adulta al otro como un verdadero hermano, independientemente de que uno profese una religión determinada, sea agnóstico o plantee ciertos valores familiares en otros términos, pero si uno educa a un hijo no sólo para que sea buen hijo sino para que sea buen hermano, quizás allí esté el germen de la posibilidad de una fraternidad más universal no necesariamente dentro de la antropología cristiana. Como para abrir el debate de lo que hemos escuchado a lo largo de estas exposiciones magníficas es importante tener esa sensación de que se puede, de que hay una esperanza aún en la persona que no profesa nuestra misma religión. - Mons. Serrano: Es curioso que Jesucristo que intensifica tantísimo la presencia del Padre y que por lo tanto no se puede considerar ningún misionero del hombre bíblico o del hombre prometeico, sino que efectivamente insiste en el Padre que está siempre presente en la vida, intensifica también la fraternidad, por supuesto en su forma de vida, que a pesar de ser un ejemplar humano tan singular, tan excepcional, inmediatamente ha querido su comunidad, ha querido a sus doce al lado. Pero sobre todo, y algunas veces esto produce alguna dificultad catequética, porque dice: "a nadie llames padre sobre la tierra". Y por tanto lo que desarrolla Jesucristo es el espíritu de fraternidad; aún los mismos padres de frente a la palabra y a la liturgia, al Pan y al Libro, son hermanos, escuchan la misma Palabra, comen el mismo Pan, y no hay esa diferencia jerarquizada que en el orden temporal ha de existir. Y todo este problema que tenemos de diálogo generacional lo tenemos del padre que quiere ser amigo... Tal vez se produce también porque la familia no tiene experiencias litúrgicas horizontales de participar todos a la vez, de escuchar todos con el mismo interés, con la misma atención, la misma palabra y de experimentar la misma presencia de Dios en los misterios cristianos. De manera que ayuda a ser hermanos mejores con esta cercanía del padre que al mismo tiempo les acompaña en esta relación horizontal con Dios. De allí la importancia de la Iglesia doméstica de la cual una de las misiones fundamentales es la catequesis con los hijos y por supuesto con los hermanos. - Prof. Savagnone: L'impressione, ascoltandola, è che il modello di Chiesa che si delinea nel nostro Codice di Diritto Canonico sia un modello completamente comunionale. Però, in effetti, dobbiamo dire la verità, forse non sempre tutto funziona come nel Codice perché non sempre questa dimensione nella pratica non emerge adeguatamente. Io La fraternidad en la vida y en la misión de la Iglesia. Una aproximación al tema en el ordenamiento jurídico canónico, Mons. José María Serrano, pp.201-216 213 Epistemología de las Ciencias Sociales. La Fraternidad (2004) CIAFIC Ediciones per esempio avverto un problema che certo il Codice non può risolvere, e le do atto che lei come canonista non puó risolverlo. Il problema a cui mi riferisco è un grosso deficit di comunicazione all’interno della Chiesa, e la comunione fraterna senza comunicazione diventa una maschera, uno slogan. Penso alla comunicazione, per esempio, tra gli stessi presbiteri. Lei accennava ai Seminari: a mio avviso è necessaria una profonda riforma dei Seminari perché - almeno nel mio paese - essi non riescono a creare uno spirito di cooperazione fraterna tra i presbiteri. Naturalmente, c'è un amore fraterno generale, però esso non si traduce in una comunicazione reale. E poi spesso la comunicazione manca anche tra laici e presbiteri: nelle parrocchie, per esempio, spesso il parroco non è veramente fratello, oltre che padre. La dimensione fraterna spesso è messa completamente in secondo piano, non c'è una reale cooperazione. E malgrado giuridicamente ci siano i Consigli Pastorali, Parrocchiali, ecc., ho l'impressione che le nostre Chiese, almeno quelle che si trovano in Italia, debbano fare molta strada verso una fraternità reale e non soltanto giuridica. - Mons. Serrano: Io vorrei che rispondesse sua Eccellenza e risponderà. Però, prima voglio dare un mio piccolo contributo. Credo che tutti dobbiamo lamentare, almeno in Italia, certamente anche in Spagna, io penso che in tutta la vecchia Europa, un calo delle vocazioni sacerdotali. E questo ha tante difficoltà per la vita della Chiesa, ma, forse ha un vantaggio ed è che le comunità nei Seminari sono più ridotte. Io vi racconto una anedotta che ho pensato tante volte che è molto significativo anche applicato alla fraternità. Una volta ho partecipato, credo che è stato l'unico, a un Capitolo Generale di una Congregazione Religiosa. In questo Capitolo Generale si pose per forza in primo piano se era meglio o era peggio vivere in Comunità grandi o Comunità piccole. Io onestamente, liberamente dissi che a me sembrava meglio che vivessero in Comunità ridotte. Era un punto cruciale perché penso che era una questione eccessivamente esasperata, c'erano le monachelle che due o tre se ne andavano ad un appartamentino, ecc., e c'era una mancanza di serenità nel vedere il problema, ma, l'impostazione teorica a me sembrava così, e così la dissi. Credo che sono meglio le comunità ridotte perché così si sviluppa di più la personalità di ognuno dei membri. Allora, la Vicaria Generale della Congregazione mi fece un argomento ad hominem e mi disse: "Padre lei crede che la Superiora Generale ha poca personalità?". Quella Superiora generale aveva una personalità sbalorditiva da mettermi in complesso d’inferiorità per fino a me, ci vuole! E io le dissi anche onestamente, che credo che la Superiora generale ha La fraternidad en la vida y en la misión de la Iglesia. Una aproximación al tema en el ordenamiento jurídico canónico, Mons. José María Serrano, pp.201-216 214 Epistemología de las Ciencias Sociales. La Fraternidad (2004) CIAFIC Ediciones una grande personalità. É entrata in un Convento grande, si è formata in un noviziato grande, ha vissuto in una casa grande, ecco il frutto, una grande personalità. Allora io le dissi, che alle volte io credo che viene lo Spirito Santo, come lo Spirito Santo vola, arriva prima del tuo pensiero, e le ho risposto così: "Madre" -e lo brindo anche al professor Zamagni"questo è un problema come quello del capitalismo, in una Comunità grande una persona che ha molta personalità, ne acquista molta di più, una che ne ha poco rimane senza, non che, non ha più niente". Credo che anche, se no sarebbe una digressione troppo gratuita, è un principio di applicare la fraternità, in una Comunità ridotta si vive di più la fraternità che non in una grande comunità. E perciò se dobbiamo lamentare che non ci siano vocazioni sacerdotali e religiose, dobbiamo approfittare almeno che quelli che ci stanno possono essere preparati con maggiore convinzione e con maggiore profondità, anche alla fraternità. - Mons. Karlic: Después de la palabra de un ilustre Juez de La Rota, a quien quiero tanto, ¿qué puedo decir yo? Creo que hay algo importante, y es que la falta de fraternidad se hace mucho más profunda porque la educación a la fraternidad ha fallado ya en la familia. Una experiencia que me golpeó mucho -he sido mucho tiempo Superior de Seminario- es que las grandes virtudes que no se aprenden en la familia -por ejemplo, no mentir-, difícilmente se logran en el Seminario. Por eso un gran Seminario debe ser admirado y por eso deben ser admirados los sistemas educativos, los grandes fundadores y las grandes fundadoras y por eso creo que estamos, con la familia en la Iglesia que es familia y Seminario, ante la educación de la fraternidad. La educación de la fraternidad es la educación de la raíz del hombre, no es simplemente tratarse bien, no es simplemente modales exteriores. Decimos nosotros en moral que la caridad es la forma virtutem -se lo ha citado a Santo Tomás-, es la plenitud de las virtudes, entonces decir eso quiere decir que el que no tiene el amor, -el querer bien, haz el bien y evita el mal-, el que no tiene esa actitud identificada con su persona está fracasando como persona humana. Por eso en la fraternidad el tema es del hombre, es del obrar del hombre. Esto en primer lugar. Otro punto que me pareció muy importante es que la relación definitiva y más profunda de los hombres no es paternidad y filiación, es fraternidad. La relación entre nosotros y el queridísimo y admiradísimo Papa Juan Pablo II con nosotros, es hermano. Él es Papa, pero ése es un servicio de su fraternidad, y acá todos nos estamos sirviendo como hermanos, y la medida definitiva será la medida de la caridad fraterna entre nosotros, como será la caridad filial con Dios Padre en Jesucristo Nuestro Señor. La fraternidad en la vida y en la misión de la Iglesia. Una aproximación al tema en el ordenamiento jurídico canónico, Mons. José María Serrano, pp.201-216 215 Epistemología de las Ciencias Sociales. La Fraternidad (2004) CIAFIC Ediciones Es muy importante decir esto para hacer ver cómo tenemos que saber que si el padre es buen padre, educa a su hijo a que llegue a ser un gran hermano suyo, entonces el padre triunfó cuando vio que el hijo ha crecido como para ser realmente un "tú" con él, tanto que a mí me gusta decirle eso a los hijos que cuidan a sus padres, terminan ellos siendo padres y madres de sus hijos. Pero también como un servicio fraterno, el papá engendró un hermano. El hermano como hermano también tiene mucho servicio con su padre, por ejemplo, en un momento dado darle de comer, enseñarle, etc. Surge algo que tenemos que repetir siempre, y creo que es una de las tragedias por las cuales no somos hermanos: es que si negamos que venimos de un mismo Padre, va a haber un pecado original. Cuando reconozcamos la verdad de Dios Padre, entonces todo lo que podamos lograr en la política, en la sociedad de relaciones fraternas va a ser mucho más sostenido porque va a tener un fundamento sólido. - Mons. Serrano: Quisiera terminar haciendo consciente, presente y de reflexión este momento de fraternidad humana y espiritual que estamos pasando todos estos días. - Dra. Archideo: Muchas gracias Monseñor Serrano por su inteligente exposición y muchas gracias a los que intervinieron en el diálogo. © 2004 CIAFIC Ediciones Centro de Investigaciones en Antropología Filosófica y Cultural Federico Lacroze 2100 - (1426) Buenos Aires e-mail: [email protected] Dirección: Lila Blanca Archideo ISBN 950-9010-39-1 La fraternidad en la vida y en la misión de la Iglesia. Una aproximación al tema en el ordenamiento jurídico canónico, Mons. José María Serrano, pp.201-216 216