El futuro está en nuestras manos De los 7 mil millones de personas que pueblan el planeta, el 25% son jóvenes; 8 de cada 10 viven en Asia y África. El mapa del mundo nos muestra una humanidad marcada por grandes transformaciones. Guerras civiles, cultura del miedo y crisis global parecen no dejar espacio a la esperanza. Sin embargo las vicisitudes de la humanidad, examinadas con atención, nos desvelan mucho más. Signos de unidad y de paz, cada vez más numerosos, están creciendo en nuestras barriadas, en nuestras ciudades, en nuestras naciones. Cada día millones de personas eligen dar sin recibir, acoger en vez de discriminar, perdonar para reconstruir vínculos rotos…, en una palabra: vivir como hermanos y hermanas. Nosotros también formamos parte de este pueblo. Escenarios de fraternidad Somos los Jóvenes por un Mundo Unido, vivimos en 180 países de los 5 continentes; y somos de diversas culturas, religiones y nacionalidades. ¿Qué nos une? Haber elegido vivir por la fraternidad universal. Creemos que sea la llave del presente y del futuro de nuestros pueblos, capaz de abrir escenarios inéditos de: mayor participación: hay que mover los bienes, ponerlos en circulación entre quien tiene demasiado y quien no posee nada, recomponiendo el desajuste entre los pueblos; interdependencia y corresponsabilidad: todos estamos interconectados, cada acto nuestro es a la vez local y global. Es necesario hacerse cargo del desarrollo de cada País como si fuese el nuestro; diálogo, vía maestra para la paz: debemos acallar la violencia, dar voz a las etnias, lenguas, credos, culturas diversas, armonizar unidad y multiplicidad. Pedimos que la fraternidad universal sea el nuevo paradigma, el nuevo fundamento de la política, de la economía, del trabajo, de la salvaguardia del ambiente, del deporte, de la comunicación, de la ciencia. Para que esto llegue a ser una realidad, se necesita un “pacto mundial” capaz de involucrar y componer en unidad a los pueblos y a las diversas generaciones. Nudos de una red mundial Para que esto suceda, queremos comprometernos en: vivir esa regla de oro (“haz a los demás lo que quisieras que te hiciesen a ti; no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan”) base de tantas civilizaciones y tradiciones, pues el cambio empieza por uno mismo. Juntos, recorramos todos los caminos posibles a nivel local, nacional e internacional, privilegiando aquellas personas y situaciones con mayor sufrimiento; sostener la creación de un Observatorio internacional permanente que pueda realzar la idea de la fraternidad a través de estudios, investigaciones y acciones de sensibilización, abierto a la más amplia colaboración, el Observatorio tendrá que monitorizar y dar a conocer en todo el mundo las experiencias de fraternidad llevadas a cabo a nivel personal, por grupos e instituciones; pedir a la ONU que reconozca e instituya, a nivel internacional, la Semana por un Mundo Unido (un laboratorio de ideas, actividades e iniciativas, operativa desde hace más de 15 años - se adjunta mapa); de este modo también las instituciones podrán colaborar, con mayor eficacia e influencia, para aproximarnos al horizonte de la fraternidad universal. Canteras de una nueva humanidad Profecía del tercer milenio es el continente africano que acoge, ya desde hace tiempo, las primeras canteras de este recorrido. Queremos compartir con sus pueblos esta profunda experiencia. Creemos que haciéndolo, la humanidad entera puede enriquecerse del sentido de comunidad del que África es testigo, de sus modelos de difundida participación, de sus audaces recorridos de rescate. La historia nos impulsa a actuar y nos da la oportunidad, única, de multiplicar estas canteras en todos los continentes, comenzando por donde cada uno vive. El camino hacia el mundo unido es una realidad que parte ¡AQUÍ, AHORA, JUNTOS! Para más información, profundización, contactos y promover la petición on-line: www.unitedworldproject.org www.y4uw.org [email protected]