En los últimos días, varias personas provenientes de la

Anuncio
Autodeterminación-Federalismo-Identidad
Félix Martínez Campos
En los últimos días, varias personas provenientes de la izquierda se han llevado las manos a la
cabeza debido a las intenciones de Joan Saura (consejero de la Generalitat por IC-V) de querer
incluir el derecho de autodeterminación en el nuevo estatuto catalán. Parece ser que todavía
no se ha digerido correctamente el llamado Estado plurinacional español y mencionar el
principio de autodeterminación sigue siendo algo tabú en determinados entornos.
Personalmente creo que en este periodo de la globalización se está generando un nuevo
concepto de la autodeterminación que es necesario desarrollar y que muchas veces ha sido
minusvalorado y desatendido por parte de la izquierda no nacionalista. Pero igualmente que
este principio no se puede plantear con esquemas y criterios del pasado o en relación mimética
a la situación de los países del Tercer Mundo, tampoco conviene huir de él excusándose por la
peliaguda forma de estructurar práctica o jurídicamente esa voluntad soberana.
Hoy por hoy, lo que interesa es la legitimación o no del principio de autodeterminación en el
momento actual y para el caso de las naciones insertas en los actuales Estados nacionales
europeos: Las justificaciones históricas, lingüísticas o étnicas no me parecen que constituyan
un adecuado soporte, más importante es el aspecto que consiste simple y llanamente en que
una nación o región que en su momento resultó integrada a un determinado Estado decide en
un momento concreto replantear su situación vigente en el marco de ese Estado nacional. Es
aquí donde debe incidir el derecho de autodeterminación como derecho democrático.
Pero replantear su situación vigente no incluye necesariamente la creación de un Estado propio
mediante la secesión. La autodeterminación constituye un proceso vivo, constante y dinámico.
Se manifiesta en las decisiones cotidianas si estas emanan auténticamente de la voluntad
popular, "la nación es un plebiscito cotidiano", dijo el escritor Ernest Renan. Además hay otras
muchas formulas que no pasan por la independencia, tales como la autonomía, el condominio
o... el federalismo.
Es ahora, donde el federalismo aparece como un reconocimiento de la diversidad y el
consecuente otorgamiento del autogobierno para que las naciones sin Estado, regiones, (y
euro-regiones), comunidades y otras colectividades puedan disponer de un ámbito de poder
propio suficiente. Y, al mismo tiempo, constituye la mejor vacuna para aliviar (y curar) los
terribles efectos causados por nacionalismos excluyentes, tanto en el seno de las naciones
minoritarias como en los propios Estados nacionales. Este sistema responde a la voluntad de
mantener el equilibrio entre auto-gobierno y el co-gobierno, pero lo que esta claro es que el
federalismo y el Estado-Nación son radicalmente incompatibles.
Por todo esto es curioso observar cómo partidos nacionalistas (de derecha a izquierda) se
muestran encantados de ceder auto-gobierno respecto a Europa pero, al mismo tiempo, este
sistema de co-gobierno no lo creen válido para su presente Estado. En la aldea global ninguna
decisión es impalpable; los imperativos económicos, la concentración de recursos o la
adopción de medidas de integración a todos los niveles siempre están condicionados por otros
espacios. El compromiso entre todas las partes es elemental para un correcto funcionamiento.
1/2
Autodeterminación-Federalismo-Identidad
Félix Martínez Campos
Asimismo, en este compromiso llamado federalismo (cuya raíz es Foedues: pacto) entra en
juego la identidad. Nunca hay que confundir la razón con la pasión pero la pasión es intrínseca
al ser humano. Por eso, la primera condición para acomodar diversas minorías nacionales en el
seno de un mismo Estado es asegurar la pluralidad identitaria, pero este objetivo sólo es
alcanzable si se parte de cierto poso cultural común en torno a valores compartidos de un
modelo de Estado. Tampoco la identidad colectiva puede ser definida en términos de exclusión
del otro. De igual manera no puede ser entendida como algo inmutable sino como un contenido
vivo que se renueva constantemente, aceptando y enriqueciéndose con el entorno. Aferrarse
por tanto a la originalidad de una realidad cultural, supone conducirla a una vía muerta.
Quiero terminar con unas palabras de Bernardo Atxaga que nos pueden hacer reflexionar:
"...Yo sueño con la ciudad vasca, Euskal Herria es "pueblo vasco" y Euskal Hiria, "ciudad
vasca". Creo que la palabra ciudad en cualquier diccionario tiene mejor eco. La ciudad, en
principio, no es de nadie y es de todos, no hay un origen, nadie puede decir esta ciudad es mía
porque yo llegué el primero, es de todos los que han llegado, de todos los que la han
construido y la van a construir. Mi idea sería que pasáramos de un espacio en donde puede
haber una identidad primera original, a un espacio con muchas identidades".
Diario de Noticias
2/2
Descargar