Sr. Director: Por medio de la presente me dirijo a usted e igualmente a los lectores de su prestigiado medio para aclarar la situación jurídica en la que se encuentran los C.C. Carlos Miguel Moreno Encinas, Lázaro Figueroa Ruiz y Juan Carlos Encinas Valdez, quienes estuvieron adscritos a la Sala Regional del Noroeste II del Tribunal Federal de Justicia Administrativa, con sede en Ciudad Obregón. El 16 de agosto de 2016, la Dirección General de Comunicación Social de la Procuraduría General de la República, hizo de conocimiento público que la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delitos Federales (SEIDF) obtuvo auto de formal prisión en contra de los citados magistrados del Tribunal Federal de Justicia Administrativa. El caso se explica de la siguiente manera: Diversos particulares promovieron juicios de nulidad para impugnar los recibos de la CFE. Estas personas argumentaban que los recibos de cobro expedidos por la Comisión Federal de Electricidad carecían de firma autógrafa, invocando violación a la jurisprudencia que emitió la Sala Superior del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, dado que ese rasgo gráfico es un requisito de validez del acto administrativo cuya ausencia genera la nulidad lisa y llana, además de que dicha jurisprudencia era concordante con la emitida por la Suprema Corte de Justicia de la Nación. La Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó que los recibos de cobro que expide la Comisión Federal de Electricidad eran impugnables mediante un juicio de nulidad ante el Tribunal Federal de Justicia Administrativa, con base en la Ley Federal del Procedimiento Contencioso Administrativo, donde se prevé la procedencia de este tipo de juicio por la vía sumaria, esto es, por un procedimiento más breve, cuando los montos en juicio no exceden cierto límite, o cuando se violan jurisprudencias de la Sala Superior del Tribunal Federal de Justicia Administrativa o de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Inconforme con el resultado de los juicios, la Comisión Federal de Electricidad presentó denuncia ante la Sala Superior del Tribunal Federal de Justicia Administrativa y posteriormente en la Procuraduría General de la República, señalando que “posiblemente” existía corrupción. No existe ni remotamente probado un caso de corrupción en este asunto, sino solamente que el representante de la Comisión Federal de Electricidad dijo que conoció “de oídas”, es decir, que “le comentaron” que “probablemente” había corrupción. En los juicios donde se declaró la nulidad de los cobros emitidos por la CFE y que ahora analiza la Juez de la causa, jamás se rompió el equilibrio procesal (nunca se prefirió a ninguna de las partes en litigio) ni se causó daño alguno a la paraestatal, como lo reconoce la Procuraduría General de la República en su comunicado. No puede considerarse un delito el acto de resolver juicios de nulidad, donde no existió el ánimo de favorecer o perjudicar a alguna de las partes. Pensar de otra manera seria atentar contra el criterio del Juzgador que debe ser independiente y autónomo, pues ello llevaría a la conclusión de que siempre que se dicte un acuerdo o una resolución que no se ajusta a la ley, conforme al modo de pensar de las partes, sería suficiente para que el Ministerio Público ejercitará su acción penal sin estar apoyado en pruebas que acrediten su parcialidad. El derecho tiene diferentes lecturas. Sin embargo, la diferencia de criterios no puede dar lugar a la configuración de un delito, puesto que no se realizaron actos reprochables que atenten contra la legalidad. Quiero además señalar que existe inequidad, puesto que sólo a los integrantes de la sala regional sonorense, se les imputa responsabilidad penal y administrativa por actos que se realizaron de forma idéntica en diversas salas regionales del país. Evidentemente en el caso que nos ocupa existe un prejuicio manifiesto en contra de los magistrados de la Sala de Obregón, ya que no se dio tratamiento igual al que recibieron otros magistrados que actuaron de la misma forma. Los señalados aún no han sido juzgados y ya fueron sometidos al escarnio y vilipendio público. Este linchamiento público promovido por el comunicado de prensa de la Procuraduría General de la República es al que se quiere oponer esta aclaración que atentamente hago llegar a sus manos, para que se publique y sea del conocimiento de la opinión pública, que debe tener todos los argumentos para estar atentos a la resolución de este caso en específico. Atentamente, Jesús Edgardo Campa Lapizco, Abogado defensor