Generalidades de los Comités de Bioética y su utilidad como medio

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Generalidades de los Comités de Bioética
y su utilidad como medio probatorio en
los procesos judiciales y éticos
Jorge Iván Manrique Bacca, MD
Gerente División Científica SCARE
Los Comités de Bioética (CB) son básicamente grupos de consenso
que ayudan a resolver los conflictos de tipo valorativo generados durante la prestación de servicios de salud de mediana y alta tecnología,
donde es necesario tomar decisiones entre opciones contrarias frente a las consecuencias éticas de la intervención médica.
La responsabilidad del profesional o equipo
asistencial de salud incluye prever los posibles
desenlaces no solo vitales sino también morales
que las intervenciones médicas generan en el
paciente o su familia. Este último aspecto impli-
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ca comprender las creencias, valores y expectativas individuales del paciente, su familia, la sociedad, el mismo profesional de la salud y la
institución donde se desarrolla la atención. Es
evidente que una visión integral de este tipo de
controversia solo se puede dar si hay una discusión plural de ésta, como ocurre en un comité,
donde hay oportunidad de exponer los distintos
puntos de vista asegurando una mejor calidad
de decisión ante las alternativas posibles de manejo.
Garantizar a los pacientes el respeto a su dignidad, en las decisiones conflictivas de manejo
durante la atención médica con alta tecnología,
es la función más conocida de los Comités de
Bioética; sin embargo en este artículo también se
RESPONSABILIDAD
quiere resaltar su aporte como recurso probatorio en cualquier tipo de acciones de responsabilidad médica contra los profesionales o las instituciones de salud.
1. DEFINICIÓN
Para definir los Comités de Bioética, es necesario el concepto previo de bioética, para lo
cual acudo al presentado por Pilar Núñez “la
bioética es una nueva disciplina, surgida en
los últimos treinta años, que, estudia la incidencia ética de las nuevas tecnologías sobre
la persona e intenta poder anticiparse a las
consecuencias de la aplicación de éstas, de
modo y manera que el mundo conquistado
por la técnica, no se pierda para la libertad”
(1).
Así se comprende el concepto de Comités de
Bioética presentado por Francisco Abel: “Son
instancias o estructuras de diálogo y decisión
bioética, que asumen la responsabilidad de
intentar clarificar y resolver racional o razonablemente los conflictos de valores que se
presentan en la investigación o en la práctica
clínica” (2).
Se encuentra que los Comités de Bioética son
grupos interdisciplinarios para debate y decisión,
en busca de la solución más adecuada para una
gran cantidad de conflictos éticos que se están
generando en la prestación de servicios de salud
de alta tecnología en la actualidad. El mantenimiento artificial de las condiciones vitales, el trasplante de órganos, la procreación asistida, la terapia génica entre otras tecnologías ya en aplicación, han permitido hacer frente a muchas
alteraciones de las condiciones de salud antes
invencibles e inclusive permitirse modificar su
misma evolución natural.
Sin embargo existe un aspecto que se afecta
en forma colateral, positiva o negativamente, y
es el efecto de estas intervenciones sobre la
condición de persona humana de los pacientes,
cuya esencia es ser “sujeto de derecho, de razón
y de libertad, apta para su autonomía y para
una relación de trascendencia” (3). La medicina de hoy en muchas ocasiones se encuentra
ante la disyuntiva de escoger entre utilizar sus
recursos o limitarlos en favor del respeto a la
persona humana, conflicto por el cual han
surgido disciplinas como la Bioética, siendo una
de sus herramientas principales los Comités de
Bioética.
2. FUNDAMENTACIÓN
La medicina es una de las áreas donde más
se ha sentido la tensión entre la ciencia y la
ética, básicamente alterando la relación médico
paciente. Los adelantos en tecnología y conoci‘‘ los Comités de Bioética
son grupos interdisciplinarios para debate y decisión,
en busca de la solución más
adecuada para una gran
cantidad de conflictos éticos que se están generando en la prestación de servicios de salud de alta tecnología en la actualidad.’’
mientos científicos acompañada de la cada vez
más compleja administración de los servicios de
salud, han irrumpido en el acto médico de tal
forma que se siente un desplazamiento muy
importante del aspecto humano de la atención,
basado en la necesaria buena relación que
predominaba anteriormente entre el médico y el
paciente para aprovechar al máximo el poco
arsenal diagnóstico y terapéutico con que se contaba.
El médico de hoy es parte de un equipo,
debe concentrar una muy buena parte de su
esfuerzo en adquirir habilidades para manejar o
interpretar las nuevas tecnologías y actualizar
sus conocimientos, además de estar pendiente
de los aspectos administrativos que impone un
trabajo organizado bajo sistemas de salud; aun-
que los resultados alcanzados son mucho más
efectivos que antes, ha quedado de lado el espacio para la comunicación cálida y amigable con
el enfermo.
Por su parte el paciente de hoy no es el actor
sumiso, confiado y tolerante del ayer, sino alguien que exige el servicio como un derecho,
que indaga por la calidad de éste, puesto que es
un servicio que paga y no está dispuesto a aceptar calladamente sus fallas. Entre los dos (Médico – Paciente) es fácil evidenciar una relación
de tendencia conflictiva mediada por un tercer
actor que son las instituciones del sistema de salud (en nuestro caso las IPS, EPS y el Estado)
quienes ya sea por su poder económico, administrativo o legal, logran imponer sus condiciones con respecto a la forma, calidad y cantidad
en que se debe ofrecer la medicina, cambiando
la relación médico paciente hacia un estilo técnico e impersonal. Es decir, el componente científico administrativo de la medicina (y no el
médico ni el paciente) es el que más incide hoy
en día la calidad de la relación médico paciente.
El respeto a la dignidad del enfermo, consiste en que por encima de la posibilidad tecnológica de la medicina, y del sistema de organización
administrativa con que se presten los servicios, se
tenga primero presente su condición de ser humano, el cual consiste en poder seguir actuando
bajo sus creencias más sublimes y costumbres
más arraigadas, o lo que se denomina Proyecto
de Vida Individual. Un cambio obligado a éste,
necesario para que la intervención médica logre
vencer una enfermedad mediante un tratamiento
determinado, debe ser bajo su autorización consciente y razonada, no importando su condición
social, cultura, sexo, raza o lenguaje.
3. DESARROLLO HISTÓRICO
Los primeros comités que se establecieron
para evaluar los aspectos éticos de las intervenciones médicas en las personas, se hicieron a
nivel de la experimentación en humanos, como
reacción a abusos cometidos en este campo esEnero-Marzo de 2003 - Médico-Legal
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pecialmente durante la Segunda Guerra Mundial por parte de los nazis. Para prevenir casos
similares el Código de Nuremberg (1947) propone por primera vez organizar comités que
evaluaran los proyectos de investigación para así
verificar la protección de los derechos de las
personas que fueran a participar como sujetos
de experimentación clínica.
Posteriormente y en la medida en que los
nuevos conocimientos científicos fueron más
frecuentes e impactantes en la medicina, la Asociación Médica Mundial aprobó en Helsinki
(1964) un protocolo que exigía la constitución
de comités independientes del experimentador
para su consideración, observación y consejo en
cada procedimiento experimental.
Entre 1969 y 1971 un grupo americano constituido por médicos y filósofos, discuten el impacto del desarrollo científico en el futuro de la
humanidad y esbozan lo que posteriormente
vendría a ser la Bioética, iniciada en instituciones como el Hastings Center y el Kennedy Institute of Ethics en E.U. (7) que básicamente consiste como lo dijo su primer mentor, el norteamericano Van Rensselaer Potter, en la ciencia
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que tiende ese puente de entendimiento entre el
conocimiento científico y los valores humanos,
una nueva sabiduría que provea “el conocimiento de cómo usar el conocimiento para la supervivencia del hombre y para el mejoramiento de la
calidad de vida”. (4)
Los Comités de Bioética Clínica nacen puntualmente a mediados de los años setenta, en un
comienzo con tareas de análisis ético médico y
de fiscalización de investigaciones (5). Sin embargo el caso de Karen Ann Quinlan en 1976,
una joven de 21 años afectada por una intoxicación con barbitúricos y alcohol que la llevó a
‘‘...es frecuente la convocatoria de Comisiones Nacionales de Bioética de carácter permanente o temporal,
por parte de los Estados
para decidir políticas relacionadas con la aplicación
de tecnologías nuevas de
la medicina y su impacto en
la población.’’
un estado de coma permanente, hizo que por
primera vez la justicia, en este caso el Tribunal
Supremo de New Yersey, tomara un decisión respecto a la petición de los padres de desconectarla del respirador artificial, con base en el concepto de un Comité de Bioética. El comité recomendó la desconexión del respirador para terminar
con un abuso terapéutico (coincidente con la
visión de los padres). Karen sobrevivió por 10
años más, aliviando su condición de vida y el de
su familia. Este concepto debatido bajo incertidumbre científica y frente a un conflicto ético
evidente, resultó ser una decisión satisfactoria
para todos. El caso sirvió para mostrar la utilidad de la decisión por consenso en casos en que
se deban resolver controversias éticas generadas
en la atención médica y consolidó la conciencia
de contar con los Comités de Bioética en los
hospitales para afrontar casos similares.
En 1983, la : «President’s Commision for the
Study of Ethical problems in Medicine and Biomedical and Behavorial Research» en Estados
Unidos recomienda la creación de Comités de
Ética (equivalente a los Comités de Bioética) en
todos los hospitales, para tomar decisiones éticamente correctas ante situaciones de conflictos con
pacientes incapaces.
Actualmente en Europa y Estados Unidos los
Comités de Bioética existen en la mayoría de los
centros de atención hospitalaria con tecnología
avanzada, o en donde se hace experimentación
biomédica, y es frecuente la convocatoria de Comisiones Nacionales de Bioética de carácter permanente o temporal, por parte de los Estados
para decidir políticas relacionadas con la aplicación de tecnologías nuevas de la medicina y su
impacto en la población.
En América Latina todavía es una novedad
la instauración de estos comités, pero se ha visto
un desarrollo importante en los últimos 10 años.
En nuestro país, se creó la Comisión Intersectorial de Bioética en el año 2000, órgano
consultivo del gobierno para estudio y definición
de políticas en temas relacionados con la investi-
RESPONSABILIDAD
gación y la respectiva protección al ser humano,
además con proyección a crear un Consejo Asesor de Bioética de carácter permanente, con decisiones vinculantes para la sociedad científica y
la comunidad en general. En muchas instituciones se han organizado comités de bioética y
existe una regulación que obliga a establecer
Comités Éticos para la experimentación clínica
(Resolución 8430 de 1993) y Comités de Etica
Hospitalaria (Resolución 13437 de 1991) que
no corresponde exactamente al de bioética pero
en algunos casos ha sido sus generador.
4. CARACTERÍSTICAS METODOLÓGICAS
La ética discursiva, la interdisciplinariedad,
la referencia a principios éticos como el de la
dignidad, son las tres características metodológicas más importantes de un Comité de Bioética.
Estas responden al compromiso de ofrecer la
mejor recomendación posible a un conflicto
moral presentado con ocasión de la atención a
un paciente, asegurar el respeto a los individuos
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‘‘...es necesario para lograr
el consenso frente al problema planteado, se tenga
claro los valores que sirven
de parámetro para la toma
de decisiones, como el valor de la vida y de la dignidad humana..’’
sometidos a una investigación clínica que se desarrolla en la institución, o la recomendación al
Estado sobre la política más adecuada en la implementación de conocimientos revolucionarios
en el campo de la medicina, que afecten significativamente el modo de vida de la sociedad.
Para lo anterior se requiere que quienes vayan a conformar cualquiera de estos comités,
cumplan con algunas actitudes necesarias para
lograr su cometido. En primer lugar ser abiertos
a oír y respetar otras formas de pensar diferentes
a las propias frente a un mismo problema, como
única forma de establecer un diálogo enriquecedor que es elemento principal para establecer un
trabajo armónico y efectivo (ética discursiva).
También es fundamental hacer el esfuerzo
por superar la visión propia de su disciplina, sea
científica, social o filosófica, para que en un nivel superior de encuentro, se discuta el problema
entre personas con diferentes conocimientos y
por tanto con otros puntos de vista, generando
una solución integradora de éstos, que se espera
sea de una mayor calidad y aceptación que la
que se alcanza individualmente. Para ello es
necesario tener interés por conocimientos básicos de todas las disciplinas participantes frente al
problema, con el fin de facilitar el entendimiento
de conceptos y encontrar nuevos conocimientos
(Interdisciplinariedad).
Finalmente es necesario para lograr el consenso frente al problema planteado, se tengan
claro los valores que sirven de parámetro para la
toma de decisiones, como el valor de la vida y de
la dignidad humana. Este último por ejemplo,
tiene en nuestra sociedad actual un gran peso
sobre los demás valores, y es frente a él, que generalmente se toma una decisión.
5. CLASIFICACIÓN DE LOS COMITÉS
DE BIOÉTICA
Existen en general 3 tipos de Comités de Bioética en medicina, establecidos según su objetivo y campo de acción.
A. Los Comités Bioéticos de Investigación. (Institutional Review Boards en E.U ) Tienen
como objetivo velar por la aplicación de
normas éticas en investigación acordes con
la dignidad de seres humanos y de protección a los animales, según se dispone en
códigos nacionales e internacionales.
B. Comités Bioéticos Clínicos o Asistenciales.
(Institucional Ethics Committees en E.U.)
Vigilan el respeto a los derechos del paciente,
asegurando especialmente el ejercicio de su
autonomía frente a intervenciones clínicas
que puedan afectar su estilo o proyecto de
vida, base de su autoestima en el entorno
cultural y socioeconómico en que vive. Su
RESPONSABILIDAD
función es asesora – nunca vigilancia punitiva – para facilitar la calidad ética de todas las conductas del medio hospitalario que
de alguna manera interfieren en:
• Atención de personas
• Relación entre el personal de la institución
en lo que se refiere a dicha atención
• Investigación
• Docencia desde lo bioético
• Actividades de proyección comunitaria nacional e internacional.
C- Comités o Comisiones Nacionales de Bioética. Son cuerpos deliberativos convocados
a nivel nacional, generalmente por organismos oficiales del poder ejecutivo o del legislativo. La convocatoria propone un tema específico y cita una comisión ad hoc o de
carácter permanente, cuya tarea es deliberar e informar sobre la materia.
En las instituciones también existen los Comités de Ética que se diferencian de los anteriores por estar dirigidos a evaluar la conducta
ética de los profesionales de la salud, frente a
parámetros objetivos como los códigos de ética
médica, buscando determinar si un comportamiento estuvo o no dentro de las normas éticas
de la profesión.
rios en las instituciones donde se realiza investigación con pacientes.
En cuanto a sus integrantes, el comité debe
ser pluralista respecto al área representada (científica, ética, comunitaria e institucional). El científico con los profesionales de la salud de los diferentes servicios y expertos en el tema a tratar; el
ético que puede incluir los bioeticistas, filósofos,
teólogos, sociólogos, entre otros. El área de la
comunidad la pueden representar los pacientes
o el comité de usuarios, representantes de la sociedad. La institución puede tener sus representantes, incluyendo abogados (que ven los aspectos jurídicos tanto de la institución como de los
pacientes) e inclusive representantes de la administración y trabajadores sociales.
‘‘.En cuanto a sus integrantes el comité debe ser pluralista respecto al área representada (científica, ética,
comunitaria e institucional).’’
La cantidad de personas que lo integran va
a depender del poder de convocatoria por parte
de los organizadores. Según la necesidad y objetivos el rango de integrantes puede ir entre 5 a 25
personas. El límite inferior tiene el problema de
escasa diversidad de criterios que empobrece la
calidad del debate, y el mayor número la dificultad de lograr consenso por exceso de personas
deliberantes.
Asegurar el reconocimiento y apoyo de la
autoridad institucional o gubernamental para
su creación y funcionamiento, sin lo cual es poco
probable el éxito que puedan tener voluntarios
que independientemente establezcan un comité
de Bioética.
Después de conformarse el comité, éste debe
autorreglamentarse y asignar responsabilidades
a sus integrantes bajo una estructura organizativa mínima, tal como un director que lo presida
y convoque las sesiones, un secretario que colabore con la realización y archivo de actas, una
guía de los procedimientos a seguir para cada
actividad del comité, de tal manera que haya
formalidad en sus decisiones, conceptos y actividades educativas.
6. ORGANIZACIÓN Y FUNCIONAMIENTO
El primer requisito para establecer un Comité de Bioética es asegurarse de su necesidad. Esto
porque su organización y funcionamiento exigirá esfuerzos permanentes, tiempo y recursos de
todo tipo, que deben justificarse.
Por ello en general los Comités de Bioética
Clínica solo funcionan en hospitales de segundo
y tercer nivel que por su tecnología avanzada
puedan requerir frecuentemente este tipo de apoyo. En tanto que los Comités Bioéticos de Investigación son claramente necesarios y obligatoEnero-Marzo de 2003 - Médico-Legal
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decidir por sí mismos, pero contando con la
valiosa orientación del Comité de Bioética que le
sirve de parámetro de referencia.
8. LOS C.B. Y SU RELACIÓN CON LA
RESPONSABILIDAD DEL PROFESIONAL DE LA SALUD
La acción interdisciplinaria debe ser la estrategia para afrontar y buscar consenso de los
dilemas. Todos los participantes deben interesarse por adquirir conocimientos básicos sobre bioética así correspondan al área científica o social
del comité. Lo anterior porque las discusiones se
harán respecto a valores o principios éticos puestos en conflicto por la intervención médica.
También es necesaria una preparación básica
en el tema científico a discutir. Es decir cada
quien debe adquirir una información válida para
asegurar que el lenguaje técnico de cada disciplina no será un obstáculo importante para reconocer lo fundamental del problema. Esto es
esencial del trabajo interdisciplinario; prepararse para discutir temas en un nivel más allá del
ámbito propio de su profesión y lograr una decisión adecuada.
El Comité puede establecer un método propio para valorar los principios éticos involucrados en el conflicto específico, o utilizar los ya
reconocidos internacionalmente, como el propuesto por Beauchamp y Childress (6). Ellos establecieron 4 principios: autonomía, beneficencia, no maleficencia y justicia, los cuales jerarquizándos según cada caso, se convirtieron en el
primer mecanismo práctico para resolver conflictos morales durante la prestación de servicios
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de salud. Esta metodología de los cuatro principios ha tenido aceptación mundial y ha sido
uno de los grandes aportes de la Bioética.
El resultado del debate, es una recomendación en consenso del Comité para un caso en
particular, o un concepto frente a la conveniencia ética de una investigación. Estos pueden ser
documentos de constancia y por ejemplo escribirse en la historia clínica o entregarse como
requisito para la autorización de una investigación.
7. LAS DECISIONES DE LOS C.B.
Las decisiones tomadas en los Comités de
Bioética tienen dos características importantes:
la primera ser tomadas en consenso es decir por
acuerdo unánime y no por votación de los integrantes. Aunque no se prohíbe este último sistema en algunos casos, éste solo debe utilizarse en
casos muy debatidos y donde las opiniones siguen definitivamente divididas (11). El ejercicio
de tener en cuenta todas las opiniones y respetarlas, es lo que le da la característica de prudencia
a la decisión.
La segunda característica es la de ser decisiones no vinculantes, o no obligatorias. Todavía permiten a los verdaderos afectados por el
conflicto (el médico, el paciente, la institución)
La actividad de los profesionales de la salud
ya sea en el campo clínico o de investigación,
implica responder por sus acciones. Las demandas de responsabilidad médica por el ejercicio
profesional en salud son cada día más frecuentes, lo que obliga al personal sanitario a tomar
medidas para afrontar este problema. Uno de los
puntos centrales es la prevención de éstas por lo
que toda estrategia efectiva en este sentido es bienvenida.
Los Comités de Bioética pueden servir indirectamente para los anteriores fines, aunque no
son amparo jurídico directo. Como sus decisiones no son vinculantes, (básicamente son recomendaciones, permitiendo que en últimas la
decisión de manejo médico siga estando en manos del profesional responsable) no son un recurso probatorio habitual en los procesos. Sin
embargo la actividad de los CB genera conciencia en el equipo de salud en lo que respecta al
aspecto humano de su atención, se mejora la
calidad en la relación médico paciente, y ésto
siempre se traduce en una baja animadversión
contra los médicos o las instituciones y en desestímulo de reclamos jurídicos. (7). Pero además
queda un registro de la utilización de este recurso como prueba del cuidado ético con que se
obró frente al paciente.
Las pruebas son el fundamento de los fallos
judiciales y para los casos de demandas por prestaciones de servicios de salud, éstas son básicamente los registros de las atenciones. De ello el
principal es la historia clínica; sin embargo hay
otros importantes como el consentimiento
informado, las actas de comités de calidad, autorizaciones etc. El valor de la prueba se correlaciona con el momento en que se ha generado
RESPONSABILIDAD
ésta; así, aquellas que se hicieron a priori o
durante el acto médico, son mucho más contundentes que las presentadas a posteriori. Un
ejemplo de estas últimas es el acta de un comité
ad hoc de calidad, que es el reflejo de una evaluación posterior a los hechos sucedidos en una
actuación médica. Esta evaluación tiene el sesgo
de mostrar al observador el resultado de las conductas tomadas, haciendo desaparecer la incertidumbre que existió previa a éstas. Esta condición conlleva a generar una estimación subjetiva del evaluador que influye en la ecuanimidad
de su juicio sobre el hecho.
La historia clínica en cambio tiene un mayor valor probatorio, por ser un registro que se
genera en el momento en que suceden los hechos (atención médica), ya que posteriormente
es inalterable y quedan allí reflejados los pormenores más importantes del evento. Es un documento que se presume cierto en todo su contenido y nos da idea sobre la diligencia y pericia
con que se prestó la atención. Los registros previos al hecho, tales como el consentimiento informado, las actas de juntas médicas y del Comité de Bioética entre otros, tienen el mayor valor
para demostrar la prudencia y cuidado con
que fue realizado una determinada intervención
médica, reflejando fielmente la influencia de la
incertidumbre existente bajo la cual se actuó.
En derecho para que un profesional de la salud
deba responder jurídicamente por las consecuencias de un acto médico, debe haber causado un
daño al paciente por una atención inadecuada
debida a culpa del médico. En lo anterior se
muestran tres componentes para la responsabilidad que son absolutamente necesarios: primero la existencia de un daño, segundo la existencia de culpa en la actuación del profesional y
tercero debe existir un nexo de causalidad entre
esa culpa y el daño generado. La culpa a su vez
se da cuando se incumple con uno de estos tres
elementos: prudencia, pericia y diligencia. La
primera se relaciona con la obligación de anticipación de las consecuencias del procedimiento
que todo profesional de la salud debe realizar
para ofrecer un servicio con seguridad y aceptación de su paciente.
La pericia consiste en tener la destreza necesaria para realizar técnicamente bien la atención. Por ultimo, la diligencia es la exigencia de
realizar todo lo que esté al alcance del profesional para brindar la mejor atención, por ejemplo
en el tratamiento de las complicaciones. El profesional demandado para ser exonerado debe
demostrar que obró sin ningún tipo de culpa.
Para ello necesita pruebas. Tal vez lo más difícil
es demostrar que se actuó prudentemente, puesto
que como se vio, esta virtud corresponde al momento ex ante o anterior al hecho que generó la
demanda.
Es difícil probar las condiciones especiales
en que debió actuar el médico y generalmente se
le juzga teniendo en cuenta las consecuencias
desastrosas que generó su actuación. Por esto
contar con registros de actividades que implicaran decisiones previas al hecho, tales como el
manejo definido por una junta médica para casos complicados científicamente, la aceptación
del paciente a los riesgos previstos del procedimiento, la evaluación y recomendación de un
Comité de Bioética para casos con conflictos éticos, son pruebas contundentes para demostrar
la prudencia con que se actuó.
Lo anterior nos permite deducir fácilmente
la utilidad de las actas de los Comités de Bioética,
como documentos de altísimo valor probatorio
para demostrar el buen cuidado que se tuvo en
tomar las decisiones ahora cuestionadas, tanto
del profesional como de la institución de salud.
Es claro que para lo anterior el comité de
bioética tiene que garantizar su formalidad en
cuanto a su reconocimiento institucional, organización, documentación, regularidad, procedimientos, reglamento interno, información y
aplicación de sus recomendaciones. La fortaleza
de la prueba depende de la sustentación intrínseca que se refleja en el adecuado funcionamiento del comité.
9. CONCLUSIONES
Para terminar es importante concretar dos
ideas principales, a modo de conclusión.
La primera se refiere a ubicar la utilidad
de los Comités de Bioética, en el apoyo al ejercicio de la medicina científica de hoy bajo parámetros éticos caracterizados por la autonomía
del paciente y el respeto a los valores morales
individuales y sociales que puedan ser afectados.
La segunda, plantea la utilidad de las CB en
evitar condiciones de irrespeto a los pacientes,
que pueden desencadenar acciones judiciales
contra los profesionales o las instituciones, así
como ser referentes probatorios jurídicos en casos de que éstas se presenten, puesto que las actas
de los CB pueden ser una prueba importante
para demostrar que se actuó con prudencia en
las decisiones de manejo que implicaban conflictos éticos.
Finalmente se reitera que hoy en día los CB
deben ser parte fundamental de la prestación de
servicios de salud de alta tecnología, a fin de
garantizar el componente ético para con los
pacientes, los profesionales y la sociedad.
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