La reaparición de nuestra sección de Cabildo Abierto en enero pasado, con contribuciones acerca del papel de la innovación y la controversia planteada en Venezuela alrededor de la Orimulsión, ha resultado en nuevos aportes que ayudan a tener una visión más clara del problema y justifican la continuación de este Cabildo. Miguel Laufer, Director A PROPÓSITO DE LA ORIMULSIÓN Manuel Pulido M. Declaraciones públicas sobre la interrupción de la producción de Orimulsión® que han creado incertidumbre sobre el futuro de este negocio, así como el Cabildo Abierto iniciado por Interciencia en enero, nos llevan a hacer algunas reflexiones que consideramos pertinentes. La emulsión estabilizada de hidrocarburos y agua conocida como Orimulsión, ha sido una de las vías para manejar los hidrocarburos de la Faja Petrolífera del Orinoco. Dada la magnitud de los recursos en la Faja, es obvio que éste no es sino uno de los caminos para su explotación. La Faja está considerada como el yacimiento continuo de hidrocarburos extrapesados más importante del mundo, con gravedades específicas entre 4 y 11ºAPI. Algunas segregaciones pueden considerarse bitúmenes por su alta viscosidad, según definiciones adoptadas principalmente por el World Petroleum Congress. En los 54000km2 que ocupa el yacimiento, los más de 1000 pozos exploratorios perforados a comienzos de los años 80 cuantificaron reservas in situ del orden de 1200 miles de millones de barriles, que con un factor de recuperación de 22%, darían unos 270 mil millones recuperables con la presente tecnología. Si bien la Faja ha sido explotada en forma somera desde hace 40 años, por ejemplo en Campo Morichal, los hidrocarburos de la Faja son difíciles de manejar y comercializar por su alta viscosi- dad y contenido de azufre y metales. Afortunadamente el yacimiento en el subsuelo posee una temperatura de unos 140ºF y cierto porcentaje de gas, lo cual facilita la extracción con la ayuda de disolventes, que son recuperados en el proceso y reciclados al yacimiento. Las técnicas de perforación de pozos horizontales y agrupación en grupo de cabezales, han ayudado al aumento de la producción por pozo y consecuentemente han disminuido costos. En la actualidad la producción no representa problema alguno, y las técnicas modernas son utilizadas tanto por PDVSA como por las asociaciones estratégicas con terceros. Los hidrocarburos de la Faja en estado natural no son fácilmente comercializables, por lo que deben “mejorarse” empleando métodos como coquización retardada, hidrogenación, mezclas y emulsiones. Las dos primeras convierten químicamente al crudo, por lo que su producto se denomina “crudo sintético”. INTEVEP, reconocido brazo de investigación de la industria petrolera venezolana, ha invertido muchos años en la búsqueda de soluciones específicas, competitivas y amigables para el manejo de estos crudos, y ha desarrollado procesos innovadores aplicables en la Faja. Algunos como el HDH, Acquaconversión y Orimulsión, son ejemplos de logros concretos que han permitido que los crudos de la Faja sean aceptados para mercados ad-hoc. APR 2004, VOL. 29 Nº 4 Los dos primeros procesos corresponden a hidrogenación, mientras que la Orimulsión es una emulsión con 70% de hidrocarburo y 30% de agua, estabilizada mediante aditivos incorporados durante la manufactura para que el producto pueda ser transportado y almacenado durante tiempo suficiente hasta su utilización. Su empleo más recomendable es como carga básica en plantas termoeléctricas, y las restricciones ambientales requieren de tecnologías adicionales a la combustión su uso amigable. Un primer módulo de producción de Orimulsión opera en el campo Morichal desde los años 90, con capacidad de 100000b/d (3% de la producción nacional de hidrocarburos líquidos). La planta está conectada por tubería al terminal de embarque en Jose, Estado Anzoátegui. Actualmente Sinovensa, una empresa mixta chino-venezolana, construye un nuevo módulo dentro del complejo de Jose. Los precios de venta de Orimulsión han estado indexados al precio del carbón, con el cual compite, teniendo poderes caloríficos semejantes. Al ser el precio del carbón menos volátil, se consideró que esto representaba un incentivo comercial y podría facilitar la obtención de financiamiento para inversión en plantas, infraestructura y tanqueros. Venezuela, a través de su representación diplomática en la Comunidad Económica Europea, logró la inclusión de la Orimul- 0378-1844/04/04/179-04 $ 3.00/0 sión como producto de exportación bajo la denominación de non oil hydrocarbon, sin pago de impuesto, en aduanas europeas. Se estima que la indexación de precio con el carbón permitió la firma de contratos de largo plazo, con precios predecibles y menos volátiles que los referidos al valor de la cesta de exportación venezolana, que en los últimos años ha fluctuado entre US$10,6 (1998) y US$30 (comienzos de 2004) por barril. Es obvio que ante tal comportamiento de los mercados, las partes contractuales han debido introducir modificaciones, para ajustar los contratos a condiciones más acordes con la realidad vigente. Otra forma de explotar en gran escala los crudos pesados de la Faja ha sido mediante la constitución, desde 1996, de cuatro asociaciones estratégicas con empresas extranjeras, con el objeto de producir y colocar 600 a 800Mb/ d de crudo “mejorado”. Todas utilizan procesos de coquización retardada con plantas y terminales en Jose, y representan inversiones de unos US$15000 millones. Si bien este proceso tiene la desventaja de producir diariamente miles de toneladas de carbón, esta fue la ruta técnica seleccionada, ante la duda en la disponibilidad de gas natural suficiente si se escogía la ruta de la hidrogenación. La posibilidad de usar mezclas para el mercadeo de los crudos de la Faja, sin duda que existe en escala reducida. Se ha señalado que 62bb de extrapesado (8,5ºAPI), mezclado con 38bb de crudo Mesa (30ºAPI), equivaldrían a 100bb de crudo equivalente al crudo Merey (16ºAPI), con un precio en los mercados mayor a la Orimulsión. Esto es 179 cierto hoy, en un escenario de precios altos del crudo, pero habría que preguntarse cuán factible en el tiempo serían operaciones de cientos de miles de bb/d, tanto por la disponibilidad de crudo Mesa para este fin o por los beneficios de oportunidad que éste tendría para venderse por si mismo. Los mercados son cambiantes y es mejor no aventurar una respuesta en este sentido. Una de las debilidades para la venta de la Orimulsión, como de la mayoría de las tecnologías venezolanas, ha sido ¿por qué si es tan buena no se utiliza en Venezuela? La respuesta hasta ahora ha sido: porque el gas natural es un combustible alterno más económico, que por su disponibilidad, calidad y precio en el país, es preferido en las plantas termoeléctricas. En una épo- ca el bajo precio del gas puso en peligro la construcción de la represa de Caruachi, al considerar los organismos internacionales de financiamiento que la generación de hidroelectricidad de esta presa no podría competir con la generada con gas supuestamente subsidiado. La anterior consideración lleva a la tantas veces planteada necesidad de que el país dis- ponga de una política energética integral, que establezca criterios racionales en la producción y uso de las principales fuentes de energía disponibles, orientando su utilización de la mejor manera posible, en beneficio de la industria y los habitantes del país. La Orimulsión puede ser incorporada en esa ecuación. ORIMULSIÓN Saúl Guerrero, Leslie Jones Parra, Emilio Abreu, Manuel Urbano, Luis Montefusco y Luis Gil (Gerentes suspendidos de Bitor en las áreas de Comercio y Suministro, Informática, Módulo Italiano, Emulsificación, Producción y Terminal de Jose, respectivamente) Orimulsión® es el único producto de la tecnología venezolana que ha generado ventas por más de US$1,2 millardos desde su primera comercialización hace unos 15 años. Con esos ingresos la empresa Bitor, filial de Petróleos de Venezuela S.A., produjo ganancias luego de cubrir el costo de desarrollo técnico y de mercadeo. Para 2002 sus ganancias anuales fueron de $4050mill sobre ventas de unos $200mill. El aporte de Orimulsión a la Nación es adicional a cualquier ganancia de PDVSA bajo cuota OPEP, y el negocio de Orimulsión nunca excluyó otra opción de negocio con extrapesados en Venezuela. Durante su vida comercial Orimulsión ha sufrido todo tipo de ataque, como es de esperar de una innovación exitosa que ha ganado su cuota de mercado, y las realidades del producto se tienden a olvidar bajo el fuego de la retórica. La bondad técnica de Orimulsión es respetada por operadores de planta desde Japón hasta Canadá, habiendo quemado más de 50mill tons hasta la fecha. Excelente ejemplo de su aceptación ambiental es que Dinamarca, emblemática en protección ambiental, fue entre 1994 y 2002 gran consumidor de Orimulsión, que llegó a generar 15% de la electricidad en ese país. Desde mediados del 2003 se ha producido un ataque contra Orimulsión liderizado por el Presidente de PDVSA y el Ministro de Energía y Minas (MEM) de Venezuela. En el mercado energético nunca se ha visto situación igual, ya que es la competencia la que intenta desprestigiar los productos que amenazan 180 sus intereses. En pocos meses se ha buscado desmantelar aceleradamente un negocio construido por más de 20 años, al punto que una empresa canadiense introdujo recientemente una demanda en contra de Bitor (PDVSA) por supuesto incumplimiento de suministro. Orimulsión merece un análisis objetivo y serio que determine si “desactivar” el negocio realmente sirve los intereses de Venezuela. Sin embargo, el escrito de Bernard Mommer (Interciencia 29: 11-12, 2004) no cumple este propósito. Primero, porque el autor esconde su responsabilidad en las decisiones tomadas por PDVSA y el MEM en contra de Orimulsión, felicitando al gobierno de Venezuela por ejecutar sus propias recomendaciones, labor que ha sido reconocida con su designación como Director de PDV(UK) en Londres. Segundo, todo el cuestionamiento a un negocio tan novedoso para PDVSA como ha sido Orimulsión se reduce a dos argumentos planteados de manera muy incompleta: Orimulsión no puede pagar la regalía que paga una mezcla de extrapesado con liviano, y la competencia entre Orimulsión y residual atenta contra el precio del crudo en el mercado. Estos dos argumentos vienen enmarcados por otros elementos que denotan errores de concepto inaceptables en cualquier análisis de combustibles para el sector eléctrico. Por ello, antes de comentar el sustento de los dos argumentos de Mommer, aclaramos algunos de sus errores más notorios: 1- Bitumen es extrapesado. Un hidrocarburo es bitumen si su visco- sidad dinámica es mayor o igual a 10000mPa a temperatura y presión normadas, libre de gas. Los organismos internacionales aduanales que han clasificado a Orimulsión bajo el código arancelario 27.14.90 por casi 15 años no se han dejado mentir. Cualquier laboratorio independiente confirmará que la viscosidad del componente hidrocarburo de la materia prima de Orimulsión corresponde técnicamente a bitumen natural; de lo contrario le hubieran cobrado a Venezuela los impuestos correspondientes al crudo extrapesado. Existe la duda razonable que Mommer realmente está tratando de justificar la reclasificación de las enormes reservas de bitumen de Venezuela como crudo extrapesado para lograr de la OPEP una mayor cuota de producción. 2- Intevep tuvo que desarrollar especialmente la técnica de limpieza de los gases de combustión para Orimulsión. La remoción de los gases de azufre (S0x) del resto de los gases de combustión en cualquier planta de generación eléctrica que use carbón, residual u Orimulsión corresponde al proceso conocido por sus siglas inglesas como FGD (Fuel Gas Desulphurization), en aplicación desde los 70. Intevep desarrolló un proceso alterno (Promisox) aun sin uso comercial. El único cliente de Orimulsión que no utiliza FGD es China, que supuestamente ha desarrollado un método similar al Promisox. 3- El bitumen en Orimulsión se valoriza en US$6,60 por barril. Para todos los nuevos contratos firmados o en negociación el precio del bitumen no es US$6,60/b. Ya el futuro de Orimulsión para diciembre 2002 estaba asegurado con precios contractuales para el bitumen por encima de los US$10 por barril. Estos nuevos volúmenes representan más del 85% de la capacidad del módulo actual (Singapur, Canadá, Italia, Corea, Guatemala). 4- Orimulsión no desplaza carbón. Orimulsión compite en el mercado de generación eléctrica contra una cesta de combustibles (principalmente carbón y gas) que varía según la región específica en la que se vende la electricidad generada, el llamado “pool” de generación eléctrica al cual despacha la planta del cliente potencial. La competitividad la determina el costo variable del despacho (comprende el costo unitario de combustible, su poder calorífico y la eficiencia de la planta de conversión). Orimulsión se ubica entre carbón (precio, poder calorífico y eficiencia bajos) y gas (precio y poder calorífico muy altos, eficiencia relativamente alta). Cada suplidor busca capturar el despacho en carga base (de manera continua en el tiempo) en el “pool”. Contrario a lo afirmado por Mommer, el costo del equipo de remoción de SOx no entra en juego en esta dinámica; solo el costo variable del FGD. Los costos de capital de la planta son tratados aparte por el “pool”, mediante pagos fijos al operador. En resumen, cuando se habla de desplazar o competir contra carbón o gas, no se trata que la planta que ahora quema Orimulsion antes quemaba carbón o gas, sino que la electricidad despachada a partir de Orimulsión desplaza una cuota de electricidad des- APR 2004, VOL. 29 Nº 4 pachada en el mismo “pool” a partir de carbón o gas. Observaciones a los dos argumentos de Mommer: 1- Orimulsión no puede pagar la misma regalía que paga una mezcla de extrapesado con liviano. Cierto es que las regalías recibidas por el MEM a partir de una mezcla son más altas que a partir de Orimulsión o crudo mejorado. Lo que Mommer no analiza a cabalidad es cuál es la disyuntiva y cómo resolverla. Hay dos opciones: el MEM “desactiva” el negocio por no cumplir con su expectativa de regalía, o el MEM reconoce que al negocio de Orimulsión que compite en el sector eléctrico no le corresponde una regalía del 30% o un impuesto sobre la renta petrolera, pero que sí representa una fuente de ingreso de divisas para la Nación fuera del techo OPEP. Los argumentos a favor de la segunda opción son muy claros: a- El valor de un barril de extrapesado solo o como Merey 16 una vez alcanzada la cuota OPEP asignada a Venezuela es nulo. Al contrario, el valor del bitumen en Orimulsión una vez alcanzada la cuota OPEP es de al menos US$10/b, sin techo en cuanto a volúmenes de venta. El MEM puede aplicar una tasa del 162/3% a este valor del bitumen sin perjudicar el desarrollo del negocio. Esto equivale a un ingreso por regalías adicionales a la cuota OPEP de unos US$40mill por cada módulo de producción de 6mill ton/a. La dimensión real de las regalías que puede aportar Orimulsión se mide en millones de dólares anuales, no en los centavos que indica Mommer. b- El flujo de caja del módulo actual (US$40-50mill en ganancias anuales), la solidez de los contratos a largo plazo y la existencia de inversionistas dispuestos a invertir capital extranjero permiten desarrollar el negocio sin restarle recursos a las demás iniciativas de PDVSA, que optimiza su venta bajo cuota OPEP entre livianos, pesados, mejorados y mezclas. Orimulsión permite aprovechar el bitumen en complemento a la cuota OPEP, no en competencia con ella o con los productos. c- El país cuenta con reservas prácticamente inagotables de bitumen y extrapesados, en riesgo permanente de perder su valor potencial según avance el desarrollo de fuentes energéticas alternas. No hay justificación estratégica o económica para descartar o descalificar cualquier utilización viable de dichos recursos, sobretodo si se trata de ingresos adicionales a la cuota OPEP que solo ofrece Orimulsión. PDVSA y el MEM deben evaluar si los precios de Orimulsión corresponden a su verdadero valor de mercado en el sector de generación eléctrica. Los precios de los “pool” y los precios promedio de flete internacional son publicados. Existen imponderables como fuente única, inestabilidad política, ingerencia ideológica en decisiones de negocio, pérdida de confianza en la palabra o profesionalismo del suplidor. Aun así PDVSA y el MEM pueden evaluar a Orimulsión como negocio no petrolero de méritos propios que está alcanzando el precio adecuado y viable para el producto en su propio mercado. “Desactivar” no es una opción defendible sobre el nivel de una regalía. Otros factores inciden en esta decisión. 2- La competencia entre Orimulsión y residual atenta contra el precio del crudo en el mercado. La exportación bajo cuota OPEP de PDVSA se dirige mayoritariamente al sector transporte o industrial. Orimulsión compite en otro mercado, el de generación eléctrica. La omisión conceptual mas importante en el análisis de Mommer es ignorar que el uso de residual o crudos para generar electricidad está en franco declive desde 1977, cuando la Agencia Internacional de la Energía instó a sus estados miembros a reducir al mínimo su dependencia en residual o crudo para generar electricidad, ante el uso político del petróleo por parte de los miembros de la OPEP. A partir de entonces comenzó la búsqueda de alternativas energéticas para el sector eléctrico fuera de cuota o control OPEP: uso “limpio” del carbón, impulso luego frustrado a la energía nuclear, y promoción del gas, muy al gusto de los productores árabes que lo venden fuera de cuota OPEP. Al igual que en el punto anterior, PDVSA y el MEM deben velar porque las ventas de Orimulsion no sean desviadas a refinerías o al sector transporte, en cuyo caso sí habría competencia en el mismo mercado. Sin embargo, Orimulsión solo se vende al mercado de generación eléctrica, y no APR 2004, VOL. 29 Nº 4 existe argumento objetivo que demuestre que Orimulsión impacta los precios del crudo; el residual fue desplazado del mercado eléctrico 15 años antes de la aparición de Orimulsión, al convertirse el crudo en arma política de la OPEP. En resumen, el verdadero negocio de Orimulsión suma, no resta ni excluye: - Las reservas de extrapesados y bitumen de Venezuela son tan inmensas que el país puede desarrollar sin limitaciones y en paralelo los negocios de Orimulsión, crudo mejorado y mezclas. Hay reservas para producir 2mill bb/ día durante 400 años. Aun desarrollando todas las opciones, no habrá tiempo para convertirlas en divisas antes de que la evolución técnica del mercado energético les reste valor. - Orimulsión se destina únicamente al mercado eléctrico y por ello complementa y diversifica la cesta de exportaciones energéticas del país. Sin Orimulsión Venezuela cede al gas en Asia más del 20% del mercado energético que representa la generación eléctrica. Orimulsión es el único producto energético venezolano que puede competir en Asia, mercado premium en pleno crecimiento, y es la única opción del país para equilibrar la balanza comercial con Asia. - La dinámica propia de los precios de combustibles para el mercado eléctrico permite diseñar una estrategia de cesta de clientes tal que Orimulsión puede aprovechar ciclos ascendentes del crudo cuando compite con gas y se protege en ciclos bajos del crudo cuando compite con carbón. - Orimulsión se vende fuera de cuota OPEP. Esta ventaja es idéntica a la del gas que venden los países árabes fuera de cuota. Así, ambos cumplen con los principios de la IEA. - Orimulsión ha sido en los últimos años uno de los negocios mas rentables de la cartera de negocios de PDVSA. Como alto ejecutivo de la nueva PDVSA, Mommer tiene acceso a las estadísticas y puede confirmarlo. Orimulsión en su primera década cumplió la meta de crearse una hoja de vida técnica y comercial convenciendo a plantas eléctricas en países desarrollados que es confiable técnica, ambiental y comercialmente. Desde 2002 se ha preparado la expansión que hubiese llevado la producción de 6 a más de 24mill ton/a, con énfasis en el mercado asiático. La penetración de Orimulsión en países con un “pool” dominado por gas importado en una planta nueva (Singapur), por gas importado y por carbón sujeto a la instalación obligada de equipos de FGD (Italia, Corea) y el mundo que se abre por el éxito de la tecnología de motores Wartsila en generadores de 75-300MW (Guatemala) confirmó lo acertado de la visión de Orimulsión. Es precisamente el éxito comercial que llevaba a un incremento del 400% de la producción de Orimulsión, fuera de cuota OPEP, la verdadera razón que motiva la apresurada decisión política de “desactivar” el negocio a mediados del 2003. De no existir la OPEP Mommer jamás habría escrito su apología a la destrucción de un negocio sano, producto orgulloso de la investigación aplicada venezolana y en plena etapa de cosechar el fruto de su estrategia de mercado. El escrito de Mommer en http:// alainet.org/active/show_text. php3?key=3170 expone las verdaderas razones para desactivar el negocio de Orimulsión. Resulta que Orimulsión es un blanco ideológico a ser derribado porque a) es un obstáculo al plan de convertir en el papel reservas de bitumen en reservas de crudo extrapesado y así aumentar la cuota de producción autorizada por la OPEP; b) de aceptar la OPEP la inexistencia de bitumen natural en Venezuela, la producción de Orimulsión obligatoriamente pasa a contabilizarse dentro de la cuota OPEP. Esto es lo que explica la fijación en comparar las economías de Orimulsión contra la de mezclas. Solo si ambas llegasen a competir por un volumen restringido de producción tiene sentido tratarlas como opciones de negocio excluyentes. Orimulsión es un superviviente cubierto de cicatrices pero con la confianza de saberse activo valioso del intelecto criollo y del comercio energético de Venezuela. En 10 años este episodio coyuntural y dogmático será una nota más a pie de página en la historia exitosa de cómo llegó a establecerse Orimulsión como el cuarto combustible en base a carbono del mercado internacional de generación eléctrica. 181 ORIMULSIÓN: NOVEL COMBUSTIBLE PARA UNA POLÍTICA NO PRECISAMENTE DE ESTADO Jaime Requena La bondad de un producto como Orimulsión® va más allá de los réditos de su comercialización y es un error reducir su conveniencia al simple provecho que arrojen las hojas de cálculo. La complejidad del asunto la recoge Interciencia, que acertadamente abre la discusión con el análisis de aspectos sociológicos de un singular proceso de innovación o las dificultades científico-técnicas que envuelve el desarrollo de productos concebidos para un mercado energético global. Aunque la apreciación puramente contable del problema pareciera ser una razón de peso, Mommer (Interciencia 29: 11-12, 2004) concede en su argumentación que la valoración del producto podría estar modulada por otros factores; el político, por ejemplo. Los precios, la magnitud de las regalías o la validez de las estrategias que permitan aumentar la producción y sortear las restricciones que sobre ésta le sean dictadas por organismos supranacionales, son solo una pequeña parte del hecho político e, importantes como pudieran ser, al mencionarlas se invita al análisis de otras facetas que pudieran ser más trascendentes. Una de tales facetas es la política de diversificación de productos (y mercados). En teoría, el máximo retorno se obtiene de la venta de derivados muy refinados con alto valor económico; es decir, mayor valor agregado. En la práctica no hay mercados para acomodar toda la producción transformada en tales productos. Por ello, el óptimo negocio es vender una “cesta” de opciones que permita maximizar la producción hacia el más amplio mercado posible. El balance entre diversificar productos, minimizar intra-competencia y maximizar retornos, es la prueba de fuego de una gerencia exitosa. Otra faceta del hecho político que debe ser traída a colación es la controversia generada entre la 182 gerencia petrolera y el Jefe del Estado, que se inició con el establecimiento en Venezuela de la Quinta República. La confrontación, recrudecida en abril y diciembre del 2002, y que hizo eclosión con el despido de la mitad de los empleados de esa industria en febrero del 2003, fue justificada ante la opinión pública por exagerados salarios, cuestionables prebendas o falta de transparencia funcional de la empresa. Sin embargo, es obvio que el trasfondo de la controversia fue otro. Detrás de una acción de tamaña envergadura estaba el interés de lograr imponer un control absolutista y autoritario sobre un conglomerado industrial que había sido diseñado para tener un alto grado de autonomía funcional. Es allí donde entra en escena el desmantelamiento del INTEVEP, el centro de desarrollo tecnológico de la industria petrolera venezolana (Interciencia 28: 65, 2003). Una acción que fuera justificada por el Ejecutivo ante la participación de muchos de los miembros de la organización en el llamado “paro petrolero”. Tres cuartos de la fuerza de investigación responsable de producir el capital tecnológico e intelectual de una empresa energética de dimensión global fue despedida en un solo día. ¿Por qué? No es posible concebir que la dirigencia política pensase que profesionales tan especializados debían salir del ámbito de la ciencia y tecnología porque sus investigaciones no respondían a las necesidades nacionales, como se pretendió argüir. En primer lugar, los desarrollos que llevaban a cabo eran precisamente los que se asumen necesarios, como las investigaciones sobre la explotación sustentable de la faja petrolífera del Orinoco. En segundo lugar, si los esfuerzos de desarrollo estuvieran mal encaminados, estos pudiesen ser reorientados y, en tercer lugar, es simplemente criminal desmantelar lo que había tomado tantos años y esfuerzos construir y ensamblar. En efecto, el desarrollo del INTEVEP en un exitoso instituto de investigación es, sin duda, un hito sin precedente en nuestra región; toda una cruzada gerencial y académica con dimensiones de epopeya. La más plausible explicación para ese “tecnocidio” es, desafortunadamente, la más rechazable: pura y simple purga ideológica para eliminar el disenso político. Dentro de ese marco referencial, cargado de connotaciones políticas, se inscribe el asunto Orimulsión. Cuando los cuadros técnicos de INTEVEP fueron pasados a un estado de sospecha, era de esperarse que el producto bandera que ellos habían desarrollado también fuese sometido a cuestionamiento. Después de todo, el triunfo de una organización es consubstancial con el éxito de su gerencia. Si como sostiene Mommer, el problema de Orimulsión era uno de precios, sólo bastaba reformular los contratos de suministro para alcanzar mejores condiciones de comercialización del producto. Empero, precios no lo es todo, y menos en una estrategia de diversificación de productos y mercados. En efecto, lo que se pierde por la venta de Orimulsion (o en el caso extremo de la cesación de su comercialización), no parece que pueda ser compensado por la captura de nuevos mercados para un producto de tan baja calidad como nuestro fuel oil residual. En ausencia de Orimulsión, las usinas que lo usan como combustible en Canadá, Italia o China (por no mencionar otros mercados que iban a hacerlo), se verán forzadas a migrar hacia otras fuentes energéticas menos contaminantes como el gas natural. También es poco probable que la decisión de minimizar la producción de Orimulsión encontrará compensación en la co- mercialización de crudos pesados y extra pesados “mejorados” mediante su mezcla con otros de calidad superior. Las reservas de crudos de baja calidad en la faja del Orinoco, al ser comparadas con las ínfimas reservas de petróleo liviano, rinden insostenible a semejante estratagema. Además, si el objetivo es maximizar ingresos, el proceso de mejoramiento no pareciera ser el más indicado; mejor negocio es vender el barril de Mesa 30 y ahorrarse los costos de extraer el casi-bitumen del Orinoco. No obstante, como hipótesis es tan útil para un cálculo del precio de comercialización de la Orimulsión como lo puede ser el equivalente energético de carbón mineral. La escogencia entre un valor u otro, sin embargo, es una decisión de Política de Estado. El trasladar responsabilidad a quienes desarrollaron Orimulsión o a los encargados de su comercialización no es justo, ya que esa materia ha sido y es exclusiva competencia del Ministerio de Energía y Minas, un órgano eminentemente político al que obviamente se le escapó de su control el asunto. Ante la unilateral y sorpresiva decisión de desfasar a Orimulsión del mercado, se ha debido brindar mayores consideraciones a contratos y posiciones en el mercado. Si bien nunca es tarde para remendar el capote, no conviene resentir asociaciones de vieja data. Conductas como estas no promueven nuestra imagen como proveedor estable y confiable. De hecho y muy probablemente, ¡la han afectado seriamente! Para finalizar, cabe mencionar que el costo de Orimulsión es muy diferente a su valor. En este orden de ideas, valdría la pena cuantificar los beneficios complementarios que el INTEVEP y sus desarrollos le han dado al país y, en general, a todos los que hacemos ciencia y tecnología, aquí y allá. APR 2004, VOL. 29 Nº 4